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BIBLIOTECA

ARGENTINA DE HISTORIA Y POLÍTICA

Guido Di Tella

PERÓN-PERÓN

1973-1976
HYSPAMERICA
rofesor en la Universidad Católica Argentina y en

Pas facultades de Derecho y de Ciencias Económicas

de la Universidad de Buenos Aires, Associate Fe-

show del Saint Anthony's College de Oxford, autor de tra

bajos sobre historia y economía como Las etapas del de

sarrollo económico argentino y Los ciclos económicos en

la Argentina, Guido Di Tella desempeñó entre setiembre

de 1975 y enero de 1976 el cargo de secretario de Coordi

nación y Programación Económica; a su condición de in

vestigador especializado y riguroso asocia la de testigo de

excepción de los acontecimientos que estudia en su libro.

La primera parte de Perón-Perón está consagrada al aná

lisis político: tras una rápida revista a los fenómenos más

significativos de las décadas anteriores, se entra de lleno

en el estudio del período 1973-76, desde los iniciales in

tentos izquierdizantes hasta el pronunciado giro a la de

recha que siguió a la muerte de Perón. El pormenorizado

examen de los hechos económicos que sigue a continua


ción sirve de base para una reflexión sobre ciertos pro

blemas cruciales que enfrenta la Argentina en ese terre

no. El libro se cierra con un intento de evaluación de las

posibilidades futuras de gobiernos de tipo laborista apo

yados en las estructuras sindicales.

v-

EN LA MISMA COLECCIÓN

Samuel L. Baily

Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentir

Horacio Giberti

Historia económica de la ganadería argentina

Magnus Mórner

Actividades políticas y económicas de los jes-

William Mac Cann

Viaje a caballo por las provincias argentinas

Julio Godio, "~

La Semana Trágica de enero de 19'


nrj I
BIBLIOTECA ARGENTINA DE HISTORIA Y POLÍTICA

H-5

Colección dirigida por Pablo Costantini

5- 3<? Guido Di Tella

PERÓN-

1973-1976

03038!

INTRODUCCIÓN A LA VERSIÓN CASTELLANA

Este libro se gestó a partir de marzo de 1979, cuando

inicié mi estadía de más de un mes en la ciudad de Ox-

ford, invitado por el St Antony's College, al que he vuelto


recurrentemente desde entonces, ya como miembro de él.

Se inició como un intento de reflexión —y de catarsis-

sobre un período tan agitado como el que va desde 1973

hasta 1976, durante el cual me tocó desempeñar algún

papel de cierta importancia, aunque breve.

Escribí la primera parte de estos ensayos en castellano,

pero luego, para facilitar la discusión con mis colegas, se-

guí redactándolos en inglés, de modo que terminé —cosa

curiosa, debo admitirlo— escribiendo en ese idioma que

no es el mío, y en Oxford, un libro sobre el peronismo.

Un libro que ha publicado a fines de 1982 la editorial

Macmillan.

Este libro fue pensado, pues, para un público culto,

pero no muy conocedor de nuestra historia. Es por

ello por lo que tuve que incluir, a pedido de mi editor, un

capítulo, el segundo, que registra una serie de hechos y

problemas surgidos desde el primer derrocamiento del pe-

ronismo hasta su retorno al poder, registro que un lector

argentino o un conocedor del período quizás podría sal-

tear sin mayor pérdida. Sólo al final del capítulo intento

una explicación del desmoronamiento del poder militar y


del imprevisible retorno de Perón, haciendo interpretacio-

nes que pueden dar lugar a alguna polémica.

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GUIDO DI TELLA
En la versión castellana he vuelto a insistir en el titulo

que inicialmente propuse para la versión inglesa, Perón-

Perón 1973-1976, pues me parece que reúne el conocido

estribillo de las manifestaciones populares y el nombre de

dos presidentes del mismo apellido. Para la versión ingle-

AGRADECIMIENTOS

sa, en cambio, opté por el título Argentina under Perón,

1973-1976, más adecuado para un público que no podía

Me es difícil expresar con propiedad mi gratitud a to-

entender ese doble sentido.

das las personas e instituciones que contribuyeron a mejo-

Las circunstancias que ha vivido nuestro país harán que

rar la historia de los episodios que aquí se relatan.

algunos de mis compatriotas desaprueben el lugar en

Inevitablemente, debo ante todo dar las gracias a quien nes

que se ha escrito este libro. Estoy, sin embargo, entre los

fueron mis colegas durante mi breve permanencia en el

que creen que por encima de las pasiones es fundamental

gobierno argentino a lo largo de un período muy agitado,


el mantenimiento de un mundo más racional, en el cual

desde agosto de 1975 hasta enero de 1976 en que fui

pueda desarrollarse la actividad intelectual y cultural, a

Secretario de Coordinación y Programación Económica

fin de que continúen esos pequeños hilos de comunica-

durante el ministerio de Antonio Cafiero. Si bien algunos

ción que hay entre los hombres. Esto no sólo no consti -

de ellos han efectuado por cierto importantes aportes a la

tuye impedimento alguno para una sana y patriótica vi -

ciencia económica, lo que aquí les agradezco es haber

sión del país, sino que puede contribuir a que sea más

ayudado a mejorar los acontecimientos de ese tiempo -o al

madura y profunda, aunque a veces mucho más doloroso.

menos haber evitado que fuesen peores— con una dedi-

La traducción se debe al esforzado trabajo de Luis Jus-

cación y un desinterés no siempre del todo reconocidos

to, quien me ha hecho una serie de sugerencias que han

en la Argentina.

permitido mejorar y aclarar ideas y conceptos; se las

En el terreno académico, deseo agradecer a Raymond

agradezco particularmente.
Carr, rector del St Antony's College, Oxford, y al profe-

sor Christopher Platt, director del Latín American Centre

y a sus colegas, por haberme permitido sumarme a un pri-

GUIDO DI TELLA Buenos

vilegiado grupo de estudiosos con quienes pude discutir,

Aires, diciembre de 1982

en una atmósfera apacible y lejos del teatro de los hechos,

los extraordinarios sucesos del período 1973-76.

En la Argentina, me fue dada la oportunidad de servir-

me de la inteligencia de muchos estudiosos, pertenecien-

tes sobre todo a varias distinguidas instituciones: el Cen-

tro de Estudios Monetarios y Bancarios (CEMYB) del

PERON-PERON. 1973-1976

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GUIDO DI TELLA
Banco Central de la República Argentina, y la Gerencia

de Investigaciones y Estadísticas Económicas, del mismo

banco; el Instituto de Desarrollo Económico y Social

(IDES); el Centro de Estudios Macroeconómicos de Ar-

gentina (CEMA), de la Fundación PAÍS; el Instituto de

Estudios Económicos de la Realidad Argentina y Latino-

americana (IEERAL) de la Fundación Mediterránea, y

lo que se podría llamar — si se me permite la licencia—

mi "alma pater", el Centro de Investigaciones Económi-


GUIDO Di TELLA
cas (CIÉ) del Instituto Torcuato Di Tella.

Oxford, 1981

Para las partes estadísticas de este trabajo conté con la

asistencia, de incalculable valor, de un grupo de jóvenes

colegas formado por O. Baccino, P. Guidotti y M. Vicens,

sin cuya excepcional destreza me habría sido imposible

acometer los análisis que se efectúan en los capítulos VI y

VIL También debo agradecer a Sara Caputo, Balbina Fer-

nández, Ana Quaglia y María Cristina San Román la ayu-

da que me prestaron en la recolección de informaciones y

datos, que me hubiese sido imposible obtener, por haber

estado la mayor parte del tiempo lejos de mi país.

Desarrollo Económico y World Development me han

permitido reproducir partes de artículos que publiqué en

sus páginas; a su vez, la editorial Macmillan me autorizó

a utilizar parte de mi aporte al libro sobre las inflaciones

latinoamericanas compilado por Rosemary Thorp y Lau-

rence Whitehead.

Debo agradecer a Leonardo Auernheimer, Juan Carlos


de Pablo, Héctor Diéguez, Alberto Petrecolla, Maurice

Scott, Paul Streeten, Rosemary Thorp y Laurence Whi-

tehead sus ilustrativos y provechosos comentarios sobre

los capítulos de índole más económica de este libro.

También debo consignar mi muy especial gratitud a

Malcom Deas, quien comentó con su habitual sagacidad

partes substanciales de los capítulos más políticos.

INTRODUCCIÓN

Escribir sobre hechos recientes es sin duda muy arries-

gado. El polvo tarda no poco en asentarse y las conse-

cuencias de los acontecimientos descriptos siguen sintién-

dose durante un lapso sorprendentemente largo. Sin

embargo, reflexionar sobre episodios no muy distantes

puede acelerar la comprensión de lo que realmente ocu-

rrió e, incluso, contribuir a aplacar algunas de las pasiones

que están en la base de la comprensión errónea de tantas

cuestiones importantes. Sin duda, el tema de este libro


toca una de las heridas abiertas en la sociedad argentina.

En general, el fenómeno del peronismo todavía divide a

personas y a grupos, cualquiera que sea su clase o situa-

ción. Probablemente es una división más marcada aun

que la que existió en los comienzos del gobierno consti-

tucional después de caído Rosas y se remonta a la época

que va de 1946 a 1955, correspondiente a los primeros

gobiernos peronistas. El segundo régimen peronista, de

1973 a 1976, que constituye el tema del presente libro,

alteró el perfil y el sentido del antagonismo, pero no lo

mitigó.

El hecho de que el autor no sea neutral no facilita el

análisis de este período puesto que su militancia es cono-

cida y por añadidura durante un breve tiempo ocupó

posiciones públicas de cierta importancia. Por lo tanto.

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PERON-PERON, 197 3-1976

CUIDO DI TELLA

puede que alguien repudie de antemano todo este trabajo,

indagar sus razones últimas, que con toda probabilidad —


por considerarlo tendencioso y por ende inválido. Sin

afortunadamente— siempre se nos escaparán. El análisis

embargo, esperamos que los puntos de vista que aquí se

incluye obviamente las motivaciones e intereses económicos,

expresan sean juzgados por su propio peso.

reconociendo sin embargo que no tienen carácter exclusivo,

El título de este libro puede ser engañoso ya que Juan

dada la complejidad de la naturaleza humana. En rigor, la

Perón sólo fue uno de los cuatro presidentes peronistas

naturaleza humana es tan compleja, que debemos dejar sin

y permaneció en el poder durante diez de los treinta y

explicación una considerable parte de las acciones de los

cuatro meses que duró la segunda experiencia peronista.

hombres.

Por añadidura, el primer presidente, Héctor Cámpora, y el

último, Isabel Perón, siguieron políticas substancialmente

Si bien el propósito principal de este trabajo es el análisis

distintas, cruciales para la comprensión de algunos de los

de los sucesos económicos del período 1973-76, nos hemos

principales problemas. Sin embargo, todo el período fue

visto obligados a consagrar dos de los primeros capítulos al


marcado por la influencia de Juan Perón, fuese por pre-

examen de los episodios políticos y sociales. Esto

sencia o por ausencia. Por consiguiente, el título parece

constituye por sí solo un reconocimiento del íntimo juego

más bien justificado.

recíproco entre los factores no económicos y los hechos

No pretendo haber comprendido todos los pormenores

más puramente económicos de dicho período, en

de esta historia. Por cierto no quiero caer en la trampa

definitiva, de cualquier período. Gran parte de lo ocurrido

común de explicar con demasiada claridad una realidad

en el plano económico sólo puede ser comprendido dentro

intrínsecamente confusa. En las ciencias sociales existe la

de un punto de vista más amplio.

tendencia de dar explicaciones demasiado completas y

Hemos prestado alguna consideración, particularmente en

totalizadoras, cuando la realidad se presta para ser reve-

el análisis político, a pequeñas circunstancias y detalles que

lada sólo hasta cierto punto. Superar tal tendencia supo-

pueden considerarse de escaso relieve. Tai vez ello

ne arriesgarse a incurrir en generalizaciones infundadas


decepcione un poco a quienes preferirían un punto de vista

y a ignorar —consciente o inconscientemente— hechos

más en el estilo de la "grande histoire". Sin embargo,

contradictorios. Más aun, es preciso admitir que las cosas

opinamos que algunas de las confusas percepciones de los

no suceden en una sola dirección determinada de ante-

propósitos de los variados grupos resultaron muchas veces

mano; muchos son los casos en los que las características

del impacto de esas pequeñas circunstancias. A veces

de personalidad, los sucesos fortuitos y las coincidencias

cuesta comprender por qué sectores de pensamiento so-

accidentales han modificado los acontecimientos en for-

cial progresista no apoyaron a un gobierno basado en la

ma substancial.

clase trabajadora. Pero si uno se detiene a recordar que el

He tratado de profundizar el análisis de algunas de las

jefe de ese gobierno llegó a declarar en un discurso público

causas en las que se fundan las acciones de ciertos grupos

de su primera presidencia que "a nuestros enemigos (no

y personas. He procurado descubrir las razones más inme-

se les hará) ni siquiera justicia", puede comprenderse uno


diatas de sus actos, absteniéndome de toda tentativa por

de los muchos motivos por los cuales esos sectores

reaccionaron en forma "no estructural". Si al mismo

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PERON-PERON, 1973-1976
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tiempo uno se pregunta cómo pudo ser que prácticamente

haya suscitado alguna suerte de amnesia selectiva, fre-

no se dijera nada de los varios centenares de personas

muertas durante el levantamiento de 1955, en tanto que

cuente mecanismo de defensa.

media docena de muertes durante el período previo pro-

Para enfrentar este problema he analizado los cuatro

vocó acusaciones de brutalidad contra el peronismo por

principales diarios de la mañana: La Prensa, La Nación,

parte de la prensa, se empieza a comprender el resenti-

Clarín, La Opinión, a los que he agregado Mayoría. El

miento experimentado hasta hoy por los militantes pe-

primero representa, podría decirse, el punto de vista fa-

ronistas, ante ese tratamiento injusto y discriminatorio.

náticamente antiperonista. A su propia y exagerada ma-

Prestar así atención a los detalles supone sus riesgos,

nera, posee una de las líneas más coherentes y las más de

como el de detenerse demasiado en trivialidades y mi-


las veces su permanente pesimismo resultó acertado.

nucias. De cualquier modo, este enfoque tal vez permita

También La Nación sustentaba una posición claramente

acercarse más al mundo real, con sus contradicciones e

antiperonista, pero mucho menos intolerante, y pro-

bablemente reflejara un espectro de opinión más amplio.

incoherencias, que un punto de vista más abstracto. Es

Tal como lo hicieron muchos, civiles o militares, tam-

quizás lamentable que la realidad se comporte en forma

bién La Nación modificó sus puntos de vista a lo largo de

tan desordenada, ineludible y contradictoria.

este período. En muchos casos concedió al gobierno el

beneficio de la duda, y sólo al final abandonó toda espe-

Fuentes y referencias

ranza de recuperación. Clarín denotó una actitud política

oscilante, bastante concorde con la línea de su mentor

Con el fin de transmitir el sabor de ese período, parti-

político, el ex presidente Arturo Frondizi, pero por otro

cularmente al analizar los sucesos políticos, he hecho un

lado siguió en lo económico una línea muy clara —tal

empleo generoso —si bien a veces algo insistente— de citas


vez la más clara que haya seguido diario alguno—,

de lo que se pensaba y se decía entonces. En ese tiempo

representativa de las tendencias proteccionistas del

hubo tantos cambios de la actitud pública, y de los senti-

empresariado industrial. La Opinión adoptó un rumbo

mientos, que los recuerdos se tornan borrosos, y los jui-

político ambivalente, del que podría decirse que, en todo

cios emitidos con posterioridad, algo sospechosos.

caso, reflejaba una posición ligeramente a la izquierda

La viabilidad del retorno de Perón, el significado del

del centro, característica de algunos sectores intelec-

movimiento guerrillero, la disyuntiva entre persuasión y

tuales, y se mostró particularmente decidida en su cam-

represión, el acceso al poder de cuatro presidentes en un

paña por los derechos humanos en un tiempo en que no

año, la muerte del líder, la explosión inflacionaria del 900

era fácil hacerlo. Finalmente, Mayoría, que apareció poco

por ciento a mediados de 1975 y, finalmente, el golpe mi-

antes de las elecciones de 1973 y apoyaba francamente al

litar, provocaron acaloradas discusiones y dejaron recuer-

gobierno, representaba la rama moderada, intelectual y


dos muy confusos de aquello que se creyó y de aquello

católica del peronismo. Si bien no era uno de los princi-

que se dijo en ese tiempo. Es probable también que se

pales diarios, lo he incluido porque reflejó un punto de vista

favorable al gobierno en medio de un panorama pe-

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GUIDO DI TELLA
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PERON-PERON. 1973-1976

riodistico que, casi sin excepción, le era francamente hostil.

yoristas, que es más decisivo, se funda en una muestra de

En otro lugar (Di Tella y otros, 1981) se han transcripto

1953. Y por si ello no bastara, la extraordinaria variación

en forma completa las partes más significativas de las

relativa de los precios ha tenido por consecuencia que no

informaciones y los comentarios editoriales que publica-

se tomaran en cuenta, ni en relación con la producción ni

ron esos diarios desde enero de 1972 hasta marzo de

con el consumo, los efectos de sustitución, cuando en rea-

1976.

lidad fueron muy importantes. Representan un problema

Se han elegido estos diarios, de envergadura nacional y

estadístico que, como todos sabemos, carece de una solu-

aparecidos cotidianamente durante todo el período, por

ción única y adecuada. Diversos años de base a los que

ser representativos de la opinión de los medios de prensa,


corresponden diferentes conjuntos de precios relativos

que en conjunto denotó una acentuada tendencia antigu-

pueden dar origen a series bastante distintas, según cuál

bernamental. Esta selección refleja claramente lo que la

sea la sensibilidad a las variaciones relativas de precios y a

prensa ofrecía todos los días al lector común. No intenté

las diferentes ponderaciones. La División de Investiga-

en cambio el uso de citas elegidas más o menos al azar,

ciones del Banco Central ha publicado algunas series

de diarios de corta existencia y menos aun de semanarios

nuevas que mejoran la metodología de las cuentas nacio-

igualmente efímeros. La selección elegida deja de lado,

nales desde 1960, y particularmente desde 1970 en lo que

por consiguiente, opiniones significativas como las expre-

concierne a los sectores financiero, agrícola, de la cons-

sadas por Noticias, El Descamisado y La Causa Peronista en

trucción y exterior (BCRA, 1979/80), tarea que ha de

la extrema izquierda, y El Caudillo en la extrema derecha.

continuar. Circunstancia no poco extraña, algunas de las

Los he citado poco o nada, pero aunque no alcanzaron

series correspondientes al comercio exterior se cuentan


amplia circulación en forma permanente y sólo eran

entre las más débiles, hasta el punto de haber interferido

adquiridos por el lector interesado en la política, son

en 1974 en las negociaciones con el Fondo Monetario In-

sin embargo fuente de consulta valiosa.

ternacional. Las series de los términos del intercambio

son particularmente deficientes; las dos disponibles de-

Para el análisis de los hechos económicos debí confiar

notan en 1974 movimientos substanciales pero de sentido

inicialmente en mis propios recursos. Con el correr del

opuesto, enigma de cierta importancia. Con el fin de

tiempo aparecieron varios libros y artículos que proyec-

confeccionar el Apéndice Estadístico se eligieron las

taron luz sobre distintos aspectos de ese período. No hay

series más confiables. Se debe tener en cuenta que algunas

duda de que los he aprovechado, aun en el caso de disentir

con ellos, y así lo reconozco a lo largo del presente

de las conclusiones se basan en series débiles, que tal vez

trabajo. Como suele suceder en la Argentina, los datos

tengan que modificarse en el futuro.

relativos a este período no son muy satisfactorios. Algu-


nos problemas derivan del empleo de muestras estadís-

ticas viejas. Si bien el costo de la vida se basa, afortunada-

mente, en una muestra de 1970, el índice de precios ma-

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GUIDO DI TELLA
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Plan general de este libro

PERON-PERON. 197.'MÍ*7 6

Los dos capítulos siguientes se refieren esencialmente a

cas casi de sabor "desarrollista" y las disputas internas en-

cuestiones políticas. El capítulo II analiza algunos de los

tre los militares, seguidas por la sorprendente disolución

principales acontecimientos sucedidos desde el adveni-

del régimen y por el aun más sorprendente retorno de

miento del peronismo a mediados de la década 1940-50.

Perón en 1973. La aparición de la subversión fue, en ese

Empieza por recordar no sólo las bases económicas, sino

tiempo, un factor crucial. La violencia en este caso parti-

también las de carácter político, psicológico y social sobre

cular, contribuyó a acelerar la retirada de los militares.

las cuales se fundó, durante el período 1945-1955, la fer-

Pero esta retirada no tuvo por fin facilitar ninguno de

viente lealtad de las clases trabajadoras a Perón. Se las re-

los propósitos de la subversión; sino que favoreció el ad-

cuerda en forma breve, pues han sido ampliamente reco-


venimiento de un régimen del cual se esperó que, por mu-

nocidas; las aceptan autores como Romero (1946-1975),

cho que disgustara a los militares, fuera capaz de enfren-

Germani (1962), y Halperín (1964). Se evocan varias de

tar a la subversión con armas políticas más eficaces.

las modalidades que adoptó ese fenómeno. Se sostiene

Las convocatorias electorales, así como la creación de

que algunos de los excesos y peculiaridades del régimen

un gobierno percibido por la mayoría como legítimo, fue-

peronista obstaculizaron su aceptación por parte de gru-

ron en cierto modo una tentativa por socavar las supues-

pos que, de no haber sido así las cosas, lo hubiesen podi-

tas bases del terrorismo. Se quiso dar así una solución po-

do aceptar. Esos problemas no eran triviales y vale la pena

lítica al problema de la subversión, esperanza cuyo brutal

recordarlos para comprender en parte (si bien sólo en

fracaso se reveló poco después de los comicios. Sin em-

parte) los encarnizados sentimientos a que esa época dio

bargo, tal como se había previsto, el hecho de que se in-

origen. Se plantea la cuestión de si la reacción de los gru-

tentara una solución electoral restó a la subversión gran


pos hasta entonces establecidos en el poder demostró, en

parte del difuso apoyo con que contaba y la aisló de las

este caso, la misma amplitud mental frente al cambio que

corrientes principales de la vida política. Posteriormente,

había caracterizado su actitud a fines del siglo pasado.

la prosecución de sus violentas actividades provocó el re-

En el mismo capítulo se analizan ciertos aspectos de la

sultado diametralmente opuesto al buscado acelerando la

evolución del peronismo —y también del país— que se

caída de la coalición popular y el retorno de los militares.

operaron después de la caída de Perón. Se pone particular

Este capítulo es de índole ante todo política y describe el

énfasis en la creciente independencia del movimiento sin-

marco y las condiciones iniciales en que tuvo lugar el

dical, que debió soportar a diario el problema del distante

retorno de Perón. Es de particular utilidad para el lector

líder, cuya oratoria, de tono cortante, pronto fue identifi-

no argentino.

cada con "la oposición" al sistema. Asimismo, se analizan

El capítulo III procura analizar la evolución política de

las consecuencias del golpe militar de 1966, las esperan-


la coalición gubernamental durante su agitada existencia

zas iniciales de sus jefes de permanecer por un muy largo

de casi cuatro años, desde mayo de 1973 a marzo de

tiempo en el poder, sus modernizantes políticas económi-

1976. Algunos autores entienden que los caóticos episo-

dios de esos años y los lamentables sucesos finales fueron

consecuencia de las contradicciones inherentes a una

PERON-PERON. 197 3-1976


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GUIDO DI TELLA

con lo que se intentó hacer y de lo que se piense acerca de


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las cualidades personales de sus miembros.

coalición populista incapaz de manejar un país mucho

Lo que es seguro es que el suyo no fue un gobierno que

más complejo que el que había tenido en sus manos 20

marchara a la deriva, como lo consideran muchos observa-

años atrás. Según este juicio, la situación fue agravada

dores de ese período. Por el contrario, lo esencial del "de-

fundamentalmente por la decadencia física del propio

senlace" fue la rebelión del partido contra la oscilación

Perón —muerto a una avanzada edad aún en funciones—

hacia la derecha que la presidenta y sus allegados procuraban

y por la absoluta incapacidad de su sucesora, Isabel

imponer. Esta rebelión, y no la ineptitud de la presidenta,

Perón, carente de todo esquema político claro. La opi-

creó el callejón sin salida donde se originó la caótica

nión que aquí se expresa es básicamente distinta. Aquí se

situación final; la ineptitud y la falta de condiciones de

sostiene que el desorden típico e intrínseco de una coali-

Isabel Perón fueron sin duda un factor coadyuvante, pero no


ción populista es de índole diferente (y mucho menos in-

la causa principal. Probablemente, la mayoría de los

tensa). La muy convulsa historia de esos años resultó de

comentaristas disentirá con el autor en torno de este punto;

las dos tentativas por tomar el control del gobierno efec-

sin embargo, ésta es por cierto una de las principales

tuadas, desde extremos opuestos, por grupos relativamente

afirmaciones que formulamos a lo largo del libro. Aquel

marginales de la coalición popular. El primer intento,

conflicto se reflejó en la marcha de las economías y sub-

consumado por la izquierda, constituyó un fenómeno su-

yace en la extraordinaria explosión de los precios y en la

mamente anormal tanto para el partido como para el

consiguiente inflación de alto nivel de 1975, problemas

país, a juzgar por los respectivos antecedentes históricos.

que adquirieron una intensidad inexplicable por razones

Tai como podía suponerse, la tentativa tropezó con una

puramente económicas.

oposición frontal, desde la misma coalición gubernamen-

El lapso transcurrido entre las bruscas oscilaciones ha-

tal, y fracasó totalmente; sin embargo, todo este proceso


cia la izquierda y la derecha estuvo lejos de ser pacífico y

deterioró la estructura de la coalición gubernamental,

rectilíneo. Pero a pesar de las incoherencias en el frente

así como su credibilidad pública. El segundo intento

económico, las contradicciones entre los restantes miem-

fue consumado (inmediatamente después de la muerte de

bros de la coalición populista y las tensas relaciones con

Perón), por la extrema derecha, encabezado por la propia

los gremios, fue el período en que el gobierno contó con

presidenta y su ministro de Bienestar Social; fracasó des-

pués de provocar una profunda convulsión entre los diri-

mayor apoyo. Hubo incluso algunos fenómenos nuevos

gentes y las bases del partido. También en este caso se trató

que limaron ciertas aristas. El principal de ellos consistió

de un paso muy anormal. Impuesto a un partido de

en una relación mejor, por momentos incluso excelente,

base sindical, tenía muy escasas posibilidades de triunfar

con el principal partido opositor, la Unión Cívica Radical,

—si es que tenía alguna—, y fracasó miserablemente des-

que respondió con un esfuerzo equivalente por superar su

pués de un choque frontal con los sindicatos a mediados


viejo antagonismo.

de 1975. Este análisis atribuye a Isabel Perón y a su grupo

Tal como lo dijo Perón en su peculiar estilo, "en vez

una considerable dosis de resolución y voluntad política,

de nuestro viejo lema que decía que para un peronista no

con prescindencia de que se pueda estar o no de acuerdo


GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

régimen peronista. El capítulo III, de índole

hay nada mejor que otro peronista, tendremos uno nuevo

esencialmente política, nos ayudará a

comprender los episodios económicos de ese


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período, que se describirán después.

que dirá que para un argentino no hay nada mejor que

El capítulo IV concierne al conjunto de

otro argentino".

reformas económicas estructurales a largo

La prensa permaneció independiente, antigubernamental

plazo puestas en marcha durante los primeros meses del

en su gran mayoría. Se procuraron aliados, y entre las

nuevo gobierno. Se trataba de una serie de reformas

candidaturas peronistas se incluyeron, aquí y allá, algunos

sumamente ambiciosas, que habían de cambiar

representantes de otros sectores. Esto no significa que hu-

radicalmente la fisonomía económica del país. Si bien

biera desaparecido por completo la antigua conducta abu-

gran parte del programa no llegó a aplicarse, y bajo la

siva, como se advirtió en el manejo de las emisoras radiales

presión de los hechos diarios pronto se lo olvidó, tanto

y de televisión y en el ajuste de las disputas dentro del

durante el período preelectoral como inmediatamente


partido. Este último aspecto, empero, se mezcló con un

después tuvo considerable importancia, porque dio el

elemento por completo nuevo, el surgimiento de la sub-

tono a toda la campaña y determinó en gran medida qué

versión, que elevó el nivel general de violencia en toda la

grupos habían de tomar finalmente partido en favor o en

sociedad argentina.

contra del nuevo gobierno.

