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DEDICATORIA
INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES
IMPOSIBILIDAD DE HACER VIDA EN COMÚN, DEBIDAMENTE PROBADA EN PROCESO
JUDICIAL.
a) Naturaleza jurídica.
b) Criterios para su evaluación.
c) Jurisprudencia extranjera.
d) Caducidad.
LA SEPARACIÓN DE HECHO DE LOS CÓNYUGES.
a) Definición
b) Elementos de la causal.
c) Requisito de admisibilidad de la demanda.
d) Indemnización o adjudicación de bien social al cónyuge perjudicado por el divorcio.
e) Alimentos.
f) Patria potestad.
g) Fenecimiento del Régimen de Sociedad de Gananciales.
h) Conversión a divorcio.
i) Caducidad.
j) Costas y costos.
CONCLUSIÓNES.
BILIOGRAFÍA.
ANEXOS.
ENCUENTAS
RECOMENDACIONES.
JURISPRUDENCIAS
DEDICATORIA.
La institución del divorcio es casi tan antigua como la del matrimonio, si bien muchas
culturas no lo admitían por cuestiones religiosas, sociales o económicas. La mayoría
de las civilizaciones que regulaban la institución del matrimonio nunca la
consideraron indisoluble, y su ruptura generalmente era solicitada por los hombres.
Aunque en algunas de ellas, el nacimiento de un hijo le otorgaba al vínculo el
carácter de indisoluble.
En la concepción del divorcio como sanción, según Eulogio Umpire, sólo se acepta
el divorcio cuando existen plenamente causas establecidas en la ley, adquiriendo
uno de los cónyuges la calidad de culpable y el otro de inocente. Ello se debe a que
la ratio de esas causales instauradas en la ley, responde al incumplimiento de los
deberes conyugales.
Por otro lado, el divorcio como remedio, según lo afirma Alex Plácido, constituye
una solución al conflicto conyugal, por lo que a buena cuenta no se busca una
represión al cónyuge culpable, sino que en realidad es el matrimonio propiamente
la causa del problema.
Por tanto, en la teoría del divorcio-remedio, se busca poner fin al matrimonio pero
sin indagar al cónyuge culpable del fracaso matrimonial, lo que interesa es que el
matrimonio ha fracasado irremediablemente, verificándose una situación objetiva,
por lo cual la única salida es el divorcio.
a) Naturaleza jurídica:
Pareciera que el sistema mixto que presenta nuestra legislación, a través de las
modificaciones operadas en el régimen, conducen a calificarla más próxima a la
segunda perspectiva, más aún si como se señalara la ley no le ha dado un
tratamiento distinto al de causal inculpatoria, para efectos de la solicitud de
conversión, no habiéndola exonerado de la invocación del hecho propio exigido para
todas las causales por el numeral 335 del Código Civil, como si se ha hecho
expresamente con la causal de separación de hecho.
c) Caducidad.
De acuerdo a lo dispuesto por el art.339 del Código Civil, la acción está expedita
mientras subsistan los hechos que la motivan.
a) Definición:
En el inc. 12 del Art. 333 del C.C., se introduce la tan discutida causal de separación
de hecho de los cónyuges durante un periodo ininterrumpido de dos años sino
tienen hijos menores de edad, y cuatro si los tienen.
La causal de separación de hecho en nuestro régimen ha merecido un tratamiento
sui generis, las expectativas en las que se generó así como la difusión que incluso
en algunos sectores se le viene dando aún, la avizoraban e incluso intentan
presentarla como una causal objetiva del sistema divorcio remedio; no obstante
como observamos su reglamentación para efectos de la configuración de la causal
así como para las consecuencias de la declaración de divorcio, le imprimen un
tratamiento de sesgo inculpatorio.
b) Elementos de la causa:
Cabe señalar que lo usual en la casuística es que los cónyuges hayan hecho vida
en común en el domicilio conyugal, y que ello será materia del debate probatorio en
el juicio. Nuestra atingencia se refiere a que la separación de hecho de los cónyuges
con prescindencia de la probanza de la casa conyugal posibilita la configuración de
este elemento para la configuración de la causal. Aspecto distinto es el vinculado a
las pretensiones relacionadas a los efectos patrimoniales como consecuencia de la
declaración de la disolución del vínculo por esta causal, que requieren la verificación
del cónyuge perjudicado, para lo cual resulta fundamental entre otros identificar la
casa conyugal, a fin de reconocer al cónyuge abandonado, y en consecuencia quien
puede válidamente invocar el perjuicio, como uno de los extremos a fundamentar
en relación al daño irrogado a su persona y proyecto de vida.
