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El CERTIFICADO del ARTÍCULO 80 de la LCT
I - El artículo 80 de la LCT
El artículo 80 de la LCT en su redacción actual establece lo siguiente:
Art. 80 - "Deber de observar las obligaciones frente a los
organismos sindicales y de la seguridad social. Certificado de
trabajo. La obligación de ingresar los fondos de seguridad social por
parte del empleador y los sindicales a su cargo, ya sea como obligado
directo o como agente de retención, configurará asimismo una obligación
contractual.
El empleador, por su parte, deberá dar al trabajador, cuando este lo
requiriese a la época de la extinción de la relación, constancia documentada
de ello. Durante el tiempo de la relación deberá otorgar tal constancia
cuando medien causas razonables.
Cuando el contrato de trabajo se extinguiere por cualquier causa, el
empleador estará obligado a entregar al trabajador un certificado de
trabajo, conteniendo las indicaciones sobre el tiempo de prestación de
servicios, naturaleza de estos, constancia de los sueldos percibidos y
de los aportes y contribuciones efectuados con destino a los organismos
de la seguridad social.
Si el empleador no hiciera entrega de la constancia o del certificado
previstos respectivamente en los apartados segundo y tercero de este
artículo dentro de los dos (2) días hábiles computados a partir del día
siguiente al de la recepción del requerimiento que a tal efecto le formulare
el trabajador de modo fehaciente, será sancionado con una indemnización
a favor de este último que será equivalente a tres veces la mejor
remuneración mensual, normal y habitual percibida por el trabajador
durante el último año o durante el tiempo de prestación de servicios, si
este fuere menor. Esta indemnización se devengará sin perjuicio de las
sanciones conminatorias que para hacer cesar esa conducta omisiva
pudiere imponer la autoridad judicial competente (párrafo incorporado
por el artículo 45 de la Ley 25345 -BO: 17/11/2000- )".
A continuación efectuaremos un análisis del artículo en forma integral
y con relación a otros institutos que la LCT y otras normas disponen.
El título del artículo "Deber de observar las obligaciones frente
a los organismos sindicales y de la seguridad social. Certificado
de trabajo" tiene como razón principal la obligación de cumplir con el pago
de los aportes y contribuciones a la seguridad social y a las asociaciones
sindicales. En forma accesoria, se refiere al certificado de trabajo,
entendiendo al certificado de trabajo como una de las herramientas que
la ley impone para asegurar el cumplimiento de la obligación principal, es
decir, el pago de los aportes y contribuciones.
En consecuencia, el certificado es lo accesorio de lo principal (el pago
de aportes y contribuciones), y a esto está subordinado.
La norma establece una garantía para que lo principal se cumpla, y
prevé que el incumplimiento genera una responsabilidad contractual. Así,
Legislación Laboral Comercial e Industrial
AV. CORDOBA 1345 - 10° PISO - CAP.FED. TEL. 5235/-7000
Abril 2017
el trabajador ante el incumplimiento del empleador en el pago de los aportes
y contribuciones, tiene la facultad de resolver el contrato, corriendo en forma
previa la intimación correspondiente.
En el segundo párrafo, la norma dispone que el empleador deba entregar
al trabajador una constancia documentada del cumplimiento de la obligación
principal. Y prevé dos situaciones: la primera, como regla, al momento de
extinguirse el contrato de trabajo, y que procede cuando el trabajador lo
requiera. La segunda, como excepción, cuando medien causas razonables
estando vigente el contrato de trabajo. Por ejemplo, para el caso de la
iniciación de los trámites jubilatorios.
El tercer párrafo dice además que, ante la extinción del contrato de
trabajo, el empleador deberá entregar al trabajador un certificado de trabajo
acerca del tiempo y la naturaleza de la prestación de servicios, constancia
de los sueldos percibidos y de los aportes y contribuciones efectuados a
los organismos de la seguridad social y sindical.
Los párrafos segundo y tercero se deben considerar como una
segunda garantía para asegurar el cumplimiento de la obligación principal
(pago de aportes y contribuciones).
