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EL REINO DIVIDIDO

El pueblo de Dios estaba unido en un solo reino por aproximadamente 120 añps. Saúl reinó por cuarenta años.
Salomón, también, reinó por cuarenta años. Después de la muerte de Salomón, el reino se dividió.

A pesar de la sabiduría de Salomón, él se equivocó mucho. Sus esposas paganas por ejemplo, desviaron su corazón de
Dios. Las Escrituras apuntan: "Y sucedió que cuando Salomón era ya anciano, sus mujeres hicieron que su corazón se
desviara tras otros dioses. Su corazón no fue íntegro para con Jehovah su Dios, como el corazón de su padre David.
Porque Salomón siguió a Astarte, diosa de los sidonios, y a Moloc, ídolo detestable de los amonitas. Salomón hizo lo
malo ante los ojos de Jehovah y no siguió plenamente a Jehovah como su padre David. Entonces Salomón edificó un
lugar alto a Quemós, ídolo detestable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo detestable
de los hijos de Amón. Y así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios
a sus dioses. Jehovah se indignó contra Salomón, porque su corazón se había desviado de Jehovah Dios de Israel, que
se le había aparecido dos veces" (1 Reyes 11:4-9)

El Señor estuvo enojado con Salomón por causa de sus pecados, y se decidió a desgarrar su reino.

Cuando Roboam, hijo de Salomón llegó a ser el rey, la nación en frentaba una crisis financiera. El esilo de vida disipado
de Salomón había resultado en empuestos opresivos. Los ancianos aconsejaban a Roboam que bajara estos impuestos,
e el pueblo le serviría para siempre.

Desgraciadamente, Roboam escuchó los consejos de sus amigos jóvenes. Ellos dijeron a Roboam que debiera decirles:
"Mi dededo más pequeño es más grueso que los lomos de mi padre". En vez de reducir los gastos del gobierno y bajar
los impuestos, se decidieron hacer lo opuesto. Esto resultó en una revuelta que dividió la nación, y causó que diez
tribus siguieron a Jeroboam, el hijo de Nabat.

La division de reino era gergráfica además de política. Las dos tribus ubícadas cerca a Jerusalén, se quedaron con
Roboam. Ellas eran las tribus de Judá y Benjamín. El reino de dos tribus se llamaba "El Reino Sur" o "Judá".

Las 10 tribus al norte fueron conocidos como "El Reino Norte", "Israel", o "Efraín". Recuérdese, el Templo estaba
ubicado en Jerusalén. Por lo menos tres veces al año, cada judío devoto fue obligado por la ley a adorar en el Templo.
Jeroboam tuvo miedo que su pueblo lo hiciera. Tuvo miedo que si adorara en Jerusalén, su lealtad volvería a Roboam,
y él sería matado. Por eso, Jeroboam se decidió a establecer una religión falsa. Las Escrituras constan el evento con
estas palabras: "Y habiendo tomado consejo, el rey hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: "¡Bastante habéis subido
a Jerusalén! ¡He aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto! Puso el uno en Betel y el otro lo
puso en Dan. Y esto fue ocasión de pecado, porque el pueblo iba para adorar delante de uno de ellos, hasta Dan.
También hizo santuarios en los lugares altos e instituyó sacerdotes de entre la gente común, que no eran hijos de Leví."
(1 Reyes 12:28-31)

El reino norte duró hasta 722 AC cuando fue conquistado por los asírios. Durante todo este tiempo, nunca tenían un
rey piadoso, ni un revivamiento espiritual. Después de ser conquistados, hicieron algo más que Dios les había prohibido
hacer. Se casaron con las asirias. Estos judíos mestizos, con su religión y la cultura samaritana.

Cuando Jesús caminaba en la tierra, los judíos todavía no tuvieron nada que ver con los samaritanos. Jesús tomó parte
por este asunto, y dijo a una mujer samaritana: "Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos,
porque la salvación procede de los judíos." (Juan 4:22)

También, Jesús le contó a esa mujer las Buenas Nuevas acerca de los Templos. Le dijo que el tiempo venía, y ya había
llegado, cuando la adoración verdadera no estaría en templos hechos por manos humanas. No tendría que viajar a una
cierta ciudad, ni a un cierto lugar para adorar a Dios. Jesús dijo que la adoración verdadera sería en espíritu y verdad.

