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TGD.
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Presentación de la Unidad:
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Objetivos:
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Temario:
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Introducción.
Los videos desarrollados por Lovaas para este Manual son (1):
(1) Todas las referencias y citas entre comillas pertenecen a The Me Book: “Unidad
UNIDAD II: PREPARACIÓN PARA EL APRENDIZAJE” y UNIDAD III: LA
IMITACIÓN, EL EMPAREJAMIENTO Y EL PRIMER LENGUAJE” Los videos pertenecen
a las cintas del programas desarrolladas por el programas de UCLA y son accesibles en
internet. “Lovaas Videotapes”.
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Cinta 1: Preparándose para aprender: Cubre las primeras etapas (por ejemplo,
enseñar al niño a comer, a mirar, a dominar sus rabietas y a prestar atención),
ejemplos de cómo elaborar la imitación no verbal, el emparejamiento y los
comienzos del lenguaje receptivo. La cinta 1 trata el material cubierto por las
unidades 1 y II, y parte de la unidad III.
“Sentarse”
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“Para algunos padres, ésta puede ser la primera vez que consigan un control
explícito sobre el chico”.
Hay tres indicaciones que son útiles para ayudar al niño a sentarse correctamente
durante las ensayos de aprendizaje: «Sentate»; «Sentate derecho» y "Las manos
quietas".
1.- Sentate.
Sin embargo, hay chicos que no saben sentarse solos en una silla, para ellos,
Lovaas recomienda el siguiente procedimiento:
Paso 1: Elige una silla apropiada para el tamaño del niño. Ponla justo detrás de él.
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La variación puede ir desde sólo tocar al chico (por ejemplo en los hombros o
brazos) y que él se siente; tomarlo por los hombros o brazos y acompañar el
movimiento hacia la silla (parcial o completamente); o tener que “llevar” al chico
hasta la silla con nuestra ayuda.
Recordar que la selección de refuerzos dependerá del instructor. Debe ser eficaz,
interesante y gobernable. Se ve bien que no es estrictamente necesario comenzar
con refuerzos físicos materiales, comestibles o bebibles. Depende de casa caso y
cada chico e instructor.
Paso 5: Cada vez que le digas que se siente, dale menos ayuda. Es decir, reduce
gradualmente el apoyo físico para que sea cada vez más responsable del acto de
sentarse. Debes reforzarlo siempre que se siente. Aumenta también poco a poco
la distancia entre él y la silla.
El retiro del apoyo puede pensarse según las variaciones mencionadas arriba.
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Luego, mientras se trabajan las instrucciones restantes (el chico debe haber
aprendió el primer programa) es importante reforzar positivamente con elogios “de
vez en cuando” al niño por «sentarse bien» para que mantenga la postura.
Sentate derecho.
Paso 4: Después de que lo hayas ayudado varias veces, espera unos segundos
antes de volver a darle la indicación para que tenga la oportunidad de hacerlo por
su cuenta.
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“Puede estar perfectamente sentado y mirándote, pero si mueve las manos o agita
los brazos, es posible que no oiga ni una palabra de lo que le dices”.
“Las manos quietas” puede significar que las manos están quietas y los brazos
cuelgan a los costados; que las manos están sobre los muslos, con las palmas
hacia abajo, o que las manos están cruzadas en el regazo.
“Elige la postura que le sea más natural y a ti te sirva mejor. Los niños que mueven
el dedo gordo y el índice deben aprender la postura 2. Con las palmas hacía abajo
y los dedos estirados sobre las piernas, se minimiza su tentación de moverse.
Para los que no mueven los dedos, pero sí agitan manos y brazos, son apropiadas
las posturas 1 y 3”.
Paso 1: Cuando el niño se mueva, diga «Las manos quietas», y llévelo a poner las
manos en la postura deseada.
Paso 3: Refuércelo siempre (con comida y/o aprobación) por seguir sus
indicaciones, incluso en las fases iniciales, cuando aún le ayuda usted.
Dele tiempo para responder a las indicaciones, y ayúdelo sólo cuando sea
necesario. Conforme vaya aprendiendo la conducta, necesitará menos apoyos.
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(Finalmente, apenas tendrás que mover las manos para que él recuerde en qué
consiste la lección entera.)
Por ejemplo, en lugar de reforzar con comida cada acierto, refuérzalo por cada tres
aciertos, después por cada diez, etc. Al final reduce también la aprobación social
para que el niño aprenda que se espera que se siente correctamente como una
cuestión de rutina.
Debemos tener muy claro que el chico responde bien no porque somos firmes y
contundentes, sino porque el programa es el indicado, y el nivel de apoyo y
refuerzo e instrucción, junto a la manera de presentarlo, también.
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Mírame.
Al principio, una respuesta correcta consistirá en que te mire a los ojos durante al
menos un segundo, en los dos segundos siguientes a tu indicación.
