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El miedo a crecer: El síndrome de Peter Pan a

través del cine


Natalia Torres Vilar
Universidad de Lima
Recibido: 22 de mayo del 2011 / Aprobado: 26 de junio del 2011

Peter Pan, personaje central de la novela que J. M. Barrie escribiera en 1904,


fue elevado a la categoría de síndrome por el doctor Dan Kiley, quien define los
conflictos de algunos adultos que no se sienten capaces de crecer. Partiendo de la
observación de que Kiley presenta una minuciosa descripción del síndrome junto
a una explicación superficial, el presente estudio ofrece una mirada psicoanalítica
para abordar los temas que subyacen a la formación del hoy llamado síndrome
de Peter Pan. A partir del análisis de la novela original de Barrie, así como de
los filmes Peter Pan (2003) y Hook (1991), se discuten algunas posibles causas del
síndrome, tales como el conflicto edípico observado por Freud y su elaboración
lacaniana en cuanto a la no-relación sexual; y, en relación con la imagen materna,
a los miedos a la sexualidad y la muerte.
síndrome de Peter Pan

The fear of growing up: The Peter Pan syndrome through films

Peter Pan, main character of the novel written by J. M. Barrie in 1904, was re-
conceptualized into a syndrome category by Dr. Dan Kiley, who defines this
syndrome as the conflicts exhibit by some adults who do not feel capable of
growing up. Kiley presents a thorough description of the syndrome though stops
short of a superficial explanation. Therefore, in this the present study I present a
psychoanalytic review to address the issues underlying the origins of the so-called
Peter Pan Syndrome. Through the analysis of Barrie´s original novel, as well as
the films Peter Pan (2003) and Hook (1991), some possible causes of the syndrome
are discussed, such as the Freudian oedipal complex and its Lacanian elaboration
concerning the absence of a sexual relation, and in relation to the maternal image,
the fear of sexuality and the fear of death.
Peter Pan syndrome

Correo electrónico: ntorres@ulima.edu.pe

Persona 14, enero-diciembre del 2011, ISSN 1560-6139, pp. 187-199


Natalia Torres Vilar

Peter Pan, personaje central de la no­ tales dificultades, y los sujetos tienden
vela que James Mathew Barrie (2006) más bien a culpar a los demás por lo
escribiera en 1904, fue elevado a la ca­ que les ocurre a ellos. Particularmente,
tegoría de síndrome por el doctor Dan Dan Kiley (1983) lo ha descrito como
Kiley (1983), psicólogo clínico, en su el conjunto de rasgos que tiene la per­
texto The Peter Pan syndrome: Men sona que no sabe o no puede renunciar
who never grow up. En este best seller a ser hijo para empezar a ser padre. En
Kiley define los conflictos de algunos general, se trata de hijos que nunca se
adultos que no se sienten capaces de marchan de la casa paterna, que suelen
crecer. Un año más tarde escribió otro socializar con grupos más jóvenes que
texto que también rompió récords de ellos, evitando responsabilidades co­
ventas en Estados Unidos, The Wendy rrespondientes a su edad cronológica.
dilemma: When women stop mothering Si bien se trata de sujetos centrados
their men (Kiley, 1984). Ambos textos en recibir, pedir y criticar, más que en
desencadenaron un gran interés po­ dar o hacer, resultan vibrantes, cautiva­
pular y acapararon en su momento los dores y carismáticos y suelen ser lí­
foros de autoayuda. La inmadurez en deres, asegurándose de tener al lado
los hombres y su incapacidad de com­ a alguien que cubra sus necesidades
promiso aparecían como las quejas re­ básicas; dicha alegría, intensidad y se­
currentes de mujeres preocupadas por guridad son máscaras que esconden su
sus parejas. inseguridad y temor a no ser queridos,
Los artículos publicados, incluyen­ así como un gran temor a la soledad.
do los textos de Kiley, son básicamente Pueden tener éxito profesional, pero no
descriptivos, y presentan el síndrome sienten estabilidad, pues son ansiosos
de Peter Pan como un desorden de la ante las evaluaciones de superiores y
personalidad que afecta principalmente muy intolerantes a la crítica.
a los hombres y que se caracteriza por En un estudio realizado el año 2009
una inmadurez psicológica en aspec­ para el Instituto de Investigación Cien­
tos sociales y sexuales, irresponsabi­ tífica de la Universidad de Lima (IDIC)
lidad, rebeldía, cólera, narcisismo, de­ señalamos las coincidencias entre este
pendencia y manipulación. Se trata de síndrome y los trastornos limítrofe y
personas que se niegan a dejar atrás la narcisista de personalidad (American
adolescencia, se resisten a adquirir las Psychiatric Association, 2004) y desta­
responsabilidades que conlleva la eta­ camos que Kiley (1983, 1984) hace una
pa madura y optan por anclarse en la minuciosa descripción del síndrome
comodidad de afrontar el día a día sin junto a la cual presenta una explicación
llegar más allá. Adicionalmente, existe superficial. Las causas, efectivamente,
una incapacidad para hacer conscientes resultan inciertas. La escasa literatura

