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El materialismo dialéctico,

base epistemológica de lo social

Escribe: Alfredo Lugo González

El autor es Maestro en Sociología de la Educación por el IMCED, Morelia, Michoacán, México

1. Introducción

El presente trabajo obedece a la necesidad de llegar a algo concreto sobre la epistemología de


lo social. Es el producto de las lecturas realizadas y, sobre todo, de las sesiones de análisis del
grupo con el asesor en el eje de epistemología en la Maestría en Sociología de la Educación.

Es el resultado de un aprendizaje o un cambio de mentalidad después de haber incursionado


por las diferentes teorías, por los diferentes autores y por las más diversas posturas acerca de la
producción de conocimientos en el terreno de lo social.

Nace como una propuesta, como una idea balbuciente que quiere acercarse al aporte de
elementos para incursionar en el difícil, pero no inalcanzable, terreno de la epistemología de lo
social.

El trabajo contempla un breve análisis de la historia a través de los grandes teóricos como
Hegel, Marx y Engels. De ahí se pretende concatenar con el materialismo histórico y con el
materialismo dialéctico, abordando diversos aspectos como los medios de vida, las fuerzas
productivas, la producción, las relaciones de producción (comunismo primitivo, esclavitud,
feudalismo, capitalismo y socialismo), la dialéctica y sus postulados.

Asimismo, se toman en cuenta algunos autores contemporáneos que han aportado elementos
valiosos, como Karel Kosik, sobre el mundo de la pseudoconcreción y su destrucción, la
reproducción espiritual y racional de la realidad y la totalidad concreta; y, finalmente, Georg
Lukács, sobre la dialéctica materialista y el materialismo histórico.

Para terminar el trabajo se hace la propuesta para que el materialismo dialéctico se considere
como base epistemológica de lo social, señalando algunos aspectos que puedan ser sujetos de
discusión y análisis.

2. Conceptualización

2.1. La historia. Los móviles manifiestos de los hombres que actúan en la historia no son las
causas finales de los acontecimientos históricos. Hay detrás otras fuerzas determinantes que es
preciso descubrir, pero no dentro de la historia misma, sino desde fuera, desde la filosofía y
desde la ideología.

El tiempo histórico muestra continuidad homogénea y contemporaneidad. La primera


característica basada en la continuidad dialéctica del proceso del desarrollo del espíritu
absoluto; una especie de alma en la historia que se manifiesta de diferentes maneras en las
distintas etapas históricas; y la segunda, el presente histórico, la totalidad global social, o sea,
todos los elementos coexistentes siempre en el mismo tiempo. (Hegel)

Para Marx, la historia es el evolucionismo materialista, una serie de períodos a partir de la


evolución dialéctica de la economía. Cada estructura de un modo de producción tiene un tiempo
propio, tiempo que no es visible inmediatamente, sino que debe ser construido en cada caso.

Las estructuras específicas de la historia son los diferentes modos de producción de los
bienes materiales. El estudio científico de la sucesión discontinua de los diferentes modos de
producción lo lleva a cabo el materialismo histórico.

2.2 Materialismo histórico. "Es una teoría científica. Nos da el conocimiento de un objeto
abstracto: El mundo de producción capitalista puro" (i). Teóricamente hablando, no produce
conocimientos de ninguna realidad concreta; empíricamente sí, ya que llevan a cabo los
conceptos teóricos en el conocimiento concreto de los objetos concretos.

"Es el método de la investigación histórica concreta, el método de la ciencia de la historia.


Un método científico para entender los hechos del pasado de acuerdo con su verdadera
naturaleza. Permite ver el presente desde el punto de vista histórico, científicamente,
descubriendo tanto los fenómenos de la superficie como las fuerzas motoras más profundas que
actúan los acontecimientos en la realidad" (ii) .

Se realiza en dos niveles:


1. El de la formación social de una estructura social histéricamente determinada que se
convierte en una dualidad concreta y que mantiene una cierta identidad a través de sus
transformaciones.
2. El de la coyuntura política o el momento actual de dicha estructura social.

El materialismo histórico es una ciencia viva en desarrollo que tiene teoría y aplicaciones. Lo
que determina la marcha de la historia son las acciones de los hombres generalizadas y
relacionadas con las acciones de grupos de individuos o clases sociales que difieren entre sí.
"Toda formación social es una realidad compleja en la que se combinan diferentes sistemas de
producción de bienes materiales que sirven de base a estructuras ideológicas y políticas
complejas" (iii).

En la historia concreta de una determinada sociedad no se da el mismo orden teórico. Dentro


del sistema de las condiciones de vida material de la sociedad, el factor primordial que
determina su fisonomía, el carácter del régimen social, el paso de la sociedad de un régimen a
otro es el modo de obtener los medios de vida necesarios para la existencia del hombre; es el
modo de producción de los bienes materiales para que la sociedad pueda vivir y desarrollarse.

Los medios de vida son los alimentos, vestidos, vivienda, combustible, etc. Las fuerzas
productivas son los instrumentos de producción, los hombres, el trabajo y las relaciones entre
ellos. Las fuerzas productivas son el elemento más dinámico y más revolucionario de la
producción.

La producción cambia y se desarrolla constantemente y provoca inevitablemente el cambio


de todo régimen social, de las ideas sociales, de las instituciones políticas y la reorganización de
todo sistema social y político. Las relaciones de producción, aunque dependan de las fuerzas
productivas, actúan a su vez sobre éstas acelerando o amortiguando su desarrollo. Asimismo, no
pueden rezagarse por mucho tiempo de las fuerzas productivas cuando éstas crecen o se hallan
en contradicción con ellas.