Es decir, que el artículo 80 de la LCT, en su redacción original, tenía por
objeto asegurar el cumplimiento del pago de los aportes y contribuciones con
destino a la seguridad social y a las asociaciones sindicales.
Se ofrecía garantías al trabajador tendientes a evitar sorpresas al
momento de que él tuviera que gestionar su trámite jubilatorio y además la
cobertura en materia de obra social.
En consecuencia, la norma prevé dos obligaciones: 1. El pago de los
aportes y contribuciones y 2. La entrega del certificado, considerándose
la primera como la obligación principal y a la segunda como una obligación
accesoria.
En el marco de la crisis fiscal del año 2001, la Ley 25345 (BO 17/11/2000)
de Prevención de la evasión fiscal, por medio del artículo 45 incorpora el
actual cuarto párrafo del artículo 80 de la LCT.
Se prevé en este párrafo que, ante la falta de entrega del requerimiento
efectuado por el trabajador luego de dos días de recibido, el empleador
deberá al trabajador una indemnización equivalente a tres veces la mejor
remuneración mensual, normal y habitual del trabajador del último año.
Surgen dos aspectos: el primero, que se refiere a la obligación de
entregar una cosa, que es una obligación accesoria y la segunda que ante
el incumplimiento la ley prevé una sanción en contra del empleador como
indemnización.
Con respecto a la entrega del certificado, la misma es una obligación
accesoria de una principal. Por tal motivo, para que resulte procedente el
pago de la indemnización prevista en la norma, es indispensable que el
empleador haya incumplido con la obligación principal, es decir que no haya
ingresado los aportes y contribuciones legales y convencionales.

La procedencia de la indemnización presenta dos presupuestos de
fondo: 1) El incumplimiento del pago de las obligaciones previsionales y
sindicales y 2) Que ese incumplimiento haya generado un daño. Tenemos
también un requerimiento de forma relacionado con el hecho de que el
trabajador lo requiera formalmente y que dicho requerimiento se formule a
la época de la extinción del contrato de trabajo o cuando el mismo se realice
por una razón que lo amerite estando el contrato vigente.
En consecuencia, para que la indemnización proceda debemos tener
daño. Vale decir que la existencia de un perjuicio es condición esencial para
que cualquier indemnización proceda.
II - La reglamentación del artículo 80 de la LCT. El Decreto 146/
2001
Con el agregado al artículo 80 de la LCT, surgió una reglamentación que
expresamente dispone:
Art. 3 (Reglamentación del art. 45, L. 25345, que agrega el último
párr. al art. 80, LCT) - "El trabajador quedará habilitado para remitir el
requerimiento fehaciente al que se hace alusión en el artículo que se
reglamenta, cuando el empleador no hubiere hecho entrega de las
constancias o del certificado previstos en los apartados segundo y tercero
del artículo 80 de la LCT 20744 (t.o. por D. 390/1976) y sus modificatorias,
dentro de los treinta (30) días corridos de extinguido, por cualquier causa,
el contrato de trabajo".
La reglamentación establece que el requerimiento se debe efectuar
cuando el empleador no hiciera entrega dentro de los treinta días corridos
de extinguido el contrato de trabajo. En efecto, el trabajador debe efectuar
el requerimiento si durante los treinta días posteriores el empleador no hiciera
entrega del certificado. Es decir, al momento de la extinción lo debe requerir
y, si en treinta días el empleador no lo entregara, debe efectuar un nuevo
requerimiento.
La jurisprudencia en este sentido se encuentra dividida. Por un lado,
existen pronunciamientos que sostienen que el trabajador debe cumplir con
este doble requerimiento que prevé la norma reglamentaria y, por el otro, se
entiende que la norma reglamentaria se excede en sus facultades con
respecto a lo que prevé la ley.
