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la Tierra en el centro del Universo y los astros, incluido el Sol, girando alrededor de ella (geo:
Tierra; centrismo: centro). Fue formulada por Aristóteles y estuvo en vigor hasta el siglo XVI, en
su versión completada por Claudio Ptolomeo en el siglo II a. C., en su obra El Almagesto, en la
que introdujo los llamados epiciclos, ecuantes y deferentes. Fue reemplazada por la teoría
heliocéntrica.
El geocentrismo no presenta solución alguna a los problemas que presentan los movimientos de
los cuerpos celestes, esto es, los movimientos de los planetas, esta estuvo vigente en las más
remotas civilizaciones, en Babilonia era ésta la visión del universo, en el siglo II Claudio
Ptolomeo en su obra El Almagesto, en introdujo los llamados epiciclos, ecuantes , manteniendo
si vigencia hasta el siglo XVI cuando fue reemplazada por la teoría heliocéntrica.
Historia
En la antigua Grecia En el siglo VI a. C., la cosmología situaba a la tierra por encima de todo,
mientras que el Sol, la Luna y los planetas eran agujeros en ruedas invisibles que rodeaban la
Tierra; a través de los agujeros, los seres humanos podrían ver el fuego encubierto.
Al mismo tiempo, los pitagóricos mostraron que la Tierra era esférica pero no la concebían como
el centro del Universo; sostenían que la Tierra estaba en movimiento alrededor del fuego no
visible. En él siglo IV a. C. Platón y Aristóteles pensaron que la Tierra era una esfera en el centro
del Universo.
Plantón sostenía la idea de que la Tierra era una esfera que descansaba en el centro
del Universo. Las estrellas y planetas giraban alrededor de ella en círculos celestiales, ordenados
desde la Luna, Sol, Venus,Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno, demás estrellas hacia el exterior.
En una de sus obras, Platón describe el cosmos como el Huso de la Necesidad, del que cuidan
las Sirenas y las tres Moiras.
Una explicación menos mítica fue desarrollada por Eudoxo de sconido, quien trabajó con Platón,
trató de explicar el movimiento de los planetas basados en dictum de Platón, manifestando que
todos los fenómenos en los cielos pueden explicarse con el movimiento circular uniforme.
Aristóteles explicó en detalle el sistema de Eudoxo. Según este sistema, la Tierra esférica está
en el centro del Universo. Todos los cuerpos celestes están pegados a 56 esferas concéntricas
que giran alrededor de la Tierra; la Luna está en la esfera más cercana a la Tierra.
El desperfecto principal en el sistema de Eudoxo basado en esferas concéntricas fue que no
podrían explicar los cambios en la claridad de los planetas causados por un cambio en la
distancia. Este honor fue reservado para el sistema ptolemaico, apoyado y fundado por el
astrónomo helenístico Claudio Ptolomeo de Alexandria, Egipto en el siglo II después de Cristo.
Su libro principal astronómico, el Almagesto, era la culminación de los siglos de trabajo por
astrónomos griegos; fue aceptado durante más de un milenio como el modelo cosmológico
correcto por astrónomos europeos e islámicos. A causa de su influencia, a veces es considerado
idéntico con el modelo geocéntrico.
Los elementos básicos de la astronomía de Ptolomeo, mostrando un planeta en un epiciclo con
un deferente excéntrico y un punto ecuante.
Doctrina de Ptolomeo
La doctrina de está expuesta en el libro «Sintaxis matemática» más conocido por el pomposo
nombre árabe de «Almagesto», que significa «el grande». En este libro, al principio, expone sus
hipótesis fundamentales: Los cielos son esféricos y se mueven circularmente en torno a un eje
fijo.
1: «Dado que la Tierra es el elemento más pesado y todas las cosas pesadas son conducidas
hacia ella y tienden hacia su auténtico punto medio, quedando inmóviles en el centro. En
consecuencia tanto más descansará toda la Tierra en el centro y ella que recibe en si todo lo que
cae, permanecerá inmóvil por su peso.».
2: La Tierra es esférica, puesto que por cualquier parte se apoya en su centro...
3: La Tierra está exactamente en el centro del cielo como un punto geométrico, así que el
horizonte biseca el ecuador y la eclíptica en dos partes iguales.
4: Aristóteles decía que el movimiento de un cuerpo simple es simple y los clasifica en rectos
(hacia arriba y hacia abajo) y circulares que son los que asigna a los cuerpos celestes. Ptolomeo,
en un principio, había tomado en consideración el movimiento de la Tierra, por lo menos el de
rotación, pero, partiendo de la Física de Aristóteles, lo rechazó: «Consecuentemente dice
Tolomeo de Alejandría si la Tierra diese vueltas, al menos una revolución diaria, su movimiento
tendría que ser muy violento y su rapidez insuperable, ya que en 24 horas recorrerá todo el
ámbito de la Tierra.
Este movimiento vertiginoso lanzaría de repente todas las cosas y parecerían incapaces de
unirse, y más bien se dispersaría lo unido, a no ser que por alguna fuerza de coherencia las
mantuviera en su unidad, y hace tiempo la Tierra dispersada se habría elevado al mismo Cielo
(lo que es totalmente ridículo) y con mayor motivo los seres animados y demás cosas sueltas en
manera alguna permanecerían estables. Pero tampoco las cosas que caen se dirigirían en línea
recta al lugar destinado para ellas ni en la perpendicular al desplazarse entre tanto (la posición)
por tanta rapidez. Y también veríamos que las nubes y cualquier otra cosa pendiente en el aire,
siempre eran arrastradas hacia el ocaso.»
5: Se fija la tarea de demostrar que todos los fenómenos del firmamento son producidos por
movimientos circulares y uniformes. El problema planetario lo resuelve demostrando que «la
aparente irregularidad de los cinco planetas, el Sol y la Luna pueda representarse por medio de
movimientos circulares uniformes, porque sólo tales movimientos son apropiados para su divina
naturaleza.»
Sistema ptolemaico
En el sistema ptolemaico, cada planeta es movido por dos o más esferas: una esfera es su
deferente que se centra en la Tierra, y la otra esfera es el epiciclo que se encaja en el deferente.
El planeta se encaja en la esfera del epiciclo. El deferente rota alrededor de la Tierra mientras
que el epiciclo rota dentro del deferente, haciendo que el planeta se acerque y se aleje de la
Tierra en diversos puntos en su órbita, inclusive haciendo que disminuya su velocidad, se
detenga, y se mueva en el sentido contrario (en movimiento retrógrado). Los epiciclos de Venus
y de Mercurio están centrados siempre en una línea entre la Tierra y el Sol (Mercurio más cercano
a la Tierra), lo que explica por qué siempre se encuentran cerca de él en el cielo.