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Matías De Ambrosio
Debido a dos circunstancias contextuales (es el primer teórico dictado por la profesora adjunta en
una materia que inaugura un sistema de promoción), al comienzo se hacen las aclaraciones
explicativas necesarias. Se explicitan los requisitos necesarios para acceder a la promoción y la
modalidad evaluativa del mismo. Se aclaran dudas puntuales de los alumnos.
Terapéutica
Malestar Época
Terapéutica/s:
¿Por qué partir del psicoanálisis para hablar de la Psicoterapia? Podríamos decir que es una de las
preguntas eje, tomadas por la profesora para realizar la apertura de su exposición. Pregunta que
retornará, como veremos, al cierre. La respuesta, en principio, va por el lado de situar al
psicoanálisis como la “primera psicoterapia moderna”, tal como lo desarrolla F. Peresson en su
texto.
1
El malestar
Antes de continuar por esta vía, la profesora define algunas referencias previas a “El malestar en la
cultura”, dentro de la misma obra freudiana. Digamos, sus antecedentes, aquello que se venía
prefigurando en su obra. Allí se cita el texto de 1908 “La moral sexual cultural y la nerviosidad
moderna”, texto donde hay ya una relación entre la cultura en tanto “moral sexual” (que se
establece como prohibición, como norma) y el malestar definido como “nerviosidad moderna”.
Freud se encarga en ese texto de presentar la posición del psicoanálisis frente a otras
interpretaciones provenientes de la sociología de la época, poniendo en primer plano el valor de
renuncia que implica el ideal de la “monogamia” en la conformación de la familia conyugal
moderna.
La profesora recuerda también el texto que antecede a “El malestar en la cultura”: “El porvenir de
una ilusión” de 1927, precioso texto donde Freud, utilizando la figura imaginaria del inquisidor,
discute consigo mismo sobre varias cuestiones, de las que se destaca el peso de la religión y el por
qué de su extensión a lo largo y a lo ancho del mundo. Allí aparece algo clave: la religión aparece
como un lenitivo, como dador de sentido, como un bálsamo, situando un más allá que de algún
modo justifique soportar las penurias del más acá.
A su vez, se explica qué se entiende por cultura en la obra freudiana, tomando referencias de estas
dos obras: por un lado, la cultura aparece como “un conjunto de normas necesarias para regular
las relaciones entre los hombres”. Por otro lado, la cultura es el “saber” que el hombre ha
adquirido para maniobrar sobre la naturaleza subvirtiéndola. Cultura entonces en dos acepciones,
limitadora, por un lado, posibilitadora por el otro.
El desarrollo de la alocución nos guiará entonces a una pregunta: ¿De qué se trata el malestar en
la cultura? Para orientarnos en la respuesta, la profesora sigue a Freud y sus desarrollos sobre la
felicidad. Allí, el autor habla del carácter episódico de la misma, del goce en relación al contraste,
de la limitación a los instantes. El malestar aparecerá como elemento irreductible producto de un
antagonismo: el del hombre con la cultura. El hueso de dicho antagonismo radica en que el
imperativo cultural implica una renuncia al goce pulsional por parte del sujeto, renuncia que
aparece como requisito para el ingreso en la misma.
La norma, se nos recuerda, también tiene un doble costado: normar, regular las relaciones, pero a
su vez normalizar (allí aparece funcionando como ideal). Esta última vertiente tiene más bien un
efecto aplastante. Respecto de ella, se toma el texto ya citado “La moral sexual cultural y la
nerviosidad moderna” para ejemplificar un modo en que la cultura promueve una moral, pensada
como ideal de las “buenas costumbres”. En la época de Freud, dicha moral ha sido nombrada
como “moral victoriana”, según lo desarrolla uno de los historiadores más importantes de Freud,
Peter Gay en su libro La experiencia burguesa: de Victoria a Freud, de 1992. Se trata de una moral
relacionada estrictamente a la represión de la sexualidad y a los parámetros del protestantismo.
En el libro mencionado Gay analiza las principales ideas, las conductas familiares y sociales y los
cambios intelectuales, políticos y religiosos registrados durante gran parte del siglo XIX y las
primeras décadas del XX, época en que vivió y tuvo mayor influencia Sigmund Freud.
2
La época
Tomando a su vez, un texto de su propia autoría escrito en colaboración con el profesor titular F.
Peresson, la profesora ahora hará hincapié en otro de los términos de la tríada (malestar,
terapéutica, época) previamente trabajada: la época.
Debido que para hablar de un término (de la triada), necesariamente debemos hacer referencia a
los otros dos, las modificaciones que se sitúan a nivel de lo epocal, necesariamente repercutirán
modificando las formas en que el malestar se manifiesta y contextualizarán la proliferación de
ciertas terapéuticas. Entender estas relaciones aparece como un elemento de vital importancia y
eso se deja claro en la exposición.
Entonces, ¿qué sucede con la época actual? Nos dirá que hoy en día no se trata de la represión
sexual. Ya no pasa por aquello que desde la cultura viene como prohibición, como regulación
normativa. Según Laurent y Miller (tomados por la profesora en referencia al curso que dictaron
en colaboración “El Otro que no existe y sus comités de ética”) el psicoanálisis ha contribuido al
levantamiento de la represión, con las consecuencias que ello plantea. La época actual esta
signada por un “para todos” bajo la égida de una identificación única: todos consumidores. Aquí
recuerda los desarrollos de Gilles Lipovetsky en su conocido libro La era del vacío (1983), donde el
sociólogo francés muestra los cambios del siglo XX a partir del avance del capitalismo, del
consumo de masas y el efecto de una sociedad definida por “lo nuevo”, lo efímero y el
individualismo hedonista.
El objeto a (la profesora aquí cita a J. Lacan en el texto que se ha dado en llamar “Radiofonía”)
“asciende al cenit social”. Lo que implica que lo que comanda hoy ya no es tanto el Ideal sino el
objeto a. ¿Cómo se percibe esto en la sociedad? Por ejemplo, en los agrupamientos, ya no
alrededor de los grandes relatos, sino alrededor de los modos de gozar. Son los modos de gozar las
nuevas formas de agruparse, de hacer lazo. Por otra parte, la normativa social, ya no se ejerce
como función de prohibición. El imperativo se conserva, pero en la forma de un empuje, un
mandato a gozar.
La profesora nos recuerda a Lacan en este punto. El autor, en su texto “La familia” (1938) nos
habla de la decadencia de la imago paterna y del superyó en su carácter más bien imperativo. El
mismo Freud ya había advertido sobre este carácter paradójico del superyó cuando se trataba más
bien de la prohibición: la renuncia no trae aparejada una satisfacción y una calma; por el contrario,
la renuncia reclama cada vez más renuncia.
El impasse
Digamos entonces que, así como la renuncia (época freudiana) no ofrece la vía regia hacia la
felicidad (porque reclama más y más renuncias), la invitación a un goce sin limitaciones (época
3
actual) tampoco lo hace: la contracara de esto es una forma particular de malestar, angustia
masiva, directa, deslocalizada, sin tratamiento al modo del síntoma (al menos no en el sentido
freudiano del término).
Aquí, en este punto, cobra relevancia el término “impasse”. Impasse como aquello que alude a “lo
imposible” que introduce en el lenguaje en el ser sexuado. La inserción del hombre en la cultura
no implica sólo un malestar, tal como lo nombra Freud en 1930. Con Lacan podemos decir que
dicho malestar es irreductible, es de estructura.
Esta redefinición del malestar trae consigo otras respuestas frente a la angustia. Las respuestas del
impasse aparecen bajo la égida de una nueva díada: las adicciones (compulsión) o la depresión
(inhibición). Lo nuevo aquí no está a nivel del contenido, estas dos respuestas ya existían, la
diferencia es la pregnancia de las mismas y el carácter paradigmático que han adquirido debido a
aquello que caracteriza la época.
El teórico se cierra con haciendo hincapié en el elemento que nos queda de la triada: las
terapéuticas. Frente a un cambio a nivel del malestar, aparece un cambio a nivel de las
terapéuticas. ¿A qué obedece el cambio más bien actual a ese nivel? Si bien la pregunta queda
abierta, por su íntima relación al contenido de la materia en su totalidad, la profesora nos adelanta
una respuesta que es ya una divisoria de aguas: por un lado, está el psicoanálisis y su tratamiento
del malestar, su posición ética, por fuera de una normativa, de un código moral universal/
universalizante; por otro lado, el resto de las terapéuticas, diferentes modos de intentar cerrar
una brecha irreductible, de reencontrar un sentido, de acceder a una felicidad que, como se ha
transmitido, no cesa de escaparse, estructuralmente. El “goza” como imperativo actual, bien
podría ser un “se feliz siempre”. A ese imperativo, ¿cómo responde la terapéutica actual?
