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HISTORIA DEL ESPAÑOL I

Filología Hispánica. UNED

A
En latín clásico se distinguía entre "a" larga y "a" breve. Según el lugar de
articulación, era una vocal central; según el modo de articulación, era baja o de abertura
máxima. La cantidad distinguía palabras; por ejemplo: Roma (si la "a" es breve:
nominativo; si la "a" es larga: ablativo).
También había dos diptongos con "a":
- /ae/ atestiguado desde el 189 aC, procedente del latín arcaico "ai";
- /au/, del latín arcaico "au".
En latín vulgar, la oposición cuantitativa era concomitante con el rasgo de abertura
(timbre), por lo que la "a" larga era también cerrada, y la "a" breve era también abierta.
Los diptongos:
- /ae/ monoptonga en "e" larga abierta en el siglo II aC.
- /au/ monoptonga en "o" larga cerrada en época más tardía, persistiendo sin
monoptongar en algunos territorios románicos (rumano, italiano meridional, provenzal
antiguo; en portugués la evolución se detuvo en "ou").
Según la Tercera Ley de Straka, la "a" (tanto media como anterior o posterior) se
abre bajo el efecto de alargamiento, y se cierra bajo el efecto de acortamiento. Esto ocurre
así en todos los tipos de lenguas. De todas formas, el cambio de timbre dependiente del
cambio de duración es siempre menos sensible para la "a" que para el resto de vocales.
La cuestión es que en el latín hablado "a" larga y "a" breve ya no se correspondían
con "a" cerrada y "a" abierta, porque la diferencia entre ellas era menos sensible que en
otras vocales. Por ello, dio lugar a un único timbre.
En los primeros tiempos del castellano se produjeron los siguientes fenómenos:
1. Yod: solo la yod cuarta inflexiona la "a":
- yod 4ª de -kt-: factu - hecho.
- yod 4ª de -ry-, -sy-, -py-: ripaira - ribera.
- yod 4ª por pérdida: proba(v)i - probé.
*Sin embargo, según Alarcos, en el caso de "a" nos e puede hablar de inflexión, ya
que su modificación se produce cuando aparece el diptongo -ai- de cualquier origen, que
evoluciona hasta -e- por simple aproximación de abertura de sus componentes: laicu - lego.
2. Wau. Tendencia a confluir en una abertura media las aberturas extremas de -a- y
-u-. Diversas procedencias:
a. Diptongo latino -au- : tauru - toro. Ya en latín había tendencia a esta
monoptongación, aunque según Menéndez Pidal, en Castilla se produjo en
el al siglo X.
b. Terminaciones de perfecto -au(i)t: mandauit - mandó. No será regular
hasta el siglo XII.
c. al + consonante. La vocalización de -l- se produjo desde el latín, pero la
monoptongación en -o- fue la última en producirse (alteru - autro - otro), y
aún tiene muchas excepciones, porque tuvo influencias perturbadoras
externas (altu - alto).
3. VOCALISMO TÓNICO.
La -a- scasi siempre se mantuvo como tal: flama - llama; matre - madre.
4. VOCALISMO ÁTONO. Tendencia a mantenerse (solo tiene cierta tendencia a
modificarse en sílaba inicial).
- Inicial con otras consonantes:
*Regla: se mantuvo como -a-: caballu - caballo.
*Excepciones:
a. A veces, una -e- ha terminado en -a- por asimilación a una /á/ de la
palabra o por la acción de una vibrante (que tienden a abrir las vocales
contiguas): versura - basura; bilance - balanza.
b. Sufrió las mismas influencias que la tónica (-ai- monoptonga en -e-;
inflexión de yod 4ª; -au- monoptonga en -o-).
c. Casos de -a- pasa a -e-: rabaño - rebaño.
d. Casos de disimilación de -u- en el diptongo -au-: augustus - agosto.
- Inicial sola:
*Regla: se mantiene: arrugia - arroyo.
*Excepciones:
a. Se pierde: habitacula - bitácora.
- Interior protónica:
*Regla: se conserva: paradisu - paraíso.
- Interior postónica:
*Regla: se conserva: cantharu - cántaro.
- Final:
*Regla: se conserva: arma - arma.
4. SECUENCIAS VOCÁLICAS:
a. Diptongo -au-: -o-. Impidió la sonorización de las sordas: paucu - poco.
b. Diptongo -ai-: -e-. Laicu - lego.
c. Triptongo -eau-: -o-. Deaururare: dorar.

