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LITERATURA Y MOTIVACIÓN

auténtico, y sabio’, escribe). La historia se re-

Escaladas de libro pitió más tarde en casa del himalayista Viki


Grošelj, quien guardaba en su biblioteca to-
das las ediciones que se habían publicado en
Eslovenia; y sucedió una vez más cuando vi-
Se lee sentado, pero el efecto de algunos libros ha llevado a muchos hasta la sitó a Andrej Štremfelj, quien le dijo que ese
delgado volumen había conseguido conmo-
cima de las montañas. Por admiración o por envidia, a veces las historias de ver a varias generaciones de alpinistas eslove-
nos. A esas alturas, Bernadette no lo dudaba.
papel han sido el botón para poner en marcha grandes proyectos alpinos. Se dio cuenta de que el libro tenía mensa-
jes importantes; quiso leerlo, pero no exis-

C
UANDO la escritora canadiense mientras con sus exageradamente grandes tían traducciones en inglés, por eso contra-
Bernadette McDonald empezó a manos iba dándole vueltas. Me lo pasó. Sus tó una traductora eslovena que cada sema-
investigar sobre la mejor genera- páginas eran finas y estaban rotas. Algunas na le leía los capítulos de Pot a distancia a
ción de escaladores que ha dado tenían manchas. Vino, pensé. ‘Una de mis través del programa Skype. En ellos encon-
Eslovenia, en muchas entrevistas aparecía preciadas posesiones’, dijo”. tró las ideas que habían saltado de las pági-
un mismo libro citado una y otra vez. Al Su título era Pot (El camino) y lo había es- nas a las cabezas de los escaladores. Párra-
principio no le hizo mucho caso: “La prime- crito el alpinista esloveno Nejc Zaplotnik. fos que habían armado sus sueños y que ha-
ra vez que reparé en él fue en 2006, mientras Humar se refirió al texto con palabras tan fi- bían movido los brazos y piernas de los más
investigaba para una biografía de Tomaž losóficas y grandilocuentes que McDonald fuertes hasta hacerles protagonistas de los
Humar”, cuenta en la introducción de Gue- pensó que estaba algo chiflado: “Conocía lo éxitos más audaces y futuristas en las mon-
rreros alpinos, el volumen en el que después suficientemente bien a Tomaž para tomar- tañas del Himalaya.
ha reunido su trabajo. me con algo de escepticismo su exceso de
“Recuerdo bien el día. Tomaž estaba de efusividad. Tomaž, como mínimo, era al- Las influencias de Messner
pie junto a la ventana de su sala de estar, con guien poco corriente. Experimentaba con Muchos grandes alpinistas reconocen que el
un libro en la mano. La luz de última hora varias formas de espiritualidad. […] Ese vo- impulso que les llevó a las cimas nació con
de la tarde proyectaba un reflejo dorado en lumen probablemente fuera una especie de un libro. A algunos les despertó admiración
la gastada cubierta del libro. Él lo acariciaba manual religioso de autoayuda”. hacia un alpinista y un proyecto concreto
Bernadette McDonald tomó nota del que, de pronto, ellos también soñaron con
título en su cuaderno. No hacer. A otros, la lectura les produjo senti-
imaginaba que mientos inconfesables de envidia hacia un
volvería a él en el alpinista y un proyecto concreto que, de gol-
futuro porque pe, estuvieron seguros de poder emular.
guardaba las claves Años más tarde, muchos de esos lectores-
para entender los montañeros se han transformado en autores
proyectos más van- de libros con los que dan el relevo a las gene-
guardistas del alpi- raciones jóvenes que, una vez más, leen des-
nismo esloveno. de el sofá y luego admiran, envidian y sue-
Un año después se ñan con un vivac a más de siete mil metros.
encontraba junto al es- Reinhold Messner recuerda que su padre
calador Silvo Karo en la tuvo la intuición muy afilada para recono-
escuela croata de Pakle- cer enseguida la pasión que sentía por las
nica y él empezó a hablar montañas. En en su libro Mi hermano en el
sobre un libro. Era Pot. De alma escribe sobre la época en que le regaló
nuevo Pot. Por su tono de- su primer tomo de alpinismo, un pequeño
dujo que era un texto im- volumen en alemán que explicaba la histo-
portante también para él ria del descubrimiento de las cumbres a tra-
(‘Usaba palabras vés de las grandes hazañas y de sus protago-
como valores, nistas. Devoró cada historia y fue la última
la que se le agarró a la médula.
“La última escalada de la que se
hablaba era el Pilar Suroeste del
Petit Dru, que se describía como
la máxima realización alpinística
de todos los tiempos. Nada podía
compararse con aquella alucinante
ascensión en solitario que requirió
seis días y cinco vivacs. Y el hombre
que la llevó a cabo se llamaba Walter
Bonatti”, escribe.
Subrayó aquel libro como quien
prepara una oposición y al acabar
concluyó que quería ser tan bueno
como él. “Desde entonces he intentado
aprender todo lo posible acerca de Bo-

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natti. Puedo decir que aprendí el italiano


gracias a él, para poder leer sus hazañas de
los años cincuenta y sesenta”.

