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EL AMPARO EN AMERICA LATINA

A la llegada de los españoles al territorio mexicano el pueblo vivía en mayor esplendor era el de los
aztecas, Francisco Javier Clavijero señala la evolución del ejercicio del poder entre los monarcas
aztecas:
El poder y la autoridad de los reyes de México vario según los tiempos. En los principios de la
monarquía suponer fue limitado y su autoridad verdaderamente paternal; su trato más humano y
los derechos que exigía de sus vasallos muy cortos. Con la extensión de sus conquistas se fue
aumentando su magnificencia y su Fausto y la proporción de sus riquezas. La soberbias también hizo
traspasar los límites que el consentimiento de la nación había previsto a su autoridad, hasta declinar
en el odioso despotismo que vivimos en el reinado de
Moctezuma II. No cometieron jamás atentado alguno contra la majestad de su príncipe, sino que
fue en el penúltimo año de la monarquía en que cansados de sufrir en su rey tanto abatimiento de
ánimo y tan excesiva condescencía con sus enemigos, le ultrajaron con palabras y lo hicieron con
flechas y piedras en el calor de un asalto.

Toribio Esquivel Obregón aduce otras instituciones neo− Españolas que considera como
antecedentes del juicio de amparo, se refiere a una especie de recurso de lo que hoy llamaríamos
de incompetencia constitucional, pues dice, que se daba el caso con frecuencia de que una persona,
quien se creía agraviada con una resolución del virrey apelaba de ella para ante la Audiencia, por
juzgar que aquél se extralimitaba en el uso de su jurisdicción.

Andrés Lira habla de un amparo colonial eral el sistema por el cual la autoridad máxima de entonces,
el virrey, otorgaba protección a una persona frente a autoridades inferiores y también frente a otras
personas, que sin tener ese carácter de autoridad, se hallaban en una situación ventajosa en las
relaciones con el protegido, debido a su posición social y a su poder real dentro de la sociedad
colonia.

Lira aduce que el amparo colonia se integraba con los siguientes elementos:
· Autoridad protectora
· Autoridades agraviantes
· Petición o demanda de amparo
· Disposición o mandamiento de amparo
· Actos reclamados
· Interés jurídico.

Constitución yucateca de 1840

Con severa objetividad, es de admitirse que Manuel Crescencio Rejón, autor material de dicho
proyecto; fue el precursor directo de la formula fundamental que se desarrollo posteriormente en
el juicio de amparo; sin embargo, han surgido al respecto algunas discusiones entre eminentes
tratadistas de nuestro derecho constitucional: unos, defienden a rejón como creador del juicio de
amparo; otros, exigen para Mariano otero esta y consideración.
A pesar de las críticas de herrera y lasso, así como de Mariano azuela Jr., quienes consideran el
sistema de la Constitución yucateca contradictorio y confuso, no debe negársela a rejón la primacía
en la organización racional de un sistema de control constitucional. Según el artículo 53 del
mencionado proyecto, correspondía a la Suprema Corte de justicia de Yucatán:

Amparar en el goce de sus derechos a los que le pidan su protección contra las leyes y decretos de
la
Legislatura que sean contrarios a la Constitución, o contra las providencias del gobernador o
Ejecutivo reunido, cuando en ellas se hubiese infringido el Código fundamental o las leyes,
limitándose en ambos casos a reparar el agravio en la parte que éstas o la Constitución, hubiesen
sido violadas.

Rejón explica, respecto a esta facultad del Poder Judicial para vigilar la constitucionalidad de la
legislación, que las leyes así censuradas no quedarían destruidas, sólo se disminuiría su fuerza moral
"con los golpes redoblados de la jurisprudencia"; en esto se nota, claramente, la influencia de las
ideas expuestas por Tocqueville.