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existente afirma de manera generaliza­ Sumpter como Peter. Se trata de una


da que es la sobreprotección de los pa­ versión basada en la novela de Barrie,
dres la causa principal del síndrome, ya escrita por Michael Goldenberg, y que
que a partir de ella se idealizará la juven­ nos sugiere como tema central el miedo
tud o adolescencia tendiendo a querer a crecer ante el conflicto edípico obser­
mantener su estado de privilegio. Kiley vado por Freud y su elaboración laca­
(1983), por su parte, enfatiza la falta de niana en cuanto a la no-relación sexual.
comunicación entre los padres, donde El conflicto de rol sexual, nos propon­
la madre se presenta como una mártir drá este filme, es una defensa donde se
dedicada a atender a un hombre chau­ toma el imperativo social de masculi­
vinista y distante. Estas son, en nues­ nidad como excusa para escapar de la
tro parecer, explicaciones válidas pero sexualidad adulta y evitar relacionarse
insuficientes, y mantenemos la creen­ profundamente. La trampa consecuente
cia de que ningún complejo puede ser es elegir, como decía Bryce Echenique,
verdaderamente superado sin acceder entre el amor y la soledad.
a sus raíces. En el mencionado estudio Empecemos por los créditos, donde
realizado para el IDIC, recurrimos a las se reproduce el logo del cuento de Pe­
expresiones artísticas para acercarnos a ter Pan, el cual incluye el diseño de la
los temas que subyacen a la formación P de Peter culminando en una daga ha­
del hoy llamado síndrome de Peter Pan. cia abajo, símbolo fálico de poder. Esto,
Desde una perspectiva psicoanalítica, como veremos más adelante, nos ubica
analizamos la novela original de Barrie ya en el terreno de lo simbólico y del
así como algunas realizaciones cine­ Edipo. A la vez, lo pregenital está pre­
matográficas dado que el personaje de sente al empezar la película, pues una
Peter Pan ha fascinado a cineastas a lo frase extraída directamente de la no­
largo de los años y en diferentes luga­ vela (“Todos los niños crecen, excepto
res del mundo. En el presente trabajo uno”), nos advierte del sentimiento de
compartimos el análisis de dos de estos ser único que vinculamos con la fanta­
filmes: Peter Pan (2003) y Hook (1991). seada omnipotencia de la infancia tem­
prana, dejando en claro el narcisismo y
Peter Pan: La no-relación sexual el sentido de autoimportancia de Peter a
como defensa ante la simbiosis lo largo de todo el filme.
La primera película que nos ocu­ Cuando vemos a Wendy por primera
pa es Peter Pan, producida por los vez, pensamos en el conflicto de rol se­
Estudios Universal, Columbia Pictures xual del que habla Kiley (1983). Encon­
y Revolution Studios, dirigida por P. tramos a Wendy contando un cuento a
J. Hogan y en cuyo elenco se cuentan sus hermanos, disfrazada con una ar­
Jason Isaacs como Garfio y Jeremy madura, elemento masculino. Esto nos

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advierte desde el inicio que se toma en entendemos como realidad exterior y


