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La legendaria autora de Poemas de Amor es una de las invitadas de la Semana

Internacional de Poesía
Idea Vilariño y Onetti, una pasión

LOS POEMAS DE amor de la legendaria poeta uruguaya _una de las invitadas


al encuentro que comienza el próximo lunes 25 en el Centro Cultural
Consolidado_ tienen nombre y apellido: Juan Carlos Onetti. La historia de ese
libro, la pasión que lo gestó, se remonta a Montevideo a comienzo de los años
cincuenta

Blanca Elena Pantin

El Universal

Caracas.- Hay escritores condenados a ser reconocidos por un


solo libro. Ese parece ser el destino de la poeta uruguaya Idea
Vilariño autora de pasionales poemas de amor que tienen
nombre y apellido: Juan Carlos Onetti (considerado un clásico
del género curiosamente ninguno de los poemas del libro fue
incluido en la Antología Poesía Amorosa Latinoamericana
editada por Biblioteca Ayacucho.

La historia de esas páginas se remonta a la década de los


cincuenta cuando a la sazón no se conocían. La vida intelectual
de Montevideo y Buenos Aires permitía esas convivencias en las
que cada uno y por su lado se reunía con quien quisiera: Roberto
Arlt, Jorge Luis Borges, Bioy Casares, las hermanas Ocampo
(Victoria y Silvina), José Bianco... De esos años (1950) data
Número, revista donde comenzó todo. Fundada por Emir
Rodríguez Monegal, Mario Benedetti, Manuel Claps e Idea
Vilariño, la publicación fue una de las pocas que reseñó con
entusiasmo la aparición de La vida breve, un libro de Onetti que
prácticamente ignoró la crítica de Buenos Aires. Conocerse como
se conocían _al menos porque se habían leído_ el encuentro no
tardó mucho en precipitarse. Al fin y al cabo uno y otro eran el
centro y epicentro de círculos intelectuales que ya los habían
llevado poco menos que a los terrenos de la leyenda. Ella
hierática. El, maldito. La pareja perfecta. El encuentro debió ser
en un café del centro de Montevideo. La historia de lo que
ocurrió entonces fue referida por Vilariño a María Esther Gilio y
Carlos M. Domínguez en la biografía que ambos periodistas
publicaron sobre Onetti (Construcción de la noche, Planeta
1993): 'Estaba seduciéndome a fondo con lo mejor de sí mismo y
tanto que yo me quedé convencida de que aquello era la séptima
maravilla. Esa misma noche me enamoré de él. Me enamoré, me
enamoré, me enamoré'. Burro, perro,

bestia

Pero el encuentro definitivo demoraría algunos meses más.


Mientras tanto cultivaron una correspondencia en la que se
trataban ridículamente de Usted tomándose algunas licencias:
'Pasó el verano y no viniste', se atrevió a reclamar la Vilariño. De
allí a lo inevitable: fueron amantes marcados por explosivas
rupturas y reconciliaciones. 'Es el último hombre de quien debí
enamorarme porque éramos lo más imposible de ligar que había.
Nunca entendió el ABC de mi vida, nunca me entendió como ser
humano, como persona. Y así teníamos nuestros grandes
desencuentros. Si yo hablaba de algo sumamente delicado él me
salía con una barbaridad. Decía cosas que me hacían echarlo,
imposibles de soportar. Todavía me pregunto por qué aguanté
tanto, por qué volví tantas veces. Nos peleábamos y volvíamos a
juntarnos, lo echaba, regresaba. Una noche me llamó
desesperado para que fuera a verlo. Yo estaba con alguien que
me amaba y lo dejé por ir a pasar una noche con él. Y recuerdo
que lo único que hicimos fue ponernos de espalda, leyendo un
libro él, y yo otro. A la mañana siguiente le agarré la cara y le
dije: sos un burro Onetti, sos un perro, sos una bestia. Y me fui'.