En los artículos 63 y 64, respectivamente, se establecía:


Los jueces de primera instancia ampararán en el goce de los derechos garantizados por el artículo
anterior (el artículo 62 formaba parte del, capítulo denominado "garantías individuales" y
enumeraba en IX fracciones los derechos de los habitantes), a los que les pidan su protección contra
cualesquiera funcionarios que no correspondan al orden judicial, decidiendo breve y sumariamente
las cuestiones que se susciten sobre los asuntos indicados.

De los atentados cometidos por los Jueces contra los citados derechos conocerán sus respectivos
superiores, con la misma preferencia de que se ha hablado en el artículo precedente, remediando
desde luego, el mal que se les reclame, enjuiciando inmediatamente al conculcador de las
mencionadas garantías.

Bases Orgánicas de 1843

Bases constitucionales del amparo son las reglas del código político que norman fundamentalmente
a la institución, por sí solas o complementadas y reglamentadas por la ley ordinaria (Ley de Amparo).

Se hallan consignadas en el artículo 107 de la Constitución que, como ya advertí, es en esencia,


reglamentario del artículo 103 del propio ordenamiento.

Las bases constitucionales del amparo son:


1. Base de la instancia de parte agraviada;
2. Base de la existencia del agravio;
3. Base de la prosecución judicial del amparo;
4. Base de la relatividad de los efectos de la sentencia de amparo;
5. Base de la definitividad del acto reclamado;

El juicio de amparo sufrió serias vicisitudes en los debates del Congreso Constituyente de 1856−57;
el artículo 102 del proyecto original propugnó por un sistema de protección constitucional el cual
eliminaba el órgano político y adoptaba la fórmula Otero, pero daba intervención tanto a los
tribunales federales como locales y requería "la garantía de un jurado compuesto de vecinos del
Distrito respectivo".

En esta Ley fundamental inició su vida jurídica el juicio de amparo con las siguientes características:
Exclusividad de los tribunales federales para conocer del amparo por violaciones a los derechos
humanos, a la esfera federal o a las esferas "estaduales", siempre a instancia de parte, sin
declaratoria general y sólo aplicable a casos concretos; conforme se deriva del texto de los artículos
101 y 102 de la Constitución de 1857.

Art. 101. Los tribunales de la federación resolverán toda controversia que se suscite:
I. Por leyes o actos de cualquiera autoridad que violen las garantías individuales.
II. Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los Estados.
III. Por leyes o actos de las autoridades de éstos, que invadan la esfera de la autoridad federal.

Art. 102. Todos los juicios de que habla el artículo anterior se seguirán, a petición de la parte
agraviada, por medio de procedimientos formas del orden jurídico, que determinará una ley. La
sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares, limitándose a protegerlos
y ampararlos en el caso especial sobre que verse el proceso sin hacer ninguna declaración general
respecto de la ley o acto que la motivare.

A pesar de las experiencias y los debates acumulados en el lapso comprendido de 1857 a 1917 la
Constitución vigente mantiene la línea general trazada por el texto de 1857 y la legislación derivada
de éste; se reafirma entonces el control de la legalidad, al mismo tiempo que el control de la
constitucionalidad en el mismo juicio, aunando a la defensa constitucional una tercera instancia,
especie de casación o apelación. Situación que fue justificada por Carranza en su mensaje y Proyecto
de Constitución, diciendo:

El pueblo mexicano está ya tan acostumbrado al amparo de los juicios civiles que el gobierno a mi
cargo ha creído que sería no sólo injusto, sino impolítico, privarlo ahora de tal recurso, estimando
que bastará limitarlo únicamente a los casos de verdadera y positiva necesidad, dándole un
procedimiento fácil y expedito para que sea efectivo.

Así pues, el Constituyente de 1916−17 reproduce en el artículo 103 exactamente los mismos
términos del artículo 101 de 1857, e introduce en el artículo 107 el texto del artículo 102 de 1857,
pero agregando diversas bases fundamentales a las que debe sujetarse el juicio de amparo.
Una noción de los puntos mas importantes de las diversas leyes de amparo que han reglamentado
nuestra magnifica institución demostrara su proceso evolutivo sobre todo la tendencia de facilitar
la expedición de la tutela constitucional para mantener incólumes los derechos individuales del
hombre.

