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Introducción
- En palabra solamente
- Con poder espiritual
Sin embargo, cada predicador tiene que enfrentar esta pregunta: “¿Cómo puedo
predicar con mayor poder espiritual?” ¡Era una pregunta que le inquietaba a
Pablo! Ver 1 Cor 2:1-5.
‘logos’ = ‘discurso’.
‘juperoje’ (de ‘juperejo’) = ‘tener por encima’; ‘autoridad’,
‘eminencia’, ‘excelencia’ (Fil 3:8). Fil 4:7 (“sobrepasa”).
‘sofia’ = ‘sabiduría’.
¡Estas son las cosas que buscan los filósofos, los charlatanes, etc.!
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- Debe tener “mucho temor y temblor” delante de los hombres;
reconociendo lo imposible que es la tarea que pretende lograr (hacer
que las personas dejen el pecado y comiencen a amar a Dios). Eso
fue lo que la pasó a Pablo en Corinto (Hch 18:9-11).
2. “CONFÍA EN EL EVANGELIO”
En Rom 8:3 Pablo habla de algo que era imposible para el ser humano lograr, por la
debilidad de la ‘carne’; pero fue algo que Dios logró por Cristo.
Por consiguiente, lo que el predicador tiene que hacer es dejar de confiar “en la
carne”, y poner toda su confianza en el poder del evangelio.
Eso nos llevará a una pregunta MUY importante: “¿Qué es el evangelio?” Tenemos
que estar seguro de ello, para poder predicar con poder espiritual.
Pablo sabía que al ‘mundo’ no le interesa este mensaje; no le gusta este mensaje;
rechaza este mensaje; odia este mensaje (1 Cor 1:18).
Por eso tenemos que escoger entre la “sabiduría humana” o el “poder de Dios”.
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A eso se debe la determinación de Pablo (1 Cor 2:1-2; “me propuse”, ‘krino’).
¿Por qué? Es “para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres,
sino en el poder de Dios” (1 Cor 2:5). ¡Cuán importante es eso!
El poder de Dios se manifiesta por medio del predicador, cuando éste expone Su
Palabra (Is 55:10-11).
El poder de Dios es lo que transforma al ser humano (Hch 26:18; Rom 1:16; 2 Cor
4:4-7; Efe 2:1-10).
Este es el poder que el predicador debe anhelar con todo su ser; es el único poder
que hace eficaz la predicación – no sólo para el pecador, sino también para el
creyente (animar su vida espiritual, producir mayor compromiso con Dios, etc.).
Hablando en el contexto de la vida de oración, Pablo dice: “el Espíritu nos ayuda a
nuestra debilidad [‘astheneia’]” (Rom 8:26).
- Cuando venimos a orar tenemos una gran “debilidad”; “no sabemos qué
conviene pedir”. En ese contexto de “debilidad”, el poder del Espíritu Santo
se manifiesta, y nos ayuda a orar con poder espiritual (ver 2 Cor 10:3-5).
El predicador debe tomar en cuenta lo que pasa con el cuerpo mortal. Pablo dice,
“se siembra en debilidad [‘astheneia’], resucitará en poder” (1 Cor 15:43). Si el
predicador quiere experimentar el poder del Espíritu Santo, tiene que estar
dispuesto a ser ‘sembrado en debilidad’; a “morir a su ego”.
A veces Dios nos ayuda a “morir” a nuestro sentido de auto confianza, por medio
del dolor y el sufrimiento. En Corinto, los falsos profetas (judaizantes) se confiaban
en la ‘carne’; Pablo se distanció de ellos, indicando que el verdadero siervo de Dios
piensa en forma muy diferente (2 Cor 11:22-30).
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El ejemplo que Pablo presenta es de Cristo mismo (2 Cor 13:4); y el contexto es el
poder en la predicación (2 Cor 13:3). Cristo se ofreció a la muerte por el Espíritu
Santo (Heb 9:14). Tenemos que seguir ese ejemplo.
¡Lo que el ángel le dijo a María (acerca del nacimiento de Cristo) es lo que debe
pasar con todo predicador (Lucas 1:35)! Si queremos que algo “santo” nazca de
nuestro ministerio (como predicadores), tendremos que experimentar el poder del
Espíritu Santo viniendo sobre nosotros.
Si el predicador desea ser un instrumento útil en las manos de Dios tiene que
cuidar su vida espiritual, y limpiarse de toda contaminación espiritual.
Conclusión
¿Por qué tantas de nuestras predicas son sólo ‘con palabra’, y no ‘con poder
espiritual’? ¿En qué áreas de nuestras vidas tenemos que dejar que Dios trabaje?