B
En latín clásico existía /b/ como fonema oclusivo labial sonoro. Era, por tanto, el
correlato sonoro de /p/.
Además, había una semivocal "w" con una pronunciación fricativa labiovelar. Era
alófono de /u/ y siempre aparecía en posición silábica marginal, es decir, nunca era núcleo
silábico. Según Väänänen desempeñan mal la función de frontera silábica, debido a su
apertura relativamente grande. De este modo, sigue dos direcciones opuestas:
a. En la mayoría de los casos, se refuerza convirtiéndose en una verdadera bilabial.
b. Tiende a desaparecer cuando se encuentra en posición interior delante de las
vocales /o, u/ (rivus - rius) y en las desinencias de perfecto de la 4ª conjugación (audivit -
audiit - audit)
En latín vulgar, "-b-" y "-v-" ("w"), se han confundido tanto que ya no se
diferencian en el habla (esto en francés, por ejemplo, no ocurre), por lo que ambas se
pronunciarán en lo sucesivo como -b- (labat "amenaza" y lavat "lava" se pronunciarán
"labat"). Esta nueva bilabial sonora se integra muy bien en el sistema consonántico como
correlato sonoro de /f/. Conclusión, tenemos /b-/ oclusiva sonora en posición inicial o
postconsonántica, /-bb-/ y /v/ fricativa sonora (proveniente de "w" o de -b-). La -b tiende a
perderse: sub - so.
Hay que tener en cuenta el influjo de la yod tercera: by = y, by. Inflexionará todas
las vocales, menos la "a":
- "o" y "e" abiertas: fovea - hoya; nerviu - nervio.
- "o" cerrada: pluvia - lluvia. *No tengo ejemplos para "e" cerrada".
En el protorromance hispánico se produce un fenómeno de enorme relevancia: la
SONORIZACIÓN de las oclusivas intervocálicas, que provocará que -p- pase a -b- Hay
que tener en cuenta que las geminadas no se sonorizaron, así: cappa - capa. Este fenómeno
se ha explicado como influjo del sustrato celta. La sonorización no se dio en todos los
romances (por ejemplo, ni en italiano centro-meridional ni en rumano) y la cronología es
difícil de precisar, aunque la documentación fidedigna ahora existente fija el fenómeno a
partir del siglo V.
¿Qué produce la sonorización? Desde el punto de vista fisiológico, se debe a una
falta de sincronización entre la fonación (imprecisión) y los movimientos articulatorios
(disminución de la fuerza articulatoria). Hay tres tipos de sonorización, debidas a:
1. Una asimilación progresiva (la vibración no se detiene a tiempo y continúa en la
consonante sorda, como en factu - faxtu - faito).
2. Una asimilación regresiva (la vibración comienza antes de tiempo).
3. Una acción conjunta de las dos articulaciones sonoras -dos vocales o una vocal y
una líquida- que limitan con la consonante sorda.
A la sonorización se le llama también "lenición", ya que una consonante fortis
(sorda) pasa a ser lenis (sonora).
En los primeros tiempos del castellano se fue intensificando la confusión b-v.
Según Dámaso Alonso, este fenómeno se inició en el N de España antes del s. XIV y fue
extendiéndose hasta que en el s. XVI ya era común en toda la Península. Este fenómeno se
ha explicado como influencia del sustrato vasco (que no posee /v/, pero sí "b, b"), o a
sustrato íbero (Menéndez Pidal).
Otro suceso importante (*no sé si está bien situado cronológicamente) es la
sonorización de -f-, que pasa a -v- y luego a -b- (trifoliu - trébol). Es interesante el sufijo
-ificare: -ibgar, íugar - iguar (sanctificare - santiguar).
Con el reajuste de los siglos XVI y XVII, se determina que las distintas
realizaciones de "b" y "v" (oclusiva y fricativa) pasen a ser alófonos de /b/. Sin embargo, se
ha de tener en cuenta que la ortografía no es siempre fiel a la etimología: versura - basura.
Con respecto a los GRUPOS CONSONÁNTICOS, bl- tiende a conservarse (blandu
- blando), aunque con excepciones (blastimare - lastimar). br- también tiende a conservarse
(colobra - culebra).
Los grupos intervocálicos -mb- y -bt- sufre un proceso de asimilación: palumbu -
palomo, subtus - soto.
El grupo de tres consonantes -mpt- se simplifica en -nt-: promptu - pronto.
*Otros casos:
a. -b'l- da /l/: trib(u)lu - trillo. A veces se conserva: nebula - niebla.
b. -m'n- da -mbr-: homine - omne - hombre.
c. -b't- a -bd- a -ud- y luego -d-: cubitu - cobdo - coudo - codo.
C /k/
En latín clásico existía /k/ oclusiva sorda velar, y /kw/ oclusiva sorda labiovelar.
Hay que tener en cuenta el influjo de la yod primera: ky - z. (estadios intermedios:
k - k' - k ̬, donde se iguala a t ̬). La temprana palatalización de /k/ no produjo inflexión
sobre ninguna vocal: minacia - amenaza.
El latín conocía un elevado número de grupos consonánticos, que sobre todo en
posición intervocálica tienden muy pronto a desaparecer por medio de la asimilación:
a. kt - t (tt): Octavus - Otaus; lactucae - lattucae.
b. ks - s: vixit - visit. Este grupo en posición intervocálica se convertirá en /š/ en los
inicios de los romances españoles: exemplu - exemplo (pronunciado [ešémplo]).
En el protorromance hispánico se produce un fenómeno de enorme relevancia: la
SONORIZACIÓN de las oclusivas intervocálicas, que provocará que -k- pase a -g- (securu
- seguro). Hay que tener en cuenta que las geminadas no se sonorizaron, así: vacca - vaca.
Este fenómeno se ha explicado como influjo del sustrato celta. La sonorización no se dio en
todos los romances (por ejemplo, ni en italiano centro-meridional ni en rumano) y la
cronología es difícil de precisar, aunque la documentación fidedigna ahora existente fija el
fenómeno a partir del siglo V.
¿Qué produce la sonorización? Desde el punto de vista fisiológico, se debe a una
falta de sincronización entre la fonación (imprecisión) y los movimientos articulatorios
(disminución de la fuerza articulatoria). Hay tres tipos de sonorización, debidas a:
1. Una asimilación progresiva (la vibración no se detiene a tiempo y continúa en la
consonante sorda, como en factu - faxtu - faito).
2. Una asimilación regresiva (la vibración comienza antes de tiempo).
3. Una acción conjunta de las dos articulaciones sonoras -dos vocales o una vocal y
una líquida- que limitan con la consonante sorda.
A la sonorización se le llama también "lenición", ya que una consonante fortis
(sorda) pasa a ser lenis (sonora).
Veremos a continuación qué ocurre con "u" del wau. Dos casos:
I. /ku, gu + a/. "u" se conserva: aqua - agua.
II. /ku, gu + o, e, i/. "u" se pierde: quomodo - como; aquila - águila; quarere -
querer.
En castellano primitivo produjo la yod cuarta:
a. kt - č: lucta - lucha.
b. ks - š, que en castellano evolucionó hasta /x/: taxu - tejo.
La yod cuarta inflexiona:
- "o" abierta: no- noche;
- "o" cerrada: mu- mucho;
- "e" cerrada: te- techo.
En conclusión, en los inicios del romance, la primitiva /k/ latina presentaba los
siguientes casos:
1. /k/. Procedente de:
- /k/ inicial o postconsonántica.
- /-kk-/.
2. /ts/*. Procedente de:
- /k + e, i/ inicial o postconsonántica.
- /kk + e, i/.
- /kj/ postconsonántica (misma solución que /tj/).
3. /dz/*. Procedente de:
- /k + e, i/ intervocálico.
- /kj/ intervocálico (misma solución que /tj/).
4. /-š-/. Procedente de:
- /-ks-/ (misma solución que /-ssj-/).
5. /g/. Procedente de:
- Sonorización de /k/.
6. /l/. Procedente de:
- /k'l/.
El sistema alfonsí ó la siguiente ordenación:
1. /k/ (c, qu). Velar sorda.
2. /ts/* (ç, c). Dentoalveolar sonora.
3. /dz/ (z). Dentoalveolar sorda.
4. /-š-/ (-x-). Dorsopalatal fricativa.
5. /g/ (g). Velar sonora.
6. /l/ (ll) Dorsopalatal líquida.
7. /ĉ/ (ch). Dorsopalatal africada. Procedente de:
- /kt/.
- /ult/.
- /cons. + pl, kl/.
Desde finales del siglo XIV a principios del XVII se fue produciendo un
fenómeno denominado EQUIVALENCIA ACÚSTICA: trueque de consonantes sibilantes,
es decir, a veces aparecen unas donde esperaríamos otra. Hay que observar que:
- En la mayoría de los trueques el cambio recae en la sorda.
- No se producen cambios entre las parejas que se oponen por el rasgos de
sonoridad (/z-s/, /dz-ts/, etc.).
Casos típicos de equivalencias acústicas son:
a. /s-ts/: sarcitum da "sarço" y "çarço".
b. /s-š/: silguero-xilguero.
En el reajuste de los siglos XVI-XVII se produjo el ENSORDECIMIENTO DE
LAS SIBILANTES.
*ver /s/, /z/.
Cuando /k/ va precedida de nasal sufre la siguiente evolución:
- /nk + e, i/ - /nts + e, i/ - /nq/ o /ns/: vincere- vençer - vencer.
Nos queda por comentar los grupos de TRES CONSONANTES:
- /nkt/ - /nt/. Ya desde el latín: sanctus - santus.
- /ks + cons./ - /s + cons./: excarsus - escaso.
Cuando /k/ va en posición final, tiende a perdese: nec - ni; sic - si.
D
En latín clásico existía /d/ oclusiva dentoalveolar, correlato sonoro de /t/.
Hemos de tener en cuenta el influjo de la yod tercera, que comenzó a aparecer en
torno al siglo I, aunque no palatizó la consonante hasta los tiempos del protorromance
hispano (siglo V-VII). Estados intermedios: d - d' - d ̬, donde coincide con g ̬. La yod tercera
procedente de /dy, gy/ es la que provoca la aparición de "y" consonántica. Veremos cómo
afecta a la vocal:
- Inflexiona "o, e" abiertas: hodie - hoy; pulegiu - poleo.
- Inflexiona "o" cerrada en ciertas ocasiones, como en fugio - huyo (pero no en
repudiu - repoyo).
En el protorromance hispánico se produce un fenómeno de enorme relevancia: la
SONORIZACIÓN de las oclusivas intervocálicas, que provocará que -t- pase a -d-: vita -
vida. Hay que tener en cuenta que las geminadas no se sonorizaron, sino que se
simplificaron generalmente: gutta - gota. Este fenómeno se ha explicado como influjo del
sustrato celta. La sonorización no se dio en todos los romances (por ejemplo, ni en italiano
centro-meridional ni en rumano) y la cronología es difícil de precisar, aunque la
documentación fidedigna ahora existente fija el fenómeno a partir del siglo V. *Para ver
más sobre sonorización, ir a letra *B.
En los inicios del romance español encontramos:
1. Una */d/ palatalizada por el influjo de la yod, procedente de:
- /j, dj, gy/
- /g + e, i/ inicial o postconsonántica.
2. /d/ procedente de:
- /d/ inicial o postconsonántica.
- /-dd-/
- sonorización de /-t-/.
3. /đ/ fricativa procedente de:
- /-d-/.
En la época del castellano alfonsí/đ/ dejó de funcionar como fonema, pasando a ser
un alófono de /d/ en posición intervocálica., e incluso, con el tiempo, legará a perderse en
algunos casos:. Meyer-Lübke propuso una regla para estos casos:
a. Se conserva inmediatamente después del acento: nidu - nido.
*no se conserva entre dos vocales: fide - fee -fe.
b. Se pierde si va antes del acento: radice - raíz.
Hoy, esta /-d-/ se pierde en lengua hablada en muchas zonas, particularmente en
España, arrastrando en su pérdida también a la procedente del latín /-t-/. Por eso, García
Diego opina que "vadu - vado, crudu - crudo, nidu - nido" no son casos de conservación,
sino de reacción cultista a "vao, crúo, nío", por atracción de las formas con "t", como
"soldado".
La geminada /-dd-/, aunque tienda a simplificarse, a veces sufre una evolución
particular: reddere - rendir.
También hemos de considerar que -d final procedente de la -d tiende a perderse:
istud - esto y que -t final suele evolucionar a -d: caritate - caridad. Sin embargo, hay casos
de -d romance conservada: mercede - merced.
Veamos, para finalizar, algunos casos llamativos de grupos secundarios con /d/:
- /-d'l-/. Aunque se conservó un tiempo, luego sufrió metátesis: spatula - espalda.
- El grupo /-n'r-/ desarrolla una -d-: /-ndr-/,como en ingenerare - engendrar.
- /-p'd/ - /-bd-/ - /ud/: rapidu - rabdo - raudo.
- /-d'k/ - /-d'z-/ - /-q/ o /-sg-/: judicare - judgar - juzgar.