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“Por lo tanto, es necesario generalizar este primer aprendizaje. Cuando sea capaz
de mirarte en la silla… que te mire de pie, en otras habitaciones, etc., y refuérzalo
por hacerlo. Refuérzalo por períodos de contacto cada vez más largos,
empezando por unidades de un segundo y aumentando lentamente la exigencia a
miradas de dos, de tres o más segundos, antes de reforzarlo”
Atención.
“Debes esperar que mientras estés enseñando al niño a prestar atención visual,
éste intente levantarse de la silla o inicie una rabieta. Sé firme y exige que se
siente bien y no se porte mal cuando le estés enseñando. Si no, la situación de
aprendizaje será un puro caos”.
Errores.
“Si el niño no parece estar aprendiendo, o empieza a olvidar lo que ya sabe, estate
atento a los errores cometidos por el profesor. Generalmente, es el profesor quien
no lleva a cabo la secuencia del aprendizaje de un modo adecuado”
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Algunos chicos dominan toda la primera unidad en una hora y otros necesitan un
mes entero. Dependerá del chico, de tu capacidad como profesor, de tu dominio
de los refuerzos positivos y eficaces a la hora de formar conductas alternativas, de
lo contundente que seas, de la cantidad de ayuda de la que dispongas, etc.
Hay que completar esta unidad sobre la preparación para el aprendizaje para
facilitar la enseñanza de otros programas.
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Una vez que esta conducta imitativa se establece, podrá usarse para enseñar
habilidades de cuidado personal, juegos apropiados, deportes y otras
interacciones socialmente apropiadas.
“Una vez que el niño haya aprendido a sentarse tranquilamente en una silla
durante un periodo de tiempo razonable (de dos a cinco minutos) sin llevar a cabo
ninguna conducta perturbadora, y pudiendo atender visualmente a la cara del
profesor, puede empezar el entrenamiento para la imitación no verbal”.
“Debes hacer un registro escrito de los avances del niño durante el entrenamiento
(…) y si no avanza, probablemente tengas que mejorar tu metodología. Quizá
debas retroceder y examinar aspectos de tu método de enseñanza, como por
ejemplo, tu empleo de refuerzos y de apoyos, y el nivel de autoestimulación del
niño; puede que tengas que ser más estricto o cambiar tu método en algún otro
aspecto”.
“Empezamos enseñando primero las conductas más fáciles, como por ejemplo,
levantar los brazos”.
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Paso 1: El niño está sentado frente a ti, con las manos en el regazo; prestando
atención a tu cara.
Paso 2: La instrucción. Da la orden verbal «Hace esto» en voz muy alta, mientras
que a la vez levantas tus brazos por encima de la cabeza. Si el niño no responde
con una imitación, debes ayudarlo para que responda correctamente.
Paso 3: El apoyo. Repite la orden verbal «Hace esto», mientras que levantas los
brazos como en el paso 2. Después de levantarlos, sujeta al niño por los
antebrazos y levántale los brazos por encima de la cabeza. Mantenlos allí un
segundo –también puedes tener un ayudante detrás del niño que lo ayude (le
levante los brazos)-. Además, con algunos niños pueden usarse órdenes verbales
como «Levanta los brazos» a modo de apoyo. Cuando el niño responda,
refuérzalo con elogios, o dale algo de comida. Intenta reforzarlo cuando aún tenga
los brazos levantados.
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“La próxima conducta que vayas a enseñar debe ser muy diferente a la primera,
para que el niño pueda distinguirlas fácilmente” (ej. “Tocate la nariz”)
Rotación aleatoria.
El chico está progresando si notamos que cada respuesta nueva es más fácil de
aprender que las anteriores. Cuando pueda responder correctamente sin ningún
apoyo de primera vez, habrá aprendido una tendencia imitativa.
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Emparejamiento visual.
Materiales.
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El chico quizá no pueda mirar a los objetos de la mesa y al tiempo el objeto que le
damos para emparejar. Previamente deberíamos haber logrado en lo programas
de atención (“miráme”) que sepa prestar atención a objetos y a personas, de
manera combinada. Aquí necesitamos que preste a tención a dos diferentes
estímulos visuales de objetos
Para ayudar al chico, debemos primero lograr preste atención a los objetos de la
mesa antes de iniciar las pruebas, diciéndoles “Mira acá”, mientras señalas cada
objeto, asegurándote, que sigue tu indicación con los ojos.
“La tarea de dirigir y construir la atención del niño constituye uno de los problemas
más difíciles a la hora de enseñar a los niños con trastornos del desarrollo. Aun
cuando mire directamente a los objetos, no existe absolutamente ninguna garantía
de que los esté «viendo». «Ver» no es lo mismo que «mirar”
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“Elige el primer par de objetos para que el niño empareje (a partir de aquí los
denominaremos objetos A y A'). No es necesario ningún objeto en particular,
aunque no debe ser demasiado complejo en cuanto a rasgos o forma. Por
ejemplo, empieza con un par de vasos amarillos. Coloca uno de los vasos (A)
sobre la mesa justo enfrente del niño, para que sea plenamente visible. Coge el
otro vaso (A') y sujétalo enfrente de él, asegurándote de que lo mira. (Puede que
tengas que señalarle el objeto mientras dices «Mira esto».) Mientras le entregas A'
(el vaso) indícale: «Junta las cosas iguales». Debería coger el vaso A' y colocarlo
encima o cerca del vaso A.
