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Serie Un Toque de Magia

El Lobo de Jayne´ll 1
El Alpha de Kevin´s 2
El Mago de Farren 3
El Fantasma de Elijah 4
El Segador de Porter 5
El Toque de Temple 6

1
Sinopsis

Algunas veces el amor verdadero está frente a ti.

Madison Archer sueña con el día que pueda reclamar a Temple como su
compañero. Sin embargo, cuando Temple se marcha a la escuela, Maddie
se preocupa de quedar en el olvido entre los nuevos amigos de Temple.
Puede que un medio lobo no pueda comprender el enlace entre
compañeros.

Temple Stewartson siempre ha amado a Madison Archer. Amigos de la


infancia, ahora eran lo bastante mayores para comenzar sus propias vidas.
Sin embargo, Temple no quiere dejar la manada sin Madison a su lado. Y
cuando Maddie desaparece, Temple piensa hacer cualquier cosa para traer a
su hombre de regreso.

2
Capítulo 1
Cruzando la plaza, Temple Stewartson examinaba el campus, intentando
emparejar el actual terreno con sus recuerdos de las fotos en el álbum de su
padre. Localizó unos pocos edificios nuevos, pero no había grandes
transformaciones. El aire vibraba por todos los hechizos de protección que
estableció el Director Jaynell, un hombre al que Temple llamó tío desde
que dio su primer paso.

La magia del tío Jay impregnaba el aire como el rocío húmedo en la hierba
por la mañana, dejando un residuo brillante en todo lo que tocaba. Temple
dudaba que los magos puros siquiera notaran la energía que saturaba su
campus. Absortos en aprender sobre sus nuevas habilidades, tenían poca
atención para perder en cualquier otra cosa. Temple había crecido cerca del
gran mago y conocía el olor del hogar. Jay podría no ser su verdadero tío,
pero en una manada, todos los adultos de una generación mayor se
convertían en tío o tía para enseñar y guiar a los jóvenes.

Su lobo interior gruñó por el aroma familiar, queriendo rodar en la hierba y


cubrir a Temple con el aroma del mago. Jay significaba familia para el
medio lobo de Temple, y en un territorio desconocido, su inquieta bestia
buscaba un protector fuerte.

Temple apretó los dientes y mantuvo su restricción con pura fuerza de


voluntad, desgarrándose ligeramente las manos. Después de insistir en ir a
la escuela, Temple no podía perder el control ahora, no cuando sus
hermanos le habían animado a asistir. Recordó su reunión.

—Tienes que aprender a protegerte mejor, — Reena le advirtió—. La


gente va a querer desafiar a un medio mago y necesitas poder usar tu 3
magia porque tu lobo podría no ser capaz de defenderte. —Había
puntualizado su lección haciendo explotar un siempre presente trozo de
chicle. Nunca pudo averiguar cómo evitaba que se le quedase atascado en
los dientes.

No se molestó en discutir contra su lógica. La fuerza del lobo Alfa de


Temple no le ayudaba mucho, ya que Temple no podía transformarse, una
razón más por la que necesitaba entrenamiento mágico avanzado. Recibió
educación en casa con sus hermanos y amigos lobos y aprendió magia
básica de los magos de la familia, pero necesitaba un grado para practicar
magia empática. Sin ese grado, seguiría siendo un medio lobo, incapaz de
transformarse, aún con magia superior a la media, un fracaso tanto para el
mundo de los cambiaformas como para el de los magos.

El actual estado de las cosas había llevado a Temple a convertirse en el


foco de la reunión semanal de los hermanos Stewartson. Siempre se
reunían para almorzar a dos bloques de la casa de la manada, sin ningún
otro miembro de la manada o padres, para tramar el futuro de su pequeña
manada.

Era su forma de conectar libres de las presiones externas. Temple adoraba a


sus hermanos y el trío se acercó más según crecían y comenzaron sus
propias carreras. El más joven de los tres, Temple era el único que aún
tenía que encontrar su dirección en la vida.

—Reena tiene razón, tienes que entrenar tus poderes —Cannon dijo. Sus
ojos amarillos de alfa brillaban de un amarillo metálico. Cannon tenía la
bestia más fuerte que ninguno de ellos, apenas contenida bajo su fachada
humana. Fue el primero en sugerir que ellos comenzasen una manada.
Todos accedieron, sabiendo que Cannon no podría quedarse con su manada
de nacimiento mucho más tiempo. Aunque su hogar había sido un sitio
agradable para crecer, ninguna manada podía tener dos Alfas. Como los
hermanos Stewartson no abandonarían a su hermano planearon mudarse
juntos cuando Temple terminase su educación. 4
Sin embargo, necesitaban ser capaces de proveer financieramente a su
manada antes de mudarse, y pedir a Papá y Mamá dinero abollaría esa
independencia. Los dos hermanos de Temple encontraron su sitio en la vida
y se estaban preparando para su pequeña manada. Cannon ya había
comenzado a ahorrar un buen colchón para ellos con su compañía de
construcción y Reena había comenzado su propia compañía de inversiones
para cambiaformas. Su habilidad para manejar el dinero había convertido
su pequeño fondo financiero en una cantidad respetable. No lo suficiente
para una pequeña casa para la manada, pero estaban acercándose. Una vez
que Temple comenzara a añadir a los fondos, crecería mucho más rápido,
pero Temple necesitaba terminar cuatro años en la escuela de magia antes
de poder abrir una clínica curativa empática para ayudar emocionalmente a
cambiaformas dañados.

—Llevo unos cuantos días sin ver a Maddie. ¿Cómo lleva que vayas a la
escuela?

—Está bien. —Temple ignoró el punzante dolor en su corazón por su


separación—. No creo que sepa que planeo traerle con nosotros cuando
comencemos nuestra manada.

—Quizás deberías dejar de comportarte como un niño y hablar con él. —


Reena se burló—. O puede que decida que eres demasiado trabajo y se
vaya a buscar a otro.

Temple agarró la sujeción de su lobo interior cuando la bestia se abalanzó


a por Reena. Soltó un gruñido, lo bastante fuerte para sobresaltar a su
hermana y que se alejase de él. Fue hacia ella, incapaz de parar el ataque
de su lobo por completo. Podría no tener todas las habilidades de un
cambiaformas, pero sus garras podían hacer un considerable daño.

—No bromees con él de Maddie —Cannon advirtió. Su fuerte tono de Alfa


resonó en los huesos de Temple.

—Lo siento, Temple. —Reena bajó los ojos para aplacar al lobo de 5
Temple. La sinceridad de Reena suavizó a la bestia de Tempel. Asintió,
aceptando su disculpa. Aún tardó varios minutos hasta que sus dedos
cambiaron completamente a humanos.

—No puedo pensar en él estando con alguien más. —Las manos de Temple
temblaron por la idea de su dulce lobo dando su atención a otro. Las
inseguridades de la niñez le alteraron. Sin ser suficiente como lobo, apenas
un mago ¿Qué tenía para ofrecer? Haría cualquier cosa para mantener lo
único bueno en su vida.

—Piensas que Maddie es tu compañero, ¿Verdad? —Cannon preguntó.

Temple se encogió de hombros. —Eso espero. Ir a la escuela es una buena


forma de conocer a gente que no es cambiaforma. Si mi lobo se ha fijado
en Maddie, estaré feliz con ello, pero no quiero elegirle y descubrir
demasiado tarde que Maddie tiene un compañero diferente. Eso me
mataría.

Temple soñaba con tener uno o dos cachorros, aún con su genética
dañada. Maddie sería un fantástico padre. Grande, de naturaleza dulce,
Maddie siempre jugaba con los cachorros de la manada con la paciencia
de un santo. En general, los cambiaformas desconfiaban de la
inseminación artificial, creyendo que un niño vendría o no, y la gente no
debería interferir en los planes de la naturaleza. Un descenso en la tasa de
natalidad aún no había cambiado la mentalidad de la mayoría de los
cambiaformas.

A él no le importaba. Si se le presentaba la oportunidad, la atraparía para


dar la bienvenida a un niño con su ADN o el de Maddie. —Todo se
solucionará.

Temple no respondió a la afirmación de su hermano. Intentaba ser


optimista, pero sabía que algunas veces las cosas no salían bien y ninguna
cantidad de películas con final feliz podía acabar con la realidad.
6
Temple aún tenía que convencer a su mejor amigo para que se les uniese a
la nueva manada, pero no le preocupaba, Maddie nunca le diría que no. Los
dos eran inseparables desde que Maddie vino a vivir con la manada a la
tierna edad de ocho. Temple se lo encontró aferrado a un trozo de los
escombros de un tejado después de que una horrible inundación hiciese
crecer el río y se llevase la casa de Maddie. No sabía lo que le ocurrió al
resto de la familia de Maddie, y hasta donde él sabía, su Alfa nunca
encontró ningún otro superviviente. Temple dejó de hacer preguntas a
Maddie hace años después de que una inofensiva indagación redujese los
brillantes ojos verdes de Maddie a la mirada ojerosa de alguien que había
sobrevivido a un profundo trauma.

Los recuerdos le trajeron al presente justo a tiempo para evitar golpear con
un árbol. Su corazón dolió por la visión de las ramas floreadas. —Maddie,
amarías este sitio. —Maddie adoraba la jardinería.

Maddie se mantuvo junto a Temple cuando supo que no podía cambiar y le


sostuvo cuando lloraba por no ser suficiente como lobo. Sus dos hermanos
podían cambiar, por lo que siempre pensó que él también lo haría.

Aunque Temple no cambiaría a su padre por nadie en el planeta, no podía


alejar el dolor amargo por no ser como el resto de la manada. Sus ojos,
dientes y manos podían cambiar, pero nunca pudo hacer una
transformación completa. Nadie sabía la causa excepto que quizás su
naturaleza híbrida no tuviese suficientes genes de lobo. Sus rasgos
heredados eran resultado del azar y había recibido más rasgos de mago que
cualquiera de sus hermanos.

A Temple no le importaría que nadie en el campus supiese de sus


antecedentes, pero los híbridos eran raros y dudaba que tardase mucho en
extenderse la voz. Con sus líneas de sangre y conexiones, mantener un
perfil bajo no ayudaría. Sus tíos estaban emparejados con magos poderosos
y aunque no le dijeron nada, sabía que esperaban que encontrase un
compañero fuera de la manada. Todos sabían cuánto le dolía no poder 7
correr con el resto de los lobos.
Paró al pie de las escaleras del Edificio de Administración. Una vez que
atravesara esas puertas, todo sería real. —Puedo hacerlo — susurró.

Una imagen de la mirada de Maddie alentándole irrumpió en su cabeza. Si


daba la vuelta ahora, decepcionaría a su amigo más querido. Maddie pasó
largas horas ayudando a Temple a elegir clases y ropa, y le había dado una
piedra de concentración. Temple hundió su dedo índice en su bolsillo
derecho y frotó el trozo de Onyx buscando suerte.

—Allá voy.

Subió unos pocos escalones. Estatuas de león guardaban la entrada. Cuando


se acercó a las bestias, sus ojos comenzaron a brillar de azul. Temple gruñó
y las miradas brillantes se atenuaron. —Estúpidas estatuas — gruñó. Las
estatuas no deberían retar a su lobo. Pasó la entrada y se dirigió a la puerta
con el letrero de Oficina del Director.

Abrió la puerta y descubrió a una gnoma sentada tras una amplia mesa.
Levantó la mirada cuando Temple entró.

—Buenos días, joven. ¿Cómo puedo ayudarle?

—Estoy aquí para recoger mi horario. —Por qué simplemente no se lo


mandaron por correo, no lo sabía. Pero aparentemente era una tradición ir a
recogerlo. Se preguntaba si las estatuas tenían algo que ver con esa
práctica. ¿Inspeccionaban a cada alumno? ¿Y si lo hacían, como
conseguían pasar las malas hierbas?

—Por supuesto. ¿Su nombre?

—¡Temple!— Una voz masculina exclamó detrás de él.

Se dio la vuelta. —Tío Jay.

—Me alegra verte. —El guapo mago hundió a Temple en un abrazo,


apretándole fuerte antes de dejarle ir. 8
Temple rodó los ojos. —Me viste esta mañana en la cocina. Te serví el
café. —Ignoró el feliz ladrido de su lobo. Su animal interior adoraba
absolutamente al mago y su parte humana estaba de acuerdo. Sus mejores
recuerdos de la infancia involucraban a Jay. Entre crear tormentas de nieve
en el patio trasero y llevar a dar una vuelta a un niño aburrido sobre un
dragón de tres cabezas, Jay se había ganado la adoración de Temple antes
de que aprendiese a caminar.

—Sí, lo sé. Y prometo no avergonzarte en el campus. Dudo que nos


veamos mucho de todas formas. Es un sitio grande y tendrás cosas más
importantes que hacer que estar colgado alrededor de tu tío. —La falta de
preocupación de Jay calmó los nervios de Temple.

—¿Y no te importa?

Jay se encogió de hombros. —A pesar de lo que tu madre piense, tienes


que crecer en algún momento.

Temple rió. Su dulce madre, Daniela, se convertía en una loba rabiosa


cuando alguien insultaba a sus cachorros. Como era el único que no podía
cambiar, siempre fue vigilado estrechamente, siempre asegurándose de que
su hermano y hermana no jugasen demasiado rudo con él. Ella ignoró el
hecho de que más de una vez ganó sus pequeñas peleas arrojando magia a
sus hermanos. Terminaron aprendiendo a jugar limpio o sentirían la
aspereza de su magia. Un poco de telequinesia siempre era útil.

Sonrió, sintiendo relajarse. Temple había estado un poco preocupado por


asistir a la academia y herir los sentimientos de Jay si no permanecía
merodeando cerca de su oficina. —Lo aprecio.

—Eso no significa que no vaya a revisarte de vez en cuando. Si algo te


sucediese estando a mi cargo, la manada y más importante, tus padres, me
harían responsable.
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—Lo comprendo. —Fue una de las condiciones para que le dejaran asistir.
Tenía que vivir en casa y encontrarse con Jay una vez a la semana para
ponerle al día de sus progresos en la escuela. Había intentado oponerse a
las restricciones, pero interiormente había hecho piruetas. Temple odiaba
estar solo. Su lobo necesitaba una manada. Si hubiese insistido en quedarse
en los dormitorios, podrían haber accedido, y tendría que haber dormido
lejos de Maddie. Temple apenas pudo evitar estremecerse ante la idea.

—¿Estás listo para comenzar?

Intentó mantener la calma bajo la penetrante mirada de Jay. Estiró la


espalda y levantó la barbilla, proyectando la confianza que no tenía. —Lo
estoy.

—Bien. —Jay aceptó el papel que la gnoma le pasó y revisó la página.


—¿Cómo lleva Maddie que dejes la casa de la manada durante el día?

Templo resopló. —Acaba de comenzar su entrenamiento como mecánico


así que no es como si fuese a pasar el día conmigo de todas formas.

El vacío en su pecho le recordó que nada volvería a ser igual. Ya no pasaría


el día hablando y aprendiendo junto a Maddie. No se le escapaba el hecho
de que todos le preguntasen por Maddie cuando le veían.

Crecer apestaba. Como niño, pasó infinitos días con su mejor amigo
corriendo por la casa de la manada, Maddie a menudo en su forma de lobo.
Ahora, eran jóvenes planeando sus carreras por separado. Se negaba a
pensar que era una situación permanente. Su lobo interior insistía en que
pertenecía a Maddie. Temple no estaba en desacuerdo, pero necesitaba su
diploma, no importa cuánto su lobo tozudo gruñese.

—Cierto. —Jay examinó el horario de Temple, lo hizo una bola y lo arrojó


a una papelera cercana—. Voy a cambiarlo. Quiero que tomes Teoría
Mágica II en vez de Principio de Pociones.

—¿Pensaba que Pociones era una clase obligatoria? —Temple intentó 10


esconder su alivio. Odiaba oler los químicos y su lobo le habría arañado
desde dentro, asqueado por el hedor.

—Sólo para magia general, o quienes hagan una especialización que


requiera sanar con pociones. Puesto que tú conduces tu magia a través del
tacto, no tiene sentido que tomes clases de poción y malgastes el tiempo en
algo que no vas a usar nunca. Prefiero que saques el mayor partido a
nuestro entrenamiento, y no que hagas una mezcla de clases al azar para
conseguir los créditos. He aprobado que te saltes la mayor parte de tus
clases básicas porque te las enseñé yo mismo y las pruebas que hiciste en
junio te situaron en el siguiente nivel.

Temple sonrió. Contra menos tiempo pasase en la escuela, antes podría


comenzar su vida. Afortunadamente su tío siempre cuidó su espalda. —
Gracias.

—De nada. —Jay se giró a su secretaria—. ¿Podrías imprimir un nuevo


horario, Lattice?

—Un minuto, Director. —Tecleó unas cuantas letras en el teclado. El


zumbido de una impresora trabajando llenó el aire. Un minuto después le
pasó un papel a Jay—. Aquí tienes.

—Excelente. Gracias. — Jay cogió la copia y la revisó de nuevo antes de


dársela a Temple—. Hazme saber si una clase no se ajusta a tus
necesidades. Podemos reajustarla por el camino. La escuela no tiene mucha
experiencia en curación con empatía. Kevin podría resultar de más ayuda
que yo si tienes problemas para trasladar lo que aprendas en clase a
técnicas útiles.

Tío Kevin, el compañero Alfa, tenía habilidades curativas. —Voy a estar


bien, si necesito ayuda la pediré. —No se molestó en decir que quería hacer
las cosas por su cuenta. Los lobos dependían de la manada con su ayuda.
Ya había hecho su gran show de independencia al venir a la escuela de
magos. La mayor parte de la manada no comprendía el deseo de Temple de 11
ir a la escuela pero el apoyo de su familia lo era todo para él. No podía
fastidiarla—. Gracias, tío Jay. Voy a recoger mis libros para estar
preparado para la clase de mañana. —Debería haber venido más temprano
para conseguir sus cosas pero Maddie no empezaba su entrenamiento hasta
hoy y Temple había querido pasar cada minuto con su amigo.

Jay asintió. —Te veo más tarde.

—Seguro. —Aun revisando su horario, salió del edificio. Si tenía


problemas no vendría llorando a su tío, pero no iba a aceptar mierdas de
ningún mago mocoso tampoco. Su padre le había advertido de que algunos
estudiantes podrían molestarle por ser medio lobo, pero podía cuidarse. No
necesitaba transformarse para luchar. Se lo había demostrado a sus
hermanos. Dudaba que un mago pudiese vencer incluso a un medio lobo en
una lucha justa, y Cannon le había enseñado a luchar sucio.

Siguiendo el mapa del campus en la parte de atrás de su horario, Temple


localizó la biblioteca al sur en el final de la propiedad. El edificio se veía en
mal estado como si debiese haber sido reemplazado hace años y sólo
estuviese en pie con la ayuda de magia.

Temple examinó la estructura y vio a los estudiantes entrar y salir durante


varios minutos hasta que se atrevió a subir por los agrietados escalones de
piedra. Al cruzar la entrada, se quedó helado. Hileras tras hileras de libros
se extendían hasta donde alcanzaba la vista. ¿Cuántas clases ofrecía la
escuela? No necesitarían tantos volúmenes para un campus pequeño.

—Tiene un hechizo de plegado de espacio —alguien dijo a su espalda.

Temple se giró y vio a un chico con ojos grises y pelo negro, con una
sonrisa conocedora que curvaba sus labios. —¿Qué?

—Lo siento, parecías confundido. Pensé que debería explicártelo. Cuando


la academia fue fundada, el director creó un almacén que pudiese contener
todo lo que necesitaban los estudiantes. Entonces no tenían mucho terreno, 12
así que plegaron el edificio. Se despliega dentro cuando cruzas la entrada,
pero permanece igual en el exterior.

—Wow. Es un hechizo increíble. Creo que sólo mi tío podría llevarlo a


cabo. —Jay era la única persona que Temple conocía que posiblemente
pudiese realizar ese tipo de magia. Jay podía meter todo un armario dentro
de una maleta. Esta era la misma magia, sólo que a una escala mayor.

—Soy Dirk Fasthaven. Me especializo en tecnología mágica. —Dirk


extendió la mano para dársela.

—Temple Stewartson, magia empática. —Aceptó la mano de Dirk. Una


ligera chispa de atracción irradió entre ellos. Temple rápidamente apartó la
mano. Dirk podía ser guapo, pero el corazón de Temple pertenecía a
Maddie. Incluso si nunca llegasen a estar juntos, sabía que salir con otra
persona sería una traición épica.

—Encantado de conocerte, Temple. Tu tío Jay suena como un tipo


interesante.

Temple suspiró. Había esperado poder posponer esto hasta haber


comenzado la escuela al menos. —Lo es. Está emparejado con el beta de
mi manada y mejor amigo de mi padre. No es mi tío de sangre, pero es
familia.

Los ojos de Dirk se iluminaron con interés. —¿Estás hablando del Director
Jaynell?

—Sí. —Temple odiaba admitirlo, no porque se avergonzase de su familia,


sino porque Dirk tenía la mirada que Temple había querido evitar. Sus
siguientes palabras confirmaron las sospechas de Temple.

—Me encantaría escuchar más historias del director. Sólo le he visto por el
campus. Espera, eso significa que eres un cambiaformas. ¿Qué haces en el
campus? Pensaba que los cambiaformas no podían hacer magia. —El tono
de Dirk había cambiado de amistoso a sarcástico. 13
—Soy mitad mago. —Temple le dio una sonrisa falsa. Normalmente
pensaba sobre sí mismo como medio lobo. Esta fue la primera vez que se
consideró medio mago. Esto probaba que había entrado en una nueva
sección de su vida.

—Oh, bien, al menos parte de ti se merece estar aquí. —Dirk se giró y


alejó.

¡Imbécil!

Temple se dirigió al edificio. Se encargaría de Dirk si le veía de nuevo. No


quería que Maddie escuchase que un estudiante le estaba dando problemas.
Un ataque de lobo no daría a la manada buena prensa y hacerse enemigos
de sus vecinos cercanos sería un mal movimiento político.

Podía vivir tranquilamente sin ese tipo de problemas.

Después de comparar su lista de clase con la que estaba en la pared,


Temple cogió una cesta y siguió las señales para encontrar sus libros. Una
vez que tenía las manos llenas, cogió una mochila encantada para contener
todos. Según la etiqueta reduciría el peso a un cuarto de la carga y tendría
espacio para todo lo que quisiese meter dentro. Parpadeó por el precio, pero
agradeció al dios lobo, Zeus, no disponer de un presupuesto. Entre el
patrimonio de la manada y la fortuna personal de sus padres, Temple no
necesitaba escatimar con el dinero. Ahorrar para la casa de la manada era
un hecho de orgullo, no de necesidad.

Después de coger todo, se dirigió a la caja. Una vez que se quedó con el
bolsillo seco, Temple sacó la tarjeta de crédito que su madre sacó a su
nombre. La cajera le miró por un segundo.

—¿Hay algún problema? Puedo mostrar que la identificación es mía.


— Temple se preguntó si había un error. No la había usado antes.

—Um, no. No hay ningún problema. Solo que nunca antes he visto una 14
tarjeta de plata. He oído que no tienen límite.

Temple frunció el ceño. —No, no creo que lo tenga.

No sabía por qué importaba. Seguro que no era el único estudiante con
padres ricos en el campus.

Pasó la tarjeta y se la entregó a Temple. —Que tengas un buen día.

—Gracias. —Metió todo en su nueva mochila.

Ignoró su expresión calculadora y se colgó la mochila a la espalda. Ya, la


presión de los extraños le hacía añorar su casa. El confort y familiaridad de
su manada tiraba de él, y su lobo interior le urgía a regresar.

Los edificios vibraban de energía mientras que Temple cruzaba el campus


para llegar al parking donde un conductor esperaba junto a la limo de la
manada.

—Podría hacerme con un coche para uso personal. —Temple pensó un


poco la idea, intentando imaginar conducir por la ciudad sin esperar que un
conductor le llevase a todas partes.

Los cambiaformas no conducían porque las emociones fuertes como un


ataque de ira, podía hacerles transformar. Cambiar a lobo mientras
conduces sólo podía terminar en accidente de tráfico. Por primera vez,
Temple se preguntó si su imposibilidad de cambiar podría beneficiarle
después de todo.

Al pasar otro edificio, echó un vistazo dentro, pero sólo había filas de
pupitres. Mañana estaría ocupando uno de esos asientos. Después de pasar
toda su niñez siendo uno de la manada, ahora podía ponerse a prueba
individualmente.

Su bestia interior gruñó su desaprobación.


15
Temple suspiró. —Sólo unos pocos años.
Ir a la academia sería un reto en más de un nivel. Su lobo desconfiaba de
que nadie de la manada ni otro híbrido atendiese la escuela. Había
escuchado rumores de que existían otros medios magos, pero no había
conocido a ninguno. A diferencia de su manada, la mayoría de los
cambiaformas raramente se emparejaban fuera de su especie, y las únicas
parejas mezcladas que conocía eran del mismo sexo.

Su lobo gimió en su interior. Imágenes de Maddie aparecieron en su cabeza


como una presentación de diapositivas.

—De acuerdo, de acuerdo, vamos a regresar, quejica.— ¿Cómo iba a


arreglárselas día tras día si su lobo no aceptaba la inevitable separación
entre Temple y su mejor amigo? Respirando profundamente, Temple
absorbió la magia del aire. Podía hacerlo. Tenía que hacerlo. Si quería a
Maddie, tenía que probar su valor. ¿Qué tipo de hombre quería un
compañero que no podía cuidarse? Temple sería el empático que más duro
trabajaba del mundo si conseguía tener a Maddie. Haría cualquier cosa para
hacer a Maddie su compañero, si Maddie se sentía igual.