Si esto sucede se producen crisis económicas que destruyen las fuerzas productivas, lo cual es
la base económica de la revolución social que destruye las relaciones de producción existentes y
crea otras nuevas. El desarrollo y perfeccionamiento de los instrumentos de producción lo hacen
los hombres relacionados con ella y a su vez los hombres mismos cambian y se desarrollan a la
par con ellos.

2.3. Relaciones de producción

 El comunismo primitivo: la base de las relaciones de producción es la propiedad social


sobre los medios de producción. Hay trabajo en común, propiedad en común sobre los
instrumentos de producción y sobre los productos. No hay clases ni explotación.
 Esclavitud: la base de las relaciones de producción es la propiedad del esclavista sobre
los medios de producción y sobre los productores, los esclavos, a quienes podía
comprar, vender o matar. No existe el trabajo libre y en común sino el forzoso. Existe la
propiedad privada y la lucha de clases. No existe la propiedad social sobre los medios
de producción ni sobre los productos.
 Feudalismo: la base de las relaciones de producción es la propiedad del señor feudal
sobre los medios de producción y su propiedad parcial sobre los productores, los
siervos a quienes ya no puede matar, pero sí comprar y vender. Coexisten la propiedad
feudal y la campesina. Hay interés por el trabajo. Los siervos tienen sus propias
herramientas y le pagan con productos al señor. Hay lucha de clases.
 Capitalismo: la base de las relaciones de producción es la propiedad capitalista sobre
los medios de producción y no hay propiedad sobre los productores, obreros
asalariados, a quienes el capitalista no puede matar, ni vender pero sí explotar. Hay
propiedad privada del campesino, del artesano, basada en el trabajo personal. Surgen las
grandes fábricas y empresas con maquinaria. Hay trabajadores más cultos, asalariados.
El proceso de producción es social pero la propiedad de los medios de producción es
privada capitalista. Se viene la superproducción, la competencia, el proletariado y el
hambre. La lucha de clases es más encarnizada.
 Socialismo: la base de las relaciones de producción es la propiedad social sobre los
medios de producción. No hay explotadores ni explotados. No hay superproducción.
Las fuerzas productivas se desarrollan aceleradamente. En todo régimen "las nuevas
fuerzas productivas y las nuevas relaciones de producción congruentes con ella se
forman en el seno del viejo régimen de un modo inconsciente, espontáneo,
independiente de la voluntad de los hombres, pues éstos no son libres para elegir un
modo de producción, nacen dentro de uno" (iv).

Cuando se perfeccionan los instrumentos de producción habrá nuevos cambios y nuevas


consecuencias sociales, pero no se sabe hasta qué grado. Estos cambios son de orden
revolucionario y derrocan las viejas relaciones de producción para dar paso a otras nuevas.

2.4. Dialéctica. El primer principio y el más importante sobre las propiedades lógicas
fundamentales del ser se refiere a la exclusión de la contradicción. "Lo contradictorio es una
categoría que pertenece a los pensamientos, no a la realidad. En las cosas no hay
contradicciones. El antagonismo de las fuerzas que se miden una a otra en direcciones
contrapuestas es la forma fundamental de todas las acciones en la existencia del mundo y de su
esencia. Esta pugna entre las direcciones de fuerza de los elementos y los individuos no es
contradicción" (v) .
Pero según Hegel, la contradicción no está en el pensamiento sino en las cosas y los hechos.
La contradicción es una fuerza real. Cuanto más contradictorio sea algo, más verdadero es;
cuanto más absurdo, tanto más creíble. La contradicción es un contrasentido y, por lo tanto, no
puede presentarse en el mundo real. Por ejemplo, para algunos lo curvo no es recto y viceversa,
pero para el cálculo diferencial pueden ser iguales.

"Las cosas sin vida, en reposo, no muestran contradicción alguna. Pero las cosas en
movimiento, vivas, transformándose cambian y empiezan las contradicciones" (vi). El
movimiento mismo es una contradicción ya que la continua posición y simultánea solución de
ésta es, precisamente, el movimiento.

Aquí tenemos una contradicción que se encuentra objetivamente en las cosas y en los hechos
mismos. Si el simple movimiento mecánico local contiene en sí una contradicción, la vida
orgánica y su evolución, aún más. La vida es una contradicción. Si cesa esa contradicción viene
la muerte.

2.5. Negación de la negación. ¿Puede la propiedad ser individual y social a la vez? Los
expropiadores son expropiados a través de un proceso histórico y dialéctico. Un proceso natural
que se realiza en parte según una determinada ley dialéctica que rompe con la lógica formal y
concibe al mundo más ampliamente. Por ejemplo, el grano muere y nace la planta (la negación
del grano). La planta crece, florece, se fecunda y produce otros granos, que al madurar muere el
tallo (es negado a su vez). Resultado de la negación de la negación tenemos el grano inicial de
nuevo pero multiplicado por diez, veinte o treinta y además cualitativamente mejorados que
producen plantas más hermosas. Cada repetición de este proceso, cada nueva negación de la
negación, aumenta dicho perfeccionamiento.

Este proceso sucede también en los animales, en la geología, en las matemáticas (-a por -a =
+ a2) y en la historia (la propiedad común se niega y surge la propiedad privada que a su vez se
niega y se transforma en propiedad colectiva, una posesión más desarrollada).

El materialismo originario no podría relacionar el pensamiento con la materia. Surge la


separación del alma del cuerpo, la inmortalidad del alma y finalmente el monoteísmo. Este
materialismo fue negado por el idealismo, que al ser insostenible, fue negado a su vez por el
materialismo moderno, mejorado por la evolución de dos milenios.