cuenta el Edipo en sus versiones tanto objetiva.
positivas como negativas, las cuales se Wendy sabe que el beso que su ma­
integrarán después, en el mejor de los dre conserva en la esquina derecha de
casos, para formar una identidad gené­ su boca nunca será para ella. Ella la
rica realista (Freud, 1972a; 1972b). Los mira con admiración y tristeza a la vez,
piratas del cuento de Wendy le dicen resentida por lo que podemos suponer
a Cenicienta1 que han venido por sus es su reconocimiento de no ser objeto
zapatos de cristal (los zapatos como de deseo materno. La familia de Wen­
fetiche nos ubican nuevamente en lo dy conversa sobre el futuro (luego nos
pregenital) y hacen sorna de ella por enteraremos que lo mismo sucedió con
ser mujer, lo cual la irrita. En términos Peter poco antes de que escapara de su
identificatorios, el cuento que relata es hogar) y se concluye que Wendy se está
una extraña combinación de historias convirtiendo en mujer. El rechazo de la
atractivas tanto para las niñas como madre y su negación del beso que pende
para los niños. Cenicienta deja todas las de su boca se vincula directamente con
cosas comunes de la vida ordinaria que el siguiente paso en el desarrollo, el vol­
lleva y se alista para ir al baile, pero se verse la niña hacia el padre como figu­
encuentra rodeada de piratas, cada cual ra deseada (Freud, 1972b). No el padre
más temible que el otro. El más terri­ real, sino un hombre imaginario aún
ble, por supuesto, será Garfio, “capaz por llegar, que tendrá el cielo cuando
de abrir un vientre en dos” (ataque al posea el beso que Wendy, al igual que
poder reproductivo de la mujer). Todos su madre, guarda. Se trata de la más
los personajes de su cuento serán luego grande aventura de todas. “Más allá de
encontrados en la realidad del país de la vida y la muerte”, como dice Peter,
Nunca Jamás, un país ficticio que mejor “el amor es lo más complicado”.
podríamos llamar una realidad psíqui­ Dado que la madre de Wendy no
ca, en tanto lo que presenciaremos allí le entrega su beso a su esposo, podría
es una realidad determinante pero que suponerse un rechazo o devaluación de
a la vez puede no coincidir con lo que su pareja. Sin embargo, la vemos ena­
morada en tanto respeta los esfuerzos
y sacrificios de su marido, y les dice a
1 Kiley (1983, 1984) afirma que la versión feme­ sus hijos que se requiere mucha valentía
nina del síndrome de Peter Pan es la Cenicienta, para renunciar a los sueños por los hijos.
una mujer que busca depender de un hombre a
quien idealiza y ser protegida por él, sin deseos
Los sueños están guardados en un cajón
de crecimiento personal. Entonces, esta pelícu­ y cada noche los sacan para admirarlos,
la ubica a Wendy en el mismo complejo que a y cada vez es más difícil volverlos a en­
Peter.

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cerrar, pero el padre lo hace. La madre para no ser tratado socialmente como
es escuchada con atención, se ha vuelto una niña (Chodorow, 1978).
a convertir en un objeto importante, ya Peter ha llegado hasta la cama de
no de deseo (Lacan, 1971a) sino en un Wendy en la última noche de su infan­
modelo de identificación. Ella presenta cia, e intenta tocarle la boca, con curio­
en su relato un hombre real al que ad­ sidad, como si hubiera atisbado el beso
mirar. Sin embargo, deberá acompañar­ que se le empezaba a dibujar ahí. Una
lo a una reunión importante porque, a toma nos muestra el rostro sorprendido
pesar de ser valiente, tal vez necesite el de Wendy enmarcado en sus sábanas
beso esa noche. haciéndola parecer una virgen. Cuan­
Parece leerse en esta película que el do ella despierta él escapa, pero deberá
poder viene de la mujer. Ella debe in­ volver a recoger su sombra, aquella que
vestir al hombre para que este se valore Wendy coserá reintegrándosela a Peter.
y tenga energía. Hacia el final de la pe­ Se nos muestra, a la vez, la represión
lícula, Wendy también salvará a Peter, social de la sexualidad, tanto en tías
deprimido y desenergizado, tomado por como en maestras, que se horrorizan
el instinto de muerte, con un beso. Se ante los dibujos que Wendy hace de Pe­
voltea así en este filme la perspectiva ter mientras sueña despierta. El tiempo
de las historias de amor, donde Blan­ se detiene en los relojes cuando llega
canieves y la Bella Durmiente son más Peter, como si se nos dijera que justo
bien ellas salvadas por el beso. En todo antes de un hito en el desarrollo, hay un
caso, parecería que es la integración de momento de parálisis, o de reediciones
los diferentes, masculino y femenino, lo de lo anterior. Al final de la película,
que hace que uno se salve del instinto de Wendy cambia el cuento de Cenicienta
muerte, que divide y desenergiza. En su porque ya no es una niña, ahora es una
primer encuentro Peter le dice a Wen­ muchacha con una cierta madurez que
dy “Una niña vale más que 20 niños”, le permite hacerse cargo, en gran medi­
“Los niños que caen de la cuna cuando da, de su propia historia.
las nanas no están mirando... las niñas Las miradas de fascinación abundan
son demasiado inteligentes para caerse a lo largo de toda la película entre Wen­
de la cama”. La lucha genérica aparece dy y Peter. Encontramos el elemento
en diversos comentarios y se evidencia voyerista, que nos ubica una vez más en
el conflicto del varón entre sus fuer­ lo pregenital. Peter ha visitado a Wen­
tes sentimientos idealizantes hacia su dy en otras ocasiones, solo para escu­
madre, por un lado, y por otro sus im­ char sus cuentos en secreto. Sus ojos,
pulsos de diferenciación, que lo llevan curiosos, observando a Wendy, son ex­
a rechazar lo femenino (y por ende las plotados en innumerables close-up. Las
demostraciones afectivas de la madre) alusiones a la curiosidad sexual están