Dios amaba al Reino Norte a pesar de su apostasía. Él envió sus profetas santos para llamarles al arrepentimiento.
Constatemente, rechazaron su amor. Un profeta que Dios les envió se llamaba Amós. Amós constató un principio
divino: que Dios nunca trae juicio sobre alguien sin darle una advertencia. Esta verdad se encuentra en la Santa Biblia
en el libra de Amós, capítulo 3, versículo 7.

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Algún día Dios destruirá la tierra, y ya nos ha dado la advertencia que lo hará. " Pero el día del Señor vendrá como
ladrón. Entonces los cielos pasarán con grande estruendo; los elementos, ardiendo, serán deshechos, y la tierra y las
obras que están en ella serán consumidas. Ya que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡qué clase de personas
debéis ser vosotros en conducta santa y piadosa, aguardando y apresurándoos para la venida del día de Dios! Por causa
de ese día los cielos, siendo encendidos, serán deshechos; y los elementos, al ser abrasados, serán fundidos. Según las
promesas de Dios esperamos cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia. Por tanto, oh amados, estando
a la espera de estas cosas, procurad con empeño ser hallados en paz por él, sin mancha e irreprensibles." (2 Pedro
3:10-14)

Si hubiéramos recibido al Señor Jesús como nuestro Salvador, no temeríamos por el fin del mondo. Por favor, ¡Recíbelo
ahorita como su Salvador!

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2 Crónicas 10:16 - 14:10

Continuamos estudiando el capítulo 10 del Segundo Libro de Crónicas. Y en nuestro programa anterior, estuvimos
viendo cómo Roboam había pedido consejo a los jóvenes, sobre cómo responder a lo que le había pedido Jeroboam
acerca de los impuestos. Parecía como si el reino se estaba precipitando por una pendiente y ya nada podría detener
su caída. Al rey no se le ocurrió consultar a Dios, y Dios le abandonó entonces a su suerte. Lo que Jeroboam había
pedido fue algo justo, apropiado. Le daría al rey la oportunidad de estudiar cuales eran las deudas que tenían y cuál
sería la mejor solución. Los ancianos habían admitido que el rey Salomón había subido excesivamente los impuestos y
aconsejaron que Roboam accediera al pedido, quizás interrumpiendo el programa de edificación y reduciendo así el
gasto público. Para ellos era el momento oportuno para reducir los impuestos. Lo más sabio hubiera sido proceder a
una reducción de los impuestos. Pero Roboam demostró tener muy poco criterio. Tendría que haber seguido el sabio
consejo de los ancianos que habían servido como consejeros de Salomón. Ellos conocían bien la situación. Pero
desgraciadamente, Roboam siguió el consejo de los jóvenes que se habían criado con él. Ésta fue posiblemente la
decisión más equivocada que llegó a tomar este joven Roboam. Así que le respondió al pueblo con aspereza, negando
su petición. Dice el versículo 15:

"No escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que se cumpliera la palabra que Jehová había anunciado
por medio de Ahías, el silonita, a Jeroboam hijo de Nabat".

La profecía a la que se alude aquí se encuentra en 1 Reyes 11:9-39. Sigue el versículo 16:

"Al ver todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con
David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se
fue todo Israel a sus tiendas".

El término Israel, en realidad, significa aquí "las 10 tribus", que se convertiría en el reino del norte. Ahora, cuando se
menciona a Judá, que se convertiría en el reino del sur, éste comprendería las tribus de Judá y Benjamín. Sin embargo,
a veces a este reino del sur, se le llamará también Israel, porque Dios les considera a ambos reinos como un solo
pueblo. Así vemos como el pueblo respondió al rey y seguimos leyendo en los versículos 17 al 19:

"Pero reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. Envió luego el rey Roboam a
Adoram, que estaba a cargo de los tributos, pero lo apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el
rey Roboam a subir en su carro para huir a Jerusalén. Así se apartó Israel de la casa de David hasta el día de hoy".

En otras palabras, Roboam envió a un recaudador de impuestos para recoger los mismos, pero fue muerto apedreado
por la gente. Roboam no se había dado cuenta cuán enardecida estaba la gente. Así que el pueblo de Israel se rebeló
contra la casa real de David. La frase "hasta el día de hoy" quiere decir, hasta el tiempo en que se escribió 2 Crónicas.
Ahora comenzaremos un párrafo que nos describe

Los primeros días del reino de Roboam

Ahora cuando Roboam regresó a Jerusalén se encontró con el hecho de que su reino había sido reducido
considerablemente. Entonces, cometió otra acción insensata. Leamos ahora el primer versículo de

2 Crónicas 11

"Cuando llegó Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres de guerra
escogidos, para pelear contra Israel y recuperar su reino".