1) En el primer sentido se ha dicho:
"El artículo 3 del decreto del decreto 146/2001 ha extendido el plazo
para la entrega de los certificados de trabajo a 30 días. Dicha extensión
encuentra su justificación en facilitar el cumplimiento del empleador antes
que en obstruir la habilitación del trabajador para intimar. El mayor plazo
se advierte destinado a otorgar al empleador un plazo mayor de 48 horas,
a efectos de proceda a la confección de los certificados en cuestión, puesto
que en numerosos casos (ej., trabajadores con gran antigüedad, diversidad
de categorías y formas de remuneración, etc.) dicho lapso podría ser exiguo
si se pondera que en el mismo debe recolectar toda la documentación e
información necesaria para dar cumplimiento al requerimiento legal, so
pena de, en caso de no satisfacerla en tiempo y forma, hacer frente a una
sanción pecuniaria gravosa. No ha existido un excesivo reglamentarismo
al disponer el plazo de 30 días, ni se ha violado el precepto del artículo 99,
inciso 2), de la Carta Magna, puesto que se mantiene incólume el derecho
consagrado en el artículo 45 de la ley 25345 relativo a la obtención de las
constancias y certificaciones a que alude el artículo 80 de la LCT, razón
por la que no cabe considerar al decreto 146/2001 inconstitucional" (
"Tocalli, Carolina c/Banco de Galicia y Buenos Aires SA s/despido" - CNTrab.
- Sala II - 16/6/2005).
"Luce razonable concluir que la intimación fehaciente a que alude tanto
el artículo 80 de la LCT como su reglamentación a través del artículo 3 del
decreto 146/2001 solo puede surtir efectos (el inicio del cómputo de dos
días y el posterior derecho a una indemnización) una vez que haya
transcurrido el plazo de treinta días acordado al empleador para cumplir
con la exigencia legal, plazo este último que constituye -desde el momento
de la extinción- una oportunidad para que el empleador infractor regularice
su situación administrativa. La extensión del plazo encuentra su justificación
HOJA 2
en facilitar el cumplimiento del empleador antes que en obstruir la
habilitación del trabajador para intimar, aunque la redacción de la norma
pueda tolerar también esta última interpretación (del voto del Dr. Zas, en
mayoría)" ("Bigliardi, Tomás c/Banco de la Nación Argentina SA y otro s/
despido" - CNTrab. - Sala V - 24/6/2015).
"Si bien de las misivas cursadas no surge que la actora haya
efectuado el requerimiento a la demandada pasados los 30 días en que
se dio por finalizado el vínculo laboral habido (tal como lo establece el
D. 146/2001), no lo es menos que en la instancia conciliatoria del SECLO
que la demandante reclamó los certificados de trabajo que no habían sido
entregados en aquella oportunidad por la ex empleadora, de manera que
con esta intimación saneó aquel defecto inicial. Ello así por cuanto en
aquel reclamo se incluyó la pretensión de entrega del certificado previsto
en el artículo 80 de la LCT, por lo que debe entenderse razonablemente
constitutivo del requerimiento que prevé dicha norma (SD 94717 del 8/2/
2007, 'Rivero, Daniel Hernán c/Chamorro Cuenca, Mariano y otro s/
despido'). Así, el recaudo previsto en el artículo 3 del decreto 146/2001
se encuentra cumplido con tal diligencia y, por ende, la multa pretendida
resulta procedente" ("R., N. c/ Next Latinoamérica SA y otro s/despido" -
CNTrab. - Sala II - 28/9/2015).
2) En sentido contrario se ha sostenido:
"Si esta Sala que integro ha venido resolviendo hasta el presente que
resulta insuficiente -por prematura- la intimación de entrega del certificado
antes de cumplidos los 30 días que establece la reglamentación, un nuevo
y detenido examen de la cuestión me conduce a arribar a una solución
diferente a la cual invito a mis colegas a adherir por vez primera al nuevo
criterio que propongo. Sobre esta base he de considerar que la requisitoria
que se impone al trabajador constituye un claro exceso reglamentario en
relación con la norma superior que reglamenta (art. 45 antes citado).
Sobre esta base, la intimación cursada por la actora cinco días después
de haber sido despedida resulta suficiente para tener por cumplido el
requisito formal antes aludido por la ley" ("Mendoza, Gladys c/Martínez,
María del Carmen s/despido" - CNTrab. - Sala VII - 24/11/2005).