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ubicadas en constantes miradas de des­ percibida por un niño pequeño, las ha­
cubrimiento del otro diferente, miradas das son tan pequeñas que solo pueden
en ocasiones enmarcadas en símbolos tener un sentimiento a la vez. Les está
como corazones que son parte del ador­ permitido cambiar, no obstante, pero
no de los muebles. Mientras le cuenta siempre que se trate de un cambio com­
a Wendy cómo huyó cuando oyó a sus pleto. Son leales y protectoras, pero se
padres hablar de lo que sería de grande, enfurecen de maneras mortales (sumi­
ella está explorando a los personajes de nistros de amor y protección para so­
su casita de muñecas, acto que indica brevivir psíquicamente). Las hadas no
que lo que rechazó conflictuado era su hablan –madre de la etapa preverbal–,
rol masculino como futuro padre, o tal y tienen magia –madre omnipotente
vez la sexualidad en sí, remarcado esto preedípica–. Las hadas pueden ser tam­
por una mirada más. bién entendidas como el bebé, que aún
El despertar a la sexualidad está adi­ no integra, o como la madre identifica­
cionalmente remarcado en la interpre­ da con ese bebé. Las hadas, pues, nos
tación de los actores y claramente en la remontan a las madres de la primera
elección del casting, pero también en el etapa, omnipotentes y capaces de crear
hecho de que el despliegue emocional la ilusión (Winnicott, 1992). También
de la pubertad se produce particular­ amenazadoras si llegan a molestare.
mente en la noche, y Wendy pasa toda Esa madre, como las hadas, no pue­
la película en su ropa de dormir para de morir; y sin embargo, es necesario
recordarnos esto. El personaje de Peter, matarla simbólicamente cuando deja­
sin embargo, resulta bastante ingenuo mos de creer en su omnipotencia. Por
en el campo de la sexualidad. A pesar otro lado, las hadas, nos dice Barrie en
de ser sumamente seductor, niega total­ su novela, son creadas por los niños.
mente las aproximaciones sexuales de Cuando el primer niño rio por primera
Tigrilla, de Wendy y de la propia Cam­ vez “su risa se rompió en mil pedazos
panita. que saltaron por los aires y ese fue el
Desviémonos por un momento del principio de las hadas”.
idilio entre Peter y Wendy. Efectiva­ Peter ha llegado a pensar que las
mente, Peter no viaja solo. Lo hace con madres son sobrevaloradas y esto le da
Campanita, su hada, descrita en la no­ pena: “Las madres siempre están dis­
vela original como “una niña con una puestas a ser usadas como parachoques.
figura exquisitamente explotada por su Todos los niños lo saben y desprecian a
vestido de hojas, el cual destaca sus for­ las madres por ello, pero lo utilizan a
mas redondeadas”. Se trataría, pues, de todas horas”. Si Peter había tenido ma­
una figura materna con connotaciones dre alguna vez ya no la echaba de me­
edípicas. Igual que la madre escindida nos, “era algo de lo que podía prescindir

