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RESP:. LOG:. SIMB:. EVOLUCION Y ORDEN


OR:. DE TIJUANA B:.C:.

La Iniciación Trascendente
Por: Felipe de Jesús Hernández M:.M:.

11/11/16

Ven:. Maest:., HH:. 1ro y 2do VVig:., QQ:.HH:. Todos

La Iniciación que etimológicamente ya hemos definido tantas veces como


“Comienzo” o “Inicio”, y que forma parte de nuestras prácticas masónicas,
así como de diferentes ordenes esotéricas; tenía un propósito más
trascendente y espiritual en las culturas antiguas, particularmente en la
egipcia, que la que le damos hoy en nuestros días.

En mis 20 años de carrera masónica y como miembro iniciado de varias


órdenes iniciáticas, he sido testigo de la falta de importancia que se presta
a la iniciación que se recibe en nuestros templos, y la falta de interés que
muestran nuestros neófitos en la profundización de este ritual.

La masonería nos dice que “De lo sublime a lo ridículo hay solo un paso”, y
que “Debemos de ser solemnes en nuestros rituales de iniciación”. Lo
cierto es que algunas ceremonias se convierten en un desorden, con
ruidos de celulares, conversaciones vanas, choque de egos,
exageraciones teatrales, y falta de interés espiritual en el acto solemne que
se está realizando.

Pero el principal problema es que el neófito, que ha sido expuesto a los


símbolos, que ha visto la Luz y que se le han revelado los misterios
antiguos, parece aun no comprender el paso trascendente que acaba de
realizar.

He visto masones ateos, anti-judíos, anti-cristianos, anti-religiosos, y


materialistas, que perdieron la conexión con sus prácticas religiosas y con
las prácticas ritualisticas y ceremoniales que la masonería nos ofrece.

Para algunos hermanos, orar, rezar, invocar, meditar, y adorar, son


prácticas que prefieren dejarlas a quienes suelen llamar “Fanáticos
Religiosos”, pero se les olvida que toda ceremonia masónica debe de ser
abierta a la Gloria del Todo Poderoso, a quien Solemos llamar Gran
Arquitecto del Universo.

Que utilizamos salmos, citas bíblicas, que todas nuestras palabras


sagradas y de pase son hebreas, y que la Kabbalah, la Alquimia y el
Hermetismo son las luces que iluminan nuestro camino. Que un ritual con
velas, incienso, música, sonidos sagrados e invocaciones, provoca un
despertar de la conciencia iluminando el cerebro y el corazón del iniciado
para verdaderamente convertirlo en un mejor hijo, un mejor padre, y un
mejor hermano, como nuestra liturgia lo sugiere.

La magia practicada correctamente en nuestras órdenes, consiste de dos


elementos: Conocimiento y Fuerza. Sin el conocimiento la fuerza no es
perfecta; y sin la fuerza nadie puede lograr nada que sea digno de
alcanzar. Estos son los dos pilares que la masonería utiliza de manera
simbólica para recordar los pilares del Templo de Salomón que llamamos
Jackin y Boaz.

Un mago es un sacerdote al servicio de la verdad; guardián de sus


misterios y poseedor de su fuerza.

La iniciación antigua, pretendía lograr en cada iniciado después de haber


sido sometido a grandes pruebas físicas, emocionales y psicológicas,
desarrollarse como profeta o como teúrgo. El profeta aprendía a ver en las
causas y consecuencias del pasado para determinar los efectos del
presente y entonces poder determinar de manera precisa las cosas que
sucederían en el futuro; ciencia que es aprendida y desarrollada y que el
Espíritu Santo confirma como Don en la persona que ha alcanzado cierto
desarrollo psíquico y espiritual.

El Teúrgo realizaba operaciones milagrosas debido a su conocimiento de


las leyes naturales y universales, que permanecen ocultas para el profano
y para los iniciados que aun no están listos espiritualmente para recibir tan
nobles enseñanzas. El Teúrgo se vale de rituales y ceremonias para
invocar conciencias espirituales y potencias celestiales, para que le asistan
en el desarrollo y aprendizaje de las leyes universales y espirituales.

La Masonería nos permite poder desarrollar estas dos vías dentro de


nuestras logias y ritos y depende de cada individuo correr el velo del
santuario para poder ver más allá de lo que los sentidos físicos nos
pueden permitir.

