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Las cosas
han caído
del saco
desparram ándose por el suelo
y creo
que el mundo sólo es
una sonrisa que arde
débilmente
entre los labios de un ahorcado
Vestido con una cam isa azul, con alpargatas en los pies,
anduve por la orilla de un hermoso lago.
Yo mismo fui hermoso:
tuve una antigua maza de cobre, con sus bolas perfectas,
tuve una zam pona de dos cañas,
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N ú m e r o s 1251 ¡P r e g o n a d , g r i t a d , l l e v a d !I39]
29 42
El Volga, que siempre ha sido vuestra nodriza, M o sc ú , ¿ q u i é n e r e s ? 1401
tiene ahora un pie en el ataúd.
¡Anunciad, haciendo resonar vuestras trompetas,
que la catástrofe amenaza con arrasarlo todo!
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L a c o m is a r í a 1511 O s ll a m o a t o c a r la c a m is a c o n u n s a b l e 1521
¡La comisaría es una gran cosa! Os llamo a tocar la cam isa con un sable.
Es el sitio donde tiene lugar la cita entre Yo y el Estado. N o hay cam isa.
¡El Estado hace por recordarnos que todavía sigue Decir con un sable: «¡E l rey está desnudo!1531»
existiendo! ¡O s llamo a hacer con el acero
lo que hemos hecho con el plumón del aliento!
53 H a c e re f e re n c ia al c é le b re c u e n t o d e H a ns C h ristia n A n d e rs e n , al
tie m p o q u e e v o c a el sa b le , con el q u e se b aila la g o p a k u cra n ia n a,
d a n z a g u errera q u e , en o tros t e xt o s J . id e n tific a c o n la g u erra m ism a
y d e n o st a . Pero a q u í irru m p e c o n re fle jo viril y c o m b a tiv o .
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R e c h a z o 1541 ¿ Q u i é n ? 1551
P ara M a ia k o v sk y
M e es mucho más grato contemplar las estrellas
que firmar una sentencia de muerte.
Me es mucho m ás grato
escuchar las voces de las flores que susurran: «¡E s é l!» , Un muchacho de nuca de elefante,
inclinando los capullos cuando paso por el jardín, con unas bondadosas orejas tiernas, enormes y torpes,
que ver los oscuros fusiles de la guardia, colgando el labio com o si dijese la palabra «tal»
que m ata a los que quieren matarme. yergue su férreo mentón de caudillo popular,
¡He aquí por qué nunca seré Uno que Gobierna! y se abre paso ¡adelante!, ¡adelante!, ¡siempre adelante!
Tiene los ojos alegres del aviador que presencia la
catástrofe celestial,
allí donde la m elancolía de los mundos
fue cubierta por los pedazos de un pájaro de hierro,
por los pedazos de un pájaro alegre,
y por los labios bondadosos, sin fuerza.
Este gigante con hom bros de estibador,
¿quién es?
A veces,
jugando con su voz com o si fuese una sonrisa,
enciende la cerilla de la mofa,
frotándola contra la caña de la bota
de la estupidez.
54 (1922) En revista V iestn ik, M oscú, 1922, N ° 2. 55 1922. En O bra d e ... 1928-1933, o p. cit., t. V.
53 54
C o m o u n a d o l e s c e n t e 1581 lleva la ley y el honor.
Com o un adolescente
salí solitario a la noche profunda,
cubierto por mis fuertes cabellos.
En torno se alzaba la noche
y me sentía solo,
necesitado de amigos,
necesitado de mí mismo.
Prendí fuego a los cabellos1591
y, arrojando harapos y anillos,
encendí fuego a mi alrededor;
pegué fuego a los árboles y a los cam pos
y todo se alegró:
el cam po de Jlébnikov estaba ardiendo
y un Yo de fuego llam eaba en la oscuridad.
Ahora, tras dar fuego a todo con los pelos, me voy.
¡Y en el lugar del Yo está N osotros!
59 La r e f e r e n c ia a los c a b e ll o s es fr e c u e n t e e n J . El o c e l é d e t z , larg o
m e c h ó n q u e los c o sa c o s se d e ja n c re c e r en la c o ro n illa d e l crá n e o
a f e it a d o , c o m o se ñ a l d e p o d e río p e rso n a l, no es c o rt a d o sin d o lo r y
h u m illa ció n . El p o e ta p re n d e f u e g o a los suyos p ara tra sc e n d e r d e la
v a n a g lo ria a la c o m u n id a d h u m a n a. G o rki t a m b ié n incurrirá en estas in t ern a cio n a l (So c o rro Rojo) a las víc tim as d e la h a m b ru n a q u e tuvo su
re fere n cias al sacrificio p erso n al en fav or d e una c o m u n id a d p usilá n im e, cim a en 1 9 2 2— G u e rra C ivil, in t e rv e n c ió n im p eria list a c o n tra el p o d e r
los m itos d e Je s ú s y d e M o isés, c o n v o c a n t es d e m u ltitu d es. V elim ír Jlé b n ik o v: La revo lu ció n m u n d ial re q uiere d e una é tic a m u n d ial,
e scrib ió a p ro p ó sit o el p o e t a.
60 F. N a nse n : c o m u n ista n o ru e g o , uno d e los o rg a n iz a d o res d e la ayu d a
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N o s o y u n a n g e l o t e f a s t i d i o s o 1031 y luego
hicisteis escarnio de mi desnudez.
Vosotros os desnudasteis al cabo de unos años,
sin haber notado en mí
la cumbre de los acontecimientos,
la plum a en la mano de los tiempos
N o soy un angelote fastidioso, que orienta el pensamiento del escritor.
ahíto de chillidos y de risas, Yo, como un médico solitario,
ni tengo la mueca llorosa de un bebé destetado: cantaba mis canciones-remedios
soy una cam pana del libre albedrío en una casa de locos.
que tañe con voluntad su toque de difuntos
desde la fosa común que hermana a los caídos.
Levanto mi m ano para anunciar el peligro.
Señalé un sendero,
pálido, difuso, remoto, sí,
no como el iluminado por las grandes hogueras,
donde, desde siempre, asáis en el ara vuestro adorado
toro.
Es cierto que caí, una y otra vez,
que me cubrían las nubes
como ahora.
Pero, acaso,
¿no os caísteis también vosotros,
emulándome involuntariamente?
Sólo que vosotros negasteis vuestra caída,
y yo, al proyectarme con vuestra som bra terrenal sobre
las piedras,
sí recordé la mía.
Por recordaros las estrellas,
fui una brisa en vuestra mezquina vida cotidiana,
pero más de una vez me dejasteis solo
y os llevasteis mi vestido,
mientras yo cruzaba a nado los estrechos de la canción,
63 (M ayo -ju nio d e 1922) En Po e m a s, M oscú, 1923.
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