Una vez que el niño haya colocado A' correctamente cerca de A, refuérzalo
mucho. Si ves que necesita ensayar más este paso, repítelo unas veinte o treinta
veces.
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“Paso 1: Refuerzo. Empieza por presentarle la orden «Levanta los brazos». Dilo
fuerte, lenta y claramente. Asegúrate de que no se autoestimule, esté bien sentado
y te mire. No le des una indicación complicada, como
«Pepito, escúchame, ahora quiero que levantes los brazos». Este tipo de
indicación contiene demasiadas palabras innecesarias (ruido), e impedirá que el
niño preste atención a la parte crítica (o relevante) de tu indicación, la cual es
simplemente «Levanta los brazos». Asegúrate de que hay una pausa nítida (de
tres a cinco segundos) entre cada indicación. Si el niño alcanza el criterio
(responde correctamente en 9 de 10 o 18 de 20 pruebas), sigue con la próxima
conducta. Si no responde correctamente, sigue con los pasos 2 y 3.
Paso 2: El apoyo visual. Cuando el niño esté dispuesto para aprender a imitar la
acción de levantar los brazos, debes levantar los tuyos inmediatamente después
de haber dado la orden, para ayudarle a hacer lo mismo. Si no consigue imitar esta
acción, puedes repetir la imitación, o prestarle apoyo físico. Haz que exagere la
respuesta, que mantenga los brazos levantados durante dos o tres segundos
antes de reforzarlo. Esto debería ayudarle a saber (discriminar) por qué se le
apoya.
A veces es útil comprobar que el niño es capaz de responder a las indicaciones sin
que tengas que pasar por todas esas reducciones, para eso suspendemos el
apoyo en una o dos prueba (“prueba de sondeo”) ya que si el chico aprendió
rápido nos ahorramos toda o parte de la reducción. Si no puede volvemos al apoyo
y su reducción.
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Luego se sigue con una segunda conductas (ej. “Tócate la nariz”), la rotación
aleatoria, y se van agregando conductas.
El programa de este capítulo es el más difícil del libro. Describe los primeros pasos
para enseñar al niño a hablar; es decir, le enseña a imitar el habla, empezando por
sonidos y por palabras.
Tres o cinco minutos de imitación verbal podrían alternarse con algunos ensayos
de conducta que ya domine.
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“Quizá todos los niños sean capaces de adquirir algún tipo de habla, pero puede
que esto exija tales esfuerzos que el programa de imitación verbal se haga
bastante poco práctico, teniendo en cuenta todas las demás tareas que debe
aprender un niño con trastornos del desarrollo. Si trabajas durante dos o tres
meses con un programa de imitación verbal y el niño no avanza mucho (no es
capaz de imitar cinco o más sonidos claros), quizá debas considerar reducirlo, o
incluso abandonarlo. Se puede retomar más adelante. Un niño puede aprender a
comunicarse eficazmente sin usar las cuerdas vocales; puede aprender a “hablar”
con las manos. Si encuentras que el niño no aprende a hablar, dedica más tiempo
al fortalecimiento de sus habilidades en otros campos”.
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“Paso 1: El niño y tú deben estar sentados cara a cara, y a una distancia de medio
metro a un metro. Como los niños suelen enmudecer (dejar de vocalizar) cuando
sienten ansiedad, es importante que la situación sea muy amistosa y agradable.
Evita la utilización de estímulos aversivos.
“Recuerda que para casi todos los niños incluso este primer paso será muy difícil
de aprender, aunque esté acostumbrado a vocalizar.
El primer sonido
“Paso 1: Estás sentados cara a cara a una distancia más o menos de medio metro
a un metro.
Paso 3: En los primeros cinco ensayos, cualquier sonido que el niño produzca
dentro de un espacio de tres segundos después del tuyo, y aunque sea una burda
aproximación al sonido que tú produjiste, debe ser reforzado. Por ejemplo, en un
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Paso 6: La formación de la respuesta del niño sigue hasta que éste pueda imitar
correctamente el sonido que produces. Cuando haya imitado correctamente el
primer sonido diez veces sucesivas, puede empezarse el entrenamiento imitativo
del segundo sonido.
Luego se pasa a otros sonidos hasta 10, para trabajar después con palabras y
luego con imitación de tono, volumen, velocidad, etc.
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La primera palabra
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“Lo que importa en este entrenamiento es que el chico encadene dos sonidos
diferentes para que, una vez que haya producido un sonido, ése sea su pista para
el siguiente. Por ejemplo, «m» se convierte en su pista para decir
«a» sin que tú tengas que decir antes «a». Haces esto reduciendo gradualmente tu
pista («a»), y con la esperanza de que finalmente él mismo responda sin el apoyo”
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Bibliografía: