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Todos los sistemas están constituidos en base a principios fundamentales. Por ejemplo, las
piezas fundamentales de la lengua española son sus letras. Si quieres ser capaz de leer y
escribir, primero tienes que aprender el alfabeto.
Cuestiona los orígenes de tu “filosofía de vida”. ¿Tienes principalmente una visión griega de la
vida? ¿O romana? ¿Oriental? ¿Judía?
Porque si no te formulas esa pregunta, ¡hay bastantes posibilidades de que hoy en día serías un
fundamentalista musulmán!
Si la sociedad nos influye de forma tan profunda, entonces ¿cómo podemos, discernir cuáles son
nuestras creencias principales y cuál es nuestra identidad?
Para la mayoría de nosotros, a menos que hayamos realizado nuestro propio trabajo de
investigación, lo más probable es que la “sociedad” sea nuestra “filosofía por defecto”.
Pero si la sociedad nos influye de forma tan profunda, entonces ¿cómo podemos, discernir
cuáles son nuestras creencias principales y cuál es nuestra identidad? ¿Cómo podemos
distinguir entre lo que está bien y lo que está mal? ¿Cómo podemos llegar a una conclusión
independiente sobre la realidad? ¿Cómo podemos evitar ser meramente productos de la
sociedad?
Cuando todavía estamos en el vientre de nuestra madre, Dios envía un ángel para que se
siente a nuestro lado y nos enseñe toda la sabiduría que necesitaremos para vivir. Pero
entonces, justo antes de que nazcamos, el ángel nos golpea debajo de la nariz (formando
la hendidura que todos tenemos allí) y nos olvidamos de todo lo que él nos enseñó.
Que podemos mirar en nuestro interior para aprender sobre la vida. En lo profundo de nuestro
subconsciente se encuentra grabado el conocimiento necesario para entender el propósito de la
creación, cómo amar, cómo alcanzar nuestro potencial. Allí está todo. ¡Tan sólo tenemos que
hacer el esfuerzo de recordar!
Esta lección resume la visión que tiene el judaísmo sobre la educación. Nadie puede enseñarle a
alguien algo nuevo. En lugar de eso, la labor de un maestro es comunicar la información de forma
tal que permita que el estudiante se ponga en contacto con lo que ya sabe y lo vuelva a descubrir
por sí mismo.
—¿Eres un bafustik?
—¿A qué te refieres? No puedo responder a esa pregunta sin saber cuál es la definición
de bafustik.
Pero qué pasaría si te pregunto: “¿Amas a alguien?”. Dado que utilizas el término “amor” en tu
vida diaria, tienes algún grado de entendimiento sobre el tema.
¿Entonces por qué tanta gente termina en relaciones que creen que son una relación de “amor”
pero que terminan siendo en cambio de “enamoramiento”?
Se debe a que no tienen una definición apropiada de qué significa el término “amor”. Y a menos
que puedas articular con claridad un concepto, quiere decir que no lo entiendes completamente.
(A todo esto, la definición judía de amor es: “el placer de identificar a las personas con sus
virtudes”).
Cuando descubrimos conocimientos que cuadran con lo que nos enseñó el ángel, entonces
hemos encontrado la verdad.
El conocimiento interior es el que nos permite elevarnos por sobre las influencias de la sociedad y
volvernos independientes. En la búsqueda de la verdad, no tienes que emprender un viaje hacia
el lejano oriente o escalar hasta la cima de una montaña. La verdad está justo bajo tus narices.
Levanta tu dedo y colócalo en aquella marca. Dejarás de hablar y comenzarás a pensar. El
conocimiento de la realidad está en cada uno de nosotros. Esta es la “A” del judaísmo.
Hazte esta pregunta: ¿Qué es lo que todo padre quiere para sus hijos? Que sean sanos, fuertes
y que estén llenos de energía. Que tengan claridad, un propósito y que se sientan realizados.
Que tengan todo lo bueno que existe. ¿Por qué? Para que puedan obtener más placer de la vida.
Solamente placer.
Puede que tu hijo se divierta mucho jugando en la computadora, pero no lo dejarías salirse de la
universidad para convertirse en un jugador profesional de juegos de computadora. Sabes que
merece más que eso.
Dios nos mira de la misma manera. Al ser nuestro Padre en el Cielo, Él nos creo para derramar
bondad y placer sobre nosotros. Y Él nos dio Su Torá —nuestras instrucciones para la vida—
para enseñarnos cómo podemos obtener el máximo placer de este mundo.
¿Cómo determinas cuál es el propósito de un objeto? Examinando cómo está constituido. Sabes
que un bolígrafo sirve para escribir porque eso es lo que indican todas sus partes y eso es lo que
mejor hace.