Es una concepción del mundo, no una filosofía. El hombre por su perfectibilidad es capaz de
evolucionar. Cada nuevo progreso de la civilización es al mismo tiempo un nuevo progreso de
la desigualdad, que a su vez cambia en igualdad pero superior (contrato social). "La negación
de la negación es una ley muy general, de efectos muy amplios del desarrollo de la naturaleza,
la historia y el pensamiento. Todo bajo la ley del movimiento" (vii) .

La dialéctica es la ciencia de las leyes del movimiento y la evolución de la naturaleza, la


sociedad humana y el pensamiento.

2.6. El mundo de la pseudoconcreción y su destrucción. La dialéctica trata de la cosa misma


y distingue entre la representación y el concepto de las cosas. Por tanto, hay dos formas de
conocer la realidad.

La primera actitud del hombre hacia la realidad es la de un ser que actúa objetiva y
prácticamente, la de un ser histórico que persigue la realización de sus fines dentro de unas
relaciones sociales. La realidad se le presenta como el campo en que ejerce su actividad
práctico-sensible y en donde crea sus propias representaciones de las cosas y elabora un sistema
de conceptos para captar la realidad. "Sin embargo, la existencia real de la realidad es distinta y
a veces contradictoria respecto de la ley del fenómeno, de la estructura de la cosa, de su
esencia y su concepto" (viii).

El conjunto de fenómenos cotidianos forma el mundo de la pseudoconcreción: los fenómenos


externos, la praxis fetichizada, las representaciones comunes y los objetos fijados. El mundo de
la pseudoconcreción es un claroscuro de verdad y engaño. Su elemento propio es el doble
sentido. El fenómeno muestra la esencia y al mismo tiempo la oculta.

La esencia se manifiesta en el fenómeno, pero parcialmente. El fenómeno indica algo que no


es él mismo y existe sólo gracias a su contrario. La esencia no se da inmediatamente; se
manifiesta en algo distinto de lo que es. Su manifestación revela su movimiento y que no es
inerte y pasiva.

El mundo de los fenómenos no es algo independiente de la esencia. Al comprender el


fenómeno nos acercamos a la esencia. En la pseudoconcreción, el fenómeno y la esencia no se
diferencian. La realidad es la unidad del fenómeno y la esencia. "El fenómeno se manifiesta
inmediatamente, pero no capta la relación entre él y la esencia. Si la esencia no se manifestara
en los fenómenos, el mundo de la realidad se distinguiría del mundo fenoménico. El mundo de
la realidad seria el "otro mundo" (platonismo, cristianismo) y el único mundo al alcance del
hombre sería el mundo de los fenómenos" (ix).

Si se comprende el fenómeno, se comprende la esencia. En el mundo de la pseudoconcreción


el fenómeno de la cosa en el que ésta se manifiesta y oculta es considerado como la esencia
misma y no hay diferencia entre ellos. La realidad es la unidad de los dos. "El hombre sabe que
existe una verdad oculta de la cosa. Pero sólo la descubre a través de la ciencia y la filosofía
que son una actividad indispensable de la humanidad, un esfuerzo sistemático y crítico
tendiente a captar la cosa misma, la estructura de la cosa y el modo de ser" (x) .

El concepto de la cosa es su comprensión y conocimiento de su estructura descomponiendo


el todo a través de la dialéctica. El conocimiento se realiza separando el fenómeno de la esencia,
lo secundario de lo esencial. El pensamiento se mueve en dirección opuesta a la realidad,
tendiendo a la abstracción, con lo que rompe la realidad única y la valora.

El fenómeno de la cosa es un producto espontáneo de la práctica cotidiana, utilitaria de cada


día y crea el "pensamiento común" que es la forma ideológica del obrar humano de cada día.
"La dialéctica es el pensamiento crítico que quiere comprender la cosa misma y se pregunta
sistemáticamente cómo es posible llegar a la comprensión de la realidad" (xi).

La destrucción de la pseudoconcreción como método dialéctico crítico es un aspecto y otro


como método revolucionario de transformación de la realidad porque él mismo la ha producido.
Un mundo real producto del hombre social. La humanidad y el individuo, a través de un
proceso, realizan su propia verdad: la humanización del hombre. El mundo de la realidad es el
mundo de la realización de la verdad, una verdad que deviene. Por eso la historia humana puede
ser el proceso de la verdad y la historia de la verdad. La verdad se hace, se desarrolla y se
realiza.

La destrucción de la pseudoconcreción se efectúa como:

1. Crítica revolucionaria de la praxis de la humanidad, el devenir del hombre a través de las


revoluciones sociales.
2. El pensamiento dialéctico que rompe el mundo fetichizado para llegar a la realidad.
3. La realización de la verdad y la creación de la realidad humana.

Para cada individuo humano el mundo de la verdad es su propia creación espiritual como
individuo histórico-social. Cada individuo debe, personalmente y sin que nadie pueda
sustituirlo, formarse una cultura y vivir su vida. "La pseudoconcreción es la existencia
autónoma de los productos humanos y el hombre en su práctica utilitaria. La realidad social de
los hombres se crea como unidad dialéctica de sujeto objeto" (xii).

2.7. La reproducción espiritual y racional de la realidad. El hombre no posee la facultad de


penetrar directamente en la esencia de las cosas, tiene que dar un rodeo y hacer un esfuerzo.
Pero a veces no quiere hacer ese esfuerzo y quiere captar directamente la esencia de las cosas
(el misticismo es un ejemplo). El hombre para conocer las cosas debe someterlas -primero- a su
propia práctica; debe estar en contacto con ellas. El conocimiento no es contemplación.