Ya vimos que el reino se dividió por su propia locura. Y entonces, a continuación cometió otro error, al desatar una
guerra interna, una guerra civil en Israel. Y continuamos leyendo en los versículos 2 hasta el 4:

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"Pero vino palabra de Jehová a Semaías, varón de Dios, diciendo: Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a
todos los israelitas en Judá y Benjamín, y diles: Así ha dicho el Señor: No subáis a pelear contra vuestros hermanos;
vuélvase cada uno a su casa, porque esto es cosa mía. Y ellos oyeron la palabra del Señor y se volvieron, y no fueron
contra Jeroboam".

Ahora, Dios intervino para evitar una guerra civil. Y veamos lo que ocurrió, leyendo los versículos 11 y 12:

"Reforzó también las fortalezas y puso en ellas capitanes, provisiones, vino y aceite; en todas las ciudades había
escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos".

Roboam se concentró en la edificación de fortalezas para protegerse del reino del norte. Aquello que había sido parte
del reino de David y de Salomón, ahora él lo había perdido, y formaba parte de su enemigo, a causa de su equivocada
decisión de escuchar a los jóvenes, en lugar de atender el consejo de los ancianos que había tenido Salomón. Leamos
ahora el versículo 13:

"Los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían"

Recordemos que a los Levitas se les habían dado ciertas ciudades por todo Israel, porque ellos, como tribu, no tenían
un territorio determinado asignado. Entonces, los levitas dejaron todas sus ciudades en el reino del norte para unirse
a Roboam; o sea, que todos los sacerdotes y Levitas se desplazaron hacia el sur, hacia Judá y Jerusalén. Y pasando a
los versículos 14 y 15 de este capítulo 11 de este Segundo Libro de Crónicas, leemos:

"pues los levitas dejaron sus ejidos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los
excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y
para los becerros que había hecho".

De esta manera, los sacerdotes y los Levitas que vivían en el reino del norte podrían continuar oficiando en el templo.
Ahora, vemos que Jeroboam instituyó la adoración a los demonios. En el primer Libro de Reyes 12:27-29 se nos dan
más detalles, y se nos dice que él hizo dos becerros de oro; uno lo puso en Bet-el, y el otro en Samaria. Y la gente los
adoraba. Ahora, detrás de toda esta idolatría estaba realmente la adoración a Satanás.

Quizá usted, estimado oyente, tenga el privilegio de visitar algún día las siete Iglesias de Asia. Usted recordará que el
Señor le había dicho a la Iglesia en Pérgamo (en Apocalipsis 2:13), que vivía donde estaba el trono de Satanás. Ésa era
una ciudad que se había entregado completamente a la idolatría. Detrás de esa idolatría se encontraba el demonismo,
que se manifiesta de diversas maneras. Ahora los versículos 16 y 17 dicen:

"Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel, los que tenían el propósito sincero de buscar al Señor,
Dios de Israel; y fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al Señor, el Dios de sus padres. Así fortalecieron el reino de
Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y
de Salomón".

Todavía quedaban algunos en las diez tribus del norte que eran fieles a Dios y que irían a Jerusalén para adorar.

Ahora se nos dice algo sobre la vida personal de Roboam. Leamos los versículos 21 al 23:

"Pero Roboam amó a Maaca, hija de Absalón, sobre todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y
sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca como jefe y
príncipe de sus hermanos, porque quería hacerlo rey. Obró sagazmente, pues esparció a todos sus hijos por todas las
tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles provisiones en abundancia y muchas
mujeres".

