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1. INTRODUCCIÓN.
2. EL BARROCO.
El concepto de Barroco es relativamente reciente en la historiografía literaria. Hoy están
ya establecidas la etimología y la historia del término. Se acepta corrientemente que el
vocablo procede del portugués, donde se llamaban barrocas ciertas perlas de forma
irregular. Con ese significado aparece en los textos del Siglo de Oro. Hacia mediados
del XVIII se aplica al campo de las artes, y en el XIX se fija ya en sentido específico
para designar las artes del XVII, a las que se caracteriza por la extravagancia, la
exageración, la irregularidad. La primera descripción sistemática es la de Wölfflin en
sus famosos Principios fundamentales de la historia del arte (1915) donde lo opone al
Renacimiento y señala como rasgos principales el paso de lo lineal a lo pictórico, de la
visión de superficie a la visión en profundidad, de la forma cerrada a la abierta, de la
multiplicidad a la unidad…
Como hemos dicho, en este tema nos centraremos en Lope, Góngora y Quevedo, la
llamada segunda generación (nacidos hacia 1560) definida por la creación de la comedia
nueva y el surgimiento de una lírica que elabora la herencia renacentista con
experimentos tan renovadores como la obra de Luis de Góngora.
Parte de la estética literaria coincide con la estética general del arte barroco. Son
conocidas, las caracterizaciones que insisten en la extremosidad, la exageración, la
ruptura de los equilibrios renacentistas, en la búsqueda de conmoción del receptor. El
artificio, la elaboración retórica, la sorpresa, todas las modalidades de figuras estilísticas
basadas en la antítesis, la metáfora violenta, desempeñan funciones esenciales en los
objetivos expresivos del período.
3.1. Biografía.
Parece claro que uno de los ideales poéticos de don Luis fue el forjamiento de una
lengua peculiar. Como dice Pabst, “Góngora no quiso escribir en castellano, sino en
gongorino”. El ideal de la lengua de Góngora es un ideal aristocrático, una elaboración
compleja en cuya explotación y recursos pocos o ningún poeta ha igualado.
Uno de los aspectos que más escandalizaron fue la implantación de los “vocablos
peregrinos” y extravagantes tomados del latín o del italiano, los cultismos, en suma, que
da a su poesía un aspecto característico. Hay que señalar además, que los cultismos
aparecen en Góngora desde sus primeros poemas y que, venían usados por los poetas
anteriores, casi siempre con menor intuición poética.
Hemos de tener en cuenta también, que el cultismo no afecta sólo al léxico; afecta muy
especialmente a la sintaxis, en donde parece radicar la mayor dificultad. La
densificación de los organismos sintácticos provoca los problemas más graves para el
lector. Los principales rasgos que se le achacan en las polémicas son la desmesurada
longitud del período, la proliferación de los vocablos que rigen y dependen unos de
otros, la interposición de frases absolutas, los hipérbatos y las anfibologías.
-Romances.
Dentro del auge del romancero nuevo Góngora cultiva los romances moriscos,
pastoriles, históricos y burlescos. El romancero morisco de Góngora idealiza, como es
habitual, la figura del moro, presentado como caballero galante y valeroso.
Otra moda principal fue la del romancero pastoril, ejemplos de estas composiciones son
Aquí entre la verde juncia, los romancillos La más bella niña o en En los pinares del
Júcar.
Otra vertiente del romancero, muy cultivada por Góngora es la de los romances jocosos
o burlescos, que incluyen ejemplares paródicos de los mismos géneros que cultiva en
serio y que acabo de mencionar. Dos de sus composiciones más significativas en este
tiempo son los romances dedicados a Hero y Leandro y a Píramo y Tisbe, su pieza
maestra.
-Los sonetos.
-El Polifemo.
El poema narra los sucesos conocidos de la historia de Galatea, cuyo amor por Acis
despecha al cíclope Polifemo, que aplasta al joven con una piedra. El canto de Polifemo
donde explicita sus virtudes y posesiones, y se ofrece a la ninfa, la descripción de Sicilia
ardiente de amor, la de los jóvenes protagonistas de la trama amorosa, la del gigante…
son algunos elementos que Góngora dispone en un conjunto complejo que persigue la
unidad de los temas contrapuestos.
Todos los recursos del poeta culto se hallan en el Polifemo, quizá más contenidos por la
forma métrica de la octava, pero con acumulación de hipérbatos, construcciones
absolutas, léxico suntuario y colorista, correlaciones… Todo el poema, según Dámaso
Alonso, aparece de esta manera “como una condensación, como una muestra ejemplar
del barroquismo[…]”
4. Francisco de Quevedo.
4.1. Biografía.
4.3. Obra.
Aunque Blecua organiza los poemas de Quevedo en trece capítulos estos pueden quedar
reducidos a 4, con las oportunas matizaciones.
1. Poemas metafísicos.
a) Entre las paradojas quevedescas, una muy notable es que siendo el autor
profundamente misógeno y habiendo ridiculizado tantas veces el sentimiento amoroso
en su poesía satírica, encontremos también algunos poemas sobre el amor.
En parte, el poeta reproduce tópicos amatorios de la época, a los que dota de nueva
expresividad.
3. Poemas satíricos y burlescos: mil asuntos y tonos que aparecen en los 363 poemas
que podemos distribuir en 5 apartados:
a) Poemas de la “vida poltrona” en los que predica o exalta formas de vida antiheroica,
e incluso inmorales, como la del mendigo o la del pícaro.
e) Las necedades de Orlando y otras parodias: Quevedo también puso en vigor los
tópicos literarios de su época, los mitos más queridos del Renacimiento.