Iniciativa de la ley reglamentaria de 1852, fue presentada al congreso de la unión durante el


gobierno de Mariano Arista, por José urbano Fonseca, se compone de quince artículos los cuales
reglamentan el medio de defensa de los derechos constitucionales a que se contra el art. 25 del
acta. Se denomina recurso de ampara.

Ley orgánica de 30 de noviembre de 1861. Primera ley organiza de procedimientos de los tribunales
de la federación. Se compone de 34 artículos y fue promulgada por el presidente Juárez. Establece
tres órganos para conocer el amparo, juzgados de distrito, tribunales de circuito y sala de la suprema
corte. Fija el derecho público.

Ley de 20 de enero de 1869. También promulgada por el presidente Juárez, se compone de 31 art.
Que tratan de la interposición del recurso de amparo y suspensión del acto reclamado,
substanciación del recurso de la sentencia en la última instancia y de la ejecución.

Ley de 14 de diciembre de 1882. Se promulgo por el presidente Manuel González de 83 arts.,


distribuidos en diversos capítulos sobre la naturaleza del amparo y la competencia de los jueces, de
la demanda de amparo, de la suspensión del acto reclamado, de las excusas, recusaciones e
impedimentos de la substanciación del recurso.

· Código de procedimientos federales de 1897.


· Código federal de procedimientos civiles de 1909
· Ley de 18 de octubre de 1919
· Ley de 30 de diciembre de 1935
· La reforma de Miguel Alemán
· Reforma en Materia Agraria
· Reformas de 1967
Desde el proyecto de la Constitución para el Estado de Yucatán, el cual fue elaborado por Manuel
Crescencio Rejón en 1840 aparece ya una necesidad primordial o sea un procedimiento para
proteger a los individuos en el goce de sus derechos fundamentales, o sea, estamos hablando de las
Garantía individuales.

Como lo indica el autor Delgadillo “El término “amparo” fue utilizado por primera vez en el proyecto
de Constitución de Yucatán, elaborado por don Manuel Crescencio Rejón a fines de 1840, en el que
se estableció como facultad de la Corte Suprema del Estado la facultad de amparar a las personas
en el goce de sus derechos violados por leyes o actos de la autoridad”, a través de la historia de
México, ha sido de gran importancia reconocer la constitución de 1857 en donde Ernesto de la
Torres Villar dice “En este estado de agitación, el gobierno promulgaba una constitución
republicana, federalista, democrática, de clara inspiración liberal, la cual, si bien reconocía en sus
primeros artículos los derechos del hombre, base y objeto de instituciones sociales, incorporada a
ella el juicio de amparo que tenazmente había defendido Crescencio Rejón y Mariano Otero,
desconsideraba las sabias y prudentes proposiciones de Ponciano Arrigaba, Isidoro Olvera y José
María del Castillo para defender la pequeña propiedad como base para una más justa distribución
de la tierra”

PRESUPUESTOS DEL AMPARO. OBJETO DEL PROCESO

Ni la constitución ni la ley enumeran de modo ordenado y sistemático los presupuestos del proceso
constitucional de amparo. Efectivamente el texto constitucional (artículo 200, inciso 2) se limita a
señalar que el amparo procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza los derechos reconocidos por la constitución distintos
a la libertad individual y a los derechos tutelados por el habeas data.25 Pese a ello, y fortalecidos por
las herramientas que nos brinda la doctrina,26 resulta posible hilvanar los distintos presupuestos del
proceso de amparo que a lo largo de los textos normativos subyacen.