16
Capítulo 2
Madison Archer se sentó en las escaleras de la casa de la manada,
centrando su atención en la acera. No hubo ningún cambio desde que se
quedó mirándola hace treinta minutos.

—¿Dónde estás, Temp? —Comprobó la calle de nuevo y regresó a su


contemplación de las grietas a sus pies. Una pequeña flor había surgido de
una pequeña separación del hormigón. Pequeña valiente.

Su labio inferior ardía por raspar continuamente sus dientes frontales en la


carne tierna. Seguro que Temple no se habría mudado a un dormitorio sin
decírselo. Había escuchado a gente de la manada expresar su desaprobación
por la independencia de Temple. Era más que un disgusto moderado para
Maddie. Psíquicamente le hería estar lejos de su compañero. Este breve
destello de su futuro le destrozaba por dentro. Sin embargo, tenía que
perseverar sin su compañero a su lado, puede que permanentemente. Si
sólo pudiese reunir el coraje para decir a Temple como se sentía.

—Ya viene.

Maddie arrastró la mirada de la flor a la cara de su alfa.

—Lo sé. —Lo hacía. Su lobo aullaba, y a pesar del poder de su alfa, el
cambiaformas más grande no pudo mantener su atención—. Pero un día no
lo hará.

Pensamientos de su futuro frío y sombrío oscurecieron su ánimo.

El alfa James suspiró y se sentó a su lado. Maddie podía sentir el calor del

17
fuerte cuerpo del cambiaformas más grande. James no habló, pero su
presencia calmó al lobo de Maddie. —Sólo fue a coger sus libros y aún va
a vivir aquí. Así no va a tener que compartir habitación con alguien que no
le guste a su lobo.

Maddie asintió ante el sentido común de su alfa. Las cosas podrían ponerse
rápidamente feas si Temple tuviese un compañero idiota. Al ser un medio
lobo, Temple tenía menos control sobre su bestia interior que aquellos que
se podían convertir totalmente, un extraño dilema entre un hombre pasivo y
un muy agresivo lobo interior. Maddie siempre pensó que el lobo de
Temple era más agresivo que la mayoría porque no podía salir.

—Lo sé. —Se mordió el labio inferior de nuevo. Aún podía dormir junto a
Temple por la noche, ¿Pero y todos los magos calientes que tendría cerca
todos los días? ¿Alguno de ellos intentaría arrebatarle a su compañero?
¿Pensaba Temple en él como su compañero? ¿Cómo podría Temple
escoger a un lobo que conocía desde la niñez sobre una escuela llena de
gente que podía discutir sobre magia y hechizos? Maddie no salía bien en
esa comparación.

—¿Qué es lo que te preocupa? Llevas tenso todo el día. —La cara de James
reflejaba su preocupación. El alfa estaba pendiente de los miembros de su
manada, pero a veces Maddie deseaba el anonimato.

Maddie se estremeció antes de soltar su mayor temor. — ¿Y si conoce a un


tipo caliente en la escuela y se olvida de mí?

—Sois compañeros, ¿verdad?

Maddie se quedó boquiabierto. — ¿Qué-qué te hace pensar eso?

—Estás obsesionado y nunca te he visto mirar a alguien con la adoración


que das a Temple. ¿Se lo has dicho?

—No. —Maddie se encogió de hombros—. Podría estar equivocado.


Nunca me ha dicho nada. Si fuésemos compañeros, ¿No lo sabría él
también? —Temple tenía excelentes sentidos de lobo aunque no pudiese
cambiar. 18
—Puede que sí, puede que no. Es difícil cuando habéis crecido juntos.
Probablemente sois demasiado cercanos y vuestros lobos asumen que seréis
compañeros. Esta separación podría ser justo lo que necesitáis. Temple
tendrá tiempo para echarte de menos durante el día y para que su lobo
desee tu presencia.

—¿Crees eso? —Nunca se le había ocurrido a Maddie que a lo mejor era


demasiado familiar para que el lobo de Temple le reconociese como una
pareja potencial. ¿Podría hacer algo para alentar a su lobo?

James mantuvo su mirada en los coches mientras hablaba. —Tienes que


recordar que no es como tú. Se parece más a su padre, Dean,
probablemente porque su madre no es un lobo alfa o siquiera beta.

Maddie tiró de una cutícula en su pulgar. — ¿Qué sugieres? —James tenía


un plan, Maddie podía asegurarlo por la forma en que el alfa pronunciaba
cada palabra.

—Ten una cita con otra persona.

—¿Qué?— Comprobó la expresión de su alfa. No, no estaba mintiendo.

—Ya me has oído. Si Temple ve que estás interesado en otro hombre y sois
realmente compañeros, su lobo se opondrá. Hay una fiesta de
emparejamiento la próxima semana, deberías asistir. Si sabe que no es el
único que tiene opciones, podría conducirle a reclamarte.

Maddie puso su mandíbula en sus manos y sus cejas en sus rodillas,


haciéndose una bola. —No sé. —Inquietud giró en su estómago como un
remolino—. A mi lobo podría no gustarle.

—Si así consigues a tu compañero…—La voz de James desapareció.

—Sí. —Maddie gruñó, abatido—. —Lo haré.

Una limusina aparcó. 19


—Buena suerte, amigo. Hazme saber si necesitas algo. Llevo emparejado
con un mago mucho tiempo y he aprendido unos cuantos trucos. —El alfa
le dio una palmada en la espalda antes de levantarse y dirigirse de nuevo
dentro de la casa.

Maddie se puso de pie pero su pie derecho perdió el escalón. Buscó con
una mano para agarrar la barandilla, apenas parando a tiempo para evitar
caer al suelo. Enderezándose, vio a Temple salir de la limo, sin esperar al
conductor.

—¡Maddie!

Maddie abrió los brazos y se preparó. Temple impactó contra él y luego


abrazó a Maddie con fuerza. Su lobo interior aullaba su felicidad por el
contacto. Deseó por un traicionero momento que Temple fuese
completamente lobo. Si el híbrido tuviese todos los genes de lobo no
tendría dudas en su emparejamiento. Maddie rápidamente desechó ese
pensamiento. No cambiaría nada de Temple.

Dio un paso atrás cuando Temple le soltó. — ¿Cómo fue tu primer día?

—Sólo me han dado mi horario y he recogido los libros. Comienzo todo


mañana.

—¿Has elegido una piedra de concentración? —El padre de Temple le dio


una colección de piedras en su último cumpleaños para que eligiese una
piedra de concentración. La particular rama de magia de Temple no
funcionaba bien con una varita, ya que necesitaba tocar físicamente a la
persona. Encontrar el objeto adecuado para perfeccionar sus hechizos era
una elección importante.

Temple sacó una pieza de pelusa de su camisa, dándole plena atención


hasta que levantó la mirada a Maddie. —Voy a usar el Onyx que me diste
por Navidad —murmuró. 20
—¿En serio? —Maddie sonrió. Encontró la piedra durante un viaje a
Mexico con su familia antes de que murieran. Estaba en su bolsillo cuando
fue arrastrado por el río. No tenía nada más de su niñez. Sólo Temple
comprendía la importancia sentimental que tenía esa roca para Maddie, que
fue el motivo por que se la dio a Temple como regalo cuando sus poderes
de magos empezaron a manifestarse.

—De verdad. —Temple le abrazó de nuevo—. ¿Por qué usaría otra? Un


regalo dado con amor ayudará a sanar emocionalmente más rápido que una
roca dada al azar por mi padre.

El lobo de Maddie se pavoneó bajo la aprobación de Temple. Por primera


vez desde que Temple salió para ir a la escuela, el lobo de Maddie se
tranquilizó. Inhaló el aroma natural de Temple de salvia y pino, el aroma de
compañero y amor. Su lobo se tranquilizó, feliz de que su compañero
estuviese con ellos de nuevo.

—Me alegra verte de nuevo — murmuró en el hombro a Temple.

Temple se echó a reír. —Sólo he estado fuera tres horas.

Tres largas y malditas horas. —Espero que te haya gustado la escuela tanto
como pensabas. —Su lobo interior aullaba descontento.

Temple le abrazó fuerte. —Va a estar bien, Maddie. Todo está bien.

Se mecieron adelante y atrás unas pocas veces hasta que Maddie liberó a
Temple y dio un paso atrás. Si no rompía el contacto ahora mismo,
terminaría montando a su mejor amigo y esa no era la forma en que
deseaba presentar la posibilidad de que eran compañeros.

—Hoy conocí a un tipo caliente —Temple dijo mientras subían las


escaleras—. Es una lástima que resultase ser un imbécil intolerante.

Maddie bloqueó los labios para evitar gruñir. Respiró profundamente,


exhaló y repitió de nuevo hasta que contestó. — ¿Qué ocurrió? 21
—Creo que estaba más interesado en acercarse al tío Jay que a mí, y
después de que supiese que tenía genes de cambiaformas, me trató como
basura para desechar.

—Lo siento. —Hizo una mueca por la falta de sinceridad en su voz. Un


mago menos compitiendo por el corazón de Temple eran buenas noticias
para Maddie, pero seguía queriendo que encontrase amigos,
preferiblemente amigos feos y jorobados que apestasen.

Temple le dio una extraña mirada pero no dijo nada. —Espero que no sea
el tipo de cosa a la que vaya a tener que acostumbrarme.

—Estoy seguro de que harás amigos. —A Maddie podría no gustarle que se


relacionase con no miembros de la manada, pero tampoco quería que
estuviese triste. Temple necesitaba llevarse bien con los magos de su grupo
si quería ejercer con la magia. Una vez que obtuviese su grado, los lobos
harían cola para usar los servicios de Temple. Aunque joven, Temple ya
había ayudado a varias personas a superar problemas con sus pasados.

—No me he encontrado con muchos estudiantes todavía. Supongo que


mañana será la verdadera prueba, especialmente cuando entre en una clase.

—Kevin y Jaynell ayudarán si decides dejar la escuela. —Maddie intentó


parecer comprensivo en vez de desesperado. No deseaba que Temple
renunciase a sus sueños, sólo deseaba que pudiese obtener su grado
mientras que se acurrucaba junto a Maddie.

Temple asintió. —Sé que lo harán, pero los magos sin grados no tienen el
mismo prestigio que los que lo tienen. Podría impedirme abrir mi propio
sitio si la gente cree que fracasé en la escuela antes incluso de comenzar.

—¿Sabes que te apoyo, verdad?— Maddie creía en el sueño de Temple de


convertirse en terapeuta de seres mágicos. Sólo que no quería que nadie
tocase a su compañero, o le besase, o le mirase demasiado. ¿No era pedir
demasiado, verdad? Su lobo interior asentía a las demandas razonables de 22
Maddie.
Temple abrazó a Maddie y apretó su hombro. —Lo sé. Siempre has estado
ahí para mí, Maddie. No hay nadie en quien confíe más.

—Bien. —Maddie no tenía grandes planes para su vida. Sólo quería cuidar
de Temple.

—Desafortunadamente, no llego a lo bueno hasta el próximo año. Este año


tengo que recibir clases de educación general. Afortunadamente, tío Jay me
dejó saltarme bastantes clases pero no puedo evitarlas todas.

—Llegarás a lo bueno pronto. —Entraron en la cocina donde varios


compañeros de la manada estaban preparando el almuerzo. Olía a tomates,
ajo, canela y azúcar. Siempre cocinaban varias cosas a la vez.

—Hola, chicos. —Churchill, el cocinero principal, les sonrió y les pasó un


plato de galletas—. ¿Qué tal te ha ido en la escuela, Temple?

Temple se encogió de hombros. —Sólo recogí los libros y revisé las cosas.
No empiezo nada hasta mañana.

Churchill dio a Maddie una mirada de apoyo. Todo el mundo en la manada


sabía que Maddie estaba colgado de Temple. El ignorante híbrido parecía
ser el único que no tenía ni idea.

—Estoy seguro de que te irá bien —Churchill dijo.

—Sí, porque apestas como lobo. —Selwood sonrió.

Churchill golpeó a Selwood en la nuca. —Idiota.

—Ouch. —Selwood se frotó la cabeza. —Sólo digo que será un gran mago
porque su otra mitad compensará. No quería que sonase así.

—No te preocupes, Sel. —Temple mordió una galleta pero no dijo nada
más.

Maddie olió la el sufrimiento de Temple. La incapacidad de Temple de


23
transformarse completamente aún le molestaba. Maddie acarició la espalda
de su amigo mientras que miraba a Selwood. Se resistió a gruñir, no quería
dirigir la atención de todos a temple.

Selwood les sirvió dos vasos de leche y se los dio como disculpa. —Creo
que ser empático es un trabajo duro. Preferiría ser un lobo. —Hizo una
mueca cuando se dio cuenta de lo que dijo.

—Sigue cocinando, Sel — Churchill le aconsejó.

Selwood asintió y volvió a remover algo en la cocina. La manada consumía


mucho alimento, por lo que sus cocinas estaban constantemente trabajando
para mantener alimentados a los cambiafoormas.

Cogieron las galletas y leche y se fueron a la habitación de Temple. Temple


tenía un espacio mayor que incluía una zona para practicar magia. Maddie
a menudo dormía en la cama de Temple, necesitando su lobo el aroma de
su compañero para poder descansar. Dejaron sus platos y vasos en la mesita
pequeña situada a un lado para evitar ser golpeada.

Maddie se sentó en la alfombra trenzada en la zona de práctica de Temple.


—Creo que mientras vayas a la escuela, debería dormir en mi propia cama.
No quiero distraerte en tus prácticas o estudios. —No lo dijo como
pregunta, pero quería ver la reacción de Temple a su afirmación.

—¡No!— Los ojos de Temple cambiaron a dorados de lobo, la bestia


presionando su deseo en sus dos mitades.

—¿Por qué no?

—Porque después de pasar todo el día con magos te necesitaré para


tranquilizarme. Me ayudaría que continuases durmiendo aquí.

No era exactamente la mención que había esperado con su nuevo plan, pero
al menos Temple le necesitaba para algo. — ¿En qué vas a trabajar hoy?

—No cambies de tema. —Temple se arrodilló en la alfombra en frente de 24


Maddie—. Prométeme que te quedarás en mi habitación. No me gusta
pensar que duermas solo. Necesitas el vínculo con el lobo más que
cualquiera.

—No tengo que dormir solo. —Amontonarse juntos para dormir era una
tradición de la manada. No había vergüenza en preguntar por un
compañero para dormir.

Temple agarró la camisa de Maddie. — ¡Duermes conmigo!

No había una pizca de humanidad en los ojos de Temple. El lobo había


estaba al mando. Los dedos de Temple se transformaron en garras. Las
extremidades rasgaron la ropa de Maddie, raspando su piel.

—De acuerdo, Temple, de acuerdo. Sólo pensaba en darte más espacio. Si


estás seguro que no te estorbaré, me quedaré aquí. —Esto no era divertido.
Causar innecesariamente angustia a su compañero, causó más dolor en el
corazón de Maddie que unos pocos arañazos de sus garras.

—¿Lo prometes?

Maddie apenas podía descifrar las palabras de Temple por el gruñido


subyacente en sus vocales.

—Lo prometo, Temple. Me quedaré contigo.

Su promesa debió ser suficiente. Las garras de Temple cambiaron a manos


y sus ojos cambiaron de dorados de lobo salvaje al ordinario marrón.

—Nunca pienses en dejarme, Maddie. Te necesito. —Temple presionó su


frente contra la de Maddie y luego se levantó y se alejó como si no
hubiesen compartido nunca un momento de intimidad.

—He estado pensando que podría intentar llamar a mi avatar. Quiero poder
controlarlo antes de tener que hacerlo en clase.

A pesar de su talante amistoso, Temple tomaba su magia muy en serio. 25


Tenía habilidades empáticas y podía calmar a la manada cuando las cosas
les sobrepasaban. Temple tenía una valiosa habilidad para ofrecer una
estructura jerárquica a la manada. Eran las inseguridades que tenía Temple
con su lobo lo que le mantenía apartado. También tenía algún tipo de
escudo de fuerza mágica que podía usar para lanzar a la gente y a las cosas
por el aire. Maddie no sabía por qué Temple tenía esa habilidad pero podría
servirle si terminaba asistiendo a gente peligrosa.

—Te preocupa que te miren mal por no ser cien por cien mago, ¿Verdad?
—Maddie comprendía las preocupaciones de Temple mejor que nadie.

Temple suspiró. — ¿Crees que estoy siendo un idiota inconsciente?

—No. Es una buena idea. Te sentirás más seguro al llamar a tu avatar si lo


pruebas a solas primero. No creo que te debas hacerlo ahora mismo, sin
embargo. ¿Estás seguro de que es seguro hacerlo aquí? ¿Y si tienes un
dragón de tres cabezas como el tío Jay? —Maggie no recordaba lo que los
otros magos dijeron sobre los avatares excepto que necesitaban una piedra
de concentración y que los avatares aumentaban sus habilidades.

—Estoy bastante seguro de que el mío será un poco menos espectacular, y


como me estoy saltando el primer año de Teoría Mágica, probablemente
tendré que hacerlo antes que otros magos, ¿No crees? —Temple frunció el
ceño.

—Puede ser. No lo sé. Si lo intentas ahora, al menos sabrás tanto si tienes


como si no un avatar en vez de enterarte frente a un montón de magos
cobardes que no tienen tu grandeza lobuna. — Maddie concluyó.

Temple rió. —Siempre sabes que decirme, mi amigo.

Maddie sonrió aun cuando su corazón se rompió un poco por la expresión


de –amigo-, pero si sólo pudiese ser amigo de Temple, lo tomaría. Maddie
se negaba a hacer sentir mal a Temple por no poder devolver el afecto de
Maddie. Quizás Jay podría darle una poción para suprimir su necesidad de 26
apareamiento. Si su lobo no añorara a Temple, no le dolería tanto cuando
Temple le dejase.

Temple se arrodilló frente a Maddie, le abrazó y frotó su mejilla por la de


Maddie. —No estés triste, voy a hacer que estés orgulloso.

Maddie acarició la cabeza de Temple, disfrutando de la suave textura bajo


sus dedos. —Vas a ser un gran mago. Lo sé.

No había nadie con un corazón más grande que Temple. Maddie siempre
agradeció a los dioses y diosas que su manada tuviese un alfa tan increíble
y que todo el mundo se ayudase.

Las horribles experiencias a las que algunos cambiaformas habían


sobrevivido eran la razón de que Temple estuviese determinado a ayudar a
otros. —Lo espero, Maddie. Quiero ayudar a la gente como tú.

—Lo sé. —Maddie asintió. Sufrió pesadillas durante años después de la


inundación. Recuerdos nublados a veces le abrumaban, pero sólo quedaban
unos fragmentos de donde había obtenido la piedra de Temple. El resto
consistía en un gran vacío de nada.

Durante años, dormir junto a Temple le había tranquilizado. Cuando se


hicieron mayores, les dieron habitaciones separadas, pero Maddie aún
terminaba durmiendo en la cama de temple, abrazado a su amigo. Los
lobos anhelaban el control y Maddie necesitaba a su compañero.

Temple se enderezó y sacó su piedra de concentración de su bolsillo. La


sostuvo y cerró los ojos para concentrarse. Energía chisporroteó por el aire,
poniendo de punta el pelo de los brazos de Maddie. Sabía que Temple no
necesitaba hablar, no con el entrenamiento de Jay.

Una extraña sensación de tirón empujó a Maddie. Jadeó.

Temple abrió los ojos. — ¿Estás bien?

—No lo sé. Me siento raro. 27


Temple dejó su piedra en la mesa y se arrodilló delante de él.
—Túmbate. —Presionó su mano en la frente de Maddie—. Respira
profundamente. ¿Mejor?

—Sí. —Maddie tomó una gran bocanada de aire y la dejó salir en pequeños
incrementos. El rápido latido de su corazón se ralentizó y el mundo dejó de
dar vueltas—. Estoy bien ahora. Lo siento. Debería haberme tumbado y
haber dejado esto para ti.

—No, está bien. Lo dejaré por hoy. Vamos. Te haré compañía. —Temple
cogió la mano de Maddie y le llevó a la cama—. Túmbate conmigo. Eso
siempre te hace sentir mejor.

—Sí, vale. —Maddie se quitó los zapatos y dejó que Temple se tumbase
antes de acurrucarse junto a él. Su lobo aspiró y se puso relajó,
inmediatamente feliz por estar con su compañero. Bestia tonta.

Temple besó la frente de Maddie. —No importa donde termine, siempre


seremos amigos, Maddie. No quiero que estés nervioso porque vaya a la
escuela.

—Lo intento. —El lobo de Maddie le empujaba para que reclamase a su


amado híbrido, pero Maddie no podía. No sería justo para Temple. Si su
compañero quería avanzar y alejarse para comenzar una nueva vida,
Maddie no impediría que viviera su sueño.

—¿Cómo fue tu entrenamiento de mecánico hoy?

Maddie sonrió por el interés de Temple. —Muy bien. Harv dijo que podía
trabajar en un coche por mi cuenta mañana, lo que significa claro, con
alguien vigilándome cada segundo. Pero aun así, es un paso.

—Lo es.

Hubo una pausa antes de que Temple hablase de nuevo — ¿Lo llevas bien 28
de verdad? Parecías triste antes y sabes que eres la única persona que no
puedo leer.

—Lo sé. —Experimentaron con ello cuando eran niños. Temple podía
tocar a una persona y conocer sus sentimientos e incluso vagos
pensamientos. Con un poco de entrenamiento, Jay pensaba que Temple
podría hacerlo sin contacto físico, pero con Maddie, Temple tenía que usar
sus habilidades como lo haría un doctor humano. Algo en su relación
creaba una barrera entre ellos. Maddie siempre sospechó que era el enlace
de compañeros, pero no se atrevió a expresarlo.

—¿Me dirías si algo fuese mal, verdad Maddie?

—Seguro, Temp, te lo diría.

No lo haría. ¿Cómo podía explicarle que estaban destinados a estar juntos


sin sonar como un cursi?

29
Capítulo tres
Temple se dirigió a su clase de Teoría Mágica, con la esperanza de que el
Profesor Lungstrom resultase interesante. Era una clase de cinco días a la
semana y Temple ya lamentaba que fuese la primera en la mañana. Quizás
debería decir a tío Jay que no le apuntase a nada antes de mediodía. ¿Cómo
iba a asistir a las reuniones de la noche de la manada si tenía clases tan
temprano a la mañana siguiente? Quizás podría hacer que Jay le examinase.
Había aprendido la mayor parte del contenido de su padre mientras crecía y
lo que su padre no pudo enseñarle, Jay rellenó los espacios en blanco. A
pesar de su determinación de crecer sin un trato especial, fuertemente
consideró sacar la carta de compañero en la manada.

Recuerdos de estar tumbado junto a Maddie le vinieron a la cabeza. Con el


tiempo, Maddie encontraría a su compañero y echaría a Temple a un lado.
El lobo de Temple gruñó. Maddie les pertenecía. Puede que el lobo de
Temple estuviese equivocado. No tenía los instintos de un lobo completo.
Sus sentimientos podrían estar mezclados o algo. ¿No debería ser Maddie
quien reclamase que eran compañeros?

Suspirando, entró en la clase y cogió un asiento en la parte de atrás. Con


unos minutos de sobra antes de que empezase la clase, sacó su libro y lo
puso delante de él. Distraídamente hojeó las páginas mientras esperaba que
el profesor se les uniese.

—Hey Temple, ¿Verdad?

30
Temple levantó la vista y se encontró con Dirk de pie sobre él. A su lobo
no le gustaba que nadie estuviese sobre ellos. Resistió la urgencia de saltar
a sus pies y gruñir al odioso hombre.

—Hola, Dirk.

—Pensaba que estabas comenzando.

—Lo hago. Estoy exento de unas cuantas clases. —Una chispa de furia le
atravesó. No necesitaba justificarse a nadie.

Dirk le miró con mala cara. —Debe ser agradable conocer al Director.
Puede que si le conociese, también pudiese librarme de algunas clases.

Los celos no le sentaban bien a nadie, y la bonita cara de Dirk perdió algo
de su atractivo por el arrebato de furia que atravesaba sus mejillas.

—Te ayuda desde que el director te entrena desde que naces. Sin
mencionar que mi padre y tíos están bien entrenados en varias artes
mágicas.

Podría ser sólo medio lobo, pero sus conexiones magas eran útiles.

—Te tiene pillado, Dirk. —Una pequeña chica con coletas marrones
sonrió—. Soy Daisy. Me especializo en magia de tierra.

Temple le dio mano que ella ofreció. —Encantado de conocerte.

Le dio una mirada de conspiración. —Ignora a Dirk. Aún está enfadado


porque el director se negó a dejar que se saltase unas clases a pesar de las
conexiones de su familia.

—El Director Jaynell va a empujar a mi padre demasiado un día, y


entonces vas a ver cuánto tiempo le dura su trabajo. — Dirk dijo.

Temple se echó a reír. —Espero que no estés esperando que eso ocurra. Jay
es uno de los magos más fuertes que han existido jamás, y su compañero es

31
un lobo poderoso. Si tu padre piensa que va a tener la mínima oportunidad
de hacerle algo, será mejor que lleve pantalones de ácido porque Gabriel, el
dragón de tres cabezas de Jay, atacará a cualquiera que le vaya contra él.
Sin mencionar que no necesita el trabajo ni el dinero. Trabaja aquí porque
el consejo escolar le rogó que dirigiese la escuela. Podría irse en cualquier
momento y no tendría ningún problema.

