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COWSPIRACY

Kip Anderson se considera a sí mismo como un ambientalista obsesivo compulsivo, un “OCE” por sus siglas
en inglés; es decir, alguien cuyo estilo de vida refleja un profundo cuidado por el medio ambiente. Pero a pesar
de todo lo que hacía por el planeta, algo faltaba, y ese algo lo descubrió gracias a un artículo publicado en el
“UN NEWS CENTRE” de las Naciones Unidas. Lo que leería en él, lo llevará en un viaje en busca de
respuestas y estas le cambiarán por siempre su vida.

El artículo publicado por las Naciones Unidas argumenta que la crianza de bovinos produce más gases
invernaderos que todos los medios de transporte combinados, algo bastante difícil de creer, pero incluso peor,
es que estos animales también producen grandes cantidades de metano un gas invernadero veinticinco a cien
veces más contaminante que el dióxido de carbono.

Para darnos una idea del impacto que esta industria tiene, comparándola con el frakking (un método de
extracción de hidrocarburos bastante polémico) ambas producen cantidades muy cercanas de dióxido de
carbono, pero la agricultura animal consume 34 trillones de galones de agua al año, en comparación con los
100 billones que consume el frakking. A esto sumado que según un reporte del Banco Mundial en 2009, la
crianza de animales ocupa el 45% de los campos en la Tierra, esto convierte a esta actividad en la principal
causa de destrucción ambiental. A pesar de esto parece ser que las organizaciones ambientales más grandes
no hablan al respecto y esto tiene sus motivos.

Básicamente estos motivos tienen que ver con las grandes compañías que están detrás de estos negocios, la
influencia política que tienen es tan grande que incluso resguardan sus intereses a través de leyes como la
“Food Disparagement Law” que en pocas palabras prohíbe dar declaraciones consideradas falsas acerca de
productos perecibles como la carne. Tal es la influencia que tiene esta industria en el sector político que incluso
el FBI tiene como prioridad a grupos ambientalistas. En este punto, Kip Anderson se preguntó si valía la pena
continuar golpeando puertas, buscando respuestas y poniendo incluso su vida en juego por salvar al medio
ambiente.

Finalmente las razones por las que luchaba, tenían tanta importancia para el futuro del planeta que decidió
seguir con su proyecto, pues en sus propias palabras,” O vives por algo o mueres por nada”. Debía buscar la
forma de enseñarle al mundo que la única manera de verdaderamente salvar el medio ambiente era dejando
de consumir productos derivados de la agricultura animal. Debía decirles que los 7 billones de humanos
consumimos 3.2 billones de galones de agua por día, pero que los 70 billones de animales de granja consumen
45 billones de galones diarios, que los animales que criamos consumen 6.5 veces más libras de alimento diario
que los humanos.

En conclusión, si pudiéramos dejar de lado el consumo de carne, de huevos, leche y reemplazarlos por
productos vegetarianos cuya producción sea sustentable estaremos ahorrando, cada persona, cada día, 1100
galones de agua, 45 lbs de granos, 30 pies cuadrados de bosque, y evitaríamos la emisión de 30 lb de Co2, que
de otra forma irían a la atmosfera.

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