"El decreto 146/2001 resulta inconstitucional. Ello, puesto que exige
al trabajador esperar un plazo de treinta días corridos a partir de la
extinción del contrato de trabajo para que el empleador haga entrega de
los certificados de trabajo. Dicha requisitoria que se impone al trabajador
constituye un exceso reglamentario en relación con la norma superior que
reglamenta (art. 80, LCT, conf. art. 45, L. 25345), pues se encuentra en
abierta contradicción con lo previsto en la materia por los artículos 28 y
99, inciso 2), de la CN. El artículo 80 de la LCT, en su último párrafo,
establece que el empleador está obligado a entregar los certificados de
trabajo cuando el trabajador lo requiere a la época de la extinción de la
relación y durante el tiempo de la misma, cuando medien causas
razonables. Luego, otorga un plazo de dos días hábiles desde el día
siguiente a la intimación fehaciente al empleador, sancionándolo con una
indemnización especial, en caso de incumplimiento (del voto de la Dra.
Cañal, en mayoría)" ("García, Roxana c/AMX Argentina y otro s/despido"
- CNTrab. - Sala III - 31/8/2012).
Nos inclinamos en el sentido de que el decreto reglamentario 146/2016
no viola el artículo 80 de la LCT que reglamenta, porque para la confección
de dichos certificados se requiere un tiempo material determinado, que en
ciertas circunstancias puede resultar ser superior a los treinta días
corridos. Ello, más aún teniendo en cuenta que la confección del certificado
está sujeta a una reglamentación posterior de la AFIP.
Por ejemplo, si un contrato de trabajo se extingue con fecha 4 del mes,
el empleador ingresará las cargas sociales aproximadamente el día 10 del
mes siguiente y la información estará disponible para solicitarlo vía internet
alrededor de una semana después, más el tiempo que requiere para su
impresión disponible en la página y la emisión de la certificación de
servicios, a lo que debemos agregar el tiempo de la certificación bancaria
de la firma. En suma, en un contrato de trabajo extinguido un día 2 de un
mes determinado, el certificado recién podrá estar disponible el día 25 del
mes siguiente, es decir que puede requerir más de 50 días para su puesta

a disposición. En conclusión, en ciertos casos los treinta días, que prevé
la norma, son insuficientes.
III - La Resolución (AFIP) 2316 (BO 27/09/2007)
La confección del certificado previsto en el artículo 80 de la LCT se
debe realizar cumpliendo ciertas formalidades preestablecidas. A tal
efecto, la Resolución (AFIP) 2316 ha dispuesto que el mismo se deba
efectuar vía web, mediante la clave fiscal del empleador.
Por resoluciones conjuntas entre la AFIP y el MTESS (RC (AFIP -
MTESS) 1887-440/2005) se resolvió que debe ser la AFIP la encargada
de su instrumentación. Además la ANSeS validó este mecanismo mediante
la Resolución 601/2008. Esta norma apunta a la confección del formulario
ANSeS P.S.6.2.
Pero aquí la jurisprudencia se encuentra dividida acerca de si la
confección y entrega de este formulario es suficiente para dar cumplimiento
con el certificado.
Ante esta controversia la AFIP ha puesto a disposición de los
empleadores en general la generación del certificado de trabajo previsto
en el artículo 80 de la LCT, el que se puede gestionar con clave fiscal vía
internet. En este formulario se consigna más información con relación a
los ingresos de aportes y contribuciones a la seguridad social y se deja
un campo editable en materia de aportes y contribuciones sindicales, ya
que ellos no se ingresan a través del organismo.
Por requerimiento histórico de la ANSeS, este certificado debe tener
certificación de firma ya sea mediante entidad bancaria o notarial.
IV - La entrega del certificado
Otro aspecto controvertido que presenta este certificado es la
entrega del mismo. Aquí tenemos dos posturas jurisprudenciales: la
primera que nos dice que para liberarse de la obligación es suficiente con
poner a disposición el certificado y la segunda (mayoritaria), que establece
que para liberarse de la obligación el empleador no solo debe poner el
certificado a disposición, sino que además, en caso de incomparecencia,
consignarlo judicialmente.