—Crees que puedes aprobar la academia con todas tus conexiones,


¿Verdad? Un lobo no puede competir con un verdadero mago, por lo que
haces trampas. —Dirk dijo con desprecio.

—No, creo que si mi rendimiento es pobre, me pateará el culo uno de los


magos más poderosos del planeta, por lo que si no te importa, regresa a tu
asiento. —Temple ondeó la mano para echarle con el gesto.

El profesor escogió ese momento para entrar. Dirk se quedó mirando a


Temple, y se fue a su asiento.

—Buenos días, clase. Si venís a la clase Teoría Mágica del Profesor


Lungstrom, estáis en el sitio adecuado. Por favor, abrid los libros en
capítulo uno.

El resto de la clase pasó en un halo. Temple se hizo una nota mental de


hablar sobre la familia de Dirk con Jay. Aunque el memo no pudiese hacer
nada, debería avisar a Jay del comportamiento de Dirk. Jay enseñó a
Temple que nunca debes subestimar al enemigo.

Después de su última clase, una voz familiar le saludó. —¡Temple!

Paró en su camino a la limo y vio a Daisy correr hacia él.

—Hey, Daisy, ¿Qué ocurre?

—Quería disculparme por Dick. Está enfadado porque el director no le


dejase saltarse algunas clases y la tomó contigo — dijo, jadeando por la
carrera.

—¿Por qué te disculpas por él?


32
Daisy se sonrojó. —Lamento decir que es mi primo. Normalmente no es
tan pedante, pero mi tío siempre le critica por no hacerlo mejor en la
escuela y nuestros padres son elitistas.

—¿Y tú no? —Encontraba extraño cómo ella podía tener una opinión
diferente al resto de su familia.

—No. Dirk realmente tampoco. Dale una oportunidad. Hablaré con él. ¿De
acuerdo? —Le ofreció la mano de nuevo.

Temple dio la mano a Daisy y envió hilos de magia. Radiaba sinceridad.


Decía lo que pensaba. —De acuerdo. Le daré una oportunidad.

Daisy abrió ampliamente los ojos. — ¿Qué acabas de hacer?

—He comprobado tu sinceridad. Soy un mago empático.

—Es genial. —Daisy metió las manos en los bolsillos traseros. — ¿Qué
quieres hacer cuando te gradúes?

—Ser un consejero para los cambiaformas con problemas.

—Nunca he escuchado eso antes. Parece una gran forma de usar tus
habilidades. Yo todavía no sé lo que quiero hacer. Mi magia es general. Un
poco de todo, pero no lo suficiente para que sea útil.

Temple rió. —Encontrarás algo.

Daisy se encogió de hombros. —Eso espero. Necesito suficiente dinero


para que mi padre no dirija más mi vida. Ya que es un rico cincuentón,
necesitaré mucho.

—No necesitas dinero para ser feliz, Daisy. Uno de mis amigos más
cercanos no tiene ni un penique a su nombre, pero es una de las mejores
personas que conozco. —Imágenes de Maddie pasaron por su cabeza.

—Estás enamorado de él. —Daisy sonrió—. ¿Quién es él?


33
La cara de Temple ardió. Suspiró. —Espero que no sea tan obvio. Pensaba
que sólo lo podrían saber los miembros de la manada. Probablemente
tendré que dejarle marchar cuando finalmente encuentre a su compañero,
pero le amo.

—¿Estás seguro de que no es tu compañero? —La expresión de Daisy


mostraba un interés real.

—¿Por qué todos siguen preguntándome lo mismo?

—Se puede deber a tu sonrisa cuando hablas de él. Si me sintiese como tú


aparentas, no daría a nadie la oportunidad de arrebatarme a mi hombre. Me
aseguraría de que supiesen que me pertenece.

—Lo tendré en mente. —Mariposas revolotearon por el estómago de


Temple. ¿Debería preguntárselo a Maddie? ¿Era un acercamiento directo el
camino correcto?

—Hazlo. No te seguí sólo para disculparme. Estoy comenzando un grupo


de estudio para Teoría Mágica. Quería saber si estarías interesado en unirte
a nosotros. Probablemente sepas más que cualquiera de nosotros, pero sería
una forma de hacer amigos. Dirk también estará allí y creo que los dos os
podéis llevar bien una vez que haya solucionado su mierda.

Temple pensó en ello y luego asintió. —De acuerdo, probablemente


debería conocer a gente que no sea lobo.

Esperaba que Daisy le estuviese diciendo la verdad y que Dirk sólo tuviese
un mal día. Odiaría que le echasen de la escuela por arrancar la cabeza a
Dirk y arrojarla a la fuente.

—Genial. Unos cuantos vamos a ir a un club esta noche. Puedes conocer a


gente allí también.

Temple dudó. Necesitaba ser más social. —¿Qué club?


34
—Spellbound. Es un nuevo club de baile. Tienen una genial happy hour 1 y
permiten la entrada a todas las edades. Tendrás que llevar un brazalete
verde para que no te sirvan alcohol.

—De acuerdo. Suena divertido. —Y con otro grupo de gente allí, Temple
no se sentiría como si estuviese en una cita.

—¿Crees que al director le importará que vayas?— La cara de Daisy


mostraba ansiedad.

—No. Jay es bastante tranquilo. —Además, no iba a ocurrir nada. Con el


tiempo, tendría que superar su obsesión por Maddie, pero no hoy.

Daisy se le arrimó. —Me gustas, Temple. Me gustaría conocerte mejor. No


conozco a mucha personas que no sean completamente magos.

El lobo de Temple reaccionó a la atención, un fuerte gruñido salió de su


cuerpo. —Nunca vamos a ser más que amigos.

—Lo sé. —Daisy sonrió. —Pero a lo mejor podemos encontrarte un nuevo


chico caliente si tu chico encuentra a alguien.

Garras irrumpieron de las manos de Temple y apretó los dedos en sus


puños, con cuidado de no herir sus palmas con los bordes afilados. —Si
quieres ser mi amiga, será mejor que no digas eso de nuevo. No tengo
siempre el control de mi lobo cuando mis emociones están agitadas.

La piel de Daisy se volvió de un pálido verdoso. —Entendido.

—Nos vemos en el club. Vivo en la casa de la manada y no está muy lejos


de allí.

—Genial. ¿Nos vemos mañana a las ocho?

—A las ocho.
35
1
Happy hour: Periodo de tiempo en que se ofrecen descuentos en las bebidas.
Daisy se alejó, dejando a Temple con una sensación de intranquilidad. Su
lobo no estaba gruñendo, pero tenía la sensación de que había hecho algo
erróneo e irreversible.

Subió a la limusina, y revivió el encuentro una y otra vez en su mente. No,


todo estaba bien. Además, necesitaba conocer más magos si quería tener
una experiencia buena en la escuela. No podía seguir dependiendo de la
manada.

Cuando llegó a la casa de la manada, su primera visión de Maddie le hizo


parar en seco.

—¡Temp!— La sonrisa de Maddie lanzó una flecha de culpa a su pecho.

—Hey, Maddie. Me han invitado a un club mañana por la noche. —Lo


soltó como una horrible confesión que no podía guardar.

Maddie apartó la mirada, su cuerpo paralizado en el lugar. —Bien por ti.


Me-me alegro de que hagas amigos.

Si Temple no hubiese visto la repentina tensión en los hombros de Maddie,


se lo habría creído. Silenciosamente maldijo el no poder sentir las
emociones de Maddie.

—Vamos a ir un grupo. Daisy, una chica de mi clase, me invitó.

Allí la ansiedad en los ojos de Maddie se aligeró un poco.

—¿Una chica?

—Sí, creo que intenta que me haga amigo de su primo, el imbécil de la


biblioteca. —Contra más hablaba, más parecía relajarse Maddie.
Desaparecieron las líneas de tensión y su amigo finalmente le miró de
nuevo a los ojos.

—Podría estar interesada en ti, Temple. ¿Has pensado en ello? —Maddie 36


se metió las manos en los bolsillos—. Podría querer más que una amistad.
Temple se echó a reír. —Bueno, los dos sabemos que ha elegido al chico
equivocado si piensa que estaría interesado. Por raro que parezca, creo que
está intentando juntarme con su primo, pero la dije que no estaba
interesado.

—Sí, suena raro. Me mantendría alejado de él también.

Temple examinó la expresión cerrada de Maddie. Tardó un minuto en


averiguar lo que estaba mal. No había recibido su saludo habitual. Sin
embargo, Maddie mantenía doce pulgadas entre ellos. Cercanas para un
mago, pero millas de separación para un cambiaformas.

—No estoy interesado en él. —Temple dio otro paso hacia Maddie.

Maddie se apartó. — ¿Estás seguro?

Temple se encogió de hombros. —Sí, tengo suficiente sin entrar en una


relación. Accedí ir al club y salir con ellos, pero no para salir con alguien,
sólo para conocerlos mejor.

—Bueno, que te diviertas. —Maddie se giró y subió las escaleras de la


mansión.

Temple se frotó las manos por los brazos intentando calentarse después del
repentino escalofrío. La ausencia del saludo de Maddie le heló los huesos.
Sin abrazo, sin frotarse las mejillas y sin la sonrisa de Maddie estaba
completamente perdido.

Parpadeó para evitar las lágrimas y continuó. Tenía que acostumbrarse a


esto. Años de soledad se extendían frente a él. Nadie calentaba su mente
como el dulce cambiaformas de pelo oscuro que siempre hacía a Temple
sentir como si pudiese hacer cualquier cosa. ¡Mierda, se negó a crecer
apartados!

Temple corrió a alcanzar a Maddie. — ¿Va a ser así? ¿Salgo con otros 37
magos y ya no somos amigos? —La furia sobrepasó al dolor mientras
confrontaba a Maddie.

—¿Qué? No. —Maddie se quedó boquiabierto por las palabras de


Temple—. Sólo pensé que querrías que te diera algo de espacio. Estás
avanzando y quizás no debería empujar a que regreses a tu pasado. Puedo
mudarme con Sel o alguno de los otros lobos.

Aunque Maddie técnicamente tenía su propia habitación, era un lobo de


una manada más pequeña y necesitaba tranquilidad extra. Con los lobos no
siempre se trataba de sexo, sino de un vínculo.

—¡No. Tú. Atrevas! —Temple se inundó de furia—. Tengo permitido abrir


mis alas sin que me castigues. No puedes irte a dormir con otro lobo porque
estoy expandiendo mi círculo de amigos. Hablamos de esto y accediste a
quedarte conmigo. —Su bestia interior aullaba ante la idea de separarse.

—¡No te estoy castigando! Te estoy dando espacio. —Los ojos de Maddie


estaban llenos de dolor.

—No quiero que me des espacio. —Temple llevó a Maddie a sus brazos.
Se calmó. Esto era lo correcto—. Sólo puedo intentar hacer cosas sí sé que
estás esperándome. Eres mi red de seguridad. — ¿Cómo no se había dado
cuenta de su dependencia de Maddie a lo largo de los años? Sin el apoyo de
Maddie, nunca tendría el coraje para perseguir sus sueños.

Maddie restregó sus mejillas por las de Temple. —No voy a quedarme en
casa sentado mientras que vas de fiesta con tus amigos magos. El Alfa
James me ha estado animando a asistir al próximo encuentro de
cambiaformas. Es la misma noche en que sales. Puede que sea bueno para
los dos que conozca a gente nueva.

Temple apretó la mandíbula. La idea de Maddie corriendo como lobo con


otro hombre le hizo ver rojo. Su lobo gruñó su descontento totalmente de
acuerdo con su parte humana. Intentó calmar su respuesta, sonar más 38
preocupado como amigo y menos loco. —No quiero que resultes herido.
Ten cuidado de con quien hablas. Algunos de esos cambiaformas son unos
verdaderos idiotas.

—No creo que James me presentase a ningún idiota.

—Podría no saberlo. Todo el mundo presenta su mejor cara al Alfa.


—Cualquiera que no fuese Temple sería el tipo equivocado. Mierda.
Finalmente había reconocido sus emociones y había accedido a ir a un club
con otra gente. ¿Cómo podía haber cometido un error tan grande? Ahora
Maddie iba a encontrarse con el cambiaformas lobo de sus sueños con el
que vivir feliz para siempre, y Temple tendría que planear un homicidio—.
Prométeme que no tendrás sexo con nadie más que tu compañero.

Maddie frotó sus mejillas por la camisa de Temple. —Te preocupas


demasiado. Algunas veces el sexo es sólo sexo.

—¿Has tenido sexo antes?— Esperaba por el nombre del compañero de


manada al que iba a arrancar la cabeza. La sed de sangre de su lobo aullaba
por la caza.

—No. No aún, pero ya es hora. Me refiero, la mayoría ya han tenido sexo a


mi edad, ¿Verdad? Solía pensar en guardarme para mi compañero pero está
anticuado, y no quiero que piense que soy un perdedor si no tengo
experiencia.

Temple se echó hacia atrás para mirar a los ojos a Maddie. —No se trata
del tiempo, sino de la persona. Yo no he tenido sexo aún tampoco y confía
en mí, no es algo que se deba superar. Espera a alguien especial. Y si tu
compañero cree que eres un perdedor por haberte reservado a él,
mándamelo y le patearé el culo. O si no puedo, haré que lo haga Cannon.
— parte de James, nadie podía vencer a Cannon en una pelea.

—Voy a estar bien y permaneceré cerca de la casa de la manada. No vagaré


por el bosque con ningún lobo extraño, lo prometo. 39
No. Temple se mordió los labios para evitar chillar la palabra. ¡Maddie era
suyo!

Se quedó helado cuando comprobó a su lobo interior. ¿Podían los lobos


poner cara de satisfacción?

Nuestro.

Al mirar los brillantes ojos verdes de Maddie, Temple firmó su resolución.


Tenía que mantener a Maddie seguro. Puede que sus errores genéticos le
hiciesen reclamar al chico equivocado como su compañero, pero seguiría
manteniendo esa idea hasta que Maddie le diese la patada.

—Ten cuidado. Me pasaré a comprobarte. Si alguien te hace sentir


mínimamente incómodo, me llamas y vendré a por ti.

Maddie negó con la cabeza. —No quiero que acortes tu noche para hacer
de niñero. Estaré bien. Puede que no sea el lobo más fuerte pero puedo
correr rápido si es necesario.

—Cierto. Eres uno de los más rápidos de la manada. —James algunas


veces usaba a Maddie para dar salida al juego porque podía llegar al frente
más rápido que ninguno.

—¿Me ayudarás a elegir mi ropa? Tienes mejor sentido de la moda que yo.
—La esperanzadora sonrisa de Maddie retorció los intestinos de Temple.
Curvó los dedos para esconder las garras que surgían de las yemas de sus
dedos. Dos veces en un día era un nuevo record.

—Claro. —Se aclaró la garganta cuando un rudo gruñido salió de su pecho.

—Genial. Será mejor que te deje estudiar. Nos vemos. —Maddie besó a
Temple en la mejilla y se alejó.

Temple se quedó de pie en la entrada viendo como su amigo se paseaba


tranquilo.
40
—¿Estás bien, Temp?— Su padre preguntó viniendo por la esquina.
Temple negó. —No lo creo.

—¿Por qué, ocurre algo con tu compañero?

—¿Mi compañero?

Su padre dio un paso hacia atrás. —Mierda, no lo sabes.

Temple agarró el brazo de su padre. —Dime.

Su padre se frotó la frente con su otro brazo. —Lo lamento tanto. Me


refiero a que es obvio para todos, asumimos que lo sabías.

—Siempre lo he sospechado, pero nunca lo he sabido seguro. ¿Estás


seguro?— La vertiginosa oleada de alegría que fluía a través de él no podía
ser contenida.

Su padre se encogió de hombros. —Hace años que lo pensamos. Maddie es


el único que podía tranquilizarte cuando eras más joven. Sólo tu lobo puede
asegurarlo.

—No. No lo sabía. ¿Lo sabe él?

—Probablemente. Si tiene algún instinto, va a reconocerte.

—¿Entonces por qué va a una reunión?— Temple preguntó, aumentando su


ira.

—¿Cuándo te ha dicho eso?

Temple lo pensó y luego gruñó. —Después de que le dijese que iba a ir a


un club por la noche con unos amigos.

Mierda.

Su padre le dio una palmada en la espalda. —Tendréis que solucionarlo. Te


ha amado siempre.
41
—Sí, yo también. —Su lobo se acurrucó en la esquina de su mente,
calmado ahora que Temple finalmente recobró el sentido. —Será mejor que
llame a Daisy y cancele.

—¿Quién es Daisy?

—Una de las personas con las que iba a ir al club.

—¿Ibais a ir en busca de chicos?

—No. Pensé que era hora de conocer a gente fuera de la manada. Podría
necesitar conexiones en la comunidad más adelante para mis pacientes.

—¿Y cree él que vas allí en busca de un chico?

—No. Se lo expliqué.

—Entonces ve —su padre le contestó—. Deberías tener la experiencia de


ser joven y soltero al menos una vez en tu vida, aún si es breve.

—¿Mamá tuvo citas antes de que os juntaseis?

—Sí, pero una vez que me encontró, se acabó. —La engreída sonrisa de su
padre hizo a Temple rodar los ojos.

—¿Lamentas haberte emparejado pronto y haber tenido niños? —Nunca


llegó a hablar con su padre de las elecciones en su vida. Temple había
crecido en su manada con muchas parejas acopladas locamente
enamoradas. Nunca se le ocurrió a Temple que él podría no ser tan
afortunado.

—Ni una sola vez, pero todo el mundo es diferente y planteaste un buen
punto en lo de hacer amigos. Nadie vive en una isla. Si quieres ir,
mantendré un ojo en tu compañero durante la reunión, —su padre
prometió.

—Lo pensaré. Gracias, papá.


42
Después de dar un abrazo a su padre, Temple fue a su habitación y se dejó
caer en la cama. Su lobo gimió. No deberían estar descansando sin Maddie.
—Soy un idiota.

¿Cómo pudo no haberlo sabido antes?

—Hey, ¿Estás bien?— Maddie preguntó, asomando la cabeza por la puerta.

Temple levantó los brazos, invitando a Maddie a que se acercara. Maddie


inmediatamente entró en la habitación y cerró la puerta tras él. Temple se
relajó cuando Maddie entró en la cama y se acurrucó a su lado. En los
lobos, el contacto era esencial para tranquilizar. Docenas de cambiaformas
se amontonaban en el salón después de correr. Temple nunca se había
sentido tan relajado acurrucado con toda la manada. Sólo le gustaba tener a
Maddie tan cerca. Eso debería haberle puesto sobre aviso hace tiempo.

Dio un beso de bienvenida a Maddie en la frente. —He decidido ir al club


mañana, pero no voy en busca de un hombre. Sólo voy a construir una
relación con mis compañeros estudiantes. Podrían ayudarme más adelante.
No quiero que te vayas con nadie en la reunión de mañana tampoco.
Puedes tener amigos pero no dejes que ninguno de ellos te engatuse para
llevarte a la cama.

Si no estuviesen tumbados juntos, no habría notado la sacudida de Maddie.


—No dejaré que eso ocurra. Tengo más control que eso.

Temple olfateó a Maddie, inhalando el aroma de Maddie. —Puede que


salga con algunas personas pero no quiero ver a nadie románticamente
excepto a ti.

—¿Estás seguro?— La alegría en la voz de Maddie le dijo que había


tomado la decisión acertada. ¿Había estado su amigo esperando todo este
tiempo a Temple? Puede que la evaluación de su padre sobre la
personalidad de Maddie era acertada.

—No quiero hacerte daño, Maddie. —Haría cualquier cosa para ahorrar 43
dolor a Maddie.

Maddie levantó la cabeza, su boca a centímetros de la de Temple. —Lo


sabes, ¿Verdad?

—Sí. —Temple cedió a la urgencia que le retorcía por dentro y presionó


sus labios contra a los de Maddie.

Había esperado un rayo de electricidad o una de esas explosiones de pasión


sobre las que había leído, en cambio fue como llegar al hogar. Una cálida
oleada de pura satisfacción le invadía. Se movió más cerca, hasta que no
quedaba espacio entre ellos.

Un gemido de Maddie vibró en sus labios. La polla de Temple se


endureció. Este era Maddie, su Maddie. Levantó la boca para hablar. —Te
quiero.

La expresión de sorpresa de Maddie mandó dardos al corazón de Temple.


¿Qué tipo de dolor había infligido involuntariamente a su compañero por
no hablar antes?

—He esperado tu toque la mayor parte de mi vida — Maddie dijo.

Temple dio la vuelta a Maddie hasta que el lobo quedó tumbado bajo él.
—¿Por qué no dijiste nada?

Maddie suspiró. —Porque odiaba la idea de estar enlazado contigo si no te


sentías de la misma forma.

Temple besó a Maddie en la mejilla. —Siempre te he querido, incluso


cuando no sabía por qué. Cuando éramos jóvenes me aferré a ti para
sentirme tranquilo y ahora que hemos crecido haría cualquier cosa para
mantenerte a salvo. Di que serás mío, Madison Archer.

44
Capítulo 4

Maddie asintió, su visión borrosa por las lágrimas. —Sí. Bésame.

—En cualquier momento. —Temple deslizó sus dedos en el cabello de


Maddie hasta que acunó la parte posterior de su cabeza con las manos.
Maddie permaneció pasivo, aceptando el toque de su amante. Él podría ser
el que era todo shifter, pero Temple de tenía una voluntad más fuerte. El
lobo de Maddie rodó alegremente en su mente, listo para estar con su
pareja.

—¿Quieres follarme?—, Preguntó Maddie.

Temple negó con la cabeza. —No, pero voy a hacerte el amor.

Maddie casi se vino solamente con esas palabras. Él nunca había tenido
sexo y tener su primera vez con su pareja era el material de sus sueños
idealistas. Joder, él estaba contento de que había esperado y no le dio su
virginidad a uno de los lobos zalameros que venían a las reuniones. Temple
se apartó. Maddie gruñó.

—Tenemos que desnudarnos. —Temple sonrió mientras se deslizaba fuera


de la cama.

—Oh, sí. —Maddie se sonrojó. Se había olvidado por completo de ese


simple hecho. Se desnudaron en silencio. No había ningunas miradas tontas
o malestar. Maddie se había desnudado para cambiar antes y a Temple le
gustaba bañarse desnudo en el estanque cercano. La timidez corporal no

45
tenía lugar en el mundo de los shifters.

La lujuria empapaba el aire.


Maddie levantó la vista para encontrar a Temple mirándolo fijamente. —
Siempre se me olvida lo hermoso que eres.

—Um, gracias. —Maddie no pudo evitar deslizar su mirada hacia arriba y


abajo del impecable cuerpo de Temple—. Eres muy hermoso tú mismo.

—Al menos mi genética de lobo es buenoa para algo.

Los shifters quemaban tres veces más las calorías que los seres humanos.
No existían shifters gordos, su metabolismo no permitía la acumulación de
grasa con la cantidad de energía que gastaban en un día normal.

—Son buenas para muchas cosas. Me hicieron tu pareja. —Maddie sabía


que ellos pertenecían juntos y quienquiera que vigilaba a los shifters lo
debía amar también. Primero él había sobrevivido a una inundación, luego,
le habían dado la mejor pareja de siempre.

Temple subió a la cama. —Mete la mano en el cajón de la mesa a tu lado.


Tengo un poco de lubricante allí.

—¿Por qué tienes lubricante? —La sospecha tenía a su lobo gruñendo.

Temple se sonrojó. —Porque soy un hombre adulto sano.

—Oh. —Sonrió Maddie—. Lo siento.

Temple lo besó. —Cuando dije que te esperaba, lo dije en serio.

—Bien. —A él no le había gustado la idea de Temple dejara que otros


hombres lo tocaran –o mujeres tampoco, a pesar de que él nunca vio
ninguna señal de que a Temple le gustaran las mujeres.

Maddie encontró el lubricante y se lo entregó a Temple. Su pareja abrió el


recipiente con un pop distintivo. —Gírate.

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Tragándose sus nervios, Maddie obedientemente rodó sobre su estómago.
Después de una pausa rompe nervios, Temple trazó una ruta en la línea
entre las nalgas de Maddie, burlándose de él antes de sumergir un dedo en
el botón de rosa entre ellas.

Él siseó ante la extraña sensación.

—Tranquilo, bebé. Voy a cuidar de t. —prometió Temple. Besó el hombro


de Maddie raspándolo suavemente con los dientes.

Maddie tomó respiraciones lentas, tratando de aliviar su tensión. Un aullido


gemido salió de él, un ruido suave de entrega ya que ambos, hombres y
bestia se entregaron a sí mismos a la única persona a la que amaba y
confiaba con su propia alma.

Cuando Temple no hizo nada más, Maddie se empujó hacia atrás con la
esperanza de animar a su pareja. —Estoy bien–más.

Temple empujó otro dedo dentro, luego los curvó, cepillando la próstata de
Maddie. Él se sacudió.

—Relájate. Voy a satisfacerte, pero no si te precipitas. —La tranquila


confianza de Temple era la cosa más sexy en el mundo.

—¿Cómo sabes qué hacer? —Preguntó Maddie—. Dijiste que nunca has
tenido sexo, pero sin duda pareces saber lo que estás haciendo.

