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HABLEMOS SOBRE EL MINISTERIO PÚBLICO EN EL TEMA DEL CEMENTO

Jorge Chavarría Guzmán, Fiscal General de la


República

Con relación a las opiniones expresadas en diferentes medios de comunicación y en las redes sociales
alrededor del tema del cemento chino, debo decir que coincido con la opinión mayoritaria en el sentido de
que el Ministerio Público no puede, sin detrimento grave del interés social que representa, asumir un rol
pasivo frente a la corrupción. En ese sentido debemos afirmar categóricamente que estamos trabajando en
esos casos con firmeza y decisión.

Resulta lamentable, sin embargo, ver como a partir de la demagogia, los prejuicios, los estereotipos y la
generación de sospechas a partir de ellos, se ataca la institucionalidad del órgano más importante del país para
atacar la corrupción. Es sorprendente ver como campea y se promociona el paradigma de que luchar contra la
corrupción equivale a destruir la credibilidad en el Ministerio Público y en el sistema de justicia, únicas
herramientas reales posibles de utilizar en el Estado de Derecho con ese fin. Y más sorprendente aún, cuando
esa destrucción se conspira previamente y se ejecuta simplemente porque las resoluciones solicitadas y
otorgadas por los jueces, o el tiempo que dura la investigación, no son como las que alguien quiere o o no
afectan a quien se desea.

Nuestro Ministerio Público está trabajando diligentemente en todos los casos relacionados con el cemento
chino y los créditos aprobados por la banca nacional que hoy se cuestionan y fueron denunciados y nadie
estará, si es procedente, fuera del señalamiento que efectuemos para pedir su condena. Se trate de quien se
trate.

Las investigaciones están abiertas y avanzan. Las resoluciones provisionales de los jueces que fueron
solicitadas por el Ministerio Público, obedecen a razones procesales fundamentadas en el material probatorio
recabado en su momento, no en el afán de proteger ni perjudicar a nadie. Los resultados finales de las
investigaciones en curso serán comunicadas a su debido tiempo con transparencia porque nada tenemos que
ocultar.

Atacar la institucionalidad, cuyo componente más importante es la previsibilidad y la confianza de que los
órganos públicos actúen conforme a la Constitución y la ley, porque un funcionario no actuó a satisfacción de
un político, del propietario de un medio de comunicación, o de intereses particulares dominantes; o
simplemente porque esa es la opinión de alguien en las redes sociales, equivale a proclamar la destrucción del
Estado de Derecho y con él de la democracia. Quien así habla no quiere la paz en este país.

Alcanzar la verdad en sentencia, con ocasión de la corrupción y terminar con la impunidad es la aspiración de
un pueblo que cree en la democracia y tiende como vocación a la justicia y con él, de cientos de fiscales
jueces y policías. Esa es una tarea crítica para el operador en nuestro sistema penal, quien debe luchar día a
día con una legislación procesal y penal desactualizadas, entrabadas y con recursos insuficientes, pero esto es
posible y relativamente fácil de superar en una democracia, en la que todo es posible discutirlo sin necesidad
de minar la confianza en sus instituciones.

Reconstruir una institucionalidad y un Estado de Derecho, sin embargo, destruidos con la utilización de
papeles, grabaciones, fotos y vídeos espurios dirigidos a la manipulación consciente de los prejuicios, las
sospechas o los estereotipos de los ciudadanos, por unos cuantos, no lo es.

Por esta razón tampoco puedo, como Fiscal General, sin detrimento grave del interés social que representa el
Ministerio Público costarricense, dejar de alertarlo a usted ciudadano para que no se deje manipular.

Nadie sabe el valor de la institucionalidad y del Estado de Derecho hasta que los pierde. De esto pueden
hablar muchas personas en el mundo.

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