Pero durante este período intermedio desde el final de

De cualquier manera, es preciso formular una distin-

Cámpora al comienzo de Isabel las cosas evolucionaron

ción entre los excesos retóricos perpetrados durante y

tal como podía suponerse e incluso denotaron algunas

después de la campaña y lo que el programa realmente pro-

mejoras. En cambio, la inicial tentativa de la izquierda y

pugnaba. Lo que tanto partidarios como críticos recuer-

la final tentativa de la derecha por tomar el poder cau-

dan es sobre todo esa retórica. Las promesas verbales fue-

saron fuerte sorpresa. La existencia de esas alas, izquierda

ron mucho más radicales y exageradas que el programa

y derecha, era natural y esperable, pero no el hecho de


concreto, más aun que lo que puede esperarse en cual-

que alguna de ellas pudiese ocupar el centro del escenario.

quier campaña electoral. El plan económico se situaba en

Que el gobierno fuese susceptible a tan temerarios asaltos

un punto moderado a la izquierda del centro, más bien

puso en evidencia una debilidad característica de los

nacionalista, pero fuertemente intervencionista. Sobre

partidos de jefatura fuertemente personalizada y débil

todo reflejaba los puntos de vista de los sectores empre-

organización estructural. Ambos intentos fracasaron por-

sarios incorporados a la alianza, que aceptaban algunas

que los sectores más moderados del partido, incluidos

medidas "progresistas" en materia de impuestos, así

—y en lugar prominente— los sindicatos, estrecharon filas.

como una discutida ley agraria, cuestión que no inte-

Tal anclaje en las franjas centrales del espectro político

resaba mucho a los sectores empresarios. En compensa-

había sido y era una característica no decisiva de la coali-

ción por esas medidas, se proponía un conjunto de polí-

ción populista argentina y constituyó, según se sostiene

ticas favorable a los capitalistas locales, relacionado con


aquí, parte de su fuerza. Fue la tensión causada por esos

las inversiones extranjeras, la protección industrial y -4o

cambios de frente, en especial el segundo, lo que provocó

que suponía una novedad importante— la promoción de

el clima caótico de que se tiñeron las últimas etapas del

28

GUIDO DI TELLA

PERON-PERON, 197 3-1976

29

las exportaciones industriales, incluso las destinadas a

ma por el pueblo fue coloreada no tanto por lo que decía

los países del bloque soviético, dándole así, dadas las

como por las circunstancias en las que se lo decía. Incluso

circunstancias, una sospechosa aureola izquierdista.

enunciados secundarios e insignificantes originaron sospe-

Por añadidura, todas las políticas denotaban una acen-

chas de toda índole: parecían confirmar los temores más

tuada tendencia hacia la intervención estatal. Ello se re-

terribles. Los tiempos que corrían tornan bastante com-

flejaba particularmente en el comercio exterior, sobre

prensible esa reacción; no olvidemos que en ese momento


todo en las exportaciones agrícolas, que habían de ser

la organización "Montoneros" desempeñaba un papel di-

manejadas por empresas del Estado. También se lo adver-

rectivo en la campaña.

tía en el sector bancario que, a consecuencia de su cen-

El capítulo V está consagrado principalmente al análisis

tralización por una reforma financiera, convertiría a

de los hechos económicos de ese lapso. Se lo puede divi-

los bancos en meros agentes del crédito que les asignara el

dir en seis períodos, fácilmente caracterizable cada uno:

Banco Central. Circunstancia característica de la campaña

electoral, esas medidas fueron presentadas bajo una apa-

riencia mucho más drástica que la que realmente poseían,

junio-diciembre de 1973

es decir, como nacionalización del comercio exterior y de

Política económica inicial;

los depósitos bancarios.

programa de estabilización,

Para satisfacer las exigencias de las bases partidarias se

pacto social y congelación de

exageró tanto en los aspectos más conflictivos, que el pre-


precios y salarios; medidas re-

cio fue un desproporcionado antagonismo por parte de

formistas.

la comunidad empresaria, superior al justificado por las

medidas y que dificultó más aun su cumplimiento. Tam-

enero-agosto de 1974

Crecientes problemas con la

bién se destacaba el papel del Estado en lo que se denomi-

congelación de precios y con-

nó el "pacto social", suerte de congelación general de pre-

tradictorias políticas de ex-

cios y salarios; este punto llegó a ser, como lo veremos,

pansión; dificultades en el

uno de los conjuntos de disposiciones que más intensa-

sector externo.

mente se aplicaron.

septiembre de 1974-

"Flexibilización" parcial de

El programa abundaba en objetivos irreales y en aspira-


mayo de 1975
las políticas; introducción de

ciones utópicas. Pero en comparación con los programas

la restricción financiera; crisis

de algunos partidos socialistas europeos era relativamente

moderado, aunque se pudiera disentir con sus propósitos.

del sector externo.

Era más intervencionista, pero, a la vez, se definía más

claramente en favor del sector empresario. Por sí mismo,

junio-julio de 1975

Reajuste drástico; conflicto

no justificó la reacción ni el entusiasmo con que se lo

político; comienzo de una re-

recibió. De cualquier modo, la recepción del progra-

cesión.

VERON-PERON. 197 3-1976

31

30

a algunas de las tensiones que contribuyeron, posterior-

mente, a la destrucción de todo el esquema. El éxito de la


agosto de 1975-

etapa inicial, de junio" a diciembre de 1973, fue en alguna

enero de 1976

GUIDO DI TEL.LA

Enfoque

gradualista.

reequilibrio de los precios

relativos, indexación parcial

de la economía; medidas

antirrecesivas y crisis de la

balanza di1 payos.

enero-marzo de 1976

Tentativa por "enfriar"' la

economía y los efectos de la

inminente revolución militar.

Si bien la oscilación inicial hacia la izquierda tuvo con-

secuencias políticas muy serias, hasta el punto de impo-

ner un cambio de presidente, no incidió con demasiada

intensidad sobre el escenario económico. En rigor, el pro-

grama económico inicial, inaugurado en junio de 1973,

fue ejecutado en cierto modo independientemente de las


políticas del período de Cámpora y se lo consideró, en su

momento, como una concesión a los sectores de clase

media del partido. El primer ministro de Economía,

miembro de la Confederación General Económica (CGE)

—organización de los pequeños empresarios— duró 17

meses en esas funciones bajo los cuatro presidentes y

siguió básicamente la misma política económica. Esta

consistía, en esencia, en un programa de estabilización y

en un conjunto de medidas reformistas mencionadas en el

capítulo IV. El plan de estabilización, como veremos, se

dividió en dos etapas características. La primera alcanzó

cierto éxito, basada en un "pacto social" que apuntaba a

medida consecuencia de la autoridad que ejercía un

gobierno elegido popularmente y dirigido por una perso-

nalidad fuerte, otorgándole credibilidad al programa y

contrarrestando los temores inflacionarios. Otro factor

igualmente decisivo fue el mejoramiento de la situación

internacional, que proporcionó una ventaja imprevista.

Esto facilitó las políticas de distribución iniciales, si bien

obstaculizó el programa de estabilización por su efecto

sobre los precios de las importaciones. El fin de esta etapa


coincidió con el deterioro de los términos del intercambio

que se operó al concluir 1973 y fue determinado por

aumentos mayores en los precios de importación, que en

los de exportación. Las graves presiones inflacionarias

externas y la creciente contradicción entre la congelación

de precios y la política monetaria y fiscal expansionista,

provocó dificultades económicas cada vez más substancia-

les, escaseces internas, reducción de inversiones y pérdida

de reservas; surgió así una situación de inflación reprimida.

Al morir Perón en julio de 1974, el programa económi-

co moderado demostraba signos de agotamiento muy evi-

dentes. Se imponían cambios importantes. El hecho de

que hubiera que hacerlos después de la desaparición de un

jefe dotado de gran autoridad y de que fuesen acompaña-

dos por un drástico viraje político hacia la derecha creó

tensiones adicionales e inauguró un período de inestabi-

lidad sin precedentes.

Lo cierto fue que Isabel Perón tuvo cinco ministros de

Economía que duraron seis, tres, uno, seis y dos meses,

respectivamente. En el frente económico, la presidenta

inició en septiembre de 1974 un movimiento leve hacia la


derecha, y de mayo a julio de 1975 se consumó un deci-

dido giro en esa dirección. Pero ese giro exigía del Par-

tido Justicialista un grado de obediencia que simple-

mente no existía. Por el contrario, los sindicatos se

decía-

32
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 197 3-1976
33
raron en rebelión abierta y estuvieron a punto de hacer

caer al gobierno. Este conflicto fue una de las causas bá-

pleno control del gobierno e intentó poner en práctica un

sicas de la extraordinaria explosión de los precios a mitad

programa de derecha más moderado que el del año ante-y

de ese año. Cabía esperar un proceso para volver al re-

rior, pero la inminencia del golpe militar había restado

equilibramiento de la economía, pero en este caso lo

toda credibilidad al gobierno. Al producirse una nueva ex-

anormal fue la intensidad del mismo.

plosión de los precios, el gobierno quedó en situación

El mecanismo de los precios se había convertido en el

de impotencia. Esta vez la explosión de los precios tenía

campo de batalla de la distribución del ingreso convir-

conexión con la pérdida de toda clase de autoridad por

tiéndose a su vez, en una de las causas y mecanismos de

parte de las esferas oficiales y, en especial, con la influen-

propagación del proceso inflacionario. Lo notable fue la

cia extremadamente desestabilizadora del golpe militar


amplitud de la oscilación de los precios relativos y los

que se veía venir y se consumó a fines de marzo de 1976.

cambios paralelos en la distribución, asociados a la con-

Resulta imposible comprender esos años si no se com-

ducta oligopolística de grupos importantes.

prende a la vez la evolución de los sucesos políticos, pues-

La explosión de los precios fue acompañada por una

to que la intensidad de los conflictos surgidos en el seno

disminución en términos reales de la cantidad de dinero

de la coalición gubernamental, así como la pérdida de la

circulante, causada por los tremendos aumentos de los

capacidad de arbitraje por parte de ésta, fueron decisivos

precios y la fuerte tendencia a no retener dinero bajo nin-

para el proceso económico. Sin embargo, algunos de los

guna de sus formas. En gran medida, la explosión resultó

dilemas más puramente económicos, aunque no su inten-

de las luchas políticas. Al mismo tiempo, contribuyó a

sidad, fueron bastante similares, tanto a lo ocurrido en

la intensidad de esas luchas y a crear un clima de caos.

ciclos anteriores, como a lo ocurrido en otros países del

Para agosto de 1975 la presidenta había perdido todo su


mundo luego de la crisis del petróleo.

poder de arbitraje; se limitó a conservar su posición rete-

Después de todo, la evolución de la Argentina durante

niendo tan sólo un rol representativo. En su lugar asumie-

esos años no fue tan peculiar, hubo un comienzo auspi-

ron el gobierno los sectores moderados con fuerte apoyo

cioso, marchando a la zaga de la prosperidad mundial; a

sindical, logrando conservar el control hasta enero del año

continuación se produjo un grave problema de balanza de

siguiente.

pagos, en el momento de la crisis petrolera, que afectó ad-

La situación económica se caracterizaba por los efectos

versamente su posición comercial y, después, aceleró la

inmediatos de la explosión de los precios, mientras se co-

inflación. Lo que puede advertirse es que la Argentina no

rregía gradualmente la fuerte distorsión de los precios re-

sólo fue incapaz de amortiguar los efectos de la crisis

lativos. Hacia fines de ese año, un intento de recobrar las

mundial sino que los agravó hasta un punto excepcional-

riendas por parte del ala derecha del partido produjo una

mente alto. En esto reside su desdichada originalidad.


situación de empate. Para ese tiempo ya era obvio que es-

Los capítulos VI y VII pasan revista a algunos de los

taba a punto de producirse un golpe militar.

principales problemas económicos planteados por la expe-

La presidenta adquirió a principios de 1976 otra vez

riencia 1973-76. En el capítulo VI abordamos tres cues-

tiones substanciales.
34
PERON-PEKON, 197 3-1976

GUIDO DI TELLA

manee de las ganancias sectoriales —queja

En primer término, la evolución seguida por las

de los empresarios que se discutió mucho

inversiones tanto públicas como privadas durante

ese período, en comparación con otros anteriores.


35
Intervenimos en la controversia, por cierto bastante

durante ese período— particularmente si se la compara

intensa en la Argentina, sobre si los gobiernos

con la evolución de los salarios. Si bien la evolución de las

populares han denotado mayor o menor inclinación

ganancias está lejos de ser brillante, no es tan mala como

hacia la inversión que los gobiernos no populares.

se podría deducir por las quejas de la época. De

Aunque instintivamente se piensa que los gobiernos

cualquier modo, tanto la incertidumbre como las amplias

populares tienden a invertir menos, con el fin de distri-

diferencias entre los principales sectores pueden contribuir

buir, el hecho fue que durante este período el total de la

a reconciliar parcialmente las cifras con las actitudes

inversión —en particular la pública— superó por mucho la

empresarias del período.

de cualquier período anterior, con inclusión del compren-

El tercer problema se relaciona con el impacto que tu-

dido entre 1966 y 1970, "liberal de derecha" y aparen-


vieron sobre el sector externo la crisis internacional de

temente favorable a la inversión. Es preciso analizar esta

1973 y las medidas de orden interno, principalmente

aparente contradicción teniendo en cuenta la creciente

las devaluaciones adoptadas en consecuencia. La crisis

tendencia a la inversión que se registró por lo menos

internacional explica gran parte de la prosperidad inicial

durante los últimos veinte años. La verdad es que, con

y el consiguiente desequilibrio externo. Será materia de

prescindencia del tipo de gobierno, la inversión deno-

controversia el análisis de la amplitud alcanzada por la

ta una tendencia persistentemente positiva. Una compa-

recuperación externa, el grado de eficacia de la devalua-

ración con cualquier período anterior demuestra un sig-

ción de mediados de 1975 y los efectos de su manteni-

nificativo aumento de las inversiones. Todo ocurre como

miento en términos reales hasta marzo del año siguiente

si la totalidad del mecanismo socioeconómico, en respues-

así como si el precio que se pagó por ellos fue la intensa

ta a un conjunto de diversas presiones, tendiera a "resol-

presión ejercida sobre los costos durante ese lapso.


ver" la ecuación social mediante el aumento de las inver-

El capítulo VII se refiere a varias cuestiones que se rela-

siones, o sea, lo contrario de lo que se podría suponer. Un

cionan más directamente aun con el proceso inflaciona-

análisis acertado debería centrarse en las desviaciones res-

rio. Ciertos problemas que no se manifiestan muy clara-

pecto de esa tendencia. Si se adopta este punto de vista,

mente en inflaciones menos largas o más suaves se pueden

más estricto, no son muchas las conclusiones de validez

observar con mayor nitidez cuando la inflación se torna

estadística que pueden extraerse. Sin embargo, lo poco

extremadamente intensa o variable. No sólo se logra ob-

que puede decirse explica en parte la primera reacción

servar ciertos fenómenos que en casos menos serios

instintiva de los gobiernos populares en materia de

pasan desapercibidos, sino que aparecen fenómenos nue-

inversiones, aunque en medida mucho menor que la

vos, específicos de las inflaciones intensas y persistentes.

que sería de esperar.

El segundo tópico se relaciona con la pobre perfor-

La primera cuestión que deriva de la experiencia


de este período es la de si los procesos inflacionarios pue-

den ser interpretados en función de un conflicto entre


36
GUIDO DI TELLA

sectores. En el caso argentino, la inflación es, en

buena medida, consecuencia de luchas entre sectores

oligopólicos, cuya agresividad es a su vez estimulada por

PERON-PKRON. 197.H978
37
la inflación, creándose un lamentable círculo vicioso.

La segunda cuestión, conectada con la anterior, reside

nivel del producto es bastante débil. En los ciclos infla-

en el carácter oscilatorio de la inflación argentina, o sea,

cionarios se suceden distintos períodos: la inflación de-

de los precios relativos. Esta oscilación puede asociarse

clina como consecuencia de la "represión" de algún pre-

con el comportamiento de los sectores oligopólicos y sus

cio particular, en comparación con su valor de equilibrio;

tentativas de manipular los precios. En alguna oportuni-

esa represión de un precio tiende a provocar un desequi-

dad pueden tener éxito, sólo para ver luego cómo otros

librio que no puede mantenerse indefinidamente; por úl-

sectores (con inclusión de sus proveedores) hacen el mis-

timo la liberación del precio reprimido se torna inevitable

mo intento, cancelando las ganancias iniciales que re-

para evitar las negativas consecuencias económicas.

sultan así efímeras. En definitiva nadie puede obtener

Señalamos que, curiosamente cuando los precios relativos


una ventaja permanente, pero los débiles, o los incapaces

se distorsionan la inflación disminuye, y que cuando se

de luchar por sus precios, son barridos durante el proceso.

los corrige (de acuerdo con algún presunto equilibrio de

Intentamos formular una correlación —que demuestra ser

largo plazo de los precios relativos) la inflación aumenta.

sorprendentemente alta— entre la tasa de inflación y el

Todo ocurre como si las políticas orientadas a mejorar la

grado de oscilación de los precios, específicamente defi-

eficiencia y a optimizar los precios relativos fuesen a

nido. Además, sugerimos que inflaciones similares, si se

corto plazo inflacionarias, en tanto que las políticas

las juzga por su tasa de variación de precios, pueden ser

represoras, distorsionantes son capaces, por un tiempo, de

diferenciadas entre sí a la luz de las distintas intensidades

bajar la tasa inflacionaria, aunque sea al costo de una

de oscilación de precios relativos. En la Argentina, des-

explosión inflacionaria ulterior.

pués de la explosión de 1975, se intensificó en forma

El capítulo concluye con un análisis de la indexación,

substancial el carácter oscilatorio de la inflación. De ello


uno de los pocos procedimientos que permiten tornar

se deduce que cuanto más intenso es el carácter oscilato-

menos perniciosa la inflación, en vista del hecho de que

rio de este fenómeno, más difícil se torna controlarlo,

resulta casi imposible controlarla en el corto plazo. Se

problema que bien podría constituir la raíz de la extraor-

analizan los efectos de la indexación sobre el mercado

dinaria persistencia de la inflación en la Argentina desde

monetario, sobre la variabilidad y predictibilidad de la

1975 en adelante.

tasa de inflación y finalmente sobre los movimientos de

La tercera cuestión, tratada en el capítulo VII, es la

los precios relativos, tanto los oscilatorios como los de

existencia de una especie de ciclo inflacionario. Se

tipo estructural a más largo plazo.

relaciona ese hecho con el presunto carácter de stop-go

Se subraya el mayor impacto positivo que tiene la in-

de la economía argentina, pero no se trata del fenómeno

dexación sobre el mantenimiento de la eficiencia de la

mismo. La correlación entre el ciclo inflacionario y el

economía en el largo plazo aun al precio de agravar las


ciclo del

presiones inflacionarias en el corto plazo. . El capítulo

VIII es una suerte de epílogo. No es realmente un

análisis de los problemas sociales y políticos provocados

por el período, los cuales exigirían un estu-

38
GUIDO DI TELLA
dio aparte. Muy brevemente, se pasa revista a la inesta-
II
bilidad política que ha caracterizado a la Argentina du-

LA LARGA ESPERA

rante más de cincuenta años, tratando de señalar que es

el surgimiento de un tipo de sistema —si es que se lo

puede llamar así—, muy peculiar que ha permitido a to-

Si el estudio de cualquier proceso exige la comprensión

dos los grupos principales alternarse en el gobierno, pero

de los acontecimientos que lo precedieron, en, este caso

compartiendo muy poco el poder con los demás. Esta ha

es aun más necesario, puesto que procuramos analizar

sido la manera argentina de dar participación a los dis-

el retorno de un régimen que estuvo en el poder casi tres

tintos grupos sociales de manera algo convulsiva, pero

décadas antes, desde 1946 hasta 1955. El primer gobier-

resultando en una alternancia plural. Asimismo, se ana-

no de Perón dejó una huella sumamente importante,

lizan las principales razones a las que respondió el caóti-

tanto sobre sus partidarios como sobre sus opositores. A

co final, subrayando que la muerte de Perón no fue su


su traumática caída siguió el largo exilio del líder y

única causa, ni siquiera la más importante. Más bien se

una proscripción electoral no menos prolongada para sus

ponen de relieve la importancia y las disociadoras conse-

partidarios. Esa larga espera de más de 17 años produjo

cuencias de los dos agudos cambios de política, el prime-

cambios significativos en cuanto al papel del peronismo,

ro hacia la izquierda y el segundo decididamente hacia

más significativos de los que suelen acompañar a cual-

la derecha. El abierto conflicto entre la presidenta

quier partido que pasa de ser gobierno a ser oposición.

—apoyada por el ala de extrema derecha— y la masa

No se procura aquí efectuar un relato detallado de esos

partidaria respaldada por los sindicatos, es lo que a mi

años. Se lo ha hecho en otros lugares, trátese del período

juicio explica las caóticas condiciones de 1975 y la acti-

entero o de algunos de sus aspectos (Halperín, 1964,

tud pasiva de las organizaciones gremiales ante el golpe

1972; Romero, 1975; O'Donnell, 1976; Portantiero,

militar de marzo de 1976. Terminamos el capítulo con

1978). Lo único que se pretende es pasar revista a los


un breve comentario sobre el muy discutido tema de la

principales sucesos de la época, destacando especialmente

profundidad de los fines reformistas del peronismo y

aquellos que influyeron en hechos acaecidos después y

sobre si fue la falta o el exceso de celo lo que determinó lo

en el inesperado retorno de Perón.

acaecido en esos años.

L
1
4 0

GUIDO ni T F I . I . A

PERON-PERON, 1973-1976

41

La división inicial

les dio la sensación de poder, de sentido y de participación activa

en los cambios políticos del país" (Germani, 1978).

Durante los últimos 40 años la Argentina experimentó

una áspera lucha entre las fuerzas peronistas y las anti-

Esos cambios, empero, no pudieron consumarse en for-

peronistas, que envenenó su vida social, política e intelec-

ma indolora, puesto que involucraban "destruir o neutra-

tual. Si se adopta un punto de vista de muy largo plazo, se

lizar la trama de las relaciones estructurales en existencia

puede decir que la Argentina sufre los dolores del parto

hasta ese momento" (Mora, 1980). Las transformaciones

del nacimiento de un sistema social, que no sólo inclu-

sociales tuvieron conexión íntima con la transferencia de

ye a las clases medias, objetivo que lograron durante un


más del 10 por ciento del PBN en manos de los terrate-

proceso que ocupó la primera mitad del siglo, sino tam-

nientes y capitalistas a las de los asalariados, fenómeno

bién a las clases trabajadoras, proceso éste que parece

que se operó a muy poco de iniciado el período.

que insumirá la mayor parte de la segunda mitad. Hasta se

No se trató de una reforma "estructural", ni de un hecho

siente la tentación de concluir que, al fin y al cabo, un

que impresione mucho a los revolucionarios sociales, en

lapso inferior a un siglo no sería, para un proceso de tan

particular los de la variedad latinoamericana; pero así y

profundo alcance, más largo que el que necesitaron los

todo fue el tipo de cambio que afecta e interesa de manera

países del hemisferio Norte, donde no se dio de una manera

significativa a grupos muy importantes. A fin de cuentas,

ni menos agitada ni menos prolongada. Las transiciones

en la vida política diaria gran parte de las discusiones giran

fáciles son contadas y por desdicha no son característi-

en torno de qué se hace con el dinero. Incluso, sobre

cas.

transferencias más pequeñas que ésta provocan debates


La primera aparición del peronismo —desde 1946 hasta

apasionados en otros países más maduros. Las revolucio-

1955— aportó muchas novedades al escenario social y eco-

nes, por lo menos en la Argentina, rara vez se operaron

nómico. Esas novedades giraban principalmente en torno

debido a tremendos peligros sociales, y sí en cambio —y

a la mayor movilización de los trabajadores y al papel

con más frecuencia— cuando las participaciones en el

central otorgado a los sindicatos, así como en tomo de las

ingreso nacional se alteraron en un sentido u otro. El

políticas económicas nacionalistas, cuya consecuencia

sesgo nacionalista inicial del peronismo lesionó los intere-

más notable fue un proceso de industrialización basado

ses británicos y los de los grupos argentinos conectados con

en el mercado interno, en el capital local y en la interven-

ellos; su pérdida de poder fue dolor osa y creó resenti-

ción estatal, acompañado todo ello por un ritmo crecien-

mientos, por más que fuese la inevitable consecuencia de

te de urbanización.

la decadencia de Gran Bretaña. Más importante aun fue la

circunstancia de que los empresarios locales, si bien favo-


"Los aspectos sociales fueron probablemente los más importan-

recidos por la nueva perspectiva económica, tenían con-

tes. Gracias al peronismo las masas tomaron conciencia de su pro-

ciencia de que esos cambios formaban parte de un nuevo

pio significado. Pasaron a ser una categoría de gran significado en

conjunto de políticas, no tan conocidas y por lo tanto

la vida nacional, una fuerza capaz de ejercer el poder. El peronismo

menos predecibles. En cierto modo, sintieron la pérdida

42
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON. 1973-1976
43
de la protección ofrecida por un conjunto de tradiciones

Los círculos empresarios cundió el justificado temor de

que, aunque no los favorecieran, les daban seguridad.

que de ahí en más

Una política que beneficia al capital extranjero pro-

voca resentimiento entre los empresarios locales, pero al

"nadie podía trabajar en paz bajo la amenaza de que cualquier ma-

mismo tiempo supone la garantía de que no se ensayarán

ñana uno podía despertarse con la noticia de que no es más el due-

experimentos "extraños" y de que el capital privado —el

ño de su propiedad" (La Nación, marzo de 1950).

extranjero y el nacional— será protegido. Una política

contra el capital extranjero, en cambio, puede provocar la

El Estado acrecentó substancialmente su función, que

sospecha de que sea el comienzo de una política en con-

iba desde la compra de la mayoría de las materias primas

tra de todo capital privado.

básicas por organismos estatales hasta el otorgamiento de

En ciertos momentos, el problema no residió tanto en


crédito a tasas negativas por intermedio del sistema

las consecuencias de las nuevas políticas sin oyen el hecho

bancario, seminacionalizado, y la concesión de permisos

de que fuesen adoptadas por nuevos grupos sociales y

de importación.

económicos. Nunca se había esperado que esos grupos de-

Un pequeño círculo de protegidos oficiales se enrique-

tentaran posiciones de poder y riqueza; súbitamente se

ció considerablemente gracias a los favores del gobier-

los vio —y se vieron a sí mismos— ocupando esas posicio-

no, lo cual creó un clima de inmoralidad empresaria que

nes y compitiendo por los puestos claves del poder polí-

superó en cierta medida a la que suele acompañar las

tico y económico. El fenómeno se vio agravado porque

transformaciones sociales y económicas de esta índole.

los recién llegados conservaban ostensiblemente su indi-

El mayor papel del Estado suscitó todo un nuevo conjun-

vidualidad, sus costumbres y sus valores; muy distintos

to de antagonismos, agravados por la forma en que se

por cierto de los que tenían los grupos que hasta entonces

manejaban esas nuevas intervenciones. Se dio la impresión


habían detentado el poder. Esto no se confinó sólo a los

de que el Estado no se atenía a reglas de ninguna especie,

sindicatos, el caso más obvio, sino que se extendió a los

viejas o nuevas.

nuevos grupos económicos favorecidos por el régimen,

En todos los casos es preciso distinguir entre la resis-

provocando quejas acerca de

tencia intrínseca que cambios estructurales —no revolu-

cionarios pero significativos— hubiesen provocado de to-

"la sumisión de la economía nacional a la dictadura de una oligar-

das maneras, y las animadversiones que surgieron por la

quía industrial próxima al presente gobierno", (UCR, La Prensa, 17

manera particular en que se consumaron esos cambios.

de diciembre de 1948).

Los cambios profundos rara vez se efectúan en forma

pura o perfecta, pero no hay duda de que las peculiarida-

Se llevaron a cabo, al mismo tiempo, una serie de ex-

des del peronismo echaron leña al fuego de la oposición y

propiaciones de tierras y empresas que, si bien cuantitati-

le hicieron perder al gobierno el apoyo de muchos grupos

vamente no resultaron importantes, crearon una profunda


de clase media, profesionales e intelectuales que no

desconfianza y una fuerte sensación de inseguridad legal.

discrepaban Con los fines últimos del proceso.

44

PERON-PERON. I97;*-1976
45

También en el frente político la conducta del gobierno

"el precepto (que se imponía) a todos los habitantes del país axial

contribuyó a dar la impresión de que el régimen no se

como a sus partidos políticos y diarios era el de ver, escuchar y

sentía atado por ningún conjunto de reglas preexistentes.

callar" (La Prensa, 18 de noviembre de 1948).