—Porque, a diferencia de ti, yo aprovecho nuestro Internet de alta


velocidad para ver porno.

Maddie resopló. No estaba tanto por los ordenadores a menos que


estuvieran unidos a un auto. —Veo que mi educación brilla por su
ausencia.

—Está bien. Vi lo suficiente por ambos —prometió Temple con un suave


beso en el hombro derecho de Maddie.

Maddie giró su cabeza y recibió un beso en los labios. —Eres un buen


estudiante. 47
Temple deslizó dentro otro dedo. —Sí lo soy.

Maddie se deslizó sobre sus rodillas y amplió su postura, ofreciéndole su


culo a Temple. No tenía vergüenza. Ellos eran pareja, nada que disfrutaran
entre ellos podría estar mal.

—Tómame, Temple. Soy todo tuyo.

—Siempre lo has sido —acordó Temple. Rodó sobre su espalda a


Maddie—. Cambié de opinión. Quiero ver tus ojos cuando hagamos el
amor por primera vez.

Maddy no podía pensar en ningún problema con esa idea. Él asintió.

Temple añadió un montón de lubricante en toda su erección, entonces


empujó una almohada debajo del culo de Maddie. —Quiero que estés
cómodo. ¿Tu lobo se opondrá si estas acostado sobre tu espalda?

Maddie se detuvo para darle a la pregunta la atención que merecía. Una


gran cantidad de shifters no podían exponer sus vientres, incluso a sus
amantes, la posición era demasiado vulnerable para los lobos más
agresivos. Ello requería de la confianza completa en ambos lados.

—No. Está bien. —El lobo de Maddie estaba más que feliz de mostrar su
vientre. Ambos lados de Maddie confiaban en Temple.

—Bien. —Una sonrisa amplia, aliviada iluminó el rostro delgado de


Temple—. He tenido sueños acerca de tomarte así.

Antes de que Maddie pudiera preguntar por qué había esperado tanto
tiempo, Temple se empujó en su interior.

—Oh, infierno sí. —Temple encajaba perfectamente. Nadie más podría


tocar su cuerpo, así que el hecho de su pareja sabía qué hacer lo animó
inmensamente.
48
—Avísame cuando pueda moverme.
Estaba tan atrapado en sus pensamientos que él no se había dado cuenta de
que Temple estaba esperando a su autorización. —Estoy bien. Fóllame.

La mueca salvaje de Temple reflejaba su espíritu lobo. —Maldición, te


sientes increíble.

—Hazme tuyo. — Ningún sueño, ningún deseo, nada se le antojaba más


que el toque de Temple.

—Siempre has sido mío. —Temple susurró contra sus labios antes de
tomarlos en un beso duro y empujarse más profundo en su interior.

Maddie levantó su culo para ayudar a Temple. Él rompió el beso para dejar
salir un profundo grito. —Oh, mierda, sí, más. —Un hilo de letras pasaron
a través de su cabeza. Se esforzó para agarrar las suficientes para
agruparlas en palabras. Entonces ya no importaba porque el lenguaje entre
ellos las transformó a una nueva marca de comunicación basándose en el
tacto. Temple rozando sus dedos por el rostro de Maddie compartía su
amor, un beso en los labios transmitía necesidad, mientras que Temple
golpeando dentro de él revelaba un patrón arraigado de deseo.

—Voy a venirme. —Temple le advirtió justo cuando envolvió una mano


alrededor de la erección de Maddie—. Vente conmigo.

Maddie no podía negar la demanda de su amante. Él derramó su necesidad


a través del puño de Temple.

—Eso es todo, mi pareja —lo alentó Temple.

Maddie se arqueó y él mordió el hombro de Temple. La sangre brotó en su


boca, un sabor dulce lleno del exuberante sabor de su amado. Un bajo
sonido de satisfacción subió en su garganta mientras lamía la nueva
mordida de su pareja.

—Si fueras un gato habrías ronroneado —dijo Temple. 49


—No me reclamaste. —Maddie jadeó por el dolor repentino en su corazón.

—Hey, nada de eso. Yo estaba demasiado absorto en verte venirte. Te


morderé la próxima vez. Lo prometo. —Temple se limpió la mano con
algunos pañuelos junto a la cama y luego acarició la mejilla de Maddie. Él
salió de Maddie. Levantándose, llegó a por él—. Vamos a tomar una
ducha.

Maddie asintió. Dejó que Temple tirara de él a sus pies. No pudo ocultar su
decepción.

Temple lo atrajo hacia sí. —Te morderé la próxima vez.

—Lo sé. —Él tragó el nudo de lágrimas. Él no sabía por qué estaba
tomándolo tan mal. Él sabía que Temple se preocupaba por él y habían sido
amigos durante años. No había forma de que Temple no completaría su
unión. Su lobo, sin embargo, no tenía la comprensión humana y lloriqueó
por su pareja.

Temple lo arrastró hasta el baño y comenzó la ducha. Una vez que estaba lo
suficientemente caliente, tiró a Maddie bajo el agua con él. Temple
enjabonó a Maddie antes de hacerlo con su propio cuerpo.

Cuando Maddie se enjuagó y se giró para irse, Temple lo hizo girar. —Ya
sea que te muerda o no, tú eres mío. —Temple se abalanzó y hundió sus
dientes en el hombro de Maddie.

Maddie aulló, él y su lobo en un acuerdo perfecto.

Reclamado. Finalmente.

Maddie alcanzó la erección de su pareja, listo para mostrarle su aprecio por


la mordida de Temple.

Alguien golpeó la puerta de la habitación. — ¡Temple!


50
Maddie gruñó, un ruido bajo y peligroso. — ¡Vete!
—Necesitamos a Temple.

—Suena como James —dijo Temple. No dejas esperando al alfa—.


Salimos en seguida.

Rápidamente se vistieron. Temple abrió la puerta. El alfa estaba parado en


el pasillo.

—¿Qué pasa? —Maddie dio un paso hacia adelante y luego pasó un brazo
alrededor de la cintura de Temple.

—Por favor, ven conmigo. Necesitamos la ayuda de Temple con un lobo.


—James se giró y se alejó sin más explicaciones.

Temple y Maddie intercambiaron miradas de preocupación antes de seguir


a su alfa.

Maddie no sabía hacia lo que se dirigían, pero su lobo se quedó cerca de la


superficie, listo para atacar. Dudaba que James los llevaría hacia el peligro,
pero aun así no podía relajarse con el aroma de la preocupación vertiéndose
del alfa.

Cuando llegaron a la sala de estar principal de la manada, Maddie se


detuvo por la sorpresa. —¿Quién es?

Un pequeño lobo yacía temblando en el centro del suelo. Otros compañeros


de manada acurrucados a su alrededor en forma de lobo, haciendo ruidos
suaves y calmantes al evidentemente asustado lobo.

Temple se acercó al shifter.

—No sabemos. Lo encontramos durante nuestra carrera. Él no cambiará a


humano. Pensamos que quizás Temple podía ayudarlo. — James
rozó la cabeza peluda, tratando de calmar al lobo con su energía alfa—.
Kevin ha visto sus heridas, pero él no se comunica con nadie. Pensamos
que Temple podría ser capaz de ayudar. En este punto creemos que sus 51
heridas son puramente emocionales

Maddie asintió con la idea. Si alguien podía calmar al pequeño shifter lo


suficiente como para cambiar de nuevo sería su Temple. Su pareja tenía
una manera en él. Temple se arrodilló ante el pequeño lobo y lo tocó en el
hombro. Maddie no sabía lo que hizo su pareja, pero una oleada de energía
estalló a través de la habitación.

Había visto a Temple realizar magia antes. Esta vez una sensación de
arrastre tiró de él hasta que se sentó en el suelo junto a Temple. Temple
acarició la espalda de Maddie como si estar junto a él y no tocarlo estuviera
más allá de su capacidad.

El pequeño lobo tenía ojos marrones tristes y la piel de color gris claro
recubierta de sangre. Los otros shifters lo lamieron, tratando de ofrecerle
comodidad al shifter, obviamente, traumatizado.

—¿Qué le pasó? — Preguntó Maddie.

Jay se acercó y se arrodilló junto a ellos. Maddie había estado tan centrado
en el lobo herido que no había tomado nota de alguien no acurrucado con el
triste y derrotado shifter.

—No sabemos. —El poder de Jay pulsó a través de la piel de Maddie. No


siempre encontraba la compañía del mago cómoda, pero Jay tenía su
corazón en el lugar correcto—. Puesto que no cambiará, no podemos hablar
con él.

—¿Qué pasa con el enlace alfa? —A veces el lobo alfa podía hablar mente
a mente con otros lobos.

James sacudió la cabeza. —No se comunica telepáticamente tampoco. No


sé si es porque no soy su alfa o si está demasiado asustado.

—Pobre cachorro. —El corazón de Maddie salió por el shifter golpeado—. 52


Nadie merece ser tratado de esa manera.
Extendió la mano para acariciar el pelo enmarañado, cuando Temple gruñó.

Maddie echó la mano hacia atrás.

Temple se aclaró la garganta. —Lo siento, Maddie.

—¿Qué ocurre? No creo que me vaya a hacer daño. — El lobo apenas


podía levantar la cabeza, mucho menos morderlo.

—A Temple no le gusta que toques a otro hombre—, dijo Jay.

—¿Por qué? Él es apenas un cachorro. —Maddie giró hacia Temple,


inseguro de este nuevo lado agresivo a su pareja. Algo sobre el cachorro
olía familiar pero Maddie no sabía por qué. Estaba seguro de que nunca
había visto un lobo con estas marcas antes.

Temple se giró hacia él y Maddie vio los ojos de Temple brillar con una
combinación extraña de oro lobo y el poder de mago. Incluso cuando él
cambió parcialmente, su lobo nunca había aparecido tan fuertemente antes.
—Porque eres mi pareja. —Temple gruñó, sus incisivos creciendo.

—Está bien, está bien. Estás aquí para ayudarlo, no mutilarlo. Haz lo tuyo.
—Acarició la espalda de Temple, tratando de sacar a Temple de su
inesperada furia.

Temple negó con la cabeza y con unos pocos parpadeos sus ojos volvieron
a la normalidad. —Lo siento, supongo que nuestro vínculo es demasiado
nuevo para que sea capaz de soportar verte tocar a otros.

Jay rió. — ¿Hablas como si pensaras que desvanecerá con el tiempo?

—¿No lo hará?— Maddie había pensado lo mismo.

—Podría hacerte menos inseguro, pero no es una solución mágica. Siempre


serás posesivo con tu pareja. Solo serás más seguro en tu conexión —
explicó Jay. 53
—Genial. —Temple arrastró las palabras antes de centrar su atención de
nuevo en el lobo herido.

La expresión deslucida en los ojos del shifter retorció a Maddie en su


interior. Miró a su alrededor para evitar los ojos del lobo herido, una
extraña flecha de culpabilidad lo atravesó.

—No soy un experto en esto todavía —advirtió Temple—. Sólo puedo


hacer lo que he aprendido por ensayo y error.

—Lo sabemos, pero sigues siendo nuestra mejor apuesta — dijo Jay—.
¿Puedes intentar?

La mirada compasiva de Temple aterrizó en el lobo. —Por supuesto.

Maddie se movió para sentarse detrás de Temple y colocando sus piernas a


ambos lados antes de poner sus manos sobre los hombros de Temple. —Te
tengo. Toma mi energía, si lo necesitas.

Ellos nunca lo habían hecho de esta manera antes, pero Maddie había leído
que algunas parejas podrían tomar energía del otro. Bien podrían intentarlo
porque si alguien necesitaba un impulso adicional era este lobo.

Temple asintió. —Gracias. —Se inclinó un poco hacia atrás,


acurrucándose y Maddie se acercó más.

Temple presionó una mano en la frente del lobo y la otra sobre su corazón.
—Que encuentres la paz con tu pasado y estés a gusto.

El cuerpo de Temple se calentó hasta que Maddie se sentía como si


estuviera tomando el sol. Él apoyó la mejilla contra el cuello Temple y se
empapó en la presencia de su amante.

—Te tengo —susurró. Su energía se desvaneció, se volvió mucho esfuerzo


mantener los ojos abiertos. Después de unos minutos cedió a la seducción
de la dulce oscuridad.
54
Maddie se despertó en la cama de Temple, envuelto en los brazos de su
pareja. Suspiró profundamente el olor de su pareja. Maddie se empujó
hacia atrás contra el cuerpo de Temple. Buscando en su memoria, no
recordaba cómo había terminado en el dormitorio de Temple. Cualquier
cosa que resultara en él entre los brazos de su pareja no podría haber sido
tan mala.

—¿Estás despierto, bebé? —Preguntó Temple.

—Sí, ¿qué pasó?

—Aspiré demasiada energía de ti. Yo no sabía que era posible —


susurró Temple.

—Tal vez sea porque somos pareja. Deberías hablar con el tío Jay y el tío
Kevin, ambos tienen parejas shifters. —Maddie se deleitó en el tacto de
Temple—. ¿Qué pasó con el lobo?

—Se calmó lo suficiente para dormir, pero él no cambió de nuevo, al


menos no antes de que te trajera a la cama. Te drené demasiado y quería
asegurarme de que estabas bien. Ha sido curado y parecía más tranquilo
cuando vine arriba contigo.

—Huh, tal vez lo comprobaré más tarde. —Maddie no podía evitar la idea 55
de que él debería conocer al extraño lobo.

—Buena idea, él probablemente podría utilizar más amigos. Pero no lo


toque, o consigas su olor en ti de alguna manera o necesitaremos que Kevin
lo parchee de nuevo cuando haya terminado con él. —Temple besó la nuca
de Maddie, enviando escalofríos por su espina dorsal—. Tengo que ir a la
escuela. Te llamaré más tarde, ¿de acuerdo? Cuando regrese a casa voy a
encontrar un adecuado atuendo de cuerpo entero para ti esta noche.

Maddie se rió. —Lo mismo para ti. Escuché que las túnicas sacerdotales
son la cosa caliente para salir de fiesta en estos días.

Temple se movió detrás de él, la risa ahogada su único sonido. Él colocó


otro sonoro beso en el cuello de Maddie. —Que tenga un buen día, bebé.
Te veré esta noche.

Maddie asintió, sin atreverse a hablar. Si lo hacía le pediría a su pareja que


se quedara en la cama todo el día. Ninguno de ellos tenía que ir a ninguna
parte esta noche. Estaban siendo tontos y tratando de establecer sus propias
identidades. Su lobo gruñó.

Temple lo besó de nuevo antes de deslizarse fuera de la cama y correr


alrededor de la habitación para vestirse. —Volveré.

—Arnold lo dijo mejor.

Un golpe fuerte a su culo lo hizo sacudirse hacia adelante. — ¡Hey! niño


travieso. No estoy en eso.

Maddie se dio la vuelta para ver a Temple vestido.

—No sabes lo que te gusta. Ninguno de los dos lo hace. —Los ojos de lobo
de Temple brillaban—. Tengo ganas de explorar un montón de cosas
contigo.

—Bueno. —Maddie no trató de ocultar su alegría. —Me gustas en mi 56


cama.

Temple hizo una pausa en el proceso de poner la chaqueta—. ¿No es mi


cama?

—¿Nuestra?— Maddie incitó.

—Nuestra. —Temple lo besó—. Me gusta eso.

Maddie esperó hasta oír a Temple salir del edificio antes de dejar escapar
un aullido solitario. Él no se molestó en vestirse. En su lugar, abrió la
puerta y luego cambió. Su pareja se había ido y la mitad lobo en él
necesitaba correr de su angustia.

Se precipitó escaleras abajo, sin molestarse en parar y saludar a los otros


miembros de la manada.

—Whoa, Maddie, ¿qué pasa? —Cannon bloqueó su salida.

Maddie soltó un ladrido. Muévete.

—Yo sé que no me estás desafiando, cachorro. —Cannon cruzó los brazos


sobre su pecho musculosos—. Al ser la pareja de mi hermano simplemente
te dará mucho margen de maniobra.

Él trató de deslizarse hacia un lado, pero Cannon se puso delante de él.

Maddie cambió de nuevo a su forma humana para hablar. —¿Qué?

—¿Porque estas molesto?

—¡Temple se fue! —No había tenido intención de hacerlo sonar como una
traición brutal, pero no pudo evitar el llanto que lo dejó.

—Ah, mierda. —Cannon envolvió con sus brazos alrededor de Maddie—.


Shh, cachorro. Estará de vuelta. Él sólo fue a la escuela.

—Lo sé. —Eso no detuvo el sentimiento de abandono—. No me gusta que


57
se fuera.

—¿Lo reclamaste?— Maddie asintió con la cabeza contra el hombro de


Cannon—. ¿Le dijiste que no odiabas que se fuera? —Continuó Cannon.

Maddie levantó la cabeza. —No. Yo sé que él tiene que ir a la escuela y yo


no quiero que sienta culpable. Mi lobo no entiende por qué no puede pasar
cada día conmigo.

—El amor joven. —Suspiró Cannon—. ¿Sabes lo único que me dijo


cuándo le dije que tendría que empezar mi propia manada?

Maddie se limpió las lágrimas. —No, ¿qué?

—Que él me seguiría a cualquier parte, siempre y cuando él consiguiera


llevar a su Maddie. Temple nunca te dejaría, incluso por su propia familia.
¿Entiendes?

Maddie se echó hacia atrás para encontrarse con la mirada de Cannon. —


¿Tú crees?

—Lo sé. Mi hermanito está loco por ti. Ahora, ve a tu carrera y haz algo de
ejercicio, estará de vuelta antes de que te des cuenta.

Él asintió y cambió de nuevo. Cannon no tenía una pareja de modo que


Maddie dudaba que el lobo alfa pudiera entender la profundidad de la
angustia de Maddie. Corriendo a través del campo, dejó que su bestia
tomara el relevo. No podía permitir que un pequeño retroceso lo destruyera.
Temple lo amaba, lo sabía en lo más profundo de su alma. Estarían juntos
por el resto de sus vidas. No podía permitir que algo tan pequeño como
Temple saliendo para obtener su formación lo molestara.

Después de una hora de correr, regresó a la casa de la manada y se vistió


para ir al garaje. Tenía que matar el tiempo antes de la fiesta –bien podría
utilizar el tiempo para hacer algo de entrenamiento propio. 58
Harv levantó la vista cuando entró Maddie. —Me alegro de que hayas
podido venir. Necesito un segundo juego de manos hoy.

—Podrías haberme llamado. — A Maddie no le gustaba ser mordido


cuando él no había hecho nada malo.

—Tienes razón. — Los glaciares ojos grises de Harv se calentaron—. Me


alegra ver que tienes agallas.

—He tenido una mañana difícil —murmuró Maddie.

—¿Problemas de pareja?

Maddie se congeló. — ¿Todo el mundo sabe sobre Temple?

—Sí. —Harv giró hacia el motor en el que había estado trabajando.

Gimiendo, Maddie fue a ponerse el mono de trabajo. ¿Cómo todo el mundo


vio su conexión con Temple cuando él se la había pasado por alto hasta los
últimos años? Tal vez no era más que un cachorro como Cannon le dijo.

Maddie fue a reunirse con Harv. — ¿Qué puedo hacer?

—Puedes cambiar el aceite en ese Pontiac allí. —Harv señaló a un auto gris
colocado en la bahía de tres. 59
—¿Yo solo?— Él no había hecho nada por sí solo aún.

—¿Quieres que vaya y sostenga la varilla de medición?— Harv levantó una


ceja tupida hacia él.

Maddie se rió. —No, creo que puedo hacerlo por mi cuenta.

Mareado por la nueva responsabilidad, Maddie se dirigió hacia el auto. Por


suerte, era un auto viejo y no tenía ninguna nueva electrónica que
arruinarle. Él todavía no había dominado todas las máquinas.

Unas pocas horas después él había cambiado el aceite en tres autos y había
ayudado a rotar los neumáticos en el Pontiac.

Harv le dio una palmada en la espalda. —He estado pensando que es hora
de añadirte a la nómina.

—¿En serio?—Maddie había pensado que el lobo más viejo habría tratado
de embaucarlo para conseguir tanta mano de obra gratis como fuera
posible.

—No voy a conseguir mi culo pateado por el alfa porque cree que estoy
aprovechándome. —Harv metió un trapo aceitoso en su bolsillo trasero—.
Eres un buen chico y yo sé que quieres hacerlo bien por tu pareja.

Maddie sonrió. —Gracias, señor.

—Sigue trabajando tan duro como lo haces y yo te mantendré ocupado


prometió Harv.

60
Cubierto de sudor y grasa, Maddie se dirigió a casa. Por suerte, podía
caminar a casa desde el garaje. Tal vez era tonto que un mecánico no fuera
propietario de un auto, pero Maddie no quería el gasto extra. Él no tenía
una familia rica como Temple y tenía que ahorrar cada centavo para darle a
su pareja la vida que quería.

A una cuadra de la casa de la manada, una figura delgada salió de entre los
arbustos. —Ahí estás.

Maddie frunció el ceño. — ¿Te conozco? —Olfateó el aire—. Oh espera


¿no eres el lobo de anoche? Luces mejor.

Los cortes y contusiones de la noche anterior se habían desvanecido y sólo


un poco de color amarillo se mantenía alrededor de sus heridas.

—Soy tu primo, Kaleb.

—¿De verdad? ¿De qué lado de la familia? —Maddie miró a su primo.

—Soy el único hijo de tu tía Rose.

Su lobo empezó a gruñir una baja advertencia. A ninguno de los dos lados
de Maddie le gustaba esta nueva situación. Un vistazo rápido alrededor le
mostró que no había nadie más en la calle. La sospecha lo puso a olfatear la 61
zona. Nada sobresalía como inusual, pero no pudo evitar la sensación de
que algo estaba mal. ¿Por qué Kaleb lo emboscaría aquí en vez de hablar
con él en la casa de la manada? — ¿Por qué estás aquí solo? ¿No deberías
estar todavía curándote?

—Pensé en dar un paseo para explorar el vecindario y aflojar los músculos.

Maddie dio un paso hacia atrás. —Ya veo. ¿Qué te pasó? ¿Quién te hirió?

—Mi padrastro. No le gustaba que tenga sangre de mago y pensamos que


la mejor manera de conseguir tu atención sería golpearme porque sabía que
tu manada eran tontos y me recogerían. Tengo que decir, que tu pareja es
particularmente dulce. Está bastante enamorado de ti. —El tono frío en la
voz de Caleb tenía a Maddie congelándose en seco.

—¿Por qué me quieres?

—Debido a que mi padrastro quiere una línea de sangre pura y soy parte
mago. Él te necesita para su plan.

—¿Qué plan? —Dijo Maddie.

—No puedo decirte. No quiero arruinar la sorpresa. —Kaleb sacó una


pistola detrás de su espalda y le disparó a Maddie antes de que pudiera huir.

Maddie miró el dardo saliendo de su pecho. — ¿Por qué haces esto?

—Lo siento, primo, pero alguien tiene que ser sacrificado.

Maddie cayó al duro cemento. Un ruido seco lo hizo preguntarse qué se


había roto, y luego perdió el conocimiento.

62
Capítulo 5

Temple se detuvo en la parte inferior de la escalera de la casa de la manada.

Sin Maddie.

Huh.

Tal vez a su pareja lo estaba esperando en su habitación. Ambos tenían


eventos que preparar para esta noche. Maddie podría ducharse después de
un largo día en el garaje. Temple nunca había entendido la obsesión de
Maddie con los automóviles, pero si eso era lo que se necesitaba para hacer
a su shifter sonreír, entonces Maddie podría jugar con lo que quisiera.
Maddie insistió en que necesitaba ganar su propio dinero. Los shifters
tenían su orgullo y Maddie más que la mayoría. La manada sería feliz de
proporcionarle un hogar a uno de los suyos, pero todo el mundo tenía un
trabajo a menos que estuvieran en formación y Maddie siempre había sido
sobre los autos y Temple.

Temple subió las escaleras y casi tropezó con James en el camino.

—¿Has visto a Maddie? —James le preguntó.

—Pensé que estaría en nuestra habitación. —Ahora él había pasado de un


poco inquieto y directamente a preocupado.

—No. Acabo de comprobar. Llamé al garaje y Harv dijo que Maddie salió
hace tres horas. No lo puedo sentirlo a través del enlace de manada, ¿y tú?

—No... Déjeme comprobar. —Había estado en clases durante todo el día y


no había estado prestando atención a las actividades de la manada. Él cerró
63
el enlace abierto a la manada, mientras estaba en clases o de lo contrario
habría tomado mucha de su atención. Ahora él cerró los ojos y trató de
encontrar a Maddie.

Nada. Un espacio vacío descansaba en su mente donde el calor acogedor


del lobo de Maddie por lo general yacía. ¿Cómo se había perdido a su
pareja desapareciendo de su cabeza?

Temple inclinó la cabeza hacia atrás y aulló. Cannon y Reena corrieron a


través de la puerta de la cocina para detenerse en la parte inferior de la
escalera.

—¿Qué pasó? —Preguntó Cannon, el primero en alcanzarlo.

—Maddie ha desaparecido. —Temple agarró el brazo de su hermano para


mantenerse en pie. Sus rodillas se habían convertido en gelatina. Algo le
había sucedido a su pareja, él lo sabía.

—¿Puedes sentirlo? —Preguntó Reena.

—No, nunca pude empáticamente. Yo solía juzgarlo por la condición de su


lobo. No puedo leer su mitad humana en absoluto. —La falta solía
resultarle interesante, ahora se había convertido en un problema
insuperable.