4
Módulo I: “Psicoanálisis: casuística y terapéutica”
2° Clase – Teóricos Prof. Adjunta Fátima Alemán
7/4/16
Ejes temáticos:
Bibliografía:
-A principios del siglo XX, la cultura provoca un malestar mercado por la exigencia de
renuncia a la satisfacción pulsional.
Dos caras de la renuncia:
la represión de las pulsiones
internalización de la ley (súper yo).
Entonces, instancia paradójica de la renuncia, mediante la exigencia in crescendo
superyoica.
Freud propone recursos para afrontar ese malestar: ciencia, religión, sustancias
embriagadoras, sublimación. Sin embargo, ningún recurso será efectivo totalmente.
-En el siglo XXI, esto es distinto: la sociedad de consumo transforma esta estructura.
Los objetos de consumo transforman la subjetividad del hombre en una subjetividad de
“consumidor” (Lipovetsky).
Por otro lado, la permisividad, un empuje a gozar, significa el levantamiento de la
prohibición. Esta permisividad se vuelve, exigencia del SY mediante, una exigencia
pulsional, que produce cada vez “más” sufrimiento.
El bienestar como imperativo: no podemos sufrir, solo gozar. Se “debe ser” más feliz,
más sano, más eficiente, etc.
-Fin de las ideologías, caída de grandes relatos; globalización.
La neurosis contemporánea: la caída de la imago paterna (Lacan, La Familia). No hay EL
nombre del padre, significante que ordena. La autoridad no tiene el mismo poder que
antes: la parentalidad de hoy es una parentalidad responsable, compartida con equidad
en la pareja parental y negociada por un contrato verbal. Esta situación re-define las
relaciones familiares en general, las relaciones de autoridad en particular, configurando
así un nuevo tipo de malestar.
-Estado de Bienestar
-No hay guerras, hay ejércitos de profesionales (que evalúan, miden, contabilizan y
generan estadísticas respecto de la población)
-“los ciudadanos no deben morir”, política de la vida (exigencia, alentando al consumo,
la eficacia, el rendimiento, “empuje a la vida”)
-El Estado decide cómo vivir, cómo alimentarse, cómo vestir, cómo curarse (los diarios
y revistas con artículos respecto de alimentos dañinos y benéficos, y ejercicios,
tendencias de moda, hábitos saludables, etc.)
-Se controlan los cuerpos/se disciplinan los cuerpos
-Curación (de los síntomas) Vs/ Evaluación (de los modos de vida).
El DSM
Cuatro formas:
1. Farmakón: remedio/veneno (vinculado a la repetición). El hábito de la
medicación y automedicación provoca una tendencia a la repetición vinculada a
este objeto.
2. Placebo: efecto sugestivo/efecto subjetivo.
3. “más de libido”: plus de vida y modificación de los cuerpos. Viagra, pastillas
anticonceptivas.
4. Anestésico: obnubilación, templamiento, interferencia. Los sentidos se
aletargan, la consciencia se nubla. La subjetividad se lentifica.
“El medicamento hace hablar”. Pensando desde los tres registros de la enseñanza de
Lacan:
Simbólico: objeto de demanda (al médico) como demanda de curación. Por otro lado, al
nombre del medicamento se le es supuesto un valor específico. Su uso y validez se
adhieren a la nominación.
Imaginario: los medicamentos producen un efecto de significación, siendo consumidos
“para dormir”, “para hablar”, “para (no) pensar”. Existe una dimensión de lo esperable.
Real: no referido al efecto químico del cuerpo, sino a lo que no puede ser alcanzado por
lo simbólico o lo imaginario, lo que está por fuera del sentido, y lo que esto puede
provocar. Lo desconocido en el medicamento en tanto real. El cuerpo se transforma en
uno que goza, fuera del sentido.
El medicamento como recurso frente al malestar en la cultura del siglo XXI, se erige como
uno de los significantes Amo de nuestra época. Peligro: modo de goce que no llama a la
interpretación, no comunica nada, es puro silencio pulsional.
Psicoterapia I
Teóricos - Fátima Alemán - 3º Teórico – 14/4/16.
Hoy vamos a ver la Unidad 4 del programa. En ella vemos al Dispositivo Analítico, y cómo llega Freud a dar
cuenta de ese método.
En primer lugar, podemos decir que el Psicoanálisis es la primera psicoterapia moderna. Sin embargo, sabemos
que no es la primera psicoterapia; ya que las mismas existen desde la Antigüedad, y principalmente, dentro de la
medicina, con el Tratamiento Moral de Pinel, del lado de la psiquiatría.
En un principio, Freud, médico, neurólogo, se especializa en enfermedades nerviosas. Y luego de su experiencia
con Charcot, comienza a indagar otro tipo de cuestiones.
Es así, que Freud empieza a pensar a la psicoterapia de manera novedosa, partiendo del aporte que Charcot le
brindara en relación a la histeria, y Bernheim con respecto a la sugestión.
Por otra parte, cabe destacar que la transferencia aparece como un aspecto clave en el método psicoanalítico. En
los Escritos técnicos Freud la sitúa como un problema. La transferencia tiene un lugar clave en la relación
médico/paciente.
Asimismo, a lo largo de la obra de Freud, podemos observar variaciones en la conceptualización que hace el autor
sobre la transferencia.
Así, vemos que en “Tratamiento psíquico, tratamiento del alma” (1890), Freud destaca el poder ensalmador de
la palabra, propio de las prácticas que tienen que ver con la magia. Asimismo, vemos como la palabra puede
curar por sugestión. En relación a estas propiedades de la palabra, citamos a Levi-Strauss quien hablaba de las
curas oficiadas por el chamán, y de cómo éste opera a partir de una “eficacia simbólica”.
Por otra parte, en el mismo artículo Freud habla de la influencia de lo anímico sobre el cuerpo, cuestión de la
que los médicos ya estaban advertidos, aunque sin poder conceptualizarla.
Asimismo, se destaca el valor que Freud le da a la expectativa, en términos de la creencia necesaria de parte de
quien solicita la asistencia. Necesaria para que suceda la curación. Esto, en la relación del médico con el paciente,
por ejemplo. Una expectativa de que ese médico pueda curarnos, creer que puede hacerlo, tener confianza en lo
que va a decir el médico. Hablamos así de “expectativa esperanzada”, diferente de lo que llamamos una
“expectativa angustiada”. Dicha creencia funciona como momento previo para la transferencia. Para que funcione
la hipnosis, el paciente tiene que creer en el médico.
Para Freud, en cuanto al tratamiento anímico, el paradigma, el modelo es la hipnosis. Luego, vendrán el método
catártico, luego el método catártico con presión sobre la frente; y más tarde el método analítico, que sería una
derivación del método catártico. En Estudios sobre la histeria podemos encontrar los métodos pre-analíticos.
En la hipnosis aparece un empeño por provocar en el enfermo los estados anímicos y condiciones anímicas más
favorables para su curación.
Luego, Freud va a hablar de los límites en relación a la hipnosis y la sugestión. Las resistencias aparecen como
la clave para abandonar los métodos pre-analíticos y para descubrir el inconsciente. La histérica se resiste a
recordar, a hablar. En determinado momento hay una detención.
Cuando Freud descubre al inconsciente, modifica su método. Aquí está el viraje de los métodos terapéuticos al
método analítico, siendo asociación libre e interpretación sus pilares del fundamentales. Aquí es necesario
intercalar los desarrollos vertidos por Freud en la Interpretación de los sueños, en El chiste y su relación con el
inconsciente, y Sobre la psicopatología de la vida cotidiana.
En cuanto al sueño, sabemos que éste era dejado de lado por la ciencia, la medicina. Y es Freud quien, lo toma,
junto con los actos fallidos, lapsus, chistes. Él se da cuenta de que son formaciones del inconsciente.,
configurándose así un nuevo escenario.