Debido a que la Biblia contiene relatos que incluyen el hecho de que algunos reyes tenían muchas esposas, muchos
suponen que Dios aprobó la poligamia y, en realidad, no fue así. Aquel hombre, Roboam, había cometido un error al
no haber seguido los consejos de los consejeros de Salomón y haber hecho caso de sus jóvenes compañeros. Después
cometió un error al haber iniciado una guerra civil y luego, también se equivocó al tener muchas esposas. Y este hecho

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quedó registrado porque así sucedió en la historia; fue exactamente lo que él hizo y fue una de las acciones por las
cuales Dios le juzgó. Y así llegamos a

2 Crónicas 12

En primer lugar se nos habla sobre

La apostasía de Roboam

En la vida de este rey, un pecado condujo al siguiente. Veremos que él arrastró a su pueblo a la apostasía. El primer
versículo de este capítulo dice:

"Cuando Roboam consolidó el reino, dejó la ley del Señor, y todo Israel con él".

Dios nunca aprobó la conducta de Roboam. Y al leer los relatos similares de pecados o errores, la gente podría pensar
que las personas que los cometieron, se salieron con la suya. Tenemos el ejemplo de Abraham, cuando tomo a Agar
por esposa y tuvo a su hijo Ismael. Pero él no pudo eludir las consecuencias de su conducta. Y aún en el día de hoy la
rivalidad existente entre los pueblos que provienen de aquel patriarca, es motivo de conmoción para aquella tierra y
para el mundo entero.

¿Cuál es el gran problema en el Medio Oriente? Bueno, el gran problema allí, estimado oyente, tiene que ver con los
hijos de Abraham. Usted tiene por un lado a Israel y por el otro lado a los árabes. En cierta ocasión el autor de estos
estudios bíblicos, el Dr. Vernon McGee estuvo visitando la ciudad de Jericó. Y él solicitó a un guía que le mostrara los
lugares de más importancia. Él quería la ayuda de alguien que conociera bien el lugar, y pudo conseguir un guía que
tenía mucha experiencia en esa zona. Cuando se encontraban caminando y hablando sobre esa tierra, el Dr. McGee le
dijo que Dios le había dado esa tierra a Abraham y a sus descendientes. Entonces, el guía que era un árabe, sonrió y le
dijo: "Dr. McGee, yo soy tan hijo de Abraham como cualquier judío que esté viviendo en el día de hoy". Y ¿sabe una
cosa, estimado oyente? Tenía razón ese señor. Él era un descendiente de Ismael. Ahora, ¿aprobó Dios eso? Dios hizo
que quedara registrado como historia y permitió que todos puedan ver las consecuencias. El conflicto incesante de
aquella región ha sido como una espina clavada en la humanidad, que siempre ha afectado a la paz mundial.

Ahora Dios registró aquí la apostasía de Jeroboam. Y también registró el abandono de la ley del Señor por parte de
Roboam e Israel. Dios condenó ambas conductas, pero las registró porque formaron parte de la historia. ¿Y qué fue lo
que Dios permitió entonces?

La invasion de Egipto

El juicio de Dios cayó sobre Roboam. Por primera vez expuso el reino del sur a la invasión de una gran nación. Es que
Roboam había abandonado la Palabra de Dios y había conducido a su pueblo a la apostasía. En consecuencia, Dios hizo
algo que no había hecho antes. Antes de este episodio, es como si Dios hubiera colocado una muralla de protección
alrededor de Su pueblo, y a las grandes naciones de esa época no se les había permitido invadir aquel territorio. Leamos
los primeros dos versículos de este capítulo 12, del Segundo Libro de Crónicas:

"Cuando Roboam consolidó el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por haberse rebelado contra Jehová,
en el quinto año del rey Roboam, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén"

Allí tenemos lo que ocurrió. Sisac, rey de Egipto, llegó a Jerusalén y se llevó mucha de la riqueza que había en ese reino.
Se apropió de gran parte del oro y otras riquezas. ¿Y qué sucedió? Leamos los versículos 9 al 11:

"Subió, pues, Sisac, rey de Egipto, a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa del Señor y los tesoros de la casa del rey;
todo se lo llevó; también los escudos de oro que Salomón había hecho. Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos
de bronce y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey. Cuando el rey iba
a la casa del Señor, venían los de la guardia y los llevaban, y después los volvían a dejar en la sala de la guardia".