—¿Lo reclamaste? —Cannon apretó el hombro de Temple para llamar su


atención.

—Sí.

—Entonces deberían ser capaces de hablar telepáticamente —dijo Reena.

—¿Qué? — ¿Cuando se le había pasado ese dato?

—¿Nadie te dijo? —James frunció el ceño.

—No. Nadie nunca lo mencionó. Ni siquiera mis padres. —Temple no trató


de ocultar su sentimiento de traición.
64
—Mamá mencionó eso cuando eras pequeño —Cannon interrumpió la
fiesta de autocompasión de Temple—. Estoy seguro de que nunca se le
ocurrió decirlo de nuevo. Todos pensamos que lo sabías.

—Bueno ¡no lo hacía! —Gritó Temple—. Y ahora él se ha ido

—Tranquilo, Temple. El nuevo lobo ha desaparecido también. Creemos


que podría haber tenido algo que ver con la desaparición de Maddie. Tal
vez ellos fueron correr. No hay necesidad de entrar pánico todavía —dijo
James.

—Voy a ir a comprobar. —Dijo Cannon.

—En realidad, no piensas que ellos están afuera corriendo, ¿verdad? —le
preguntó el alfa.

James sacudió la cabeza. —Si no lo puedes sentir, él está inconsciente o


drogado. Si estuviera muerto lo sabrías.

Temple lo siguió, más lento. Una nube oscura se había envuelto alrededor
de él y lo mantuvo apretado. Respirar tomaba toda su concentración. Sin
Maddie nada tenía sentido. Maddie jamás solo habría escapado si pensaba
que Temple estaría en casa pronto. No era el ego lo que tenía pensando que
Maddie estaría esperándolo, era la experiencia. ¿Quién querría hacerle daño
a Maddie? Nunca había nacido un lobo más dulce.

Después de unos minutos de espera, Cannon regresó. —No lo huelo a él o


al otro lobo por ahí.

—Mierda. ¿Dónde puede estar? —Susurró Temple.

La nariz de Cannon podría decirle si Maddie había estado cerca de la casa


de la manada.

Reena pasó un brazo alrededor de sus hombros, abrazándolo con fuerza. —


Lo encontraremos. Cannon es un gran rastreador. 65
—Sí, lo sé. —Pero incluso un rastreador increíble no podía encontrar a
alguien sin algo para rastrear.

Cannon dio unas palmaditas en la espalda de Temple. —Vayamos directo


al garaje y lo rastrearemos a partir de ahí.

—Esa es una buena idea. —La confianza habitual de Temple había


desaparecido debajo de la preocupación por Maddie. No podía imaginarse
la vida sin su pareja. Maddie era su todo.

—No descansaremos hasta que encontremos a Maddie —dijo Cannon—.


Es uno de los nuestros. No podemos tener una manada adecuada sin tu
pareja.

La depresión hundió sus garras codiciosas en Temple, amenazando con


empujarlo hacia abajo.

Vuelve a mí, Maddie!

Él contuvo las lágrimas y siguió a su hermano.

Reena corrió tras ellos. — ¿Qué? No voy quedarme atrás. —Reena cruzó
de brazos y golpeado ligeramente sus largas uñas.

—Está bien, vamos. —Temple no tenía tiempo para perder. Si le dieran


permiso o no a Reena, ella haría lo que quería de todos modos.

—Tal vez deberíamos llamar a mamá y papá. —Sus padres amaban a


Maddie como si fuera uno de ellos.

Cannon negó con la cabeza. —Los llamaremos una vez que encontramos a
Maddie. Ellos no pueden hacer nada en este momento.

La noche anterior sus padres se habían idos en un crucero por su trigésimo


aniversario. Temple interrumpiría sus vacaciones sólo si era necesario. Sus
padres rara vez tomaban tiempo lejos. 66
—Tienes razón. Una vez que descubramos donde esta Maddie, nos
pondremos en contacto con ellos. Además, tal vez fue a comer con el nuevo
lobo y accidentalmente me bloqueó.

—¿En serio? —Reena levantó las cejas hacia Temple—. ¿Maddie saliendo
a comer con alguien aparte de ti? ¿Sin llamar?

—No siempre es bueno administrando el tiempo. —Temple defendió su


teoría. Le podría haber pasado.

—No confío en este nuevo lobo —dijo Cannon—. Él no cambió y no lo


podía olerlo debajo de toda esa sangre. No sé si alguien lo vio después de
que se limpió.

—¿Por qué no dijiste nada? —Preguntó Temple.

—Porque estoy cansado de la gente que piensa que soy un idiota. Agarrar a
un lobo herido y exigirle respuestas no me va a ganar ningún premio de
popularidad.

Reena resopló. —No sabía que estabas compitiendo para el concurso del
lobo más popular.

—¿Quién llamó tu atención?— La única razón por la que a Cannon le


importaría lo que la gente pensara sería si tuviera a alguien a quien estaba
tratando de impresionar.

—Shannon. —Cannon se sonrojó.

—¿Shannon? —Reena y Temple dijeron juntos.

—¿Qué? — Canon los fulminó con la mirada.

—Pero ella es tan...—Reena le dio a Temple una mirada desesperada.

—Dulce —Temple terminó—. Además, ¿Shannon y Cannon? No sé si

67
podemos manejar tanta ternura.

Cannon gruñó. —Vamos a preocuparnos por encontrar a tu pareja primero


y luego ustedes pueden burlarse de la mía.

—¡Ella es tu pareja! —Reena saltó arriba y abajo y aplaudió—. ¡Eso es


grandioso! Voy a ser una tía. Voy a ser una tía.

Cannon la golpeó en la parte posterior de la cabeza. —Enfócate. Maddie


luego Shannon. Tengo que aparearme con ella antes de tu consigas malcriar
a algunos cachorros.

Reena se frotó la cabeza. —Ay. Eres un bastardo malo. Yo le diré a


Shannon sobre ti. Ella va a estar de mi lado. Nosotras las lobas nos
mantenemos unidas.

Se dirigieron hacia el garaje. A mitad de camino Cannon se congeló. —Ese


pequeño bastardo estaba aquí. —Él señaló un descanso entre los arbustos—
. Estaba esperando a alguien. Estuvo de pie aquí por mucho tiempo.

Continuaron siguiendo el olor del extraño lobo hasta que otro olor llamó la
atención de Temple. —¡Maddie!

—Sí, estuvo aquí —confirmó Cannon—. Huele como si se fueran juntos.

—En auto —Temple terminó con gravedad.

—¿Pensé que tu nariz no era tan buena? —Preguntó Reena.

—Se trata de Maddie. Reconocería su olor en cualquier lugar. —Él podía


oler a Maddie afuera en medio de una tormenta de nieve.

—El auto como que arruina las cosas. No tenemos ninguna idea de a dónde
podría haber ido. —Reena pasó un brazo alrededor de la cintura de Temple,
ofreciendo comodidad silenciosa—. Resolveremos esto.

—Tenemos que hacerlo. —Un pensamiento perdido se le ocurrió a


Temple—. Apuesto que tío Jay lo puede rastrear. Él debe saber un hechizo
de adivinación o cartografía o algo así. Cualquier cosa. 68
La desesperación no comenzaba a explicar lo mucho que necesitaba a
agarrar a Maddie y asegurarse de que estaba a salvo. Cualquier cosa podría
haberle sucedido a su dulce shifter lobo mientras estaban allí debatiendo
cómo había desaparecido.

—¿Cómo podría alguien hacer que Maddie vaya a alguna parte sin mí?

—¿Ves esas huellas? —Cannon señaló unas marcas en la tierra.

—Lo arrastraron. —Temple se frotó el pecho. Casi podía sentir su corazón


siendo arrancado de su cuerpo.

—No te preocupes, Temp. Encontraremos a este lobo y lo haremos trizas


—Reena lo apretó con fuerza—. ¿Cómo se atreven a llevarse a nuestro
Maddie!

—¿Nuestro Maddie? —Temple ladeó la cabeza para mirar a su hermana.

—Bueno, claro, no pensaste que tendríamos una manada sin él, ¿verdad?
—Preguntó Cannon.

La garganta de Temple amenazó con cerrarse de contener las lágrimas. —


No. Por supuesto no. Yo no sabía que ustedes pensaban en él como el suyo,
también.

—Por favor. Maddie siempre ha pertenecido a nuestra manada. —


Cannon revolvió el pelo de Temple—. No sea denso. Vamos a traerlo de
vuelta y derribaremos a quienquiera que lo capturado, entonces tú puedes
reclamarlo de nuevo. Obviamente necesitas mantener a tu chico con una
correa más apretada.

—Aparentemente. —El espacio hueco en su corazón dolía de amor por sus


hermanos y el dolor de la pérdida de su pareja, una montaña rusa
emocional azotaba a través de lazos de ida y vuelta—. Vamos a ver al tío
Jay.

Volvieron a la casa de la manada. Era lo suficientemente tarde para que Jay 69


hubiera regresado de la universidad. Temple lo persiguió hasta la biblioteca
donde estaba sentado con Kevin mirando sobre algunos tomos gruesos y
polvorientos.

Jay levantó la vista cuando entraron. — ¿Qué está pasando, niños?

—Nosotros no somos niños —gruñó Cannon.

Temple palmeó a su hermano en el hombro. Jay podría llamarlos lo que


quisiera, siempre y cuando él ayudara.

—Estamos aquí por Maddie —dijo Temple.

Jay sonrió. — ¿Finalmente estás listo para darle la ceremonia de


apareamiento de sus sueños?

—¿Qué? ¡No! —La idea de una ceremonia formal no se le había ocurrido,


pero ahora podía verlo en su cabeza. Maddie de pie bajo un arco llevando
un traje blanco y una camisa de seda que coincidiera con sus
impresionantes ojos.

Reena le dio un codazo, sus huesos afilados peor que cualquier cuchillo. —
Lo que mi hermano está tratando de decir es que Maddie ha desaparecido.

—Acabo de verlo esta mañana —dijo Kevin—. Iba a ir a ayudar afuera en


el garaje.

—Bueno, él no hizo todo el camino de vuelta. —Temple tragó el gruñido


tratando de escapar. Nadie debería haber tocado alguna vez a su amado.
Cuando los cazara él arrancaría sus gargantas. El pequeño shifter de anoche
no tenía la fuerza para transportar a alguien del tamaño de Maddie por su
cuenta. Más gente tenía que estar involucrada.

—¿Tienes alguna idea de dónde podría haber ido? —Preguntó Jay.

—No. Creemos que el lobo de anoche se lo llevó. Había marcas de arrastre,


donde se cruzaron sus olores —dijo Cannon. 70
—Era de la antigua manada de Maddie —declaró James, caminando a
través de la puerta—. Ellos estaban relacionados de alguna manera, no
podía exactamente decir cómo, pero tenían un olor familiar entre ellos. Tal
vez primos. Conseguí un mejor olfateo una vez que él cambió a humano.
Fue reconocible sin el hedor de la sangre.

—Maldición. — Temple sabía que el alfa tenía un increíble sentido del


olfato, pero no sabía que era tan bueno—. Tienes buen olfato. Pero pensé
que su manada se había ahogado. Dijiste que no pudiste encontrar ningún
rastro de ellos.

—Es una cosa alfa. Tal vez Cannon tendrá la misma capacidad. —
James cabeceó hacia hermano de Temple—. En cuanto a los
sobrevivientes, debe tener al menos una tía o un tío que sobrevivió. La
pregunta es, ¿por qué lo quieren ahora? Si sabían dónde estaba, ¿por qué no
sólo vinieron a invitarlo a visitarlos? ¿Por qué el ardid para infiltrarse en
nuestra manada y noquear Maddie? Maddie es un lobo amistoso. Él se
alegraría de conversar con sus familiares psicóticos si tan sólo le enviaran
un correo electrónico.

—No sabemos. —Temple se secó una lágrima perdida de su mejilla


derecha—. Sólo sabemos que se ha ido y no tenemos ninguna respuesta.
Tenía la esperanza de que podrías ayudarnos a localizarlo. —Temple le
dijo a Jay—. ¿Puedes hacer un hechizo localización o algo?

Jay asintió. —Si tienes algo de él.

Templo buscó en su bolsillo y sacó su piedra de enfoque. —Aquí, esto está


impregnado con su esencia. Maddie me dio esto, pero la llevaba alrededor
de niño antes de que lo hiciera.

—Por supuesto que sí. —Jay tomó la piedra—. Kevin, ¿me podría entregar
ese mapa del estado sobre la mesa junto a ti?

Kevin agarró un papel enrollado y lo extendió en el suelo delante de Jay. 71


Temple contuvo la respiración mientras que Jay presionaba la piedra entre
sus dedos y susurró un encantamiento. Un resplandor azul destacó todas las
calles. Jay mantuvo los ojos abiertos y se quedó mirando el mapa mientras
seguía murmurando en un idioma que Temple no entendía.

—¿Qué está haciendo? —Preguntó Cannon en un tono bajo, no queriendo


romper la concentración del mago.

—No sé. —Nunca había visto este tipo de hechizos ser lanzado antes.

Después de varios minutos, el resplandor se hizo más estrecho hasta que


sólo un camino se iluminó, entonces se desvaneció junto con los otros.

—¿Qué significa eso? — Preguntó Temple. El miedo cubrió su alma y él


apenas podía soportar oír la respuesta a su pregunta.

—Significa que Maddie se ha ido —dijo Jay—. Una persona con


excelentes hechizos de enmascaramiento tiene a tu pareja.

—O está muerto —dijo Cannon, su voz ahogada por las lágrimas.

El pánico inundó a Temple. Intentó reunir suficiente aliento para luchar


contra el terror que amenazaba con inundarlo. —Él no está muerto. Él no lo
está. ¡Yo lo sé! ¡Sabría si estuviera muerto! —Temple gritó.

—Descansa, Temp. Lo buscaremos — dijo Jay.

Temple no esquivó el hechizo a tiempo. Él cayó al suelo y en la oscuridad.

72
Capítulo 6
Un grito despertó a Maddie bruscamente. El ruido, sentido y discordante,
cortó a través del subconsciente de Maddie y lo sacó del lugar oscuro en el
que había caído. Miró a su alrededor.

¿Dónde estoy?

Nada parecía familiar. Él tomó una respiración profunda y luego se sacudió


hasta una posición sentada para olfatear de nuevo. ¿Cómo podía un lugar
no tener olor? Toda la habitación olía a... nada.

El levantó la manta hasta su nariz, Maddie inhaló. Sin olor. Estornudó.


Alguien debió haber utilizado magia para limpiar el área de cualquier olor.
El único olor era un olor ligeramente a antiséptico, como si el portador de
magia hubiera intentado purgar al mundo de los olores y el medio ambiente
se hubiera defendido, dejando una fragancia estéril atrás.

Centrado en la ausencia de olor, le tomó a Maddie unos minutos para darse


cuenta de que no era su visión, sino la tenue iluminación la que estaba
causando sus problemas de la vista.

—¿Dónde estoy?

Maddie se frotó el estómago repentinamente arremolinándose y


amenazando con arrojar su contenido en el suelo junto a él. La suave cama
con lisas sábanas de algodón acunaban su cuerpo con náuseas.

Mirando alrededor de la habitación, no pudo detectar un solo palo familiar


en los muebles. De hecho, él estaba casi un cien por ciento seguro de que

73
nunca había estado aquí antes. ¿Cómo alguien neutralizaría cada posible
aroma?
Aún nada.

Su lobo interior gruñó su desagrado. Si él no necesitara los pulgares para


abrir la puerta él hubiera liberado a su bestia. En este entorno desconocido,
él anhelaba la protección de su lobo.

Maddie salió de la cama. La brisa alrededor de él levantó la piel de gallina


en sus brazos. Sus brazos desnudos. Alguien lo había desnudado
completamente.

—¿Dónde diablos está mi ropa?— Se acercó a la cómoda y abrió el cajón


superior. Estaba lleno de ropa interior. Una revisión rápida en las etiquetas
le demostró que eran de su tamaño. Aun así, no sabía a quién pertenecían
así que cerró el cajón y abrió el siguiente. Abriendo el cajón posterior
reveló camisas y chándales, todo en el tamaño de Maddie. O alguien había
hecho sus deberes o él había caído en un universo alternativo y su doble
aparecería en cualquier momento.

—Espeluznante. —Él no podría saber dónde estaba ni por qué todo eso le
quedaba pero él no tenía intención de queda el tiempo suficiente para
encontrar las respuestas. Él tenía que volver con Temple. Su pareja debía
estar frenético ahora. Maddie nunca había ido a ninguna parte sin decirle a
alguien de su destino.

Una mirada alrededor no mostró ninguna señal de su teléfono celular o


cualquier otro teléfono. Maldición. Había tenido la esperanza de ser capaz
de llamar a su pareja. Al parecer, su teléfono había desaparecido junto con
su ropa.

—Temple. —Él trató de conectar mentalmente con su mago. Un rayo de


dolor atravesó la cabeza de Maddie hasta que sus ojos se humedecieron.
Quienquiera que había drenado la sala de los aromas también había puesto
una frontera psíquica. Él podría nunca haber hablado con Temple
mentalmente antes, pero él sabía cuándo estaba siendo bloqueado. Él no 74
podía sentir a la manada, la conexión entre ellos se había ido y el vínculo
con Temple disuelto. El lobo de Maddie aulló su descontento, un sonido
solitario de un alma destrozada. ¡Necesitaba salir de allí ahora!

—Zapatos. —Se dirigió al closet y abrió. Agarró un par de sandalias del


zapatero. Por supuesto ellas le quedaban. Tiempo para salir de esta
habitación extrañamente lujosa.

Se dirigió a la puerta sólo para llegar a un alto cuando ésta se abrió. Una
mujer entró. No parecía mucho más vieja que Maddie pero sus ojos tenían
la sabiduría de los años. Ella había visto mucho y no parecía que gran parte
de ello había sido buena.

—Hola, Madison.

¿Cómo sabía su nombre? Aún peor, ¿era ella la que lo había llevado hasta
allí? Mejor acercarse con cautela. —Hola. Yo no quiero ser grosero, pero
¿te conozco? —Ni siquiera podía atrapar su aroma en este horrible lugar.

—Soy tu tía Rose. No te preocupes por la falta de aroma, a mi querido


esposo le gusta mantener las cosas puras. —Ella se rió como una colegiala
como si esto fuera un hobby encantador en lugar de una situación
preocupante. Vivir día y noche en un lugar sin aroma podría conducir a
cualquier shifter a la locura.

—Encantado de conocerla. —Le tendió la mano.

—Oh, nada de eso. Dame un abrazo. —Su tono efusivo envió a su


estómago a girar de nuevo.

Maddie le dio un apretón tentativo antes de caminar rápidamente hacia


atrás. Él no tenía ningún recuerdo de esta mujer.

—Estoy tan feliz de que vinieras a visitarme. —Ella sonrió, pero el cálculo
frío en sus ojos puso al lobo de Maddie en el borde.

—No he venido a visitar “fui secuestrado” pero yo hubiera sido feliz de 75


venir a verte si me hubieras llamado. —Buscó en su memoria. Él no podía
recordar nada desde que salió del garaje. ¿Qué le habían hecho mientras
dormía?

—Hice que Kaleb te trajera. El mocoso tonto ni siquiera pudo hacer eso
bien. —Su sonrisa se desvaneció debajo de la mueca—. Lo bueno es que
envié ayuda. Los miembros de la manada son buenos para la fuerza bruta,
incluso si no son demasiado brillantes.

Un fugaz recuerdo vino a la cabeza de Maddie. —Me lanzó un dardo.

—Sí, y usó demasiado tranquilizante. Espero que no te sientas demasiado


mal. Me gustaría que vinieras a cenar.

—Por supuesto. Me vendría bien una buena comida. —El resistió la


tentación de exigir su liberación. Banderas de precaución estaban girando
como aspas de molino ante sus ojos. Lo que había impulsado su secuestro
no podía ser bueno. Si hubiera habido una razón legítima para tenerlo
visitándola ella podría haber llamado simplemente e invitarlo. Los dardos
tranquilizantes y el extraño ambiente estéril lo asustaron.

—Excelente. Yo sabía que serías razonable. Siempre has sido un niño tan
obediente. —Rose envolvió una mano alrededor del brazo de Maddie y lo
sacó de la habitación.

Instintivamente torcido el brazo para que ella tuviera un lugar para


descansar su mano. La madre de Temple lo había criado para ser un
caballero. Una de las mejores partes de ser pareja de Temple, él consiguió
mantener a la familia.

—Este es un buen lugar. —Tal vez si él conseguía que ella hablara le diría
a qué demonios estaba pasando.

—Gracias, querido. —Ella le palmeó el brazo izquierdo—. Yo sabía que


estarías feliz ayudar a tu tía.
76
No sabía si quería ayudarla o no. Maddie no podía imaginar cualquier
situación que necesitaría que lo drogaran y llevárselo. —No tenías que
drogarme.

—No podía arriesgarme. —Rose giró la cabeza de lado a lado mientras


caminaban, como si estuviera buscando peligros en cada esquina—. Yo no
tenía tiempo para esperar por tu respuesta.

—¿Hay un problema del que necesitas que me preocupe? —Hasta ahora


nada de lo que ella le había dicho explicaría la urgencia.

Rose apretó su agarre. —Por supuesto que no. Sólo una buena comida para
ayudar a liberar tu cuerpo de los efectos de las drogas y conocer a la
familia.

—Como usted desee. —No iba a sacar nada de ella antes de que ella
estuviera lista.

Se dirigieron a la escalera. Voces se hicieron eco y Maddie atrapó


fragmentos de conversaciones.

—...él será un problema.

—Soy lo suficientemente alfa.

—No eres más que un error mestizo.

La mezcla de voces masculinas y femeninas hizo girar la cabeza de


Maddie. Él tomó automáticamente una respiración profunda para juzgar su
entorno.

—No se puede oler nada aquí tampoco —dijo Rose, su sonrisa apretada—.
Toda la finca es a prueba de olor.

—¿Por qué incapacitar a su manada esa manera?

—Porque no me gustan los shifters olfateando mis secretos. —Un hombre


de cabello oscuro respondió mientras se acercaba al final de las escaleras.
77
Todo su cuerpo casi latía con energía mágica, una fuerza malévola y
oscura, como si un lodo aceitoso se moviera alrededor de él.

Maddie no habló. Rara vez se había encontrado con cualquier cosa con la
energía tan oscura antes. Su lobo estaba en silencio, esperando y asustado
de hacer algún movimiento brusco. Ambas mitades de él conocían a un
depredador más grande cuando encontraban uno. Mejor no llamar la
atención hasta que fuera necesario.

—Soy Viton Klaus, tu tío. Puede llamarme Alfa Klaus.

Ninguna especie de calidez de la familia. Maddie inclinó la cabeza en


sumisión. —Lo siento señor. No podía decir que era un shifter.

Joder, estaba tan jodido. Este tipo no sería fácil abandonar.

El lobo interior de Maddie se paseaba inquieto en un círculo en un rincón


de su mente, gimiendo su angustia.

Klaus le concedió una sonrisa fina. El hombre midió a Maddie con sus
oscuros ojos como una serpiente antes de atacar. —No soy un shifter, pero
me casé con tu tía y yo soy su maestro, por lo que me pone a cargo.

La sonrisa vacía de su tía no lo tranquilizó en lo más mínimo.

—Encantado de conocerlo, Alpha Klaus. —El miedo lo mantuvo cauteloso.


Si él se salía de la línea no dudaba que Klaus disfrutaría de hacerle daño. El
brillo maníaco en los ojos del autoidentificado alfa tenía un brillo de
anticipación.

—Tienes razón, Rose. Él es perfecto. Supongo que no tengo que matar a tu


inútil hijo después de todo. — Klaus frunció el ceño—. Lástima. Tenía la
esperanza de guardar su corazón en mi colección.

Maddie no le gustaba esta situación en absoluto. Necesitaba salir de allí y


llegar a casa. Independientemente de lo mucho que deseaba atacar al mago,
él sabía que no podía derribarlo. Maddie nunca había sido un lobo fuerte. 78
—¡Como te atreves a amenazar a mi hijo¡ —Rose se atrevió a contradecir.

Klaus abofeteó a Rose en su rostro. Maddie jadeo ante la violencia brutal


de la acción. La mejilla de Rose brillaba roja pero ella no hizo más que
contraer un músculo. Ella se quedó paralizada como una estatua de
mármol.

—No me desafíes, perra. Obviamente te acostaste con un mago de menor


importancia para crear semejante abominación —Klaus terminó en un
grito.

¿En qué mierda había caído? Un tío mago tenebroso golpeando a su mujer
no estaba exactamente haciendo de esto una reunión familiar feliz, y él
todavía no sabía por qué estaba allí.

—Trae la comida —Klaus le espetó a un sirviente que corrió a obedecer. Él


le dirigió una sonrisa a Maddie—. Ven a comer con nosotros y estaré feliz
de decirte porque quisimos traerte de vuelta a casa donde perteneces.

Su lobo tembló no le gustaba el psicópata junto a él. Si al menos estuviera


en casa con Temple.

—¡Temple!— Intentó gritar con su mente.

Aún nada.

—Necesito llamar a casa. Estarán preocupados por mí.

La falsa sonrisa de Klaus era casi más aterradora que su mirada. —No te
preocupes, Madison, los llamaremos y les dejaremos saber que estas
visitando a tu familia.