Caminar, observar y leer


Aunque se discuta sobre su formato. Aun-
que la hegemonía de los contenidos audio-
visuales les dispute el territorio desde hace
décadas. Aunque los informes aseguren que
la gente cada vez lee menos, nunca han fal-
tado montañeros vinculados a los libros.
Hubo una época en la que eran ventanas que
se abrían poco a poco a golpe de novedades
en español, recuerda César Pérez de Tudela
en ¿Era necesario morir?, donde escribe so-
bre esa época lejana en la que se buscaban y
leía con emoción “los escasos libros edita-
dos sobre montañismo” que se vendían tra-
ducidos en España.
Para John Porter, la fórmula con la que
aprender de alpinismo en la década de los
70 y 80 tenía tres momentos fundamentales.
Por ellos pasó su amigo Alex MacIntyre, un
referente del estilo alpino sobre el que escri-
be en Un día como un tigre. El primer paso:
“Caminar por valles y montañas y observar
a los locos que se suben por las rocas”. El se-
gundo: “Leer libros sobre escalada, para ins- energías algo mermadas. En las entrevistas gue fascinando verlos alineados en mis es-
pirarse”. Después había que decidir si uno que vinieron después repetía que Escalado- tanterías”. Allí, colocados en fila en el mue-
estaba tan loco y buscar a alguien con quien res de la libertad había sido uno de los libros ble, esperan como el campo base al que vol-
ir a subirse a una roca. que le inspiraron para ser tenaz, tener la ver cuando se ataca un ochomil: “Más de los
Las generaciones posteriores, como la de mente dura y perseguir sus objetivos con la libros que quisiera está́n aú́n sin leer, pero
Hervé Barmasse, también han hecho del fuerza de un alud. Cierra este recorrido ale- me tengo prometido hacerlo dentro de un
papel un trampolín y así lo cuenta en La atorio el más joven de la lista, Alex Hon- tiempo, cuando las rodillas no quieran
montaña dentro, donde explica que en nold, que menciona sus referentes literarios aguantar má́s. Y ya me imagino haciéndolo
2012 viajó a Pakistán buscando aventuras en Solo en la pared: “Crecí leyendo historias con una copa de buen vino, junto a una chi-
impulsado por una imagen en la página 35 de escalada de Mark Twight, también cono- menea y con un perro a los pies”.

Venid, amigos míos


“Se dio cuenta de que el libro (Pot) tenía mensajes importantes. Sebastián Álvaro también confía en su poder
de almacenar frases reconfortantes a las que
En ellos encontró las ideas que habían saltado de las páginas abrazarse cuando se van quemando etapas.
Así lo dijo en una conferencia reciente don-
a las cabezas de los escaladores. Párrafos que habían armado sus de recordó unos versos de Alfred Lord
sueños y que habían movido los brazos y piernas de los más Tennyson, el poeta de cabecera de Ernest
Shackleton, Robert Falcon Scott y otros
fuertes hasta hacerles protagonistas de los éxitos más audaces y grandes exploradores británicos. Quien ha-
bla es un Ulises entrado en años:
futuristas en las montañas del Himalaya”.
Venid, amigos míos.
No es demasiado tarde para buscar un
del libro Himalaya Alpine-Style de Stephen cido como Doctor Doom, por sus escaladas mundo nuevo.
Venables y Andy Fanshawe. “La foto no era extremas. […]. Toda una generación de es- […] A pesar de que mucho se ha perdido,
gran cosa y las montañas que aparecían al caladores jóvenes, incluido yo, se vio inspi- queda mucho; y, a pesar
fondo, aunque famosas, apenas podían re- rada por los ensayos de su libro Besa o mata: de que no tenemos ahora
conocerse, pero el pie de foto, ‘La intocada confesiones de un escalador en serie”. el vigor que antaño
cara norte del Ogro’, no dejaba dudas acer- Los libros siembran, desarrollan pasiones movía la tierra y los cielos,
ca del indudable carácter exploratorio que y a veces son un agarre fácil en el que se lo que somos, somos:
habría tenido aquella escalada”. puede descansar un rato. “Me gustan los li- un espíritu ecuánime de
bros”, escribe Ramón Portilla en Historias de corazones heroicos,
Con una copa de buen vino, junto a bellas montañas, “me encanta su olor, tanto debilitados por el tiempo y el destino,
una chimenea el aroma de los viejos tomos como el de los pero con una voluntad decidida
Más ejemplos: el argentino Mariano Galván nuevos, con su mezcla de tinta fresca y pa- a combatir, buscar, encontrar y no ceder.
hizo cumbre en el Manaslu el año pasado en pel a estrenar. Puede sonar paradójico en la
un ataque non-stop con el material y las era de internet, pero lo cierto es que me si- Ana TORRES

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