Los opositores fueron hostigados y en algunos casos noto -

rios —si bien bastante excepcionales— encarcelados por

Los empleados públicos fueron obligados a afiliarse al

corto tiempo. El único partido opositor de alguna impor -

Partido Justicialista. Como la mayoría de ellos eran ya en-

tancia, la Unión Cívica Radical, criticó vigorosamente una


tusiastas partidarios del régimen, la medida sólo tuvo el

situación en la cual

efecto de irritar a los opositores sin acrecentar el caudal

partidario. Como era de imaginar, el gobierno fue pronto

"el gobierno ha tomado el control político, económico y cultural

acusado de inclinaciones fascistas. Sin embargo, a despe-

total, cancelando la libertad de prensa y de radio, y reduciendo al

cho de los orígenes efectivamente fascistas de algunos de

partido Justicialista a un grupo autocrático dirigido de mane ra

sus miembros y de las preferencias ideológicas iniciales

autocrática por el propio gobierno" (U.C.R. Comité Nacional, La

de su jefe, las masas urbanas y trabajadoras lograron ins-

Prensa, 17 de diciembre de 1948).

tilar un carácter popular al movimiento y, en gran medi-

da, a todo el régimen. Lo curioso es que las prácticas an-

Si bien estas políticas autoritarias no eran nuevas en el

tidemocráticas suelen ser empleadas por gobiernos mino-

país y continuaron después de 1955, habían sido maneja-

ritarios que sólo así pueden llegar al poder y conservarlo

das con otros estilos y sobre todo dando la sensación de

después. Pese a esto los peronistas, capaces de ganar


que estaban restringidas a ciertas áreas. No era la primera

elecciones por márgenes substanciales, también consi-

vez que se derrocaba un gobierno constitucional, se pros-

deraron indispensable adoptar medidas coercitivas, in-

cribía candidatos y se anulaban elecciones -incluso se las

necesarias para su éxito electoral. En rigor, los valores

había adulterado cometiendo fraudes y arbitrariedades

democráticos —de los que desconfiaban— les hubieran

más graves que las cometidas por el peronismo— pero la

otorgado una legitimidad mucho mayor; en cambio las

libertad de prensa había sido relativamente respetada y

ideologías autoritarias o fascistas que toleraron trabajaron

la educación —si bien reflejaba como es natural los pun-

en su contra.

tos de vista de los grupos gobernantes- había conserva -

En el frente cultural el gobierno tropezó con obstácu-

do básicamente la autonomía. Ahora el proceso electoral

los importantes. Las universidades en particular, se convir-

era libre y sin proscripciones, pero la prensa fue sometida

tieron en el centro de la resistencia intelectual.

a controles y la enseñanza regulada formalmente.


El gobierno sostuvo que las universidades representa-

La mayoría de los diarios y radioemisoras fueron com-

ban una concepción elitista y reaccionaria de la sociedad

prados, uno por uno, o clausurados —como en el notorio

y que era necesario abrirlas a los nuevos grupos. La afir-

caso de La Prensa—, en tanto que otros debieron sujetarse

mación no era del todo infundada, pero la forma en que

a una línea semioficial para sobrevivir. La impresión reci-

se consumó ese intento fue torpe en grado sumo y con-

bida por los medios era de que

tribuyó a rebajar el nivel académico. Esta violación de la

46

PERON-PERON. 1973-1976
47
GUIDO DI TELLA

autonomía universitaria, uno de los principales agravios

Algunos aspectos de la actividad final del gobierno pe-

esgrimidos por los grupos antiperonistas, fue repetida años

ronista —por ejemplo, el conflicto con la Iglesia— y

más tarde varias veces por los gobiernos militares de corte

algunos comportamientos personales del propio Perón, un

antiperonista; sin embargo, y al margen de esta interfe

tanto extravagantes, contribuyeron a dar la impresión de

rencia política, se operó un aumento substancial de la

que el gobierno no era confiable y sí era capaz de come-

inscripción de estudiantes, sobre todo en los niveles

ter acciones arriesgadas imposibles de predecir. Se llegó

secundario y universitario. En cierta medida, esto re

incluso a perder de vista el concepto de que el carácter

sultaba de una mejor distribución de los ingresos. Incluso

reformista, pero limitado, del régimen era lo bastante

personas que simpatizaron con claras posiciones antagó

manifiesto como para disipar todo peligro de convulsión


nicas al gobierno han considerado que

social. En varios sentidos representaba un "peligro"

mucho menor que el que hoy significa, en Occidente,

"el peronismo promovió un importante y genuino crecimiento edu-

tanto el eurocomunismo, o incluso un partido al estilo del

cacional" (Mora, 1980),

laborismo británico. Las fantasías acerca del potencial

revolucionario del peronismo parecen bastante carentes

situación que afortunadamente había de continuar. En

de fundamento.

todos los niveles, incluso en el primario, se intentó aplicar

De cualquier modo, lo que el peronismo se proponía

una política de adoctrinamiento cívico, si bien en forma

lograr estaba dentro de la gama de cambios que normal-

bastante elemental. En materia cultural el gobierno

mente excitan, si no la imaginación, por lo menos la vo-

adoptó una postura nacionalista. Esta osciló entre un in-

luntad política de grandes sectores de la población, en

tento por dar relieve a ciertos valores presumiblemente

particular de las clases más postergadas. Es difícil deter-


olvidados de la tradición argentina, y una mera actitud

minar en qué medida el encarnizado antagonismo que sus-

antiextranjera. Por cierto, algunas de las cuestiones plan-

citaron los primeros gobiernos peronistas fue consecuen-

teadas fueron más interesantes que las tentativas concre-

cia de los cambios estructurales que se operaron, o de las

tas particularmente tediosas que se confinaron a lo pinto-

peculiares formas en que se los llevó a cabo. Es obvio que

resco y a subrayar las expresiones del arte folklórico. Lo

ambos factores desempeñaron un papel importante. Si

cierto fue que la mayoría de los intelectuales, con la ex-

bien algunas de esas peculiaridades se confunden con la

cepción, al principio, de la minoría nacionalista católica,

"petite histoire", pueden echar luz sobre los aconteci-

sintieron el fuerte antagonismo que derivaba de la nue-

mientos de ese tiempo y sobre la división que produjeron

va actitud cultural y la forma en que fue

entre los argentinos.

"impuesta sobre la producción intelectual del país, así como sobre

su transmisión, algo que va contra las garantías dadas en la

Constitución, algo que no está permitido por ninguna de las leyes


existentes" (La Nación, 12 de septiembre de 1949).

48

GUIDO DI TELLA

PERÓN-PERÓN. 1973-1976

49

Caída, represalias y persecución

tencia peronista. Incluso cabe conectar con esos orígenes

a parte de los grupos subversivos peronistas de principios

Si los años de dominación peronista constituyeron una

de la década 1970-80, aunque la gran mayoría surgió in-

experiencia traumática para muchos grupos importantes

cJpnendientemente utilizando aquel alzamiento como

la sangrienta caída del régimen en 1955 y, "las muchas

símbolo. Lo indiscutible es que hacia fines de la década

víctimas causadas" (i.e. Times, 17 de junio de 1955) —

1950-60 la sociedad argentina estaba profundamente

muchas más que las habidas antes en ocasiones similares—

dividida entre peronistas y antiperonistas y que ambos

así como la represión que siguió inmediatamente a la caída,

grupos tenían agravios reales y graves que reivindicar así

exacerbaron entre los peronistas el resentimiento ya


como sus mitos y sus mártires.

existente. En las Fuerzas Armadas, el gobierno y las

universidades se llevó a cabo una rigurosa depuración

de todo elemento teñido por cualquier clase de asociación

Modernización y desarrollo

con el régimen anterior. Las Fuerzas Armadas inter-

vinieron los sindicatos, y muchos dirigentes gremiales

Uno de los fenómenos más importantes operado

así como del Partido Justicialista, fueron encarcelados,

durante la década siguiente a la caída de Perón fue la

mientras una campaña pública llevada a cabo mediante

reapertura del país a los contactos con el extranjero —

la prensa, la radio y la televisión, procuró desacreditar

tanto en el campo cultural como en el económico—, en lo

al gobierno anterior. En muchos sentidos, lo que ocu-

que configuró un acelerado proceso de modernización.

rrió fue la inversión, exacerbada, de lo sucedido durante

La fase previa, caracterizada por cierto aislacionismo

el período previo, afirmación ésta con la que por cierto

respecto del exterior, había comenzado más bien

en la Argentina muchos disentirían. El gobierno no


involuntariamente en la década de 1930-40, junto con la

consideró que repetía los excesos del pasado, sino que

crisis mundial, y se había acentuado durante los años de

más bien los corregía. Lo cierto fue que los peronistas to-

la Segunda Guerra Mundial. Concluida ésta, y por primera

maron los hechos como una definida persecución políti-

vez por propia voluntad, la Argentina se empeñó por un

ca. Y fue sin duda una persecución, aplicada en forma dis-

camino nacionalista que mantuvo al país al margen de las

tinta, a grupos sociales distintos, pero no menos "intensa

principales corrientes económicas internacionales, así

que la consumada anteriormente por los peronistas. Antes

como de los acontecimientos culturales extranjeros.

de que las cosas empezaran a aplacarse en 1958, este

En tanto que la década de 1920-30 correspondió al

período alcanzó su climax en 1956, al estallar un aborta-

apogeo de la actitud internacionalista, los comienzos de

do golpe intentado por los peronistas. El levantamiento

la década 1950-60 coincidieron con el ápice de la tenden-

fue sofocado con facilidad, pero por primera vez en este

cia aislacionista. Por la manera en que se desarrollaban los


siglo el castigo incluyó el fusilamiento de sus jefes y de

acontecimientos, cabía esperar que el país virara de nuevo

una veintena de sus seguidores. Estas muertes tuvieron

"hacia una actitud más internacionalista.

por consecuencia el surgimiento de los grupos de "resis-

Una interrupción de más de veinte años en los contac-


50
GUIDO DI TÉLLA

PKRON-PERON, 197 3-1976

51

tos con el mundo no podía dejar de provocar serias ten-

siones al reanudarse dichos contactos y no es ilícito

ción social y cultural creó una situación particularmente

pensar que algunos problemas de ese tiempo pueden

tensa para los jóvenes que se incorporaban a la fuerza

estar asociados con la acelerada "actualización" ¿cuanto

laboral y a las universidades, exacerbando su grado

en lo económico como en lo cultural. Para empezar, se

normal de confusión y ansiedad, ensanchando la brecha

verificó un cambio completo en las universidades. Aparte

habitual entre la Weltanschauung de los jóvenes y la de

de las inevitables vendettas contra quienes habían

sus mayores. Resulta imposible determinar con certeza si

colaborado con Perón, se operó un proceso de

es válido relacionar este hecho con la posterior conducta

modernización. Las ciencias sociales, que constituyen


de los jóvenes a comienzos de la década 1970-80, como se

un buen ejemplo de esta transición, se abrieron a la

ha sostenido con algún énfasis (Torres, 1980). Lo indu-

influencia norteamericana y en menor medida a la

dable fu que se operó

europea. Se introdujeron disciplinas nuevas, como la

sociología, y se elevaron otras a más altos niveles, como

"en casi todos los frentes una modernización de la sociedad argen-

tina, observable en el tipo de consumo de la clase media, en la es-

economía y psicología (Halperín, 1972).

tructura anti-tradicional dada a las ideologías dominantes desde

Los medios de difusión habían trabajado hasta enton-

una universidad en plena expansión cientifista y en los medios de

ces bajo todo un conjunto de restricciones relativas a co-

comunicación masivos" (Portantiero, 1978).

bertura de las noticias del exterior y a la admisión de

libros y películas cinematográficas. Ahora, en forma

Todos éstos fueron rasgos típicos del gobierno de

totalmente súbita, el país obtenía de nuevo acceso a ma-

Frondizi, que advino al poder en 1958 como consecuen-

terial extranjero de toda índole. En el campo económico,


cia de un pacto electoral concluido con Perón, quien ha-

el capital extranjero que, durante el período anterior

bía sido proscripto por los militares. Los partidos polí-

había sido obstaculizado, fue atraído nuevamente, y si

ticos de todos los matices, criticaron a los militares por

bien no ayudó en las cantidades que se esperaban no dejó

estas discriminaciones y, a la vez, sacaron todo el prove-

de tener efectos. Se reconstruyó la comunidad

cho posible de sus consecuencias, situación que habría

empresaria extranjera, esta vez bajo preponderante

de repetirse más adelante.

influencia norteamericana. El proceso de urbanización

A cambio del apoyo electoral, el nuevo gobierno otor-

iniciado durante el período anterior prosiguió, si bien a

gó una amnistía a los presos políticos, reconoció a los sin-

ritmo ligeramente más lento, acrecentando las

dicatos y les permitió elegir a sus autoridades, lo cual

dimensiones de las "villas de emergencia" crecidas en los

significó en la práctica, entregar la jefatura de la Confede-

alrededores de todas las grandes ciudades. Los migrantes

ración General del Trabajo (CGT) a los peronistas. A esa


pasaron de habitats sociales relativamente estructurados a

altura de las circunstancias, pocos de los viejos dirigentes

la condición despersonalizada propia de las grandes

sobrevivían como tales. Había emergido una nueva gene-

urbes, situación ideal para la conservación de una lealtad

ración; igualmente identificados con el peronismo, esos

política personalizada en un líder del tipo de Perón. Esta

dirigentes no habían sido designados, empero, por Perón

moderniza-

52
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 197 3-1976

mismo, sino que habían conquistado sus posiciones como

vocó un importante impacto sobre la industria en general.

fruto del propio esfuerzo.

Se puso más énfasis en la creación de nuevas industrias

La elección de Frondizi fue una sorpresa que contra-

de gran intensidad de capital, que en la actualización de

rió mucho las esperanzas y los deseos de los militares, he-

industrias ya establecidas que operaban con tecnología

cho que tendió a crear una inestabilidad de fondo. Si

obsoleta. Se produjo una extraña dicotomía: apareció un

bien Frondizi se presentó a elecciones con un programa

sector industrial moderno en expansión, de propiedad ex-

de centro-izquierda, que le permitió contar con el apoyo

tranjera, gran capital y alta prioridad, frente a un sector

de la clase media y los grupos intelectuales, una vez en el

anticuado y estancado, en su mayor parte de capital lo-

poder giró substancialmente, aplicando un programa de

cal, no prioritario. A nadie extrañó que los industriales


centro-derecha bastante moderno. Empezó por firmar un

locales —que habían comenzado por apoyar a Frondizi—

acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI),lo

luego de su elección empezaran a distanciarse, recordando

cual abrió las puertas a los inversores extranjeros, en par-

con nostalgia los antiguos tiempos anteriores a 1955, en

ticular a los capitales norteamericanos. En tanto que el

los que ningún capital extranjero competía con ellos.

país, durante los años de Perón, había enfatizado la subs-

Pero más allá del programa en sí, el hecho significativo

titución de las importaciones "livianas" y estimulado el

fue que el cambio de política superó por mucho la dife-

capital local, ahora había de impulsar) una substitución

rencia habitual entre la plataforma electoral y el progra-

de las importaciones "pesadas", y las inversiones

ma de gobierno efectivamente aplicado. Creó una tremen-

directas desde el exterior. La nueva actitud sostenía que

da confusión ideológica y semántica e implantó un grado

de cinismo y de falsedad en el lenguaje político que ten-

"lo que importa no es el origen del capital sino su función. Si está

dría graves consecuencias sobre la futura vida cívica del


al servicio de los fines nacionales, el capital extranjero es bienveni-

país (Corradi y Torre, 1978).

do y es útil" (Arturo Frondizi, La Nación, 2 de julio de 1961).

La áspera reacción de los sindicatos ante este giro del

La originalidad del programa económico residía en que

gobierno se hizo sentir pronto bajo la forma de una ola de

combinaba un intenso plan de substitución de importa-

huelgas que se declararon a principios de 1959 y alcanza-

ciones —tan extremo como el de la CEPAL— con una

ron inesperada intensidad. El gobierno puso en práctica

política de inversiones extranjeras aborrecida tanto por

el plan de emergencia llamado CONINTES, encarceló a

los círculos cepalinos como por los nacionalistas de todos

varios dirigentes gremiales y dejó sin efecto algunas de

los matices. La estrategia consistía en estimular al capital

las ventajas otorgadas corto tiempo atrás a los sindicatos.

extranjero en todas las áreas de alta prioridad, conside-

Las huelgas fracasaron, dejando un amargo resentimiento

rando al acero, la petroquímica, el papel y el petróleo

entre los jefes sindicales que tan sólo un año antes ha-

como tales. Los principales éxitos se verificaron en el sec-


bían tenido un papel tan decisivo en la elección de

tor petrolero, donde la producción creció vertiginosamen-

Frondizi. Sin embargo, ya en esta confrontación pudo

te, y también en la industria automovilística, lo cual pro-

advertirse en las filas peronistas un conflicto que habría

de caracterizar los acontecimientos futuros. El

Comando

54

GUIDO DI TELLA

PERON-PERON. 1973-1976
55
Nacional Peronista, subordinado a Perón y constituido en

los dirigentes sindicales. Sin embargo, los resultados de

su mayoría por políticos, criticó a los dirigentes gremia-

esos comicios fueron sorprendentemente favorables para

les por haber vacilado abiertamente en su actitud anti-

el gobierno, si bien es verdad que se celebraron en zonas

gubernamental y por

de escasa industrialización y donde la fuerza laboral era

pequeña. En la más industrializada de esas provincias,

"no haber infundido en las masas el suficiente fervor revolucio-

Santa Fe, el gobierno logró triunfar gracias a la fuerte

nario" (Militancia, 19 de julio de 1973).

popularidad del dirigente partidario local. A esa altura de

las circunstancias Frondizi logró atraer gran parte de los

La diferencia no pasó inadvertida; el gobierno pronto

votos antiperonistas, incluidos los de la derecha. Alenta-

trató de captarse a algunos de los jefes sindicales, medíante

do por estos resultados, el gobierno fue adelante con las

el ofrecimiento de beneficios especiales a un gremio


elecciones nacionales de 1962, que incluían a las principa-

tras otro, pero tuvo éxito limitado. Aun así, inauguró la

les provincias, entre ellas la de Buenos Aires, cuyo peso

práctica de las negociaciones con la jefatura gremial, y en

era decisivo. El peronismo fue hostigado, pero aun así sus

especial con el grupo llamado "participacionista". Esta

candidatos fueron autorizados a presentarse bajo una

práctica habría de perdurar, y a pesar de las huelgas frus-

variedad de rótulos partidarios. La muy singular fórmula

tradas y de una política económica desfavorable para los

que presentaron en la provincia de Buenos Aires estaba

trabajadores, ese hecho representó un gran cambio en

constituida por Andrés Framini, dirigente gremial, como

los sindicatos. En vez de estar en el ostracismo, empeza -

candidato a gobernador, y el propio Perón como vicego-

ron a ser aceptados como parte integrante del sistema.

bernador. El peronismo triunfó en esa provincia y tam -

Fue evidente que:

bién en la Capital Federal, en tanto que los radicales

vencían en la de Córdoba. En todo el país, el peronismo

"Estas divergencias profundas entre los puntos de vista obrero


obtuvo el 30,9 por ciento de los votos; el gobierno, el

y presidencial no bastan para ocultar el hecho central: hay diálogo

26,2 por ciento, y la Unión Cívica Radical del Pueblo, e)

entre el gobierno y la CGT y ese diálogo se desarrolla sobre un fon-

19,9 por ciento. Los resultados provocaron un estado de

do político" (La Nación, 2 de julio de 1961).

conmoción que tornó borroso el excelente resultado

Durante el período de Frondizi se reconoció el papel

electoral del gobierno y los pobres desempeños de los

de los sindicatos —la CGT fue "normalizada" en 1961- y

otros dos partidos principales.

se produjo cierta legitimación del movimiento peronista

Si bien el gobierno deseaba anular las elecciones, no

como un poder de facto, si bien siempre con un carácter

Pudo obtener el apoyo de las Fuerzas Armadas. Por

marginal.

añadidura, su vuelco político le había hecho perder el

En 1962, el gobierno probó su suerte en varias elec -

respaldo de sus partidarios iniciales sin permitirle con-

ciones parciales en las provincias. Ya no contaba con el

quistar las simpatías de aquellos grupos hacia los cuales


apoyo de Perón y sí con la oposición de la mayoría de

apuntaba su política. No obstante sus primeros éxitos,

disk no logró erigirse en representante confiable para

56

Guido

PERON-PERON, 1973-1976
57
J.C.

esos grupos y terminó por carecer de apoyos importantes

Este giro de los acontecimientos había de encontrar

paralelo en el que protagonizó años después Isabel Perón,

Cambios internos en los sindicatos

que, análogamente, rompió la alianza original volcándose

a la derecha sin llegar a constituir una alternativa viable.

Como consecuencia del gobierno de Frondizi, el movi-

Al mismo hecho responden, básicamente, las caídas tanto

miento peronista y en particular los sindicatos terminaron

de Frondizi como de Isabel Perón. Con prescindencia de

por obtener mayor legitimidad. Adquirieron conciencia

lo que pueda pensarse sobre sus respectivos objetivos,

de su importancia aunque no lograran conquistar el po-

ambos fueron capaces de reunir apoyo transitorio, cir-

der. Cada vez que lo intentaban eran barridos de la escena

cunstancia que sus fracasos han tendido a oscurecer. No

política. Sabían que eran un grupo de presión con fuerza

resulta tan fácil, en cambio, demostrar que sus fracasos


suficiente para que los militares los cortejaran. El movi-

fueron inherentes a sus políticas; sólo puede afirmarse

miento gremial se dividió desde el principio en un grupo

que su éxito era improbable, pero no necesariamente

más activo inclinado hacia la izquierda —los "combati-

imposible. El golpe militar contra Frondizi, uno de los

vos" — y otro menos ideológico y más pragmático —los

más injustificados de una larga lista de golpes injustifi-

"participacionistas"—. Al comienzo, y particularmente

cados, fue parte de una crisis interna sumamente grave

después del golpe dado en noviembre de 1955 por los

en las Fuerzas Armadas —sobre todo en el Ejército—, que

militares de línea dura, encabezados por el general Pedro

llevó al país al borde de la guerra civil. Las ilusiones de

Eugenio Aramburu, la reacción militante surgió espontá-

los grupos antiperonistas de 1955 se habían hecho trizas.

neamente. Los gobiernos que ensayaron una línea blanda,

La democracia, en la que creían formalmente, había

encontraron en general una respuesta positiva; pero

entregado el gobierno a su despreciado enemigo.

cuando intentaron aplicar una línea dura, como después


de la caída de Frondizi, los sindicatos respondieron con

"El legalismo aparece hoy herido y disperso porque está perple-

firmeza, como lo prueba el programa de Huerta Grande

jo. Su motor esencial, la fe en la ley y la Constitución, se vio afec-

tado por los comicios del 18 de marzo, por su inmediata anulación

de 1962. Fue una manera de señalar su peligrosidad

y más aun por el derrocamiento de! doctor Frondizi" {La Nación,

potencial si se los perseguía y marginaba.

Io de abril de 1962).

Un giro decisivo de particular interés para esta historia

Después de un enfrentamiento armado que arrojó un

fue el discreto pero intenso conflicto entre Perón y los

saldo de varios muertos, resultó triunfante el grupo

sindicatos. Ese conflicto ya se había manifestado durante

"azul". Era más abierto a alguna suerte de acuerdo con

las huelgas de 1961 y acentuado desde 1963 en adelante

los peronistas y se comprometía a restablecer un gobierno

con el creciente poder de Augusto Vandor tanto en las

civil, en tanto que en el grupo "colorado", vencido, mili-

"2 Organizaciones —el grupo sindical peronista— como

taban los antiperonistas más intransigentes.


la CGT. El conflicto no disminuyó de intensidad como

consecuencia del asesinato de Vandor en 1969, y se man-

58

PERON-PERON, 1973-1976

59

GUIDO DI TELLA

i.it

Vandor y su grupo prefirieron negociar con los militares,

tuvo en ebullición a fuego lento desde entonces constitu-

que no intentaron en momento alguno pasar por alto a

yendo un ingrediente de suma importancia en los proble-

los jefes gremiales y entenderse directamente con las bases;

mas del lapso 1973-76. Tal conflicto se remonta al

los militares necesitaban a esos dirigentes, a quienes

surgimiento del peronismo. Si bien es cierto que el go-

consideraban miembros legítimos —si bien subordinados

bierno de Perón apoyó y hasta promovió a los sindicatos,

— del sistema. Por su parte, los sindicatos, aunque

entre 1945 y 1955, éstos fueron adquiriendo gradualmente

mantuvieron su lealtad a Perón y al peronismo, experi-

vida independiente. Las críticas antiperonistas típicas


mentaron varios cambios importantes, relacionados con

sostenían que los nuevos gremios eran hasta tal punto una

su obvia necesidad de acomodarse a las condiciones exis-

creación del gobierno, que se desplomarían una vez derri-

tentes, y esto fue lo que dio origen al distanciamiento

bado Perón. No es imposible que el propio Perón creyese

entre Perón y Vandor. Una cosa era adoptar una posición

que él había "creado" los sindicatos, por así decirlo.

militante a distancia del país y de los riesgos que suponía

Después del golpe de septiembre de 1955 los sindicatos

adoptarla allí, y otra observar la misma militancia viviendo

fueron sometidos a varias intervenciones militares, de

en el país. Por añadidura, los sindicatos debían resolver

intensidad variable. Hacia fines de esa década, empero,

muchos problemas concretos y cotidianos que intere-

los militares y empresarios llegaron a apreciar lo impor-

tante que era para ellos la posibilidad de tratar con una

representación orgánica de los trabajadores, antes que

con los movimientos espontáneos que se producirían ine-

vitablemente en ausencia de aquélla. Al mismo tiempo,

saban
s (legítimos, pero no por ello menos comprometidos) en

a sus

conservar cierto aparato en funcionamiento. Si bien les

bases;

era útil conservar su identificación con el peronismo, que

tenían

contribuía a la comunicación entre los dirigentes y las

que

bases y constituía un símbolo de protesta, no deseaban

manten

que esto les impidiera mantener canales de

er una

comunicación permanentemente abiertos con los distintos

organi

gobiernos y grupos de presión. Existe cierta similitud en-

zación

tre estos hechos y la evolución de algunos movimientos

burocr

sindicales europeos; éstos han mantenido su fidelidad a

ática

la tradicional ideología socialista o comunista —que de-


relativa

sempeña un útil papel de convocatoria—, a la vez que han

mente

tenido que desarrollar las funciones prácticas de la vida

amplia,

gremial cotidiana. El desarrollo del eurocomunismo es un

con

fenómeno complejo, pero en gran medida refleja la

abogad

importancia de las demandas de carácter práctico de los

os,

sindicatos; éstos obligaron a eliminar aquella parte de la

contad

ideología que obstaculizaba su progreso y substituirla

ores

por una versión "modernizada" que sirviera a las nuevas

médico

necesidades. La "modernización" significó perder gran

s y

parte del contenido anterior, particularmente en lo que

emplea
concierne al celo revolucionario, cambio disfrazado con

dos de

una complicada fraseología, para hacerlo aceptable por

distint

la "vieja guardia". En un nivel de ideologización mucho

os

menos intenso, el conflicto interno del peronismo a que

órdene

nos referimos evolucionó sobre líneas muy parecidas.

s que

( con Vandor, los sindicatos alcanzaron uno de los

admi-

puntos culminantes de su autoafirmación, así como

nistrab

uno de los Picos de desinterés por los cambios

an

estructurales.

servici

Desde el punto de vista de Perón, una de las

os

trabas
sociale

import

antes.

Había

grande

interes

es

creado

60
Gu id o DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

61

creadas por la estrategia de Vandor, centrada en los

un tiempo no se supo con certeza si ello indicaba una

gremios, residía en que, por encontrarse más clara-

nueva tendencia radicalizada en las clases trabajadoras o

mente perfilados, los sindicatos no se prestaban tan fácil-

un mero aumento de su militancia. Aunque de carácter

mente para sus manipulaciones y amenazas políticas. En

localizado, fueron capaces de presentarse como lo que

varias oportunidades Perón intentó crear grupos que com-

pareció ser una amenaza real, que pesó hasta que en 1974

pitieran con aquéllos; generalmente situados a la izquier-

las autoridades sindicales nacionales, con apoyo del

da de la gran masa del movimiento gremial. La primera

gobierno, intervinieron esos gremios y detuvieron la

tentativa consistió en la creación, en 1966, de las "62 Or-

desviación hacia la izquierda. Esta abrupta desaparición

ganizaciones de pie junto a Perón", entidad de curioso


de la izquierda sindical no nos permite sacar ninguna

nombre que duró hasta 1967. La segunda, y más impor-

conclusión definitiva. La cuestión principal es la de

tante, fue la creación en 1968 de la "CGT de los Argen-

si esas "desviaciones" hacia la izquierda constituían movi-

tinos", escisión de la CGT y conducida por Raimundo

mientos normales pero limitados, o representaban el co-

Ongaro, la cual perduró hasta 1970.

mienzo de una evolución importante y a largo plazo, que

Una amenaza más importante para la línea de Vandor

podría haber modificado el carácter del movimiento la-

consistió en la aparición de algunos grupos sindicales de

boral. Si bien toda respuesta a esta pregunta puede estar

carácter regional, e incluso zonal o de fábrica, ubicados

teñida de alguna ideología, cabe arriesgar el juicio de que

más a la izquierda, o por lo menos más militantes. Proba-

lo más probable era y es que el carácter burgués de la

blemente, ello se haya debido al hecho de que las organi-

mayor parte del movimiento obrero argentino, concorde

zaciones gremiales de alcance nacional, centralizadas y

con los ingresos y el nivel de consumo relativamente altos


necesariamente burocráticas, habían aumentado su dis-

de las bases, ha creado límites claros a las posibilidades de

tancia respecto de las bases, tornándose menos sensibles

evolución revolucionaria.

a las demandas laborales en el plano de las fábricas (To-

rre, 1980). Por comparación con la menor distancia y la

facilidad de acceso con que contaban antes, los afiliados


El interludio radical
sindicales se sintieron menos representados por la jerar-

quía gremial y buscaron otros canales, más • directos.