Otros autores de la época hablaban de cuestiones similares, pero, por ejemplo, Janet nunca logró elaborar la lógica
que sostiene al inconsciente. Cabe destacar que el inconsciente, es presentado por Freud como con una legalidad
propia, que obedece a dos leyes fundamentales: desplazamiento y condensación.
En el artículo “El método analítico de Freud” (1904), él mismo habla de su método, siendo el psicoanálisis muy
resistido en aquella época. En este artículo, aparece como antecedente del método analítico, el método catártico.
Y hace un recorrido por los diversos métodos. Consistiendo el método catártico en la hipnosis con la adición de
la ampliación de la conciencia; y siendo la meta, la eliminación o supresión de los síntomas. Tal como sucede
en el caso de Elizabeth.
Vemos, entonces, que los primeros métodos freudianos son sintomáticos. Diferenciándose el método analítico
por ser causal, es decir, por ir a la causa, la génesis, la etiología de los síntomas.
Freud va construyendo su método a medida que va descubriendo cómo funciona el inconsciente.
El método catártico apuntaba a los recuerdos. Permitía levantar un síntoma cuando se podía unir la representación
con el afecto. En cuanto a su eficacia, podemos decir que el afecto lograba liberarse, abreaccionaba.
Ahora, es importante tener en cuenta que lo primero que Freud abandona es la sugestión.
El método analítico se basó en la sustitución de la ampliación de la conciencia y la influencia terapéutica por
las ocurrencias. El acceso al inconsciente es indirecto, es decir, a partir de las ocurrencias, mediante la asociación
libre, lo cual corresponde al trabajo de parte del analizante.
La clave del método analítico es el trabajo con las resistencias; funcionando, además, como índice de que algo
ha sido reprimido, siendo la prueba de que hay algo reprimido. Entre la conciencia y el inconsciente hay una
barrera que Freud llama “represión” y que se manifiesta en acto a través de la resistencia.
Para el analista el trabajo fundamental es la interpretación, el “arte de la interpretación”. Freud lo toma en relación
a tratar al síntoma como se trata al sueño. Transferencia e interpretación son conceptos claves. La interpretación,
se presenta, primero, como traducción del inconsciente, pudiendo ser los objetos de esta interpretación, los
deslices del habla, los sueños.
Freud le da, asimismo, un lugar clave a la palabra, al relato. Se puede tratar mediante el relato. El inconsciente se
manifiesta a partir de lo que alguien dice.
Uno de los objetivos del método analítico, es el de suprimir las amnesias, llenar las lagunas del recuerdo. Se
deshacen las represiones. Este representaría al momento optimista de Freud; en el que creía que se podía hacer
consciente lo inconsciente; venciendo las resistencias de forma indirecta y forzada. A diferencia de cómo
comienza a ser pensado en 1920, cuando Freud comienza a considerar que no todo se puede hacer consciente.
Resta lo que al comienzo llamó el “ombligo del sueño” y luego “represión primaria”.
En cuanto a la curación, partimos de que no hay normalidad. Alguien está curado cuando desaparecen los
síntomas, y vuelve su capacidad para gozar y rendir.
Otro artículo significativo para entender el método analítico es “Sobre psicoterapia” (1905).
Freud nunca abandona la sugestión, y lo llama factor sugestivo. La transferencia tiene un factor sugestivo, pero
es preciso controlar al mismo; y no confiar sólo en la sugestión.
En este articulo, Freud habla de cómo las psiconeurosis se curan por la psicoterapia, y dice: “la neurosis no la
cura el medicamento, sino el médico, su personalidad.” Es decir, que para Freud, lo que importa es la persona
del médico. Y en relación a esto no cualquiera puede analizar, sino que quien lo haga tiene haber sido analizado
previamente.
El método analítico de la psicoterapia es para Freud de un método causal. Y hace una analogía entre la escultura
y el método analítico, y entre la pintura y el método hipnótico-sugestivo. Siendo que la escultura actúa quitando,
y la pintura, agregando algo. El método analítico va sacando, va llegando así a la causa.
Por otra parte, Freud observa que los pacientes se adhieren a su enfermedad. Cuestión que luego va a
conceptualizar como beneficio secundario del síntoma, y reacción terapéutica negativa. El síntoma tiene una
satisfacción para el sujeto, motivo por el cual no puede ser abandonado tan fácilmente.
Freud, todo el tiempo, está pensando si es posible curar o de qué modo entender la curación.
El psicoanálisis no es un trabajo fácil, y no debe ser guiado por el furor sanandi, dado que manejarnos en dirección
a tal horizonte, nos haría perder el acceso al inconsciente.
Por otra parte, Freud habla de las contraindicaciones con respecto al psicoanálisis, en los casos en que haya una
psicosis, en sujetos con edad avanzada- dado que al haber cierta fijación libidinal, sería difícil modificar alfo de
la economía libidinal-, y en casos de anorexia histérica.
Cabe destacar que la transferencia no es algo exclusivo del psicoanálisis.
La causa de los síntomas esta en las representaciones reprimidas. Freud sitúa al inconsciente como algo que la
histérica sabe y no sabe. El inconsciente es un saber no sabido. Y el método analítico apunta a develar eso que no
se sabe porque está la barrera de la represión.
En los Escritos técnicos Freud trata la cuestión de la “técnica analítica”, cómo entender dicha TÉCNICA. Allí
aclara que no es tan sencillo presentar las técnicas, conocerlas y aplicarlas. Cada analista aplica la técnica con su
particularidad.
Freud ya tenía en aquella época una casuística: el caso Dora, el caso Juanito y el caso del Hombre de las ratas. Y
el caso que genera un problema es El hombre de los lobos, que lo veremos en la próxima clase. Cuando empieza
la Primera Guerra Mundial, comienza a pensarse en variantes del método psicoanalítico.
El psicoanálisis requiere de la experiencia de analizarse, no es sólo un juego de técnicas. Esto es lo que hace que
no sea un experimento, sino una experiencia. Debiéndose tener ciertos recaudos para ocupar el lugar de analistas.
Para Freud, la técnica debe complementarse de una ética. Tiene que ver con la ética entendida como una
orientación, “hacia dónde vamos”, hacia donde orientamos el tratamiento. Y la regla que sitúa allí, es la regla de
la abstinencia, regla fundamental enlaza a la ética.
Hay que tener en cuenta que la técnica evoluciona porque el inconsciente se modifica. Esto lo plantea J.-A.
Miller en las Conferencias caraqueñas (1986), en “La transferencia de Freud a Lacan”.
Con respecto a la transferencia, ésta atraviesa toda la obra de Freud. Tiene que ver con el inconsciente. Es una
formación del inconsciente. Es, de hecho, la vía de acceso hacia el mismo.
En “Psicoterapia de la histeria” aparece por primera vez el término transferencia, definido como falso enlace.
Freud comenta el caso de una mujer, que habla de cuestiones que le pasan con los hombres, y donde eso mismo
se le produce con Freud. Este falso enlace demuestra que la transferencia se mueve en la cadena asociativa, y algo
se enlaza con la persona del analista por “desplazamiento”. En la “Interpretación de los sueños”, hay un deseo
disfrazado. Transferencia quiere decir desplazamiento.
Recordemos que no es sólo transferencia positiva o negativa, entendida en términos de “emociones”, sino que
también hace uso de las representaciones. Aquí la transferencia es la vía de acceso al deseo inconsciente.
En el “Caso Dora”, en su Epílogo, Freud ve el problema de la transferencia. Aquí habla del error que él mismo
había cometido durante el tratamiento de la joven. El cual consistió en no advertir la corriente ginecofílica hacia
la Sra. K.
Aquí Freud habla de la transferencia como formación de pensamientos inconscientes; como reediciones,
recreaciones y fantasías; como sustitución de una persona por otra. Pudiendo observarse en la transferencia al
desplazamiento y la sustitución, como dos leyes del inconsciente que allí están funcionando.
Es importante considerar que, si bien, la transferencia es necesaria para que funcione el psicoanálisis, podemos
advertir que la misma no es un fenómeno exclusivo del psicoanálisis; sino que siempre estamos transfiriendo. Lo
que ocurre en el psicoanálisis, en particular, es que éste la revela y trabaja con ella.
Hablamos de transferencia dinámica, al considerarla, a la vez, como motor y obstáculo de la cura: presentándose
así en una doble cara.