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perfectamente”. Evitaba reencontrarla, pero también deseos y sentimientos


pues, en clara proyección de sus “cul­ para los que no se siente listo. El mundo
pas”, temía que al verlo dijera que era de las mujeres es amenazante, demasia­
muy mayor. Nos remite esto al temido do complejo para ser entendido aún. A
resentimiento de las madres ante el cre­ pesar de su respeto por algo que no pue­
cimiento de sus hijos y eventual distan­ de abarcar, lo devalúa y afirma abierta­
ciamiento del vínculo materno a partir mente que nunca se enamorará porque
del ejercicio de la autonomía. eso es “cosa de niñas”.
Volviendo a Peter y Wendy, en una En Nunca Jamás encontramos, adi­
de las visitas clandestinas de este a la cionalmente, a un Garfio representado
casa de los Darling (nótese que el ape­ por el mismo actor que interpreta al
llido elegido para esta familia significa padre de Wendy, con una personalidad
en castellano “querido”), convence a totalmente opuesta. Mientras el padre
Wendy de irse con él. A través de un de Wendy es en la novela original in­
viaje galáctico con alusiones a lo intrau­ maduro, pataletudo, infantil y capricho­
terino, llegan a Nunca Jamás, donde las so, incapaz como padre, en este filme es
sirenas son criaturas oscuras, en con­ apocado y tímido, y aunque poco exito­
tacto con todas las cosas misteriosas, so, lucha por sacar adelante a sus hijos
como la madre mujer que conoce los a pesar de sus deficiencias personales,
misterios de la sexualidad, la concep­ entre ellas una abrumadora inseguridad
ción y el alumbramiento. Por su lado, respecto a cómo lo validan sus jefes.
los piratas son pecadores y viciosos y Sabe, por necesidad, el precio de todo,
disparan cañones, otro símbolo fálico. hasta de un abrazo, aunque no trastoca
Una vez en Nunca Jamás, Peter se­ sus valores. Garfio, en cambio, es pre­
guirá observando, esta vez a las hadas, sentado como un astuto galán y como
e invitará a Wendy a presenciar un bai­ enemigo, una verdadera amenaza que
le de bodas entre estas criaturas. Ellos no se puede subestimar. Tiene unos ojos
mismos se ponen a bailar romántica­ seductores “tan azules como el olvido”,
mente, imitando a los novios. Cuando que se tornan rojos cuando enfurece.
están a punto de besarse Peter se detie­ Estos ojos no asustaron a Wendy, más
ne y le aclara que es solo una fantasía. bien la embelesaron. Eventualmente,
Es evidente que él quiere quedarse en el será seducida por él.
juego de roles, en el “como si”; es ella A pesar de que Peter devalúa a Gar­
quien trata de convencerlo de que pue­ fio, y es precisamente en quien no se
de ser real: la madre edípica percibida quiere convertir, el vínculo de identi­
como engolfante, aunque no lo sea. El dad se hace evidente cuando imita su
terror al incesto. El problema de crecer, voz para confundir a sus secuaces. En
para Peter, es que “aparecen granos”, la película se nos cuenta que los niños

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que tienen padres malos sufren por ser ella está a punto de ser lanzada al mar
sus hijos y no quieren crecer para no ser por Garfio, el dolor de perderla le impi­
como ellos. Es, entonces, en este juego de volar para salvarla. Al final Wendy
de proyecciones e introyecciones que el le otorga su beso oculto, con el que lo
niño se pelea con el adulto que empieza revitaliza y le devuelve su poder. Sin
a reconocer en su mundo interior. embargo, la tragedia de Peter es haber
Peter no puede amar –igual que en descubierto sus sentimientos, con lo
el síndrome– pero curiosamente, esta es que debe abandonar por completo la
una de las características que lo hacen omnipotencia previa, reconocerse in­
seductor, tanto como enigmático. Wen­ completo y necesitado. O permanecer
dy se identifica con Garfio para com­ solo y sin amor, jugando a estar acom­
prender a los hombres. Y se convierte pañado, pero siempre con una mano en
en la temible Red Handed Jill, rival de la ventana para salir volando.
Peter, madre fálica peligrosa converti­
da en pirata. Wendy se molesta cuando Hook: El imperativo del tiempo
Peter la “devalúa” volviéndola a con­
En esta película, dirigida por Steven
vertir en “contadora de cuentos”, y está
Spielberg en 1991, protagonizada por
dispuesta a mostrar su lado masculino,
Robin Williams, Dustin Hoffman y
aquel que la ubica como un glorioso es­
Maggie Smith, Peter Pan finalmente ha
padachín.
crecido y se ha enamorado para encon­
Wendy quiere herir a Peter por su
trar, sin embargo, una vida muy poco
rechazo y lo hace diciéndole que no es
satisfactoria. Atrapado en la rutina y el
eficiente porque es “solo un niño”. Está
trabajo, es un empresario pirata, que lu­
segura de que su deseo de ser por siem­
cra de los botines que obtiene al fusio­
pre niño es su mayor pretensión. Para
nar empresas que van a quebrar, y que
ella es claro que no se atreve a crecer
no se da tiempo para las cosas impor­
para no tener que competir en el terreno
tantes, como su familia.
de Garfio, el de la verdadera seducción,
aquel para el cual aún no está equipa­ Lo que de esta película se puede
do. Garfio coincide en esto al decirle extraer como introspección es que lo
que Wendy lo prefiere a él porque ya que detiene el crecimiento real, el del
es un hombre, y que en el futuro ella corazón, es el miedo a la impulsividad
tendrá un esposo que lo reemplazará desenfrenada, a lo salvaje y no domesti­
en sus afectos. Estas afirmaciones son cable, a aquello que se puede descontro­
devastadoras para Peter quien, adicio­ lar si no se le ponen límites rígidos. Tan
nalmente, se siente más vulnerable aho­ rígidos, que Peter termina temiendo a
ra que tiene sentimientos hacia Wendy. todo aquello de lo que antes disfrutaba:
Sus sentimientos lo paralizan: cuando las ventanas abiertas, los aviones, volar,