E
En latín clásico se distinguía entre ē y ě, que tenían los siguientes rasgos: según el
lugar de articulación, eran vocales anteriores o palatales; según el modo de articulación
eran medias o de abertura media. La cantidad formaba oposiciones como: lēvis ("liso") -
lěvis ("ligero").
También había dos diptongos con /e/:
- /ae/, atestiguado desde el 189 a.C. (del latín arcaico "ai").
- /oe/, atestiguado desde el 133 a.C. (del latín arcaico "oi").
En latín vulgar, la oposición cuantitativa era concomitante con el rasgo de abertura
(timbre), por lo que la ē era también cerrada, y la ě era también abierta.
Los diptongos:
- /ae/ monoptonga en "e" larga abierta en el siglo II a.C.
- /oe/ monoptonga en "e" larga cerrada hacia el siglo I d.C.
La transformación de la correlación de cantidad en correlación de timbre puede ser
explicada desde el punto de vista estructural y desde el punto de vista fonético:
1. Desde el punto de vista estructural, hay dos caminos:
a. Para unos (Nóvak, Haudricourt y Juilland), el origen de este cambio
reside en la aparición de "e" larga abierta -procedente de "ae"- dentro del
sistema vocálico.
b. Para otros (Weinrich) esto parece exagerado, e intentan la explicación
basándose en las diferentes combinaciones de cantidades vocálicas y
consonánticas.
2. Desde el punto de vista fonético, destaca el trabajo de Straka (1959), que deduce
tres leyes, de las cuales se refieren a las /e/:
- Primera Ley: en las lenguas donde el timbre no es funcional (checo,
eslovaco, serbocroata), las vocales largas son siempre más cerradas y las
vocales breves son siempre más abiertas.
- Segunda Ley: en las lenguas donde el timbre sí es funcional (francés), las
vocales pequeñas y medianas se cierran cuando operan sobre ellas el
alargamiento, mientras que las abiertas se abren más cuando se
alargan.
Hemos de tener en cuenta que en el sistema vocálico latino el timbre no era
funcional; por lo tanto, estábamos ante un sistema similar al del checo moderno, por lo que
tuvo que sufrir las mismas modificaciones, es decir, las vocales largas serian cada vez más
cerradas, y las breves, más abiertas. Habría una época donde timbre y duración irían unidos,
pero finalmente terminó por imponerse la oposición por timbre. Ello derivó en que:
a. "ē" confluyó con "ĭ" en /e/.
b. "ě" se abriera tanto que diptongara en /ie/.
La yod inflexionado con frecuencia a la /e/. Veámoslo:
1. La yod segunda de "ny, gn, ng" inflexiona "e" abierta: venio - vengo.
2. La yod tercera de "gy, dy" inflexiona "e" abierta: pulegiu - poleo.
- La yod tercera de "by, my" inflexiona:
* "e" abierta: nerviu - nervio.
* "e" cerrada: vindemia - vendimia.
3. La yod cuarta de "kt, ks" inflexiona "e" abierta: lectu - lecho.
- La yod cuarta de "ry, sy, py" inflexiona:
* "e" abierta: ceresia - cereza.
* "e" cerrada: cereu - cirio.
- La yod cuarta por pérdida inflexiona todas las vocales:
* "e" abierta: gre(g)e - grey.
* "e" cerrada: tepidu - tibio.
En cuanto al wau, hemos de tener en cuenta que nos encontraremos casos en que su
influjo cierra la vocal encontrándonos casos en que /a/ pase a /e/, e incluso siga su
evolución hasta /i/: variola - veruela - viruela.
En su evolución al castellano la /e/ sufrió las siguientes situaciones:
1. VOCALISMO TÓNICO.
- /ē/ se conservó como /e/: rete - rede . red.
- /ě, ae/ (que en latín vulgar habían dado "e" abierta) diptongarán en castellano:
/ie/: serra - sierra; caelu - cielo.
* /ie/ se redujo a /i/ en los siguientes casos:
a. Terminación -ellu (-iello, -illlo): castellu - castiello - castillo. Se
debe a que al quedar /e/ entre dos sonidos palatales más cerradas en
la secuencia "iell" queda absorbido por ellos.
b. Secuencia "ies": vespa - aviespa - avispa.
c. Cuando /e/ queda entre una vocal alta extrema y una media: Deus
- Dieos - Dios.
d. Otros: saeculu - sieglo - siglo.
En cuanto a esta diptongación de /ě/, aunque en otras regiones peninsulares vivió
con múltiples variantes, Castilla en el siglo X ya se había decantado por /ie/ (combinada
con la forma culta, sin diptongo, /e/). El motivo de esta elección es que la /e/ es la vocal que
reúne los máximos de acuidad (altura tonal) y de sonicidad (perceptibilidad).
2. VOCALISMO ÁTONO.
- Inicial con otra/s consonante/s:
*Regla: /ē, ě, ĭ/ quedan como /e/: securu - seguro; plicare - llegar; terrenu-
terreno.
*Excepciones:
- Por influjo de la yod puede evolucionar hasta /i/: fervente -
hirviente.
- Por una asimilación a una /á/ de la palabra, o por la acción de una
consonante vibrante -que tiende a abrir las vocales-, puede
evolucionar hasta /a/: versura - basura.
- Inicial sola:
*Regla: se conserva.
*Excepciones:
- A veces se pierde (gemelliciu - emellizo, mellizo) o se convierte
en /a/ (enecare - anegar)
- Si es prefijo, pasa a es-, des-.
- Interior protónica/postónica:
*Regla: se pierde (septimana - sedmana - semana).
*Excepciones: puede conservarse por la importancia de la vocal, por
analogía con la palabra primitiva o por influencia culta (calice - cáliz).
- Final:
*Regla: /ē, ě, ĭ ,ī/ se conservan como /e/.
*Excepciones: -e se pierde tras ciertas consonantes: rete - red.
3. SECUENCIAS VOCÁLICAS.
- /oi/ se confunde con /ue/: Doriu - Doiro - Duero.
- La secuencia de dos vocales iguales se reduce a partir de los siglos XIII y XIV:
videre - veer - ver.