Pero también para conocer las cosas debemos distanciarnos de ellas. Por ejemplo, es difícil
estudiar los acontecimientos contemporáneos; en cambio, el análisis de los hechos pasados es
más fácil, pues ya han sido criticados, eliminados. "La ciencia debe reproducir artificial y
experimentalmente la marcha natural de la historia. La ciencia logra un alejamiento desde
cuya perspectiva las cosas y los acontecimientos se muestran adecuadamente y sin
tergiversaciones" (xiii).

El hombre vive en varios mundos y para entrar en ellos debe cambiar la intencionalidad y de
modo de apropiarse de la realidad. Para la filosofía y la ciencia moderna el conocimiento es uno
de los modos de apropiación del mundo por el hombre y lo hace a través del sentido subjetivo y
del sentido objetivo. Ambos se necesitan y son un producto histórico-social.

Cada conocimiento humano, sensible o racional, es una praxis objetiva de la humanidad y


por eso está vinculada a todas las demás. En la asimilación práctico-espiritual del mundo, la
realidad es percibida como un todo indivisible de entidad y significados y está implícitamente
comprendida en la unidad de los juicios de existencia y de valor. Sólo mediante la abstracción,
la tematización y la proyección pueden aislarse de este mundo real determinados aspectos que
el naturalismo ingenuo y el positivismo consideran como únicos y auténticos y como la única
realidad, mientras que desechan el resto como pura subjetividad.

"El positivismo ha empobrecido el mundo humano y con su exclusivismo ha deformado la


realidad, ya que ha reducido el mundo real a una sola dimensión y a un solo aspecto: la
dimensión de la extensión y de las relaciones cuantitativas. Además, ha roto el mundo humano
al proclamar que el mundo del fiscalismo, de la extensión, de la cantidad, de la medición es el
único real, en tanto que considera el mundo cotidiano del hombre como una ficción" (xiv).

El mundo físico es una de las posibles imágenes del mundo. Pero hay otros mundos
igualmente válidos como el mundo artístico, el biológico, etc. Lo que significa que la realidad
no se agota con el mundo físico. El positivismo es el culpable de haber considerado una
determinada imagen de la realidad como la realidad misma y un determinado modo de
asimilación del mundo como el único auténtico. Ha negado que el mundo objetivo sea
inagotable y que pueda ser reducido al conocimiento humano, lo que contradice una de las tesis
fundamentales del materialismo.

También reduce a un solo modo de apropiación de la realidad la riqueza y diversidad de la


subjetividad humana, que se crea histéricamente en la praxis objetiva de la humanidad. "La
conciencia humana debe ser considerada tanto en su aspecto teórico-predicativo en forma de
conocimiento explícito, racional, fundado y teórico, como en su aspecto antepredicativo y
totalmente intuitivo"(xv). La conciencia es la unión de ambos aspectos que se complementan e
influyen recíprocamente. En esta unidad se basan la praxis y la asimilación práctico-espiritual
de la realidad. La negación de la primera forma de conocimiento conduce al irracionalismo y la
negación de la segunda, al racionalismo, al positivismo, al cientificismo que, a su vez, conduce
al irracionalismo.

Se ha privilegiado el pensamiento teórico por el hecho de que se puede elaborar una teoría de
todo, hasta de la praxis. Pero la teoría no es ni la verdad ni la eficacia de asimilar la realidad. La
teoría materialista del conocimiento, como reproducción espiritual de la realidad, capta el doble
carácter de la conciencia que escapa tanto del positivismo como del idealismo, ya que registra y
construye, anota y planifica, recibe y actúa a la vez.

La teoría materialista del conocimiento, como reproducción mental de la realidad, deriva de


una concepción de la realidad, distinta de la que deriva el método de la reducción. La reducción
presupone la sustancia rígida y explica el fenómeno reduciéndolo a su esencia, a la ley general,
al principio abstracto. "El materialismo marxista define la din mica misma del ser, su dialéctica
como la sustancia. La sustancia es el movimiento mismo de la cosa en movimiento" (xvi). La
sustancia del hombre es la actividad objetiva (la praxis).

El punto de partida de la investigación debe ser formalmente idéntico al resultado. Este punto
de partida debe mantener su identidad en todo el curso del razonamiento, ya que sólo así se
garantiza que el pensamiento no se pierda en el camino. El método de ascenso de lo abstracto a
lo concreto es el método del pensamiento. Es un movimiento que se opera en los conceptos, en
el elemento de la abstracción. El ascenso de lo abstracto a lo concreto se da en el pensamiento.
Es un movimiento de la parte al todo y viceversa, del fenómeno a la esencia y de la esencia al
fenómeno, de la totalidad a la contradicción y viceversa, del objeto al sujeto y de éste a aquél.
"El progreso de lo abstracto a lo concreto como método materialista del conocimiento de la
realidad es la dialéctica de la totalidad concreta, en la que se reproduce idealmente la realidad
en todos sus planos y dimensiones" (xvii).

Según Marx el método de investigación comprende tres grados:

1. Asimilación minuciosa de la materia, pleno dominio del material, incluyendo todos los
detalles históricos posibles.

2. Análisis de las diversas formas de desarrollo del material mismo.

3. Indagación de coherencia interna; es decir, determinación de la unidad de esas diversas


formas de desarrollo.

Sin el pleno dominio de este método de investigación, cualquier dialéctica se convierte en


una vacua especulación. La dialéctica es el método de la reproducción espiritual e intelectual de
la realidad, del desarrollo o explicación de los fenómenos sociales partiendo de la actividad
práctica objetiva del hombre histórico.

