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ACEITE QUEMADO EN LIMA, UN VENENO PARA EL MAR Y LA SALUD

Hasta 50.000 galones de aceite usado se producen diariamente en restaurantes. Un


80% va a las cañerías y posteriormente al mar, y el resto es reutilizado y vendido en el
mercado negro.

Cerca de 50.000 restaurantes formales funcionan en la capital, según el INEI. Con los
informales, la cifra podría duplicarse. Un local de comida produce entre 10 y 15
galones al mes de aceite quemado, según estimaciones de Reborn, una empresa
peruana que convierte aceite de cocina usado en biodiésel. Es decir, entre todas las
cocinas de restaurantes de Lima se producen diariamente entre 25.000 y 50.000
galones de este residuo.

¿Qué sucede con este desecho? Se calcula que el 80% del aceite usado termina
vertiéndose al desagüe. Según Sedapal, este aceite afecta a las 21 lagunas de
estabilización de Lima que deben reducir la contaminación de todo lo que proviene de
los desagües antes de que sea arrojado a los ríos y al mar.

Cuando estas lagunas reciben el aceite de cocina, una parte se impregna y daña los
equipos de limpieza. La otra queda flotando en el agua impidiendo el paso de oxígeno.
Según el jefe de Evaluación de Aguas Residuales de Sedapal, Dante Edery, una vez por
semana deben ir camiones a limpiar el aceite que flota en la superficie y otros residuos
que, en total, pueden sumar 15 toneladas.

El 20% que no va al desagüe –hasta 10.000 galones al día– termina en manos de 200 a
300 familias de la zona este de la capital. Uno de los destinos principales es
Cajamarquilla, en Huachipa.

Según los habitantes de esta zona, el residuo se vende de dos maneras. Por un lado, a
las agropecuarias informales para el engorde de cerdos. Por otro, a terceros que
cuelan y mezclan el aceite con limpiadores simples –como bicarbonato de sodio– para
darle la apariencia de un aceite limpio y venderlo a los restaurantes de zonas sin
control municipal.

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