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Cuando Noé salió del arca después del diluvio, Dios habló con él
y le hizo una declaración. No fue una promesa que contuviera una
condición; sin embargo nos muestra la inmutabilidad de la Palabra de
Dios. “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la
siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la
noche” (Génesis 8:22). Esta declaración es tan cierta, que todos los
seres humanos en el mundo planifican sus vidas según la realidad de
estas palabras. El día y la noche, el frío y el calor, el verano y el
invierno, y la sementera y la siega son verdades que existen porque
Dios los estableció por su Palabra. Es su Palabra la que sostiene estas
verdades. Si nosotros tenemos la confianza necesaria para planificar
nuestras vidas sobre estas palabras, ¿por qué nos falta la confianza
para hacer lo mismo con las otras palabras de Dios?
Un Mejor Pacto
Cuando dice, “para que por ellas,” Dios declara claramente que
la forma que El ha elegido para que nosotros participemos en la vida
abundante, y que tengamos protección del mundo contaminado, es a
través de sus promesas. Es LA manera que Dios ha escogido.