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La situación de la telefonía móvil en España se encuentra en una etapa de transi-
ción en cuanto a los usos. Es ahora cuando está despegando definitivamente la
tecnología UMTS, debido a la progresiva actualización del parque de terminales y a
la aparición de nuevos servicios que sólo son posibles en esta tecnología, aunque
existen numerosos ejemplos en los que no se ha dado el salto generacional. Por
ejemplo, mientras que las conexiones a Internet sólo son posibles en movilidad me-
diante UMTS (no tenemos en cuenta WiMAX ni Wi-Fi), las conexiones GPRS si-
guen sosteniendo un porcentaje importante del tráfico total de las operadoras. Esto
se debe a que uno de los modelos con más éxito para el uso masivo empresarial, la
popular Blackberry, tradicionalmente funcionan exclusivamente mediante GPRS.
Sin embargo, el 90 % de los terminales en general y casi el 100 % de las gamas
media y alta que van entrando al mercado ya disponen de conexión 3G. Servicios
como la televisión en movilidad, la navegación por Internet, las redes sociales, el
blogging o los podcast están provocando una creciente demanda de ancho de ban-
da que debe de ser satisfecha por los operadores. Un mayor uso de estos servicios
implica que los tradicionales servicios de voz cada vez más se cursen en una red
UMTS.
En el lado tecnológico, el cambio a UMTS es aún más pronunciado, siendo el obje-
to de las mayores inversiones por parte de las operadoras, salvando casos muy es-
peciales, como pueden ser alguna macrocelda de capacidad (2G opera a menor
frecuencia, con lo que el alcance es mayor) o diversas situaciones en las que se
pretende asegurar la universalidad del servicio de voz.
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El objetivo de este proyecto consiste en evaluar la mejora de capacidad que produ-
cen cambios en la potencia y el número de frecuencias de cada estación base en
un ejemplo práctico, mediante la simulación por Atoll. No es el objetivo de este pro-
yecto realizar una planificación optimizada, por lo que el reparto de la infraestructu-
ra puede no ser óptimo en todos los casos. El objetivo último es comprobar cómo
podemos adaptar la infraestructura existente en una zona determinada a un cambio
sustancial en el tráfico que ha de soportar. Este cambio lo vamos a considerar tem-
poral, ya que en caso contrario, lo más adecuado sería una replanificación comple-
ta del despliegue de la zona.
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