1. Derechos constitucionales objeto de protección


La constitución de 1993 es muy precisa al disponer que el amparo protege los derechos que ella
reconoce, es decir, los derechos constitucionales, distintos a la libertad individual y a los tutelados
por el habeas data. El texto vigente emplea la categoría derechos fundamentales pero lo hace para
denominar a los derechos incluidos en el capítulo I del título I de la carta. Los restantes derechos
constitucionales, si bien en estricto no son fundamentales, gozan de la protección reforzada de las
garantías constitucionales.
Desarrollando similar precepto previsto por la constitución de 1979, el artículo 24 de la ley 23506,
ley de habeas corpus y amparo (diciembre de 1982), establece una enumeración abierta de derechos
susceptibles de ser tutelados, y el artículo 25 del mismo texto legal dispone que no dan lugar al
amparo los derechos a que se refiere la sexta disposición general y transitoria de la
constitución,27vale decir, aquellos que para su cumplimiento requieren un gasto o inversión por parte
del Estado.
Por su parte, el artículo 15 de la ley 25398 (febrero de 1992) establece que los derechos protegidos
por las acciones de garantía deben entenderse e interpretarse dentro del contexto general de la
Constitución Política del Perú, los Convenios Internacionales de Derechos Humanos ratificados por
la República y los principios generales del derecho y preferentemente, los que inspiran el derecho
peruano.
En el mismo sentido, la 4a. disposición final y transitoria de la constitución de 199328 señala que las
normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretan de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos
internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú.
De acuerdo con las normas citadas, entendemos que nuestra carta fundamental ha optado por una
tesis intermedia en lo que respecta a la protección de los derechos fundamentales a través del
amparo.
En efecto, pueden distinguirse siguiendo a Sagüés, tres posibles opciones, una tesis amplia, otra
intermedia y finalmente una posición restrictiva
La tesis amplia no sólo protege los derechos constitucionales distintos a la libertad individual, sino
también derechos que no gozan de aquel rango pero que llegan a ser tutelados debido, muchas
veces, a una interpretación extensiva de una norma constitucional. Esta posición ha sido acogida en
la experiencia mexicana, cuando admite la procedencia del llamado "amparo-casación"o "amparo-
recurso" en defensa de la legalidad de las resoluciones judiciales, es decir, de la exacta aplicación
de la ley.
La tesis restrictiva, en cambio, no protege todos los derechos constitucionales, sino prioriza algunos
de ellos y excluye otros. Esto sucede en la experiencia española pues el artículo 53 de la carta de
1978 sólo concede el amparo en defensa de los derechos contenidos en el artículo 14 y la sección
primera del capítulo II relativo a los derechos fundamentales y libertades públicas. Por otro lado, en
doctrina, el argentino Sánchez Viamonte postulaba desde mucho tiempo atrás que el amparo sólo
debía encaminarse a tutelar los derechos constitucionales que no tengan contenido patrimonial, pues
éstos últimos pueden ventilarse a través de los procedimientos ordinarios.
Finalmente, la tesis intermedia, a la cual se afilia el ordenamiento peruano, habilita el amparo en
resguardo de todos los derechos fundamentales. Esta perspectiva, excluye a aquellos derechos que
no gozan de raíz constitucional, e incluye a los derechos de naturaleza patrimonial.
2. Acto lesivo a los derechos constitucionales
El derecho mexicano suele denominar al acto violatorio de derechos constitucionales susceptible de
ser cuestionado a través del amparo como "acto reclamado". Así lo disponen tanto la constitución
como la ley reglamentaria. La experiencia argentina, en cambio, acostumbra calificarlo como "acto
lesivo". En ambos casos suele acudirse a un concepto amplio de la expresión "acto".

En el Perú, no se acostumbra emplear expresiones similares. Ello, no nos impide utilizarlas pues
resultan particularmente didácticas y esclarecedoras, dado que a través de ellas determinaremos
cuáles son los requisitos que el acto debe reunir para que sea susceptible acudir al proceso de
amparo. En caso que no estén presentes la demanda será improcedente.
En este orden de ideas, podemos distinguir el acto lesivo o reclamado de acuerdo con los siguientes
criterios fundamentales inspirados tanto en la experiencia mexicana como argentina.

