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Argentina
Isabel SANTI
Índice | Plano | Texto | Bibliografía | Cita | Autor
Plano
Argentina invisible y la negación del «otro»
Contexto histórico: fines del siglo XIX. De 1880 al Centenario, 1910
La revista Caras y Caretas
Fines del siglo XX
¿Cómo se caracteriza la inmigración limítrofe ?
Políticas y mitos frente a los limítrofes
Diarios La Nación y El Clarín
A modo de conclusión
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1El propósito de este trabajo es reflexionar acerca de la construcción y evolución de la
percepción del otro, en tanto prejuicio, en el escenario argentino pasado y contemporáneo, a
partir de diversas representaciones de los inmigrantes.
2Con la presencia del inmigrante, hay una construcción permanente de ideas e imágenes por
medio de las cuáles, una comunidad dada percibe sus diferencias a través del «otro»
distinto, sea éste social, étnico o cultural. Este «ajeno» es definido siempre en función de un
“nosotros” que se supone idéntico y que se instituye mediante la exclusión.
3Se abordará la representación del inmigrante, en dos períodos: fines del siglo XIX y fines
del siglo XX, en Buenos Aires, reflejada en algunos órganos de prensa bonaerenses.
4En aras de una mayor claridad, en el caso de Argentina y de la inmigración, consideraremos
primero cómo abordar la temática del «otro» dentro del marco de este trabajo y, segundo,
re-contextualizaremos históricamente las representaciones estudiadas.
5Entendemos que los mecanismos de discriminación producen la construcción del «otro»,
acarreando racismo y xenofobia. Michel Wiewiorka (2000) afirma que el racismo deriva de la
incapacidad que algunas personas tienen para enfrentarse con la diferencia, con el «otro».
Cuando la diferencia no es entendida como un aporte que enriquezca a la comunidad, sino
como un argumento para «segregar» a los diferentes, se les acusa de todos los males
(delincuencia, desocupación, etc.).
6La discriminación es entonces esa incapacidad de aceptar lo distinto que deriva en
definitiva, en una forma de odiar al «otro», de marcar una frontera que puede adoptar
diversas formas y razones. Además, es un hecho común que las víctimas sean a su vez,
victimarias. Afectadas por la intolerancia son intolerantes con otros grupos o dentro del
mismo grupo.
7La teoría sicoanalítica ofrece dos significados del término «discriminar». Por un lado, la
capacidad para distinguir entre realidad objetiva y subjetiva, de la cual depende la salud
mental de una persona; el sicótico por ejemplo, no puede establecer esta diferencia. En su
aspecto negativo, en cambio, la discriminación es un mecanismo de identificación proyectiva,
a través de la cual el sujeto atribuye a un «otro» alguna característica que no acepta en sí
mismo.
8Dicho mecanismo se basa en «pensamientos de certeza», convicciones que no admiten
ningún tipo de cuestionamiento. Por ese motivo, como señala Hannah Arendt, la
discriminación siempre tiene un substrato ideológico. Estos fenómenos no se reducen a una
patología individual, son procesos sociales complejos en los que una comunidad busca chivos
expiatorios para su frustración.
Florizel Mandinga, era hijo de la tierra llana, de una populosa ciudad europea. No era ni español, ni
lusitano, ni francés, ni italiano siendo las cuatro cosas juntas. Pertenecía a una familia venida a menos
en generaciones sucesivas de haraganes dispendiosos. Sin ninguna carrera cumplida después del
bachillerato, Florizel Mandinga con esas recomendables aptitudes, y cuando la necesidad con cara de
miseria, apretó de firme, se acordó de América, aquellos países jóvenes. Para Florizel Mandinga, estos
países jóvenes significaban atraso social, escolar, artístico y hasta danzante; que nos sobraba el pan de
harina, pero que nos faltaba el pan del espíritu, tal era la creencia de aquel panadero de nuestras almas
el cuál nos suponía un país de párvulos. El nos traía su bachillerato, era Florizel Mandinga, un inmigrante
aristócrata digno de la época del virreinato y no de estos tiempos de prosa y progreso americano.
Pero tuvo que vivir con estrechez y fue necesario entonces pedir algo concreto a sus relaciones: solicitó
empleos, cátedras, gangas burocráticas, todo lo que costara poco trabajo y produjera mucho, porque
para eso se había tomado él la molestia de venir a estos países jóvenes.
Muchos roces con el comercio le llevaron a pensar que en estos países jóvenes conviene más ejercer el
comercio y la industria que meterse a panadero del espíritu. Así paso varios años el inmigrante bachiller,
sin tomarle la .embocadura a estos países jóvenes, inútil para sí y molesto para todo el mundo.