Volviendo al Caso Dora, y particularmente, al otro error cometido por Freud, hablamos del hecho de que éste
no ha podido manejar a tiempo la transferencia. Siendo que ésta tiene una temporalidad lógica, donde se puede
leer àpres coup, es decir, a posteriori.
Vemos, así, a lo largo de la obra de Freud, a la transferencia conceptualizada de manera diferente. Tomando el
texto de Miller, es posible pensar a la transferencia bajo cuatro formas fenoménicas:
* repetición
* resistencia
*sugestión
* neurosis de transferencia
En cuanto a la transferencia como repetición, podemos pensar al método analítico como rememorativo. Donde,
cuando el sujeto no recuerda, actúa, repite con el analista, sin saberlo. Y permite, de esta manera, acceder al
inconsciente; ya que una forma de recordar es repetir. Particularmente, esto podemos observarlo en el artículo de
Freud “Recuerdo, repetición, reelaboración”.
Ahora, la transferencia como resistencia, viene a representar la cara negativa de la misma. En este caso, vemos
como se detienen las asociaciones, se deja de recordar. Siendo un costado de esto, el amor de transferencia, que
se presenta como una resistencia.
Con respecto a la transferencia como sugestión, ésta aparece en “Sobre la dinámica de la transferencia”. Siendo
que en cuanto a la sugestión si bien debemos mantenerla, también debemos controlarla.
Por último, en cuanto a la transferencia como neurosis de transferencia, podemos pensarla en tanto que neo-
formación; una neurosis artificial, donde el analista forma parte del síntoma. Los síntomas, dice Freud, adquieren
“significado transferencial”.
Hasta aquí llegamos al año 1915, la conceptualización de la transferencia continúa en la obra de Freud.
Transferencia:
Interpretación:
Los sueños, en tanto formación del inconsciente, en tanto mensaje sinsentido y deseo
encubierto, pueden ser interpretados. El concepto de interpretación en Freud se deduce del
uso que hace de ella en “La interpretación de los sueños”, bajo lo que llama “el arte de
interpretar”. Luego, Freud aplicará esta operación de la interpretación a los otros fenómenos
del inconsciente (lapsus, chiste, fallido, síntoma).
- Interpretación-desciframiento:
El sueño como “rebus” (jeroglífico cifrado). El relato del sueño se encuentra cifrado,
desfigurado; igual que el deseo, solo se manifiestan de esta manera. Es el paciente que
comienza a descifrar lo cifrado, ante la pregunta del analista.
- Interpretación-traducción:
Traducción del inconsciente, de una lengua a otra. El inconsciente como una lengua
extranjera, desconocida, que hay que traducir a la lengua de la consciencia.
En el caso Dora, Freud utiliza la “interpretación simbólica”: el síntoma como “metáfora”, una
representación está en el lugar de otra. La interpretación descifra el símbolo.
La interpretación permite dar cuenta de la mecánica de elaboración del sueño y del síntoma.
El sentido reprimido (no sabido) que motoriza el fenómeno es lo que se pretende develar.
Existe un punto límite para la interpretación de los sueños: el “ombligo del El problema de la
sueño”. Freud lo descubre y conceptualiza en el sueño de la Inyección de “causa” en relación
Irma. Este ombligo como punto límite de las asociaciones, es lo que Freud a la técnica fue un
postulará como “represión primaria”. elemento constante
El síntoma es un retorno de lo reprimido, de la represión secundaria. Pero lo en la obra
acaecido bajo la represión primaria no logra hacerse consciente. freudiana.
La causa de los síntomas, en tanto represión primaria, es un vacío. Es en este
punto donde entra la construcción en la técnica analítica, cuando el paciente
no logra recordar más. La construcción es del orden de lo mítico, de una ficción necesaria
para dar cuenta de la causa última.
La construcción se apoya en una hipótesis del analista, fundamentada en la teoría. Aquella
tiene efectos de verdad, y es capaz de relanzar la cadena asociativa, e incluso recupera
recuerdos.
Caso del hombre de los lobos (apartado IV, Tomo XVII, Amorrortu)
Construcción del “sueño de los lobos”, sueño que fue relatado al comienzo del tratamiento
y que para Freud ubica el trauma como clave de su neurosis infantil. Sueño de angustia: a
través de la ventana de su cuarto ve, con terror, seis o siete lobos blancos, sentados
inmóviles sobre un gran nogal que lo miran con intensidad, y se despierta ante la angustia
que le provoca ser devorado por los lobos. La construcción de Freud consiste en invertir los
términos y encontrar allí al soñante-niño que mira una escena agitada: su padre y su madre
teniendo un coitus a tergo. El sueño de los lobos es para Freud la forma de recordar la
escena primordial: “todo estaría perfecto sino mediara el hecho de que ya a los 4 años el
desdichado tuvo un sueño con el que empezó su neurosis, un sueño incitado por el cuento
de su abuelo sobre el sastre y el lobo (el plano del mito social según Lacan) y cuya
interpretación hizo necesario el supuesto de la escena primordial”.
Entonces, para Freud, el sueño revalida con efecto retardado (el famoso “nachträglich”) la
observación del coito realizada según sus cálculos a la edad de 1 ½ año. Se trata de la realidad
efectiva de algo ignorado: “el lobo era un sustituto del padre”/ “él estaba despierto y le fue
dado ver algo, el mirar atento que en el sueño se atribuye a los lobos debe más bien
trasladarse a él” / “el árbol es el árbol de navidad”/ “este niño fue testigo de un coitus a
tergo entre sus padres, repetidos tres veces, donde pudo ver los genitales de la madre así
como el miembro del padre”. Es decir, la escena primordial es una construcción aportada
por Freud que permite dar sentido a los síntomas y a lo que falta de la biografía del paciente.
Sin embrago, las consecuencias de la comunicación de la construcción no son las mismas que
en el caso del hombre de las ratas. Lo que aflora no es un recuerdo sino una alucinación.
Cuando Freud afirma que la castración es “desestimada” por el analizante (dato interesante
porque no ubica allí la represión sino la desmentida) señala como prueba el recuerdo de una
visión-alucinación ocurrida a los 5 años de edad: “jugaba en el jardín junto a mi niñera y
tajaba con mi navaja la corteza de uno de aquellos nogales que también desempeñan un
papel en mi sueño. De pronto noté con indecible terror que me había seccionado el dedo
meñique de la mano (¿derecha o izquierda?), de tal suerte que sólo colgaba de la piel. No
sentí ningún dolor, pero sí una gran angustia. No me atreví a decir nada al aya, distante a
sólo unos pocos pasos; me desmoroné sobre el banco inmediato y permanecí ahí sentado,
incapaz de arrojar otra mirada al dedo. Al fin me tranquilicé, miré el dedo, y entonces vi que
estaba completamente intacto” (p. 79).
¿Por qué, luego de la construcción freudiana de la escena primordial a partir del recuerdo
del sueño de los lobos, el sujeto recobra el recuerdo de una alucinación? ¿Qué valor tiene
ese dedo cortado sobre el árbol del sueño del “cual hace brotar la sangre”? Todo un debate
para pensar lo que “desencadena” esta construcción en los acontecimientos posteriores de
la vida de este hombre. Diagnóstico: ¿neurosis o psicosis?
Intervención de Matías
El contexto de desarrollo y escritura del caso del Hombre de los Lobos, en relación a las
expectativas de Freud respecto de la tesis fundamental de neurosis infantil en la etiología
de la neurosis. Al momento, Jung y Adler contradecían dicha tesis, y aquí se ubica una razón
del empeño freudiano respecto del tratamiento que este dispensa hacia el hombre de los
lobos. Se retoma el análisis posterior con Ruth Mack Brunswick, y el informe presentado por
Muriel Gardiner. El hombre de los lobos por el hombre de los lobos, ed. Nueva Visión.
26-05-16
Nuevas perspectivas
Retorna aquí, varios años después, con cuestiones de técnica y de procedimientos. Hablara
del síntoma, su sobredeterminacion, su naturaleza compuesta. Utilizara la metáfora del
analista como químico. Sin embargo dirá que eso no significa que un análisis culmine en
una psicosintesis, debido a que el mismo paciente se encarga de eso. Hay, durante el
transcurso de un análisis, momentos de análisis y momentos de síntesis. En ese punto
retomara a Ferenczi y la “actividad del analista”, analizando los aportes del mismo.