2.8. La totalidad concreta. Es uno de los conceptos centrales de la dialéctica materialista.


"Totalidad es la dialéctica de las leyes y de la casualidad de los fenómenos, de la esencia
interna y de los aspectos fenoménicos de la realidad, de la parte y del todo, del producto y la
producción, etc. Es la respuesta a la pregunta ¿qué es la realidad? Y en segundo término, es un
principio epistemológico y una exigencia metodológica. Es un complejo de hechos, de
elementos simplísimos y directamente derivables" (xviii).
Lo concreto es el conjunto de todos los hechos. Totalidad significa: realidad como un todo
estructurado y dialéctico en el que puede ser comprendido cualquier hecho, como parte
estructural del todo. La realidad es la totalidad concreta. Es la directriz heurística y el principio
epistemológico del estudio, descripción, comprensión, ilustración y valoración de ciertos
sectores tematizados de la realidad.

Cada fenómeno puede ser comprendido como elemento del todo. Un fenómeno social es un
hecho histórico que puede definirse a sí mismo y a todo el conjunto. En la dialéctica, el
pensamiento humano se realiza moviéndose en espiral, donde cada comienzo es abstracto y
relativo. Es un proceso de concretización que procede del todo a las partes y de las partes al
todo. Es un proceso en espiral de compenetración y esclarecimiento mutuos de los conceptos.

Al todo dialéctico pertenece la creación del todo y la creación de la unidad. La realidad es un


todo estructurado que se desarrolla y crea. Para el materialismo, la realidad social puede ser
conocida como unidad dialéctica de la base y la superestructura y, el hombre, como sujeto
objeto histórico-social. Los hechos -al mismo tiempo- complementan y reflejan la realidad.

2.9. Dialéctica materialista. "La dialéctica materialista es una dialéctica revolucionaria. Se


trata de a la teoría y la práctica" (xix). La teoría se desarrolla a partir de ella misma y de su
relación con el objeto. No basta que la idea reclame la realidad; también ésta tiende al
pensamiento. Basta con tener conciencia de una cosa para poseerla realmente.

Esta relación de la conciencia con la realidad es lo que hace posible la unidad de la teoría con
la práctica. La dialéctica es un constante proceso de transición de una determinación a otra, a
través de una interacción. El método de la dialéctica es el camino que lleva al conocimiento de
la naturaleza teorética de la teoría.

3. Propuesta

El materialismo dialéctico es un modelo explicativo acerca de la forma de producción del


conocimiento. Este modelo gira en torno a controversias ideológicas cuyas posiciones
determinan un enfoque sobre el que se diseña la investigación científica de los fenómenos
sociales.

Esta posición epistemológica relevante, dentro de la ciencia social contemporánea, que


teórica e ideológicamente orienta la investigación, somete a discusión los problemas acerca de
la forma de producción del conocimiento y de los efectos que produce respecto de la
modificación de la realidad; acerca del papel de los valores en la investigación social científica
y particularmente acerca de los criterios que sustentan juicios de valor y de ideología.

La postura epistemológica del materialismo dialéctico contiene un marco teórico que permite
generar el análisis de lo social: el materialismo histórico.

Esta epistemología se basa sobre conceptos sociales e interrelaciones teóricas del


materialismo histórico que a su vez se basan sobre el materialismo dialéctico.

El punto de vista antropológico del materialismo histórico es el "homo faber", que al no


garantizarse la sobrevivencia tiene que producirla. Es un proceso interaccionista del hombre y la
naturaleza.

Entre lo material (naturaleza y sociedad) y lo ideal (inteligencia humana) no hay sujetos ni


objetos sin movimiento de la realidad, sino una praxis: la unión dialéctica de la práctica y la
teoría y la interrelación del sujeto con el objeto de conocimiento y la capacidad que tiene el
sujeto de hacer proyectos de vida.

El conocimiento se produce a partir de las necesidades no satisfechas y definidas socio-


históricamente dentro de realidades concretas. Se basa en los supuestos ontológicos del devenir,
la unidad y lucha de contrarios, la negación dialéctica de la negación y el cambio de lo
cuantitativo en cualitativo.

Las contradicciones ocupan el primer interés epistemológico; éstas son, principalmente:


generalidad/particularidad; deducción/inducción; idealidad/materialidad;
subjetividad/objetividad; abstracción/concreción.

Para el materialismo dialéctico, el conocimiento social sólo se produce mediante el análisis


de las contradicciones en el nivel concreto de la práctica, nunca en el nivel subjetivo.

El conocimiento se justifica con relación a la praxis social concreta; por la utilidad social; por
la solución de problemas de grupos sociales específicos, en determinadas y específicas
coyunturas históricas.

La relación teoría-práctica es la unión dialéctica de la praxis. Las teorías relevantes para el


proceso de producción del conocimiento son las que guían la práctica. Ésta tiene que ser guiada
por la teoría, sin la cual carece de todo valor.

En la praxis, los valores y los hechos figuran como los elementos constitutivos,
interrelacionados de la actividad humana inteligente. Los valores guían la producción del
conocimiento en los niveles del sentido común, de la ideología y la ciencia.

El materialismo dialéctico estudia la naturaleza física, las sociedades y el pensamiento por


medio del único método científico de conocimiento (el dialéctico) que hace posible el
tratamiento de los fenómenos y el descubrimiento de las leyes objetivas que rigen su evolución.

Es la única concepción científica del mundo basada en una realidad material de la que el
hombre forma parte y a la que puede conocer y transformar.

