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1. Introducción
Nace como una propuesta, como una idea balbuciente que quiere acercarse al aporte de
elementos para incursionar en el difícil, pero no inalcanzable, terreno de la epistemología de lo
social.
El trabajo contempla un breve análisis de la historia a través de los grandes teóricos como
Hegel, Marx y Engels. De ahí se pretende concatenar con el materialismo histórico y con el
materialismo dialéctico, abordando diversos aspectos como los medios de vida, las fuerzas
productivas, la producción, las relaciones de producción (comunismo primitivo, esclavitud,
feudalismo, capitalismo y socialismo), la dialéctica y sus postulados.
Asimismo, se toman en cuenta algunos autores contemporáneos que han aportado elementos
valiosos, como Karel Kosik, sobre el mundo de la pseudoconcreción y su destrucción, la
reproducción espiritual y racional de la realidad y la totalidad concreta; y, finalmente, Georg
Lukács, sobre la dialéctica materialista y el materialismo histórico.
Para terminar el trabajo se hace la propuesta para que el materialismo dialéctico se considere
como base epistemológica de lo social, señalando algunos aspectos que puedan ser sujetos de
discusión y análisis.
2. Conceptualización
2.1. La historia. Los móviles manifiestos de los hombres que actúan en la historia no son las
causas finales de los acontecimientos históricos. Hay detrás otras fuerzas determinantes que es
preciso descubrir, pero no dentro de la historia misma, sino desde fuera, desde la filosofía y
desde la ideología.
Las estructuras específicas de la historia son los diferentes modos de producción de los
bienes materiales. El estudio científico de la sucesión discontinua de los diferentes modos de
producción lo lleva a cabo el materialismo histórico.
2.2 Materialismo histórico. "Es una teoría científica. Nos da el conocimiento de un objeto
abstracto: El mundo de producción capitalista puro" (i). Teóricamente hablando, no produce
conocimientos de ninguna realidad concreta; empíricamente sí, ya que llevan a cabo los
conceptos teóricos en el conocimiento concreto de los objetos concretos.
El materialismo histórico es una ciencia viva en desarrollo que tiene teoría y aplicaciones. Lo
que determina la marcha de la historia son las acciones de los hombres generalizadas y
relacionadas con las acciones de grupos de individuos o clases sociales que difieren entre sí.
"Toda formación social es una realidad compleja en la que se combinan diferentes sistemas de
producción de bienes materiales que sirven de base a estructuras ideológicas y políticas
complejas" (iii).
Los medios de vida son los alimentos, vestidos, vivienda, combustible, etc. Las fuerzas
productivas son los instrumentos de producción, los hombres, el trabajo y las relaciones entre
ellos. Las fuerzas productivas son el elemento más dinámico y más revolucionario de la
producción.
Si esto sucede se producen crisis económicas que destruyen las fuerzas productivas, lo cual es
la base económica de la revolución social que destruye las relaciones de producción existentes y
crea otras nuevas. El desarrollo y perfeccionamiento de los instrumentos de producción lo hacen
los hombres relacionados con ella y a su vez los hombres mismos cambian y se desarrollan a la
par con ellos.
2.4. Dialéctica. El primer principio y el más importante sobre las propiedades lógicas
fundamentales del ser se refiere a la exclusión de la contradicción. "Lo contradictorio es una
categoría que pertenece a los pensamientos, no a la realidad. En las cosas no hay
contradicciones. El antagonismo de las fuerzas que se miden una a otra en direcciones
contrapuestas es la forma fundamental de todas las acciones en la existencia del mundo y de su
esencia. Esta pugna entre las direcciones de fuerza de los elementos y los individuos no es
contradicción" (v) .
Pero según Hegel, la contradicción no está en el pensamiento sino en las cosas y los hechos.
La contradicción es una fuerza real. Cuanto más contradictorio sea algo, más verdadero es;
cuanto más absurdo, tanto más creíble. La contradicción es un contrasentido y, por lo tanto, no
puede presentarse en el mundo real. Por ejemplo, para algunos lo curvo no es recto y viceversa,
pero para el cálculo diferencial pueden ser iguales.