¿De qué tratara entonces la técnica activa? En principio es una técnica que consiste en (1)
ordenar y (2) prohibir. La técnica activa es una técnica que hace uso entonces de la vieja
sugestión. Todas las psicoterapias que vienen después de Freud se basan en este costado
“activo” del terapeuta y en su concomitante uso de la sugestión.
Es este uno de los puntos sobre el que se han asentado interpretaciones diversas de la
obra freudiana. Freud mismo ha modificado sus aseveraciones a lo largo de su obra en
numerosas ocasiones. Pero algo se sostiene más allá de esos cambios respecto al tema
de la “actividad” del analista y la técnica:
Respecto a los efectos de ampliación del psicoanálisis como práctica y como discurso,
Freud se pregunta sobre la posibilidad de adaptar ciertas condiciones de un análisis (como
el pago o la cuestión temporal). Las preguntas se enmarcan en los mismos ejes
establecidos en la clase: qué perspectivas, qué cambios son posibles dentro del marco del
análisis y qué cambios, qué modificaciones nos dejarían por fuera del mismo (notemos que
en los debates doctrinarios su preocupación central no es la satisfacción narcisista sino el
evitar caer “en el fango del ocultismo” como el mismo mencionaría en respuesta directa a
los desvíos de C. G. Jung).
Franz Alexander
Médico húngaro. Realiza el análisis didáctico con H. Sachs. Atendió a uno de los hijos de
Freud (O. Freud). Tiempo después, en el exilio forzado a los EEUU, se asentará en la ciudad
de Chicago donde fundará la denominada Escuela de Chicago. En su trabajo destaca el
centramiento en patologías de índole psicosomática. El mismo nomina a su terapéutica
como “terapéutica de la personalidad global”, en la cual incluye conceptos como
“personalidad”, “maduración”, “herencia” (conceptos correspondientes a lo que se conoce
como “psiquiatría dinámica”). El basamento técnico apunta a una reconstrucción de la
personalidad mediante las denominadas “experiencias emocionales correctivas”, entendido
como PROCESO DE RECONDICIONAMIENTO emocional (clara influencia de la Psicología
conductista).
La eficacia, para él, no radicara en el recordar, sino en el revivir (la acción). Se tratar de
revivir experiencias traumáticas con el paciente en el “aquí y ahora” de la situación analítica,
y corregirlas. La posición del analista es claramente la de agente sugestivo. Freud no habla
de eso. Por el contrario, desaconseja enérgicamente tomar el lugar de modelo, lugar del
ideal, porque ese lugar no permite la mencionada “promoción a un acceso irrestricto del
inconciente (del paciente). Alexander apunta directamente a una coalición con la conciencia
y a la solución identificatoria. Eso obtura, restringe.
Texto de Freud “Las perspectivas futuras del psicoanálisis” (1910). ¿Cómo es que el
analista maneja sus propios complejos, clichés? Así como el analizante transfiere sobre
la figura del analista sus fantasías y mociones pulsionales, ¿lo mismo sucedería en
sentido inverso? Freud toma esta idea, pero no lo presenta como pieza clave del método
analítico, situándola de otra manera en la teoría. Propone, como salida frente a lo que
se despliega del lado del analista el análisis didáctico, para estar advertido de estos
complejos. La solución entonces es el análisis del analista, para saber desde dónde
ejerce su práctica.
Es un texto escrito por Lacan, publicado en sus Escritos (1966). El autor presenta una
enseñanza escrita (escritos, ponencias y artículos) y una oral (los Seminarios). Los
escritos están muy elaborados, con un estilo literario particular que no se lee fácilmente
(hay sarcasmos, ironías, alusiones, frases complejas, estilo poético).
El texto se sitúa en lo que se conoce como la “primera enseñanza de Lacan”, respecto
de una división realizada por motivos didácticos, de dos momentos, o quizás tres
cronológicamente distintos, con cortes respecto de modificaciones en su teoría. Le
antecede otro escrito polémico, “Variantes de la cura-tipo” (1955) que aborda ya
algunas de las cuestiones que desarrolla en el escrito que comentamos.
Constituye un texto de carácter “político” respecto del estado del psicoanálisis a fines
de los años 50, en Francia, con sus colegas/adversarios psicoanalistas.
Lacan en este texto critica fuertemente al psicoanálisis que circula IPA: creada en 1910, por Freud y sus
en la IPA (alemán; Internationale Psychoanalytische Vereinigung). discípulos, constituyó un caldo de
Como integrante de la institución, Lacan conocía internamente lo cultivo de muchas discusiones y
que ocurría en el psicoanálisis de la época. Hasta mediados de los debates. Se produce la expansión
del psicoanálisis, con analistas que
50 el psicoanálisis francés estaba agrupado en la Sociedad de migran luego de la segunda guerra
Psicoanálisis de Paris (SPP) que era la filial de la IPA. En 1953 dicha mundial a los EEUU, donde la
sociedad se escinde y los miembros que renuncian (entre ellos recepción del psicoanálisis ocurre de
Lacan y Lagache) fundan la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP) modo especial.
que pide su reconocimiento como 2° grupo francés de la IPA. De allí
el tono polémico del texto.
1Del lat. impostūra. 1. f. Imputación falsa y maliciosa 2. f. Finfimiento o engaño con apariencia de
verdad.
Lacan sitúa que la acción analítica en ese momento era ejercida desde el ejercicio del
poder: al no saber qué hacer, se ha caído en un ejercicio del poder, el poder de la
sugestión.
“Dirección de la cura...”
Lacan apela en este apartado al concepto de “libertad”. ¿El analista es libre?, ¿puede
hacer lo que quiere? No. Por ocupar el lugar que le da la transferencia, siendo oyente e
intérprete del malestar del paciente en el seno de la cura analítica, el analista “paga”,
en el sentido de poner algo de su parte (no es sin costo subjetivo).
“Los pagos del analista” es una forma de dar cuenta de su lugar, con las distintas
modulaciones que puede tener este pago en relación a la libertad:
“A veces ser
intérprete es no
Interpretación: El analista es un intérprete, en el sentido de un “oráculo”, es responde con
decir de una respuesta que consiste en puntuaciones, silencios, cortes, respecto palabras sino
de los dichos del analizante. El analista como interprete pone en juego una con un silencio
significación inconsciente, de los dichos del analizante. calculado”.
Temas de la clase:
Esto entra en diálogo con los desarrollos planteados en clases anteriores, sobre las modificaciones
de la técnica analítica, el manejo del tiempo en un psicoanálisis, y la eficacia terapéutica en
términos de resultados.
Ahora bien, haciendo un salto al año 2001-03, nos encontramos en Europa, en Francia más
específicamente, con la disputa por la regulación de las psicoterapias y la embestida de lo que los
millerianos han llamado la “Ideología de la evaluación”, promovida por las clasificaciones de la
“Medicina basada en la evidencia” y su DSM, y las terapias orientadas a la modificación de las
conductas (TCC), propuestas como “científicas”. Conviene aclarar, que en la Argentina el contexto
es bastante diferente, en el sentido que no ha ocurrido un intento de regulación de las psicoterapias
de parte del Estado, y más bien el psicoanálisis lacaniano, muy extendido y practicado por
psicólogos y psiquiatras, se sostiene un lugar “ambiguo” donde convive con otras terapéuticas.
Está también todo el tema del ejercicio profesional que habilita la práctica clínica de la psicoterapia
y la formación analítica en instituciones por fuera del Estado.
Al respecto, cabe señalar que a partir del año 2001-2, se crean en Europa los CPCT (Centros
Psicoanalíticos de Consulta y Tratamiento). Estos son creados en España, luego de los Atentados
de Atocha, como lugar donde se brinda un servicio gratuito y breve, ante la urgencia. La finalidad
era crear centros de atención analítica que atendieran consultas de urgencia, y que dieran una
respuesta rápida desde el psicoanálisis lacaniano, tomando la distinción que hace Lacan a
mediados de los 60, cuando funda su Escuela, entre Psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado a la
terapéutica. El primero apunta al “pase” (fin de análisis) y el segundo se aplica al síntoma, en lo
que puede llamarse “efectos terapéuticos rápidos”.