F
En latín clásico existía una /f/ fricativa labial sorda, en principio sin correlato
sonoro.
Sin embargo, en latín vulgar, la semivocal -w- se reforzó en la mayoría de los
casos, pasando a ser una verdadera bilabial, que en posición intervocálica llegó a
confundirse con -b- en -b. Esta bilabial se convirtió en -v- en la mayoría de los países
románicos, incluso en posición inicial en la zona meridional (incluido el español). El nuevo
fonema se integró muy bien como correlato sonoro de /f/.
Se da un caso de asimilación:
- /-nf-/: /-f-/. Aunque no muy frecuente, infans - ifas.
Con lo que en los inicios del romance /f/ (varía entre bilabial y labiodental)
procedente de:
a. /f/ inicial o postconsonántica.
b. /-ff-/.
c. /-nf-/.
Mientras que en la mayor parte del territorio se da una relativa concordancia de
tendencias, en la cuenca alta del Ebro, cuna del castellano, se presentan novedades. Aquí se
originan algunos de los rasgos que caracterizan luego al idioma de los primeros
documentos literarios. Entre ellos, las mutaciones que sufre /f-/ en posición inicial. Tres
soluciones:
1ª) f-: f-
Se conserva en las zonas más conservadores (gallego, Asturias -salvo extremo
oriental-, mitad occidental de León y Zamora, extremo norte de la provincia de Zaragoza,
mitad norte de Huesca, catalán).
2ª) f-: h-
Se conserva en el occidente de Santander, oriente de Asturias, NO de León, NO de
Salamanca. Desde el S de Salamanca hasta Granada, pasando a algunas zonas de América
(México, Nuevo México, zonas de Ecuador, Colombia, Perú y Chile).
femina: [hembra] en lugar de [émbra].
3ª) f-: cero
En el resto de territorios del habla española, /f-/ se perdió completamente.
*Se ha conservado:
- ante /r, l, ie/: frígidu - frío; flore- flor; festa - fiesta.
- A veces, ante /ue/: forte - fuerte.
*Se ha aspirado en algunas zonas de España y América:
- [huénte] por /fuente/.
CRONOLOGÍA. Esta aspiración está documentada desde el siglo IX y se mantiene
hasta el XV, aunque la lengua literaria la conserve hasta finales del XVI (Santa Teresa,
Garcilaso, Fray Luis). Se encuentra también en otras lenguas romances: en varias partes de
Italia, sur de Suiza, Cerdeña y gascón.
El parecer de los investigadores está muy dividido en este campo. Dos hipótesis
fundamentales:
a. Hipótesis sustraística. El fenómeno se debe a un sustrato vasco o íbero: una
lengua que no poseía /f-/. Su influjo motivó, a grandes rasgos, el paso a la aspiración. Su
atribución al sustrato también divide a los investigadores:
EN CONTRA:
1. Espinosa: se trata de la extensión de un fenómeno ya conocido en latín.
2. Orr: este fenómeno ya era corriente en latín vulgar y se da en otras
regiones romances (N, E de Francia, Retia, N de Italia, topónimos...).
3. Se debe a un proceso general de debilitamiento de las consonantes
iniciales.
* Sin embargo, vemos con Meyer-Lübke, que el castellano también
participó en el refuerzo inicial de estas consonantes.
4. Jungemann: como consecuencia de un prolongado bilingüismo
castellano-eusquera.
A FAVOR:
1. Hanssen: combinación de /f-/ con un fonema ibérico fricativo no
especificado (poco convincente).
2. Menéndez Pidal: sustitución de /f/ latino por /h/ vasco-ibérico.
*Martinet: las lenguas sin /f/ las sustituyen por labiales.
3. Muller: la aspiración era muy importante en vasco.
b. Hipótesis sustraístico-estructural(Martinet):
- Originado en una región en proceso de romanización, alejada de áreas
metropolitanas y bilingüe.
- /f-/ debió ser pronunciada *ph o por su forma debilitada [f].
- Al penetrar en el castellano de Burgos, el vulgo emplearía [h] y los más
cultos [f], alternando durante muchas generaciones a través de la Edad
Media.
Con el reajuste de los siglos XVI y XVII, definitivamente /f-/ - /h-/ - CERO. La
persistencia en la conservación de /f-/ era debida a las tendencias conservadoras de la
norma toledana y cortesana, pero en el siglo XVI esta consonante había perdido
prácticamente su valor, aunque la ortografía la conservase como "h-" o la repusiese.
Por influencia del S, donde se conservó la aspiración, el castellano tiene: famélico -
jamelgo, follicare - juerga, jolgorio...
a. CONSONANTES INICIALES.
* /fl-/ - /l/: flamma- llama.
b. CONSONANTES INTERIORES.
* Sonorización: /-f-/ - /-v-/ - /-b-/: trifol(i)u - trébol.
- Si se encuentra en un compuesto que se siente como tal, no se sonoriza:
defensa - dehesa.
* -ificare: -ibgar, -iugar, -iguar: sanctificare - santiugar - santiguar.
* /cons+fl/ - "ch": inflare - inchar.