"Las cosas sin vida, en reposo, no muestran contradicción alguna. Pero las cosas en
movimiento, vivas, transformándose cambian y empiezan las contradicciones" (vi). El
movimiento mismo es una contradicción ya que la continua posición y simultánea solución de
ésta es, precisamente, el movimiento.
Aquí tenemos una contradicción que se encuentra objetivamente en las cosas y en los hechos
mismos. Si el simple movimiento mecánico local contiene en sí una contradicción, la vida
orgánica y su evolución, aún más. La vida es una contradicción. Si cesa esa contradicción viene
la muerte.
2.5. Negación de la negación. ¿Puede la propiedad ser individual y social a la vez? Los
expropiadores son expropiados a través de un proceso histórico y dialéctico. Un proceso natural
que se realiza en parte según una determinada ley dialéctica que rompe con la lógica formal y
concibe al mundo más ampliamente. Por ejemplo, el grano muere y nace la planta (la negación
del grano). La planta crece, florece, se fecunda y produce otros granos, que al madurar muere el
tallo (es negado a su vez). Resultado de la negación de la negación tenemos el grano inicial de
nuevo pero multiplicado por diez, veinte o treinta y además cualitativamente mejorados que
producen plantas más hermosas. Cada repetición de este proceso, cada nueva negación de la
negación, aumenta dicho perfeccionamiento.
Este proceso sucede también en los animales, en la geología, en las matemáticas (-a por -a =
+ a2) y en la historia (la propiedad común se niega y surge la propiedad privada que a su vez se
niega y se transforma en propiedad colectiva, una posesión más desarrollada).
Es una concepción del mundo, no una filosofía. El hombre por su perfectibilidad es capaz de
evolucionar. Cada nuevo progreso de la civilización es al mismo tiempo un nuevo progreso de
la desigualdad, que a su vez cambia en igualdad pero superior (contrato social). "La negación
de la negación es una ley muy general, de efectos muy amplios del desarrollo de la naturaleza,
la historia y el pensamiento. Todo bajo la ley del movimiento" (vii) .
La primera actitud del hombre hacia la realidad es la de un ser que actúa objetiva y
prácticamente, la de un ser histórico que persigue la realización de sus fines dentro de unas
relaciones sociales. La realidad se le presenta como el campo en que ejerce su actividad
práctico-sensible y en donde crea sus propias representaciones de las cosas y elabora un sistema
de conceptos para captar la realidad. "Sin embargo, la existencia real de la realidad es distinta y
a veces contradictoria respecto de la ley del fenómeno, de la estructura de la cosa, de su
esencia y su concepto" (viii).
Para cada individuo humano el mundo de la verdad es su propia creación espiritual como
individuo histórico-social. Cada individuo debe, personalmente y sin que nadie pueda
sustituirlo, formarse una cultura y vivir su vida. "La pseudoconcreción es la existencia
autónoma de los productos humanos y el hombre en su práctica utilitaria. La realidad social de
los hombres se crea como unidad dialéctica de sujeto objeto" (xii).
Pero también para conocer las cosas debemos distanciarnos de ellas. Por ejemplo, es difícil
estudiar los acontecimientos contemporáneos; en cambio, el análisis de los hechos pasados es
más fácil, pues ya han sido criticados, eliminados. "La ciencia debe reproducir artificial y
experimentalmente la marcha natural de la historia. La ciencia logra un alejamiento desde
cuya perspectiva las cosas y los acontecimientos se muestran adecuadamente y sin
tergiversaciones" (xiii).
El hombre vive en varios mundos y para entrar en ellos debe cambiar la intencionalidad y de
modo de apropiarse de la realidad. Para la filosofía y la ciencia moderna el conocimiento es uno
de los modos de apropiación del mundo por el hombre y lo hace a través del sentido subjetivo y
del sentido objetivo. Ambos se necesitan y son un producto histórico-social.