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jugar. Pero sobre todo, cuando viaja en sita menos. La película se inicia cuando
avión, teme ser tragado y morir aturdi­ Moira, su esposa, le pide ir a Londres a
do por la energía interior. Sus defensas visitar a la abuela Wendy. Su esperan­
son tan rígidas que lo paralizan y le im­ za es que pueda él desconectarse de sus
piden disfrutar de nada. abrumadoras ocupaciones y comparta
Los impulsos están presentes, a lo algo de tiempo en familia. No deja de
largo de toda la película, en las som­ recordarle que sus hijos lo aman, y que
bras: la sombra del pasado, la sombra su infancia y su adoración no durarán
del hijo que mientras juega se proyecta, para siempre. Es pues, esto, lo que el
gigante, sobre la pared del cuarto, som­ tiempo trae, el olvido de nuestras imá­
bras de juguetes en los techos y las pa­ genes infantiles.
redes altas. Un mundo paralelo de som­ Garfio aprovecha la visita para se­
bras. Escuchamos a un Peter nostálgico cuestrar a los hijos de Peter y obligarlo
recordar que alguna vez persiguió su a regresar a Nunca Jamás en su resca­
sombra en casa de Wendy; pero sabe­ te, conminándolo al duelo que le debe.
mos que Peter ya no es “ni la sombra” Peter no entiende, porque no recuerda
del Pan que alguna vez fue. Durante el su vida pasada, pero este olvido lo ha
filme, cuando está perdido, su sombra dejado con un sentimiento de vacío.
es oscura, pero se torna blanca si em­ Hay que recordar para poder elaborar.
pieza a reconectarse con su mundo im­ Entrampado en repeticiones (la histo­
pulsivo e infantil, o cuando se atreve a ria se repite, cada año, en la obra Peter
luchar y a hacer frente a las dificultades. Pan que se representa en el colegio de
Las sombras pelean entre sí, represen­ sus hijos) va perdiendo una y otra vez
tando los conflictos inconscientes, y la su oportunidad de elaborar el pasado.
mayoría de veces no están detrás, sino Cuando llega a Nunca Jamás, encuentra
que preceden a los personajes, como un a otro Peter. Un chico en skate que nos
camino inevitable a seguir. Finalmente, recuerda la marginalidad del dios Pan,
su reflejo en el estanque, narcisismo di­ un muchacho que debe haber busca­
sociado y ahogado adrede, se libera y lo do desesperadamente pertenecer y ser
obliga a seguirlo. aceptado, para terminar escapando a un
A lo largo del filme nos enteramos lugar en donde finalmente se le ha otor­
de que Wendy amó a Peter hasta el día gado la espada de Peter y su autoridad.
de su boda, cuando finalmente decide En este filme Garfio es presentado
crecer. Peter siguió visitándola y se ena­ como un niño grande, infantil e inma­
moró eventualmente de Moira, su nieta duro, el niño que se odia a sí mismo por
de 13 años, decidiendo también por fin ser malo, por robar tiempo y energía a
crecer. Wendy se convierte en la abuela sus padres, y convierte esta profecía en
adoptiva de Peter, a la que cada vez vi­ robar botines. Odia a Peter Pan aunque