G
w
Partimos del latín clásico un fonema /g/ oclusivo velar sonoro, además de /g /
labiovelar, aunque el carácter monofonemático de este último es puesto en duda por
w
algunos, como Alarcos. Sus correlatos sordos serán /k/ y /k /.
En los tiempos del protorromance hispano (s. V-VIII) se produjo el influjo de la
lamada yod segunda, que da origen, por la palatalización de /ny, gn, nge/ al fonema /ɲ/.
Veamos cómo inflexiona la vocal:
- "o" cerrada: cunea - cuña.
- "e" abierta: venio - vengo.
En este mismo periodo actúa la yod tercera. Así: gy - dz - ž - y (fugio - huyo).
Inflexionará:
- "o" abierta: podiu - poyo.
- "e" abierta": pulegiu - poleo.
- a veces, "o" cerrada: fugio - huyo.
En esta misma época se produce un fenómeno de enorme relevancia: la
SONORIZACIÓN de las oclusivas intervocálicas, que provocará que -k- pase a -g- Hay
que tener en cuenta que las geminadas no se sonorizaron, así: vacca - vaca. Este fenómeno
se ha explicado como influjo del sustrato celta. La sonorización no se dio en todos los
romances (por ejemplo, ni en italiano centro-meridional ni en rumano) y la cronología es
difícil de precisar, aunque la documentación fidedigna ahora existente fija el fenómeno a
partir del siglo V. Para más información, ver letra *C.
En los inicios del romance español tenemos la siguiente situación:
1. /g/. Procedente de:
- /g/ inicial y postconsonántica.
- /-k-/.
2. /ʣ/. Procedente de:
- /j, dj, gj/.
- /g + e, i/ inicial o postconsonántica.
3. /g/. Procedente de:
- /-g-/.
Esta circunstancia varió ligeramente con el castellano alfonsí, ya que:
a. /ʣ/ (z). Procedente de:
- /k + e, i/, /tj/, /kj/ intervocálicos.
b. */ž - ž/. Procedente de:
- /dj, gj, j/
* el resultado de /g + e, i/ desapareció; con él vino a confluir en posición
intervocálica /-ž-/, del latín (lj, k'l, t'l, g'l).
c. /g/ ya no funcionaría como fonema, sino como alófono intervocálico de /g/.
Con el reajuste de los siglos XVI y XVII, apareció una nueva consonante: /y/.
Causas:
1º. Velarización de las fricativas /ž/ y /š/.
2º. Transfonologizarse en el nuevo fonema /x/.
En esa situación, la realización [y] de "raya, ya, mayo" se queda aislada,
fonologizándose en /y/ y cubriendo de este modo el vacío de las sonoras en el orden palatal.
1. CONSONANTES POSICIÓN INICIAL.
- /g- + a, o, u/ se mantiene.
- /g- + e, i/ - CERO: germanu - ermano (hoy, "hermano"); gingiva - encía.
*Las soluciones "yerno" (generu), "yema" (gemma) se deben a la
diptongación de "e" breve en "/ie/ y posterior refuerzo de la
semiconsonante.
- El grupo /gl-/ - /l/: glarea - llera. Aunque hay otras soluciones: glirone - lirón.
2. CONSONANTES INTERIORES.
- /-g-/ - /-g/ - se conserva o se pierde: plaga - llaga; ligare - liar.
- /-g- + e, i/ por un proceso previo de palatalización, desapareció embebida en la
misma consonante palatal: magistru - maestro.
- /-gm-/ - /-m-/: stigma - estema.
- /g'l/ - /ĉ/: cingulo - cincho.