El mundo físico es una de las posibles imágenes del mundo. Pero hay otros mundos
igualmente válidos como el mundo artístico, el biológico, etc. Lo que significa que la realidad
no se agota con el mundo físico. El positivismo es el culpable de haber considerado una
determinada imagen de la realidad como la realidad misma y un determinado modo de
asimilación del mundo como el único auténtico. Ha negado que el mundo objetivo sea
inagotable y que pueda ser reducido al conocimiento humano, lo que contradice una de las tesis
fundamentales del materialismo.
Se ha privilegiado el pensamiento teórico por el hecho de que se puede elaborar una teoría de
todo, hasta de la praxis. Pero la teoría no es ni la verdad ni la eficacia de asimilar la realidad. La
teoría materialista del conocimiento, como reproducción espiritual de la realidad, capta el doble
carácter de la conciencia que escapa tanto del positivismo como del idealismo, ya que registra y
construye, anota y planifica, recibe y actúa a la vez.
El punto de partida de la investigación debe ser formalmente idéntico al resultado. Este punto
de partida debe mantener su identidad en todo el curso del razonamiento, ya que sólo así se
garantiza que el pensamiento no se pierda en el camino. El método de ascenso de lo abstracto a
lo concreto es el método del pensamiento. Es un movimiento que se opera en los conceptos, en
el elemento de la abstracción. El ascenso de lo abstracto a lo concreto se da en el pensamiento.
Es un movimiento de la parte al todo y viceversa, del fenómeno a la esencia y de la esencia al
fenómeno, de la totalidad a la contradicción y viceversa, del objeto al sujeto y de éste a aquél.
"El progreso de lo abstracto a lo concreto como método materialista del conocimiento de la
realidad es la dialéctica de la totalidad concreta, en la que se reproduce idealmente la realidad
en todos sus planos y dimensiones" (xvii).
1. Asimilación minuciosa de la materia, pleno dominio del material, incluyendo todos los
detalles históricos posibles.
Cada fenómeno puede ser comprendido como elemento del todo. Un fenómeno social es un
hecho histórico que puede definirse a sí mismo y a todo el conjunto. En la dialéctica, el
pensamiento humano se realiza moviéndose en espiral, donde cada comienzo es abstracto y
relativo. Es un proceso de concretización que procede del todo a las partes y de las partes al
todo. Es un proceso en espiral de compenetración y esclarecimiento mutuos de los conceptos.
Esta relación de la conciencia con la realidad es lo que hace posible la unidad de la teoría con
la práctica. La dialéctica es un constante proceso de transición de una determinación a otra, a
través de una interacción. El método de la dialéctica es el camino que lleva al conocimiento de
la naturaleza teorética de la teoría.
3. Propuesta
La postura epistemológica del materialismo dialéctico contiene un marco teórico que permite
generar el análisis de lo social: el materialismo histórico.
El conocimiento se justifica con relación a la praxis social concreta; por la utilidad social; por
la solución de problemas de grupos sociales específicos, en determinadas y específicas
coyunturas históricas.
En la praxis, los valores y los hechos figuran como los elementos constitutivos,
interrelacionados de la actividad humana inteligente. Los valores guían la producción del
conocimiento en los niveles del sentido común, de la ideología y la ciencia.
Es la única concepción científica del mundo basada en una realidad material de la que el
hombre forma parte y a la que puede conocer y transformar.
4. Bibliografía
I. Origen
En su programa el partido comunista de la Unión Soviética se propone como fin educar a todos los hombres que
están bajo su dominio en el espíritu de la ideología marxista-leninista. Ahora bien, como el partido domina todo
el aparato estatal, hay en la Unión Soviética — y lo mismo cabe decir de los otros países dominados por el
comunismo — una visión del mundo en función del Estado. Esa visión del mundo no sólo es el fundamento de
toda la vida económica, social y política, sino que condiciona todo el campo cultural. La enseñanza y educación
están organizadas por completo para fomentar e inculcar esa visión del mundo.
La doctrina marxista-leninista comprende tres campos principales: la filosofía (-> materialismo histórico y
dialéctico), la economía y las doctrinas políticas. Para la ideología marxista-leninista es decisiva sobre todo la
primera parte. En las otras dos ha de fijarse cómo pueden realizarse en la concreta actividad económica, social
y. política los fines apuntados en la primera. De ahí que para el -9 comunismo esas tres partes formen una
unidad interna e indisoluble.