Al caer Frondizi los militares no tomaron formalmente

Este desarrollo de la vida sindical involucró una disper-

el gobierno, sobre todo a causa de sus profundas

sión del poder dentro de la estructura de los sindicatos,

divisiones internas, pero fueron por cierto el poder detrás

un aumento de la actividad militante y una disminución

del trono. Al cabo de un período de interinato, en 1963

del poder de la jefatura nacional. Algunos de esos grupos

se convocó a elecciones con el peronismo proscripto;

laborales más militantes e ideológicos aparecieron en

dichas elecciones fueron ganadas por los radicales más

Córdoba, como en el caso de los sindicatos "clasistas

tradicionales, la Unión Cívica Radical del Pueblo, que en-

que ganaron terreno en las grandes fábricas, nuevas y au-

frentó a una alianza de las derechas, un tanto débil, en-

tomatizadas, surgidas al comenzar la década del 60. Por

cabezada por el general Aramburu, jefe del gobierno mili-


62

CUIDO DI

TELLA

PERON-PERON, 197 3-1976


63
tar de 1955 a 1958. Ambas fórmulas resultaban acepta-

bles para las Fuerzas Armadas, que sin embargo se incli-

"vamos a cerrar las puertas del país al esfuerzo concurrente en

naban por la coalición aramburista, circunstancia que de

hombres, en técnicas y en capitales y vamos a regresar al aislacionis-

nuevo creó una tensión subyacente entre ellas y el nuevo

mo económico con siniestra secuela de frustraciones, envolviéndo-

gobierno radical. Tanto el gobierno como las Fuerzas

nos como en un sudario en el bla-bla pomposo de remanidas frases

Armadas, por otra parte, demostraron suma frialdad

alusivas a la entrega y al imperialismo que hace mucho superamos

ante todo acercamiento al peronismo, proscripto del

los argentinos" (Clarín, 6 de noviembre de 1963).

proceso electoral, o a los sindicatos, lanzando a estos últi-

En una actitud que ahora puede ser vista como una

mos a una oposición inmediata y activa. Los radicales

campaña concertada, la prensa ridiculizó sin piedad a los

obtuvieron apenas más que el 25 por ciento de los votos,

radicales, presentándolos como sumamente anticuados,


y Aramburu el 13,9 por ciento, en tanto que algo más

tímidos e ineficaces. Sin embargo, constituían uno de los

del 19 por ciento estuvo constituido por votos en blanco,

grupos más rectos, democráticos y políticamente toleran-

representativos del núcleo recalcitrante del electorado

tes del país. Ello fue admitido incluso por algunos parti -

peronista, que en esos comicios no tuvo otra salida.

dos opositores:

Esta división de los votos ponía en cuestión la legitimi-

dad del gobierno por parte de la primera mayoría.

"Para los conservadores la gestión del gobierno aparece rodeada

Una vez en funciones, el gobierno radical siguió una

de dignidad y honradez, por cuanto las instituciones funcionan

política situada ligeramente a la izquierda, que pronto

normalmente, los derechos y garantías de la Constitución se hallan

provocó la inquietud tanto de los grupos empresarios

asegurados y se han realizado esfuerzos para atender las necesidades

como de los peronistas, si bien, como es obvio, por

más apremiantes del Estado" (Federación de Partidos de Centro,

razones muy distintas. La derecha sostuvo que el gobierno

La Nación, 26 de enero de 1964).


no comprendía cabalmente las necesidades del sector

empresario. Se consideró que, más bien que estar contra

Sin embargo, esa conducta tolerante y esa fe en los

las empresas, éstas le eran indiferentes. También creó

procedimientos democráticos, junto con la ominosa ex-

una inquietud adicional la tibia aunque clara actitud anti-

pectativa de elecciones libres —y el eventual retorno del

extranjera del gobierno, el mejor ejemplo de la cual fue

peronismo al poder—, no sólo no lograron evitar la caída

la anulación de los contratos petroleros firmados por

de los radicales, sino que en realidad contribuyeron a ella.

Frondizi con empresas del exterior. También se consideró,

El sector empresario se mostraba bastante receloso, sin

y no sin alguna razón, que el enfoque radical era

que la positiva performance de la economía lo disuadiera

impermeable a las necesidades de modernización del país,

de esa actitud. Durante 1964 y 1965 el PBN aumentó

tal como si las agujas del reloj se hubiesen vuelto atrás.

un 10,3 y un 9,1 por ciento respectivamente, pero se

No pocos de los cambios posteriores a 1955 fueron rever-

consideró que ello reflejaba una mera recuperación res-


tidos. Los grupos que se habían asociado a la anterior

pecto de la crisis de 1962. Se basó más en un aumento

tentativa de modernización reaccionaron afirmando que

del consumo que de la inversión. Esa reanimación trajo

presiones inflacionarias y algunos problemas en la balanza


GUIDO DI TELLA
de pagos que, de cualquier modo, fueron bastante suaves
64
en comparación con las dificultades anteriores y posterio-

PERON-PERON. 1973-1976

res (Mallon y Sourrouille, 1973). La evolución de esos

años, sobre todo si se tienen en cuenta las condiciones

Mientras desde un extremo del espectro político se

que imperaban en 1963, no fue en modo alguno deficien-

formulaban estas acusaciones, en el otro los peronistas

te. Por el contrario, fueron años de bonanza y, si se los

se sentían disgustados por las tentativas que el gobierno

analiza desde cierta perspectiva —teniendo en cuenta los

radical efectuaba para fomentar algunas de las disputas

años posteriores— parecen mejores todavía.

surgidas en el seno del partido, así como en algunos de

El principal ataque lanzado por la derecha se basó en

los principales sindicatos. Tales intentos eran parte de la

el supuesto hecho de que el gobierno carecía de un mí-

estrategia gubernamental para obtener algún apoyo popu-

nimo de autoridad. La forma en que manejó algunas de

lar, más allá del que le brindaban sus tradicionales grupos


las huelgas y en especial las huelgas de "brazos caídos",

de clase media y clase media baja. El gobierno y el Minis-

fue considerada como una prueba de su debilidad. Las

terio de Trabajo procuraron interferir en la vida de los

ocupaciones de fábricas, que se cumplieron en mayo de

gremios, tomando partido en algunas disensiones internas,

1964 como parte de un plan general de la CGT, asu-

y siguieron una política bastante explícita de dividir a la

mieron características particularmente violentas y en

jefatura peronista. Ejemplo de esto fue la admisión de

muchos casos incluyeron la toma de rehenes. Esas ocupa-

Isabel Perón en el país, con la esperanza de que dividiera

ciones duraron pocos días pero fueron potencialmente

y obstaculizara los esfuerzos de la jefatura sindical. La

explosivas; en algún momento dieron la impresión de que

ocasión se dio en 1964, con motivo de las elecciones en

la situación estaba fuera de control. El sector empresario

la provincia de Mendoza, en las que se presentaron dos

considero que la ocupación de plantas era "amenazadora

candidatos peronistas. Uno contaba con el apoyo de

y subversiva" (Polémica, 22 de febrero de 1964) y pidió


Perón y la ayuda que significaba la presencia de Isabel, y

"una acción enérgica",-lo que podría haber empeorado

obtuvo dos tercios de los votos peronistas, en tanto que

las cosas hasta un punto muy peligroso. Las huelgas de

el otro, que también invocaba su apoyo pero sólo era res-

brazos caídos con ocupación de fábricas no podían man-

paldado por los gremios, obtuvo el resto. El antagonismo

tenerse y fueron levantadas. Ello se debió en parte a la

entre Isabel Perón y los dirigentes sindicales habría de

actitud del gobierno, que al no provocar oposición dio a

pesar posteriormente, durante su gobierno. Vandor, que

los huelguistas la impresión de que se trataba de un ejer-

había alentado la confrontación política, se retiró des-

cicio inconducente, riesgoso y difícil de mantener. Si

pués de esa derrota a una posición puramente sindica-

bien, dadas las circunstancias, la política del gobierno fue

lista, en un área donde a Perón no le resultaba fácil cues-

probablemente la más acertada, el sector empresario se


tionarlo.
sintió afectado ante la impresión de que se había producido

A fines de 1964 se registró otro enfrentamiento, si

un vacío de autoridad y de que se estaba iniciando una

bien indirecto, en el curso de un episodio confuso, en el

etapa socialmente caótica y potencialmente explosiva.

cual Perón fracasó en el intento de retornar al país.

Para 1965, los grupos peronistas se habían tornado su-

mamente recelosos ante las varias tentativas de los radica-

les por dividirlos. Comprensiblemente, la reacción d2 los

66

PERON-PERON. 197 3-1976


67
GUIDO DI TELLA

dirigentes, y de Vandor en particular, fue negativa en

grado sumo. Incluso empezaron a dar su apoyo, en forma

no del todo velada, a un golpe militar. El hecho fue que

El retorno de los militares y la política

los radicales, que tenían una base social en cierto modo

económica de Krieger Vasena

más parecida a la del peronismo, y con aspiración a cap tar

la misma clientela, resultaron ser en algún sentido más

El golpe de 1966 se inspiró en el supuesto de que era

peligrosos para lo? peronistas que los propios militares,

necesario adoptar un sistema político distinto para impe-

quienes no contaban con apoyo popular alguno y no te-

dir de una vez por todas que los peronistas, e incluso la

nían más alternativa que negociar con los gremios. En

UCR, accedieran al poder. Sólo una vez, en 1930, se ha -

favor de esta línea se basaba la imagen de que los milita -

bía intentado implantar un régimen no liberal, que en -

res podían ser "nacionalistas" e incluso "populistas",


contró fuerte resistencia incluso entre los grupos tradicio-

como lo habían sido en el período 1944-55.

nales. La nueva tentativa, efectuada por el general Juan

En definitiva, los radicales se enfrentaron con la oposi-

Carlos Onganía, por instaurar un gobierno no liberal fue

ción de los gremios y la de los empresarios, y también

recibida con desconfianza, incluso por quienes habían

la de algunos intelectuales, en particular los de la línea

otorgado su apoyo a la nueva política económica. Esos

desarrollista. Finalmente, en junio de 1966, cuando su

grupos sólo estaban dispuestos a que de acuerdo con

gobierno fue derribado, los radicales se encontraban to-

talmente aislados. Un típico comentario que el sector de

"la mejor doctrina democrática sólo puede considerar al gobierno

centro-derecha formuló al caer el gobierno radical criti-

do Onganía como transitorio a pesar de todas las fallas que hayan

caba duramente:

podido exhibir los partidos políticos" (La Nación, 10 de julio de

1966).

[. .] "la parálisis de la administración depuesta, su falta de condi-

Puede que esos sectores admitieran la necesidad de un


ciones para reaccionar, para comprender la magnitud del problema

con que se enfrentaba, para tomar las medidas que reclamaban la

lapso de transición largo, pero rechazaban como meta un

opinión y la prudencia, su inconmovible confianza en que el trans-

sistema político distinto. Se tornó de nuevo manifiesta

curso del tiempo podía aportar, por sí, soluciones" (La Nación, 3

la importancia de los valores democráticos, ampliamente

de julio de 1966).

compartidos y heredados de una élite modernizante que

había "creado" el país a fines del siglo pasado y comien-

Sin embargo, lo que terminó por provocar la caída del

zos del presente. El nuevo gobierno resultaba de una pre-

gobierno radical fue su adhesión a los principios democrá-

caria alianza entre grupos militares que sustentaban ideas

ticos. En realidad, se había tornado claro que estaban fir -

patentemente no liberales y sectores empresarios, alianza

memente resueltos a llevar adelante las elecciones de

que contó inicialmente con la aquiescencia de la fuerza

1969, sinónimo de inevitable victoria peronista. Los mili -

laboral. El período inicial, de septiembre a diciembre de

tares, que de mala gana se habían abstenido en 1962 de


1966, se distinguió por su sesgo nacionalista. En el deci-

tomar el poder tras el golpe, lo hicieron en 1966.

68
GUIDO DI TELLA
69

PERON-PERON. 197 3-1976

sívo cargo de ministro del Interior se designó a un polí-

rencia inicial de ingresos al sector interesado. Dichos

tico bien conocido por sus inclinaciones nacionalistas, y

impuestos fueron eliminados gradualmente, lo cual apenas

en Economía fue nombrado Néstor Salimei, militante de

alcanzó para compensar el aumento de los precios internos,

la derecha católica, de vagas inclinaciones nacionalistas y

en vista de la inamovible tasa de cambio. Otro elemento

nuevo miembro, no del todo aceptado, del mundo em-

nuevo consistió en una política de expansión monetaria

presarial. La línea nacionalista y más autoritaria chocó

basada en un estricto programa fiscal y una generosa

contra los grupos empresarios más liberales y con más

política crediticia para el sector privado (van

conexiones internacionales, lo cual creó al gobierno una

Rijckeghem, 1972). Estas medidas fueron

delicada situación. Onganía debió ceder y nombró a


compatibilizadás mediante la reducción drástica de las

Adalberto Krieger Vasena nuevo titular de Economía, un

expectativas de inflación y el aumento de la demanda de

auténtico y sobresaliente representante de los grupos

liquidez y activos 'monetarios. Se impuso una suerte de

industriales y financieros. También le dieron la bienve-

política de ingresos mediante la congelación de los

nida los sectores agrarios, situación que más adelante

salarios en el 95 por ciento de sus valores reales históricos,

habría de modificarse. A partir de enero de 1967, Onga-

lo cual permitió mantener en alrededor del 44 por ciento

nía se ciñó a una línea política menos pretenciosa y au-

la parte del PBN correspondiente a los salarios. A la vez,

toritaria, a la vez que adoptó un programa económico

se concertó un acuerdo de precios flexible con las 500

substancialmente liberal. Ello significó

principales firmas. Al cabo de aproximadamente dos

"una clara división del poder ^festivo —dentro de los equipos

años, este pro grama logró reducir la tasa de inflación a

gubernamentales— en dos grandes esferas de influencia: la política

menos del 10 por ciento anual (fenómeno que no había


y la economía, que cada día se perfila con mayor nitidez" (La Na-

de durar mucho) sin disminuir el nivel de la actividad

ción, 22 de enero de 1967).

económica. No constituyó de ningún modo una política

clásicamente ortodoxa, como lo interpretaron al principio

La novedad de la estrategia económica consistió en que

tanto sus defensores como sus enemigos (Braun, 1970).

pronto demostró una clara tendencia en favor del sector

Se apartaba de la ortodoxia previa en tres aspectos

industrial y financiero, en vez de favorecer, según era tra-

principales: primero, por su tentativa de evitar una

dicional en las políticas de ese tipo, al sector agrario. Se

transferencia de ingresos del sector industrial al agrícola;

efectuó una devaluación importante -debía ser la última—

segundo, por su intento de imponer alguna especie de

que elevó el precio del dólar en un 40 por ciento, con la

control de precios sobre las principales empresas, y

idea de mantener a partir de allí un tipo de cambio fijo,

tercero, por su política monetaria y crediticia

plan que había de convertirse en uno de los escollos del

expansionista. En este programa puede advertirse un


programa entero. La novedad estribó en que la devalua-

claro énfasis sobre las expectativas y un enfoque

ción fue acompañada por impuestos ad valorem a las

"costista" del proceso inflacionario, lo cual lo distinguió

exportaciones agrícolas lo cual evitó la abrupta transfe-

de las soluciones monetaristas más características; incluso

presentó algunas similitudes con el programa de

estabilización 1973-74. Por otro lado, el progra-


GUIDO DI TELLA
PLRON-PEROK. 1973-1976
70
ma fue tradicionalmente liberal en su acento sobre el ca-

aumento de la participación extranjera en ese sector y

pital extranjero y en el papel que asignó a la empresa

la reducción del nivel de la protección efectiva

privada. La situación económica mejoró substancial-

ofrecida a la actividad manufacturera, hecho

mente: 1969 fue un año económico excelente en térmi-

determinado por la reducción del nivel nominal de los

nos de producción, balanza de pagos e inflación,'y no

aranceles aduaneros combinada hacia el final con el

malo en lo concerniente a salarios reales y distribución

aumento de la sobre valuación de la tasa de cambio. Las

del ingreso.

empresas más pequeñas y de mayor proporción de capital

nacional se resintieron ante la preferencia que el gobierno

La tasa de cambio fija, si bien contribuyó hacia el final a

demostró por las firmas más grandes y modernas y en las

reducir el ritmo de la inflación, deprimió al sector

que había mayor participación de capital extranjero.


agrícola y a los nuevos sectores industriales exportadores,

Esto era consecuencia de la actitud del gobierno en

y redujo la protección efectiva neta en favor de la industria

a la vez que intensificó las importaciones. La

favor de la modernización de la economía y el aumento

combinación de una tasa de cambio fija y una inflación

del nivel general de eficiencia (Gerchunoff y Llach,

fuerte, si bien declinante, tendió hacia el final a sobrevaluar

1975). La tentativa consumada por Krieger Vasena fue

de nuevo la tasa de cambio, situación que se reflejó en el

por cierto una de las principales que se efectuaron por

pobre desempeño del sector externo. Sin embargo, las

modernizar la estructura económica del país. Reflejaba el

reservas crecieron gracias a substanciales préstamos recibidos

punto de vista de que la Argentina estaba

del exterior, que compensaron la proporción, bastante

"tres décadas atrás con respecto a otras naciones. Y la recuperación ■

pequeña, de inversiones directas. En el sector agrícola esta

del tiempo perdido es lo que triplicará el esfuerzo [necesario en el

situación apenas si fue compensada mediante la reducción

futuro]". (Clarín, 14 de noviembre de 1966).


de los gravámenes aplicados a sus exportaciones, a la vez

que los precios agrícolas caían hasta algunos de los niveles

Aún está en discusión si el programa de Krieger Vase-

más bajos de la década. La situación fue agravada por la

na podría haber continuado con pequeños reajustes si no

disminución del precio internacional de la carne. Esto rebajó

hubiesen aparecido problemas políticos. Eran inevi-

los precios internos y dio origen a una crisis ganadera

tables una devaluación del peso, un aumento del precio

sumamente seria, circunstancia que por fin volcó a todo el

de la carne vacuna y una nueva etapa inflacionaria. Es

sector agropecuario contra el gobierno. A corto plazo, la

probable que de cualquier modo se hubiesen producido

crisis ganadera y el bajo precio de la carne vacuna, tan

los hechos de 1971-72, si bien no necesariamente en la

importante en la canasta de los consumidores,

misma escala. Pero el argumento de que los problemas

contribuyeron al programa antiinflacionario, permitiendo

políticos fueron consecuencia directa de la política eco-

mantener bajos los salarios nominales sin deprimir

nómica de Krieger Vasena es insostenible, ya que la eta-


demasiado su nivel real.

pa final sobrevaluatoria, si bien creó problemas a los sec-

Sobre la industria empezaron a cernirse algunos nuba-

tores productivos, benefició a los sectores asalariados.

rrones. En parte los problemas fueron consecuencia del

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GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 197>1976
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Las ilusiones políticas que los dirigentes sindicales ali-

sin adquirir realmente un carácter revolucionario social.

mentaron al advenir el nuevo gobierno duraron poco. Lo

También Perón se permitió en aquel tiempo una re-

sorprendente no es tanto que así sucediera, cuanto el

tórica sumamente radicalizada, lo que no le impidió al

hecho de que se hubieran forjado ilusión alguna. Probable-

mismo tiempo negociar si se le daba oportunidad; por

mente varios de ellos contaban con recrear una alianza

ejemplo, en el caso del acuerdo con Frondizi. La desig-

entre los militares y los trabajadores, ilusión compartida

nación política inicial hecha por Perón de John William

por muy distintos círculos desde Í955. En definitiva, los

Cooke en la conducción del movimiento, posición que

gremios se encontraron frente a un gobierno que ofreció

de entrada políticas económicas menos apetecibles aun

aquél conservó hasta 1969, fue un signo de esa actitud

que las anteriores y que empleaba las mismas técnicas

izquierdizante. Es verdad que Cooke ostentaba en aquel


de negociación, o más duras aun. El único consuelo

momento una actitud más moderada que la que fue adop-

residió en que no se efectuó intento alguno por hacer

tando más tarde, sobre todo luego de la revolución cu-

a un lado a los líderes gremiales. Cualquier apoyo que

bana. Las cartas cambiadas entre Perón y Cooke (publi-

los sindicatos pudieran haber dado al nuevo gobierno

cadas én 1973) constituyen un documento fascinante de

durante sus fases iniciales pronto fue»retirado; a la vez

las tentativas efectuadas por el segundo para imponer a

que en el seno del movimiento obrero surgieron algunas

Perón una línea revolucionaria. Por su parte, Perón

disensiones sobre la medida en que debía intensificarse la

siempre trató de mantener abiertas tantas opciones

oposición.

distintas como le fuera posible, con el fin de atraer a

grupos de un espectro ideológico tan amplio como pu-

diera. Simultáneamente apoyó líneas no poco contradic-

La amenaza de la subversión

torias entre sí, hecho que lo tornó susceptible de las

interpretaciones más dispares. Pero lo cierto fue que esta


estrategia le reportó considerables beneficios, aun a

Debemos volver ahora a la caida de Peron en septiembre

expensas de proyectar una imagen borrosa de sí mismo.

En 1960 se registró una tímida tentativa por crear un

de 1955 y en particular, al golpe dentro del golpe que dos

foco subversivo en Tucumán, episodio que en su momento

meses después abrio el camino a los grupos de

pareció extraño y casi pintoresco. Pero por pequeños

linea dura encabezadas por el general Aramburu. Este

Pasos, la subversión llegó a ser uno de los principales fac-

hecho creo entre los peronistas un resentimiento mas in

tores nuevos, de consecuencias de largo alcance sobre el

tenso aun y los llevo naturalmente hacia una linea

frente político y la estructura general de la sociedad. Re-

igualmente dura, adoptando actitudes por lo menos

sulta difícil comprender cómo sobrevino este tipo de

retoricas mas extremas.El levantamiento peronista de

violencia y cómo arraigó en sectores tan importantes de

1956 reprimido con dureza, puede ser identificado

»a juventud. Constituyó una de las auténticas tragedias

como el punto de partida de la resistencia armada. Sin


argentinas de los últimos tiempos. Este tipo de violencia

embargo, durante muchos años asumio mas bien

o se conocía en el país, por lo menos desde el movi-

el carácter de lucha que libran algunos partidos

derrotados cuando se los persigue,

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GUIDO DI TELLA

PERON-PERON, 197 3-1976


75
miento anarquista de las dos primeras décadas del siglo.

En el trasfondo estaban las continuas revoluciones, re-

ron ese salto, justificando la violencia y practicándola.

presiones y transgresiones de la norma legal que habían

Más significativos que esos casos extremos fueron los

tenido lugar, creando un clima en el que toda idea de

mensajes y cartas pastorales de algunos de los prelados en

límites, reglas y tolerancia se había debilitado. Otro fac-

posiciones influyentes y de mayor jerarquía. Sin perdonar

tor que contribuyó fue una actitud política general que

la violencia, adoptaron frente a ella lo que hoy podría ser

prevaleció en América Latina a fines de la década de

visto como una posición indulgente.

1960-70 y principios de la siguiente que penetró en la

La Teología de la Liberación —un paso más adelante

mayoría de las instituciones, incluidas la Iglesia y las

por el mismo camino— igualaba la injusticia a la violencia,

Fuerzas Armadas. Esa fue la época de Velasco Alvarado

y lo que era más sorprendente, parecía justificar la


en Perú, Torres en Bolivia —ambos prominentes miem-

contestación por medios violentos. La injusticia puede ser

bros de las fuerzas armadas de sus países— y Allende en

peor que la violencia, pero es un problema de distinto

Chile. Sin embargo, es preciso distinguir entre una posi-

orden.

ción de izquierda y una actitud subversiva y violenta.

Los jóvenes atraídos por los movimientos subversivos,

Entre ambas hay una diferencia cualitativa, incluso

provenían en su mayor parte de los sectores medio y alto

cuando a veces los objetivos últimos que se aducen

de la clase media; habían nacido y vivido durante el im-

puedan no parecer muy distintos. Al juzgar los movimien-

pacto de la modernización acelerada de la sociedad argen-

tos políticos se debe considerar que los medios son por lo

tina en el curso de la década de 1960-70. Algunos de ellos

menos tan importantes como los fines; lo que la .gente

provenían de familias que habían perdido posiciones de

usualmente experimenta son los medios, en tanto que la

relativo prestigio o poder detentadas en el pasado. Mu-

mayoría de los fines quedan en los papeles.


chos eran de extracción católica y habían estado asocia-

Otro factor específico que formó parte de la actitud

dos a grupos nacionalistas y de derecha. Entre los de ma-

general izquierdista consistió en la línea progresista

yor edad, algunos provenían de la. resistencia peronista,

adoptada por la Iglesia y anunciada por el movimiento

desarrollada desde 1956 y activa con intermitencias.

del Tercer Mundo. La Conferencia Episcopal celebrada en

Empero, la combinación de todas estas circunstancias

Medellín en 1969 representó un hito en esa evolución

no es en modo alguno suficiente para explicar la extraor-

progresista que condenaba la opresión económica y polí-

dinaria erupción de la subversión violenta, extraordinaria

tica y estimulaba la participación de los laicos en la refor-

por su capacidad de penetración entre los jóvenes y por la

ma política.

virulencia de sus actos. Después de todo, muchas de esas

No se alentó de manera específica el uso de medios vio-

circunstancias prevalecían en otros países latinoamerica-

lentos, ni menos aun la subversión como tal, pero en el

nos sin tener consecuencias similares. En Chile, por ejem-


particular contexto latinoamericano de la década de

plo, la radicalización de grupos políticos fue mucho más

1960-70 y comienzos de la siguiente, no era difícil saltar

intensa que en la Argentina, pero grupos subversivos

de una cosa a la otra. Algunos sacerdotes y laicos die-

como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)

desempeñaron escaso papel en el proceso.

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PERON-PERON, 197 3-1976

GUIDO DITELLA

Los primeros disturbios graves se produjeron en 1969

Cámpora fue el primer comandante en jefe del Ejército—

en Córdoba; durante unos pocos días, las calles cordobe-

y por el coronel Harguindeguy, su principal colaborador.

sas fueron teatro de violencias, actividad de francotirado-

Poco después, el titular del Ministerio de Economía, a

res y destrucción física. Si bien existía en mucha gente un

cuyas políticas se atribuyó vagamente la responsabilidad

fondo de resentimiento e insatisfacción, no hubo propor-

de la mayoría de los problemas, fue sustituido por el doc-

ción entre esos sentimientos y la violencia que sobrevi -

tor José María Dagnino Pastore. Este siguió la misma

no. Lo que ha quedado en claro es que no se trató del

línea económica básica de su antecesor, pero, por lo

fenómeno espontáneo que muchas personas en esa opor -

menos en la mentalidad pública, estaba menos asociado al

tunidad y algunos científicos políticos (Delich. 1974)


grupo gobernante, y sobre todo menos ligado a intereses

creyeron que era. Fue una de las primeras vece» en que

extranjeros.

las organizaciones subversivas tuvieron activo impacto

El golpe final contra el gobierno de Onganía fue el

político sobre la sociedad argentina (Hodges, 1976).

secuestro y asesinato del ex presidente Aramburu por la

Uno de los aspectos sorprendentes del "cordobazo",

organización subversiva Montoneros, que debutó así en

consistió en la débil reacción del gobierno. El argumento

el escenario de la violencia sangrienta. La opinión pública

de que la represión militar fue diferida intencionalmente

con el fin de crear una situación embarazosa para el

entró en estado de conmoción. Algunos acusaron al go-

gobierno no está probado por ningún documento. En rea -

bierno de manejar con indolencia la investigación; otros

lidad la vacilante reacción constituyó una prueba de que

sostuvieron que el propio gobierno era cómplice de los

los militares no consideraban aún que debían desempeñar

secuestradores:

un papel decisivo en la represión de levantamientos


"el gobierno del general Onganía es responsable del secuestro

populares. Por otra parte todavía muchos reputaban

de Aramburu; aun cuando no haya sido el autor material, lo ha

posible una alianza entre el ejército y el pueblo, lo que

juzgado con una actitud complaciente" (Héctor Sandler). "Existen

puede haber influido sobre la paradójica actitud del

algunos hechos que hacen difícil descartar la posibilidad de un

gobierno, que no obstante su imagen de dureza, adoptó

plan siniestro" (grupo de Amigos de Aramburu, Análisis, 16 de ju-

una línea contemporizadora. El gobernador de la pro-

nio de 1970).

vincia fue destituido y el flamante gobernador militar que

lo reemplazó declaró que a su juicio

Aramburu, que había evolucionado hacia una actitud

más liberal, empezaba a surgir como posible reemplazante

"en vez de hablar de una actitud rebelde es mejor hablar de la

de Onganía en caso de que los militares optaran por una

pujanza de un pueblo fuerte" (Comodoro R. Huerta, Análisis, 5 de

política menos autoritaria con apoyo civil conservador, y

julio de 1969).

ello constituyó la base de esas acusaciones, extra-


ordinariamente forzadas. Sin embargo, el mero hecho de

La misma línea fue seguida también por el jefe militar

que fuesen formuladas es un signo del estado de con-

de la provincia, general Carcagno —que bajo el régimen de

moción en que se encontraba la opinión pública. Este

78
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 197 3-1976
I
79

tipo de insinuaciones, acompañado por la exigencia de

candidato de compromiso, el general Roberto Levingston,

una actitud fuerte, si bien vagamente definida, había

carente de sustento en las filas castrenses, lo cual dio na-

sido frecuente en otros países donde la subversión ya ha-

cimiento a una situación muy inestable. La sustitución de

bía asestado sus golpes; es una suerte de reacción irracio-

Onganía por Levingston puso de manifiesto las amplias

nal ante un peligro nuevo y desconocido, pero que se

divisiones que separaban a los militares y destruyó la

siente profundamente. A Onganía le quedó escaso apoyo.

credibilidad en un régimen militar sólido y duradero.