H
En latín clásico existía un fonema /h/ laríngeo, aunque de escaso interés, dada su
pronta desaparición.
En los inicios del romance español se produce el cambio:
/f-/ - /h-/: /farina/ - /harína/ - /arína/
Véase letra *F.
También la /h-/ procedente del germano se asimiló a /h-/ procedente de /f-/ latina:
/harpa/ - /farpa/ - /harpa/ - /arpa/.
I
En latín clásico se distinguía entre "i" larga e "i" breve. Según el lugar de
articulación, era una vocal anterior o palatal; según el modo de articulación, era alta o de
abertura mínima. La cantidad distinguía palabras; por ejemplo: dico (con "i" breve,
"anunción"; con "i" larga, "digo").
Los antiguos diptongos del latín arcaico con /i/: -ai-, -oi-, habían pasado en latín
clásico a -ae- (189 a.C.), -oe- (133 a.C.), respectivamente.
En latín vulgar, la oposición cuantitativa era concomitante con el rasgo de abertura
(timbre), por lo que la "i" larga era también cerrada, y la "i" breve era también abierta.
La transformación de la correlación de cantidad en correlación de timbre puede ser
explicada desde el punto de vista estructural y desde el punto de vista fonético:
1. Desde el punto de vista estructural, hay dos caminos:
a. Para unos (Nóvak, Haudricourt y Juilland), el origen de este cambio reside
en la aparición de "e" larga abierta -procedente de "ae"- dentro del sistema vocálico.
b. Para otros (Weinrich) esto parece exagerado, e intentan la explicación
basándose en las diferentes combinaciones de cantidades vocálicas y consonánticas.
2. Desde el punto de vista fonético, destaca el trabajo de Straka (1959), que deduce
tres leyes, de las cuales se refieren a /i/:
- Primera Ley: en las lenguas donde el timbre no es funcional (checo,
eslovaco, serbocroata), las vocales largas son siempre más cerradas y las vocales breves son
siempre más abiertas.
- Segunda Ley: en las lenguas donde el timbre sí es funcional (francés), las
vocales pequeñas y medianas se cierran cuando operan sobre ellas el alargamiento, mientras
que las abiertas se abren más cuando se alargan.
Hemos de tener en cuenta que en el sistema vocálico latino el timbre no era
funcional; por lo tanto, estábamos ante un sistema similar al del checo moderno, por lo que
tuvo que sufrir las mismas modificaciones, es decir, las vocales largas serian cada vez más
cerradas, y las breves, más abiertas. Habría una época donde timbre y duración irían unidos,
pero finalmente terminó por imponerse la oposición por timbre. Ello derivó en que:
a. "ĭ" confluyó con "ē" en /e/.
b. "ī" se mantuvo como /i/.
c. Hay que tener en cuenta la aparición del diptongo /ie/ procedente de "ě".
*Véase el fenómeno de la YOD. Tema 3 (págs. 67-76).
Veamos la evolución posterior de /i/:
1. VOCALISMO TÓNICO.
a. /ī/ > "i" cerrada > /i/: ficu - higo.
b. /ĭ, ē/ > "e" cerrada > /e/: pilu - pelo.
*Sufre la inflexión de:
- Yod 2ª ny, gn: tinea - tiña.
- Yod 4ª ry, sy, py: cereu - cirio.
- Yod 4ª síncopas: limpidu - limpio.
- Perfectos: feci - hice.
- Pronombres: tibi - ti.
- Numeral: viginti - veínte - veinte.
- Wau: vidua - viuda.
- "e" cerrada en hiato, se refuerza en /i/ para reforzar el
límite silábico: mea - mia.
*Hay que tener en cuenta el diptongo /ie/ procedente de "e" abierta.
2. VOCALISMO ÁTONO.
- Inicial con otras consonantes:
a. /ī/ > /i/: civitate - ciudad.
b. /ĭ, ě, ē/ > /e/: plicare - llegar.
* Por influencia de una yod, puede evolucionar hasta /i/: fervente -
hirviente.
* Por asimilación a una /á/ de la palabra, o por la tendencia a la
abertura que imprime una vibrante, a veces evolucionó a /a/: bilance
- balanza; versura - basura.
- Inicial sola:
a. Se conserva: hibernu- invierno.
b. Se pierde: ilata - ijada - jadear.
- Interior protónica /postónica: tienden a perderse ya desde el latín, favorecida por
líquidas y nasales: calida - calda.
* Se pueden conservar por similitud con la forma primitiva: amicare -
amigar.
- Final:
- /ě, ē, ī, ĭ/ > /e/: legit - lee; isti - este.
* Evoluciona a /-i/ cuando por pérdida de la sonora intervocálica
pasa a formar sílaba con la vocal anterior: re(g)e - rey.
* /-e/ se pierde tras "t, d, n, l, r, s, c, z": rete - red.
3. SECUENCIAS VOCÁLICAS:
a. Diptongo -ai-: -e-. Laicu - lego (lat.), basiu - *baiso - beso (cast.).
b. -oi- se confunde con -ue-: Doriu - Doiro - Duero.
c. Los hiatos tienden a desaparecer:
- diptongando: pietate -piedad.
- perdiendo una vocal: qu(i) a - ca, "pues".
- cambio de sílaba de una vocal: habui - hube.
- cuando las dos vocales son altas (u,i), el hiato se conserva un
tiempo, para luego perderse: rugitu - ruído - ruido.
* Cuando está formado por vocales altas más medias o bajas, se
conserva como hiato: audire - oir.

J /x/
I. Este fonema tiene principio en dos evoluciones diferentes de dos tipos de yod:
1. Yod 2ª de ly, k'l, g'l, ng'l >l> x.
folia - hoja; conciliu - concello - concejo; apicula - abella - abeja; tegula -
teja.
2ª Yod cuarta de ks > š > x.
taxu - tejo.
II. forma en que apareció este fonema fue derivada del ensordecimiento de las
sibilantes.
CAUSAS:
1. La lenta acción de siglos del primitivo sistema "cantábrico", nacido bajo
el influjo del sustrato semejante al vasco (en el cual se ignoraban las
sibilantes sonoras). Esta pérdida se extendió con lentitud y seguridad
a todo el ámbito del castellano.
2. El escaso rendimiento funcional de las antiguas oposiciones
sorda/sonora:
- s/z.
- ts/dz.
- š/ž
2 PROCESOS:
a. El que afecta a /s, z, ts, dz/. Véase letras *S, Z.
b. El que afecta a /š, ž/, que es el que nos llevó al actual fonema /x/:
Estos dos fonemas sufrieron un proceso de velarización. Primero, a
causa del ensordecimiento, confluyeron en /š/. pero esta realización fricativa prepalatal
estaba muy próxima a la alveolar de /s/, por lo que para evitar confusiones, se retrocede su
lugar de articulación.
A finales del siglo XVI, hay descripciones que la hacen próxima al "ich-laut"
alemán, o al actual [ç] chileno. El gramática Jiménez Patón señala ya en 1611 la aparición
de /x/.
Un fenómeno derivado de la aparición de /x/ será la formación del fonema /y/ (en
"raya, ya, mayo"), que cubría el vacío de las sonoras en el orden palatal.
III. tercera forma de aparición de /x/ se debe a la aspiración de /h-/ y /f-/: famelicus
- jamelgo; huelga - juerga.
*También procedente de /i-/: Iulius - Julio; iocus-juego.