1
Así, vemos cómo es posible un psicoanálisis aplicado a la psicoterapia, pero no en términos de
curación del síntoma, sino de un tratamiento posible del síntoma. Al considerar al síntoma, no sólo
como un conflicto, sino también como una satisfacción pulsional, aspecto del síntoma que no es
tomado por las Terapias Breves, las TCC, ni las Sistémicas. La idea es dar un tratamiento posible a
esa satisfacción paradójica en el sufrimiento, pero no en términos de hacer desaparecer el síntoma
considerado como “desadaptación a la realidad” (trastorno, crisis, etc.)
En la primera parte del texto, Lucía D’Angelo, hace un breve desarrollo acerca de la Psicoterapia
Breve de Fiorini, que conoce bastante, probablemente en una cercanía con la “experiencia” del
Lanús. Recordemos que H. Fiorini formó parte de esa experiencia del Lanús, tal como hablábamos
en el teórico pasado. Y escribe su primer libro, el cual tenemos nosotros para trabajar en los
prácticos, llamado Teoría y Técnica de Psicoterapia, en 1973. Allí crea una propuesta terapéutica
breve, incluyendo una diversidad de técnicas en lo que llama “flexibilidad técnica”. Propone una
“teoría de la técnica”, cuestión que Freud nunca abordó de ese modo (Escritos técnicos). Y esto es
retomado por Lucía D’Angelo en la primera parte del texto, en el sentido que Fiorini cree que es
posible modificar la técnica y acomodarla a la demanda “focal” del paciente. Considerando, por
ejemplo, que se puede hacer un uso restringido de la transferencia, en términos de trabajar sólo
con la transferencia positiva, o acotar los efectos de la transferencia negativa con el recurso de la
“diferencia” para dejar de repetir (experiencia emocional correctiva de Alexander).
Fiorini y Kesselman
Ahora, en términos generales, podemos decir que tanto Fiorini como Kesselman, apuntan a una
terapéutica basada en la corrección de la conducta: Fiorini lo hace en el tratamiento del “foco en
situación” (aquí y ahora con el terapeuta) y Kesselman habla de la Psicoterapia Breve como un
proceso de corrección.
Allí se hace hincapié en los mecanismos de defensa del yo. Se apela a la historia del sujeto, pero
en términos de revivir la experiencia traumática del pasado, y en esa repetición, el terapeuta
aparece como agente de corrección. Es así como el terapeuta llega a funcionar bajo el rol de un
maestro o un modelo a copiar. Es el uso encubierto de la “sugestión” en la modalidad pedagógica.
Por otra parte, el terapeuta, ante la repetición del sujeto, hace la diferencia, dando como resultado,
que el paciente deje de repetir. Así, podríamos hablar aquí de recondicionamiento de la conducta,
tal como lo plantea la Psicología Conductista. Posicionándose el terapeuta, en un rol activo, un rol
docente.
Una clave para volver a pensar estas cuestiones, son los artículos de Freud que ya trabajamos,
“Nuevos caminos de la psicoterapia psicoanalítica” (1919) y “Las perspectivas futuras de la terapia
psicoanalític” (1910), donde aparece cómo Freud entiende la técnica y la dirección de la regla de
abstinencia.
Acá, esa advertencia no se toma en cuenta. Lo plantean en términos de rapidez, promoviendo que
alguien “se entrene” en eso que teme. La razón por la que operan de esta manera es el hecho de
poder dar resultados lo más rápido posible, mediante la sugestión y la corrección. Sin embargo, no
necesariamente la eficacia terapéutica debe pasar por la corrección. La cuestión es si para dar una
respuesta rápida en el sentido de sacar a un sujeto que consulta de la angustia, por ejemplo, se
2
puede recurrir a una intervención analítica que no apele a la sugestión o corrección. Esta es la
apuesta que hacen los analistas lacanianos en el texto que comentamos, producir un efecto
terapéutico rápido a partir de una escucha analítica que ponga en juego el deseo del sujeto y no la
identificación como cierre.
En cuanto a Fiorini, éste toma el concepto de Foco como concepto principal en el abordaje de la
Psicoterapia Breve. El concepto de foco fue desarrollado por David Malan, discípulo de Michel
Balint, en la Clínica Tavistock, en Londres, a mediados de la década del 50 y principios del 60. Hay
un libro de Balint que se llama Psicoterapia focal. Un ejemplo de psicoanálisis aplicado (1986).
Así, la idea que se plasmó en la Argentina con Fiorini, fue la de tomar el Foco como motivo de
consulta asociado a un conflicto nuclear subyacente, siendo el foco espontáneo del paciente o
inducido por el terapeuta. Así, se toma el motivo de consulta, por ejemplo, una inminente
separación, y se ve qué conflictos hay en términos de una separación. Así, se recorta lo que tiene
que ver con la historia del paciente. No se trabaja con asociaciones libres sino con asociaciones
guiadas, en la línea del planteo de un terapeuta activo.
Fiorini habla de un foco en situación, lo que implica que se focaliza en el aquí y ahora con el
terapeuta. Se habla de una situación que se presenta en distintos niveles o series: corporal,
familiar, laboral, social, prospectiva, clínica. Por otra parte, Fiorini apela a una Flexibilidad técnica,
es decir, a hacer uso de la técnica analítica y otras (por ejemplo: grupales, psicodiagnóstico,
técnica de roles, etc.), dando lugar a cierto eclecticismo teórico. A la técnica analítica la toman de
modo peculiar. Asimismo, como dice D’Angelo, toman la comprensión de la transferencia en el aquí
y ahora, y no la interpretación de la transferencia. Se hace un diagnóstico y un pronóstico.
Las interpretaciones no son aprovechando la transferencia -lo cual es una de las claves del
psicoanálisis-, y tampoco son regresivas, sino que apuntan a profundizar, esclarecer con respecto
al foco, comprender las problemáticas y dar una solución.
Cabe señalar en cuanto al caso de Fiorini, que se trabaja en los prácticos, que este autor pasa del
concepto de foco al concepto de crisis, en lo que llama “intervención en crisis”. En el caso la crisis
es la depresión ante la pérdida del trabajo, crisis que es también familiar porque la que consulta es
la esposa. Advertimos, además, que no se le da el tiempo al paciente para que desarrolle en torno
al conflicto con su padre. Lo que propone es una “alianza terapéutica” al modo estándar de la IPA.
En ese caso, se ve claramente la maniobra con respecto a la transferencia que aparece como
repetición y resistencia: Fiorini luego de intentar interpretar al modo de “comprender la
transferencia”, decide “corregir” haciendo la “diferencia”, activamente, ocupando el lugar de padre
que corrige la supuesta falla.
Volviendo al texto de Lucía D’Angelo y el caso que presenta para ejemplificar la eficacia del
psicoanálisis lacaniano en términos de “efectos terapéuticos rápidos”, luego de comentar el modo
de presentación del paciente y el motivo de consulta, da cuenta de dos intervenciones en dos
momentos distintos escandidos por un intervalo de tiempo, que muestran un cambio en la posición
subjetiva y alivio de la angustia.
3
El hombre es un artista, apasionado por lo que hace. Y sitúa como problemática un conflicto en su
elección amorosa entre dos mujeres. Cuando él se encontraba ya en una relación de pareja,
conoce a otra mujer, artista como él, con la cual siente que puede ser más libre. El hombre se ve
ante el conflicto de tener que tomar una decisión.
La intervención del analista es la siguiente: hay una mujer a la que ama pero no desea, y otra mujer
a la cual desea pero no sabe si ama. Se pone en juego la disyuntiva amor/deseo en una
presentación clínica de tipo obsesiva. El efecto es: decidir por el deseo y salida de la angustia.
Pasado un alrededor de un año, este hombre vuelve con un problema físico, con una distonía focal.
El médico le indica abandonar su trabajo artístico por un año e incluirse en una terapia de grupo
con distónicos focales. El analista interviene con una pregunta que apunta a develar el sentido
oculto del síntoma (poniendo entre paréntesis la causa orgánica) y su posible beneficio secundario:
¿por qué cree que aparece en este momento de su vida un síntoma así? El efecto es el relato de la
coyuntura de su vida: la mujer que ha elegido, la mujer del deseo, lo confronta ahora con la
paternidad (le pide un hijo) y pone en tensión la libertad de su modo de vida. Aquí se despliega la
matriz fantasmática que sostiene al síntoma: la encrucijada de su propio nacimiento y el
temor/deseo de su padre en el mito familiar que se nombra como “nacer muerto”. La paternidad
abre entonces la vía de lo siniestro (familiar/extraño) del deseo y el goce, en relación a la repetición
inconsciente. Efecto terapéutico: el síntoma como “satisfacción sustitutiva” cede y se despliega otro
ciclo del análisis.
