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Centro para el Desarrollo Humano y Habilidades Sociales, S.C.

Envejecer abiertos al aprendizaje y a la maduración de


nuestra personalidad.
Platicando con los abuelos acerca de las teorías existentes
sobre el envejecimiento, hablamos de la “teoría del
desarrollo e integración del yo”.
Las palabras desarrollo e integración –comentaba- nos hablan
de que en la vejez aún tenemos que seguir trabajando en 1

“madurar nuestra personalidad”. Nos recuerdan que así como en


las otras etapas de nuestra vida, en la vejez, todos los días
se nos presenta la oportunidad de aprender algo nuevo. Si
estamos vivos –decíamos- significa que aún tenemos algo por
concluir e –incluso- algo nuevo por emprender.
Muchas abuelas y abuelos –reconocieron- nos cerramos a la
posibilidad de seguir desarrollando y madurando nuestra
personalidad.
Como que ya no queremos –aunque no lo reconozcamos- seguir
viviendo; como que sólo estamos esperando –literalmente
hablando- el día de nuestra muerte.
Abuelas y abuelos –todos- coincidimos en que cuando adoptamos
tal mentalidad o actitud -negativa y destructiva- es entonces
cuando empezamos a sentir:
1. Desesperación. Que tendría una base del todo lógica, pues
en la vejez ya no encontramos ni el tiempo suficiente y
menos la posibilidad real para poder cambiar lo que hemos
hecho en la vida. Nos atrapa el pasado.
2. Sentimientos de culpa. Alimentados por la idea de que
fuimos malos con nuestra pareja, con nuestros hijos,
nietos o con muchas otras personas; hasta llegar a la
convicción de que la vida -de los demás- hubiera sido
mejor sin nosotros. Nos atrapa la frustración.

Centro Crehas Mérida


Av. Yucatán no. 411 A entre 44 y 48 Jardines de Mérida
943 13 78 y 999 346 6206
aalonzo@crehas.org / www.crehas.org
Centro para el Desarrollo Humano y Habilidades Sociales, S.C.

Ante tal escenario –nos preguntamos- qué podemos hacer para


no ser presa del pasado y de la frustración y seguir
integrando y desarrollando nuestra personalidad en la vejez.
Nuestra tarea en este sentido, consiste en dos cosas
fundamentalmente:
Lo primero es convencernos de que lo que hicimos en el
pasado, lo hicimos de la mejor manera posible que tuvimos en 2

su momento y aceptar -sin más- todos los fracasos y todos los


errores cometidos dejándolos en el lugar que les corresponde,
en el pasado. Esto nos dará una perspectiva más humilde y
real de quiénes somos.
Lo segundo es reconocer nuestros éxitos y logros alcanzados a
lo largo de los años y seguir trabajando en ellos. Esto nos
dará una visión de futuro y una –tal vez larga- lista de
éxitos posibles aún por alcanzar.
En conclusión, aceptar fracasos y errores del pasado, nos
ayudará a ser más realistas y humildes. Reconocer éxitos y
logros alcanzados, nos dará inspiración y motivación
suficientes para seguir aprendiendo y emprendiendo cosas
nuevas hasta el último día de nuestras vidas.

Antonio Alonzo Ruiz, Psicólogo Clínico.


Psicoestimulación y psicoterapia.
aalonzo@crehas.org

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