4. Bibliografía

 ENGELS, Federico. Anti-Dühring. Edit. Grijalbo. México. 1962.


 HARNECKER, Marta. Los conceptos elementales del materialismo histórico. Siglo
XXI Editores. México. 1972.
 KOSIK, Karel. Dialéctica de lo concreto. Ed. Grijalbo. México. 1976
 LUKACS, Georg. Historia y conocimiento de clase. Edit. Grijalbo. México. 1969.
 YAJOT, O. Qué es el Materialismo Dialéctico. Ediciones de Cultura Popular. México,
1977
MATERIALISMO DIALÉCTICO
SaMun

I. Origen

En su programa el partido comunista de la Unión Soviética se propone como fin educar a todos los hombres que
están bajo su dominio en el espíritu de la ideología marxista-leninista. Ahora bien, como el partido domina todo
el aparato estatal, hay en la Unión Soviética — y lo mismo cabe decir de los otros países dominados por el
comunismo — una visión del mundo en función del Estado. Esa visión del mundo no sólo es el fundamento de
toda la vida económica, social y política, sino que condiciona todo el campo cultural. La enseñanza y educación
están organizadas por completo para fomentar e inculcar esa visión del mundo.

La doctrina marxista-leninista comprende tres campos principales: la filosofía (-> materialismo histórico y
dialéctico), la economía y las doctrinas políticas. Para la ideología marxista-leninista es decisiva sobre todo la
primera parte. En las otras dos ha de fijarse cómo pueden realizarse en la concreta actividad económica, social
y. política los fines apuntados en la primera. De ahí que para el -9 comunismo esas tres partes formen una
unidad interna e indisoluble.

El materialismo dialéctico (m.d.) contiene la filosofía teórica del -> marxismo, así como su teoría del
conocimiento. El materialismo histórico (m.h.) contiene la aplicación de las leyes fundamentales del m.d. al
campo de la evolución social en la historia.

Por su origen, el m.h. es más antiguo. Ya en los años cuarenta del siglo pasado elaboraba Marx su concepción
materialista de la historia, que forma el núcleo del m.h. Unos treinta años más tarde, Engels intentó demostrar
que las mismas leyes dialécticas que había descubierto Marx en el campo de la evolución social, rigen también
la naturaleza. A Engels, pues, hay que considerarlo sobre todo como padre del sistema que hoy se designa
comúnmente con el nombre de «m. dialéctico». La contribución de Lenin a la evolución posterior consistió
principalmente en una más exacta definición del concepto de materia. Stalin no tuvo una contribución original:
desechó una de las tresleyes de la dialéctica materialista formuladas por Engels (la ley de negación de la
negación), ley que, a la muerte de Stalin, fue introducida de nuevo en el sistema del m. dialéctico.

II. Materialismo

El término « -> materialismo» se emplea en el vocabulario soviético en doble sentido. A menudo significa lo
que habitualmente se entiende también por materialismo en filosofía: la teoría según la cual en la realidad no
hay más que materia o, dado que se reconozca algo no material, la materia se concibe por lo menos como la
realidad fundamental, de la que ha brotado lo inmaterial. Pero, además, el término «materialismo» significa a
menudo, en el vocabulario soviético, la doctrina según la cual el objeto de conocimiento existe
independientemente del sujeto cognoscente y no es puesto en el acto de conocimiento. De esta segunda
significación, que en filosofía se designa como «realismo epistemológico», partió Lenin en su intento de dar una
nueva versión al concepto de materia. Así, para él, el concepto de -» materia es «una categoría filosófica para
designar la realidad objetiva, que se le da al hombre en sus sensaciones, y es copiada, fotografiada y
reproducida por ellas, existiendo independientemente de las mismas» (V.I. LENIN, M. und
Empiriokritizismus [Moscú 1947] 128). A primera vista pudiera parecer que, con esta definición de la materia,
la filosofía de Lenin no pasa de un «realismo», pues materia significa aquí simplemente «realidad objetiva».
Pero no es así, pues Lenin restringe luego la realidad objetiva a la que nos viene dada en las sensaciones.

La materia así entendida es para el m.d. la realidad básica, infinita en el espacio y el tiempo,
increable e indestructible. Lo último se deduce sobre todo de la ley física de la conservación de la energía.
Sin embargo, la materia es para el m.d. la realidad básica, pero no la única. Reconoce que la conciencia humana
no es material; entendiendo, eso sí, por conciencia, ciertos fenómenos psíquicos, p. ej., sensaciones,
pensamientos, sentimientos, actos de voluntad, etc. Pero, a la postre, la conciencia es para el m.d. «puro
producto, función y propiedad de la materia», aunque no de toda la materia, sino sólo de la del cerebro humano.

III. La dialéctica materialista

La propiedad más fundamental de la materia es el movimiento. Para el m.d. no puede haber materia sin
movimiento, como tampoco puede haber movimiento sin un sustrato material. Movimiento no debe entenderse
aquí sólo en sentido mecánico, sino también en el de toda especie de mutación. Además de la forma de
movimiento mecánico, el m.d. conoce las formas de movimiento físico (p. ej., los procesos electromagnéticos),
y las de movimiento químico, biológico y social.

