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Sociedad|Viernes, 6 de julio de 2007

RIO NEGRO TRATA UNA LEY PARA DECIDIR COMO MORIR

Un lugar para la muerte digna


Río Negro está a punto de convertirse en la primera provincia en legislar sobre el
derecho de las personas a decidir cuándo y cómo morir cuando sus vidas dependen de
un tubo de oxígeno o una terapia intensiva. La Legislatura provincial dio ayer media
sanción a un proyecto que permitirá a los pacientes con enfermedades terminales
rechazar los tratamientos médicos. La iniciativa, respaldada por expertos en bioética
locales, fue cuestionada por la Iglesia Católica, al asegurar que se trata de “eutanasia
encubierta”. A su vez, se aprobó la creación de un registro en el cual las personas
podrán expresar anticipadamente de qué forma quieren transitar la última etapa de su
vida.

Ambas iniciativas fueron presentadas por la diputada radical Marta Milesi, impulsora de
diferentes proyectos para garantizar los derechos reproductivos de las mujeres. En diálogo con
Página/12, la médica aclaró que su intención no es legislar sobre la práctica de la eutanasia,
sino sobre “el derecho personalísimo del paciente a morir dignamente”, o en términos médicos,
a limitar el esfuerzo terapéutico. “Es una mirada de avanzada que considera la muerte como
parte de la vida y busca reemplazar el modelo hegemónico del médico que decide por y sobre
el enfermo por otro en el cual el profesional informa todas las opciones que tiene la persona.”

El texto del proyecto señala, en su artículo 2, que “toda persona que padezca una enfermedad
irreversible, incurable y se encuentre en estado terminal, o haya sufrido un accidente que la
coloque en igual situación, informada en forma fehaciente, tiene el derecho de manifestar su
voluntad en cuenta al rechazo de procedimiento quirúrgicos, de hidratación y alimentación y de
reanimación artificial, cuando sean extraordinarios o desproporcionados a las perspectivas de
mejoría y produzcan dolor y/o sufrimiento desmesurado”. En el caso de que el paciente se
encuentre incapacitado para el uso de sus facultades de conocimiento, el rechazo al
tratamiento de prolongación de la vida será realizado por su cónyuge, representante legal o
descendiente directo del enfermo.

De manera complementaria, Milesi presentó un segundo proyecto que establece la creación de


un registro para que las personas declaren en qué forma quieren transitar la última etapa de
vida en caso de sufrir una enfermedad terminal o un accidente grave. “Como hoy una persona
puede decidir si quiere donar o no sus órganos, con este registro, que dependerá del Ministerio
de Salud provincial, las personas podrán decidir si quieren morir ante determinada
circunstancia”, explicó la legisladora.

Ambas iniciativas recibieron el respaldo de los bloques de la UCR, el PJ y el ARI y la objeción


por motivos religiosos de Claudio Lueiro, del Partido Provincial Rionegrino, y Marta Graffigna,
del Movimiento Afirmación Democrática. A pocas horas de su aprobación, el proyecto generó el
rechazo de la Iglesia. Según el padre Alberto Bochatei, del Instituto de Bioética de la
Universidad Católica Argentina, “cualquier buen médico sabe que no tiene que hacer un
tratamiento desproporcionado, por eso este proyecto no hace falta. Cuando se quiere hacer
una ley de este tipo, se desconoce la medicina o se tiene otra intención oculta”. Luego
consideró: “Esto sería ya eutanasia, porque si te quito la bebida y el alimento te estoy
produciendo la muerte. Te estarías muriendo de inanición. Es muy negativo y va hacia una
eutanasia encubierta”.
En contraposición, José Alberto Mainetti, director del Instituto de Bioética de la Fundación
Mainetti, indicó que el proyecto “en principio está bien porque el final de la vida no compete ya
al cuerpo médico. Es la sociedad y la familia la que debe habilitar estas medidas”. “Si se
incorpora la figura del Comité de Etica en los hospitales, me parece que se podría lograr un
equilibro de poderes entre la sociedad y la comunidad médica”, agregó.

La sanción definitiva de la norma se conocerá recién en agosto. Aprobada en primera vuelta


por la Legislatura unicameral, resta esperar que transcurran los 15 días en que se reciben
aportes para probables modificaciones y luego se trata en segunda vuelta. El proyecto se
debatió ampliamente en la provincia durante los tres últimos años, y recibió el respaldo de la
comunidad científica.

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