Para poder dar este primer paso, es necesario tener una vida espiritual
saludable y armoniosa. Es necesario reconciliarse con el creador y creer
en su poder supremo. Es necesario invocar su nombre, adorarlo,
respetarlo y conocer sus leyes espirituales solicitando la asistencia de sus
huestes celestiales para la comprensión de sus leyes.

De lo contrario, vivirán una masonería filantrópica, moral y social que los


convertirá en muy buenos ciudadanos y nobles hermanos, pero jamás en
sabios, magos y sacerdotes del altísimo.
Las velas, incienso, invocaciones, símbolos y palabras, pretenden
establecer un espacio sagrado para rendir culto a la Divinidad. Pero
desafortunadamente hemos hecho de la masonería de una dama noble y
respetable, una prostituta barata sin respeto.

La ciencia iniciática cada vez se está perdiendo más. Lo vemos en la


mutilación de nuestros rituales, en la falta de transmisión iniciática de
maestro a discípulo, en el comercio de grados en algunas ocasiones, en el
liderazgo democrático, que como dijera Platón, ascienden a los puestos los
más populares pero no necesariamente los más capaces.

La iniciación trascendente pretende grabar en el corazón del iniciado la


marca del adepto, cambiándolo de por vida en su interior y exterior,
realizando al obra masónica de transformar su esencia por toda la
eternidad. Alegoría simboliza en labrar nuestra piedra bruta. Y que es
recibida ya sea por transmisión iniciática o por Don de la Divinidad según
sea el caso.

En este grado en particular, invocamos la presencia del Ternario, y la


bendición del Gran Arquitecto del Universo. El incienso las velas, el mar de
bronce y la cámara negra nos recuerdan que debemos de conocer y
dominar los cuatro elementos de la naturaleza por medio del conocimiento
de las leyes del Creador. Ejerciendo sobre las fuerzas elementales, la
energía del Éter o quinto elemento.

Un masón que desee ser un Teúrgo o en otras palabras realizar el Trabajo


de la Divinidad, deberá de instalar en su casa un oratorio, una mesa sobre
la cual colocara su biblia abierta en Juan 1:1, compas, escuadra, velas
incienso una copa con agua y su espada ritualistica. Profundizar y meditar
en las enseñanzas masónicas y realizar múltiples actos de magia
ceremonial.

Estudiar de manera práctica y efectiva todos y cada uno de los símbolos y


alegorías de cada grado en sentido hierático, con esto quiero decir con
ánimo sacerdotal. Un masón es un sacerdote del Gran Arquitecto del
Universo, de la misma manera que lo representa la carta del Tarot del
Mago, que con sus manos señala el cielo y la tierra, alegórico de la frase
como es arriba es abajo y como es abajo es arriba. El símbolo del la
eternidad sobre su cabeza, su mesa ritualistica, con las herramientas de
los cuatro elementos de la naturaleza. Espada para el Aire, Bara para el
fuego, Copa para el Agua, Y Pantaculos para la tierra. Herramientas que
nos recuerdan principios y leyes de la naturaleza y que utilizamos para
someter a las fuerzas elementales y espirituales al servicio del Todo
Poderoso.

La iniciación como su etimología lo dice, es un comienzo pero nunca será


un fin. Es constante aprender, Si. Pero es un comenzar a trabajar ya. Es
establecer el comienzo para rendir culto y Adoración al Creador, por medio
de ritos y formulas con la asistencia del plano Celeste, Espiritual y
elemental. Es poseer la autoridad para que los Elementales gustosamente
le sirvan al iniciado y los espíritus libremente le compartan información
para beneficio de sí mismo y de la humanidad en general. Es hermanarse
con las potencias celestes para que en Nombre del Todo Poderoso, sean
nuestros aliados y nos asistan en la Magna Obra.

La Iniciación en definitiva es algo más que simbolismo y alegoría. Es la


gracia Divina Trasmitida a algunos cuantos individuos, que siendo
custodios de la antorcha del conocimiento, han decidido compartir con sus
hermanos y con la humanidad, el conocimiento y la sabiduría, que el Gran
Arquitecto del Universo, ha tenido a bien confiar en sus manos para que
hagan buen uso de ello y lo trasmitan de generación en generación para
que nuca se pierda y permanezca en la humanidad por toda la eternidad.

Es cuánto.

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Felipe de Jesús Hernández, M:.M:.

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