—Oh, está bien. Gracias. —Él no le creía a Klaus y la falta de aroma


indicando de un modo u otro lo incomodaban. ¿Qué tuvo que hacer Klaus
para eliminar el olor de todo? El hedor estéril de la sala se hundió en
Maddie hasta que se preguntó cuánto tiempo le llevaría para volverse loco 79
de la privación sensorial. Por la expresión del rostro de su tía, pensó que no
mucho.

Cuando Maddie entró en el comedor, Kaleb y varias otras personas que no


reconoció estaban sentados alrededor de la mesa.

Kaleb le lanzó una mirada culpable, pero Maddie no estaba en el perdón. Él


quería patearle el culo a Kaleb. Dejó que su lobo saliera lo suficiente como
para mostrarse en sus ojos. Del estremecimiento de Kaleb, ningunas
palabras eran necesarias, su primo conocía el nivel de la furia de Maddie.

—Por favor, siéntate aquí junto a mí, querido Madison. —Klaus indicó una
silla a la derecha de la cabecera de la mesa—. Voy a compartir todos los
maravillosos planes que tengo para ti.

Maddie se sentó, pero no habló. Mejor dejaba que Klaus creyera que era un
participante dispuesto que volver al hombre desconfiado. Los instintos de
Maddie le gritaban que se mantuviera en el lado bueno de Klaus hasta que
pudiera escapar. Silenciosos sirvientes llegaron alrededor de la mesa y
dejando platos de comida como si se tratara de un restaurante de cuatro
estrellas en lugar de la casa de alguien. Esto añadió aún más formalidad al
entorno estéril.

Sólo había tomado dos bocados antes de que Klaus hablara. —Tengo que
decir que espero que me perdones por no ponerme en contacto contigo
antes, Madison. No tenía ni idea hasta hace poco que existías. Rose ha
estado guardándome secretos.

Maddie levantó la vista a tiempo para ver una expresión de pánico cruzar el
rostro de su tía.

—No, querido, yo sólo no pensé que encontrarías a Maddie tan interesante.


Me disculpé por el lapso. Él está aquí ahora. —Ella agitó una mano hacia
Maddie como si presentara el ejemplo A en un proceso judicial.

—Sí, al menos, tu hijo fue bueno para algo. —Klaus dijo mientras cortaba 80
un trozo de su carne. Nadie habló mientras Klaus tomó unos bocados
más—. Me disculpo por la forma en que fuiste secuestrado. No podría
haber sido agradable despertar en un lugar extraño.

—No es necesaria una disculpa, Alpha Klaus. Estoy feliz de saber que
todavía me queda alguna familia. —Incluso si Klaus tenía algo de sangre
shifter, él no sería capaz de oler la mentira de Maddie. Klaus debió haber
tomado eso en consideración cuando él había hecho sea lo que sea que él le
hizo al aire.

—Me encontré con todos en la manada y ninguno de ellos tiene un


heredero adecuado. Quisiera a alguien en el que pueda confiar para que sea
mi mano derecha y ¿en quién puedo confiar mejor que la familia?

Maddie miró alrededor de la mesa. Nadie podría mirarlo a los ojos.

—¿Qué exactamente requeriría que hiciera? —A él no le gustaba esto. No


le gustaba nada sobre este hombre y la idea de ser parte de cualquier
acuerdo que Klaus podría darle lo hizo dejar su tenedor. Su objetivo final
era volver con Temple. Ahora él aprendería el costo.

—Quiero casarte en una manada más poderosa. Ellos están buscando


ampliar su territorio y yo necesito más miembros. Como puedes ver, nos
estamos quedando sin gente —dijo Klaus, frotando una servilleta de tela
en sus labios—. Han demostrado ser demasiado débiles para sobrevivir mi
gobierno.

—¿Puedo preguntar a dónde fueron? —Mantuvo el miedo fuera de su voz


y la bilis ascendiendo desde su estómago. Dado que no había olor, él
esperaba que los otros no pudieran detectar su terror. Cooperar. Su lobo se
lo instó a obedecer hasta que pudieran correr. Su depredador interior sabía
cuándo se enfrentaban a alguien más grande. Al crecer entre shifters alfa y
magos poderosos, Maddie estaba acostumbrado a no estar la parte superior
de la manada. Excepto que de dónde venía, la fuerte moral era tan
importante como garras afiladas. Dudaba que Klaus hubiera conocido un 81
dilema ético en el que no escogiera el lado equivocado.

—Puedo ver por tus excelentes modales que mi mujer no te crió. Me


gustas, Madison. Me gustas mucho. Necesitamos casarte en la manada del
Norte. Ellos nos infundirán sangre nueva. —Klaus rió como si hubiera
dicho una broma increíble.

Maddie sonrió y asintió. Cuanto más oía hablar de los planes de Klaus
menos creía que iba a salir de esto con vida.

—Temple.

Aún nada. La depresión se estrelló a través de él. Tomó una respiración


profunda antes de volver a hablar. —Así que, ¿La manada del Norte es
grande? —Fingió interés. Mantener a Klaus hablando parecía hacerlo feliz.
Al psicópata le gustaba el sonido de su propia voz.

—Sí, ellos pueden conseguirme el acceso a más lobos. Podemos mantener


eso entre tú y yo, sin embargo, ¿cierto, Madison? No necesitamos que
todos sepan de mi pereza en el reclutamiento de nuevos miembros. —
Klaus habló como si los demás no estuvieran en la habitación. Por sus
expresiones ellos probablemente desearían no estarlo.

—Por supuesto, señor, algunas cosas no tienen que ser compartidas. —


Maddie se encogió por dentro mientras coincidía con Klaus. Él nunca había
sido del tipo que decir simplemente lo que sea que alguien quisiera
escuchar, pero los instintos le dijeron que fuera junto con el plan de Klaus
si deseaba salir de allí con vida—. Pero lamento decirle que soy gay.

Trató de poner una expresión de verdadero arrepentimiento. En realidad él


no había sido nunca más feliz de decir esas palabras. No sabía si a Klaus le
importaba de un modo u otro, pero Maddie tenía que poner tantos
obstáculos como fuera posible en el camino de este terrible plan. Su único
objetivo era sobrevivir y volver a Temple. 82
Klaus sonrió, una expresión verdaderamente espantosa. —Lo sé, Madison,
hice mi investigación antes de que llegaras. No te preocupes, voy a tenerte
enlazado a un hombre. No soy tan cruel como para negarte tu verdadera
naturaleza.

Mierda.

—Eso es muy considerado de su parte, Alpha. —Maddie inclinó la cabeza,


con la esperanza de ocultar su repulsión. Tenía que conseguir a la mierda
fuera de allí. ¿A qué distancia estaba? ¿Estaba en un estado diferente?
¿País? Tendría que ser sigiloso mientras trataba de averiguarlo. Tal vez
podría pedir prestado un teléfono. Él dudaba que alguien en la mesa lo
ayudara. La pareja de cabello oscuro a ambos lados de Kaleb parecían ser
más sus carceleros que sus compañeros de mesa y el resto de la manada no
lo miraban a los ojos. Si él les pidiera un teléfono, ellos probablemente se
orinarían encima. Cuando saliera de aquí le diría a James de la situación.
Tal vez su alfa podría liberar a estas personas oprimidas. Alguien tenía que
hacerlo.

—Klaus, querido, ¿cree que Maddie está en esto? Es decir, nos lo llevamos
de la casa de su manada apenas ayer. Deberíamos darle unos días para
aclimatarse, ¿no te parece? —Rose lanzó una mirada asustada hacia su
marido.

Maddie casi la perdonó por haberlo secuestrado. Del ambiente, parecía


como si ella fuera igual de prisionera como Maddie. Él apreciaba su
esfuerzo para retrasar lo inevitable. Por supuesto, si a ella realmente le
importara ella no le habría dado su nombre a su marido psicópata en primer
lugar.

—Esa es una buena idea, Rose. Madison ha sido muy cooperativo. No creo
que sea demasiado dejarlo que se acostumbre a su nuevo hogar antes de
conseguirlo emparejado.

—¿No voy a mudarme a casa de mi pareja? —Preguntó Maddie, 83


simplemente por las apariencias. Si al menos fingía interés por su supuesta
relación, él podría ganar algo de tiempo. Negarse a Klaus no parecía ser
una opción a la que pudiera sobrevivir. El instinto le advirtió que no le
dijera a Klaus sobre Temple. El psicópata podría dar caza a su pareja.

—No. No confío en ellos. Vamos a utilizarlos como aliados, pero no


dejarlos tener el control sobre ti —gruñó Klaus. Sus ojos sangraron de
color rojo por un momento y Maddie creyó ver los colmillos de Klaus
crecer pero no como un lobo.

Vampiro.

Nunca había oído hablar alguna historia positiva sobre las sanguijuelas. No
sabía si eso significaba que todos eran malos o si simplemente él escuchó
lo peor de lo peor. Si la manada estaba abaja en número tal vez Klaus se los
había comido. Maddie apenas logró tragar su excelente carne.

—Entendido, señor. Lo siento, sólo preguntaba. —Mantuvo los ojos hacia


abajo.

Inmediatamente Klaus perdió su ira. Al parecer su sumisión lo calmó. Si


Klaus pensaba que tenía la ventaja se mantenía calmado. —Está bien.
Tengo que decir que estoy sorprendido de lo bien que estás tomando todo
esto. Pensé tú lucharías conmigo. Tu tía siempre ha sido una luchadora.

Maddie inclinó la cabeza y jugaba con sus dedos mientras pensaba en una
respuesta adecuada. —No soy un lobo tan fuerte como mi tía Rose. No
estoy cerca de ser un alfa. —Por no hablar de que no parecía haber ayudado
a su tía.

Klaus acarició la cabeza de Maddie. —Me gusta un hombre que entiende


sus limitaciones. Si solo fueras mi hijo. —Él chasqueó los dedos, una
amplia sonrisa cruzando sus labios—. Eso es, ¡voy a adoptarte! Después de
todo, tus padres fallecieron. Sí, es una excelente idea y me da más control
sobre tu apareamiento. 84
Él tomó algunas respiraciones furtivas tratando de calmar sus nervios. Esta
cosa entera iba cuesta abajo rápidamente.

—Klaus. —Rose se puso de pie. — ¿Qué estás pensando? No puedes


simplemente echar a un lado a mi hijo.

Ella había perdido su maldita mente. Esa podría ser la única explicación
que Maddie pudo encontrar. ¿Por qué ella enfrentaría a su loco esposo?
Ella necesitaba agarrar a su hijo y correr de allí, no pararse y discutir.

Klaus se paró. Garras se alargaron de las puntas de los dedos. — ¿Me


estás contradiciendo? ¿Estás diciendo que estoy equivocado?

Maldita sea, él realmente es un vampiro.

Los ojos de Rose se abrieron y un hilo de sudor goteaba de su frente. Ella


finalmente pareció entender su situación. —No, sólo estoy diciendo que
sería cruel ignorar a Kaleb cuando él ha sido tan fiel a ti.

Klaus se burló. —Kaleb no es lo suficientemente lobo para negociar con


una manada, y su sangre es repugnante.

El estómago de Maddie casi se rebeló. Klaus había intentado ingerir a su


primo. Maddie esperaba que él supiera igual de asqueroso.

Rose no tenía conocimiento del sorbito de Klaus si su expresión era algo


para seguir. — ¿Probaste a mi hijo? ¿Qué está mal contigo? —Su rostro se
encendió de color rojo cuando la ira superpuso al sentido común. Sus ojos
brillaron dorados justo antes de que ella abofeteara a Klaus en la cara.

Klaus cogió a Rose por el cuello y la tiró contra la pared. Los sirvientes se
dispersaron como cucarachas cuando la luz se encendía. Ni uno solo de
ellos trató de ayudarla a levantarse, sin duda, asustados de llamar la
atención de Klaus.

Kaleb se lavantó, gruñendo. Por un momento Maddie pensó que Kaleb se


transformaría pero su primo mantuvo el control de su lobo mientras salió 85
de la habitación.

—Madison, espero que no creas que esto me da una mala imagen. Él


siempre fue un niño difícil. —El aire engreído de autosatisfacción de Klaus
erizó al lobo de Maddie. La bestia quería morder, pero lo sabía mejor. Este
no era alguien con el que meterse. Este era alguien del que correr tan
pronto como sea posible.

—¿Quiere acoplarme con otro shifter para así poder tener alimento? —
Maddie esperaba que él mantuviera el asco fuera de su voz.

—Soy un mago y un vampiro. Se necesita una gran cantidad de sangre para


mantenerme bien alimentado. Los lobos son una excelente fuente de
sangre. Por desgracia, si espero demasiado tiempo para comer, tiendo
atiborrarme. Si te apareas con este lobo con el que te prometí trataré de
controlar mis impulsos y no matar a cualquiera de tu nueva manada. Sé
cuan territoriales se ponen los lobos con su gente.

—Aprecio eso, Alpha. —La mente de Maddie corrió mientras consideraba


las diferentes vías de escape. Un perímetro mágico, probablemente
circulaba la casa si el vampiro podría drenar el lugar del aroma—.
¿Cuántos quedan en esta manada? ¿Pensé que habías dicho que casi habían
desaparecido?

—Maté a todos los fuertes. Las criaturas trataron de derrocarme. Tenía que
hacer un ejemplo de ellos. Pensé que llevar a su alfa a la cama resolvería
todo. Yo no sabía de su tonto orgullo. Bestias estúpidas. —Klaus se
recompuso y volvió a sentarse—. Sé que a las mascotas les gusta sentirse
útiles. ¿Para qué estaba entrenando?

—Un mecánico. Acabo de empezar mi formación.

—¿Lo disfrutaste? —Preguntó Klaus.

Maddie asintió, sin saber cómo continuar una conversación tan 86


mundana con un vampiro que planeaba utilizarlo para atraer a los lobos
para la comida.

—Entonces continuaremos con tu formación. No me puedes seguir todo el


tiempo, y no hay duda de que te cansarás de tu propia pareja muy pronto.
Después de que te cases puedes hacer lo que quieras. Yo solo te pido que si
lo quieres muerto me dejes matarlo. Realmente amo una buena caza.

—Y-yo tendré eso en mente. —Era difícil hablar mientras tragaba la bilis,
pero Maddie lo consiguió—. Si no te importa me gustaría ir a acostarme de
nuevo. No estoy recuperado completamente todavía.

—Por supuesto. —Klaus asintió su aprobación—. Eres un pequeño lobo


delicado pero eso está bien. Esto hará que los demás te subestimen.
Podemos utilizar eso para nuestra ventaja. Tu pareja alfa, gozara
mimándote. Lo hará más fácil de doblegar a nuestra voluntad. —Maddie no
debió ocultar su repulsión bien porque Klaus se rió. —Tendremos que
deshacernos de esos agradables principios tuyos. Ven conmigo. Sólo hay
una cosa más que tenemos que hacer antes de que vayas a obtener tu siesta
de cachorro.

Klaus se paró.

Mierda.

—¿Qué?

—No te preocupen no va a doler mucho. —La sonrisa abandonó el rostro


de Klaus.

Maddie miró alrededor de la mesa, pero nadie lo miró a los ojos.

Cobardes.

Si Klaus no hubiera eliminado todos los olores, el olor del miedo habría
apestado el lugar. Maddie apenas podía funcionar lo suficiente como para
estar de pie. Podía sobrevivir a Klaus. Él haría lo que fuera necesario para 87
volver a su pareja.

Siguió a Klaus a un estudio con paneles de madera.

Klaus se dio la vuelta. Sus ojos, rojos y brillantes, provocando miedo en el


corazón de Maddie. —Ahora para la parte final de mi plan. No puedo
permitirte el duelo por lo que perdiste. —Antes de que Maddie pudiera
responder, Klaus puso las manos a cada lado de la cara de Maddie—.
Déjame ayudarte a olvidar todo excepto de lo necesario. La vida será
mucho más agradable para ti entonces.

Maddie se sacudió en el agarre de Klaus, su lobo interior le gritaba para


que corriera. Las manos de Klaus ardían como marcas a través de su piel,
sus mejillas ardiendo. Klaus sostuvo la mirada de Maddie, bloqueando sus
voluntades juntas. Maddie trató de empujar hacia atrás, pero incapaz de
luchar contra la fuerza de Klaus, empezó a perder la batalla, en momentos
casi imperceptiblemente lentos.

La habitación daba vueltas. Maddie cerró los ojos. Un embudo oscuro


creció en su mente. Maddie derivó hacia él, ignorando al lobo gruñendo en
la esquina. Klaus había dicho que cediera, seguramente debía ser lo
correcto a hacer. Su alfa no lo dirigiría mal. Segundo tras segundo, la
fuerza de voluntad de Maddie se filtraba hasta que todo en lo que él podía
concentrarse era en complacer a su alfa.

88
Capítulo 7
Los mataría a todos ellos.

Sentado en clase, Temple reflexionó sobre las diferentes maneras de


asesinar a los secuestradores de su pareja. Después de semanas sin ninguna
palabra, el resto de la manada había comenzado a perder la fe. Incluso su
tío Jay había comenzado a mirar a Temple con más simpatía que
determinación. No había esperanzas de que Maddie hubiera sobrevivido,
para afirmar esto se apoyaban en la idea de que si lo hubiera conseguido,
Maddie hubiera regresado con Temple. Él opinaba lo contrario. Si Maddie
no había regresado es porque alguien lo estaba frenando. Aún debía
descubrir el nombre del lobo herido que había secuestrado a Maddie o a
qué parte de la familia de Maddie pertenecía. La comunicación con Maddie
se podría haber apagado pero Temple se aferraba a la idea de que él sentiría
si Maddie estuviera muerto.

Después de pasar días y noches buscando y orando por la seguridad de


Maddie, Temple había vuelto a clase. Si Maddie estuviera vivo, estaría
molesto con que Temple estuviera fuera de las clases hasta encontrarlo. El
grado referido a ser tan inflexible había perdido su encanto. Solo debería
haber tenido mayor cuidado de su pareja. ¿Cómo podría ayudar él a otros si
estuviera vacío por dentro? Si Maddie jamás regresara junto a él, él no
sabría qué hacer con su larga y solitaria vida.

—Temple. —Dirk lo llamó.

Él cambió su mirada perdida cuando el Profesor Lungstrom se acercó a él.

—Disculpe profesor, ¿podría repetirme la pregunta?


89
—¿Puedes decirme las cuatro formas de magia empática?
—Si, por supuesto. —Temple tomó una profunda respiración y repitió las
formas que él había estudiado. Él podría obtener su título después de todo,
pero toda la alegría y emoción había sido drenada de su mundo.

Él llevaba dos semanas, dos días, diecisiete horas y quince minutos que no
era capaz de percibir a Maddie. Ahora el solo vivía para escuchar
nuevamente la voz de su pareja, quizás no la volvería a escuchar nunca,
pero jamás perdería la esperanza a menos que él viera a Maddie yaciendo
sin vida delante de él. La imagen en su cabeza puso a su lobo a aullar en su
interior.

Lungstrom dio por terminada la clase. Temple había memorizado


detenidamente las palabras del profesor, automáticamente cada
movimiento, solo dejando pasar momentos de la vida, marchitándose como
una flor privada de la vida que le ofrecía su dorado sol.

—¿Sin noticias? —Dirk preguntó. En el último par de semanas Dirk se


había convertido en amigo cercano de Temple, siempre preguntaba si
Temple había oído noticias de su pareja y ofreciendo un oído comprensivo.

En el fondo, Dirk no era un chico malo, sólo tenía el ego de tres magos
completamente entregados. Dirk había retrocedido sobre su retórico odio al
lobo y sinceramente parecía molesto por la desaparición de Maddie.

—Nada. Ellos dicen que es probable que él haya muerto si no puedo


escucharlo, pero yo pienso que alguien lo está ocultando. Maddie no podría
dejarme de esta manera, contacte con tío Porter y él dice que Maddie no ha
aparecido en el inframundo.

Los ojos de dirk se abrieron mucho. —¿Tienes contactos con Hades?

—No, esto no es nada bueno. Por supuesto que es muy difícil que el mago
pueda retener el alma de Maddie. —Temple había usado cada conexión que
tenía su familia y estos a su vez buscaron más ayuda. Nadie había visto o 90
escuchado sobre Maddie. Tragó nuevamente yéndose al borde de la
histeria. Temple respiró profundamente y trató de usar una de las técnicas
nuevas para calmarse que su padre le había enseñado. Sus padres se habían
apresurado a llegar a casa antes de que Cannon los hubiera llamado sobre el
tema de Maddie.

Su madre no había dejado de contactar con su gente desde que se enteró de


la desaparición de Maddie. Él iría mucho antes a la Escuela para escapar
del paquete de simpatía y las olas de angustia de la empatía antes que por
otra cosa. Si él se sentara en su cuarto todo el día probablemente se
volvería loco antes de la próxima luna. Su lobo interior gastaba cada
momento como vigía apiñado en una esquina de su propia mente. No
estaba feliz de encontrarse en medio.

Dirk lo había empujado a un lado nuevamente. —Lo encontrarán. Tienes


en la recamara a los magos más fuertes que jamás hayan nacido. Si está
vivo no habrá un lugar donde lo puedan esconder.

—Ellos no pueden encontrarlo. Jay dijo mientras se desvanecía. —El


estómago de Temple se revolvió con la expresión triste de Jay—. Si Jay no
puede encontrarlo, no sé quién podrá estar ocultándolo.

—Un buen mago podría bloquear la conexión. Quiero decir, yo no soy


fuerte pero hay muchos magos que sí lo son. Compruébalo con el director,
él te dirá lo mismo. —La sonrisa de incomprensión de Dirk facilitó la
aparición de algunos rasgos de irritación en la cara de Temple—. Por lo
que has dicho, alguien quiso específicamente a tu compañero. Podría
revisar más rápido en su pasado. ¿Podría ayudarte si tu quisieras?

Temple había retorcido las correas de su mochila alrededor de sus dedos.


—¿Cómo? Llegados a este momento, tomaría cualquier tipo de ayuda.

—Te hablé sobre mis habilidades sobre la tecnología mágica. Puedo hacer
algunas búsquedas. ¿Tienes alguna pertenencia de Maddie?, así la podría
usar como piedra focal cuando lance mis hechizos de búsqueda. 91
—Ellos lo intentaron antes de lanzar los hechizos de localización. —
Temple no iba a permitir que sus esperanzas se esfumaran. Sería necio
pensar que un aprendiz de mago pudiera conseguir lo que nadie había
podido hacer. Todavía, no desecharía la ayuda bien intencionada de su
amigo. Sacó la piedra focal de su bolsillo y la colocó encima. —Yo no sé si
esto sigue teniendo su esencia. Desde que él desapareció la he estado
llevando conmigo.

Dirk envolvió su mano alrededor de la piedra. —No, esto es bueno. Puedo


sentir su energía. ¿Puedo llevarme esto conmigo y llamarte si encuentro
algo?

—Sí, espero eso. Solo no la vayas a perder. —Él miró con reticencia
cuando Dirk deslizó la pieza de ónix en su bolsillo.

—Pondré muchísimo cuidado en ello. Lo prometo. —Dirk apretó el brazo


de Temple—. Haré todo lo que pueda para ayudar.

—De todos modos, ¿por qué estás tan interesado en la desaparición de


Maddie?

—Porque mis padres no eran compañeros y vi lo que la pérdida de uno hizo


en nuestras vidas. Tú tienes la posibilidad de una vinculación real. Quiero
ayudarte a que consigas esto.

Temple miró fijamente a su amigo. —No tenía ni idea que fueras tan
romántico.

Dirk se encogió de hombros. —Tener un alma gemela es un


acontecimiento raro. Si yo pudiera tener la suerte de encontrar a mi alma
gemela, me gustaría pensar que también tú, me ayudarías a traerlo de
vuelta.

—Por supuesto. —Templo ni si quiera tenía que pensarlo. Él habría


ayudado a Dirk, fuera su amigo o no—. No me gustaría que nadie pasara el 92
mismo dolor que estoy pasando yo.

—Sé que no fue bien cuando nos conocimos, pero estoy esperando que me
consideres como un amigo.

—Lo hago. —Él no iba a negar la opinión inicial de Dirk, pero ¿por qué lo
necesitaría él? Dirk había dicho la verdad—. Verdaderamente aprecio tu
oferta para ayudarme.

Dirk lo golpeó en el hombro. —Solo llámame si necesitas algo.

Temple afirmó con la cabeza. —Gracias.

El resto del día pasó como si hubiera sido una bruma. No podía
concentrarse. El dolor por la ausencia de Maddie lo arrastraba
miserablemente como un ancla se hunde en el mar, amenazándolo con
ahogarlo.

Maddie no lo esperaba en las escaleras cuando la limosina llegó para


recogerlo y llevarlo a su casa. Ninguna sonrisa de primera clase o mofletes
sonrojados lo recibieron cuando él llegó cerca.

Parpadeó sus lágrimas, Temple subió los escalones. Frente a la puerta


abierta apareció James.

—Hola alfa. —Temple no podía reunir ni una pizca de entusiasmo cuando


veía a alguien en aquellos momentos. Su vida había sido cálido pero ahora
se había vuelto fría y solitaria por la ausencia de Maddie en su cama.

La expresión preocupada de James no aliviaba el dolor de Temple. —Lo


encontraremos Temple.

—Lo haremos. Solo puedo esperar a que llegue ese momento. ¿Has sabido
algo sobre la manada de Maddie?