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Recordemos los escudos de oro traídos por David y que Salomón había depositado en el templo. Después que fueron
capturados como botín de guerra, Roboam los sustituyó por otros inferiores. Ya no tuvieron más aquellos escudos de
oro; ahora los tenían de bronce. El Juicio de Dios había caído sobre ellos a causa de sus pecados. Ahora ésta fue una
experiencia humillante para Roboam. Él se había criado en la prosperidad del reino de Salomón y había experimentado
las bendiciones de esa época. Había vivido rodeado de lujo y riquezas, y habrá creído que esa posición se prolongaría
para siempre. En este momento habrá pensado que la gloria del reino de Salomón había llegado a su fin. Leamos el
versículo 12:

"Así pues, por haberse humillado, la ira del Señor se apartó de él y no lo destruyó del todo, ya que aún en Judá había
cosas buenas".

Estas palabras nos revelan la sorprendente gracia y misericordia de Dios. Cuando aquel rey se humilló, Dios retiró
inmediatamente su juicio sobre él y el pueblo de Judá. Y el versículo 13, de este capítulo 12, del Segundo Libro de
Crónicas dice:

"Fortalecido pues, Roboam reinó en Jerusalén; y tenía Roboam cuarenta y un años cuando comenzó a reinar y reinó
diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que escogió el Señor entre todas las tribus de Israel para poner en ella su
nombre. El nombre de la madre de Roboam fue Naama, una amonita".

Es interesante saber quien era la madre de Roboam. Usted recordará que David era amigo de los amonitas, aunque
ellos habían hecho una guerra contra él. Y vemos aquí que Roboam el hijo de Salomón y nieto de David, tenía como
madre a una mujer amonita. Ella indudablemente tuvo algo que ver con el carácter de este hombre. Como hemos visto
en los Libros de Reyes, Dios citó siempre el nombre de la madre del rey. ¿Por qué? Porque ella tenía su parte de la
responsabilidad en la formación de su hijo. Si él hijo llegaba a ser un buen rey, el mérito de ella era reconocido. Pero
si el hijo resultaba ser un mal rey, ella también recibía parte de la culpa. Ahora, se nos dice aquí en los versículos 14 al
16, de este capítulo 12, del Segundo Libro de Crónicas:

"E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar al Señor. Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos,
¿no están escritos en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y
Jeroboam hubo guerra constante. Durmió Roboam con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su
lugar Abías, su hijo".

Usted puede notar que entonces el énfasis se puso en el reino de Judá en el sur, del linaje de David. Llegamos ahora a

2 Crónicas 13

El tema aquí es el reinado de Abías sobre el reino de Judá. Después de la muerte de Roboam, su hijo Abías accedió al
trono. Aunque Abías no fue considerado un buen rey, y el relato de 1 Reyes 15:3 nos dijo que cometió los mismos
pecados que su padre, y que su corazón no fue fiel al Señor su Dios, sin embargo, aquí en Crónicas leemos acerca de
un episodio durante el cual él honró al Señor. Y leemos en los versículos 3 al 6:

"Hubo guerra entre Abías y Jeroboam. Entonces Abías empezó la batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres
de guerra, valerosos y escogidos; y Jeroboam tomó posiciones de batalla contra él con ochocientos mil hombres
escogidos, fuertes y valerosos. Se levantó Abías sobre el monte Zemaraim, que está en los montes de Efraín, y dijo:
Oídme, Jeroboam y todo Israel. ¿No sabéis vosotros que el Señor, Dios de Israel, dio el reino a David sobre Israel para
siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal? Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó
y se rebeló contra su señor".

Como ya hemos visto, había una razón para ese conflicto, y era la insensatez con que había actuado Roboam. Y se nos
dice luego en el versículo 7:

"Se juntaron con él hombres ociosos y perversos y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam era
joven y pusilánime, y no se defendió de ellos".

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Lo interesante aquí es que él no era solamente joven y pusilánime como se nos dice aquí, sino que era ignorante La
intención de Abías era la de hacer volver las diez tribus al reino, pero eso ahora ya no serviría para nada porque
Jeroboam se había nombrado rey a sí mismo, y él no estaba tratando a llegar a ningún acuerdo, ni a hacer la paz. Y
pasando al versículo 13, leemos hasta el versículo 17:

"Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para atacarlos por la espalda; de modo que atacaron a Judá tanto de
frente como por detrás. Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los atacaban por el frente y
por la espalda; por lo que clamaron al Señor, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas. Entonces los de Judá
gritaron con fuerza; y al alzar ellos el grito de guerra, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de
Judá. Huyeron los hijos de Israel delante de Judá y Dios los entregó en sus manos. Abías y su gente hicieron una gran
matanza; cayeron heridos quinientos mil hombres escogidos de Israel".