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se parece mucho a él y considera que a través de las propuestas de dos filmes


su mayor venganza sería enamorar a los relacionados con el tema, que se aven­
hijos de Peter; tiene impulsos suicidas turen en un terreno más inconsciente. A
y de autodestrucción, y aunque reales, partir del material analizado aparecen
los usa para manipular. Tomado por una algunos otros insights interesantes.
gran depresión y sentimientos de vacío, El primero y más saltante se ubica
entrampado en un narcisismo que le en relación con el conflicto de rol sexual
obliga a rodear su cama de espejos, re­ que propone Kiley (1983, 1984). Si bien
conoce las grietas de estos cuando con­ él ve este problema como uno mera­
fiesa que todas las partes inconclusas de mente social, en tanto hombres y mu­
su vida se juntaron, y en lo que él llama jeres son moldeados con diferentes im­
una epifanía, comprende que su vida se perativos de crianza, los filmes ponen
acabó. de manifiesto algo más vinculado a la
Es la vejez y la muerte lo que ace­ naturaleza inconsciente de lo femenino
cha, pues todo aquel que crece tiene y lo masculino, una no-complementa­
que morir. Atreverse a crecer, y a morir riedad psíquica de los sexos en el senti­
eventualmente, sería la mayor aventura do lacaniano (Lacan, 1972a; 1972b). La
de todas. Es por esto que si bien la fra­ pregunta lacaniana de “¿Qué quiere la
se “morir sería una gran aventura”, se mujer?” aparece vigente en las películas
repite en la película, también aparece la revisadas, aunque sugiriendo respues­
de “vivir sería una gran aventura”. En tas teñidas por constructos sociales. Lo
una escena final, Garfio es derrotado y saltante aquí es que cualquier Peter Pan
pierde en la batalla su peluca, otro sím­ asumirá que el deseo último de la mu­
bolo fálico de poder y dignidad. Humi­ jer es divergente de aquel del hombre, y
llado, ruega que le permitan volver a por lo tanto la satisfacción plena en una
colocársela. Es esta belleza y juventud pareja es imposible. Engranándose esto
la que se ha esmerado en conservar, en las explicaciones ofrecidas por Kiley
escapando del tiempo que lo persigue (1983), sin embargo, podemos agregar
en el cocodrilo que se tragó su reloj; es­ que los mensajes paternos chauvinistas
capando de asumir las separaciones, la colocan a la mujer en un lugar de sim­
pérdida de la juventud, la pérdida de la pleza psíquica que acentúa el abismo
fusión con la madre. para llegar a comprenderla. La víctima
El propósito de este trabajo ha sido del síndrome de Peter Pan, identificada
ampliar las explicaciones ofrecidas por con este padre incapaz de comprender
el doctor Kiley, al considerar que arma a su mujer, y con poca voluntad para
un rompecabezas complejo y coheren­ intentarlo, enfrentará las relaciones de
te, pero superficial. Hemos intentado, pareja con pocos recursos y menores
en ese sentido, ofrecer interpretaciones, oportunidades de éxito, y se colocará

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en una necesidad de confirmar que con­ reactivamente en desprecio y luego será


serva el control. proyectado a la madre con la sensación
Por otro lado, los propios impulsos de ser rechazado por ella. Esta sería la
sexuales, dependientes en parte de lo base de la rabia y el reproche, la cual
constitucional, pero exacerbados en la posteriormente, por supuesto, podrá
pubertad, acrecentarán el temor al des­ consolidarse y agravarse en cada mo­
control. En los filmes la irrupción de la mento del desarrollo en el cual el niño
sexualidad es llamativa, pero a la vez deba ejercer su autonomía, sobre todo si
reprimida, rechazada, y en algunos ca­ la madre real se muestra efectivamente
sos escondida y condenada. La vincula­ rechazante.
ción entre pareja y figura materna hace Si bien es cierto que quien sufre el
que la culpa sea mayor. Los filmes su­ síndrome de Peter Pan intentará ma­
gieren que, en este sentido, el Peter Pan nipular a la madre, y a cualquier mu­
moderno se queda entrampado en una jer que eventualmente la represente, a
posición de voyeur, desde la cual puede través de la pena, esto también implica
mantener el control y pretender no estar un reconocimiento velado de la propia
involucrado. autocompasión, residuo de la vulnera­
En relación con lo anterior pode­ bilidad sentida. Queda claro, entonces,
mos engranar también lo que Kiley que la madre que se reedita en la pare­
(1983) llama “complejo materno”: una ja de alguien que sufra el síndrome de
rabia convertida en ambivalencia hacia Peter Pan ostenta una combinación de
la madre, una imposibilidad de alejar­ elementos edípicos y preedípicos, pero
se de ella. Lo que los filmes aportan se trata, sobre todo, de la madre de la
en la comprensión de este complejo es identificación original. Aquella que re­
una visión más profunda de esta am­ presentó en su momento a todo el entor­
bivalencia, la cual tiene que ver con el no, aquella a la que debemos renunciar
abandono de la omnipotencia que vive para ser individuos singulares; aquella
el infante cuando goza, en los prime­ que podría engullir nuestra identidad si
ros meses de su vida, de una identifi­ la separación fuera obstaculizada.
cación plena con su madre. Una madre Adicionalmente, el eventual recha­
a la que percibe omnipotente también, zo materno, podrá surgir de las propias
respecto a quien aún no puede experi­ identificaciones y apegos de la figura
mentarse como separado. La renuncia materna. Hemos discutido cómo el cre­
a esta identificación, y por lo tanto el cimiento de un niño genera inseguri­
reconocimiento de la propia incomple­ dades en su madre. Ella, regresionada
tud y necesidad, dejan al infante sin­ en identificación con su propio bebé,
tiéndose vulnerable. El temor generado revivirá durante la infancia temprana
por este descubrimiento se convierte de este, y de manera inconsciente, sus