No contaba con el favor de la mayoría de los grupos

Correspondió a Levingston presidir la disolución del plan

conservadores liberales, molestos ante:

de estabilización y la pérdida de apoyo extranjero para el

programa económico. En tanto que hasta 1968-69 el

"las notorias discrepancias imperantes entre quienes aspiran


gobierno había dado la impresión de desempeñarse satis-

a una salida democrática acorde con nuestra mejor tradición re-

publicana y quienes desean instaurar formas de gobierno extrañas

factoriamente, alrededor de 1971 ya se disgregaba tanto

al pasado argentino" (La Nación, 7 de julio de 1968).

en el frente político como en el económico.

El efecto económico más inmediato fue el deterioro

Los radicales, que compartían esos temores, y los pe-

del potencial crediticio exterior, una de las bases del pro-

ronistas, que no los compartían, también se oponían a la

grama de estabilización del período 1967-69. El nuevo

gestión de Onganía con firmeza, tal como los grupos

titular de Economía, Aldo Ferrer, intentó una política

sindicales que al principio habían dado su asentimiento.

"desarrollista" de sesgo nacionalista moderado pero evi-

El sector agropecuario se hallaba poco menos que suble-

dente. Se impuso por ley a los organismos del Estado op-

vado, en tanto que las empresas más pequeñas y de

tar en sus compras por productos de origen nacional. Se

propiedad principalmente argentina se sentían

restringió el crédito local otorgado a las empresas de


antagonizadas por el programa de modernización del

gobierno. Este sólo conservó el apoyo del sector

capital extranjero y se practicaron discriminaciones de

empresario más poderoso y con más injerencia

acuerdo con la nacionalidad del capital. Al mismo tiempo

extranjera, importante desde el punto de vista económico,

se consumó una tentativa por elevar el nivel de las inver-

pero insuficiente base de sostén político.

siones estatales, que no fue financiada mediante un au-

mento de los impuestos, sino más bien por un aumento

del déficit gubernamental; el gobierno anterior lo había

reducido a un nivel sin precedentes (el 1,7 por ciento del

Crisis militar y economía desarrollista

PBN en 1971) y cabía esperar un aumento moderado,

Finalmente, Onganía fue reemplazado por un movi-

compatible con el nivel calculado de inflación futura. Se

miento que encabezó el comandante en jefe del Ejército,

aumentó la meta de inversiones del Plan Nacional, como

general Alejandro Lanusse, quien se abstuvo sin embargo

si representara un paso muy importante; en rigor no

de tomar el poder en sus propias manos. Se designó a un


significó mucho más que una declaración de intenciones,

pues no se adoptaron medidas significativas en esa direc-

ción. Tales situaciones provocaron hondo resentimiento


GUIDO DI TELLA
en la comunidad extranjera y también alarmaron a los
80
capitalistas locales, recelosos ante el nuevo sesgo inter-

vencionista y ante la sospecha sobre los objetivos últimos

VY RON-PERON. 1973-1976

de las nuevas políticas, que se imaginaban peligrosos.

Otras medidas sólo eran consecuencia inevitable del

programa anterior. Tal como se dijo antes, las políticas

La retirada de los militares

económicas previas habían dejado una situación "re-

primida", con precios relativos distorsionados y cabía

El reemplazo de Levingston por Lanusse fue el golpe

esperar cierta "laxitud" (véase la sección sobre ciclos

final a las últimas esperanzas que restaban de una larga

inflacionarios en el capítulo 7, y el Apéndice). Cualquier

permanencia de los militares en el poder. La falta de con-

medida que se tomara conduciría a reiniciar el proceso

fianza en la duración del gobierno agravó algunos de los

inflacionario. Como de costumbre, el desequilibrio en el

problemas reinantes en la esfera económica. El Ministerio

sector externo fue el factor que marcó el ritmo del


de Economía fue disuelto, lo cual provocó una grave falta

proceso de reajuste. Se impuso la necesidad de una

de coordinación. Este problema fue complicado más aun

devaluación substancial, llevada a la práctica a lo largo de

por la nueva política de la Tesorería, imprudente y

una sucesión de pequeños pasos, similar a la política

bastante incoherente, dirigida durante su período más

gradualista del período 1964-66. Aunque muchos consi-

largo por Juan Quilici, que triplicó el déficit fiscal de años

deraron que esta nueva política habia destruido la estabi-

anteriores —un 2 por ciento en 1968-70— hasta alrededor

lización anterior, fue su consecuencia inevitable, y se vio

de un 6 por ciento. La tasa de inflación, que durante los

agravada por el comienzo de los disturbios políticos. Las

dos años anteriores ya había ascendido a cerca de un 40 y

políticas económicas expansionistas y más nacionalistas

un 65 por ciento anuales, pasó, después de haber bajado

satisficieron en mayor medida algunas de las difusas

temporariamente en la segunda mitad de 1972, a una tasa

aspiraciones del sector militar, pero el sector empresario

no las aceptó. Circunstancia muy curiosa, el sector


anual superior al 100 por ciento en los primeros meses de

ganadero, tan beneficiado como lo fue por la recupera-

1973. Ello reflejó la incertidumbre de la situación polí-

ción de sus precios relativos, no se dejó seducir por las

tica y los inevitables aumentos anticipados de los precios.

nuevas políticas. Los ganaderos sentían un profundo recelo

La situación del sector externo pasó por momentos

por el grupo Levingston-Ferrer, al que no consideraban

sumamente delicados; el gobierno se vio obligado a firmar a

confiable, entre otras razones, debido a su actitud ante

mediados de 1972, con el FMI, un acuerdo en términos

el capital extranjero. A ese recelo se sumaron los cre-

duros, que le permitiera superar la muy difícil situación

cientes problemas económicos, particularmente el re-

cambiaria. Por otra parte, el acuerdo se firmó en el

brote de la inflación, centrando erróneamente toda la

preciso momento en que el país empezaba a sentir los

responsabilidad en el nuevo equipo económico.

efectos de un mejoramiento substancial de sus términos

del intercambio, consecuencia de que los precios de las

exportaciones y de las importaciones aumentaron res-


pectivamente en un 40 y un 10 por ciento. Empero, los

efectos benéficos no se sintieron inmediatamente, en

tanto que el impacto inflacionario sí.

82
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 197 3-1976
83
Las dificultades económicas, cada vez más serias, em-

El gobierno contemplaba un programa moderado, que

pezaron a su vez a gravitar sobre la situación política, y

apuntaba a la elección de un candidato "confiable", pro-

ésta fue una de las razones que indujeron a los militares

bablemente el propio presidente Lanusse. Dicho progra -

a considerar las posibles ventajas de retirarse. Creían que

ma había de resultar de una modificación del sistema

"no habrá solución definitiva de los problemas económicos hasta

electoral, asociada con alguna suerte de negociación con

que se concrete la solución política, a la que este gobierno ha

Perón. Las reformas electorales tenían por objeto reducir

convocado" (Lanusse, La Nación, Edición Aérea Internacional, 13

al mínimo la posible representación del Partido Justicia-

de marzo de 1972).

lista y, a la vez, la permanencia en funciones de los

candidatos elegidos. Tales objetivos habían de alcanzarse

Hubo hechos más importantes, específicamente políti-

mediante la implantación de una segunda rueda electoral;


cos, que apuntaban en esta dirección, y que en parte deri-

según se suponía, facilitaría la coalición de los candidatos

vaban del creciente desacuerdo entre los militares acerca

antiperonistas en esa segunda vuelta sin exigir complica-

de su participación a largo plazo en el gobierno. La situa -

das alianzas electorales en la primera. La permanencia en

ción llegó al punto de que se empezó a considerar alguna

funciones sería reducida a un máximo de cuatro años,

suerte de retorno a la escena política del Partido Justicia-

con vistas a disminuir las fuertes presiones que se acumulan

lista. Era una conclusión sorprendente, dada la firmeza

durante períodos más largos. Asimismo se proyectaba

con que se lo había proscripto durante más de 17 años.

celebrar elecciones simultáneamente en los planos nacio-

La intención declarada, por parte del gobierno, de

nal, provincial y municipal a intervalos de cuatro años, con el

poner fin al régimen militar y la posibilidad de elecciones

fin de combatir la conmoción continua provocada por la

galvanizaron a la opinión pública y agitaron a los grupos

realización poco menos que anual de comicios.

políticos. El proyecto de Lanusse, si bien parecía una


La parte decisiva del proyecto político estribaba en las

apuesta peligrosa, era el único que tenía fuerza y, por

negociaciones. Su base era el creciente convencimiento de

añadidura, coincidía con los tradicionales valores libera-

que el Partido Justicialista no era, a fin de cuentas, un

les, aún poderosos en el país. Lanusse creía que

"animal" tan terriblemente peligroso. El movimiento

"Perón es una realidad, nos guste o no nos guste" (27 de julio

sindical era, en el peor de los casos, de índole reformista,

de 1972)

muy similar al tipo norteamericano de sindicato; por otra

parte los gremios más peronistas eran los menos ideológi-

y que

cos. El factor de perturbación consistía, empero, en la

adhesión que los grupos subversivos prestaban a Perón,

"en la medida en que nos resulte posible llevar adelante la

rodeándolo de una aureola peligrosa. A pesar de todo, en

institucionalización del país, también con Perón y con el

aquel momento se consideró que ese apoyo resultaba del

Justicialismo, más sólidos serán los resultados" (9 de octubre de

bloqueo de los canales electorales normales. Aunque


1972).

nunca se sostuvieron negociaciones con los grupos subver-

sivos, se pensaba que la readmisión del peronismo en el

84
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-

85
1976
sistema político los despojaría de su principal razón de

En ambos casos el proceso escapó del control de sus

ser y que se le daría a la violencia una solución política.

gestores y concluyó con la entrega del gobierno a la

De acuerdo con una actitud típica,

flamante oposición. Las tensiones así creadas contribu-

yeron al fracaso de ambos experimentos, en el primer

"el aislamiento o la supresión definitiva de la guerrilla sólo será

caso al cabo de catorce años y, en el segundo, transcurri -

posible en la medida en que se genere un contexto político y social

dos menos de cuatro años.

que anule, en los hechos, la razón de ser de este tipo de enfrenta-

miento" (Tcherkeski, La Opinión, 12 de enero de 1972).

El gobierno procuró montar una suerte de programa de

unidad nacional, el llamado Gran Acuerdo Nacional. En

La readmisión del peronismo fue en gran medida con-

términos amplios, debía involucrar un pacto con Perón

secuencia de los contradictorios objetivos de los militares,

para la elección de Lanusse, a cambio de lo cual el pero -


penetrados también por los conflictos de la sociedad civil

nismo sería legalizado. Se trataba de un convenio que

—o al menos por los conflictos internos de la clase me -

tenía precedentes. Empero los antagonismos eran, a todo

dia—, del creciente convencimiento general de que el pe-

esto, demasiado profundos, y lo que es más importante,

ronismo era esencialmente reformista y de la necesidad de

existían dudas de que los militares aceptaran ese giro de

suprimir las presuntas bases de la subversión mediante la

las cosas sin que fueran forzados a ello. Perón consideró

constitución de un gobierno legítimamente elegido. Se

que

consideró que aceptado el peronismo, éste se abriría

menos a las influencias extremistas y se inclinaría más a

, "todos los equilibrios que está haciendo la dictadura militar

apoyar el sistema como tal. No es absurdo comparar esta

[.. ] tienden a un mal disimulado proceso de trampa electoral o a

situación con la que imperó durante las dos primeras

encontrar una manera más o menos potable de hacer muchas

cosas, a fin de que todo quede igual" (Clarín, 3 de junio de 1972).

décadas del siglo, cuando por fin se permitió al Partido


Radical (UCR) intervenir en elecciones nacionales, por

El gobierno intentó entablar negociaciones directas por

entenderse que menos peligroso resultaría mantenerlo

medio del embajador argentino en Madrid y de un

dentro del sistema que al margen de éste, expuesto a

enviado especial, el coronel Cornicelli, pero los resultados

tentaciones revolucionarias. Análogamente, el cambio fue

fueron nulos. A continuación procuró imponerle la deci-

determinado en esta otra oportunidad por la convicción

sión de volver a la Argentina antes de agosto de 1972, so

de que si bien el Partido Justicialista representaba a un

pena de ser excluido de la campaña electoral. También

grupo social distinto, sería más fácil integrarlo a la

esto fue considerado una estratagema, tanto por partida -

estructura social existente si se lo dejaba compartir el

rios como por opositores. Se pensaba

poder. Ambas tentativas respondieron a la intención de

permitir sólo una participación minoritaria en el enten-

"que lo que nadie puede considerar seriamente es que el líder

dimiento de que el partido recién admitido desempeñaría

justicialista regrese y se presente como candidato, resulte admiti-


el papel de "oposición leal", y afianzaría así el sistema.

do, triunfe, se le entregue el poder y, finalmente, se le permita go-

86

PERON-PERON, 197 3-1976

87
GUIDO DI TELLA
bernar. Es obvio que la actual estructura de las Fuerzas Armadas

de ese año, incluso algunos sectores destacados de los

no permitiría este ensayo [...]" (Eichelbaum, La Opinión, 2 de

agosto de 1972).

grupos dirigentes consideraban que

"las elecciones son imprescindibles porque sin ellas no hay

Lo cierto fue que Perón siguió un curso ambiguo, pues- .

ninguna solución estable y porque la exigencia de un Gobierno

to que él, tal como todos los demás, carecía de toda certi -

fuerte que el país necesita, sólo surge —y así ocurrirá— del vigor

dumbre acerca del resultado final. Intentó dejar abierta

incontenible de la democracia que genera el sufragio [...]" (La

la puerta a las diversas alternativas, es decir, a la realización

Nación, 23 de noviembre de 1972).

de elecciones más o menos libres o a la continuación del

régimen militar, y por momentos parecía estar "en posición

A fin de ese año, el gran acontecimiento fue la deci-

alternativa de desear las elecciones o de sabotearlas" (La

sión de volver al país que adoptó Perón, no con el pro-


Prensa, 25 de marzo de 1972). El ala política del Partido

pósito de presentar su candidatura (cosa que de acuerdo

presionó sobre Perón en favor de concesiones, pues

con la ley electoral no le estaba permitida), sino de apre-

cualquier solución política había de favorecerla. Los

ciar la situación, estimular el entusiasmo de los seguidores

sindicatos optaron por la ambivalencia, pues durante los

y designar al candidato del frente popular (el Frecilina, que

gobiernos militares habían aprendido a negociar con éxito

después había de llamarse Frejuli). Contra todo lo que se

entre bastidores y temían lo que parecía ser una juga da

suponía, su llegada, en noviembre de 1972, no provocó

política. Por su parte, los grupos juveniles estaban menos

disturbios, lo cual se debió en parte alas excepcionales

interesados aun, pues ya se habían comprometido con

medidas de seguridad que adoptó el gobierno. De cual -

una estrategia más directa y drástica.

quier manera, el giro de las cosas sorprendió a todos. In-

El gobierno, y más todavía los militares, procuraron

cluso el presidente Lanusse declaró que

obtener de Perón una condena abierta de los grupos sub -


versivos y sus notorios asesinatos de militares. Perón no se

"el país acaba de vivir acontecimientos que —hasta hace muy

avenía a formular esa condena, puesto que eso era lo que

poco— parecían imposibles" (La Nación, 23 de noviembre de

prometía hacer en forma implícita si se lo aceptaba y no

1972).

quería repudiar la violencia de antemano. Tal circunstan-

cia hizo que algunos no vacilaran en pensar que

Algunos círculos acusaron a Lanusse de haber

"la violencia no ha sido condenada sino estimulada por Perón.

"irreflexivamente estimulado este viaje que ha causado un es-

La embajada Argentina en Madrid y su titular han reclamado en

tado de alarma e incertidumbre" (La Prensa, 28 de noviembre de

vano una categórica definición" (La Prensa, 22 de abril de 1972).

1972).

En tanto que otros, desde la posición opuesta, consi-

El gobierno se vio obligado a seguir la dinámica del

proceso que él mismo había desencadenado. Hacia fines

deraron que como consecuencia del viaje "un clima ge-

neral conciliatorio ha prevalecido" (Mayoría, 22 de no-

88
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON. 197^-1976

89

viembre de 1972). La relación entre Perón y los radicales

"no ha perdido [. .] las esperanzas de que haya un golpe militar

era excelente y dio origen a lo que después sería descripto

capaz de interrumpir el camino hacia los comicios. Lo demuestra la

como un "flirt" y un "diálogo casi idílico" (Clarín, 18 de

circunstancia de que Perón intenta amontonar obstáculos" (La

febrero de 1973).

Nación, 14 de enero de 1973).

La principal decisión de Perón, adoptada inmediata-

mente después de retornar a España, muy poco antes de

El gobierno sintió que se le forzaba la mano, pero ya

fin de año, consistió en la designación de Héctor Cámpora

no podía hacer nada. El impulso electoral era extrema-

como candidato a la presidencia. Fue una resolución ex-

damente fuerte y el desacuerdo entre los militares tam-

traña; se trataba de un viejo miembro, poco estimado,

bién culminaba. Aun así,


del ala política del Partido, donde no contaba con sim-

patía de otros círculos y además era aborrecido por los

"la decisión del gobierno revolucionario de no vetar en su momen-

militares, debido a sus nexos con la izquierda peronista.

to la candidatura presidencial del Dr. Cámpora tomó por sorpresa a

Esa designación fue interpretada tanto por varios comen-

un elevado número de dirigentes políticos, incluido Perón" (La

taristas políticos como por algunos dirigentes del Partido

Nación, 5 de abril de 1973).

Justicialista como un signo de que Perón no deseaba

concurrir a las elecciones y prefería que los militares

Cuando se empezó a pensar seriamente en la posibili-

proscribieran a su candidato. Ello hubiese demostrado

dad de que el régimen militar se eclipsara y el peronismo

que no hacían juego limpio, lo que habría otorgado a

retornara al poder, empezó, como era inevitable, la com-

Perón un amplísimo poder para negociar sin verse forzado

petencia por posiciones dentro del movimiento peronista

a enfrentar algunas de las muy difíciles decisiones que le

y alrededor de él. La CGE, entidad que agrupaba a los

hubiera planteado un retorno con la plenitud de sus


pequeños empresarios, en otro tiempo bastante favorable

fueros.

al peronismo, titubeó mucho en apoyarlo, pues no creía

Es probable que Perón haya considerado ambas ideas.

que Perón se propusiera realmente intervenir en las elec-

Por un lado, seguía una estrategia electoral muy improba-

ciones. Al principio se inclinó hacia los radicales y sólo

ble, forzando la situación de manera tal que si llegaba a ha-

después de conocerse los resultados electorales se volcó

ber elecciones, éstas se efectuaran después de que los mili-

francamente hacia el peronismo. El movimiento sindical

tares hubiesen cedido por completo. Alternativamente, si

exigió para sí un papel preponderante, que Perón puso

se lo proscribía su posición moral se vería enaltecida y

sumo cuidado* en no darle, puesto que a esa altura del

su poder de negociación mejorado. Algunos pensaron que

proceso las expectativas de los sindicatos eran más

había optado por esta segunda estrategia y que

ambiciosas que en la época de Vandor.

El conflicto entre Perón y los sindicatos no resultó sor-

prendente, pero sí lo fueron la intensidad de la lucha y


algunos de los procedimientos empleados. El extraordina-

rio énfasis puesto sobre los grupos juveniles y la forma

90
GUIDO DI TEI.LA
PERON-PERON. 1973-1976

91

en que se los utilizó para mantener en jaque al poder sin-

tas tradicionales, desbordados por la izquierda peronista.

dical fueron no poco insólitos. Perón habló sobro la

También ejercieron cierta atracción sobre los círculos

intelectuales, donde esta nueva versión radicalizada del

"necesidad de cambiar a los dirigentes, reemplazándolos por

los jóvenes, los que han llegado hasta aquí finalizaron su ciclo y,

peronismo se puso de moda.

en consecuencia, no es injusto relevarlos..." (citado por La Nación,

Otros intelectuales, por más que simpatizaran con el

2 de abril de 1973).

peronismo, no concordaron con esa línea:

Previamente las candidaturas del peronismo se habían

"No podemos creer ni por un momento que el movimiento pe-

dividido en tres grupos: el político, el femenino y el

ronista va a transformarse en una fuerza de la izquierda revolucio-

gremial. En ese momento se los distribuyó entre cuatro


naria. Es de esperar que sea moderado y nacionalista, con una fuerte

grupos, incorporando como una nueva rama a los grupos

predisposición hacia el bienestar social y una más equitativa dis-

juveniles y reduciendo así el rol del tradicional sector

tribución de los bienes" (Di Tella, New York Times, 25 de abril de

gremial. La juventud había elaborado una versión muy

1973).

romántica del peronismo, idealizando el pasado hasta un

Muchos integrantes de la rama más puramente política

punto casi increíble, provocando una reacción escéptica

del peronismo tomaron posición junto a los jóvenes. Ha-

incluso entre los antiguos militantes. Se oponían abierta-

bían perdido importancia desde 1955 viéndose obligados

mente a los sindicatos, por considerarlos intermediarios

a buscar la tutela de los sindicatos, lo que en muchos

burocráticos que distorsionaban la "auténtica voluntad""

casos les había reportado experiencias humillantes. Aun-

de las bases. Anhelaban una comunicación espontánea

que por razones muy distintas, encontraron en la ju-

entre el pueblo y el líder e incluso rechazaban la idea de

ventud peronista a un grupo que compartía sus senti-


un "partido" en favor de la vaga noción de un "movi-

mientos antisindicales. La coalición Cámpora-Abal Medi-

miento" en que no hubiese burocracia, ni afiliación, ni

na, el segundo secretario general del Partido y miembro

elecciones, y en el que los dirigentes surgieran por

del movimiento juvenil representaba muy bien esa alianza

consenso espontáneo. Esperaban

antisindical. Desde el principio fue dominada por los

elementos juveniles, capaces de desarrollar una organiza-

"trasladar las instancias de decisión política de los cuerpos buro-

ción que el débil sector político no poseía, excepto en

cráticos del Estado hacia las bases populares" (Juventud Peronista,

algunas provincias donde la izquierda no disfrutaba de

citado en La Opinión, 22 de abril de 1973).

fuerza alguna. La alianza Cámpora-Abal Medina otorgó a

la Juventud Peronista y a los elementos extremistas un

A esos matices anarquistas se sumaba, en algunos gru

margen de poder mucho más amplio que el contemplado

pos, una despiadada aprobación de los métodos violentos.

por el propio Perón. Si bien no existen pruebas acerca de

Esos grupos adquirieron importancia en las universidades,


la medida en que esos elementos se excedieron con

donde compitieron con éxito con los grupos antiperonis

respecto a las intenciones de Perón, por cierto acentuaron

las tendencias izquierdistas dentro del movimiento más

92

GUIDO DI TELLA

allá de lo que una alianza multiclasista de ese tipo podía

soportar. La campaña por el retorno de Perón y en mayor

medida la campaña electoral, fueron dominadas por la

nueva alianza. El grado de control obtenido por los ultras

y sus contactos con la subversión fueron más amplios que

lo que la mayoría del público llegó a percibir en el mo-

mento.

III LAS

Los militares fueron adelante con el llamado a eleccio-

nes y cumplieron a regañadientes la palabra empeñada

PRESIDENCIAS PERONISTAS

a pesar de las frustraciones y los peligros que para ellos

significaban.

La elección de Héctor Cámpora

Pocos meses antes de fines de 1972 el retorno de Perón


ora inconcebible. Sin embargo, una serie de medidas supri-

mió casi todas las restricciones y permitió comicios limpios

e increíblemente libres dados los riesgos que suponía para

quienes los convocaron. Las elecciones fueron ganadas

por la coalición justicialista, que alcanzó el 50 por ciento

de los votos. El resultado no fue sorprendente, pero

excedió lo que el gobierno e incluso los jefes de la coa-

lición habían esperado, sobre todo si se considera que

la candidatura de Perón había sido prohibida y la de

su sustituto era muy débil. Prevaleció la impresión de

que para el peronismo, cualquiera hubiesen sido sus can-

didatos y su conducta, los resultados hubieran sido

siempre excelentes, hecho que disminuyó el peso de los

moderados en el Frente. En nueve de los veinticuatro dis-

tritos electorales, sus candidatos sobrepasaron el 5Q por

ciento, lo que evitó la realización de una segunda vuelta

(cuadro 3.1). Donde ésta se hizo fue ganada en todos los

distritos salvo dos. En éstos los candidatos oficiales de-

signados por el grupo de Cámpora se enfrentaron con los

caudillos peronistas locales y perdieron en beneficio de'

T
PERON-PERON. 1973-1976

95

Í-8Í

facciones escindidas del peronismo patrocinadas por di-

chos caudillos.

r _ . — . I

00

Todo ello permitió comprobar que el caudal electoral

peronista se hallaba compuesto de nuevo por dos grupos

s ~?

muy disímiles entre sí (Mora y Smith, 1980). En los

centros urbanizados prevalecía el electorado obrero,

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carente de jefatura personalizada; allí la columna verte-

bral era la organización sindical. Por otro lado, en las

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provincias menos urbanizadas los sindicatos no tenían

tanto peso; prevalecía en cambio la jefatura personalizada

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del caudillo local, posibilitando hasta cierto punto un

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manejo del electorado no del todo distinto del que

practicaban los caudillos conservadores en el pasado. Tal

dicotomía reflejaba el desarrollo inicial del peronismo,

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basado en la absorción, entre otros grupos, del electorado

socialista urbano y el electorado conservador rural.

Lililí

Las elecciones fueron celebradas como un gran paso

hacia el logro de una solución política. Las dudas que

existían sobre la disposición de los militares a entregar el

= ■ 1 1

gobierno se disiparon, pues se había llegado demasiado

lejos poniendo en marcha un proceso que ya no podía

revertirse. La actitud general era de reconciliación nacio-

nal. En la víspera de la transmisión del mando, el coman -

dante en jefe de la Fuerza Aérea habló con ese espíritu

acerca de

"la necesidad de elevarnos sobre odios, revanchas y antinomias y de


considerar a la unidad nacional como presupuesto básico de toda

empresa de desarrollo [. .]las Fuerzas Armadas deberán efectuar un

replanteo del papel que quieren desempeñar: o se colocan en

posición de tutelar al pueblo argentino y de sostener un esquema

de valores asumido por las mismas Fuerzas o se ponen al servicio de

objetivos y aspiraciones de su pueblo, resguardando su logro de

toda interferencia extranjera. Creo que a esta altura de los acon-

tecimientos no pueden ni deben tener otra alternativa que la se-

a
i.l
96

PERON-PERON. 197 3-1976

97
GUIDO DI TELLA
gunda [...] no estoy sosteniendo que ellas deben aislarse en el pro-

der— controla perfectamente el aparato del Estado y ninguna ame-

fesionalismo del no compromiso, por el contrario, pienso que, jun-

naza visible parece cernirse sobre ningún centro vital.

tamente con el ejercicio de su misión profesional, deben también

"Por el contrario, son precisamente tales ocupaciones, las que

colaborar en la constante tarea de definir dichos objetivos (los de

pueden proporcionar un clima de caos, vacío de poder, y provocar

su pueblo) y colaborar en su obtención".

graves enfrentamientos" (La Opinión, 15 de junio de 1973).