Ellos clamaron al Señor pidiendo ayuda. Vemos como, en su misericordia, les respondió. Ésa fue una matanza muy
grande, en esta guerra civil provocada por el pecado del pueblo. Y fue una gran victoria. Y continuamos con los
versículos 19 y 20:

"Persiguió Abías a Jeroboam, y le arrebató algunas ciudades: a Bet-el con sus aldeas, a Jesana con sus aldeas, y a Efraín
con sus aldeas. Así, nunca más tuvo poder Jeroboam en los días de Abías, pues el Señor lo hirió y murió".

Ahora, éste fue el castigo de Dios sobre Jeroboam por haber dividido a la nación. Y los dos últimos versículos de este
capítulo 13, del Segundo Libro de Crónicas, versículos 21 y 22, dicen:

"Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce mujeres y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas. Los demás hechos
de Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la historia del profeta Iddo".

Abías no fue un gran rey, pero después de él vendría su hijo, que promovería el primer movimiento de renovación.
Llegamos así a

2 Crónicas 14

Durante el reino de Asa llegaría el primer esfuerzo de renovación. Creo que en este libro Dios nos ha dejado una lección
sobre lo que implica una renovación. Porque pensamos que el camino hacia una renovación es un camino pedregoso,
duro, empinado. Sin embargo, el camino está bien marcado, los mapas son bastante claros y hay ciertos puentes que
uno debe cruzar.

Este hombre Asa fue uno de los cinco reyes que Dios usó para producir una renovación en el reino del sur. El reino del
norte nunca experimentó una renovación. Ellos tuvieron diecinueve reyes y todos ellos fueron malos, y no hubo uno
siquiera que pudiera haber sido considerado bueno. En Judá hubo veinte reyes. Diez pudieron ser considerados
buenos, y cinco de ellos fueron destacados. Estos fueron: Asa, Josafat, Joás, Ezequías, y Josías. Estos 5 fueron
excepcionales durante su época, y durante ese tiempo hubo un período de reformas, inspiradas en los momentos de
renovación espiritual. Hubo una cierta similitud entre todos ellos pero también, algunas diferencias notables. Leamos
ahora el primer versículo de 2 Crónicas 14;

"Durmió Abías con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo
sosiego el país por diez años".

Así que aquí tenemos al primer rey bajo cuyo reinado hubo una renovación. Salomón fue su bisabuelo, Roboam su
abuelo y, por supuesto, Abías fue su padre. Leamos ahora los versículos 2 al 4:

"Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos del Señor, su Dios. Porque quitó los altares del culto extraño y los lugares
altos; quebró las imágenes y destruyó los símbolos de Asera; y mandó a Judá que buscara al Señor, el Dios de sus
padres, y pusiera por obra la Ley y sus mandamientos".

Este fue un hombre de carácter excepcional en todos los aspectos. Leamos ahora, los versículos 5 y 6:

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"Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado.
Edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos;
porque el Señor le había dado paz".

Vemos que él también fue un hombre de paz. Sin embargo, Etiopía le declaró la guerra. Leamos los versículos 9 y 10:

"Salió contra ellos Zera, el etíope, con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino hasta Maresa.
Entonces salió Asa contra él, y se pusieron en orden de batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa".

Éste rey tuvo una buena relación con Dios. Al tener un carácter transformado, se convirtió en un instrumento de Dios
para reformar espiritualmente a sus súbditos. Es que sólo una persona cambiada en su parte interior por el Espíritu de
Dios, puede promover auténticas reformas y cambios en todos los que la rodean. Todo otro cambio promovido por
esfuerzos meramente humanos, no pasa de ser una operación de maquillaje, que pretende reformar lo externo, para
que todo siga igual. Estimado oyente, le invitamos hoy a creer en el Señor Jesucristo, y a someterse a la acción
transformadora del Espíritu de Dios.