Volviendo al caso de Fiorini, el síntoma en este abordaje terapéutico es entendido como una crisis
subjetiva que se presenta como dilema y pone en riesgo la vida del sujeto. Fundamentalmente, el
síntoma muestra una desadaptación a la realidad entendida no como “realidad psíquica o
fantasmática” sino como realidad común compartida. La intervención del terapeuta apunta
entonces a resolver la crisis en términos de superar el riesgo que se supone afecta a su entorno y a
su futuro familiar. Pero, ¿qué sucede con la crisis de su deseo?
Perspectiva de H. Kesselman
Cabe considerar que este libro está prologado por José Bleger, quién trabajó con Pichon Rivière.
Juntos trabajaron en torno a la prevención, al psicoanálisis como psicoprofilaxis. Bleger, en dicho
prólogo, habla sobre la “legitimidad” de las Psicoterapias Breves, y da como fundamento de dicha
aseveración el hecho de que posibilitarían atender a mayor cantidad de gente y permitirían
ajustarse así a los tiempos que corren, donde la rapidez y la urgencia se presentan como
exigencias. Así mismo, hablan de un psicoanálisis operativo y de la prevención primaria.
En este libro, Kesselman piensa a las Psicoterapias Breves como Procesos Correctivos, dándole
gran importancia a la corrección entendida como “modificación de la conducta”. Estas son terapias
planificadas, donde todo está muy pautado, y esa planificación está pensada en términos de
movilización del sujeto, en el sentido de resolver el malestar.
4
Kesselman no abandona la idea del psicoanálisis prolongado. Y hace un contrapunto de 5
exigencias del psicoanálisis, en las que incluye al tiempo, la tolerancia al sufrimiento – a veces a
alguien con un sufrimiento excesivo hay que darle una respuesta rápida, no hacerlo esperar- , el
vínculo terapéutico, asociaciones libres/orientadas, a lo que llama Investigación dirigida por el
terapeuta, activo – dejando de lado a la “regla analítica” freudiana.
Así, esta vertiente de Kesselman, se presenta como similar a la de Fiorini, pero con diferentes
conceptos. Por ejemplo, Fiorini no habla tanto de corrección, aunque toma una idea de corrección
(por ejemplo, al tomar la experiencia emocional correctiva de Alexander), pero habla más de
focalización.
Para finalizar, podemos decir que estas Psicoterapias Breves, como psicoanálisis abreviado,
funcionaron principalmente en los años 70, y que hoy no las encontramos presentadas de esta
manera. En cuanto a la situación de las psicoterapias en la actualidad, podemos decir que las
Psicoterapias Breves de hoy, no son tanto estas que presentan Fiorini y Kesselman, sino las TCC.
5
Teórico 8 - Fátima Alemán / PSICOTERAPIA I
16-06-16
La clase teórica del día de la fecha, se centra en la estructura básica de los desarrollos de
la psicoterapia sistémica.
A los fines didácticos, podrían clasificarse en tres las orientaciones principales de la misma:
Gregory Bateson
[Es de notar la implicancia de algunos datos, menos como rasgos biográficos que como
elementos para pensar desde dónde surgen los interrogantes, desde qué lugar se los
piensa y hacia dónde se orientan los resultados]
Antropólogo y Epistemólogo inglés, asentado en la ciudad de San Francisco, California,
EEUU. Su entrada al campo de la Salud Mental empieza por la comunicación humana y es
en este terreno donde efectúa sus primeras investigaciones, que serán las bases del futuro
MRI. Uno de los desprendimientos más salientes de su trabajo sitúa la intención de explicar
la esquizofrenia (tal como la define la Psiquiatría) como un desarreglo de la “comunicación”
en el marco familiar. Introduce un concepto que será capital en sus elaboraciones (porque
funciona como pivote ordenador): el concepto de doble vínculo.
La teoría del DV se desprende del estudio de las familias esquizofrénicas, para pensarse
como una teoría lógica para “ordenar las relaciones humanas con el fin de tener en cuenta
los contextos”.
Don Jackson
Postulados básicos de Jackson (Bertrando & Toffanetti, p. 102) quien funda en 1959 en
Palo Alto el MRI (Mental Research Institute):
Homeostasis familiar
Retroalimentación negativa y positiva
Redundancia
Hipótesis de las reglas
Hipótesis del cambio
Puntuación
Causalidad circular
Se tratará entonces de pensar en las manifestaciones sintomáticas desde un lugar distinto
al abordaje intrapsíquico (psicoanálisis), haciendo hincapié en el sistema familiar como un
elemento no ajeno a este sistema. El concepto de retroalimentación negativa, extrapolado
de la Cibernética, es definido como lo que “mantiene la homeostasis de un sistema
reduciendo cualquier desviación que resulte de la introducción de nueva información”.
Así el síntoma desde el paradigma sistémico, puede ser pensado como el elemento que
permite absorber al sistema elementos nuevos sin modificar sus parámetros generales.
Digamos que el síntoma funciona como una suerte de chivo expiatorio que carga con el
malestar del sistema en general y le permite al mismo continuar, pagando el precio de la
“homeostasis”. Debido a que la comunicación se sostiene en varios niveles, el estatuto
paradójico de ciertos mensajes, hace que el receptor no pueda decodificarlos o
cuestionarlos. Por esta razón, los absorbe tal como los recibe, lo que aparentemente le
genera un malestar.
Otro concepto importante es el de redundancia, las cuales, dicen, existen en todo sistema.
Se trata de las pautas de interacción de una familia que se van repitiendo1. Es una manera
de romper con una causalidad lineal como la que se supone, sostiene el psicoanálisis
(veremos esto más adelante).
1
Nótese las similitudes con algunos conceptos freudianos. En este caso, con el concepto de transferencia en
su vertiente de repetición (clichés).
Lo importante no es “qué” se comunica sino “cómo” se da la comunicación (funcional,
pragmática). Por otro lado, se presta atención a los procesos cognitivos de la familia: los
comportamientos humanos son comunicacionales.
Se deduce de estos desarrollos, que si existe una categoría de mensajes que son
contradictorios, existe entonces otra categoría que agrupa los mensajes “normales” (no
contradictorios). Sumemos a esto el postulado de que existe una equivalencia entre la
comunicación y la conducta (veremos este punto enseguida).
Integrantes del MRI: Don Jackson / Paul Watzlawick (1961) / Jay Haley (1962) / Carlos
Sluzki (1960) psicoanalista argentino radicado en EEUU y formado con M. Goldenberg en
el “Lanús”.
Prólogo del libro escrito por Sluzky. Allí leemos un comentario interesante y polémico
sobre cómo piensan los sistémicos su aporte al campo de la psicoterapia en relación al
psicoanálisis. Para Sluzky el estudio de la conducta humana o ciencia del comportamiento
puede pensarse a partir de dos aportes principales:
COMUNCACION = CONDUCTA
Comunicación paradójica
Por ello, la intervención terapéutica apunta a resaltar dicho rasgo del síntoma, en lo que se
conoce como PRESCRIPCION DEL SINTOMA: técnica de doble vinculo destinada a
eliminarlo. Se indica al paciente que lleve a cabo su síntoma (exageradamente) y entonces
comprueba que se puede liberar de él. Sería como un insight en el psicoanálisis.
Ejemplo: paciente paranoico que manifiesta temor a que alguien haya instalado un
micrófono oculto en el consultorio. En lugar de “interpretar”, el terapeuta interviene
paradójicamente, promoviendo revisar exhaustivamente el consultorio.
Todas estas preguntas revisten particular interés, aunque exceden los desarrollos pautados
para la clase teórica. Seguramente el despliegue de dichas respuestas daría para varios
encuentros, siendo aún inevitable el recorte. ¿En qué marco piensa el psicoanálisis a la
comunicación? En el marco del malentendido, a partir de entender que cuando hablamos y
nos comunicamos no solo existe el sentido compartido sino también el sinsentido, producto
de la interferencia del inconsciente como un “saber reprimido o no sabido”. Para Lacan, por
ejemplo, que toma referencias comunes a la teoría de la comunicación y a la cibernética, el
“metalenguaje” es imposible, no es su punto de partida, sino más bien, en lo que llama su
“retorno a Freud”, se trata de hacer del lapsus en el lenguaje la posibilidad de hallazgo del
deseo inconsciente.