L
En latín clásico encontramos /l/ líquida dentoalveolar sonora, en la misma posición
que /r/, con la diferencia que la primera es lateral y la segunda vibrante.
En los primeros siglos d.C. se produce el influjo de la yod segunda:
a. Primero se produjo la paulatina palatización de /lj/.
b. Después, la de los grupos /k'l, g'l, t'l/.
- Todos confluyeron en /l/.
*oculu - oclu - ollo - ojo.
*tegula - tella - teja.
* vetulu - veclu - viello - viejo.
Esta yod segunda solo inflexionará:
- "o" abierta: folia - hoja.
Por ello, en el prerromance ya contamos con /l/ y /l/.
Mención especial merece el caso de las geminadas. En latín teníamos:
- /l/: inicio de palabra y posición interior.
- /ll/: solo en posición intervocálica.
Ambas son sonoras, por lo que la oposición se produce en simple/geminada. Sin
embargo, el fonema simple tendría dos variantes según contornos fonéticos:
a. Fuerte [L]: posición inicial o tras consonante.
b. Débil [l]: posición intervocálica.
Los geminados, al simplificarse, conservaron su característica de "fortis" y
confluyeron con las fuertes procedentes de /l/, con lo que la situación quedó así:
I. /l/, con dos variantes:
1. [L]. Procedente de:
- /l/ en posición inicial o tras consonante.
- /ll/.
2. [l]. Posición intervocálica.
II. /l/. Procedente de: /ly, k'l, g'l, t'l/.
¿Cómo siguió esta evolución en castellano?
- La [l] se conserva: pilu - pelo.
- La [L] cambia su lugar y modo de articulación: /l/: molle - muelle.
Sin embargo, /l-/ no palatizó, y esto es posible que fuera así para con confundirse
con las soluciones de los grupos /pl- , kl-, tl-/: luna - luna, frente a flamma - llama.
1. CONSONANTES INICIALES.
/l-/ se mantiene: lupu - lobo.
* Grupos consonánticos:
-Palatalizan en /l/ los siguientes:
/pl-/: plaga - llaga.
/kl-/: clave - llave.
/gl-/: glarea - llera.
*A veces se pierde /g-/: glatire - latir.
*Por cultismo, se conserva: glande - glande.
/fl-/: flamma - llama.
*A veces se conserva: flores - flor.
2. CONSONANTES INTERIORES SIMPLES.
/-l-/ se conserva: pilu - pelo.
*A veces se hace vibrante: mespilu - níspero.
*A veces, nasal: subtulu: sótano.
3. CONSONANTES INTERIORES GEMINADAS.
/-ll-/ > /l/: pullu - pollo.
4. GRUPOS INTERIORES.
I. Consonante + /l/.
- Tiende a sonorizar las sordas: duplare - doblar; eclesia - iglesia.
- Conserva las sonoras (por cultismo, según García de Diego):
oblatu - oblado.
II. /l/ + consonante.
Los gramáticos latinos describen dos tipos de /l/:
a. Exilis.
Se daba ante /i/ y que también era /ll/.
b. Pinguis.
Ante cons., al final, y ante vocal que no fuese /i/.
Poseía un sonido grave, similar a la /l/ velar catalana,
lo que hizo que se vocalizara, generalmente en /u/,
muy pronto. Hay contornos favorables a esta
velarización:
- Cuando sigue una oclusiva sorda.
- Tras /a, u/.
- talpa - taupo - topo; saltu - suto - soto.
*Hay numerosas excepciones.
5. GRUPOS DE TRES CONSONANTES.
/cons. + pl, fl, k'l, g'l, t'l/ > /ĉ/: amplu - ancho; inflare - inchar.
6. CONSONANTES FINALES.
Tiende a conservarse: mel- miel; fel - hiel (lat.); sale - sal; fidele - fiel
(cast.).
7. GRUPOS SECUNDARIOS LATINOS (los que se originan por la pérdida de
una vocal).
/-k'l-, -g'l-, -t'l-/ > /-ž-/ > /x/.
oc(u)lu - ojo.
reg(u)la - reja.
vet(u)lu - veclu - viejo (/t'l/ se confundía con /k'l/).
/-p'l-/ > /ĉ/.
capula - cachas.
*Se conserva en populu - pueblo.
/-f'l-/ se conserva.
sifilare - chiflar.

8. GRUPOS SECUNDARIOS ROMANCES.


/-d'l-/ se conservó un tiempo, pero luego sufrió metátesis a causa de la
estructura silábica: spatula- espalda.
9. GRUPOS DE NASALES Y LÍQUIDAS.
/-m'l-/:
1. La mayoría de las veces da /-mbl-/: tremulare - temblar.
2. Sufre metátesis en algunos casos a partir del siglo XI (/-lm-).
cumulo - colmo.
/-n'm-/ > /-lm-, -rm-/:
anima - alma.
/-n'l-/ > /-nn-/:
con la - conna.
/-r'l-/, por fonosintaxis, > /l/.
servirle - serville.
*En la lengua vulgar, se hizo /l/: servile.
10. GRUPOS DE LÍQUIDA + CONSONANTE.
/-l'p-/ > /-lp-/ o /p/.
colopus - golpe.
colopus - copo.
/-ll/ se reduce a /-l/.
pelle - piel.
11. GRUPOS DE TRES O MÁS CONSONANTES.
Se conservan cuando la primera es nasal, líquida o [s], y la tercera, [r] o [l].
* Uno de los cambios más importantes que se está produciendo hoy día tanto en el
consonantismo castellano como en el meridional es la pérdida de la distinción y/l/ , es
decir, el fenómeno del yeísmo, en virtud del cual "pollo" y "poyo" se realizan como /póyo/.