Se prometían la reconciliación y un nuevo compromi-

Sin embargo, la actitud que prevaleció fue la de que

so, pero también se exigía claramente una suerte de parti-

por fin se había hallado una solución política que era

cipación. Por fin se sintió que, despejados los peligros, era

digna de ser probada. La mayoría de los sectores par-

posible intentar un período de vida política normal. La

ticiparon de la tendencia general hacia la izquierda, o

movilización en masa que acompañó al proceso electoral


por lo menos hacia una comprensión amplia de sus aspi-

trasladó todo el espectro de la opinión, dentro y fuera del

raciones. Se designó un nuevo comandante en jefe del

Partido Justicialista, hacia la izquierda, creando un clima

Ejército. Los grupos más decididos querían pasar por en-

de entusiasmo. Fue como una súbita explosión de deman-

cima de todos los generales y nombrar a un coronel,

das sofocadas. Se propusieron toda suerte de proyectos;

presumiblemente adicto al nuevo gobierno, lo que

surgió la idea general de que, una vez en el poder las fuer-

hubiera significado el retiro prematuro de toda la plana

zas populares, todo sería posible y todos los obstáculos

mayor. Empero, se siguió aproximadamente el orden de

se superarían. Se propagó una actitud que por momentos

precedencia militar y la designación cayó sobre el general

era festiva, inconsciente, irresponsable, o directamente

Carcagno, miembro destacado del grupo "azul", de caba-

provocativa. En el día de la transmisión del mando las

llería, que controlaba el Ejército desde la revuelta de

ceremonias tradicionales se entremezclaron con estallidos

1962. Desde el principio resultó claro que el nuevo co-


de entusiasmo popular, las tropas fueron públicamente

mandante en jefe se empeñaba en zanjar las diferencias

vilipendiadas y los edificios públicos ocupados por miem-

entre el Ejército y las nuevas corrientes políticas. En la

bros de la Juventud Peronista, en el entendimiento de

Conferencia Militar Interamericana de Caracas declaró

que las nuevas autoridades de las reparticiones oficiales

que:

serían elegidas por voto popular. Aunque esta idea nunca

se materializó, contribuyó a dar la impresión de que el

"El ejército de mi país se presenta hoy, [...] reconociendo co -

proceso escapaba de todo control provocando un intenso

mo principios básicos inalienables el de la no intervención, el de la

malestar. Tal como se indicó en ese momento:

autodeterminación de los pueblos y el del escrupuloso respeto a

las individualidades de cada país en un. contexto en el que carecen

"La ola de ocupaciones que se generalizó en reparticiones pú-

de sentido las diferencias ideológicas.

blicas, empresas del Estado, hospitales y medios de difusión, resul-

"0 nos renovamos y comprendemos nuestras misiones tal como

ta tan confusa como inaceptable: es difícil asumir el sentido de


las circunstancias lo imponen en nuestros países, o quedamos a la

tales actos, cuando el gobierno —que los ocupantes dicen defen-

zaga condenando a nuestros pueblos a ser víctimas de las agresio -

nes que los están vulnerando y apartando de su destino.

98

PERON-PERON. 197 3-1976

99
GUIDO DI TELLA
"Nuestros pueblos están suficientemente maduros y han alcan-

donde se nutría la violencia y de que más importante que

zado un nivel de politización que los hace suspicaces y los faculta

tratar de barrer con las consecuencias de la injusticia era

para rechazar todo impulso que comprometa su libertad o aleje

atacar sus raíces mismas. Si esto no se hiciera se

de sus conveniencias y los sume a la confusión. No necesitan ni

aceptan que se les indique lo que deben pensar.

"impedirá una revolución en paz, agudizando las manifestacio-

"La imagen de los ejércitos como guardias pretorianos de un

nes —clandestinas y no clandestinas— de odio y violencia que están

orden político, económico y social injusto es en extremo perni -

acompañando la transformación del país" (Arzobispo de Santa Fe,

ciosa para la salud de los pueblos, para el logro de sus aspiraciones,

La Nación, 3 de enero de 1974).

para la conformación del ser nacional y para su proyección con-

tinental" (La Opinión, 6 de septiembre de 1973).

Pero si bien la línea general era claramente progresista,

la Iglesia no simpatizaba en especial con el nuevo


Resulta claro que, a juicio del Ejército, la subversión

había echado raíces como consecuencia de la falta de

gobierno. Su relación era mucho más distante que lo que

legitimidad de los gobiernos anteriores y de la existencia

había sido en 1946. Lo que adquirió importancia, y dio

de injusticias sociales y económicas:

tono a todo el proceso, fue la activa participación de

jóvenes de educación católica en los grupos juveniles

"Al identificar subversión como respuesta a un orden social

de extrema izquierda e incluso en la organización Monto-

injusto, las Fuerzas Armadas [...] advierten que la erradicación

neros.

por la fuerza de este tipo de subversión se torna imposible, y del

Muchos intelectuales adoptaban una línea progresista

empleo del poder militar contra ella, se deriva un distanciamiento

similar. La explosión de la actividad política, las princi-

cada vez mayor entre el pueblo y el Ejército que forma parte de

pales tendencias del gobierno y el nivel de violencia que

ese pueblo" (La Opinión, 6 de julio de 1973).

preponderaba eran considerados como un fenómeno his-

El Ejército lanzó el llamado Operativo Dorrego, en el


tórico inevitable, consecuencia del proceso de moderni-

curso del cual los conscriptos cooperaron con la Juventud

zación, de la evolución de las diferencias de ingresos, de

Peronista y miembros de la organización Montoneros en

la lucha de clases o dentro mismo de las clases, de la mo-

programas de acción civil. Tal plan fue saludado como

vilización social, de la decreciente movilidad social y de

una expresión del

las aspiraciones frustradas.

Si bien al principio algunas de esas explicaciones eran

"punto de comprensión a que se ha llegado [...] en todas las ca-

bastante válidas, se había llegado a un punto en que la

pas de la sociedad argentina en las que hay predisposición para

mayor parte de la violencia era obra de grupos que habían

emprender tareas comunes por encima de las diversas ubicaciones

llegado a constituirse en factores autónomos en el escena-

sociales, políticas y filosóficas" (Clarín, 8 de octubre de 1973).

rio político argentino y cuya acción exigía interpretacio-

También la Iglesia fue impregnada por el mismo espí-

nes más específicas y menos amplias. Aun así, no eran

ritu, adoptando la actitud de que la injusticia era el terreno


muchos los que advertían la profunda penetración ni

ala importancia alcanzadas por las organizaciones subver-


100
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON. 197 3-1976

sivas, ni el hecho de que lo que estaba en curso era un

Con el apoyo de los radicales, la decisión fue votada

enfrentamiento frontal con ellas. La liberación de prisio-

por el Congreso, reunido especialmente para ese fin. No

neros políticos inculpados por actos de violencia, secues-

se practicó discriminación ni distinción alguna, y proba-

tros y asesinatos fue uno de los primeros problemas cru-

blemente hubiera sido difícil hacerla. Pero esta medida

ciales. En un programa de cinco puntos, firmado por casi

iba a tener graves consecuencias. Por lo menos, algunas

todos los generales, los militares habían advertido (25 de

fuentes militares estiman que ese episodio constituyó

enero de 1973) que no iban a aceptar

un importante retroceso en la lucha contra la subversión,

pues muchos de sus jefes pasados y futuros fueron libe-

"la aplicación de amnistías indiscriminadas para quienes se en-

rados aquel día. Tal preocupación fue compartida por

cuentren bajo proceso o condenados por la comisión de delitos


muchos círculos; muchos dudaron, con razón, de que

vinculados con la subversión y el terrorismo".

dicha medida condujera a la pacificación del país. De

cualquier manera, se pensó que por lo menos la organi-

Empero la subversión había tenido un papel decisivo

zación Montoneros condenaría los actos de violencia y

en el retiro de los militares y en la convocatoria a eleccio-

que el ERP, al verse aislado, haría otro tanto. En rigor,

nes y contaba con simpatizantes en altas posiciones del

sucedió que los Montoneros, apartándose del Ejército

gobierno. Tan importante como este hecho era el espíritu

Revolucionario del Pueblo (ERP), declararon una suspen-

de reconciliación nacional y la convicción, compartida

sión temporaria de sus actividades subversivas, pero no

por muchos, de que la amnistía sería

depusieron sus armas y dieron a entender que su futura

conducta dependería del cumplimiento de un programa

"el punto de partida para el desmonte de un mecanismo conflic-

revolucionario. Su actitud, en verdad, no era nada clara.

tivo, un cimiento indispensable para la edificación de la paz inte-

Por un lado las desordenadas ocupaciones iniciales de


rior" (Clarín, 12 de mayo de 1973).

fábricas, los muchos secuestros de ejecutivos, así como

los ataques lanzados por el ERP contra objetivos militares

El día mismo de la transmisión del mando los grupos

no fueron condenados por los Montoneros. Por otro lado

de izquierda efectuaron una amenazante manifestación

formularon declaraciones en el sentido de que:

ante la cárcel de Villa Devoto, lo que provocó una pre-

sión irresistible. Es probable que el gobierno hubiera

"Nuestra estrategia sigue siendo la guerra integral, es decir la

llevado adelante de cualquier manera la amnistía, pero

que se hace en todas partes [...] y por todos los medios con la parti-

cipación de todo el pueblo en la lucha y utilizando los más varia

"en una situación extremadamente riesgosa anticipó su decisión

dos métodos de acción, desde la resistencia civil, pasando por las

de indultar a los prisioneros, tratando de evitar males mayores"

movilizaciones, hasta el uso de las armas" (Fuerzas Armadas Revo-

(Clarín, 27 de mayo de 1973).

lucionarías-Montoneros, 9 de junio de 1973).


GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

nadores de las provincias de Buenos Aires,

Córdoba y Mendoza respectivamente, tenían

tendencia alguna hacia la izquierda, y otro tanto

102Más francamente, si bien algo después, el jefe de los

103

Montoneros, Mario Firmenich, interrogado acerca de si se

puede decirse de Jorge Taiana, ministro de Educación. En

proponían abandonar la fuerza, contestó:

rigor eran, dentro del Partido, miembros de aquellos

grupos de clase relativamente alta, conectados sobre todo

"De ningún modo, ya que el poder político viene de la boca del

con la burguesía. Algunos provenían de familias que

fusil. Si llegamos a este punto, es porque teníamos fusiles y los usa-

habían perdido posiciones de poder y riqueza dentro de

mos. Si los abandonamos, sufriremos un retroceso en nuestra posi-

ción política. En la guerra hay momentos de enfrentamientos como

sus grupos. Presentaban antecedentes

políticos
los que pasamos, y hay momentos de tregua, en donde se prepara para

conservadores y su conversión hacia la izquierda había

la próxima confrontación" (El Descamisado, 11 de septiembre de

sido bastante reciente. El caso de Rodolfo Puiggrós,

1973).

designado para el conflictivo cargo de rector de la Univer-

sidad de Buenos Aires y cuyos antecedentes eran defini-

Mal puede extrañar que muy pronto haya surgido la

damente izquierdistas, fue la excepción, y constituyó parte

impresión de que la solución política del problema de

de una solución política que se consideró necesaria

la subversión, incluso en el caso de los Montoneros, que

para evitar la tradicional oposición ofrecida al peronismo

había suscitado mayores esperanzas, fracasaba. La reac-

por el sector universitario. Por otro lado, aquellas funcio-

ción más comúnmente expresada ante tal circunstancia

nes gubernamentales relativas a la economía fueron con-

fue la de que:

fiadas a miembros de la CGE, representante de las em-

presas pequeñas. De ningún modo se podría describir

"El advenimiento de las autoridades constitucionales y la san-


su programa como izquierdista, pues era tibiamente na-

ción de la ley de amnistía no parece haber contenido, sino, por el

cionalista y distribucionista. No se trataba de un progra-

contrario, impulsado el recrudecimiento de la violencia" (La Pren-

sa, 3 de junio de 1973).

ma socialista, pues no contemplaba un aumento del sec-

tor de propiedad pública, pero, por otra parte, era noto-

Esta decepción revela con claridad qué suerte de espe-

riamente intervencionista, porque se basaba en la acción

ranzas habían existido.

estatal y demostraba en general una fuerte descon-

El gobierno de Cámpora, como consecuencia de su

fianza respecto de los mecanismos del mercado.

corta permanencia en el poder, tomó pocas medidas.

Uno de los elementos esenciales de este plan fue el

Entre las más importantes se contaron las designaciones

llamado "pacto social". Constituía un aspecto central

de muchos funcionarios de inclinación izquierdista.

de la ideología peronista. En suma, el "pacto" suponía

En algunos casos, esto no fue tan notorio dado sus cono-

un acuerdo sobre la manera de distribuir el ingreso na-


cidos antecedentes de derecha. Probablemente, en aquel

cional entre los trabajadores, representados por los sindi-

momento, pocos pensaron que personas como Raúl

catos, y los sectores empresarios. Esta idea tiene algunas

Bidegain, Ricardo Obregón Cano y Martínez Baca,

connotaciones corporativistas, particularmente por la

gober-

necesidad de imponer a cada sector una representación

104

PERON-PERON, 1973-1976

105
GUIDO DI TELLA
única. Más importante era, desde el ángulo peronista, el

"El pacto social parece lo bastante razonable como para encon-

concepto de que las distintas clases sociales o, por lo me-

trar la adhesión de las entidades empresarias [. .] que podrían hallar

nos, un sector significativo de ellas, podían convenir una

en sus lineamientos por lo menos un modo de convivencia dentro

solución armoniosa. El estímulo gubernamental era visto

de la tregua".

como una función esencial del Estado, y si éste se hallaba

en manos de una coalición dotada de las características

Por otro lado, los sectores tibiamente reformistas esti-

del Justicialismo el éxito era considerado como posible.

maban que:

El pacto (que analizaremos con mayor detalle en los

capítulos IV y V) exigió no poca presión por parte del go-

"Es probable que muchos se sientan desilusionados ya que el

bierno. Para obtener el apoyo de los sindicatos, el propio

aumento salarial menor que lo esperado, seguido del aumento de

Perón necesitó la lealtad incondicional del secretario ge-


las tarifas y de las cargas impositivas, y acompañado de la suspen-

neral de la CGT, José Rucci. Los sindicatos estaban muy

sión de las paritarias trae reminiscencias demasiado desagradables".

preocupados no sólo por las consecuencias económicas

(que no resultaron negativas), sino también por la sus-

Si bien admitían que otros aspectos del pacto signifi-

pensión de las negociaciones colectivas, que constituían

caban

una de sus actividades más importantes. El secretario ge-

neral de la CGT influyó mucho para que se llegara a una

"un cambio en la estructura del poder económico y constituyen

solución, circunstancia acaso conectada con su asesinato,

un importante paso hacia la revolución pacífica anunciada por el

a manos de las organizaciones subversivas, en septiembre

presidente Campara..." {La Opinión, 12 de diciembre de 1973).

del mismo año. Dentro del Frente, el programa económi-

co fue interpretado, en definitiva, como una concesión a

Esta actitud ambivalente pudo advertirse también en

sus sectores de las clases media y empresarial. Las críti-

las actitudes del Partido Comunista y los Montoneros. El

cas proferidas desde la derecha se centraban principal-


primero declaró que

mente en torno de su índole intervencionista, en la obli-

gatoriedad de la congelación de precios y en el hecho

"la burguesía adopta algunas decisiones positivas y antimono-

implícito, de que pasaba por alto el mercado. Pero como

polistas, pero impone la carga principal de los sacrificios sobre las

el sector empresarial había esperado del gobierno de

espaldas de la clase obrera"(30 de junio de 1973).

Cámpora soluciones drásticas, y había padecido las con-

secuencias de un proceso inflacionario que había supera-

Mientras que Montoneros, por boca de

do el 100 por ciento anual durante los últimos meses del

gobierno anterior, reaccionó en forma bastante positiva.

"Mario Firmenich [. .] declaró que estaban contra el pacto social en

La Nación, en su edición del 10 de junio de 1973

los términos en que viene siendo concebido, pero no en contra de

una alianza de clases" (La Nación, 9 de septiembre de 1973).

afirmaba que:

106
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

107

El ERP vaciló menos y condenó el pacto en términos

inequívocos. Sin embargo, la atención no se centraba tan-

to, que había tenido muy poca influencia en el pasado y,

to en el frente económico como en el político, donde sur-

según se demostró después, contaba con apoyo electoral

gía un grave enfrentamiento de los grupos opuestos entre

bastante escaso. La fricción natural entre un líder perso-

sí dentro del movimiento peronista. Este conflicto se ma-

nalista, como Perón, y un presidente peronista fue inten-

nifestó trágicamente en ocasión del segundo y definitivo

sificada por la nueva orientación política adoptada por

retorno de Perón al país, el 20 de junio. En la inmensa

Cámpora. Se tornó así inevitable el conflicto con la cir-

multitud congregada para recibirlo, estalló un feroz

cunstancial coalición formada por la pequeña empresa,

tiroteo entre grupos de Montoneros y del ERP por un

los sindicatos y el ala derecha que dominaba el círculo ín-


lado y elementos de choque de López Rega por otro. Se-

timo de Perón. Se trataba de una alianza típicamente

gún lo consignó la prensa partidaria, Perón se encontró

peronista, la misma que había caracterizado a su primer

gobierno, colocando a los grupos juveniles universitarios

"con la discordia de sus partidarios. Con todo, ya ocurrido lo

en su tradicional papel opositor. Perón endosó los esfuer-

que se temía, debemos confesar que la violencia era algo hasta cierto

zos de esta coalición y, el 12 de julio de 1973, impuso la

punto previsible. Esta gente vivió demasiados años en la clandes-

renuncia de Cámpora.

tinidad y se acostumbró a vivir en el clima de peligro, demasiado

cerca de la muerte propia y de la ajena. [. .] Los héroes de la guerra

a menudo se convierten en los pandil eros de la paz" (Mayoría, 21

La caída de Cámpora y la nueva

de junio de 1973).

convocatoria a elecciones

Era la primera vez que aparecían los grupos de acción

La presidencia fue confiada a Raúl Lastiri, presidente

del ala derecha, precursores de la organización llamada

de la Cámara de Diputados y miembro del grupo de dere-


"Triple A", formada para combatir a los grupos subversi-

cha, liderado por López Rega para lo cual se dejó de lado

vos mediante métodos ilegales. Si bien no está en claro

mediante un artificio legal, la precedencia constitucional

qué grupo desencadenó la agresión, en general se conside-

que tenía el presidente del Senado, por considerarlo ideo-

ra que la principal responsabilidad recae sobre los de de-

lógicamente sospechoso. Que fueran pocas las voces que

recha. De cualquier modo, el hecho de que ambos bandos

se alzaron para cuestionar la legitimidad del procedimiento

estuviesen armados hasta los dientes constituye la mejor

—aunque parezca extraño La Prensa fue una de ellas— es

indicación de cuan precaria era la tregua concertada. Lo

una clara indicación de la manera en que se recibía el

cierto fue que a partir de allí los Montoneros reanudaron

distanciamiento de toda persona sospechosa de conexio-

sus acciones violentas.

nes con el régimen de Cámpora.

La experiencia de Cámpora estaba condenada desde el

De acuerdo con la Constitución, se programaron para

principio mismo, puesto que sólo representaba las opinio-


septiembre de ese año nuevas elecciones, en las que Pe-

nes e intereses de una porción minoritaria del movimien-

rón finalmente podía ser candidato. La decisión crucial

fue la designación por parte de Perón de su esposa Isa-

108

GUIDO DI TELLA

PERON-PERON, 1973-1976

109

bel como candidata a la vicepresidencia. Se habían con-

"La posibilidad de una efectiva presidencia de Isabel Perón en

templado varias alternativas distintas, incluso la de elegir

caso de sucesión es vista hoy con escepticismo por todos los sec-

para ese cargo al jefe de la oposición y de la UCR, Ricar-

tores" (La Opinión, 10 de agosto de 1973).

do Balbín. Aunque ni siquiera se llegó a la etapa de las

negociaciones, el simple hecho de que se la tuviese en

Aunque se sabía que Isabel estaba en buenos términos

cuenta es un indicio de la imagen conciliatoria que


con López Rega, su designación pareció no favorecer a

proyectaba Perón, muy distinta de la que había pro-

ningún grupo dentro del Frente. Nada menos verdadero

yectado en sus dos primeras presidencias.

que esa apariencia de neutralidad. En rigor ella estaba pro-

Desde su retorno, Perón había procurado presentarse

fundamente comprometida con el ala derecha, hecho que

como un viejo estadista que se hallaba por encima de los

había de reflejarse de manera esencial en los posteriores

pequeños problemas; hablaba de reconciliación nacional

conflictos de su presidencia. En esta ocasión, a diferen-

y presionaba sobre sus partidarios para que cedieran a las

cia de la anterior los resultados electorales estaban pre-

demandas de sus aliados políticos. Pero el nombramiento

vistos.

de Isabel, si bien no totalmente inesperado, dio la impre-

sión de que retornaba a algunas de las. prácticas muy per-

"En ese momento la elección de marzo decidía [...] el rumbo de

sonalistas y arbitrarias que tanto le habían costado antes

la Nación y el gobierno militar contrariaba sin ocultamientos a los

en términos de respetabilidad y aceptación pública. Den-


candidatos justicialistas [...]; los ciudadanos, por su parte, se

tro del clima político general favorable, se procuró inter-

sentían llamados a dirimir el pleito político que se les presentaba.

pretar esta designación como un esfuerzo por evitar una

Hoy, en cambio, la situación política aparece previamente aclarada.

confrontación interna en el peronismo, o, bajo una luz

Todo está, en cierto modo, decidido. Y la gente siente que se la

menos favorable, se la vio como la característica inevita-

llama solamente a confirmar [...] una solución alcanzada en el nivel

ble de un dirigente carismático que no puede soportar

de los dirigentes" (Mariano Grondona, La Opinión, 20 de sep-

competencia alguna.

tiembre de 1973).

Perón obtuvo el 65,1 por ciento de los votos, lo cual

"El sentido obvio e inmediato de la candidatura de la señora de

excedió por mucho los resultados alcanzados antes por el

Perón es la necesidad de asegurar la unidad justicialista. Profunda-

mente dividido entre moderados y radicalizados, [...]el peronismo

Frente (Cuadro 3.2). Esta vez, la cifra del 50 por ciento

habría absorbido difícilmente cualquier candidatura sectorial. [...]

fue superada en todos los distritos electorales; con la


Designar una figura políticamente idéntica a la figura de Perón en

excepción de la ciudad de Buenos Aires. Por Perón podía

la vicepresidencia tiene, además, un sentido más profundo que el

votarse mediante las boletas del Frente Justicialista de

de soslayar la división partidaria. El sentido de afirmar antes que

Liberación (FREJULI) o las del Frente de Izquierda

nada el rol insustituible de Perón dramatizando el vacío sucesorio

Popular (FIP), disidente y de obvia filiación izquierdista.

que lo rodea.

Ambos presentaron a Perón como candidato a la presi-

dencia, pero en tanto que el FREJULI apoyaba a Isabel

para la vicepresidencia, el FIP presentaba la candidatura

PERON.-PERON, 197 3-1976

111

n r-

de Abelardo Ramos, conocido dirigente de izquierda.

Estos recibieron respectivamente el 59 y el 8 por

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ciento de los votos, en total un 17 por ciento más que en

Isl
las elecciones de marzo (Cantón y Jorrat, 1980). Si

bien hubo como de costumbre, algunas protestas, por

parte de La Prensa, la campaña electoral fue

saludada como

"la campaña más civilizada de que se tenga memoria. Fue una elec-

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ción en medio de la convivencia y no, como otras veces, el

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anticipo de la confrontación. La violencia queda, si no eliminada,

ilegitimada, moralmente anonadada frente a la vasta convergencia

de voluntades que se manifiesta no sólo en la impresionante

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mayoría del vencedor sino también en la evidente cordialidad que

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preside la relación peronista-radical" (M. Grondona, La Opinión,

25 de septiembre de 1973).

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Perón presidente

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Esta vez, Perón se presentó como un resuelto

defensor del "sistema". Había sido electo para poner fin

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al anterior experimento izquierdista y con el claro

mandato de barrer con la subversión. Ya desde el


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acceso de Lastiri a la presidencia, y más todavía

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después de la elección de Perón, el anterior

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movimiento hacia uno de los extremos había sido

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drásticamente revertido. Los gobernadores de las

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provincias de Córdoba, Salta, Mendoza y Santa Cruz,

de tendencia izquierdista, fueron destituidos —

básicamente de acuerdo con el "derecho de

intervención" que la Constitución otorga al gobierno

federal— y el gobernador de la provincia de Buenos

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Aires Obligado a renunciar y reemplazado por el

vicegobernador, de extracción sindical. La facilidad

con que se operaron estos cambios se debió en parte al

hecho de que ninguno de esos gobernadores tenía

apoyo local, pues sus candidaturas habían

112
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON. 1973-1976

113

sido decididas por los allegados a Cámpora, con escaso

Los grupos juveniles oscilaron entre cierta apariencia

respaldo de los principales grupos partidarios. Al mismo


de aceptar las nuevas reglas del juego y una actitud de

tiempo, muchos funcionarios de alta y mediana jerar-

enfrentamiento abierto y de apoyo a las actividades sub-

quía que sustentaban opiniones izquierdistas fueron desti-

versivas. Su idea de conservar una rama legal, llamada

tuidos de sus cargos en los gobiernos nacional y provin-

primero Juventud Peronista y después Partido Peronista

ciales. En la Universidad de Buenos Aires se destituyó

Auténtico (PPA), y de mantener al mismo tiempo lealtad

al rector designado y se designó en su lugar al ex vice-

a la organización subversiva Montoneros, constituía una

presidente, Vicente Solano Lima, conocido por su actitud

proposición totalmente inaceptable para el gobierno y, en

de centro-derecha, con instrucciones de asumir el control

rigor, para cualquier gobierno de cualquier color político.

de la situación, pero evitando todo choque frontal. En

Las organizaciones subversivas habían sido legalizadas

todo este proceso se actuó con prudencia, al parecer por

desde la amnistía política de 1973. En tanto que el ERP,

indicaciones del propio Perón, para no ahondar demasia-

de orientación presumiblemente marxista, nunca suspen-


do el cisma, cosa que no se hizo después de su muerte.

dió sus actos de violencia, Montoneros, tras declarar una

Pasar de la oposición al gobierno y a una situación de

suerte de tregua temporaria, había reanudado sus activi-

responsabilidad había estrechado considerablemente la

dades subversivas después del enfrentamiento de Ezeiza.

amplia gama del apoyo que Perón había logrado reunir

Muy poco antes de asumir Perón el mando, los Monto-

durante su largo exilio. Resulta bastante comprensible el

neros mataron al secretario general de la CGT, José

temor suscitado por la rapidez con que se desgastaba el

Rucci, uno de los principales dirigentes sindicales y uno

apoyo inicial: los compromisos que el gobierno tuvo que

de los que más influían para obtener el apoyo de los gre-

asumir para retener una masa partidaria tan multitudina-

mios a la política económica de la Casa Rosada. El epi-

ria y heterogénea tuvieron un alto costo político. El

sodio constituyó una clara afrenta al presidente, quien,

comandante en jefe del Ejército y algunos miembros de

denotando todavía cierta moderación, denunció airada-

su grupo fueron destituidos, ya que


mente que:

"su avance profundo lo había alejado demasiado de grandes sec-

"El asesinato del secretario general de la Confederación General

tores del ejército, determinando su relativo aislamiento; se había

del Trabajo no es sino la culminación de una descomposición polí-

convertido, objetivamente, en una alternativa política, sobre todo

tica que los hechos han venido acumulando a lo largo de una enco-

para el caso de plantearse la sucesión" (La Opinión, 20 de diciem-

nada lucha, que influenció a algunos sectores de nuestra juventud,

bre de 1973).

quizá en momentos justificados, pero que hoy amenaza con tomar

caminos que divergen totalmente de los intereses esenciales de la

Se designó un comandante apolítico, cuyo nombra-

República" (La Nación, 4 de octubre de 1973).

miento se ajustó a la jerarquía militar tradicional. La

marea izquierdista que había barrido el país cedía ya

El otro episodio violento que sacudió al país fue el

en todos los frentes.

ataque lanzado por el ERP contra los cuarteles del Ejér-

114
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

115

cito en Azul en enero de 1974, uno de los golpes más

audaces consumados por la subversión. Se lo consideró

braron durante ese período, en Misiones, en abril de

una afrenta no sólo para el gobierno, sino para los mili-

1974, donde obtuvo el 5,5 por ciento de los votos, contra

tares mismos. Perón otorgó excepcional importancia al

el 46 por ciento del Frente y el 39 por ciento de los ra-

problema, si bien las medidas que se adoptaron, como

dicales. Se argumentó que resultaban menos peligrosos

muchas veces en esos casos, no alcanzaron el nivel de los

reconocidos que proscriptos, facilitando así su identifica-

enérgicos aunque difusos pedidos de acción que se formu-

ción.