 En función del tiempo de su realización

a) Actos pasados. Cuando el acto se ha llevado a cabo, o en conocida expresión mexicana,


cuando aquél se encuentra "consumado",30 sólo será viable acudir al amparo si a través de
él pueden reponerse las cosas al estado anterior a la lesión o amenaza de violación del
derecho. Ello se encuentra estrechamente ligado a la exigencia de "reparabilidad" del acto
cuestionado; por lo demás, así lo señala el artículo 1 de la ley 23506. En otras palabras,
para que un acto "pasado" pueda ser considerado como "acto reclamado" deberá ser
susceptible de ser reparado a través del amparo.

b) Actos presentes. Son aquellos que se vienen realizando al momento de acudir al


amparo. En este caso aquél tendrá por objeto impedir la continuación de la lesión

c) Actos futuros. Se trata de actos que aún no se han realizado en su totalidad. Como
precisa la doctrina y jurisprudencia mexicanas, no todo acto futuro habilita el empleo del
amparo, pues aquél debe ser "cierto e inminente". De tal forma, los actos futuros "remotos
o probables" quedan descartados de la protección constitucional.31 La ley 23506 no fijó
estos requisitos, sin embargo, ellos fueron recepcionados por la jurisprudencia. La ley 25398
ha precisado en su artículo 4 que "Las acciones de garantía, en el caso de amenaza de
violación de un derecho constitucional, proceden cuando ésta es cierta y de inminente
realización".

d) Actos de tracto sucesivo. En ellos se está en presencia de una lesión continuada en la


que se unen sin solución de continuidad las categorías antes mencionadas, pues el acto se
ha estado realizando (acto pasado), se viene llevando a cabo (acto presente) y seguramente
seguirá realizándose (acto futuro o amenaza). A juicio de Burgoa, estos actos son "aquellos
cuya realización no tiene unicidad temporal o cronológica, esto es que para la satisfacción
integral de su objeto se requiere una sucesión de hechos entre cuya respectiva realización
medie un intervalo determinado. En estos supuestos, dada la unidad del acto, el objeto del
amparo estará destinado no sólo ha evitar su continuación, sino también a reparar los
agravios realizados en tanto ello sea posible. La ley reglamentaria (23506) no se refirió a
este tipo de actos. En cambio, la ley complementaria (25398) alude indirectamente a ellos
al regular lo referente a la caducidad (artículo 26, párrafo final)

 En función del modo de afectación


a) Actos positivos. La lesión normalmente se lleva a cabo a través de actos comisivos, es
decir, aquellos que implican un hacer, o una amenaza de hacer algo por parte del agresor.
En otras palabras, se trata de determinadas conductas o actividades de una autoridad,
funcionario o persona que resultan lesivas a los derechos constitucionales.

b) Omisiones. La lesión también puede producirla a través de un no hacer o una


abstención, es decir mediante una omisión del agresor. No toda omisión habilitará el empleo
del amparo. Ella estará constituida por una abstención a realizar algo que el agresor "deba"
cumplir. Es decir, se trata de la omisión de un acto de cumplimiento obligatorio, que tiene
ese carácter porque así lo impone el ordenamiento jurídico. La ley 23506 al referirse a la
omisión de un "acto debido" (artículo 4o.), así lo reconoce.