[1]
Introducción
1
Hacking.Ian : Representar e intervenir – Ed. Paidós (1996)
2
Keegan, E. La terapia cognitiva (Ficha de la cátedra)
3
Semrani, A. Historia, teorías y técnicas de la psicoterapia cognitiva – Ed. Paidós (2202)
[2]
De esta manera, tenemos el siguiente planteo para pensar las influencias que
conforman el modelo cognitivo:
Modelo conductista
MODELO COGNITIVO
Modelo psicodinámico
(psicología del yo)
Modelo conductista:
4
Idem
[3]
J. Wolpe (decada 60) publicó Psicoterapia por inhibición recíproca y sentó las
bases para recondicionar la ansiedad. Métodos: relajación profunda,
desensibilización sistemática, entrenamiento asertivo (uso de respuestas
asertivas para inhibir la ansiedad).
A. Bandura: Sentó las bases del Modelado o aprendizaje observacional (un
observador puede aprender una conducta compleja observando la ejecución que
realiza un modelo). Este tipo de aprendizaje supone ya mecanismos de
procesamiento de información (cognición), esto es, modificación cognitiva de la
conducta. Los efectos del modelado más logrados se dan en la adquisición y
práctica de nuevas habilidades y en la inhibición o desinhibición de conductas
adquiridas.
Por lo general los tratamientos conductuales son breves y tienen un número limitado de
sesiones. Se considera que la eficacia del tratamiento depende enteramente de las
técnicas utilizadas y no de la relación terapéutica. Al terapeuta se lo considera un
reforzador y un modelo.
Modelo cognitivo:
RACIONALISTAS
Década ‘60
CONSTRUCTIVISTAS
Década ‘80
V. Guidano y G.Liotti: Terapia cognitivo-estructural
“Al comienzo de la década de 1980, una insatisfacción circulaba por doquier en el ámbito
de la psicoterapia cognitiva. Al contrario de lo que había sucedido en los orígenes de la
TCS, la insatisfacción no provenía no tenía que ver con los resultados clínicos y mucho
menos con la teoría clínica en un sentido estricto (…) Esta vez el malestar era de
carácter esencialmente teórico. La revolución cognitiva había planteado cuestiones
[5]
Cabe aclarar que el Constructivismo que se toma como referencia en las perspectivas
actuales de la Psicoterapia Cognitiva es el Constructivismo neogenético que, a
diferencia del constructivismo piagetiano, se interesa por los contenidos y los
significados que dan sentido a la experiencia individual y colectiva. Es decir, la
experiencia que se tiene del mundo es esencialmente intersubjetiva y es el lenguaje el
vehículo de construcción de un mundo de significados compartidos.
5
Citado por Semerari. A.
[6]
Método terapéutico:
Tal es el planteo de E. Laurent en su texto Las TCC no forman parte del programa
cognitivo6, planteo que nos permite pensar la relación conflictiva de las ciencias
cognitivas con las terapias cognitivas. Dice el autor: “En el establecimiento del nuevo
paradigma de la cognición nunca hay referencia alguna a algo aprendido de la clínica o
de una técnica cognitivo-comportamental. En cambio, sería en vano buscar referencias
precisas al programa cognitivo en estas técnicas que se consideran cognitivas”.
El programa de las ciencias cognitivas (ciencias de la mente) es definido por H. Gardner
en su libro La nueva ciencia de la mente: “Defino la ciencia cognitiva como el empeño
contemporáneo de base empírica por responder a los interrogantes epistemológicos de
antigua data, en particular los vinculados a la naturaleza del conocimiento, sus
elementos componentes, sus fuentes, evolución y difusión”. En líneas generales, estas
ciencias (inteligencia artificial, psicología cognitiva, neurociencias, lingüística,
antropología y filosofía) conciben a la mente humana bajo el modelo de los lenguajes
artificiales, dejando a un lado la influencia de los afectos o emociones, la contribución
de los elementos históricos y culturales y el papel del contexto en el cual se
desenvuelven las acciones o pensamientos.
Como vemos, entonces, este planteo no coincide con el fundamento teórico de las
terapias cognitivas y es lo que lleva a E. Laurent a afirmar en forma polémica que las
terapias cognitivas solo toman el término “cognición” para dar una nueva vuelta al
modelo conductista que dejaba a un lado la explicación de las conductas. La cognición
es ahora el patrón que comanda las conductas y también las emociones. Las técnicas
son solo nuevas técnicas persuasivas. “Es una manera de recalificar la sugestión. No
se necesita en absoluto el programa cognitivo para hacerlo”.
En el planteo que hace el psicoanalista catalán Miquel Bassols en el texto “El cajón de
sastre de las TCC”, incluido en el libro Tu Yo no es tuyo. Lo real del psicoanálisis en la
ciencia (2011, Tres Haches), es que las TCC funcionan al modo de un cajón de sastre
en el sentido de “una mezcla de prácticas del control social y de la adaptación a la
realidad”, donde la “noción de cognición” funciona como garantía de una supuesta
unidad epistémica para respaldar sus prácticas. Y lo que agrega como punto interesante
es que detrás de la definición de cognición como procesamiento de información, se
encuentra la raíz psicologista del “sujeto intencional, de un Yo que es finalmente el
reflejo imaginario del objeto de conocimiento”. Por ello, la hipótesis fuerte de plantear
que las TCC son en realidad “herederas de la Ego Psychology” y del conductismo
norteamericano.
También aparece como problema el concepto de “error cognitivo” en el sentido de
“pensamiento disfuncional o creencia irracional”, donde se pone en juego la vieja nocion
de “conducta inadaptada” y la acción del terapeuta como “corrector” del desorden en
función de una realidad supuesta y objetiva.
6
Laurent. E.: Lost in cognition El lugar de la pérdida en la cognición – Ed. Diva (2005)
Teórico 10 – Neurociencias y TCC
30/6/2016
Prof. Fátima Alemán
Para este autor esta nueva ciencia se remonta a los griegos en cuanto al interés por
revelar la naturaleza del conocimiento humano, pero la novedad radica en el método
empírico para verificar teorías e hipótesis y el surgimiento de nuevas disciplinas como la
“inteligencia artificial” y el lugar central que ocupa la computación.
5 rasgos fundamentales de las ciencias cognitivas (los dos primeros son los principales;
los tres que siguen son secundarios):
1) La creencia que al referirse a las actividades cognitivas de los seres humanos es
necesario concebir representaciones mentales y postular un nivel de análisis
separado del nivel biológico o neurológico, por un lado, y del sociológico o cultural,
por otro.
3) Decisión de restar énfasis a ciertos factores que, si bien pueden ser importantes
para el funcionamiento cognitivo, complicarían innecesariamente los estudios
científicos: factores como la influencia de las emociones o afectos, la contribución
de los elementos históricos y culturales, el papel del contexto o antecedentes en
los cuales se desenvuelven las acciones o pensamientos.
El vocabulario del registro de afectos no es otra cosa que la emoción precisa sentida en el
cuerpo. Es posible un mapping de los sentimientos sobre los estados del cuerpo que son
las emociones.
Laurent, citando a Ian Hacking, dice que “los sentimientos y las emociones forman parte
del lenguaje de las personas, para expresarse y para describir a los demás. Damasio
propone algo diferente: una identificación anatómica instauradora de las emociones (…)
Pareciera que en el relato de Damasio ya no hubiera un yo (je) para responder a la
situación. En su organismo no hay más que homestasis autorreguladoras. Damasio
continuará seguramente haciendo lobby por la identificación del lenguaje con conjeturas
anatómicas”.
NEUROCIENCIAS:
Anatonio Damasio en su libro Self comes to Mind traducido al español como “Y el cerebro
creó al hombre”, muestra tal vez que el lugar que ocupaba Dios ahora lo ocupa el cerebro
(vertiente religiosa de la ciencia).
El cerebro como mapping: órgano mapeador que guarda las imágenes del mundo
exterior. El rasgo distintivo del cerebro es la capacidad de crear mapas. Cuando el
cerebro hace mapas se informa. “El cerebro humano es un cartógrafo nato, y la
cartografía nació como el mapeo del cuerpo que contiene el cerebro”.
https://www.youtube.com/watch?v=cqXMORKPQGA