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Los Pusilánimes siempre pierden. 2 Crónicas 13

Pusilánime significa alguien sin valor, temeroso, cobarde, sin animo, incapaz de luchar frente a las adversidades.
La forma de ser de las personas depende mucho de quienes los educan y preparan en su crecimiento. Salomón era un
hombre muy activo ya que su padre David siempre estuvo pendiente de él. Las últimas palabras de David estaban
dirigidas a la formación personal y espiritual de Salomón. 1 Crónicas 28: 9-10 “Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios
de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos,
y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; más si lo dejares, él te desechará para
siempre.”
Salomón no tuvo el mismo cuidado de formar a su hijo roboam. Y esto hiso que el fuera un pusilánime, un niño
consentido o un bueno para nada. V 7 “Y se juntaron con él hombres vanos y perversos, y pudieron más que Roboam
hijo de Salomón, porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos”
Como hacer que una persona en especial un hijo no sea un pusilánime.
1. No le hagas todo entrénalo. Salmos 144: 1 “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra;” el meter a nuestros hijos en una burbuja de cristal no es la solución para protegerlos del
mundo.
2. Involúcralos en lo que haces. No solo pienses en heredarle a tu hijo tu fortuna enséñale como debe administrarla.
3. No pretendas evitarle todo sufrimiento o necesidad. La necesidad nos obliga a mejorar lo que hacemos o lo que
tenemos. Juan 16: 33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo.”
Lo contrario a pusilánime seria. Emprendedor, luchador, esforzado, valiente. Haciendo un esfuerzo de nuestra parte
podría servir para llegar a ser un triunfador. Pero además de eso sería muy importante si:
1. Creemos en Dios. Solo él puede transformar nuestra forma de ser. V 10 “Mas en cuanto a nosotros, Jehová es
nuestro Dios, y no le hemos dejado: y los sacerdotes que ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que
están en la obra son los levitas”
2. Nos sometemos a Dios. V 12 “Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo
para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no
prosperaréis” una cosa es creer que Dios existe y otra muy diferente es someternos a su voluntad. Creer puede creer
cualquiera. Santiago 4: 4 “”
3. Clamar a Dios. V 14 “Y cuando miró Judá, he aquí que tenía batalla por delante y a las espaldas; por lo que clamaron
a Jehová, y los sacerdotes tocaron las trompetas.” solo una persona humilde es capaz de reconocer que Dios nos puede
ayudar.

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4. Confiar en Dios. Confiar es mucho más que tan solo creer. Confiar es entregar, es dejar que Dios haga de nosotros
lo que él quiera. V 15 “Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y así que ellos alzaron el grito, Dios desbarató a
Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá”
5. Creer que no es lo que tengo lo que me da el éxito sino lo que hago con lo que tengo. Hay muchas personas que con
pocos recursos hacen grandes cosas y hay otros que teniendo mucho hacen muy poco y algunos nada. Abias sabía que
con tan solo cuatrocientos podía enfrentarse a ochocientos soldados. V 3-4 “Entonces Abías ordenó batalla con un
ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra valerosos y escogidos: y Jeroboam ordenó batalla contra él con
ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos. 13:4 Y se levantó Abías sobre el monte de Zemaraim, que es
en los montes de Efraín, y dijo: Oídme, Jeroboam y todo Israel.”
El ser un pusilánime o no depende de la formación que nos dieron pero con Cristo podemos cambiar el ser pusilánimes
por ser personas emprendedoras y valientes. Con Jesucristo podemos decir que lo que queremos ser es nuestra
decisión no depende de los demás. Depende de ti pero sobre todo depende de nuestra relación con Dios.

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ISRAEL: 2 CASAS (5): De Jacob a Salomón


Al morir Jacob, su familia se quedó en Egipto con José. Pero los israelitas se multiplicaron, que preocuparon al Faraón.
Él no tenía memoria de José, por lo que esclavizó a los israelitas. Pero Dios los liberó milagrosamente, tal como se lo
había dicho a Abraham. Dios designó a usó a Moisés para guiar a los israelitas a través del desierto, en camino hacia
la Tierra Prometida. Josué fue el líder designado para conquistar Canaán, la heredad que Dios dio a Israel y sus hijos.

Luego de la conquista, vino período de los jueces. El primer rey de Israel fue Saúl: él era el rey que el pueblo pidió.
Pero el rey conforme al corazón de Dios fue David. Bajo su reinado, la Casa de Judá comenzó a gobernar sobre las 12
tribus unidas de Israel. Él estableció la capital del reino en Jerusalén, y consolidó a las doce tribus de Israel como una
nación poderosa y reconocida ante las naciones vecinas. A pesar de sus errores, David mejoró la situación política y
económica de Israel, y promovió el respeto a Dios y a la ley. Él tuvo el deseo en su corazón de construir un templo
para Dios, pero esta gran tarea cayó sobre su hijo heredero Salomón.