El materialismo dialéctico (m.d.) contiene la filosofía teórica del -> marxismo, así como su teoría del
conocimiento. El materialismo histórico (m.h.) contiene la aplicación de las leyes fundamentales del m.d. al
campo de la evolución social en la historia.
Por su origen, el m.h. es más antiguo. Ya en los años cuarenta del siglo pasado elaboraba Marx su concepción
materialista de la historia, que forma el núcleo del m.h. Unos treinta años más tarde, Engels intentó demostrar
que las mismas leyes dialécticas que había descubierto Marx en el campo de la evolución social, rigen también
la naturaleza. A Engels, pues, hay que considerarlo sobre todo como padre del sistema que hoy se designa
comúnmente con el nombre de «m. dialéctico». La contribución de Lenin a la evolución posterior consistió
principalmente en una más exacta definición del concepto de materia. Stalin no tuvo una contribución original:
desechó una de las tresleyes de la dialéctica materialista formuladas por Engels (la ley de negación de la
negación), ley que, a la muerte de Stalin, fue introducida de nuevo en el sistema del m. dialéctico.
II. Materialismo
El término « -> materialismo» se emplea en el vocabulario soviético en doble sentido. A menudo significa lo
que habitualmente se entiende también por materialismo en filosofía: la teoría según la cual en la realidad no
hay más que materia o, dado que se reconozca algo no material, la materia se concibe por lo menos como la
realidad fundamental, de la que ha brotado lo inmaterial. Pero, además, el término «materialismo» significa a
menudo, en el vocabulario soviético, la doctrina según la cual el objeto de conocimiento existe
independientemente del sujeto cognoscente y no es puesto en el acto de conocimiento. De esta segunda
significación, que en filosofía se designa como «realismo epistemológico», partió Lenin en su intento de dar una
nueva versión al concepto de materia. Así, para él, el concepto de -» materia es «una categoría filosófica para
designar la realidad objetiva, que se le da al hombre en sus sensaciones, y es copiada, fotografiada y
reproducida por ellas, existiendo independientemente de las mismas» (V.I. LENIN, M. und
Empiriokritizismus [Moscú 1947] 128). A primera vista pudiera parecer que, con esta definición de la materia,
la filosofía de Lenin no pasa de un «realismo», pues materia significa aquí simplemente «realidad objetiva».
Pero no es así, pues Lenin restringe luego la realidad objetiva a la que nos viene dada en las sensaciones.
La materia así entendida es para el m.d. la realidad básica, infinita en el espacio y el tiempo,
increable e indestructible. Lo último se deduce sobre todo de la ley física de la conservación de la energía.
Sin embargo, la materia es para el m.d. la realidad básica, pero no la única. Reconoce que la conciencia humana
no es material; entendiendo, eso sí, por conciencia, ciertos fenómenos psíquicos, p. ej., sensaciones,
pensamientos, sentimientos, actos de voluntad, etc. Pero, a la postre, la conciencia es para el m.d. «puro
producto, función y propiedad de la materia», aunque no de toda la materia, sino sólo de la del cerebro humano.
La propiedad más fundamental de la materia es el movimiento. Para el m.d. no puede haber materia sin
movimiento, como tampoco puede haber movimiento sin un sustrato material. Movimiento no debe entenderse
aquí sólo en sentido mecánico, sino también en el de toda especie de mutación. Además de la forma de
movimiento mecánico, el m.d. conoce las formas de movimiento físico (p. ej., los procesos electromagnéticos),
y las de movimiento químico, biológico y social.
La materia se halla, pues, en un proceso eterno. Pero el m.d. no entiende este proceso como eterno retorno, sino
como evolución y además evolución superior (entendiendo aquí «superior» no en el sentido de valoración
moral, sino en el de grados ontológicos del ser). Ya en el grado de los vivientes aparecen leyes que no pueden
reducirse a las leyes físicas y químicas vigentes en el ámbito inferior. Lo cual ha de decirse con más razón del
hombre con su conciencia inmaterial (para la que algunas, aunque, raras, veces se usa la expresión «espiritual»).