Burro, bestia, perro, a Onetti están dedicados todos y cada uno


de los poemas de amor que escribió Idea Vilariño . 'Estás lejos y
al sur/ _escribe en Carta II_ Allí no son las cuatro/ Recostado
en tu silla/ apoyado en la mesa del café/ de tu cuarto/ tirado en
una cama/ la tuya o la de alguien/ que quisiera borrar/ _estoy
pensando en ti no en quienes te buscan/ a tu lado lo mismo que
yo quiero_./ Estoy pensando en ti ya hace una hora/tal vez
media/no sé./ Cuando la luz se acabe/sabré que son las
nueve/estiraré la colcha/me pondré el traje negro/y me pasaré
el peine./ Iré a cenar/ es claro' (Poemas de amor, Ed. Schapire,
colección poetas populares, Uruguay, 1972). Relación
definitivamente signada por el deseo, las aristas que pudieron o
no construir aterrizaban en el sexo. A días y noches de encierro,
sucedían meses sin saber nada uno del otro. Se mandaban al
demonio una y otra vez. Un día _años después (1961)_ las cosas
fueron demasiado lejos. En esta ocasión la amenaza fue cierta:
'Si te vas _alertó el escritor_ no me encontrarás a tu regreso'. La
poetisa tomó las palabras como la amenaza de un loco que no
entendía la gravedad de la noticia que acaba de recibir: el
asesinato del profesor Arbelio Ramírez (eran los días de la visita
del Che Guevara a Montevideo) y la llamada del gremio de
profesores (Idea era profesora del liceo Vásquez Acevedo)
convocando a una asamblea que no admitía demoras. 'Si vas, no
me encuentras', repitió Onetti. Sin tomarse en serio el
ultimátum, Idea se dirigió a la reunión: 'Pero en cuanto pude me
escapé y regresé a casa. Cuando vi la luz prendida pensé que
estaba pero cuando abrí la puerta sentí como si me golpearan en
el pecho. Había dejado una nota insultándome y diciéndome un
montón de barbaridades. Y mis poemas, unos poemas de amor
que le había dado, estaban arrugados y tirados a los pies de la
cama'. Un nuevo (último) encuentro sucedería en 1974 a raíz del
terrible cierre del diario Marcha por la censura del régimen
militar. El pretexto de la clausura del diario, al que Onetti estuvo
estrechamente vinculado, fue la publicación del cuento ganador
de un concurso en el cual fue jurado y en el que los militares
leyeron un complot contra la dictadura. Onetti fue confinado a
tres meses de cárcel y tratado poco menos que como un
enajenado mental. A la salida de ese infierno recibió la visita de
su antigua amante quien evocó el reencuentro en un texto que
cedió para el libro de Gilio y Domínguez:

'Quedamos solos y callados. Callados. Pero yo no soy como


entonces; algo aprendí; algo me enseñó el recuerdo; siempre
sentí no haber tenido más madurez para tratarlo entonces. O es
la diferencia entre estar y no estar enamorada. Nos moriremos
sin aprender a hablarnos', pregunté. Siempre nos costó', dijo. Te
acordás de aquella vez que llegaste, después de tanto tiempo y
estuvimos veinte, treinta minutos sin hablar, sentados, yo en la
cama y tú en la silla. Me inhibiste siempre en todo'. Sí', dijo. Tu
también', dije. Una vez me dijiste que no podías comer ni hacer
el amor ni... conmigo'. Sí', dijo. Y me miraba por momentos; por
momentos volcaba la cabeza; se mordía el labios superior, con
una expresión de impotencia, de desesperación? Así que yo no
sé lo que es el amor. Vos sufrías de amnesia, evidentemente. La
primera vez que entré a tu sala del Museo quedé loco por vos.
Nunca entendí lo que me pasaba; pero estaba loco por vos'.
Nunca me lo dijiste'. Nunca entendí aquel deseo de posesión,
aquel afán dominador. (Yo no recordaba nada parecido). No te
dejaba ir a clase (es cierto). No podía soportarlo. Y no se trataba
de deseo; si no, no sentiría esta horrible ternura que siento por
vos', escribió. Onetti y la Gilio hablan en el apartamento del
escritor en Madrid. El narrador tropieza con Poemas de Amor:

_Andá, leelo_, dice Onetti.

'Ya no será/ ya no/ no viviremos juntos/ no criaré a tu hijo/ no


coseré tu ropa/ no te tendré de noche/ no te besaré al irme/
nunca sabrás quién fui/ por qué me amaron otros./ No llegaré a
saber/ por qué ni cómo nunca/ ni si era de verdad/ lo que dijiste
que era/ ni quién fuiste/ ni qué fui para ti/ ni cómo hubiera
sido/ vivir juntos/ querernos/ esperarnos/ estar./ Yo no soy
más que yo/ para siempre y tú/ ya/ no serás para mí/ más que
tú./ Ya no estás/ en un día futuro/ No sabré dónde vives/ con
quién/ ni si te acuerdas./ No me abrazarás nunca/ como esa
noche/ nunca./ No volveré a tocarte./ No te veré morir'/

_¿Por qué dice Idea que nunca sabrás quien es ella?_ pregunta
la Gilio, acaso la periodista que más lo entrevistó. _No sé... Yo
nunca sentí que ella estuviera enamorada de mí.

_No entiendo, ¿cómo que nunca estuvo enamorada? Y los


poemas que te escribió?

_Yo no digo que no estuvo, sino que nunca sentí que estuvo. Yo
creo que lo suyo es algo muy cerebral, intelectual.

_¿Nada más?

_También cama.

Ver también:

Un huésped

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