En cuanto al elemento subjetivo, las divergentes posiciones judiciales en cuanto a
la probanza o la inversión de la carga de la prueba de la intención deliberada de
sustraerse de las obligaciones conyugales en el abandono injustificado de la casa
conyugal , que conduce al cónyuge emplazado a acreditar las razones que justifican
su retiro, y el no hacerlo permite presumir la intención de transgredir las obligaciones
conyugales, deberían quedar postergadas en la nueva causal, ante la comprensión
legal de que la tolerancia por parte de ambos cónyuges de la situación de hecho,
pone de manifiesto su falta de voluntad para hacer vida en común, y por lo tanto
para efectos de la disolución del vínculo, hay una suerte de consentimiento tácito o
expreso para admitir una nueva situación conyugal.
Con relación al elemento temporal, difiere de la causal culposa no sólo en los plazos
en razón de la existencia de hijos menores de edad, sino también en la exigencia
de continuidad en la separación, por cuanto en lo ininterrumpido del plazo se
evidencia la ruptura de hecho con carácter permanente de la relación conyugal.
Al respecto el texto legal señala literalmente que le corresponde al juez velar por la
estabilidad económica del cónyuge que resulte perjudicado por la separación de
hecho, así como la de sus hijos, para lo cual se deberá señalar una indemnización
por daños, incluyendo el daño personal u ordenar la adjudicación preferente de
bienes de la sociedad conyugal, independientemente de la pensión de alimentos
que le pudiere corresponder.
Resulta necesario distinguir entre las consecuencias del divorcio y los derechos que
emergen por las condiciones particulares de una causal, que al admitir la invocación
del hecho propio, otorga al afectado ventajas derivadas de su propia condición. Son
consecuencias del divorcio el fenecimiento del régimen de sociedad de gananciales,
el señalamiento del régimen de patria potestad, pérdida del derecho hereditario
entre los cónyuges divorciados, entre otros, en cambio es un derecho patrimonial,
que debe ser alegado por su titular el relativo a daños resultantes de los hechos
ilícitos configurativos de la causal de divorcio o separación así como los derivados
del divorcio en sí mismo, sean éstos materiales o morales, por cuanto el fundamento
de la reparación consiste en la existencia de hechos culpables, que han generado
un perjuicio.
Eduardo Sambrizzi citando a Méndez Costa señala que las manifestaciones del
daño moral son múltiples, que hay daño patrimonial en los menoscabos que afecten
la reputación e incidan en la actividad laboral del cónyuge inocente, disminuyendo
las expectativas razonables de obtener ingresos, así como en las lesiones físicas o
psíquicas sufridas; en el contagio de enfermedades o la destrucción de bienes.
También los hay con motivo de la sentencia ya sea de separación o de divorcio, por
la disolución de pleno derecho de la sociedad conyugal, con la siguiente secuela de
partición de los gananciales, o por el desplazamiento del nivel socio económico de
vida llevado hasta ese momento; o por la eventual necesidad de la mujer de tener
que emprender una tarea remunerada fuera del hogar; o por los gastos
extraordinarios que se derivan del cuidado de los hijos, que ya no puede continuar
haciendo en forma personal la esposa que debe salir a trabajar. Añade Ferrer que
la separación en sí misma es susceptible de ocasionar daño moral, como podría
ocurrir con la frustración de un proyecto de vida, lo que puede derivar en agobio y
depresión por la pérdida de una vida conyugal normal, o por la pérdida de la
compañía y asistencia espiritual de su cónyuge, que lo pueda llevar a la soledad,
así como de su colaboración para la educación de los hijos, pudiendo asimismo
sufrir alteraciones profundas en sus hábitos de vida social o profesional, etc.
e) Alimentos.
f) Patria potestad.
Cambio importante que genera más de una preocupación, que hace requerible una
mayor exigencia en la probanza de la causal de separación de hecho y que nos
hace dudar seriamente de que por ejemplo la denuncia policial y su subsiguiente
constatación pueda tener mayor repercusión como prueba única al igual como
ocurre en la causal culposa, ello teniendo en cuenta , que la probanza no sólo va a
implicar la verificación de la causal sino además, la determinación de la fecha cierta
de fenecimiento de la sociedad de gananciales, y todo lo que ello patrimonialmente
involucra, que en casos de esta naturaleza resultan particularmente relevantes, si
tenemos en cuenta adicionalmente que ya era muy frecuente en los procesos por
abandono injustificado de la casa conyugal que el cónyuge demandante
desconozca o afirme desconocer el domicilio del otro consorte y por tanto se
continúe el proceso con un curador procesal, situación que no sería extraña se
repita en la causal de separación de hecho.