El reconocimiento de los distintos grados de realidad es seguramente el punto decisivo en que el m.d. se
distingue del mecanicismo («materialismo vulgar»). Mientras el mecanicismo intenta en último término reducir
los fenómenos de los órdenes superiores a las leyes fisicoquímicas vigentes en el terreno inorgánico, el m.d.
reconoce la irreductibilidad formal de los fenómenos superiores a las leyes imperantes en el plano inferior.
Sin embargo, el m.d. sostiene que históricamente los órdenes superiores surgieron de los inferiores en el curso
de la evolución de la materia. Ahora bien, tarea de la -> dialéctica (A) es esclarecer el movimiento del mundo en
general y su evolución ascendente en particular. Literalmente «dialéctica» significa el arte del diálogo. Del
mismo modo que en un diálogo los interlocutores avanzan en el conocimiento de la verdad gracias a la
aparición y superación de las contradicciones, así también todo avance en el orden espiritual, en la evolución
social y, finalmente, en el dominio mismo de la naturaleza se debe a la «contradicción» o «lucha de antítesis».
a) La «ley de la unidad y de la lucha de las antítesis». Esta ley quiere sustituir el concepto «mecanicista» del
movimiento, según el cual la fuente del mismo ha de buscarse fuera de las cosas que se mueven (o cambian),
por el concepto dialéctico. Según éste la fuente del movimiento está dentro de las cosas que se mueven, en las
«contradicciones» internas o en una lucha de los contrarios (fuerzas y tendencias opuestas, p. ej. la lucha de
clases dentro de una sociedad determinada). Con ello el m.d. intenta sustraerse a la aceptación de un «primer
motor» o (Si el movimiento se entiende en el sentido de mutación) de Dios como actus purus, aceptación a que
conduciría un concepto de movimiento orientado por el axioma: Quidquid movetur, ab alío movetur.
b) La «ley del paso de la cantidad a la cualidad». Esta ley tiene por objeto explicar cómo se llega en el proceso
evolutivo a la aparición de nuevos fenómenos (y a veces hasta de un orden superior). Ello acontece porque el
proceso de un cambio en principio puramente cuantitativo (aumento o disminución de un dato determinado), al
superar un cierto punto critico, que depende de la naturaleza de la cosa, conduce bruscamente a una mutación
cualitativa, es decir, esencial, en que la cosa deja de ser lo que hasta entonces era y se convierte en otra (p. ej., la
transformación del agua en vapor al sobrepasar el punto de ebullición en el proceso de calentamiento).
c) La «ley de negación de la negación». Pretende explicar más exactamente la forma de evolución superior, la
cual no corre siempre rectilínea, sino que toma a veces la forma de una espiral: después de un alejamiento del
punto de partida se vuelve a menudo de nuevo a él, sólo que ahora el camino se recorre en un plano superior,
pues todo el contenido positivo de la evolución anterior es elevada a un nuevo estadio en el que se conserva. La
explicación del hecho está en una doble negación. Cuando en una mutación cualitativa a la primera cualidad
sucede la segunda, ésta significa la negación de la primera. Pero en el siguiente tránsito cualitativo dicha
negación es negada a su vez. Mas si la primera negación queda suprimida por una segunda, ésta tiene que
conducir en cierto modo al punto de partida.
La dialéctica materialista, que se expresa principalmente en estas tres leyes, es entendida como «ciencia de las
leyes universales del movimiento de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento» (F.
ENGELS, Herrn Eugen Dührings Umwälzung der Wissenschaft [Anti-Dühring.1 , St 1953, 173). Sus leyes son
válidas para toda la realidad, lo mismo para el mundo externo (-> naturaleza y -> sociedad), que para el
pensamiento. Según eso, el m.d. distingue dos series de leyes: la dialéctica objetiva (que determina la evolución
del mundo externo) y la subjetiva. La segunda, la dialéctica del pensamiento, es un reflejo y copia de la primera.
La armonía entre la dialéctica objetiva y la subjetiva ha de ser verificable por la comprobación del pensamiento
en la práctica. Para el m.d., la praxis es el criterio último de la verdad.