Salomón fue el rey más sabio de la historia; pero perdió el camino y se desvió tras sus pasiones. Se casó con mujeres
gentiles paganas e hizo alianzas con las naciones vecinas, abriendo así la puerta a la idolatría y al pecado. Salomón se
apartó de Dios, y por ello Dios decidió quitarle el reino.

¿Qué castigo le impuso Dios a Salomón por no haber guardado el pacto divino?

(I Reyes 11:11-13) Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos
que yo te mandé, romperé el reino de ti, y lo entregaré a tu siervo. (12) Sin embargo no lo haré en tus días, por amor
de David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo. (13) Sin embargo no romperé todo el reino, sino que daré una
tribu a tu hijo, por amor de David mi siervo, y por amor de Jerusalén la cual yo he elegido.

El siervo de Salomón, a quien le sería dado la otra parte de reino, era Jeroboam (I Reyes 11:26-28).

La palabra profética dada a Salomón también fue revelada a Jeroboam por el profeta Ahías.

(I Reyes 11: 29-40) Aconteció, pues, en aquel tiempo, que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino
el profeta Ahías silonita, y éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos en el campo. Y tomando
Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos. Y dijo a Jeroboam: Toma para ti los 10 pedazos;
porque así dijo El Eterno Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré 10 tribus;
y él tendrá una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus
de Israel; por cuanto me han dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc

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dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos y
mis decretos, como hizo David su padre. Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendrá por rey
todos los días de su vida, por amor a David mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos.
Pero quitaré el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus. Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo
David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.
Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que desare tu alma, y serás rey sobre Israel. Y si prestares oído
a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis
estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué
a David, y yo te entregaré a Israel. Y yo afligiré a la descendencia de David a causa de esto, mas no para siempre. Por
esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en
Egipto hasta muerte de Salomón.

ROBOAM SUBE AL TRONO

Al morir Salomón, su hijo Roboam subió al trono. Pero él no prestó atención a las peticiones del pueblo para bajar los
altos impuestos; más bien les puso una carga más pesada.

(I Reyes 12:13-15) Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado; y les
habló conforme a consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo, mi
padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones . Y no oyó el rey al pueblo; porque era designio de
El Eterno para confirmar la palabra que El Eterno había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.

ISRAEL SE DIVIDE EN DOS REINOS

Ante la opresión de Roboam, muchas tribus decidieron separarse de Judá (la tribu real) y formar su propio reino.

(I Reyes 12:16-19) Y cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo:
¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora
en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas. (17) Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que moraban
en las ciudades de Judá. (18) Y el rey Roboam envió a Adoram, que estaba sobre los tributos; pero le apedreó todo
Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró para subir en su carro y huir a Jerusalén. (19) Así se apartó Israel
de la casa de David hasta hoy.

Cuando el pueblo oyó que Jeroboam había vuelto del exilio, enviaron a llamarle al norte de Israel para hacerlo rey.

Para contrarrestar la rebelión, Roboam reunió 180,000 hombres de la casa de Judá y de la tribu de Benjamín con el fin
de hacer guerra a las tribus rebeldes del norte y hacerlas volver bajo su autoridad (1 Reyes 12: 20-21). Pero Dios lo
frenó.

(I Reyes 12:22-24) Pero vino palabra de El Eterno a Semaías varón de Dios, diciendo: Habla a Roboam hijo de Salomón,
rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo: Así ha dicho El Eterno: No
vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo.
Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra del Eterno.

Diez tribus de Israel se rebelaron contra Roboam, y nombraron a Jeroboam como su rey. Solamente las tribus de
Benjamín y Judá permanecieron fieles a la casa de David, con Roboam como su rey.

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El Reino de Israel (Casa de Jacob) se dividió en dos naciones, conocidas por diversos nombres:

Al dividirse la nación de Israel en dos, vino a cumplirse la promesa que Dios le había dado a Jacob después de cambiarle
el nombre.

(Génesis 35: 11-12) También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de
naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos. La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu
descendencia después de ti daré la tierra.

Una nación: La Casa de Judá

Conjunto de naciones: La Casa de Israel, asamblea de naciones

Quebré luego el otro cayado, Ataduras (lit. Unión),

para romper la hermandad entre Judá e Israel.

(Zac. 11:14)

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