"A fin de cumplir acabadamente con la obligación que emerge del
artículo 80 de la LCT y quedar exonerada de responsabilidad, debió
eventualmente la obligada proceder a consignar judicialmente los
instrumentos requeridos por la norma, lo que no hizo. La puesta a
disposición de los certificados no basta por sí sola en el presente caso
para configurar la mora del acreedor, ya que la demandada no acreditó
la no concurrencia del trabajador a recibirlos con posterioridad a la
mencionada interpelación. 'Poner a disposición' no es sino una mera
exteriorización de la voluntad que solo traduce una actitud frente a un
acontecer que no escapa a la mera subjetividad, no pudiendo, por tanto,
alcanzar a producir los efectos de una 'intimación' que, como tal, importe
condicionar el comportamiento del acreedor que se ve obligado a
adoptar su conducta a los lineamientos que le fija el deudor, imponiéndole
de tal manera asumir un proceder activo frente a la reclamación
formulada (cfr. 'Cáceres, Héctor c/Volkswagen Argentina SA' - CNTrab.
- Sala VII - 26/12/1986, Sent. 12340). El artículo 80 de la LCT (t.o.)
claramente coloca en cabeza del empleador la obligación contractual
de entregar a quien fue su empleado una constancia de la que surja
documentadamente que ha dado cumplimiento con sus obligaciones
directas o como agente de retención respecto de los organismos de la
seguridad social y del sindicato en su caso, sin que la citada norma
habilite a darle fuerza cancelatoria a un formulario emanado de un
organismo carente de facultades para apartarse de lo claramente
establecido por la misma" ("Obelar, Estefanía c/Celu Service SRL y otro
s/despido" - CNTrab. - Sala V - 27/2/2009).
En este sentido, entendemos que el juzgador no ha tenido en
consideración el deber de buena fe y que la legislación impone un deber
a cargo de las dos partes. El empleador realiza todos los certificados
indicados, los pone a disposición, lo comunica formalmente al trabajador,
este no los retira en forma deliberada para luego reclamar judicialmente
la indemnización de tres sueldos. Está claro que en estos casos al
HOJA 3
trabajador le interesa mucho más la multa que el certificado, lo que desde
ya se traduce en un claro abuso de derecho.
"A nuestro entender, otro excesivo rigorismo formal, por parte de la
jurisprudencia, es que el hecho de poner a disposición el certificado no
basta para que el empleador se exima de la obligación. Algunos fallos
sostienen que el empleador debería consignarlo si el trabajador no lo
retira y/o probar que el trabajador no lo fue a retirar. Nada dice la norma
de este deber de consignar. Criticamos esta postura jurisprudencial en
la que se obliga a indemnizar por un daño no causado (art. 17, CN). Si el
empleador gestiona ante la AFIP el certificado en el plazo materialmente
razonable y lo pone a disposición, entendemos que ha cumplido con su
obligación, máxime cuando el mismo certificado gestionado por internet
dice la fecha de emisión y además cuando el mismo debe ser tomado como
instrumento público a los fines del artículo 979, inciso 2), del CC, dado
que el que lo emite es un organismo público, y por otro lado cuenta con
certificación bancaria fechada. Si el empleador lo gestionó en fecha, es
absurdo presumir que lo hizo para no cumplir con su obligación. Este
rigorismo formal es una invitación al abuso de derecho por parte del
trabajador (art. 1072, CC). Además, con este rigorismo, se condena de
la misma manera al empleador que en ningún momento tuvo la intención
de cumplir, con respecto al que sí la tuvo, violándose claras disposiciones
constitucionales (art. 16, CN)" (Schiel, Eduardo O.: "Curso de derecho
laboral" - 2ª ed. - Aplicación Tributaria - Bs. As. - 2014 - pág. 79).
De cualquier modo, si el empleador tiene la voluntad de cumplir con
las posturas judiciales más exigentes puede finalmente consignar el
certificado. Para ello lo puede hacer como tradicionalmente se hizo, es
decir por vía judicial. Pero previamente constituir en mora al trabajador
para que lo retire [art. 904, inc. a), CCyCo.].