IV. Crítica
Con la hipótesis de la eternidad del mundo material y la explicación de la evolución superior con ayuda de la
dialéctica, el m.d. pretende sobre todo excluir la existencia de Dios. Mas para ello parte del falso supuesto de
que la existencia de Dios se prueba por la temporalidad del mundo. Ahora bien, el fundamento de las «pruebas
de la existencia de -> Dios» no es el comienzo temporal del mundo (que no puede verificarse filosófica ni
empíricamente), sino su contingencia; es decir, la idea, deducida de la mutabilidad del mundo, de que éste no
existe por necesidad interna, sino que por sí mismo es indiferente al -> ser. Luego, si de hecho existe, debe la
existencia a otro.
En este punto hay que observar que la relación entre el ser absoluto de Dios, es decir, el fundamento creador de
toda realidad, y el mundo, no debe pensarse según el modelo de una acción categorial transeúnte de un ente
sobre todo (ya existente). Dado que el ente finito depende en su totalidad y bajo cualquier aspecto del ser
absoluto, pero precisamente así queda puesto en su realidad propia, la interdependencia operativa entre Dios y
el ente finito es, de una parte, lo más íntimo del ente finito (ésta es la verdad del «automovimiento» de la
materia) y, de otra, no es aquello que pertenece a su propia esencia (Dios está «en» el mundo en cuanto que es
independientemente de él y está «por encima» de él). Además, la tesis de la eternidad del mundo es un puro
postulado del m.d. Para fundarla éste apela a la ciencia; pero la ciencia, en su estado actual de desarrollo, no es
capaz de dirimir tal cuestión. Como, por otra parte, el m.d. no consiente que esa tesis sea puesta en tela de juicio
ni por la ciencia misma, se muestra como un sistema apriorístico y dogmático. La apelación al axioma de la
conservación de la energía es una confusión filosófica. Este principio se refiere a la acción de una realidad física
sobre otra; pero nada dice acerca de la relación del universo con un ser extra-cósmico. La base única, por ende,
de la tesis de la eternidad del mundo es un prejuicio arbitrario, nacido del interés ateísta.
Con la introducción de la -> dialéctica en el materialismo, el m.d. intenta resolver el problema del movimiento,
que — a diferencia del mecanicismo — entiende como una evolución superior. La dialéctica explica el origen
del movimiento de la «contradicción» o de la «lucha de contrarios». Pero no es lo mismo contradicción que
lucha de contrarios. Una contradicción propiamente dicha (oposición contradictoria, que se da entre una
afirmación o determinación y su negación: «A» y «no A») sólo es posible en el pensamiento; en la realidad no
se da el no-perro, sino el gato, el caballo, el árbol, etc. Luego en la realidad el movimiento no puede deducirse
de contradicciones así entendidas. Y si la contradicción se entiende como «lucha de contrarios», el movimiento
se explica por el movimiento, es decir, se queda sin explicar. El movimiento (mutación) de un fenómeno total
(p. ej., de la sociedad) ha de explicarse por la lucha de elementos antitéticos dentro del mismo (p. ej., las clases);
pero la lucha de las antítesis es igualmente una especie de movimiento; luego no queda explicado el origen del
movimiento como tal.
Si, finalmente, el m.d. considera la praxis como el criterio de la verdad, aduce también una solución
insuficiente. La confirmación de un conocimiento por la práctica sin duda es criterio de verdad en algunos
casos; mas no por ello puede servir de criterio último de verdad, pues el resultado práctico debe ser captado por
un acto de conocimiento, que requiere a su vez otro criterio de validez. Si queremos evitar unregressus in
infinitum, además de la praxis tiene que haber otro criterio de verdad.
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Engels, Herrn Eugen Dührings Umwälzung der Wissenschaft («Anti-Dühring») (1878) (St 1953), tr. cast.: Anti-
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la naturaleza (Grijalbo Méx); W. 1. Lenin, M. und Empiriokritizismus. Kritische Bemerkungen über eine
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Montevideo); ídem, Aus dem philosophischen Nachlaß (B[-Ost] 1961); Grundlagen . des Marxismus-
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Gustav A. Wetter