laron en ese tiempo. Con todo, una de esas medidas con-

Durante ese período se asistió al ascenso del ala derecha,

sistió en una reforma drástica del Código Penal, que de-

representada por Isabel y en particular por el ministro de


terminó la renuncia a sus bancas de ocho parlamentarios

Bienestar Social, José López Rega, quienes adquirieron

peronistas, conectados en su mayoría con los grupos ju-

creciente influencia, si bien no alcanzaron el control

veniles. En las filas superiores del peronismo surgió una

completo hasta la muerte de Perón. Con todo, les fue po-

agitada controversia sobre si se debía o no proscribir a los

sible emplear métodos de fuerza (como en ocasión de la

Montoneros. Si bien representaban una gran molestia y

vuelta de Perón). Así pudieron eliminar a parte de la opo-

ponían al gobierno en situación embarazosa, la proscrip-

sición, pero exasperaron a los grupos de izquierda y les

ción habría significado el fin de toda esperanza de atraer-

dieron pretextos para actuar de la misma manera. Fue

los de vuelta mediante la persuasión, así como el comienzo

otro caso en que el empleo de la fuerza permitió alcanzar

de una represión sangrienta. El ER.P había sido declarado

algún objetivo a corto plazo, con el riesgo de compro-

fuera de la ley en septiembre de 1973, pero los

meter objetivos a largo término mucho más importantes

Montoneros lo fueron sólo en 1975. Los grupos juveniles


como el de la legitimidad. Uno de los elementos funda-

procuraron evitar una confrontación abierta con Perón,

mentales que seguía faltando al Partido era un sector

en vista de la enorme popularidad que éste tenía en la

político orgánico, vacío que fue llenado por una precaria

clase trabajadora, y afirmaron formalmente su lealtad a él

alianza entre el ala derecha, el sector de la pequeña em-

mientras persistían en atacar muchas de sus políticas, atri-

presa y los sindicatos, es decir, la misma coalición que

buyéndolas a los sectores de derecha y a los jefes sindica-

había determinado la caída de Cámpora y la elección de

les. Al cabo de varias oscilaciones, fueron finalmente ex-

Perón. En vez de contar con una rama política orgánica

pulsados del Partido en forma espectacular, por el pro-

el movimiento debió confiar en tal alianza, y si bien esto

pio Perón, durante una reunión pública, el Io de mayo

contribuyó a mantener una estructura de poder pluralista,

de 1974. Esos grupos ensayaron una nueva estrategia

la tornó muy inestable, debido a que cada uno de los gru-

mediante la creación, poco después, del PPA, aparente-

pos tenía considerable fuerza propia, pero estaban muy


mente desconectado de la violencia y de las organizacio-

divididos entre ellos. La ausencia de una máquina bien

nes subversivas. La desconexión era dudosa, pero algunos

aceitada capaz de arbitrar sus relaciones se hizo sentir de

creyeron en ella. Se le permitió organizarse e incluso in-

manera particularmente intensa. En general, el gobierno

tervenir en las únicas elecciones provinciales que se cele-

evolucionaba según las líneas qué cabía esperar. Se

consideró que

116
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 197 3-1976

117

"Perón ha puesto al peronismo en el centro [...]ha optado [...]por

Sin embargo, esto no significa afirmar que el gobierno

una síntesis de programas y una coalición de fuerzas antes que por

careciera de problemas, y serios. Tal como la mayoría de

instaurar un movimiento único, excluyente y por lo tanto autorita-

los movimientos moderados, tenía diferencias con ambos

rio [...]"

extremos del espectro político. En el frente laboral, las

"Ha sido incuestionablemente consolidado un régimen pluralista

actividades de los grupos subversivos intensificaron algu-


de partidos políticos. [...] Estamos haciendo pues una nueva ex-

nas de las tensiones normales entre la conducción y las

periencia y ésta consiste en hacer nada menos que aquello para lo

cual creíamos, sin embargo, haber tenido un ejercicio previo sufi-

bases. También es bastante probable que la conducción,

ciente. Lo nuevo, lo auténticamente novedoso de la política argen-

centralizada y de alcance nacional, fuese más apta para re-

tina es este extendido sentido del compromiso" (La Nación, 3 de

presentar a los trabajadores de las fábricas más antiguas y

agosto y 18 de noviembre de 1973).

de menor envergadura, cuyos problemas les eran familia-

res, y menos capaz de manejar las características propias

En ese momento, la hipótesis en que se había basado

de las nuevas plantas de producción en masa, más gran-

la apertura ofrecida per Lanusse a Perón quedaba reha-

des-, creadas entre fines de la década 1950-60 y la siguien-

bilitada. Perón y su movimiento se comportaban en la

te, que exigían contacto más estrecho entre la conduc-

forma que se había esperado, como auténticos miembros

ción y las bases. Por añadidura, se libraba una lucha por el

del sistema. Representaban una alianza social muy dis-


poder entre la antigua jefatura y la que emergía en sectores

tinta de la constituida por la oposición, pero que no ha-

nuevos de creciente importancia. Es probable que haya sido

cía peligrar el funcionamiento del sistema como tal. El

este curso de los acontecimientos, más que cualquier otro

gobierno parecía en camino hacia un futuro más pacífico

factor, la causa fundamental de la intranquilidad que pre-

y predecible. La política económica continuaba su curso

valeció en las grandes plantas, particularmente de Córdo-

moderado. Los problemas e incoherencias ~u; TTipeza-

ba, durante ese período; al menos, se trata de una sugesti-

ban a acumularse eran inherentes a su enfoque populis-

va posibilidad señalada por algunos autores (Torre, 1979).

ta, que procuraba mejorar al mismo tiempo la distribu-

Por otro lado, la relación del gobierno con el sector agro-

ción y la inversión, así como mantener en jaque la infla-

pecuario se deterioraba; los agricultores estaban disgusta-

ción mediante el control de precios y a la vez intensificar

dos por la reducción de sus precios relativos, no obstante

la demanda a niveles más alto-:. Igualmente predecibles

fueron algunas de las tensiones iniciales entre Perón,


ser mayores que los del período de Krieger Vasena, y par-

Gelbard y los dirigentes sindicales en torno al pacto so-

ticularmente por el carácter progresista de la ley de agri-

cial; representaban, en gran medida, una repetición de

cultura a que nos hemos referido antes. La situación era

lo sucedido en 1945-55. La pérdida de la juventud y los

mejor, si bien no del todo clara, en el frente industrial.

grupos de tendencia izquierdista redujo la base de sus-

La antigua Unión Industrial se había fusionado con la

tentación del gobierno, pero por otro lado también dis-

rama industrial de su acérrima enemiga, la CGE, consti-

minuyó la disparidad de intereses representados, así co-

tuyéndose la CIÑA, hecho que se consideró como un

mo el antagonismo y los temores de otros grupos.

gran avance del gobierno. Entre ambos grupos se gestó

un acuerdo más o menos estable, pero al precio de que los

118

PERON-PERON, 1973-1976

119
GUIDO DI TELLA
grupos de la CGE que integraban la CIÑA se acercaron

"El gobierno está empeñado en la liberación del país no sola-

ideológicamente a la posición de la Unión Industrial, dis-

mente del colonialismo sino también de estos infiltrados que tra-

minuyendo así el apoyo que habían prestado al nuevo

bajan adentro y que traidoramente son más peligrosos que los que

gobierno. En cierto modo, la CGE obtuvo una victoria

trabajan de afuera.

a lo Pirro. Pero aun así los descontentos originados en el

"Hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos

sector industrial no adquirieron gravedad hasta mediados

que los que lucharon durante 20 años. No me equivoqué en la

de 1974.

calidad de la organización sindical que se mantuvo a través de 20

años pese a esos estúpidos que gritan.

El gobierno padecía de lo que podrían denominarse

"Estas organizaciones y estos dirigentes sabios y prudentes han

tensiones y desgaste normales. Había cortado sus lazos

mantenido su fuerza orgánica y han visto caer a sus dirigentes ase-


con la izquierda, probablemente en mayor medida de

sinados sin que todavía haya sonado la hora del escarmiento."

como lo hubiese hecho, de no haber sido por el "anor-

mal" giro inicial hacia la izquierda que había sacudido

La disputa fue pública y sumamente grave. Los grupos

hasta tal punto al movimiento y al país. Estaba en muy

juveniles se fueron de Plaza de Mayo, dejando vacía la

malas relaciones con el sector agrícola y en relaciones no

mitad de ella; ésta constituyó la primera oportunidad en

insostenibles, aunque sí difíciles, con el sector empresa-

que manifestaron abiertamente su oposición al líder. Ese

rial. Contaba con el fuerte apoyo de los dirigentes sindica-

mismo día, horas después, al inaugurar las sesiones del

les, si bien parecía haber, tal como podía suponerse,

Congreso, Perón declaró:

algún malestar en las bases. El factor nuevo e inesperado

era la subversión, que seguía en aumento, aunque no ha-

"Superaremos también la violencia, sea cual fuere su origen.

bía llegado a constituir el problema decisivo que sería

Superaremos la subversión. Aislaremos a los violentos y a los ina-

después. Resultaba claro que en este punto la solución


daptados. Los combatiremos con nuestras fuerzas y los derrotare-

política había fracasado y que los movimientos subversi-

mos dentro de la ley. Ninguna victoria que no sea también política

vos no habían depuesto las armas porque el gobierno hu-

es válida en este frente. Y lo lograremos."

biese sido democráticamente elegido y contara con fuerte

apoyo popular.

A partir de entonces, la jefatura peronista abandonó

Hacia fines de la presidencia de Perón sobrevinieron

toda esperanza de que esos jóvenes volvieran al redil. La

dos acontecimientos de suma importancia. El primero se

solución política del problema creado por la'subversión

produjo con motivo de la multitudinaria manifestación

había fracasado, y Perón y su partido se habían enfrenta-

efectuada pi <i celebrar el Io de Mayo. La Juventud Pero-

do resueltamente con ella. Los grupos tradicionales

nista y los Montoneros se congregaron en columnas pro-

se sintieron exaltados, considerando que

pias en Plaza de Mayo, cantando consignas contra Isabel.

Perón reaccionó violentamente, condenándolos en los

"a partir de este Io de mayo todo lo que pudo tener, en un princi-


términos más enérgicos y elogiando en cambio a los sindi-

pio, de racional esa política de las fuerzas tradicionalmente críti-

catos y la CGT:

cas al peronismo debe transformarse ahora en un acto de fe, en un

GUIDO DI TELLA

120

acto de confianza intrínseca en las propuestas de un gobierno

PERON-PERON, 1973-1976

practicante de una política de concordia nacional [. .] este


peronismo es diferente del de 1946" (La Nación, 5 de mayo de

A partir de ese momento los políticos y los militares

1974).

contemplaron tanto la posibilidad de un gobierno viable

encabezado por Isabel Perón como la de una nueva inter -

Sin embargo, la figura del líder había salido algo dete -

vención de las Fuerzas Armadas.

riorada de ese primer rechazo público, y para el 12 de

Muerte de Perón y ascenso de Isabel al poder

junio se organizó otra manifestación; esta vez básicamente

a cargo de los sindicatos, quienes trataron de demostrar

La muerte de Perón, el Io de julio de 1974, al cabo de

así que su capacidad de movilización no era inferior,

una corta enfermedad, representó un shock para una si -

según algunos consideraban, a la de la Juventud. La mani-

tuación política ya delicada. Perón había seguido un

festación, la última a la que Perón pudo asistir, obtuvo

curso predecible, por más que no fuera de la preferencia

considerable éxito, a juzgar por la concurrencia que

de muchos sectores, y su muerte sólo habría de intensifi-

alcanzó. Dio a Perón oportunidad para reiterar su llama-


car la incertidumbre del futuro. Los discursos y comenta -

miento al orden, elogiando a la oposición y criticando

rios hechos en ese momento, desde los más diversos sec-

ásperamente por su falta de disciplina a sus propios

tores fueron sorprendentemente laudatorios.

partidarios, a algunos de los cuales acusó de

Representantes de las principales instituciones, las Fuer-

zas Armadas, la Iglesia y los partidos políticos compitie -

"no hacer nada para asegurar la paz, transformándose en compañe-

ron en el elogio. El comandante en jefe del Ejército, gene -

ros de ruta de la desorganización".

ral Anaya, declaró en su oración fúnebre:

Inmediatamente después, Perón cayó enfermo de gra-

"La nación llora la muerte de quien había sabido resumir en sí

vedad. Ello dio origen a rumores de toda especie, que no

la voluntad de un pueblo.

excluían el posible retorno de los militares a la Casa Ro-

"Dedicó más de medio siglo de vida a servir a la Patria a la que

sada. La actitud que prevaleció fue un espíritu de

tanto amó. Tuvo dos grandes pasiones: el Ejército y su pueblo. Nos

deja revistando en servicio activo, ostentando la más alta jerarquía


"solidaridad que no tiene sólo entidad moral, sino también polí-

militar y brindándose hasta su último aliento por la felicidad de su

tica. Un país que durante décadas tuvo que soportar antinomias y

pueblo. El Ejército Argentino viste hoy el negro crespón de la

enfrentamientos desgarrantes pudo exhibir una sólida cohesión.

muerte. Pero no se siente solo porque se une también el inmenso

"En un momento de prueba se comprendió, sin excepciones,

dolor de la Nación ante la desaparición de su conductor. En las

que la unidad nacional debe anteponerse a toda ideología y a todo

palabras que acabo de expresar, está incluida, por expreso pedido

interés" (Clarín, 30 de junio de 1974).

de los señores comandantes generales de la Armada y de la Fuerza

Aérea, la emocionada despedida de sus camaradas de armas a quien

fuera el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y presidente

de la Nación.

122
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

123

"Las armas de la Patria permanecerán en constante vigilia, velan-

relación nueva, inesperada. Los grandes muertos dejan siempre el

do dentro de la más absoluta legalidad, el trabajo de la ciudadanía

mensaje: salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos."

toda, para llegar al objetivo final que os habíais propuesto: la uni-

dad, la felicidad y la grandeza del pueblo argentino."

Aun si se toman en cuenta el impacto provocado por

esa muerte y las especiales circunstancias en que fueron

El jefe de la Iglesia, cardenal Caggiano, recordó

pronunciadas esas palabras, que acaso hayan tendido a

exagerar las actitudes de los momentos más normales, co-

"a toda la ciudadanía de la República que ella debe a la clarividen-

rresponde decir que Perón falleció en un momento de re-

cia del Tte. Gral. Juan Domingo Perón el haber buscado y obtenido

lativa concordia, aceptado por una amplia gama de la

el diálogo con los dirigentes políticos del país con el fin de buscar

opinión pública.
la unión necesaria para la renovación y la reconstrucción de nuestra

tierra [...]

Los crecientes problemas del gobierno pueden explicar-

"Supo reconocer y dejar a salvo la debida autonomía de los

se a la luz de factores puramente "estructurales", pero es

partidos políticos; aceptó la oposición y la pidió como una oposi-

imposible no formular una explicación de orden persona-

ción constructiva que fue patrióticamente aceptada, con un resul-

lista en una situación en que el liderazgo (tal vez por ra-

tado alentador y ejemplar.

zones "estructurales") había ejercido tan importante pa-

"Más aun supo aproximar a empresarios y obreros organizados

pel de arbitraje, que permitió mantener la cohesión de

que hasta hace poco, siempre fueron como instituciones contra-

una alianza excepcionalmente amplia, donde se hallaban

puestas las cuales, por su mutua oposición, constituían una lucha

representados los intereses más dispares. La muerte de

de clases inevitable.

Perón no sólo permitió que afloraran de nuevo algunas

"Finalmente, paréceme un deber dejar constancia de que el Tte.

tensiones reprimidas; además, determinó la aparición de


Gral. Juan Domingo Perón no aceptó la violencia como medio para

otras, peculiares de esta nueva situación carente de lide-

reprimirla y suprimirla. Fue enemigo de la violencia en medio de

razgo. Sin embargo, Isabel Perón logró conservar más au-

una desatada tempestad de violencia y terrorismo."

toridad y más capacidad de arbitraje que lo que podía

En la misma ocasión el máximo dirigente de la Unión

esperarse. Ello se debió en parte al tradicional poder de

Cívica Radical, doctor Ricardo Balbín, en nombre de su

la presidencia, quienquiera que fuese su titular, y en parte

partido y de los restantes, dijo que:

al hecho de que en un partido cuyo tenor emocional era

habitualmente muy alto, el nombre de Isabel simbolizaba

"Con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del en-

la unidad del movimiento. Muchos dirigentes partidarios

cuentro definitivo, en una conciencia nueva, que nos pusiera a to-

y sindicales, aun adversos a ella, consideraban que sin

dos en la tarea desinteresada de servir la causa común de todos los

Isabel, y en ausencia de una ideología orgánica o un par-

argentinos.

tido estructurado, las posibilidades de disolución eran de-


"No sería leal si no dijera también que vengo en nombre de mis

masiado grandes. Cuando en su momento se había desig-

viejas luchas; que por haber sido claras, sinceras y evidentes, per-

nado a Isabel candidata a la vicepresidencia, muchos

mitieron en estos últimos tiempos la comprensión final. Nace una

supusieron que así como ello permitía evitar dentro del

124

GUIDO DI TELLA

PERON-PF.RON. 1973-1976

125

peronismo una lucha por posiciones, no se trataba de un

fue mucho mayor de lo" que hubiera sido en otras cir-

nombramiento serio que proveyera una sucesión viable.

cunstancias. Puesto que el nuevo programa suponía

La conjetura de muchos, incluso dentro del Partido,

otro tipo de alianza social, no podía menos que romper el

era la de que si Perón moría en ejercicio de la presidencia

precario equilibrio existente entre los varios sectores que

sería inevitable un golpe militar. Nadie consideraba que

aún apoyaban al gobierno e impuso un reordenamiento

Isabel poseyera las mínimas condiciones personales nece-


de las fuerzas. Los sindicatos, los pequeños empresarios

sarias para esa tarea e incluso muchos estimaban que ni

y los partidos chicos que habían aportado su apoyo al

siquiera sería capaz de mantenerse como figura simbóli-

gobierno dieron un paso atrás, a la vez que se enfriaban

ca. La historia se desarrolló en forma distinta. Si bien

las relaciones con los radicales y se tendían nuevas líneas

muchos, dentro de los círculos castrenses, empezaron ya

hacia los militares y el sector empresarial más poderoso.

a considerar inevitable el golpe, existió un sorprendente

El nuevo programa, aunque disgustara a muchos, no era

consenso en el sentido de que era preciso dar a Isabel una

incoherente; era sin embargo muy audaz, puesto que

oportunidad. La principal sorpresa consistió en que Isabel

implicaba la ruptura drástica con una larga tradición

no asumió ni una posición decorativa ni tampoco una

peronista y se dirigía a grupos como los militares y las

actitud que la situara por encima de todas las facciones en

grandes empresas extranjeras, que habían estado en pugna

pugna. Por el contrario, con pleno apoyo de López Rega

con dicha tradición.


y bajo su poderosa influencia, trató de manejar el go-

En definitiva, consistía en cinco objetivos básicos tal

bierno y llevó adelante, en forma sorprendentemente

cual lo explicitó el propio López Rega a los jefes milita-

enérgica, un programa de derecha, de línea muy auto-

res de entonces. El primero era el compromiso de un nuevo

ritaria, que alarmó incluso a las fuerzas tradicionales:

y decidido esfuerzo por acabar con la subversión, consu-

mado mediante el empleo de grupos civiles paramilita-

"El vuelco aparente hacia la derecha en el campo político tiene

res, conocidos más adelante como la Triple A, ejecuto-

sus peligros si la reacción hacia la subversión se vuelve irrazonable

res del "trabajo sucio", que evitaba a los militares una

y se pierde la noción de equilibrio.

"En otro tiempo se decía que los fascistas eran los liberales asus-

intervención directa. Esos grupos, utilizados antes esporá-

tados, pero a la dictadura de derecha se puede llegar por la vía

dicamente dentro del Partido para algunos ajustes de

conceptual, como llegan los teóricos, o por la desesperación, mu-

cuentas internos —como en el caso del tiroteo de Ezei-

cho más común que la ideología" (La Nación, 10 de noviembre


za— ahora serían ampliados y usados metódicamente para

de 1974).

combatir a los subversivos.

El segundo objetivo era la eliminación de la infiltración

Este cambio de política fue tan decisivo, para explicar

izquierdista en la educación en general y en la Universi-

la intensidad de los conflictos que siguieron, particular-

dad de Buenos Aires, en particular. Aunque Perón ya ha-

mente dentro del peronismo, como lo fue la pérdida de

bía retirado el apoyo inicialmente ofrecido al grupo de

un líder; el cuestionamiento a la autoridad presidencial

Puiggrós, se había procurado una solución intermedia

para evitar todo enfrentamiento abierto. Ahora la sitúa-

"f

126
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

127

ción se invirtió por completo. Destituido el ministro de

ción de los ingresos, sino también la supervivencia políti-

Educación, lo reemplazó un miembro relativamente de-

ca de los dirigentes gremiales y el mantenimiento del mo-

rechista de la vieja guardia, el doctor Osear Ivanissevich,

vimiento sindical como factor de poder independiente.

ex titular de esa cartera durante la segunda presidencia de

El quinto objetivo, sumamente importante, consistió en

Perón. Se designó nuevo rector de la Universidad de

pedir a los militares que, como compensación, abando-

Buenos Aires a un conocido personaje de la derecha

naran su neutralidad política, mantenida desde la renun-

nacionalista, de línea dura, Alberto Ottalagano.

cia del general Carcagno, y pasaran a una actitud de apo-

El tercer objetivo consistía en poner fin a las políticas

yo tácito, en el entendimiento de que el conjunto de

económicas antiempresarias, relativamente nacionalistas y


medidas propuestas justificaban ese pedido. Esto se logró

reformistas. Tenía que operarse un vuelco hacia el capital

en mayo de 1975 —aunque fuese sólo por unos pocos

extranjero, hacia la economía de mercado y hacia la con-

meses— con la designación de un nuevo comandante en

fianza en el capital privado como fuente de inversiones y

jefe, el general Numa Laplane, quien abogó por una nueva

desarrollo. Se rebajarían los salarios y se restablecería la

política de "profesionalismo integrado", que suponía

disciplina industrial. Se insistía en la necesidad de un pro-

precisamente ese apoyo tácito.

grama de viviendas económicas y de un aumento del sala-

Es probable que esta descripción del programa no trans-

rio mínimo; ello significaba una reducción del diferencial

mita todo su significado. Por pequeños matices podría

salarial, estrategia particularmente perjudicial para los

haber sido el programa de un grupo tradicional conserva-

sindicatos y sus miembros mejor pagados. Pero la caracte-

dor, o bien el de un grupo autoritario de extrema derecha.

rística principal del programa, y lo que le dio su sello

Los objetivos mismos podrían haber sido compartidos


distintivo, estribó en su intensidad, que superó todo

por la mayoría de los sectores de centro-derecha. Pero

cuanto se hubiera intentado antes según estas mismas

los métodos empleados, las connotaciones fascistas y

líneas, incluso por Frondizi o Krieger Vasena.

la intensidad de las medidas suscitaron objeciones in-

El cuarto objetivo era el sometimiento de los dirigentes

cluso en algunos de esos grupos. La falta de entendi-

sindicales, para lo cual se destituyó a algunos de los más

miento entre el grupo Isabel Perón-López Rega y la

militantes y de opinión más independiente, vulnerables

derecha argentina es acreedora de un estudio más deta-

algunos de ellos a acusaciones de manejo inde.bido de fon-

llado que éste. Puede haber sido típica de uno de esos

dos, y se designó a una jefatura sindical obediente. Esta

vuelcos, no poco frecuentes en política, en que la jefa-

fue la principal razón de la posterior intensidad de las

tura de un partido, tratando de apartarse radicalmente de

medidas económicas y también de la intensidad de la

su política tradicional, pierde el apoyo de sus adeptos sin

reacción que provocaron. El programa fue concebido


ganar el del grupo al que la nueva línea beneficia. En cierto

como un medio apropiado para crear a los dirigentes sin-

modo, algo similar le sucedió á Frondizi cuando giró

dicales una situación insostenible en relación con sus

bruscamente hacia la derecha a fines de 1958, con-

bases e imponer así un cambio. Loque estuvo en discu-

versión en la cual los tradicionales grupos de derecha nun-

sión no fue sólo una cuestión de mejor o peor distribu-

ca creyeron ni tomaron por lo que era.

PERON-PERON, 1973-1976

Rega, de cualquier forma era inevitable una nueva

redis tribución de fuerzas, pues el equilibrio

anterior estaba en trance de agotarse. Empero,


128

como consecuencia de un programa como el


GUIDO DI TELLA
adoptado, y su alcance, las oposiciones despertadas

No es fácil establecer cuáles fueron las razones de la

se acrecentaron enormemente. En septiembre de 1974,

particular posición asumida por el grupo de Isabel Perón-

los Montoneros declararon públicamente que iban a

López Rega. Tal vez hayan tenido la sensación de que el

Partido se orientaba demasiado hacia los sindicatos, re-

"volcar todas las fuerzas para encabezar la resistencia popular con-

legándolos a ellos dos al papel de impotentes instrumen-

tra la ofensiva imperialista y oligárquica que ha copado posiciones

del gobierno" (citado por La Opinión, 7 de septiembre de 1974).

tos de sus deseos. Para sobresalir diferenciándose tanto

como les fuera posible de los principales grupos rivales,

Isabel Perón y López Rega necesitaban una "causa". El

Desde la muerte de Rucci resultaba obvio que la situa-

camino elegido podría también aportarles algunos aliados

ción ya era ésa, pero el hecho de que entonces se tornara

nuevos a cambio de los aliados internos perdidos. Los

explícita agregaba una dimensión nueva al conflicto. No


antecedentes de Isabel Perón y López Rega, así como de

todos los grupos de izquierda compartían esta decisión,

algunos de sus allegados más cercanos, no contribuyeron

por estimar algunos que la violencia sólo ofrecía un ca-

a aumentar la confianza y a creer en la autenticidad del

mino sin salida, actitud en la que se había inspirado la crea-

cambio. La posición de Isabel derivaba demasiado de

ción, a fines de año, del Partido Peronista Auténtico. El

una decisión unilateral de Perón, y si bien esto pudo

gobierno permitió que se organizara con el propósito de

haber evitado, en el momento de ser designada Isabel, el

peligro de una querella interna, en las nuevas circunstan-

"no hacerle el juego a la guerril a [con la esperanza de que] el

cias no facilitaba que se la considerase una auténtica

mantenimiento de una vía legal abierta (según se argumenta en

líder. Algunas excentricidades personales de López Rega

tales medios), precipitará a la larga una crisis en quienes insisten

contribuyeron a fortalecer una imagen general de escasa

en cultivar simultáneas acciones armadas" (Lá Opinión, 2 de marzo

de 1975).

confiabilidad, tales como sus inclinaciones espiritistas o


su apoyo a grupos católicos disidentes. Por añadidura, el

grupo de Isabel estaba asociado a un manejo sumamente

Esta actitud sutil no fue sin embargo característica de

desordenado y arbitrario de sus áreas de influencia. Uno

toda la lucha contra la izquierda. La intervención en la

de estos casos consistió en la campaña de beneficencia

Universidad de Buenos Aires asumió una fisonomía su-

personalmente emprendida por Isabel bajo el nombre de

mamente severa, que encontró escasa resistencia por parte

Cruzada de Solidaridad Justicialista, que, si bien recibía

de los grupos estudiantiles antes militantes. No obstante

fondos del Estado, a veces eran utilizados para gastos

el acuerdo general —concertado entre los grupos modera-

personales de la presidenta. Una de esas instancias dio

dos y los situados a la derecha, en el sentido de que era

origen a un proceso legal que se prolongó durante la

mayor parte de su gobierno, enrareciendo el clima general

contra ella y su grupo y cubriéndolos con el desprestigio

de la corrupción. Incluso en ausencia de un drástico

programa derechista como el elegido por Isabel y López

\
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON. 1973-1976

Resulta claro que cuando la subversión alcanza

cierto punto, la represión antisubversiva se torna

130

131

preciso corregir la situación reinante en la Universidad-

inevitable, con prescindencia del problema de las

la forma en que la intervención fue manejada y las afirma-

medidas que apunten a corregir las causas profundas de

ciones formuladas por el nuevo rector, de que era preciso

aquélla. Incluso cuando la operación antisubversiva es

optar entre "justicialismo y marxismo; estar con Cristo o

ejecutada por los militares y de acuerdo con la ley, crea

contra Cristo" provocaron la reacción de muchas perso-

mucha inquietud, pues muchas libertades civiles

nas, que sin estar en contra de los propósitos de la inter-

tradicionales pueden correr peligro. Sin embargo, se la

vención, llegaron a temer que

puede comprender y aceptar, como en el caso inicial de la


represión del foco de Tucumán, que contó con la

"lo que caprichosamente se entiende por 'derecha' no es otra

aprobación no sólo del gobierno sino también de los

cosa que el nacionalismo fascista que ahora ha rebrotado y hecho

círculos dirigentes de la oposición, cuyo jefe máximo,

nido en la universidad con poderes absolutos, para reeditar con sus

Ricardo Balbín consideró que

actos y desmanes, los mismos atropellos y extravíos que habían

caracterizado al anterior gobierno de las altas casas de estudio" (La

"ningún reparo de tipo constitucional podrá oponerse, ciertamen-

Prensa, 6 de octubre de 1974).

te, a esta asunción por las Fuerzas Armadas de una tarea para la

cual las ha convocado el Ejecutivo y que, en definitiva coincide

Al cabo de casi tres meses el gobierno destituyó a

con las pautas de su funcionamiento" (La Nación, 10 de febrero

Ottalagano, dando la impresión de que la universidad,

de 1975).

después de haber

En cambio, si las operaciones antisubversivas se consu-

"estado dirigida por la izquierda tuvo luego un giro hacia la derecha

man al margen de la ley, la situación se torna mucho


y ahora se le imprimiría su verdadero rumbo" (La Nación, 28 de di-

peor. Y peor aun fue en este caso, en que la tarea fue eje-

ciembre de 1974).

cutada ilegalmente y por una fracción del partido guber-

namental, la cual actuaba por intermedio de bandas anó-

La parte antisubversiva del programa Isabel-López

nimas que cumplían reglas desconocidas.