La materia se halla, pues, en un proceso eterno. Pero el m.d. no entiende este proceso como eterno retorno, sino
como evolución y además evolución superior (entendiendo aquí «superior» no en el sentido de valoración
moral, sino en el de grados ontológicos del ser). Ya en el grado de los vivientes aparecen leyes que no pueden
reducirse a las leyes físicas y químicas vigentes en el ámbito inferior. Lo cual ha de decirse con más razón del
hombre con su conciencia inmaterial (para la que algunas, aunque, raras, veces se usa la expresión «espiritual»).
El reconocimiento de los distintos grados de realidad es seguramente el punto decisivo en que el m.d. se
distingue del mecanicismo («materialismo vulgar»). Mientras el mecanicismo intenta en último término reducir
los fenómenos de los órdenes superiores a las leyes fisicoquímicas vigentes en el terreno inorgánico, el m.d.
reconoce la irreductibilidad formal de los fenómenos superiores a las leyes imperantes en el plano inferior.

Sin embargo, el m.d. sostiene que históricamente los órdenes superiores surgieron de los inferiores en el curso
de la evolución de la materia. Ahora bien, tarea de la -> dialéctica (A) es esclarecer el movimiento del mundo en
general y su evolución ascendente en particular. Literalmente «dialéctica» significa el arte del diálogo. Del
mismo modo que en un diálogo los interlocutores avanzan en el conocimiento de la verdad gracias a la
aparición y superación de las contradicciones, así también todo avance en el orden espiritual, en la evolución
social y, finalmente, en el dominio mismo de la naturaleza se debe a la «contradicción» o «lucha de antítesis».

El m.d. formula en particular tres leyes de la dialéctica materialista:

a) La «ley de la unidad y de la lucha de las antítesis». Esta ley quiere sustituir el concepto «mecanicista» del
movimiento, según el cual la fuente del mismo ha de buscarse fuera de las cosas que se mueven (o cambian),
por el concepto dialéctico. Según éste la fuente del movimiento está dentro de las cosas que se mueven, en las
«contradicciones» internas o en una lucha de los contrarios (fuerzas y tendencias opuestas, p. ej. la lucha de
clases dentro de una sociedad determinada). Con ello el m.d. intenta sustraerse a la aceptación de un «primer
motor» o (Si el movimiento se entiende en el sentido de mutación) de Dios como actus purus, aceptación a que
conduciría un concepto de movimiento orientado por el axioma: Quidquid movetur, ab alío movetur.

b) La «ley del paso de la cantidad a la cualidad». Esta ley tiene por objeto explicar cómo se llega en el proceso
evolutivo a la aparición de nuevos fenómenos (y a veces hasta de un orden superior). Ello acontece porque el
proceso de un cambio en principio puramente cuantitativo (aumento o disminución de un dato determinado), al
superar un cierto punto critico, que depende de la naturaleza de la cosa, conduce bruscamente a una mutación
cualitativa, es decir, esencial, en que la cosa deja de ser lo que hasta entonces era y se convierte en otra (p. ej., la
transformación del agua en vapor al sobrepasar el punto de ebullición en el proceso de calentamiento).

c) La «ley de negación de la negación». Pretende explicar más exactamente la forma de evolución superior, la
cual no corre siempre rectilínea, sino que toma a veces la forma de una espiral: después de un alejamiento del
punto de partida se vuelve a menudo de nuevo a él, sólo que ahora el camino se recorre en un plano superior,
pues todo el contenido positivo de la evolución anterior es elevada a un nuevo estadio en el que se conserva. La
explicación del hecho está en una doble negación. Cuando en una mutación cualitativa a la primera cualidad
sucede la segunda, ésta significa la negación de la primera. Pero en el siguiente tránsito cualitativo dicha
negación es negada a su vez. Mas si la primera negación queda suprimida por una segunda, ésta tiene que
conducir en cierto modo al punto de partida.
La dialéctica materialista, que se expresa principalmente en estas tres leyes, es entendida como «ciencia de las
leyes universales del movimiento de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento» (F.
ENGELS, Herrn Eugen Dührings Umwälzung der Wissenschaft [Anti-Dühring.1 , St 1953, 173). Sus leyes son
válidas para toda la realidad, lo mismo para el mundo externo (-> naturaleza y -> sociedad), que para el
pensamiento. Según eso, el m.d. distingue dos series de leyes: la dialéctica objetiva (que determina la evolución
del mundo externo) y la subjetiva. La segunda, la dialéctica del pensamiento, es un reflejo y copia de la primera.

La armonía entre la dialéctica objetiva y la subjetiva ha de ser verificable por la comprobación del pensamiento
en la práctica. Para el m.d., la praxis es el criterio último de la verdad.

IV. Crítica

Con la hipótesis de la eternidad del mundo material y la explicación de la evolución superior con ayuda de la
dialéctica, el m.d. pretende sobre todo excluir la existencia de Dios. Mas para ello parte del falso supuesto de
que la existencia de Dios se prueba por la temporalidad del mundo. Ahora bien, el fundamento de las «pruebas
de la existencia de -> Dios» no es el comienzo temporal del mundo (que no puede verificarse filosófica ni
empíricamente), sino su contingencia; es decir, la idea, deducida de la mutabilidad del mundo, de que éste no
existe por necesidad interna, sino que por sí mismo es indiferente al -> ser. Luego, si de hecho existe, debe la
existencia a otro.