Se ahorca dejando una carta. Casado con una tana y, cada cuál, diferentes y rechazados por sus castas.
Cuatro hijas casadas a su vez con cuatro extranjeros distintos salvo un puntano.
El ahorcado explica en su carta de despedida: «Me mato por ansia de amor, de vinculación intensa por
no poder unir mi sucesión a mi ascendencia. En mí muere mi casta, y de mí nace otra nueva y entre
esos dos polos, yo me he quedado solo, y solo no se puede vivir, la muerte del inmigrante está llena de
tristeza.
28En este último ejemplo resalta el tema de la «doble ausencia», tal como evoca el
fenómeno de la migración Abdelmalek Sayad al afirmar que estudiar la inmigración resulta
incompleto si no se estudian al mismo tiempo las condiciones de la emigración en su aspecto
social y global.
29Comprobamos que en la «Galería de inmigrantes» los estereotipos conforman una visión
del «otro» construida en base a observaciones generalizadoras. En algunos ejemplares,
notas y comentarios sirven para describir fotos de los protagonistas que suelen ser
personajes callejeros cotidianos, vendedores ambulantes. La nacionalidad no esta precisada
pero está siempre implícita de modo que el lector puede confirmar lo que cree percibir en
descripciones estigmatizantes o irónicas, el «otro» es el «otro inmigrante».
30En lo que se refiere a las notas de sociedad y festejos, se mencionan fiestas nacionales
como el 14 de julio o la fiesta nacional italiana así como los lutos nacionales: el funeral de
Humberto I adquiere una importancia nacional. Asimismo se mencionan los picnics y garden-
partys de las colectividades inglesas, alemanas y suizas, junto con las inauguraciones de
hospitales extranjeros y obras de beneficencia, como las cuatro páginas dedicadas al
orfelinato francés. En el caso de estas colectividades el lector comparte la percepción de un
«otro» valorizante.
31Es notable la incidencia de la presencia inmigratoria en las informaciones generales sobre
la vida de la ciudad. Rastreando las menciones indirectas, pudimos comprobar que entrañan
generalmente características estigmatizantes. En las notas sobre problemas de vialidad, de
higiene, salud mental y seguridad urbana, si bien no se los designa, los inmigrantes están
presentes.
32Mencionemos el caso de la inauguración del Asilo de las Mercedes y colonia de alienados:
los periodistas entrevistan al Dr. Cabrera, Director del Hospicio, en los jardines se cruzan con
los internados quienes les hablan en italiano («sentite signori!”). En otra nota , se describe a
la policía «limpiando» el puerto de «atorrantes» y éstos contestando en italiano o en
dialecto.
33La serie del año 1913 presenta una evolución de la percepción del inmigrante, debida en
parte a la nueva visibilidad urbana que implica la llegada aluvial de los inmigrantes. Esta
evolución queda plasmada en artículos y notas encontradas que Caras y Caretas publicará a
lo largo de ese período. Por ejemplo en el número del 15 de noviembre de 1913, se reseña la
inauguración del nuevo Hotel de Inmigrantes, en un tono de epopeya:
(...) ahí están los desgraciados de hoy, tal vez los felices de mañana. No los miremos con desprecio:
acaso los veamos un día con las riendas de poder en la mano, árbitros de la riqueza y de los negocios.
En ningún sitio como en el Hotel de Inmigrantes es necesario de revestirse de una gran humildad. De
esos inmigrantes esta hecha la grandeza del país. Sobre tan pequeños pilares ha querido el destino
levantar la cúpula argentina.
El pulpo del cosmopolitismo que ha extendido sus tentáculos sobre nuestra ciudad, va convirtiendo a
Buenos Aires en un gigantesco trasatlántico en el que viajan infinidad de gentes de todas las
nacionalidades y en el que apenas el capitán y los marineros son hijos del país...
Tal es la impresión que se recibe recorriendo el centro: en las cercanías de tribunales, barrio este
materialmente plagado de judíos, así como los otros han sido invadidos por italianos, árabes, turcos,
rusos, etc.
35En la exploración realizada de las series de Caras y Caretas, entre 1899 y 1914,
observamos una evolución de la representación del inmigrante, paralela al aumento de
visibilidad de los inmigrantes en la sociedad urbana argentina. Si bien, Caras y Caretas no
refleja totalmente la opinión de la época, es innegable que ha contribuido a producir una
representación específica de ese «otro», inmigrante, no siempre coincidente con las
aspiraciones de reconocimiento de ese «otro». Lo que no resulta claro es si esta
representación contribuye a definir un «nosotros», a principios del siglo XX.