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Natalia Torres Vilar

propios conflictos pasados con su ma­ Tenemos, entonces, que el deseo de


dre (Raphael-Leff, 1995). Así, el creci­ no crecer que caracteriza al Peter Pan
miento de su hijo movilizará también de Kiley tiene que ver con la búsqueda
sus sentimientos de vulnerabilidad y de la eterna juventud y la evasión de las
sus apegos no resueltos, reeditará su responsabilidades, la persecución del
propia omnipotencia para luego obli­ goce constante. Pero el miedo a crecer,
garla a volver a reconocer su incom­ aquel del que nos hablan los filmes, se­
pletud. En nuestra opinión, es en este ría sinónimo, en términos generales, del
sentido que los filmes aluden a la trans­ miedo a la sexualidad y del miedo a la
misión intergeneracional de los conflic­ muerte. El miedo a perder la completud
tos del apego, los cuales se reeditan en original o el miedo a conservarla para
una historia después de otra. La pérdida siempre y no llegar a existir como suje­
de memoria, por su parte, es una contri­ tos; el miedo a destruir a la madre o a
bución a estas repeticiones. Cualquier ser destruido por ella. En este sentido,
terapeuta psicoanalítico sabe bien que, más que evocar el narcisismo de Kiley,
para romper el círculo repetitivo del planteamos la omnipotencia primaria.
instinto de muerte que impide el desa­ Finalmente, si bien Kiley (1983) ofrece
rrollo, es necesario recordar y elaborar. una explicación que centra los oríge­
La separación-individuación, vivida nes del síndrome en la crianza, consi­
inconscientemente como una pérdida deramos que los factores de intensidad
necesaria (Viorst, 1986) pero doloro­ constitucional (Kernberg, 1979; 1991)
sa, será asumida como un duelo natu­ deberían tomarse en cuenta en poste­
ral en el desarrollo. Sin embargo, las riores investigaciones.
complicaciones que pudieran agregarse
expondrán al sujeto a mayores dificul­ Referencias
tades para posteriores pérdidas y due­
American Psychiatric Association
los. Reactivamente, se desinvestirá de
(2004). Diagnostic and statistical
afectos a las figuras más significativas
manual of mental disorders, DSM-
para protegerse del eventual y posible
IV. Washington D.C.: American Psy­
dolor de perderlas. Podemos asociar a
chiatric Association (APA).
esto el aparente desinterés en los otros
del que Kiley (1984) habla. El sujeto, Barrie, J. M. (2006). Peter Pan. Ma­
expuesto así a pérdidas abrumadoras, drid: Santillana.
se verá en la disyuntiva entre crecer de Chodorow, N. (1978). The reproduction
golpe –para lo cual no siempre estará of mothering. Berkeley: University
listo– o detener su desarrollo en un mo­ of California Press.
mento previo al dolor.

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El miedo a crecer: El síndrome de Peter Pan a través del cine

Freud, S. (1972a). La organización ge­ Kiley, D. (1984). The Wendy dilemma.


nital infantil. En Freud, S. Obras When women stop mothering their
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Freud, S. (1972b). La disolución del En Escritos I (pp. 5-35). Buenos Ai­
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drid: Biblioteca Nueva.
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drome: Men who never grow up.
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