El judaísmo dice que los seres humanos fueron diseñados para obtener placer. De hecho,
podemos ver que toda decisión que toma un ser humano está basada finalmente en un criterio:
¿Me dará placer?
Incluso cuando hacemos algo altruista, lo hacemos porque nos generará placer.
Ya sea que tengamos que decidir qué comeremos en la cena, qué haremos con nuestro tiempo
libre, con quién nos casaremos o qué carrera elegiremos, el criterio de decisión se basará
finalmente en qué nos dará más placer. Si algo aparenta ser doloroso, lo evitaremos. Si aparenta
ser placentero, nos esforzaremos. Incluso cuando hacemos algo altruista, lo hacemos porque nos
generará placer.
Dios diseñó el mundo —y todo lo que éste contiene— para darnos placer. La meta de la vida es
obtener ese placer. Tal como los padres quieren que sus hijos disfruten de la vida, de la misma
manera Dios quiere que Sus hijos disfruten de sus vidas al máximo posible. Esa es la B del
judaísmo.
Todos quieren ser buenos. Todos quieren cumplir con sus responsabilidades. Eso es placentero.
Pero frecuentemente creemos que podemos tener placer incluso si tomamos un atajo. Perdemos
de foco qué es el verdadero placer.
En hebreo no hay una palabra para “pecado”. La palabra bíblica “jet” aparece en referencia a una
flecha que “erra su objetivo”. El arquero no es “malo”. Simplemente cometió un error, ya sea por
falta de foco, concentración o habilidades.
¿Qué tipo de educación recibe la gente? Cálculo, literatura, órbita de los planetas, el proceso de
osmosis, la forma de Australia...
Pero, cuando termina la etapa de la educación, ¡todavía no sabes quién eres! No sabes por qué
fuiste creado o para qué estás viviendo. Si no te conoces a ti mismo, no sabes nada.
El judaísmo dice: Obtén una educación sobre la VIDA. Esta información se encuentra en tu
interior. El ángel te la enseñó, ahora ve y descubre por qué fuiste creado. Debes entender cuál es
la meta de la vida e ir por ella. Esa es la “D” del judaísmo.
La "E" del judaísmo
Cuando decimos que Dios nos creó para obtener placer, ¿estamos hablando de dos semanas de
vacaciones después de un duro año de trabajo en la oficina? No. Ese placer se disipa en el
instante en que vuelves de tus vacaciones y tienes que encargarte de recoger tu maleta para
luego enfrentarte al tráfico de la autopista.
Probablemente has escuchado descripciones variadas sobre la Torá como: “la ley”, “el ritual”, “los
mandamientos”. Pero, ¿qué significa literalmente la palabra Torá?
Torá significa “instrucciones”. Por ejemplo, Torat hanehigá significa instrucciones de manejo.
Nuestra Torá es Torat jaim, “instrucciones para la vida”.
Haces el máximo esfuerzo que puedes para entregarles a tus hijos toda la sabiduría que tienes
sobre la vida. Les dices:
—¿¡Quién necesita eso!? —Te responden— ¡Nosotros vamos a ser jugadores de fútbol
profesional!
¿Qué hace un buen padre? Estás determinado a transmitirles a tus hijos tu entendimiento sobre
cómo obtener el máximo placer posible en la vida. Les vas a pegar en la cabeza (figurativamente)
y les dirás: “¡SIÉNTATE A LEER Y ESCRIBIR!”.
Nuestro Padre en el Cielo hace lo mismo. Él nos dio la Torá, las mismas instrucciones para la
vida que nos enseñó el ángel antes de nacer. Son herramientas para saber cómo tener un
matrimonio feliz... una carrera satisfactoria... crecimiento espiritual.
Abre una mezuzá y lee lo que hay en su interior. Aprenderás sobre los mayores placeres de la
vida: cómo ser feliz, cómo amar a la humanidad y cómo conectarte con Dios. Besa la mezuzá
cuando entres y cuando salgas. Pero no la beses por costumbre. Piensa en sus palabras y nunca
perderás de vista el propósito de la vida.
Recuerda
La "A" del judaísmo: El ángel nos enseñó todo lo que necesitamos saber. Por eso reconocemos
la verdad cuando la encontramos.
La "B" del judaísmo: Dios nos creó para tener el máximo placer posible.
La "C" del judaísmo: No somos pecadores, sino que simplemente cometemos errores.
La "D" del judaísmo: Para evitar cometer errores y para alcanzar nuestro potencial,
necesitamos recibir una educación sobre la vida.
http://www.aishlatino.com/e/bj/48418772.html