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ORIGEN Y EVOLUCION
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puede dedicarse por sí mismo al desempeño de sus negocios, da poder a otro
para que lo haga en su lugar como si el mismo estuviera presente.
Ya en el derecho moderno los juristas de los siglos XVII y XVIII fueron los que
iniciaron la estructuración de una “teoría de la representación” pero con las reglas
del mandato, dando lugar a que se produjera la confusión entre el contrato de
mandato y la representación, llegándose al extremo de dar al mandato una
finalidad esencialmente representativa. Estaban distantes a una compresión de lo
que se conoce ahora como la representación directa e indirecta, extendiéndose
este error desafortunadamente a una gran cantidad de códigos, de modo que la
representación se convirtió en un elemento constitutivo esencial del mandato.
Al iniciarse Derecho contemporáneo el Código Civil Francés de 1804 asumió la
representación en el estado de su evolución, por lo que no le asigno una normativa
propia sino que la subsume en la del mandato. Ese camino fue seguido por la
codificación civil de esa época y así en la obra de Vélez Sarsfield como en la de
Andrés Bello se omiten legislar sobre la base de una teoría de la representación,
haciéndolo con relación al contrato de mandado. A mediados del siglo XIX por
obra de la pandectista alemana, se inicia la revisión del tratamiento de la
representación incluida en la normativa del mandato. La obra de los pandectistas
fue seguida y desarrollada por Laband, a quien se le reconoce la autoría de
independizar la representación del mandato, que ahora son figuras autónomas.
En el derecho Peruano3, el Código Civil de 1852, siguiendo el modelo rama lista y
napoleónico, regulo la representación voluntaria subsumida en el contrato de
mandato. El código de 1936, no obstante la influencia alemanda y brasileña
mantuvo el tratamiento del Código del 52. El código civil en vigor introduce la
desvinculación del mandato de la representación, pero no la desvincula
radicalmente al haber legislado al mismo tiempo el mandato con representación y
el mandato sin representación. Se encuentra disciplinado en los artículos 1790 al
1813.
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2. DELIMITACION CONCEPTUAL
Algunos autores4, dicen que mandato proviene del latín mandarum de mandare
(manum dare) que significa dar la mano ya, que antiguamente el mandatario daba
la mano al mandante en testimonio de la fidelidad que le prometía. Otros,
aseveran que mandatum deriva de mandare y esta a su vez de manum dare, que
quiere decir dar poder. Designan así al propio contrato, al poder conferido al
mandatario o al título por el cual se otorga poder, al instrumento del contrato, etc.
Los Mazeaud afirman que el mandato es el contrato por el cual una persona, el
mandante, encarga a otra persona, el mandatario, que acepta cumplir un acto
jurídico representándolo en el. Así, se subraya que la representación es la esencia
del mandato, cuando en el fondo se trata de dos instituciones completamente
diferentes. El primero, se origina como consecuencia de un acto unilateral de
voluntad de carácter recepticio por el que se otorga facultades, el segundo, en
cambio, trata de un contrato bilateral de que dimanan obligaciones para ambas
partes.
Por su parte Spota, señala que “por mandato debemos entender el acto jurídico
por el cual una persona confiere poder a otra persona para celebrar uno o más
negocios jurídicos por cuenta y en interés de aquel”. Si bien en esta noción no se
hace referencia a la representación como aspecto central del contrato, pero se le
sobreentiende, por referirse expresamente al acto jurídico. Colin y Capitant, en
cambio expresan que “el mandato o procura es el acto por el cual una persona
confiere a otra poder para hacer algo con destino al mandante y a su nombre”.
En cambio, Gómez Estrada dice, que: “El mandato es un contrato en el que una
persona confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de
ellos por cuenta y riesgo de la primera. La persona que concede el encargo se
llama comitente o mandante y la que lo acepta apoderado, procurador y en
general, mandatario”5. Por nuestra parte, conceptuamos el mandato como un
contrato en virtud del cual una parte, denominada mandatario, se obliga a realizar
una o más actos jurídicos, por cuenta y en interés de otra, llamada mandante.
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Desde el punto de vista de nuestra normativa jurídica, el artículo 1627 del Código
Civil de 1936 decía6: por el mandato una persona encarga el desempeño de
ciertos negocios a otra que los toma a su cargo por la aceptación del mandatario.
En cambio, articulo 1790 del Código vigente, lo define: Por el mandato el
mandatario se obliga a realizar uno o más actos jurídicos, por cuenta y en interés
del mandante.
3. DOCTRINA JURIDICA
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B. SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS8: El mandato se asemeja y diferencia al
mismo tiempo de las instituciones como la representación, el apoderamiento, la
promesa de la obligación o del hecho de un tercero, el contrato por persona a
nombrar etc.
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medio de una persona, el representante, que actúa en nombre de otra, el
representado. Hay mandato, en cambio, cuando se celebra un negocio por
el cual una persona denominada mandatario se obliga a realizar uno o más
actos jurídicos por cuenta y en interés del mandante.
Es más, la facultad de representación la otorga el interesado o la confiere
la ley, por ejemplo, cuando se otorga una minuta de mandato o cuando los
padres responden por los actos ilicititos de sus hijos menores, en el
mandato, dichas facultades se dan por acuerdo de partes, de manera que
los efectos se produce siempre de un modo directo e inmediato en el
ámbito jurídico del mandante y nunca en el del mandatario. La
representación es el género y tiene alcance general; el mandato, la
especie, una figura de alcance menor que juega dentro de la esfera de la
contratación.
CON EL APODERAMIENTO: Laband sostiene que es cierto que el
mandato y poder pueden coincidir, sin embargo es menester conservar
clara la idea de que el mandato y poder solo coinciden de manera
ocasional, pero no necesariamente, y que de ninguna manera puede
decirse que constituyen el lado externo y el interno de una misma relación,
porque en realidad son dos relaciones distintas. En efecto, el mandato es
un contrato por el que el mandante: el apoderamiento, en cambio, un acto
jurídico en virtud del cual una persona concede u otorga voluntariamente a
otra un poder de representación.
Los sujetos que participan en el contrato de mandanto son el mandante y
mandatario, lo cual significa que ambos están obligados a algo al cual se
comprometieron en el acto de apoderamiento, dichos sujetos son el
poderdante y el apoderado, este mandato, es una relación obligatoria entre
las partes ya mencionadas; el apoderamiento, en contraste, solo designa la
posición jurídica individual de la persona del apoderado. El mandato, exige
el acuerdo de las partes que van a celebrar el contrato, en el
apoderamiento solo se requiere la declaración de poderdante.
Por último, resulta que hay mandatos sin poder, poderes sin mandato y
tanto el mandato como el poder ocasionalmente pueden coincidir. Del
mandato surge una relación obligatoria entre las partes que genera
responsabilidades a diferencia del apoderamiento que no impone la
obligación de actuar.