—No. Todos los registros se perdieron en el diluvio y los miembros 93


restantes desaparecieron. No se sabe si es que se disolvieron o simplemente
todos los miembros de fueron a territorios diferentes, —contestó James—.
Tampoco hay ninguna lista sobre su manada en el directorio, ni si quiera un
alfa. Es como si ellos hubieran dejado de existir o hubieran sido arrastrados
por la riada.

—No puedo dejar de pensar que todo tiene algo que ver con esto. ¿Por qué
cualquier persona solo ocultaría a Maddie por placer? Ellos no pidieron
dinero o favores o cualquier otra cosa. Quién se llevó a Maddie, quería a
Maddie. —Temple no quería pensar sobre alguien manteniendo a su
compañero. Aunque él consideraba que Maddie era especial, sabía que su
amado no tenía nada para ofrecer a un secuestrador que se negó a hacer
cualquier demanda.

—Sabes que voy a seguir buscando hasta que descubramos que es lo que
pasó, ¿lo sabes verdad? Maddie nos necesita a todos nosotros. —James
radiaba sinceridad pero Temple solo estaba preocupado por los resultados.

—Quien lo tenga está utilizando la magia para ocultar su presencia. No hay


muchas manadas que tengan un mago o una bruja. Si encontramos una
manada con uno de ellos, quizás podamos encontrar a Maddie. —Temple
sabía que si lograban encontrar al mago o a la bruja, lo llevarían hasta
Maddie.

—Tal vez haya otra razón por la que no pueda encontrar a Maddie. —La
expresión desconsolada de James le dijo a Temple que es lo que pensaba.

—¡No! Maddie está vivo. ¡Lo sé!

—Tranquilo Temple.

El teléfono de Temple sonó. El alfa resplandeció. —Hola.

—Hey Temple, soy Dirk. Creo que he encontrado a uno de los parientes de
Madison, una señora que atiende al nombre de Rose Klaus. Si mi magia y
la búsqueda ha sido correcta, ella es tía de Madison. 94
El forzó a dejar en su pecho el aullido triunfal que amenazaba con explotar.
—¿Por qué crees que podría tenerlo?

—El primo de Maddie se va a casar.

—¿Y?, —Temple luchó para encontrar la conexión.

—Dos cosas me llamaron la atención. Una es que se dice que solo tiene un
hijo cuyo nombre es Kaleb y lo segundo es que, ese hijo que se va a casar
se llama Madison Klaus. No puedo encontrar un certificado de nacimiento,
cambiaformas o humano. Recuerda, ellos no existen en ningún listado.

La alegría comenzó a barrer a través de Temple. Esto es lo que había estado


esperando. —Ese podría ser mi Maddie. —Él ignoró la parte en donde
Madison iba a casarse. Él no tenía problema en interrumpir la boda si el
chico pensaba que él se estaba casando con el compañero de Temple.

—Y aquí está el golpe final. Rose Klaus está casada con un mago llamado
Viton Klaus. Él es una mala noticia. Uno de los miembros de su manada
escapó y declaró ante las autoridades que Viton había estado drenando
sangre a los miembros de su propia manada. El Consejo de Magos envió un
investigador pero volvió sin ninguna prueba y las acusaciones del Shifter se
retiraron al día siguiente antes de que desapareciera.

—¿Crees que Klaus hizo algo?

—Por supuesto. Me suena a que Kalus se encontró con un vampiro que lo


convirtió y está utilizando a los lobos como su propia fuente de
alimentación personal. La buena noticia es que si Madison va a casarse,
significa que sigue vivo. Si después de la boda esto permanece de igual
modo, significa que hay algo más, quizás Klaus está buscando más comida.

Temple se estremeció. —Si Maddie se va a casar con alguien que no soy


yo, él está siendo influenciado. —Ni por un segundo él pensó que Maddie
elegiría a otro que no fuera él para casarse. 95
—Es como si este tipo lo estuviera haciendo. Los vampiros han usado el
control mental para manejar a sus alimentos. Tengo la dirección donde se
encuentra su manada. Te enviaré las coordenadas. Lamento decirte que es
todo lo que tengo.

—Esto es más de lo que nadie podría haber reunido. No olvidaré lo que has
hecho.

—Quizás algún día te pediré que devuelvas el favor, o podría solo


invitarme a la próxima reunión donde yo podré conocer un montón de
lobos calientes.

—Eso suena como un trato. Tan pronto como traiga de vuelta a Maddie. —
Si él encontraba a Maddie con la información de Dirk, él mismo se
encargaría de que el mago tuviera una invitación para cada reunión de la
manada hasta que se graduara.

Temple colgó y se puso frente a su alfa. Él le dijo todo lo que Dirk le había
dicho.

James rascó su mejilla. —No podemos ir hasta allí y comenzar a hacer


acusaciones, no el territorio de un grupo extraño. Vamos a tener que
manejar esto con delicadeza. Creo que es buen momento para que tú y tus
hermanos comencéis a visitar a otras manadas.

—¿Por qué? —Temple no entendía el pensamiento de su alfa.

—Porque cuando los jóvenes están comenzando a querer establecer su


propia manada es común visitar a varias manadas diferentes para averiguar
qué clase de manada quiere formar. El derecho tradicional recoge que;
estos jóvenes tienen tres días de acceso sin restricciones para que puedan
hacer preguntas a los miembros más sabios de a manada.

Temple sonrió. —¿Entonces, Cannon, Reena y yo iremos a preguntarle a


un imbécil megalomaniaco, quién se come a su propia manada, sobre sus 96
impresionantes habilidades de liderazgo?

—Exactamente. Eso os dará tiempo suficiente para descubrir si Madison


está allí o no. —La expresión de James hizo que Temple se animara a ir
directo a ese reto.

—¿Y qué hacemos si él está allí? Tres de nosotros no podremos parar a una
manada de lobos y un posible vampiro por nuestra propia cuenta. Si nos
matan en el proceso no podremos hacer mucho para salvar a Maddie.

—Es por eso que vamos a pedirle a nuestro mago residente que te de una
bola portal, la llevarás contigo. Si encuentras a tu pareja, la activas y os
venís a través de ella, recuperando a nuestro cachorro perdido. Está bien,
está dentro de las normas del Consejo reclamar un miembro que haya sido
secuestrado a un grupo al que pertenecía, es un acto no autorizado, no ha
sido una unión deseada por ambas partes, —James dijo.

La idea recorrió la cabeza de Temple. —Suena bien. Nosotros podremos


revisar todo a tiempo. Si ellos hacen algo que impida que podamos activar
el portal, podríamos necesitar aún que vinierais a rescatarnos. —Él no tenía
un ego sobre inflado acerca de sus habilidades. Iban a ir a un lugar
desconocido donde incluso podrían ser asesinados al intentar rescatar a
Maddie. A Temple no le importaba arriesgar su propia vida pero aborrecía
pensar en que sus hermanos resultaran heridos.

—Buena idea, —James estuvo de acuerdo—. Si no regresáis en un par de


días, nosotros os encontraremos.

—Gracias. —La magia de Temple recorría todo su cuerpo—. Los haré


pagar a todos ellos por haberse llevado a mi compañero.

—Bueno. Prepararé el viaje con tus padres.

Temple no puso atención a lo que dijeron sus padres, primero iría a por
Maddie. Se sentía genial saber que contaba con su apoyo y aprobación. — 97
¿Crees que te ayudarán?

—Por supuesto que nosotros te apoyaremos para que traigas a tu


compañero de regreso, —dijo su padre subiéndose tras él—. Nos gusta
Maddie como si fuera un hijo, por lo que si hay alguna posibilidad de poder
salvarlo, no hay duda de que ayudaremos.

Su madre Daniella afirmó con la cabeza. —Él no merece quedarse atrás


porque nosotros tengamos miedo de que tú salgas herido. Si algo le pasara
a Maddie, tú quedarías devastado.

—Gracias. Os quiero a ambos muchísimo. —Temple abrazó a su madre y a


su padre, respiró profundamente sus aromas tan familiares—. Ahora tengo
que ir en busca de Cannon y explicarle la idea.

Dean resopló. —¿Crees que si le dices a Cannon que tendrá la oportunidad


de rescatar a Maddie y que hay posibilidades de pelea dudará? Creo que no
tendrás que persuadirlo.

Temple rio. —Sí, probablemente tengas razón.

Después de otra ronda de abrazos, Temple fue a buscar a sus hermanos y


trazar un plan.

98
Capítulo 8
—Te ves muy guapo, Madison, —Rose le dijo.

—Gracias, Rose.

Ignoró el fulgor de su mirada cuando él examinó su reflejo en el espejo.


Madison no podía forzarse así mismo a llamarla mamá no importaba las
veces que el dolor en su cabeza lo apuñalara. Su cabeza siempre dolía.
Cuando trataba de recordar su pasado o intentaba llamar a su padre o a su
madre, o incluso a su hermano algo le punzaba en la parte posterior de su
cabeza como si un terrible e incesante picor estuviera sincronizado con su
mundo anterior y todo lo que él había conocido.

—Tu novio será tan feliz contigo.

Madison asintió con la cabeza, no dudó. Sólo había visto a su novio tres
veces y nunca a solas. ¿No se supone que los lobos se movían por el
instinto y el olor? Nadie le había explicado la falta completa de olor
alrededor de la casa y sus instintos de lobo le decía que no olía a nada. —
¿Por qué estamos haciendo esto otra vez?

—Porque vosotros sois pareja. —El tono apenas paciente de Rose no se


expresó en su cara.

—¿Lo somos? No he sido capaz de pensar en eso correctamente durante


semanas. —La falta de olor en cualquier lugar de la casa era extraño para
sus sentidos de lobo—. No sé cómo podéis vivir con esto.

—Hacemos lo que debemos, —Rose dijo.

—Mi pareja no querrá vivir en esta casa. —Madison no sabía si esto era 99
cierto o no pero él estaba dispuesto a decir cualquier cosa que ayudara a
que lo sacaran de esa casa. Él contempló la idea de salir corriendo pero
sabía que Klaus lo mantenía vigilado muy de cerca y con él varios
guardias. Incluso su magnífica pareja no sintió ninguna atracción por él. El
contacto con el hombre, siempre se había resumido en un apretón de
manos, que le hizo al recibirlo para cenar. ¿Cómo actuarían ellos en una
relación de trabajo?

—Se acostumbrará. Todos lo hacen. —Rose continuó quejándose del


cuello de la camisa como si ese fuera el verdadero problema en vez de ser,
vivir con un marido abusivo en un ambiente estéril. Su rostro lucía varios
moratones nuevos y ella no se había tomado la molestia de cambiar y sanar,
y de vez en cuando el aspecto de su animal interior enloquecido aparecía y
desaparecía de sus ojos. ¿Acaso nunca había estado tentada a morder su
propio brazo para escapar de la trampa?

Madison había corrido por el bosque durante horas una vez que intentó
escapar de la estéril casa de los horrores. Sabía que no se iba a acostumbrar
a esa sensación y para eso es mejor estar muerto. De todas formas, en este
agujero del infierno, incluso los bosques habían sido limpiados de aroma.
Él oyó murmullos inquietos de huéspedes y sabía que aquello no era una
realidad habitual.

Rose remarcó una y otra vez que Maddie siempre había vivido aquí, pero
cada vez que Klaus iba de viaje y Maddie quedaba solo durnate cualquier
periodo de tiempo, los recuerdos comenzaban a llegar. Destellos de
imágenes iban y venían a su mente hasta que casi podía montar una imagen
completa de un lugar diferente donde había sido feliz. Nadie había crecido
con un solo recuerdo de su nombre y la historia de un accidente que había
hecho perder sus recuerdos del pasado nunca había sido muy creíble.

—Deja de quejarte. Te vas a casar con un maravilloso lobo en unas


cuantas horas. Considérate a ti mismo como afortunado. Nadie está
dispuesto a tomar a Kaleb porque él no es completamente un lobo. 10
0
—¿Qué tipo de hijo soy yo?

Rose hizo una pausa en su afán de colocarle perfectamente la camisa. —


¿Qué quieres decir exactamente?

—Bien, si Klaus es mi padre y tú eres mi madre y yo soy completamente


lobo, ¿dónde está mi verdadero padre?

—Klaus es realmente tu padre, no tu padre biológico. Estoy segura que te


hemos explicado esto y como suele ser usual lo has olvidado, —Rose le
regañó—. Tienes que estar feliz de no ser un híbrido.

—No hay nada malo con los híbridos, —espetó Maddie. La imagen de un
hermoso hombre delgado que lo miraba con amor en sus ojos atravesó su
cabeza. Era una imagen que había visto noche tras noche en sus sueños.
Aún no había conseguido ponerle un nombre, pero había algo en el hombre
que le llamaba la atención. Ellos eran cercanos, él y el extraño sin nombre.
En otro tiempo ellos estuvieron juntos en otro mundo. Nada que dijeran
sobre esto le quitaría esa sensación.

—No, por supuesto que no. —Rose enderezó su cuello por cuarta vez—.
Estoy segura que Kaleb encontrará a alguien.

—¿Por qué no le presentas un mago? De todas formas, tú estás casada con


uno, —Maddie se mofó. Él no sentía ningún vínculo fraternal hacia Kaleb
no importaba cuantas veces todo el mundo afirmara que eran hermanos. La
sospecha crecía cada vez que tenía un momento para pensar en eso, pero
cada vez que recolectaba recuerdos el pinchazo en la parte posterior de su
cabeza mandaba un insoportable dolor a través de su cerebro como si un
relámpago lo golpeara y volviera nuevamente a este mundo donde él no
podía reunir sus pensamientos perdidos.

—Creo que esta familia ya tiene suficientes magos. —Rose se alejó de


Maddison—. Maddie, tendrás una buena vida. Quizás aún no lo 101
comprendas, pero el hombre con quién vas a acoplarte te cuidará mucho y
bien.

El lobo de Maddie gruñó. Su bestia interior sabía que algo no estaba bien.
Sin embargo, ninguno de los dos sabía cómo actuar en esa situación. Si
daba un falso paso, sabía que su padre castigaría a Rose y Kaleb, los
pondría frente a él y los castigaría por desobediencia. Maddie sabía que no
era suficientemente fuerte para arrancarle el corazón a Klaus, pero él lo
deseaba y mucho. El abusivo idiota tenía mucho poder. Un lobo débil no
podría hacer frente a la magia de uno de sus dedos meñiques. No, Maddie
tenía que ser inteligente, tal vez podría trabajar con quién pronto sería su
compañero y así descubrir lo que estaba sucediendo.

Cuando Rose se fue, Maddie puso su plan en acción.

Salió al balcón y colocó sus zapatos en los pies. Con cuidado el subió a la
barandilla y se dejó colgar hasta el balcón de la siguiente planta. Había
sentido que su futuro compañero estaba en la planta baja. Mirando hacia
abajo, se dio cuenta que tenía un pie en la cornisa del balcón inferior. Se
dejó caer.

—¡Mierda! —Su pie derecho se había torcido a un lado y se había doblado


el tobillo. Casi perdiendo el equilibrio, agitó sus brazos, luego se agarró
rápidamente a la pared exterior e hizo un gran esfuerzo para recuperar el
equilibrio. Un rápido vistazo alrededor le demostró que nadie había visto su
torpe descenso.

Se subió a la cornisa y se deslizó silencioso hacia la puerta del balcón.


Preocupado por los ocupantes desconocidos, pegó su oreja contra el cristal.

—Todavía creo que esto es un error padre. No confío en ese mago. —


Maddie reconoció la voz de su futuro esposo. Se negó a llamar pareja a
Briant. Ese nombre ya pertenecía a… Un fragmento del dolor lo apuñaló
tras su ojo derecho. Maddie golpeó la palma de su mano contra la frente
tratando de disolver el dolor con la cantidad correcta de presión. A veces 102
funcionaba, aunque no a menudo.

—No debes confiar en un mago, pero el dinero que nos ofreció hará las
cosas más fáciles para la manada, —dijo una voz más profunda que Maddie
logró identificar como la voz del padre de Briant.

—Pero que hacemos para obtener ese dinero? Maddie no parece interesado
en querer acoplarse conmigo, —Briant dijo.

—Lo que él quiera no es problema. Estuvo de acuerdo y eso es lo que


importa. Ahora acaba de vestirte. Voy a ir a unirme a la familia de tu novio.

Maddie escuchó la puerta abrirse y después cerrarse. Antes que él diera


otro pasó, se abrieron las puertas del balcón y Briant asomó su cabeza
fuera. —Pasa. Ahora es seguro.

—No sabía que me habías oído. —Maddie entró en la habitación. Parecía


exactamente igual que la de Maddie excepto por la ropa de Briant repartida
por todo el lugar. ¿No debería su habitación ser más personal que esta otra?
El dolor se clavó otra vez en su cabeza como si fuera una bestia enojada.

—Tengo una audición excepcional. Algún día llegaré a ser un alfa.

—No si Klaus tiene algo que ver con eso, —dijo Maddie sin pensar.

Briant se giró alrededor de sí mismo, con la camisa en la mano. El cuerpo


fuerte y musculoso debería de haber afectado a Maddie, al menos lo
debería de haber incitado a un poco de lujuria, pero en lugar de eso lo
observaba con un ojo casi clínico.

—¿Qué quieres decirme con eso?, —preguntó Briant.

La nube gris envolvió otra vez la mente de Maddie. —No sé. Mi cabeza
está brumosa y no me permite pensar.

—Te lo hizo ese mago. Está nublando tu mente. —Briant puso sus manos a 103
ambos lados de la cara de Madison—. Vamos a ver si puedo ayudarte. Me
niego a casarme con un compañero que ni si quiera conoce su mente.

Madison asintió con la cabeza. Confiaba en Briant más que en Klaus, el


cual tenía a su lobo sentado y moviendo su cola con interés.

—¿Qué vas a hacer?

—Llamaré a tu lobo. Nuestra mitad animal puede luchar contra la magia.


Sabía que había algo extraño acerca de todo esto. No es que no te encuentre
atractivo, pero mi lobo se negó a hablar con el tuyo. ¿Preparado?

—Sí. —él estaría de acuerdo con cualquier cosa que le ayudara a despejar
su cabeza.

—Prepárate. —Briant cerró sus ojos.

Un rayo de energía lo sacudió. Maddie se agarró a las muñecas de Briant,


su cabeza encajándose a presión detrás del crujido eléctrico. Maddie girtó y
acalló al suelo. Su cuerpo se arqueó por el impacto. Apretó su mandíbula
para retener un aullido. Cualquier ruido podría atraer a los que quieren
aplastarlo bajo sus pies.

Su visión se volvió doble y blanca, su mundo entrando al lugar. Pequeñas


piezas cayendo juntas para encajar en el rompecabezas de su vida y crear
una imagen completamente diferente de lo que le habían contado a él.

—Soy Madison Archer y tengo una pareja. —Maddie abrió los ojos. El
dormitorio se había encajado en su enfoque cuando su bestia interior casi
había salido, dispuesta a defenderse de los intrusos. Nadie conseguiría
volver a engañarlo nuevamente.

—¡Maddie!

Una voz hizo eco en su mente. Él sacudió su cabeza tratando de sacar el


sonido de su mente. Nadie debería estar allí.
104
—¡Maddie, habla conmigo, soy Temple!
—Temple. —Él lamió sus labios, su boca seca como si se hubiera llenado
de algodón—. Temple.

Imágenes comenzaron a encajar en su mente, instantáneas de su historio y


de su vida antes y después, pero con Temple.

—¿Quieres casarte en un templo?, —preguntó Briant.

—¿Estás con Klaus?

—Estoy en su casa pero él no está ahora mismo. —Él no sabía que


información de Maddie estaba buscando.

—Mantente a salvo. Te veré pronto. —Sentía como Temple abandonaba su


mente y se resistió a las ganas de gritar hacia fuera su miseria.

—No, el nombre de mi pareja es Temple.

—Es un tipo de nombre extraño, —dijo Briant.

Maddie parpadeo y las lágrimas salieron. Su pareja estaba viniendo por él.
—Lo siento pero no puedo casarme contigo.

Briant asintió con la cabeza. —Me imaginaba algo así. ¿Qué vamos a
contarle a nuestros padres?

—Él no es mi padre. Mi padre murió. Él es el esposo de mi tía y me ha


lavado el cerebro. No necesito decirle nada. Con respecto a tu padre no sé
si lo sabrá, Klaus no es solo un mago. Es un vampiro y va a beberse la
sangre de tu manada. Él ya mató a la mayoría de la manada de mi tía, por
eso quiere este matrimonio.

—Mi padre no debe saber esto. Él nunca aceptaría enviar a nuestra gente a
un sacrificio.

—¿Incluso por muchísimo dinero? —Alguna gente hace cualquier cosa por
dinero.
10
5
—No. —Briant miró a Maddie—. ¿Temple maría personas por dinero?

—No, Temple tiene honor.

—Bueno. Me gustas, Maddie. Quizás no estemos enamorados, pero hubiera


sido un orgullo tenerte como compañero.

Maddie se ruborizó. —Gracias. Estoy seguro que encontrarás a una


increíble pareja propia.

—Me gustan los hombres y las mujeres así que las posibilidades de
encontrar a alguien son buenas.

—Mi pareja tiene una hermosa hermana, si no te importa que sea mitad
loba y ella no ha mostrado cualquier habilidad como maga.

Briant sonrió. —Me encantaría conocer a la hermana de tu pareja. Ella


suena intrigante.

—Huh, recuerdo a mi tía diciéndome que no podías ser la pareja de Kaleb


porque tú sólo querías auténticos lobos en tu manada. —La conversación se
filtró al azar en su memoria, repitiéndose una y otra vez en su mente.

Briant negó con la cabeza. —Eso es un disparate. ¿Por qué tendría que
preocuparnos que dos hombres se acoplen? Tenemos un cambia formas
lobo y otro zorro que se han emparejado y tienen los más lindos y
hermosos cachorros.

—Supongo que es una cosa más sobre las que mintieron. —Todavía, la
idea corría veloz por su mente—. Raro.

—Sí, es algo raro.

—¿Cómo evitaríamos la ceremonia de matrimonio?, —preguntó Maddie—.


Ellos no van a permitirme que salga de aquí, no después de que tuvieron
tantos problemas para capturarme. Klaus no me lavó el cerebro solo para su 106
propia diversión. Quiere que este acuerdo salga adelante.
—Hablaré con mi padre. Una vez que sepa todo lo que está sucediendo
cancelará todo, —dijo Briant, su voz llena de convicción.

—Está bien. —Sonaba como el mejor plan.

—Ya estoy casi allí. —La voz de Temple sonó en su cabeza, fue como una
caricia de bienvenida.

—Temple dice que está casi aquí, —repitió Maddie.

—¿Podéis tener conversaciones reales en vuestras cabezas? —Briant


sonrió—. Es asombroso. Escuché que solo las parejas verdaderas pueden
hacer eso.

Maddie asintió con la cabeza. —Somos pareja verdadera. Lo hemos sido


desde que Temple me encontró cerca del río cuando yo era joven.

—¿Qué ocurrió con el resto de tu familia?

—El río se desbordó y se llevó nuestra casa. No recuerdo nada después de


que mi padre me indicara que subiera a la azotea. Encontraron los cuerpos
de mis padres una semana después y pensé que todos los demás habrían
muerto también. La manada de Temple me acogió y me crio, hasta que me
secuestraron.

—¡Wow! Es una azarosa vida la que has llevado.

Maddie rio. —Hasta hace poco ha sido gratamente aburrida.

—Esperemos que podamos volver a esa vida nuevamente. —Birant tendió


una mano para ayudar a Maddie a ponerse de pie—. Tu pareja debe ser un
increíble hombre que tuvo la suerte de enlazarse contigo cuando erais tan
jóvenes.

—Sí. —Maddie sabía que una expresión tonta cruzaba su rostro cuando
pensaba en Temple—. Es increíble pero yo tenía problemas de 107
apareamiento cuando ya iba al colegio. La separación duele.
—Oh, Maddie. ¿Por qué no me lo dijiste?

Maddie se estremeció. Temple había oído completamente su conversación


con Temple. —No quería parecer patético.

—¿Cuándo yo no te he entendido? Deberías habérmelo dicho.

—¿Estás teniendo una conversación privada o simplemente estás poniendo


caras?, —Briant preguntó.

—Temple dice que debería haberlo hablado con él.

—Suena como una pareja razonable. —Briant cogió su teléfono que estaba
sobre el aparador—. Voy a llamar a mi padre.

Maddie escuchó cuando Briant le pidió a su padre una reunión en la sala.


Cuando colgó, Maddie preguntó; —¿Crees que hará algo?

—Eso espero. Nadie quiere pensar que su padre los haya vendido a todos
por dinero. —La expresión de Briant no parecía tan segura como antes.

—¿Crees que él tiene algo que ver?

—Lo veremos.

El padre de Briant entró sin llamar. —¿Qué sucede? —Él se detuvo cuando
vio a Maddie—. Hola Madison.

—Maddie estaría bien.

El rostro del hombre mayor no mostró sorpresa.

—¿Tu sabías que habían borrado su memoria, verdad?, —Briant miró


fijamente a su padre, como nunca antes lo había hecho.

—Algunas veces la gente tiene que sacrificar los bienes mayores, —dijo el
padre de Briant.
10
—¿Desde cuando está bien enviar a un pueblo para ser la alimentación de
8
un vampiro?, —preguntó Maddie.

—¿De qué estás hablando? —Sus ojos se volvieron de sospecha—. Si


creéis que vais a detener esto contando historias salvajes, ambos estáis
equivocados. He firmado un documento aceptando este acuerdo.