En este punto hay que observar que la relación entre el ser absoluto de Dios, es decir, el fundamento creador de
toda realidad, y el mundo, no debe pensarse según el modelo de una acción categorial transeúnte de un ente
sobre todo (ya existente). Dado que el ente finito depende en su totalidad y bajo cualquier aspecto del ser
absoluto, pero precisamente así queda puesto en su realidad propia, la interdependencia operativa entre Dios y
el ente finito es, de una parte, lo más íntimo del ente finito (ésta es la verdad del «automovimiento» de la
materia) y, de otra, no es aquello que pertenece a su propia esencia (Dios está «en» el mundo en cuanto que es
independientemente de él y está «por encima» de él). Además, la tesis de la eternidad del mundo es un puro
postulado del m.d. Para fundarla éste apela a la ciencia; pero la ciencia, en su estado actual de desarrollo, no es
capaz de dirimir tal cuestión. Como, por otra parte, el m.d. no consiente que esa tesis sea puesta en tela de juicio
ni por la ciencia misma, se muestra como un sistema apriorístico y dogmático. La apelación al axioma de la
conservación de la energía es una confusión filosófica. Este principio se refiere a la acción de una realidad física
sobre otra; pero nada dice acerca de la relación del universo con un ser extra-cósmico. La base única, por ende,
de la tesis de la eternidad del mundo es un prejuicio arbitrario, nacido del interés ateísta.

Con la introducción de la -> dialéctica en el materialismo, el m.d. intenta resolver el problema del movimiento,
que — a diferencia del mecanicismo — entiende como una evolución superior. La dialéctica explica el origen
del movimiento de la «contradicción» o de la «lucha de contrarios». Pero no es lo mismo contradicción que
lucha de contrarios. Una contradicción propiamente dicha (oposición contradictoria, que se da entre una
afirmación o determinación y su negación: «A» y «no A») sólo es posible en el pensamiento; en la realidad no
se da el no-perro, sino el gato, el caballo, el árbol, etc. Luego en la realidad el movimiento no puede deducirse
de contradicciones así entendidas. Y si la contradicción se entiende como «lucha de contrarios», el movimiento
se explica por el movimiento, es decir, se queda sin explicar. El movimiento (mutación) de un fenómeno total
(p. ej., de la sociedad) ha de explicarse por la lucha de elementos antitéticos dentro del mismo (p. ej., las clases);
pero la lucha de las antítesis es igualmente una especie de movimiento; luego no queda explicado el origen del
movimiento como tal.

Si, finalmente, el m.d. considera la praxis como el criterio de la verdad, aduce también una solución
insuficiente. La confirmación de un conocimiento por la práctica sin duda es criterio de verdad en algunos
casos; mas no por ello puede servir de criterio último de verdad, pues el resultado práctico debe ser captado por
un acto de conocimiento, que requiere a su vez otro criterio de validez. Si queremos evitar unregressus in
infinitum, además de la praxis tiene que haber otro criterio de verdad.

FUENTES: K. Marx, Frühe Schriften, hrsg. von H. J. Lieber und P. Furth (= K.-Marx-Ausg. 1) (St 1962); F.
Engels, Herrn Eugen Dührings Umwälzung der Wissenschaft («Anti-Dühring») (1878) (St 1953), tr. cast.: Anti-
Dühring (Pueblos Unidos Montevideo); idem, L. Feuerbach und der Ausgang der klassischen deutschen
Philosophie (1888) (B[-Ost] 1960); idem, Dialektik der Natur (1873-83) (B[-Ost] 1961), tr. cast.: Dialéctica de
la naturaleza (Grijalbo Méx); W. 1. Lenin, M. und Empiriokritizismus. Kritische Bemerkungen über eine
reaktionäre Philosophie (1909, al. St 1952), tr. cast.: Materialismo y empiriocriticismo (Pueblos Unidos
Montevideo); ídem, Aus dem philosophischen Nachlaß (B[-Ost] 1961); Grundlagen . des Marxismus-
Leninismus, Lehrbuch (al B[-Ost] 51960); Grundlagen der marxistischen Philosophie (al B[-Ost] 21960);
1. Fetscher, Der Marxismus. Seine Geschichte in Dokumenten, 3 vols. (Mn 1962-65).

BIBLIOGRAFIA: H. J. Lieber, Die Philosophie des Bolschewismus in den Grundzügen ihrer Entwicklung (F
1957); H. Ogiermann,Materialistische Dialektik. Ein Diskussionsbeitrag (Mn 1958); J. de Vries, Die
Erkenntnistheorie des dialektischen M. (Mn 1958); G. A.Wetter, Der dialektische M. Seine Geschichte und sein
System in der Sowjetunion (W 51960) (bibl.), tr. cast.: El materialismo dialéctico soviético (Difusión B
Aires); H. Falk, Die ideologischen Grundlagen des Kommunismus (Mn 1961); R. Karisch, Christ und Diamat
(B 41961);G. A. Wetter- W. Leonhard, La ideología soviética (Herder Ba 21973); 1. M. Bochenski, Der
sowjetrussische dialektische M. (Berna 41962), tr. test.: El materialismo dialéctico (Rialp Ma); I. Fetscher, Von
Marx zur Sowjetideologie (F 91963); G. A. Wetter, Ordnung ohne Freiheit. Der dialektische M.
(Kevelaer 71964); ídem, SDG I 1212-1233 (bibl.); G. Hillmann, Marx und Hegel. Von der Spekulation zur
Dialektik (F 1966); R. Puigrefagut, El materialismo dialéctico frente al universo, en «Pensamiento» 20 (1964)
123-154; ídem, Los rasgos fundamentales del materialismo dialéctico en la formulación de Stalin, en
«Pensamiento» 19 (1963) 4-27; J. Ibáñez-Langlois, El materialismo dialéctico e histórico, en «Nuestro Tiempo»
22 (1964) 254-538; Fedosielev, Dialéctica de la época contemporánea (Pueblos Unidos Montev 1967); R.
Havemann, Dialéctica sin dogma (Ariel Ba 1967); V. Tauro del Pino, Visión del materialismo dialéctico e
histórico (Horizonte Lima 1968).

Gustav A. Wetter

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