Rega suscitó fuertes sentimientos adversos y oposición.

La aplicación de las políticas económica y laboral se

Aun si se dejan de lado las consideraciones éticas, sus re-

tornó más difícil y fue diferida hasta marzo de 1975. De

sultados fueron ambiguos y difíciles de establecer; los

cualquier modo, poco después de la muerte de Perón el

ataques terroristas se intensificaron, 1975 fue uno de los

ministro de Economía fue destituido y, por efecto de un

dos peores años de todo el período, y nadie habría podi-

acuerdo, reemplazado por un miembro del llamado "gru-

do determinar con certeza si los episodios de violencia

po histórico", Alfredo Gómez Morales, quien había de-

hubieran disminuido o no en caso de no existir la Triple

sempeñado un papel fundamental en la adopción de las


A. La mayoría de las personas se atemorizaron ante lo

exitosas medidas de estabilización en 1952-55. Su desig-

que parecía ser el desarrollo de una guerra abierta entre

nación tuvo consecuencias políticas substanciales: signi-

grupos facciosos.

132
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON. 197 3-1976

133

ficó un grave paso atrás para la CGE, que en su oportuni-

Como la presidenta no deseaba otorgarles ningún papel

dad protestó contra los "peligros de una política de

importante, la relación que se desarrolló fue sumamente

estabilidad similar a las del Fondo Monetario Interna-

ambigua, y las declaraciones de confianza y lealtad que

cional". En la otra franja del espectro político, la reac-

se formulaban no bastaron para disimular la desconfianza

ción fue bastante positiva, llegándose a afirmar en La

recíproca. No sólo la presidenta temía al poder de los sin-

Prensa, que

dicatos; la derecha tradicional, en forma no poco caracte -

rística de ella, consideraba que

"la impresión que prevalece [. .] es que el gobierno ha iniciado una

rectificación que representará, después del desvarío y los excesos

"la actividad de los grupos sindicales no reconoce ya ningún lími-

que hemos soportado, nada menos que un retorno a la sensatez"


te" (La Prensa, 9 de septiembre de 1974).

(24 de octubre de 1974).

Este antagonismo afloró una vez más con motivo del

El sector agropecuario por su parte manifestó su "com-

retorno de los restos de Eva Perón al país. El aconteci-

placencia", señalando que:

miento estaba cargado de fuerte sentido simbólico, pero,

en vez de servir como oportunidad de unión, fue maneja-

"En la actualidad se ataca como nunca antes a la subversión, se

do por López Rega en secreto excluyendo específica-

han enderezado las cosas en la universidad y la oposición colabora

mente toda participación sindical. En una cuestión de

con la institucionalización del país. Si el gobierno modifica su po-

lítica económica va a tener un amplio respaldo" (Celedonio Pereda,

contenido emocional tan intenso, la afrenta a los gre -

Presidente de la Sociedad Rural Argentina, La Opinión, 26 de octu-

mios no pudo ser más grave. Su disgusto se manifestaba

bre de 1974).

además en sus crecientes críticas de la política económi-

ca, y se centraba en el aumento del costo de la vida, exi -

El problema esencial, sin embargo, consistía en la lucha


giendo un retorno a controles de precios más estrictos.

que, dentro de la coalición gubernamental, libraban los

La CGT declaró

sindicatos y el ala derecha encabezada por la presidenta.

Durante los últimos meses de 1974 y los primeros de

"su profunda discrepancia con el manejo unilateral y anárquico

1975 se asistió a un creciente enfrentamiento entre am -

en el procedimiento que utiliza el secretario de estado de Comer-

bos sectores. Los sindicatos se consideraban la única

cio para la fijación de precios" (La Nación, 25 de enero de 1975).

fuente real de poder y querían

Más que limitarse a atacar este problema específico, los

"una mayor participación real y activa en la planificación estra-

sindicatos expresaban la incomodidad de su posición de

tégica y en la ejecución táctica de las grandes políticas nacionales"

apoyo a un gobierno con el que estaban cada vez más en

(La Nación, 27 de marzo de 1975).

pugna.

Sin embargo, el gobierno llevaba adelante su programa.

Enfrentaba a una creciente oposición y, al mismo tiempo,

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136
GUIDO DITELLA
PERON-PERON, 197 3-1976

137

Estado, de España e Italia durante los regímenes de

en el caso del primero —posiblemente— con alguna inter-

Franco y Mussolini. Los sindicatos vacilaron entre una

vención militar y, en el del segundo, después de varias

tentativa por derribar a Rodrigo y López Rega y un plan

semanas de tremenda inquietud laboral y demostraciones

más drástico encaminado a derribar al gobierno entero.

públicas de los sindicatos. En su momento, estos episo-

No era fácil distinguir entre los ministros y la presidenta,

dios fueron vistos como

quien les había dado apoyo explícito y público.

Por otra parte, el costo político de una estrategia más

"la crisis más honda que se recuerde en la vida contemporánea de

amplia y los riesgos que involucraba eran demasiado

la República" (La Nación, 20 de junio de 1975).

grandes. Isabel Perón conservaba todavía un valor sim-

bólico como líder del Partido Justicialista. Aunque care-


Por si todo ello no bastara, la crisis se propagó y dio

cía de carisma personal, como presidenta aún era el sím-

origen a una disensión interna en el más alto nivel del

bolo de unión para las bases peronistas. Derrocarla podría

ejército. El comandante en jefe, general Numa Laplane,

haber dividido al Partido; podría haber provocado una

quien había apoyado al gobierno durante el período de

nueva convocatoria a elecciones en una situación delica-

López Rega, fue sometido a fuerte presión por parte de

da y con un partido escindido, o bien, más probable-

los grupos más profesionales (y más antigubernamenta-

mente, un golpe militar. Para los dirigentes peronistas

les). Los sindicatos procuraron mantenerse al margen,

no eran alternativas muy atrayentes. Se consumó un

pues tampoco confiaban en Numa Laplane. Algunos jefes

intento por lograr la imposible, o, por lo menos, la

gremiales, como Lorenzo Miguel, intentaron sin embargo

obviamente inconvincente distinción entre ella y sus

conseguir algún apoyo popular para el militar cuestiona-

ministros.

do, pero su actitud fue rechazada por la gran mayoría de


La CGT llamó a una huelga nacional, que debía efec-

los dirigentes. La situación se resolvió, por el momento,

tuarse el 7 y el 8 de julio, repudiando

mediante la designación del general Jorge Rafael Videla

como nuevo comandante en jefe, en agosto.

"el uso discrecional del poder que tiende a generar enfrentamientos

Para entonces el gobierno estaba perdiendo la mayor

sin precedentes en la historia de nuestro Movimiento, entre la jefa

parte de su apoyo. La eliminación de Gelbard había

del mismo y sus trabajadores" (5 de julio de 1975).

cortado sus nexos con la CGE y la eliminación del ala

derecha dejaba la mayor parte del poder en manos de los

La estrategia sindical consistía en organizar moviliza-

sindicatos, sólo controlados por, y en pequeña medida,

ciones de masas mientras se exigía un exorbitante aumento

la muy débil ala política del Partido. Los sindicatos

salarial de alrededor del 160 por ciento, creándole al

estaban sorprendidos de su nuevo papel central, que

gobierno una situación imposible. Esas acciones resulta-

excedía sus expectativas tradicionales. Vandor, iniciador

ron, tal como se lo proponían, políticamente explosivas


de esa tendencia, sólo había pretendido compartir el

y condujeron a la destitución de López Rega y Rodrigo,

poder dentro del Partido, sin nutrir en momento alguno

la idea de un partido formado exclusivamente por la

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GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 197 3-1976

139

clase trabajadora, y ni siquiera la de un partido dominado

presidencia fue asumida por ítalo Luder, titular del

por los trabajadores.

Senado y también destacado representante del ala po-

Si bien la presidenta no había sido destituida, toda su

lítica moderada. La imagen del gobierno mejoró signifi-

autoridad había desaparecido. Ángel Robledo, uno de los

cativamente incluso entre aquellos grupos que debe-

más destacados y hábiles miembros del ala política, fue

rían haber preferido las anteriores políticas de derecha:

nombrado ministro del Interior y Antonio Cafiero titular

de Economía, elección que se imponía, esta última, en

"[...] la llegada del doctor ítalo Argentino Luder a la Casa de Go-

virtud de sus tradicionales nexos con los sindicatos y su

bierno y sus primeros actos como presidente interino llenaron de

reputación, compartida con Gómez Morales, como uno

euforia a los medios políticos [...]


de los principales economistas del Partido. Diez años

"[...] habiendo abierto nuevos contactos y dejando entrar aire fres-

atrás, Cafiero se había asociado con Vandor en las elec-

co en las relaciones del gobierno con las Fuerzas Armadas y la

oposición" (La Opinión, 11 y 20 de septiembre de 1975).

ciones de Mendoza que habían determinado la interven-

ción de Isabel Perón, y no había estado en buenos tér-

El desempeño de los nuevos hombres en el poder fue

minos con ella ni con López Rega. Las reacciones ante

un

su designación y sus primeras medidas fueron favorables,

aun por parte de grupos que tenían ya frente al gobierno

una actitud abiertamente crítica.

"estimulante ejemplo de un ritmo que puede modificar positiva-

mente el curso de las acciones del P.E." (La Nación, 18 de octubre

de 1975).

"Ha de admitirse que en la referida circunstancia, [Cafiero] ha

obrado con pragmatismo y sentido de la responsabilidad. Ha de-

Esas observaciones laudatorias se formularon a pesar

bido ajustarse el escaso margen de acción que le depara la realidad

del hecho de que el nuevo reordenamiento estaba basado


y evitar los peligros involucrados en cualquier desborde de sus

en los sindicatos. Tal contradicción aparente se debía a

límites, asumiendo en la emergencia el ingrato papel de adminis-

que el nuevo grupo era más confiable, puesto que lo for-

trador de una crisis que no es ciertamente obra propia (Clarín,

maban algunos de los políticos mejor reputados del Par-

8 de noviembre de 1975).

tido Justicialista. Tal vez sus políticas fueran menos

aceptables para los grupos de derecha, pero, por otro

lado, ese sector era más digno de crédito, tenía más

La presidenta no era ya más que una figura decorativa,

"límites conocidos" y era menos impredecible. Sus

pero aún conservaba una posición formal de poder. Te-

inclinaciones, más democráticas, así como el hecho de

nía un gabinete que le había sido impuesto, y si bien los

que no pesaran sobre ellos acusaciones de corrupción,

jefes sindicales necesitaban y utilizaban su nombre,

crearon nuevas esperanzas, aunque fuera por corto

estaban resentidos por sus actitudes e inclinaciones. Poco

tiempo.

después se le otorgó —más bien se le impuso— a Isabel


Las posibilidades que este nuevo grupo tenía de llevar

Perón una licencia, que duró casi cinco semanas; la

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141

adelante una política moderada no eran grandes. En lo

el papel de columna vertebral que le asignara en su momento el

económico, si bien la explosión inflacionaria de mediados

teniente general Juan Domingo Perón" (La Opinión, 23 de octubre

de año había empezado a ceder, la intensidad de las va-

de 1975).

riaciones de los precios relativos creaba una tremenda

inquietud, de efecto negativo sobre el clima político. Aun

El poder incontrolado de los sindicatos, sus exageradas

así, las perspectivas no se presentaron demasiado oscuras

demandas y su conducta en muchos casos poco respon-

hasta mediados de octubre. Al término de ese mes, se

sable aportaron una contribución significativa al clima

convino una nueva rueda de aumentos salariales, en un

previo al golpe. A esta altura de los hechos, el gobierno

moderado nivel del 15 por ciento. Lo grave fue la serie

era tan perjudicado por sus aliados como por sus enemi-
de aumentos diferenciales, manifiestos algunos, encubier-

gos. A comienzo de octubre Isabel Perón volvió para

tos otros, que los distintos sindicatos procuraron obte-

analizar un segundo otorgamiento de licencia que había

ner por encima del nivel general. Resultó claro que, como

preparado el ministro del Interior, Robledo. Después de

consecuencia de las distorsiones de los salarios relativos

aceptar en principio este plan, cambió de opinión a

provocadas por el torbellino de mediados de año, los sin-

último momento y, en un combativo discurso del 5 de

dicatos se comportaban con moderación al actuar colec -

noviembre, afirmó que continuaría con su tarea hasta el

tivamente, pero no cuando presentaban sus casos parti-

final.

culares.

A partir de entonces el gobierno quedó dividido, lle-

El creciente poder de los sindicatos alarmó a muchos

vando las cosas a un punto muerto, resultado del empate

grupos. Algunos pensaron que

de fuerzas, lo que hizo que poco a poco se llegara a una

situación anárquica sin una autoridad clara. Aprovechan-


"todo tiende a hacer evidente que el movimiento gremial justicia-

do esta situación, algunos grupos opositores empezaron

lista, esto es, el sector que responde a la Casa Rosada, se apresta

a proclamar públicamente la posibilidad de una revolu-

a intentar un gran salto en su escalamiento al poder. En ese rumbo,

ción, y en especial algunos sectores económicos comen-

la concertación con la Casa Rosada y con el ministro de economía

zaron a preparar a la opinión pública para ese evento. Dos

Dr. Cañero viene exhibiendo notorios testimonios. Definido como

lock-outs declarados por el sector agropecuario ayudaron

la espina dorsal' del peronismo, el sindicalismo aspiraría ahora a

a crear un clima propicio, mientras una nueva asociación

ser también cabeza; convertirse en médula, ocupar el centro del

empresarial"; la APGE, creada fundamentalmente con ese

escenario y ya no permanecer en la periferia" (La Prensa, 25 de

octubre de 1975).

objeto asumió abiertamente una actitud de rebelión. Para

"Queda, desde luego, la incógnita de si en virtud del creciente

fines de año, algunos grupos financieros que habían coo-

poderío sindical en su seno el justicialismo no avanzará en direc-

perado moderadamente con el nuevo esquema oficial,


ción de convertirse en un verdadero partido laborista" (La Nación,

(como ADEBA, la principal asociación de bancos de pro-

11 de diciembre de 1975).

piedad nacional) empezaron a retacear su apoyo. Muchos

"En cierto modo, esta tendencia sindical procura asumir unila-

grupos empezaron a conducirse como si hubiese un golpe

teralmente la representación global del peronismo, hipertrofiando

en perspectiva, tornándose sumamente rígidos y agresivos

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143

en sus exigencias. Si bien ello se debió en parte a los pro-

La CGE y la CIÑA, su rama industrial empezaron a

blemas del momento, creó nuevas y mayores dificultades

apartarse. El grupo de Frondizi desautorizó formalmente

y preparó el escenario para el último acto.

la antigua alianza con el gobierno declarando que

Se dijo que los militares demorarían el golpe hasta que

la situación se tornara imposible, con el fin de que su de-

"el MID no se va del Frente (FREJULI) simplemente constata

cisión fuese bien recibida por la gran mayoría de la pobla-

su inexistencia y denuncia que el mismo, por sus compromisos

ción. En ese momento, esto se llamó la "estrategia de la

irreversibles, es ya un obstáculo para el desenvolvimiento del frente

manzana podrida": dejar que se pudriera hasta que la

real [...] Las esperanzas de millones de argentinos [se]marchitaron

demanda pública de intervención militar fuese unánime.

y las ha sucedido una generalizada frustración. La nación marcha


La estrategia tuvo éxito pero naturalmente, contribuyó a

a la deriva. El Estado [...] la moral [...] la economía y la cultura

intensificar el mal estado de la manzana. La pública discu-

están en crisis" (MID, 18 de diciembre de 1975).

sión del golpe y las actividades que algunos sectores em-

presarios iniciaron para crearle condiciones favorables

En tono más constructivo, pero igualmente crítico, los

contribuyeron de manera significativa a la caótica situa-

radicales empezaron a renunciar a toda esperanza de

ción que llegó a imperar a fin de año.

mejoramiento, condenando

El gobierno se encontraba atrapado en una situación

cada vez más difícil. La cúspide se hallaba manifiestamen-

"la notoria proclividad que denota la Presidente a guiarse por los

te dividida entre el grupo más moderado y el ala derecha.

dictámenes arbitrarios de camarillas secretas, probablemente dirigi-

Los sindicatos estaban en pugna con la presidenta, y sus

das desde Madrid [por López Rega]" (La Opinión, 21 de octubre

exageradas ambiciones carcomían la alianza con los secto-

de 1975).

res políticos moderados. Las esperanzas suscitadas al


principio por el nuevo programa económico se transfor-

El gobernador de la provincia de Buenos Aires que

maron en decepción. Un número creciente de sectores

mantenía contactos con los militares se pronunció en

antes amistosos empezaron a criticarlo, sobre la base de

una forma que equivalía prácticamente a una rebelión

abierta; criticó ásperamente a la presidenta, afirmando

que todavía

entre otras cosas, que

"no se ha expuesto claramente el necesario programa económico

"si las cosas siguen así, no llegamos siquiera al 77" (30 de sep-

que permita revertir ese proceso y las medidas parciales adoptadas

tiembre de 1975).

no logran aún detenerlo. Aparecen a diario iniciativas o se concre-

tan imposiciones que provocan expectativas desmedidas, que agra-

varán aun más la situación [...] Las iniciativas parcializadas e inor-

El gobierno se dividió entre quienes querían intervenir

gánicas [...] pueden responder a preocupaciones políticas, pero a

la provincia, encabezados por Lorenzo Miguel, y la línea

muy corto plazo producirán [...] efectos contrarios a los busca-

más moderada y democrática, dirigida por el Ministro del


dos" (CGE, 11 de octubre de 1975).

Interior. La cuestión fue zanjada por el comandante en

jefe del ejército, general Videla, quien acudió en apoyo

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145

del gobernador, dando así la primera de las pocas indica -

"custodios del orden que funda su legitimidad en el número y no

ciones públicas de que los militares establecían contactos

en la ley, que trastoca la razón con dichos y es ciego a los hechos

con sectores civiles.

[...] que fomenta la especulación y persigue al trabajo, que ahoga

Como si estos problemas no hubiesen sido suficientes,

el progreso que reniega de las jerarquías y saca fuerza de la mentira

el gobierno debió además hacer frente a las acusaciones

y excusa sus flaquezas levantando el dedo acusador contra el ex-

de corrupción lanzadas por el Congreso contra la presi-

tranjero en actitud nacionalista" (La Opinión, 16 de octubre de

1975).

denta. El grupo moderado deseaba satisfacer a la opinión

pública y permitir una investigación que llevaría ante la

justicia a muchos allegados de López Rega pero que

En tono similar, el pro vicario castrense, monseñor Bo-


podía terminar por inculpar también a la presidenta. Se

namín, afirmó que

rechazó una investigación parlamentaria, pero se permi-

tió una judicial (17 de noviembre de 1975), solución que

"hay muchos pecados, muchos crímenes. Hay mucha cobardía.

Mucha traición. Mucha desvergüenza, y en todos los niveles hasta

a esa altura del conflicto no contentó a nadie.

en los más superiores [. .] Me pregunto si Dios no querrá algo más

Los militares se inclinaron por el golpe en algún mo-

de las Fuerzas Armadas que esté en relación a una ejemplaridad

mento de la segunda mitad de 1975, probablemente a

sobre toda la Nación" (28 de septiembre de 1975).

fines de octubre o principios de noviembre. Aun así, no

se mostraron ansiosos por actuar y formularon varias ad-

La principal exigencia, si bien no la más abiertamente

vertencias al gobierno; desde luego, prestarles oído habría

manifestada, era la de que se destituyese a la presidenta y

significado pagar un alto precio por una supervivencia

a los elementos más derechistas del gobierno. Al principio

temporaria. En todo caso, varias declaraciones emitidas

estas críticas parecieron apuntar a que el senador Luder


por altos jefes militares contribuyeron al clima que pre-

reasumiera la presidencia, sin advertir que esto habría

cipitaría el golpe. En un sombrío discurso, el general Ca -

significado un movimiento hacia una alianza de base más

tán, jefe de la decisiva guarnición de Campo de Mayo,

sindical. Atribuían muchos de los problemas a la persona-

manifestó que

lidad de la presidenta, a quien consideraban carente de

los requisitos más indispensables para ejercer la autoridad,

"es triste reconocer que se percibe día a día un ataque a todos los

manchada por las acusaciones de corrupción y rodea -

valores morales, y que consciente o inconscientemente, vamos

da por un círculo íntimo extraño y desacreditado, que

tolerando que se agraven los grandes males que vive la República

incluía a varios antiguos adláteres de López Rega. En di-

y no reaccionamos ni como pueblo ni como Nación" (4 de octubre

ciembre estalló un frustrado golpe de la Fuerza Aérea:

de 1975).

fue dominado, pero, según se tiene entendido ahora, al

El general Boasso, comandante de la división de Neu-

precio de un acuerdo definitivo sobre el golpe que había


de seguirlo.

quén, sostuvo que no debía suponerse que las Fuerzas Ar-

En enero la presidenta intentó recuperar su autoridad

madas eran

146
GUIDO DI TELLA
PERON-PERON, 1973-1976

147

perdida, al menos dentro del partido, y trató de obtener

Asimismo, los sindicatos solicitaron un nuevo plan que

pleno apoyo militar sugiriendo una reforma que siguiera

contemplase su situación y rechazara

las líneas de una "bordaberrización" del gobierno; esto

significaba presentar una fachada civil legal, y a la vez per-

"los principios reaccionarios liberales (11 de marzo de 1976,

mitir la intervención militar directa en la designación de

citado en La Opinión).

quienes cubrirían los cargos más importantes, incluidas la

mayoría de las carteras ministeriales, tal como lo había

Por primera vez, un programa económico peronista

hecho en el Uruguay el presidente Bordaberry. Una suge-

incluía, entre sus objetivos explícitos y públicos, una re-

rencia de este carácter demostraba que los puntos de vista

ducción del nivel de los salarios reales. Los dirigentes sin-

del ala derecha no diferían mucho de los que sostenían los


dicales suspendieron la rueda de negociaciones salariales

militares. En cierto sentido, derivaba naturalmente del

iniciada a comienzos de enero, y durante unos quince

programa de cinco puntos postulado por López Rega. A

días todo pareció indicar el próximo estallido de un en-

esa altura de los hechos, el ofrecimiento tuvo escaso

frentamiento abierto como el sobrevenido en junio de

atractivo. El grupo de la presidenta tenía demasiado mala

1975. Una ola de huelgas muy similares empezó a parali-

reputación; presentaba un récord de fracasos e incluso se

zar las fábricas en protesta contra las nuevas medidas eco-

discutía su posición dentro del Partido, aunque la pre-

nómicas. Sin embargo, los líderes sindicales vacilaban. En

sidenta misma disfrutara aún de cierto margen de popu-

momentos en que todos esperaban un golpe, un enfren-

laridad.

tamiento directo parecía carecer de objeto. La sumisión a

Rechazada su oferta, la presidenta trató de llevar a

la presidenta y a la política de la derecha parecía una pé-

cabo por sí misma un programa similar. Empezó por

sima alternativa, pero, dadas las circunstancias, la única


destituir a los líderes más prominentes de la alianza

posible. A pesar de que algunos sectores del Partido pro-

centrista, Robledo y Cafiero, y designó personalmente a

ponían el juicio político a la presidenta como una manera

sus reemplazantes. De nuevo se tornó patente en este

de evitar el golpe, prevaleció la opinión de que éste era

caso la influencia de algunos antiguos colaboradores de

de todos modos inevitable y en tales circunstancias, el

López Rega, en particular la del ex presidente Lastiri.

juicio político constituía un acto innecesario que divi-

La nueva política económica fue más moderada que la

diría al Partido sin dejar beneficio alguno. A último

de Rodrigo, pero mucho más rigurosa que la de Cafiero.

momento se efectuaron otras tentativas por corregir la

Recibió el apropiado nombre de Plan Nacional de Emer-

situación, pero la presidenta quería seguir adelante con

gencia. Los sindicatos reaccionaron enérgicamente, por

su programa; incluso logró imponer a sus candidatos en

entender que el plan provocaría

un congreso partidario, el 6 de marzo, derrotando a la

línea moderada de Robledo. Para entonces, todos los


"la disminución del salario real, la disminución del consumo,

sectores esperaban el golpe. Los radicales, uno de los es-

la caída de la inversión, el aumento de la desocupación, el desabas-

casos sectores que no lo propiciaban, no podían ofrecer

tecimiento y la desaparición del Estado como inversor".

solución alguna. El discurso que su jefe pronunció el 16

148
GUIDO DI TELLA
de marzo fue dramático y conmovedor, pero no apuntó

hacia ninguna salida. En esas circunstancias no la había.

El movimiento militar encontró al partido dividido y

en pugna con su jefatura, incapaz de ofrecer lucha y

nada dispuesto a ella.

IV

"En la madrugada de ayer concluyó el desmoronamiento del

gobierno [...] No hay sorpresa en la Nación ante la caída porque

EL PROGRAMA DE REFORMA ESTRUCTURAL

estaba muerto mucho antes" (La Nación, 25 de marzo de 1976).

El golpe no tuvo oposición y puso fin a los tres años y

Después de estos capítulos, principalmente políticos,

medio que duró la segunda experiencia populista argenti-

podemos pasar al análisis de los hechos económicos.

na, por cierto tormentosa y desdichada.

Como consecuencia de la campaña electoral y de la orien-

tación del espectro político hacia posiciones extremas

surgió una fuerte expectativa acerca de la índole del fu-

turo programa económico y la identidad del grupo polí-


tico que había de llevarlo a cabo. El programa anunciado

durante la campaña era difuso, lo cual resulta compren-

sible, puesto que se lo había formulado en el seno del

acuerdo multipartidario (las "coincidencias programá-

ticas") concertado a fines del año anterior (7 de diciem-

bre de 1972) entre los peronistas, los radicales, la unión

de pequeños empresarios, o CGE, y la confederación de

trabajadores, CGT.

Después de las elecciones, la primera noticia que se

tuvo sobre las intenciones del gobierno en el campo eco-

nómico fue la designación, por sugerencia de Perón, de

José Gelbard, jefe de la CGE, como ministro de Econo-

mía. Fue una sorpresa menor, pues la CGE y Gelbard

habían observado una actitud tibia hacia Cámpora; esa

candidatura indicaba que Perón no estaba realmente

ansioso de llegar a las elecciones y, en consecuencia, la

CGE y Gelbard mantuvieron contacto más estrecho con

los radicales. Conocido el resultado de los comicios,

CUADRO A.18

Operaciones de la Tesorería del gobierno central

(como porcentaje del PBI)


Periodo

Gastos

Ingresos

Déficit

(2)

(1) - (2)

REFERENCIAS

1972

8,64

6,21

2,43

7,7

5,69

2,10

II

7,00

1,65

CAPITULO I

III
8,65

6,28

2,56

IV

8,84

5,84

3,12

Di Tella, G., 1981, con la colaboración de B. Fernández y C. San

1973 I

8,96

5,54

5,43

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II

10.95

4,89

3,86

III

Halperín, T., 1964, La Argentina en el callejón, Montevideo.

8.75

4,39
5,01

IV

Germani, G., 1962, Política y sociedad en una época de transi-

9,41

6,35

5,58

1974

1 1.

6,31

6,93

ción, Buenos Aires.

Romero, J. L., 1946, Las ideas políticas en la Argentina, Buenos

"

6,58

6,54

II

13,2

Aires y México. Hay edición posterior ampliada, publicada

5,94

5,43
III

en 1975.
rv
7,87

5,34

6,77

6,35

BCRA, 1979-80, Serie de trabajos metodológicos y sectoriales.

1975

5,82

8,24

Gerencia de Investigaciones y Estadísticas Económicas,

11,3

BCRA.

4,27

11,71

II

13,22

5,03

7,12
III

13,32

4,40

6,92

14>°6

4,06

9,75

3,80

16,38

15,98

CAPITULO II

1976

5,65

8,01

12,1

Braun, O., 1970, "Desarrollo del capital monopolista en la Argenti-

4,03

12,94
II

4,32

7,02

na", en Braun (comp.), El Capitalismo argentino en crisis,

III

12,22

6,13

7,79

Buenos Aires.

IV

13,81

20>17

6,73

7,18

Cantón, D., 1971, La política de los militares argentinos, 1900-71,

1977

13>66

6,74

3,67

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16,97

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6,80

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IV

11,34

- 7,25 7,33

3,73

13,91

5,89 '

3,26

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13,90

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ÍNDICE

Introducción a la versión castellana.........................

Agradecimientos....................................................... .

11

Introducción ..................................................

15

II

La larga espera..................................................

39

III

Las presidencias peronistas...............................

93

IV

El programa de reforma estructural ............... 149

Las políticas económicas de corto plazo.......... 189

Algunos de los principales problemas econó


micos: inversiones, ganancias y comercio in

ternacional ....................................................... 232

VI

Otro problema crucial: la inflación.................. 265

VIII Epílogo político............................................... 317

Lista de Cuadros......................................................... 333

Apéndice estadístico ................................................ 335

Referencias................................................................. 357

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