V - La procedencia de la Indemnización
Oportunamente, dijimos que la entrega del certificado no es más que
una obligación accesoria que depende de una principal, por eso si el
empleador cumplió con el pago de los aportes y contribuciones a la
seguridad social y a las asociaciones sindicales, la falta de entrega del
mismo no genera daño alguno. Sin daño no hay responsabilidad, e imponer
una indemnización ante la falta de daño es violatorio al derecho de
propiedad y un enriquecimiento sin causa que no resulta justo que se
convalide.
En suma, ante relaciones laborales perfectamente registradas y
habiéndose dado cumplimiento en materia de obligaciones sindicales y
previsionales, la indemnización que se imponga, a nuestro modo de ver,
resulta inconstitucional.
Afortunadamente, nuevos pronunciamientos judiciales comienzan a
dar cuenta de esto que venimos sosteniendo:
"Ahora bien, no desconozco que el artículo 80 de la LCT pone en
cabeza del empleador dos obligaciones que son claramente diferenciables:
la entrega de la copia de los comprobantes de pago de las contribuciones
y el otorgamiento del certificado de trabajo. En relación con la primera,
considero que en función de las constancias probatorias mencionadas
y toda vez que -al haberse acreditado su cumplimiento- el trabajador la
puede obtener directamente del ANSeS, no corresponde la intimación en
la forma solicitada. En tal sentido, el Superior Tribunal de Justicia de Río
Negro ha dicho: 'En el pronunciamiento en recurso, el criterio mayoritario
de la Cámara entendió que no correspondía la condena relativa a la
indemnización prevista por el artículo 80 de la LCT ya que, si bien la parte
hizo entrega de los certificados de trabajo y no de las constancias relativas
al ingreso de los aportes al organismo público, esa circunstancia -por los
motivos que expuso- no habilitaba el progreso de la reparación mencionada.
Adelantamos nuestra coincidencia con ese criterio pues, como también
se ha dicho, no se advierte la utilidad práctica que pueda tener para el
trabajador la entrega de tales constancias documentadas, si este puede
obtener información al respecto directamente de la ANSeS. E., W. c/Jesús
Arroyo Sacia s/sumario s/inaplicabilidad de ley (Expte. 21882/07 - STJ)
(17/9/2007). Balladini, Sodero Nievas, Piccinini'" ("Sueldo, José Eusebio
c/Nalco Argentina SRL s/entrega de documentación" - Cám. Apel. Civ.,

Com., Lab. y Min. Neuquén - Sala III - 23/8/2016).
Sin duda, en la práctica, se prefiere la multa y no el certificado, y las
posturas más exigentes parece que tutelan este despropósito.
VI - Conclusiones
A modo de síntesis podemos identificar los siguientes aspectos.
1. El instituto en análisis debe entenderse como un mecanismo protectorio
ante el incumplimiento de las obligaciones en materia de pago de los aportes
y contribuciones legales y convencionales.
2. La entrega del certificado es una obligación accesoria que está
subordinada a una principal.
3. Este instituto tiene una redacción confusa y se discute más sobre la
indemnización, cuando la finalidad de la norma es evitar daños al trabajador
por la falta de pago de los aportes y contribuciones.
4. Hay una tendencia a debatir más sobre la multa que lo que se pretende
proteger.
HOJA 4
5. En la práctica se ha desvirtuado el instituto, privilegiando la multa
por sobre el certificado en sí mismo.
6. La falta de entrega del certificado en contratos de trabajo
registrados y con pleno cumplimiento de las obligaciones en materia de
aportes y contribuciones no genera daño alguno al trabajador.
7. Es un mito que la falta de entrega del certificado perjudique en algo
al trabajador para obtener un nuevo empleo.
8. El hecho de liberar de la obligación al empleador mediante la
consignación judicial cuando el trabajador no retira el certificado
estando a su disposición, resulta un modo de justificar una condena
injusta al empleador, y además incentiva a que el trabajador no retire lo
que no necesita, para incrementar el monto de su reclamo en sede
judicial.
9. Resulta un instituto protectorio importante contra las relaciones
laborales no registradas, las parcialmente registradas, y en aquellos
casos en que el empleador no cumple con sus obligaciones en materia
de aportes y contribuciones.