 De acuerdo con su reparabilidad


a) Actos reparables. El acto reclamado para ser tal ha de ser reparable, es decir, sólo será
viable acudir en amparo si el acto cumple tal presupuesto. Debemos anotar que este
concepto no alude a una posible reparación económica pues todo agravio es susceptible de
ser reparado de esa manera, sino a la reparación que puede brindarse a través del proceso
constitucional. Recordemos que el objeto de aquél es reponer las cosas al estado anterior
a la lesión o amenaza de lesión de un derecho fundamental. Esta expresión exige, entonces,
que a través del amparo se pueda "restituir al quejoso en el goce y disfrute de la situación
jurídica o de la garantía contravenidas"
b) Actos irreparables. Si el acto no es susceptible de ser reparado a través del proceso
constitucional, no podrá ser tutelado en esta vía especial. Así lo indica expresamente el
primer inciso del artículo 6 de la ley 23506.
 De acuerdo con la subsistencia de la lesión
a) Actos subsistentes. La vigencia de la lesión o su amenaza cierta e inminente es una
característica fundamental del acto lesivo. Al momento de resolver el conflicto ha de subsistir
la agresión, de lo contrario el juez desestimará la demanda.
b) Actos no subsistentes. Si el acto reclamado no cumple con el requisito anterior, es
decir, si ha cesado y carece de vigencia, la demanda será improcedente. En este sentido
se pronuncia el primer inciso del artículo 6 de la ley 23506. Así también sucede en la
experiencia argentina pues si se presenta una "cuestión abstracta" -en caso de haber
cesado la lesión-,35 el amparo será rechazado.

 Según la evidencia de la lesión


a) Actos de arbitrariedad manifiesta. El acto para poder ser cuestionado ha de ser
manifiestamente arbitrario, es decir, la lesión o amenaza al derecho fundamental debe ser
indubitable, clara o evidente, o en todo caso a través de un breve debate probatorio -
congruente con la sumariedad del trámite del amparo-, la agresión pueda ser acreditada.
Este requisito, característico del acto lesivo en la experiencia argentina -así lo reconoce la
ley 16986 (artículo 1)-, no ha sido contemplado por nuestra ley reglamentaria. No obstante,
creemos que a aquél podemos arribar a partir de una interpretación sistemática, pues la ley
no contempla un periodo probatorio, lo cual denota que la demanda para prosperar o debe
ser desde el inicio manifiesta o la agresión puede ser susceptible de ser acreditada en virtud
de una prueba mínima.
b) Actos no manifiestos. Si el agravio imputado al acto lesivo, no es manifiesto o palmario
aquél podrá ser cuestionado a través de los demás procedimientos judiciales más no
mediante la vía constitucional de amparo.

Los sistemas latinoamericanos que no se reduce a México y Colombia, con el propósito de estimular
una posterior investigación sobre el constitucionalismo peruano aludimos a la apreciación de un
jurista peruanos obre la cultura en su país: “La cultura cumple un papel esencial en la deliberación
publica al generar las condiciones necesarias para que esta se lleve a cabo. En el Perú, por ejemplo,
a pesar de que se han aprobado 15 constituciones, las cuales, sin excepción, aceptan la división de
poderes y el principio democrático, ha habido más regímenes autoritarios que democráticos. Esta
paradoja, que algunos autores llaman, irónicamente, como la de un país con muchas constituciones
pero con escaso o nulo constitucionalismo, se extiende hasta nuestros días e influye en aspectos tan
relevantes como la defensa del Estado de Derecho, el control de los actos de gobierno, o el rol del
Poder 140 Judicial en la protección de los derechos fundamentales” Por ello finalmente, no es lícito
al humanista ni, sobre todo, al jurista prescindir en sus trabajos de la amargura y el sufrimiento
humanos y de su compromiso personal y comunitario con ellos, misión propia de aquellos
comprometidos con el estudio del constitucionalismo de América Latina, así siguiendo las palabras
del académico español Germán de Granda, quien se sumergiera en la selva chocoana para realizar
una encuesta lingüista sobre el uso del español, debemos involucrarnos en la que él llama “la tarea
apasionante de conocer y de amar porque sólo se ama loque se conoce, a través de fonéticas y
morfologías, semánticas y sintaxis, la realidad lingüística y vital de la bella, terrible, áspera y
magnifica América e habla española .

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