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LA LECTURA DE LA CARTA ESTREMECIÓ A TODOS EN CASA.

ERA TIEMPO DE
GUERRA Y EL SELLO DEL PAPEL ERA DEL EJÉRCITO. DESPUÉS DE LA LECTURA
YA NO HABÍA DUDA, ERA UNA CONVOCACIÓN.
El padre de Fernando, un militar re- formado, debería presentarse y viajar al frente de
batalla. Todos fueron a despedirlo a la base aérea. Fernando, con seis años de edad, se
tomó firmemente de la mano de su padre y preguntó:

– Papá, ¿cuándo volverás?

– No sé exactamente – respondió el padre con tristeza.

Pero no resistió al ver las lágrimas en el rostro de Fernando y dijo:

– Llegaré alguna tarde, en el vuelo de las 18. El único vuelo que llega a las 18.

Desde aquel diá , Fernando jugaba con sus amigos hasta las 17 en punto. Volvía a casa,
̃
se bana ba y se ́ , un amigo le preguntó:
cambiaba de ropa. Un dia

– ¿Por qué siempre te vas a las cinco de la tarde?

– Cualquiera de estas tardes mi padre volverá en el vuelo de las 18 – respondió – Por eso
me preparo. Quiero que cuando él vuelva me encuentre listo.

La Biblia asegura repetidas veces que Cristo volverá. Pero, ¿lo hará de aquí a un
año? ¿En cinco años? ¿En diez años? ¿O en veinte? Nadie lo sabe con seguridad. El
mismo Jesús declaró: “Del día ni la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos,
sino solo mi Padre" (Mateo 24:36).
Jesús viene pronto; y a nosotros que creemos esta verdad solemne nos toca dar la
advertencia al mundo. Debemos mostrar, por nuestra vestimenta, nuestra conversación y
nuestras acciones, que nuestra mente está concentrada en algo superior a los negocios y
los placeres de esta corta vida. No somos más que peregrinos y extranjeros aquí, y
debiéramos dar alguna evidencia de que estamos listos y esperando la aparición de
nuestro divino Señor. Que el mundo vea que usted va en camino a una patria mejor,
querido lector, a una herencia inmortal que no pasará; que no puede darse el lujo de
dedicar su vida a las cosas de este mundo, sino que su preocupación es prepararse para
el hogar que lo aguarda en el Reino de Dios.

¿Cómo haremos esta preparación? Colocando nuestros apetitos y pasiones en sujeción a


la voluntad de Dios y mostrando en nuestra vida los frutos de la santidad. Debemos hacer
justicia, amar misericordia y humillarnos ante nuestro Dios. Hemos de dejar que Cristo
entre en nuestro corazón y en nuestro hogar. Debemos cultivar el amor, la simpatía y la
cortesía genuina unos con otros…

Nuestra vida debe consagrarse al bien y a la felicidad de otros, como hizo nuestro
Salvador. Este es el gozo de los ángeles, y la obra en la que se ocupan. El espíritu de
amor sacrificado de Cristo es el espíritu que permea el cielo y la fuente de su felicidad. Y
si hemos de ser idóneos para unirnos a la sociedad de las huestes angélicas, debe ser el
nuestro. A medida que el amor de Cristo llena nuestro corazón y controla nuestra vida, el
egoísmo y el amor a lo fácil serán vencidos; será de nuestro agrado servir a los demás y
hacer la voluntad de nuestro Señor, a quien esperamos ver pronto…

Debemos hacer lo correcto porque es correcto, y no para evitar el castigo o por temor a
una gran calamidad que pueda sobrevenirnos. Yo deseo hacer lo correcto por el placer
que me da la justicia. Puede encontrarse felicidad en hacer el bien aquí; tanta satisfacción
en hacer la voluntad de Dios; tanto placer en recibir su bendición. Entonces mostremos
que somos hombres y mujeres de criterio sano, que no elegimos nuestra porción en este
mundo, sino en el mundo venidero. Mantengámonos en nuestro puesto, fieles en el
cumplimiento de todo deber, con nuestra vida oculta con Cristo en Dios, para que cuando
el Pastor de los pastores aparezca, recibamos una corona imperecedera

¿SABES CUÁNDO VOLVERÁ JESÚS? ¿ESTÁS PREPARADO PARA ESTE


ENCUENTRO? CUANDO ÉL VINO POR PRIMERA VEZ ESTREMECIÓ AL MUNDO.
AHORA VIENE PARA TRANSFORMARLO DEFINITIVAMENTE. VIENE PARA LLEVAR A
SUS HIJOS AL CIELO, PARA VIVIR CON ÉL ETERNAMENTE. EL CIELO NO SERÁ EL
MISMO SIN Ti

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