Tal vez lo más saludable si se quería clarificar los alcances y reglas del régimen
patrimonial, hubiera sido incorporar como causal de fenecimiento de la sociedad de
gananciales en el art. 318 la separación de hecho de los cónyuges señalando un
plazo legal razonable.
h) Conversión a divorcio.
En los casos en los que se pretenda en primer término la separación de cuerpos por
separación de hecho, transcurridos seis meses de su declaración, cualquiera de los
cónyuges puede solicitar la conversión a divorcio. Es conveniente recordar que sólo
se eleva en consulta al superior jerárquico la sentencia que declara la separación
de cuerpos por separación de hecho, más no la que dispone la separación de
cuerpos.
i) Caducidad.
j) Costas y costos.
Con relación a ello, dado el aspecto objetivo para la configuración de la causal, esto
es la separación misma, no cabría la revisión del motivo del origen. Sin embargo, la
Ley N° 27495 que incorpora la causal a nuestro Ordenamiento Jurídico, como
sostiene Alex Plácido, confirma que el fundamento no es tan objetivo, sino que
además, y cuando es alegado, debe analizarse si mediaron causas no imputables
a los cónyuges que motivaron la interrupción de la cohabitación, en cuyo caso no
se confiere causal.
Desde esta perspectiva, como señala Cabello Matamala, aunque sería discutible
que se contemple en una causal objetiva un elemento intencional, la tercera
disposición de la referida ley al acotar el supuesto de improcedencia, permitiría
discutir las razones del apartamiento, no amerituándose la causal cuando se
produce por razones laborales, requiriéndose por tanto, a contrario, la valoración de
la intención de los cónyuges de interrumpir la convivencia mediante la separación.
Respecto a ello, el artículo 345°-A del Código Civil dispone que: “El juez velará por
la estabilidad económica del cónyuge perjudicado por la separación de hecho, así
como la de sus hijos. Deberá señalar una indemnización por daños, incluyendo el
daño personal.
Sobre el particular, Cabello Matamala señala que “la determinación del cónyuge
perjudicado es de vital importancia, si tenemos en consideración la trascendencia
de la fijación de los efectos personales y patrimoniales que se darán en la
disolución”.
Asimismo, hay que resaltar que, conforme hemos visto, la demanda la puede
interponer la persona quien efectuó la separación o la persona que se queda en el
hogar conyugal, por lo que la calidad de cónyuge perjudicado no debe recaer en el
cónyuge emplazado, conforme se ha apreciado en la casación comentada, sino en
el cónyuge que es abandonado en contra de su voluntad.
Si bien como hemos referido, estamos una norma donde no se busca al cónyuge
culpable y que de alguna forma, al consignarse esta disposición, se trata de ver la
magnitud de los daños ocasionados al cónyuge que se perjudica con la separación;
por ello, dicha disposición implica una reparación. Es decir, como refiere Alex
Plácido, nos encontraríamos con una responsabilidad civil familiar, encontrándonos
con daños subjetivos con consecuencias personales (patrimoniales y
extramatrimoniales). Los daños extramatrimoniales estarían referidos al daño
moral, al proyecto de matrimonio que se ve truncado, etc. Asimismo, la causa
adecuada estaría en la negativa sin causa de uno de los cónyuges de continuar la
vida en común, sin mediar hechos imputables al otro que motiven tal estado.
Por tanto, lo vital será probar las causas imputables del alejamiento, es decir, el
cónyuge que no motivó el alejamiento, la determinación de ello permitirá al juzgador
dirigir correctamente su función tuitiva, a fin que pueda otorgar la indemnización al
cónyuge que se vio menos perjudicado por la separación.
CONCLUCIONES.
RECOMENDACIONES.
JURISPRUDENCIAS.
CASACIÓN N° 1120-2002 PUNO.
10 DE ENERO DE 2003.
Sexto.- Que, el Colegido Superior considera que sólo puede accionar quien propicia
la interrupción de la convivencia conyugal, interpretando así el Adquieren el inciso
duodécimo del artículo trescientos treinta tres y el artículo trescientos cuarenta cinco
del Código Civil;
Sétimo.- Que, al respecto deben hacerse las siguientes precisiones; en primer lugar,
la separación de hecho es la interrupción de la vida en común de los cónyuges, que
se produce por voluntad de uno de ellos o de ambos; en segundo término, que ya
se haya producido la desunión por decisión unilateral o conjunta, la naturaleza de
esta causal no se sustenta en la existencia de un cónyuge culpable y de un cónyuge
perjudicado (Sic) y, en tercer lugar, que a través de esta causal es posible que el
accionante funde su pretensión en hechos propios, pues en este caso
expresamente no resulta aplicable el artículo trescientos treinta y cinco del Código
Civil;