Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Los antropólogos han tenido que tener en cuenta las creencias y valores de los pueblos que
estudian, si bien dichos valores son interpretados desde los valores y la moral de los propios
autores.
En la época victoriana los antropólogos evolucionistas suponían que la forma de pensar de las
sociedades simples eran infantiles, esto es, una versión muy inferior de la propia.
Según Frazer, ninguna comunidad salvaje, podría sobrevivir siquiera si sus miembros fueran
absolutamente incapaces de distinguir entre fantasía y experiencia, esta es una de las razones
por la que los pueblos primitivos creían en la magia. Apunta, parece, a la necesidad de
diferenciar entre pensamiento mágico y experiencia.
Taylor, por su lado se interesó mucho en el pensamiento primitivo, y se dedico a estudiar los
tipos de conceptos erróneos de ese pensamiento.
Emile Durkheim, estudió las ideas que los llamados pueblos “primitivos” tenían acerca de sí
mismos y acerca del mundo que les rodeaba, pero seguían sin hacer ningún trabajo de campo.
Finalmente, el interés por los modos de pensar primitivos, prosiguió con Levy-Bruhl, quien
afirmaba que gran parte del pensamiento de estos pueblos era simbólico y alusivo, en lugar de
científico y lógico, haciendo, según el autor, demasiado hincapié en la “irracionalidad” del
pensamiento primitivo.
Sólo a partir del desarrollo intensivo del trabajo de campo, empezó a comprenderse
adecuadamente la sutileza, complejidad y profundidad del pensamiento de los denominados
pueblos “primitivos”.
Una de sus grandes aportaciones fue señalar la existencia de un problema, a saber: cuando
traducimos a una lengua europea las creencias de un pueblo no occidental y carente de
escritura, no sólo nos parece irracional, sino disparatada y contradictoria.
Por su parte, Levy-Bruhl parecía tener razón en señalar el carácter analógico y poético de gran
parte del pensamiento primitivo, esto es, piensan acerca del mundo en que viven de forma
más simbólica y literaria, que científica.
Así, el pensamiento coherente puede ser tanto simbólico como científico pero, no podemos
someter el lenguaje de la poesía al mismo tipo de examen que aplicamos a la hipótesis
científica.
La Antropología Social tratará de determinar en primer lugar que se entiende por el término
“símbolo”. Según Radcliffe-Brown, cualquier cosa que tenga significado es un símbolo, los
símbolos tienen significado en cuanto que están en lugar de otras cosas o las representan.
Es útil distinguir dos clases diferentes de signos:
- Señales: dan información sobre algún estado de cosas, transmiten un mensaje
específico. Los animales hacen uso frecuente de las señales, puesto que carecen de la
capacidad de pensar simbólicamente.
- Signos convencionales: como en el lenguaje.
Las diferencia entre símbolo y señal es que el símbolo debería ser apropiado en un caso
particular, la segunda diferencia es que los símbolos implican alguna noción abstracta, no se
refieren solamente a un acontecimiento o a una entidad concreta, sino que lo que simboliza de
varias maneras son las nociones abstractas.
1) A nivel de significado
2) A nivel de acción fundamental de análisis, puesto que puede tener también
consecuencias sociales.
Los símbolos expresan valores, en primer valores para alguien, y valores que las personas
consideran importante. La idea de valor es una idea positiva.
Lo que interesa más a los antropólogos son las valoraciones más que los valores, es lo que
llamamos estudios de los valores, los valores son conceptos, pensamientos acerca de cosas, y
no “cosas” propiamente dichas.
El antropólogo social que estudia los valores se interesa por aquellos que están
institucionalizados y que son compartidos por todos los miembros de una sociedad, es decir, se
interesa por los valores sociales, no por los privados.
Los valores sociales de las personas son sus ideas o ideales relativos a sus instituciones de
parentesco, relaciones económicas, sistema político, etc.
Los valores sociales suelen estar ligados a sistemas cognoscitivos y morales compartidos, en
cuanto a coherencia y compatibilidad de manera que para comprender la significación cultural
de determinado valor es preciso investigarlo en el contexto de un sistema de ideas.
Así, la manera de pensar de las personas puede diferir en cuanto a los tipos de símbolos que
usan y que creen importantes, inclusive en la manera en que se representan al universo físico,
social y moral en que viven.
De esta forma, los miembros de diferentes culturas pueden ver de muy distinto modo el
mundo en que viven.
En conclusión, podemos conocer hasta cierto punto la manera de pensar de otras personas, y
podemos lograr cierta comprensión de sus creencias y valores, pero nunca podremos ver las
cosas exactamente como ellas las ven.
El jueves 4 de octubre dicté una conferencia en el Museo del Hombre Dominicano sobre
los conceptos de cultura y patrimonio cultural en el quehacer del Ministerio de Cultura
de República Dominicana. Aquí me referiré única y brevemente al concepto de cultura,
sobre el que he reflexionado en estos días.
Esta visión de la cultura, que confunde la cultura en sentido estricto con la llamada “alta
cultura”, es elitista y carismática, se considera un producto de la educación “refinada” y
produce un efecto jerarquizador y clasista.
Tylor, el primero que tuvo una cátedra de Antropología en Oxford, elaboró una
definición pionera harto conocida: “La cultura, en su amplio sentido etnográfico, es ese
complejo conjunto que incluye el conocimiento, las creencias, las artes, la moral, las
costumbres y cualesquiera otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como
miembro de la sociedad”. A estos elementos, Malinowski añadió otros de la cultura
material.
A Guy Rocher debemos una definición de cultura que recoge los elementos comunes a
las definiciones de los otros antropólogos citados. Inspirándose en Kluckhohn, Rocher
sostiene que la cultura es un conjunto trabado de maneras de pensar, de sentir y de
actuar. Estas son aprendidas y compartidas por una colectividad, que se distingue de
otras precisamente por esas maneras de pensar, de sentir y de actuar.
Si unimos esta definición con la que Kluckhon nos ofrece en su libro Mirror for man,
podríamos definir la cultura como un “modo de vida” (“la manera total de vivir de un
pueblo”) que se manifiesta en las maneras de pensar, de sentir y de actuar.
“De la misma manera que un mapa no es un territorio, sino una representación abstracta
de un región particular, así también una cultura es una descripción abstracta de
tendencias hacia la uniformidad en las palabras, los hechos y los artefactos de un grupo
humano. Si un mapa es exacto y se sabe leer , no nos perdemos; si conocemos una
cultura, sabremos desenvolvernos en la vida de una sociedad”.
Termino este post con unas puntualizaciones en torno a la cultura desde una óptica
antropológica:
– La cultura regula nuestras vidas en todos los instantes, desde que nacemos hasta que
morimos.
– No hay personas incultas: todas las personas participan de una determinada cultural.
Abordar una vez más, una vez todavía, el problema de la violencia en el ámbito de las
parejas heterosexuales, pudiera parecer recurrente. Se han realizado estudios muy
valiosos sobre este fenómeno desde las perspectivas psicológica, sociológica, legal,
penal o asistencial. Sin embargo, son necesarias reflexiones globales, que vertebren
líneas de actuación que no vayan encaminadas solo a promover medidas asistenciales
para las personas que sufren este tipo de violencia y punitivas contra las personas que la
ejercen.