—Pero no firmé.

—Tengo tu firma, —Frank argumentó.

—No, tú tienes la firma de Madison Klaus. Yo soy Maddison Archer. Tu


documento no es legalmente vinculante. Un vampiro nubló mi mente y me
obligó a firmar, pero él no podía usar mi propio nombre porque ellos tienen
poder propio, por eso me asignó otro nombre. ¿Eso suena como una
persona sana?

Frank sonrió. —¿Piensas que voy a creerme este plan con el cual mi hijo y
tu salís ahora para convencerme? Vosotros solo queréis avergonzarme. —
Dirigió la última parte de la frase a Briant.

—¿Por qué haría eso padre? Siempre he hecho todo lo que me has pedido.
¿Por qué iba a esperar a estar aquí para protestar? Yo te lo podría haber
dicho en casa. Estaba dispuesto a casarme con Madison pero no del modo
en que lo tenían engañado. Él tiene una pareja.

—¿Es eso cierto?, —Frank preguntó.

—Sí. —Maddie no mencionó que su pareja estaba por llegar. No podía


confiar en nadie. Probablemente no debería habérselo dicho a Briant.

—¿Dónde está él entonces?, —Frank agitó una mano para indicar la


ausencia de un compañero.

—Probablemente de luto desde que Klaus cortó la conexión.

Briant abrió su boca pero la volvió a cerrar otra vez cuando vio la 109
advertencia en la mirada de Maddie.
—Voy a ir a hablar con Klaus y llegar al fondo de todo esto. Vosotros dos
permaneced aquí. —Frnak los señaló a cada uno con un dedo, como si
fuera a imponer su voluntad.

Maddie esperó hasta que Frank salió de la sala para hablar. —Lo siento
Briant, pero no confío en él.

—Sí, yo tampoco. —La cara de Briant palideció—. Se está volviendo


obvio para mí que mi padre ha olvidado la razón de ser un alfa.

—¿Qué es eso?

—Proteger a la manada.

—¿Temple?

No hubo respuesta.

—Mi pareja no responder. ¿Podría tomar prestado tu teléfono para llamar a


mi alfa? —Una especie de calambre estomacal atravesó el estómago de
Maddie—. Pienso que algo ha ocurrido.

—Podrías estar en lo cierto. —La voz de Klaus hizo que Maddie se girara
hacia la puerta—. No puedes hacerte una idea de lo lamentable que es para
ti haberte despertado antes de haber tenido la oportunidad de casarte,

—¿Por qué estás haciendo esto?, —Briant caminó protectoramente hasta


ponerse por delante de Maddie.

—¡Porque tengo hambre! Los ojos de Klaus se volvieron rojo oscuro y sus
caninos asomaron por encima de su labio inferior.

—¡Mierda, él dice la verdad!, —dijo Briant.

—¿Qué? ¿Pensaste que el dulce Maddison mintió? —Klaus sonrió—. Ya

110
no importa. Si no te casas, mataré a tu padre, y Madison, si no cooperas,
rebanaré la garganta de tu pareja.
—¡Temple!, —Maddie gritó en su cabeza.

Nada.

—No puedes comunicarte con él. Lo capturé tan pronto como él cruzó la
frontera. No iba a permitir a un asistente para mago arruinar todo, —Klaus
se mofó.

—Quiero verlo antes de confiar en ti, —dijo Maddie.

—No es un problema. Están todos alineados junto al río. Ven y míralos.

Las manos de Maddie se sacudieron con nerviosismo cuando siguió al


vampiro. Los pasos pesados de Briant justo tras él.

Desfilaron uno a uno mientras caminaban al exterior. Caminaron como los


patitos entre las dos filas alineadas de flores a modo de una burla para la
celebración de una boda condenada. Aquello podría haber sido una
procesión fúnebre por la cantidad de alegría que mostraban las caras de
todos.

Las personas a ambos lados de las líneas de flores tenían los rostros
sombríos. Nadie parecía haber esperado ver esto. Los lobos podían sentir
que algo estaba mal y la gente de la manada de Rose había visto
desaparecer a muchos de sus hermanos como para que fuera una novedad.

En la fila delantera en el lado de Maddie estaba sentado Temple pero ni se


movía ni tampoco parpadeaba. Solo el lento movimiento de su pecho
demostraba que todavía respiraba. Cannon y Reena estaban sentados junto
a él, congelados como si fueran estatuas.

—¡Libéralos!, —Maddie gritó.

—Una vez que estés casado ellos serán liberados, —dijo Klaus.

El padre de Briant estaba sentado al otro lado del pasillo en el mismo 111
estado catatónico.
—¿Y mi padre?

—Lo mismo. —Klaus repitió sus palabras.

—¿Qué le has hecho a ellos? —Maddie se detuvo al lado de Temple, el


miedo triplicó los latidos de su corazón.

—Es un simple hechizo. Nada de lo que preocuparse. —Klaus se colocó en


el lugar del oficiante de la boda, el viejo cambia formas tenía las manos
temblorosas y sus ojos estaban muy abiertos por el terror.

—Realmente eres una persona horrible, —dijo Maddie.

Él caminó hacia donde estaba Temple y le dio un beso en la frente. —


Aguanta donde estés compañero. Te liberaré.

Abatido, se acercó al oficiante.

—¿Venís por vuestra propia voluntad?, —preguntó el viejo lobo.

—No, —respondió Maddie.

—No, —repitió Briant.

El cambiaformas levantó sus brazos en señal de frustración. —Entonces, no


puedes casarlos.

—¡Cásalos!, —amenazó a todos—. No olvidéis que tengo a vuestros seres


queridos.

Temple miró hacia el vampiro. ¿Qué hemos olvidado? Nosotros estábamos


haciendo la pregunta. —El encantamiento no estaba funcionando si
podíamos ver la vena abultada en la cabeza de Klaus. Su lobo le dijo de
arrancar la cabeza al hombre y proteger a su pareja.

Los ojos de Briant comenzaron a brillar, el lobo alfa estaba subiendo a la


superficie. 112
—No me gusta hacer cosas cuando me obligan. —Briant cambió y corrió
hacia Klaus.

Klaus alzó una mano. Briant saltó y cayó al suelo en el lugar donde Había
estado Klaus, se quedó con los ojos abiertos, inmóvil.

—Estoy cansado de la actitud de vosotros dos. Odio a los lobos.

Tía Rose gruñó.

El resto de los lobos también gruñeron.

—¡Como si me importara lo que vosotros pensáis!, —Klaus gritó.

Nadie se atrevió a hacer nada y menos aún atacar. Varias de los asistentes
se enfocaron en Briant, incluido su padre.

Klaus levantó su mano y Briant se detuvo como si fuera una marioneta, sus
manos se agitaban con cada movimiento que intentaba. —Ahora te casarás
y harás lo que yo diga.

Temple luchó incansablemente, para poder parpadear o hacer cualquier


jodida cosa. Había sido un completo idiota por haber creído que podría
entrar en esta situación y salvar a su compañero. Su padre y sus tíos habrían
hecho algún tipo de hechizo de poder, alguna suerte del tipo triple poder y
hubieran vencido al bastardo.

Ahora ya era demasiado tarde para pensar en lo que debería haber hecho.
Sin la habilidad de moverse, él no podía activar el portal. El hechizo de
Klaus también parecía impedirle comunicarse con Maddie. Los pocos
pensamientos que trató de enviar no parecieron llegar a su compañero.

Temple cerró los ojos. Éxito. Esa contracción en sus labios indicaba que
estaba recuperando la sensación de movilidad. Boqueó el drone con que el
viejo lobo trataba de unir a Maddie con el otro lobo. La bestia interna de
Temple rugió con ira quemando a través de él, el ruido aplacó la niebla
blanca en su cerebro cuando echó la cabeza atrás y gritó. 113
El suelo parecía más lejos cuanto más crecía él. Las garras atravesaron sus
dedos y un profundo aullido salió como un rayo de su pecho. Su rostro
dolía mientras su mandíbula se quebraba estirándose para dar cabida a sus
nuevos y enormes dientes.

—¿Qué demonios eres tú?, —Klaus preguntó alejándose de él—. ¡Debes


morir!

Electricidad comenzó a pulsar en la punta de los dedos de Klaus. Temple


no le iba a dar la oportunidad de hacer nada. Él lanzó sus garras hacia
Klaus, pero se agachó rápido y puedo evitar se rasgado.

—Ten cuidado, amor. —Maddie dijo.

Podía sentir la tensión de Maddie a través de su enlace. Su dulce lobo había


sufrido en silencio así que Temple podría ir a la escuela. Ahora que ellos
eran compañeros Temple podría ayudar a Maddie con su dolor a través del
enlace, pero primero ellos debían destruir a esta criatura antes de que
tratara de desgarrarlos.

Klaus silbó, sus dientes se alargaron y sus ojos brillaron en color rojo, era
una criatura de pesadilla en carne y hueso. Cannon corrió más allá de
donde Temple se encontraba distrayendo a Klaus. Temple pulsó el orbe que
sacó de su bolsillo y la lanzó contra una roca en el suelo. Se hizo añicos.

Un ruido pulsante hizo vibrar la tierra bajo los pies descalzos de Temple.
Sus zapatos debieron haberse destrozado con la transformación.

—¿Qué hiciste?, —Klaus gritó.

Los invitados se movieron nerviosamente detrás de él. Temple se puso en


sus cuatro patas cuando su padre y tíos, Dan y Devin, caminaron a través
del portal recién formado. No dolía que ellos hubieran traído a Tío Farren,
el poderoso compañero de Dan. Farren guiñó un ojo a Temple. —¿Quién
nos necesita para que encendamos el fuego? 114
El vampiro palideció. —¡Aléjate de mí!

—Temple, este es para ti un buen momento de aprender. Cuando luches


contra un vampiro, siempre trae un Djinn contigo. Somos enemigos
naturales. —Farren caminó más cerca del tembloroso psicópata.

—¡Aléjate Djinn, o mataré a este lobo!, —Klaus se lanzó hacia Maddie.

El padre de Temple empujó a Klaus hacia Farren. Farren levantó sus manos
y fuego puro estalló en sus palmas. Los lobos gimieron tras Temple. Él no
cubrió sus ojos del fuego, para no perderse ningún momento. Raramente
había visto a los magos más viejos en acción, ellos tienden a practicar su
magia en una casa privada de la manada.

Mientras Farren había distraído a Klaus, Temple observó como el trío


formó un triángulo alrededor del malvado mago. Un canto bajo llenó el
ambiente. Farren se agachó en el exterior del triángulo cuando el trio habló
sus últimas palabras.

—¡Adiós!, —Farren dijo divertido. Una llamarada de energía púrpura llegó


desde el triángulo hasta el cielo. Cuando la luz de desvaneció, Klaus se
había desvanecido.

—¿Dónde se ha ido?, —Maddie preguntó.

—A la Sede del Consejo, —Farren contestó.

Maddie inclinó la cabeza. —¿Por qué no ha venido Jay?

El padre de Temple caminó más cerca y apretó su hombro. —¿Quién crees


que va a asegurarse de que el Consejo no barra este asunto directo bajo la
alfombra? Es demasiado bueno verte.

Apenas tuvo tiempo para elaborar detalles cuando Maddie se vio atrapado
entre los brazos de Temple y fue levantado en un fuerte abrazo. —Ugh, tú
las tienes enormes. 115
—¿Tú lo hiciste hijo? ¿Qué crees que podría haber causado esto?

Farren miró a los ojos de Temple. —Es precioso. Creo que deberías hablar
con Jay sobre tu avatar.

Las garras de Temple se retractaron y el agarre de Maddie desapareció tan


rápido que Temple tuvo que reaccionar para que no aterrizara con su cuelo
en el suelo.

—Te he echado de menos, —dijo Maddie. Había rozado la mejilla de


Temple antes de besar a su pareja en la boca—. Tu nueva forma es
macarra.

—Me alegro sobre eso. No me gusta alejarme de la tierra.

Maddie frunció el ceño. —¿Por qué crees que tienes una nueva forma?

—No lo sé. —Él no podía pensar ahora por qué había comenzado a mutar
sin una razón.

—Tengo una teoría, —su padre dijo aproximándose a ellos—. Creo que
Maddie podría ser tu avatar y la combinación “temer por la vida de tu
pareja y tener acceso a la energía extra de los lobos” empujó a tu nueva
forma híbrida.

—¡Huh! —Temple no sabía qué hacer con esa información—. Bien, en el


lado positivo, Maddie deberá venir conmigo a la escuela cuando necesite
un avatar.

Maddie apretó a Temple como si quisiera exprimirlo. —Eso me encantaría.

Después de que Klaus desapareciera, el olor desaparecido, volvió a su


lugar. Cualquier hechizo hecho por él, había desaparecido con su ausencia.

—Te echaba de menos pareja. —Temple susurró en el oído de Maddie.


Nada parecía valer la pena sin su lobo hermoso a su lado. 116
—Te eché mucho de menos. Bien, en los momentos que podía recordarte.
—Maddie explicó su amnesia para horror de Temple.

—Me alegro que lucharas para recordarme. —Temple no podía imaginarse


lo que habría hecho si al llegar a luchar con Klaus, Maddie no hubiera
recordado su apareamiento—. Incluso si tú no me hubieras recordado y te
hubieras casado con este chico, yo hubiera intentado por el resto de mi vida
traerte de vuelta.

Temple no habría tenido ningún problema en haber producido un accidente


para el marido de Maddie si al llegar lo hubiera encontrado casado. Tal vez,
dentro de él, tuviera algo más que un lobo sediento de sangre.

—Pensé que nunca te vería otra vez. —Maddie escondió su cabeza contra
el cuello de Temple y rompió a llorar.

—Shh, te tengo. Es solo la tensión saliendo. —Acarició con una mano la


espalda de Maddie arriba y abajo, tratando de calmarlo.

—¿Estás bien, Maddie?, —Briant preguntó. El joven alfa se acercó, sus


ojos se llenaron de preocupación por Maddie.

—Él está bien, —gruñó Temple.

—Le pregunté a él. —El aspirante a novio no pareció intimidado por la ira
de Temple.

—Estoy bien Briant. —Maddie se abrazó firmemente a Temple.

—Vamos a ir a casa compañero.

Maddie asintió con la cabeza.

—Te llevaré, —Briant dijo.

—No gracias, volveremos a través del portal. —Temple sonrió, feliz de

117
volver a casa con su hermoso lobo.

Cannon y Reena se acercaron. Abrazaron a Maddie, tratando de transmitir


su alegría de verlo a través del tacto. Maddie cerró los ojos y absorbió el
amor de la manada de lobos.

—No creo que debamos pensar en este grupo como un buen ejemplo en el
que basar nuestra propia manada, —dijo Cannon con su tono de voz hueso
y de un modo seco.

Temple y Reena comenzaron a reír. Al final, había sido ese tipo de día.

118
Capítulo 9
Maddie había estado en casa durante dos semanas y las cosas estaban
comenzando a volver la normalidad. Tía Rose le había dado la posición de
pareja del alfa y se había ido de vacaciones a Miami mientras Kaleb había
decidido a quedarse con ellos, alegando que quería ver cómo era el
funcionamiento de una buena manada de lobos.

Algo sobre Kaleb dejaba a Maddie en estado apagado. Lo había notado en


la mansión de Klaus, pero la falta de olor había conseguido eliminar la
sensación.

Maddie había obligado a Temple a volver a la escuela. Su compañero se


había negado a alejarse de su lado hasta que Maddie se hubiera recuperado
del todo, pero había conseguido persuadirlo de ir. Él no podría esperar a la
semana siguiente para ver las caras de los compañeros de Temple cuando
presentara a Maddie como su avatar.

—¿Estás bien?, —La voz de Temple sonó en su cabeza.

—Sí. —Temple lo visitaba mentalmente, a cada hora, tan pronto como salió
de clase, contactó con Maddie. Temple no sabía si alguien podría atacar a
Maddie en la casa del centro de la manada. Kaleb había sido atrapado solo
porque Klaus lo había chantajeado con la vida de su madre.

—Hola, Maddie, ¿Qué estás haciendo? —Kaleb preguntó.

—Estoy bien, aquí. ¿Sabes que Briant ha decidido venir a visitarnos para
conocer a Reena? Creo que ellos podrán llegar a algo. —Maddie tenía que
sonreír cada vez que veía los intentos del dulce alfa por hablar con Reena.
La hermana de Temple parecía alagada, pero hasta ahora se mostraba 119
inquebrantable.
—Eso es genial. —El tono de Kaleb no coincide con su expresión
desinteresada.

—Yo también lo creo.

—¿Quieres salir fuera y comemos algo? Todavía no he tenido la


oportunidad de explorar el vecindario. He escuchado que hay una buena
pizzería cerca.

—De acuerdo, suena bien. Saldré hoy. Podría enseñarte los alrededores. —
Quizás su primo necesitaba alguna atención. No podría haber sido tan fácil
para él, sin el olfato, su fría mamá y un padrastro psicótico.

—¡Excelente! Déjame tomar una chaqueta y estaré listo para salir.

—Voy a salir a tomar pizza con Kaleb, —él envió mentalmente a Temple.
Su compañero necesitaba saber dónde estaría él.

—Ten cuidado, no confío en él, —le dijo Temple.

Era extraño, ambos tenían la misma sensación sobre Kaleb.

Maddie lo esperó en la parte inferior de la escalera, inquieto moviéndose de


un lado a otro. El pelo del cuello de su lobo se erizaron y una sensación de
malestar estalló desde su interior hasta fuera.

Sacudiéndose de encima la sensación, Maddie sonrió cuando su primo se


unió a él.

—¿Listo?

—Sí.

—Podemos caminar unas pocas millas o ¿tomamos la limosina?

—Tomemos la limusina. Nunca antes he montado en una.

—¿En serio? Klaus siempre me pareció del tipo de usar limusina.


120
Los ojos de Kaleb brillaron como el oro. —Él no iba a la gente, la gente iba
a él.

—Suenas como si lo admiraras, —Maddie miró a Kaleb con precaución.

—Toda persona tiene algo digno para admirar, —dijo Kaleb—. Mientras la
gente lo escuchaba, él no era tan malo.

Maddie no estuvo de acuerdo. No todas las personas tienen cualidades


redentoras.

La limusina estaba esperando fuera. Una vez que salieron, el conductor


llamó a otro conductor para que tomara su lugar.

Ellos subieron dentro del vehículo y tomaron asiento uno frente a otro. —
¿Quieres agua o un refresco? —Maddie ofreció a Kaleb.

Kaleb negó con su cabeza. —Sé exactamente qué es lo que quiero.

—¿Y eso qué es?

—Tú, solo tú. —Los ojos de Kaleb se volvieron completamente color oro.

Maddie se congeló, el miedo a moverse por si provocaba a la criatura que


acechaba bajo la mirada de Kaleb. —¿Por qué?

—Porque tú has encarcelado a mi hombre, ahora voy a destruirte y me


aseguraré de hacer que tu pareja sufra. Tal vez le mande una arte de ti para
que la tenga de recuerdo. Quizás sigas vivo mientras yo te rajo.

—¿Klaus es tu pareja? Pensaba que era tu padre. —El estómago de Maddie


se retorció al pensar en los dos hombres juntos.

—¡Él es mío! Podría haber utilizado a mi madre para controlar la manada,


pero él era a quién yo amaba sobre todo el mundo. Yo era el único para él.

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¿Quién crees que planeó tu secuestro? ¿Acaso piensas que él daba una
maldita mierda por la pureza de la raza o no? Él dijo lo que yo quería que
dijese. —Un destello maniático llenó los ojos de Kaleb—. Tú lo destruiste.
Contigo bajo mi control tendrán que devolvérmelo.

—Él es un psicópata, —Maddie gritó.

—¡Él es mío! —Las manos de Kaleb se convirtieron en garras. Él atacó a


Maddie. Maddie lo esquivó con astucia. Quizás él no fuera el lobo más
fuerte, pero tampoco era una gacela. Sacó sus garras y lo atacó, rasgando el
pecho de Kaleb. La limosina ralentizó la velocidad y Maddie pateó a Kaleb
en la cabeza.

Kaleb rebotó y chocó en uno de los lados de la limosina. El meneó la


cabeza y se lanzó otra vez. Maddie golpeó a puñetazos en su cara.

—¡Maddie!

Mierda, Temple debía estar detectando el dolor de Maddie. —Estoy bien.


—Proyectó un golpe y acertó de lleno en Kaleb.

Kaleb lo golpeó por detrás. Maddie escuchó un crujido, después de unos


segundos sintió como Kaleb le atacaba con una hoja afilada. Maddie había
bloqueado el golpe de la cuchilla con su antebrazo.

Mierda, esto duele.

La sangre brotó de la herida chorreando por su mano y brazo. Trató de


aferrarse a Kaleb pero fácilmente se liberó del agarre de Maddie.

—Toma mi poder, —le dijo Temple.

Pura energía fluía hacia él. La debilidad de Maddie desapareció y él perforó


a Kaleb en la garganta. Kaleb llevó sus manos a su cuello, el ruido de
gorgoteo ahogaba su garganta.

El conductor abrió la puerta, agarrando a Kaleb por el brazo lo arrastró


fuera de la limosina y lo arrojó contra el suelo. —Nadie jode a mis lobos.
—El conductor, Sal, podría ser humano pero había trabajado para la 122
manada al menos desde hacía una década.
Kaleb saltó contra Sal. El conductor sacó su pistola y disparó a la cabeza de
Kaleb.

—Wow. —Maddie observó a suprimo mientras caía muerto al suelo—.


Gracias Sal.

Temple venía corriendo cuando giró en la esquina. Él se deslizó


rápidamente al lado de ellos. Atrapó la cara de Maddie entre sus manos. —
¿Estás bien? Dime que estás bien.

—Estoy bien.

—Estas sangrando. —Temple murmuró un hechizo pequeño.

La herida se selló delante de sus ojos. —Gracias.

—Nada para ti, mi dulce. —Temple lo besó.

Maddie se derritió entre los brazos de su compañero, y no lo dejó ir, ni si


quiera cuando el beso terminó. —Te amo.

—Lo sé. Yo también te amo.

—Gracias por venir por mí.

—Siempre iré a por ti. —Para cualquier otra persona habría sonado como
algo ensayado, pero la verdad, en la voz silenciosa de Temple, sonaba
como un voto solemne.

—¿Cómo llegaste aquí tan rápido? —Aun agitado por el ataque, Maddie se
aferró a Temple.

—Venía para unirme a comer pizza. Estoy contento de haberlo hecho.


Vayamos a tu casa y nosotros llamaremos al servicio a domicilio. —
Temple ayudó a Maddie a subir a la limosina para no darle tiempo de

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volver a ver a Kaleb.

—No sabía que me quería muerto, —Maddie dijo conforme comenzó a


temblar.

—¿Él dijo por qué?

—Porque era el amante de Klaus.

—Wow, no vi venir eso. —Temple envolvió un brazo alrededor de Maddie


y lo sostuvo cerca.

Alguien estaría allí para llevarse a Kaleb. La parte complicada sería la de


explicarle a su tía lo que había sucedido, pero eso era algo de lo que
preocuparse más adelante.

El lobo de Maddie gritó de alegría por estar retozando con su pareja.


Aprobaba cualquier excusa para estar al lado de Temple. Maddie frotó una
mejilla y después la otra, extendiendo su olor por su amado. En su manada,
todos sabían que ellos eran compañeros, pero fuera de los miembros de la
manada necesitaban un recordatorio.

Templo se alejó de él. —No voy a tener sexo contigo en la parte posterior
de la limosina. Quiero el aroma de las hojas.

—De acuerdo. —No podía enfocarse en nada más que no fuera su


compañero. Un suspiro largo, de satisfacción flotó desde él. Nada podría
ser mejor que estar en la cama con Temple—. Quiero tener días aburridos a
partir de ahora y en adelante.

—Yo también, mi amante. Yo también. —Temple besó a Maddie en la


frente—. Vayamos a casa. Si aparece cualquier otro de tus familiares, solo
voy a disparale.

Maddie se echó a reír. —Lo que tú digas, mi amor, lo que tú digas.

Fin
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Sobre la Autora
Amber Kell ha hecho una carrera de ensueño. Fue un hábito de toda su vida
que ella practicara diligentemente la falta de total enfoque sobre cualquier
cosa no relacionada con la creación de un mundo de fantasía.

Cuando ella le contó a su marido lo que quería hacer con su vida, él le dijo;
ve y diviértete.

Durante todos aquellos segundos que ella no está escribiendo recuerda que
tiene hijos, cuyo humor es parecido al del juego, “¿Qué pasaría sí?” y
permite que ellos la saquen a tierras extranjeras para obtener inspiración.
Su confidente más joven, le dijo que necesitaría una página web y un
nombre como autora; dos cosas que aparentemente son propias de un
verdadero escritor.

A pesar de la insistencia de su marido sobre que ella no bebe lo suficiente


para ser un verdadero genio literario, ella continúa creando historias de
personas que caen enamorados felizmente y permaneces de esa manera.

Ella se frustra durante el día por un terrible tráfico de gatos en las escaleras
y un perrito que se empecina en caminar, pero ella persevera valientemente.

Correo electrónico: amberkellwrites@gmail.com

A Amber le encanta escuchar a sus lectores. Puedes encontrar su contacto


de información, sitio web y la biografía del autor en
http://www.totallybound.com.

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Creditos

Nimaria, MaryC, David, Pervy, Clau

Nuestro agradecimiento al Staff de

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