M
En latín clásico contamos con la oclusiva nasal /m/. El punto de articulación la
distingue de /n/ (/m/ es labial y /n/ dentoalveolar).
/m/ se verá influida por la yod tercera: - mi, como en vindemia - vendimia. Hemos
de tener en cuenta que esta yod inflexiona todas las vocales, excepto /a/ (la -e- de
"vindemia" es larga).
Veamos la evolución de la geminada /mm/. Tanto ésta, como la simple /m/, son
sonoras, por lo que solo se oponen por el rasgo simple/geminada. Su distribución no es la
misma:
I. /m/: posición inicial de palabra y posición intervocálica. Según el contorno
fonético, tiene dos variantes:
- [M]: posición inicial o tras consonante.
- [m]: posición intervocálica.
II. /mm/: solo en posición intervocálica.
Los fonemas geminados, al simplificarse, conservaron su característica de "fortis" y
confluyeron con las fuertes procedentes de /m/. Es decir:
a. [M]. Procedente de:
- /m/ en posición inicial o tras consonante.
- /mm/.
b [m]. Procedente de:
- /m/ en posición intervocálica.
Como /mm/ y /m/ son consonantes labiales y, por lo tanto, poco propicias para
acciones palatalizadoras, confluyeron en /m/, sin más consecuencias.
Posteriormente /m/ tendió a mantener en posición inicial (manu - mano), interior
(fumus -humo) y con la vibrante (formiga - hormiga), pero:
- favorece la vocalización de a lateral: enculmu - como (*excepciones: Ulmetu -
Olmedo).
- en algunas zonas, /-mb-/ > /-m-/: palumbu - palomo.
- /-mn-/ > /-n-/. En latín ya se producía algo similar: /-mn-/ > /-nn-/ > /-ɲ-/:
autumnu - otoño.
- /-gm-/ > /-m-/: stigma - estema.
- /mpt/ >/nt/: promptu - pronto.
- simplificaciones: campsare - cansar.
*Nos detendremos con /-m/: las consonantes finales, en general, se caracterizan por
una articulación bastante débil, por lo que comenzaron a perderse en el mismo latín.
Resistieron las que desempeñaban una función gramatical (como /-m/), pero cuando
comenzaron a aparecer las partículas preposicionales, el sistema casual se debilitó, ya que
se daba la presencia de una función doble: preposición y terminación de caso. Así:
- /-m/ se perdía desde época arcaica (novum - nuevo), aunque se conservó en los
monosílabos átonos para reforzarlos: tam - tan; quam - cuan; cum - con.
GRUPOS SECUNDARIOS:
- /m'n/ > /mbr/: homine - omne - hombre.
- /m'r/ > /mbr/: humeru - hombro.
- /m'l/ a partir del siglo XI sufre metátesis /lm/: cumulo - colmo.
- /n'm/ > /lm/ o /rm/: anima - alma; minimare - mermar.
- /m'd/ > /nd/: semita - semda - senda.
- /t'm/ > /dm/: septimana - sedmana - semana.

N
En latín clásico teníamos /n/ oclusiva sonora que se distinguía de /m/ por el lugar
de articulación (/n/: dentoalveolar; /m/: labial).
La yod segunda ejercerá su influjo sobre /n/ con distintas combinaciones, dando
lugar a la aparición del fonema /ɲ/:
/ny, gn, ng/ > /ɲ/: insignia - enseña; ligna - leña; ungula - uña.
Esta yod inflexiona:
- "e" abierta: venio - vengo; teneo - tengo (ingeniu - engeño: provenzalismo).
- "o" cerrada: ungula - uña.
Veamos la evolución de la geminada /nn/. Tanto ésta, como la simple /n/, son
sonoras, por lo que solo se oponen por el rasgo simple/geminada. Su distribución no es la
misma:
I. /n/: posición inicial de palabra y posición intervocálica. Según el contorno
fonético, tiene dos variantes:
- [N]: posición inicial o tras consonante.
- [n]: posición intervocálica.
II. /nn/: solo en posición intervocálica.
Los fonemas geminados, al simplificarse, conservaron su característica de "fortis" y
confluyeron con las fuertes procedentes de /n/. Es decir:
a. [N]. Procedente de:
- /n/ en posición inicial o tras consonante.
- /nn/.
b [n]. Procedente de:
- /n/ en posición intervocálica.
Posteriormente, la geminada cambia su lugar y modo de articulación y la simple se
conserva:
1. /nn/ > /ɲ/: canna - caña.
2. /n/ se conserva
/n/ tenderá a conservarse en posición inicial (natare- nadar), interior (bonu - bueno),
con la vibrante (fornu - horno), pero:
- a veces, hace que la lateal /l/ se pierda: balneu - baño.
- /-mn-/ > /-nn-/ > /ɲ/: damnu - danno - daño. O /-mm-/ > /-n-/.
- /-nf-/ > /-f-/: infante - ifante (la presión culta restituyó la -n-).
- /-ns-/ > /-z-/: pensar - /pezáR/ - pesar.
- /-n/ era bastante rara. Dos opciones:
*Se perdía.
*Metátesis: vimen - vinre - vimbre.
GRUPOS DE TRES CONSONANTES:
Simplificaciones:
- /nkt/ - /nt/: sanctus - santo (ya desde el latín).
- Otras: campsare - cansar.
GRUPOS SECUNDARIOS:
- /m'n/ > /mbr/: homine - hombre.
- /n'r/ > /ndr/: ingenerare - engendrar.
- /n'm/ > /lm/ o /rm/: anima - alma; minimare - mermar.
- /n'l/ > /nn/: con la - conna.

Ñ
Este fonema /ɲ/ nació por dos cauces diferentes:
1. Yod segunda
/ny, gn, ng/ > /ɲ/: insignia - enseña; ligna - leña; ungula - uña.
Esta yod inflexiona:
- "e" abierta: venio - vengo; teneo - tengo (ingeniu - engeño:
provenzalismo).
- "o" cerrada: ungula - uña.
2. Geminada /nn/, cuya evolución ya vimos en *N.

O
En latín clásico se distinguía entre ō y ŏ, que tenían los siguientes rasgos: según el
lugar de articulación, eran vocales posteriores o velares; según el modo de articulación eran
medias o de abertura media. La cantidad formaba oposiciones como: "sŏlum" (suelo) -
"sōlum" (solo).
También había un diptongo con /o/:
- /oe/, atestiguado desde el 133 a.C. (del latín arcaico "oi").
En latín vulgar, la oposición cuantitativa era concomitante con el rasgo de abertura
(timbre), por lo que la ō era también cerrada, y la ŏ era también abierta.
El diptongo:
- /oe/ monoptonga en "e" larga cerrada hacia el siglo I d.C.
La transformación de la correlación de cantidad en correlación de timbre puede ser
explicada desde el punto de vista estructural y desde el punto de vista fonético:
1. Desde el punto de vista estructural, hay dos caminos:
a. Para unos (Nóvak, Haudricourt y Juilland), el origen de este cambio
reside en la aparición de "e" larga abierta -procedente de "ae"- dentro del
sistema vocálico.
b. Para otros (Weinrich) esto parece exagerado, e intentan la explicación
basándose en las diferentes combinaciones de cantidades vocálicas y
consonánticas.
2. Desde el punto de vista fonético, destaca el trabajo de Straka (1959), que deduce
tres leyes, de las cuales se refieren a la /o/:
- Primera Ley: en las lenguas donde el timbre no es funcional (checo,
eslovaco, serbocroata), las vocales largas son siempre más cerradas y las
vocales breves son siempre más abiertas.
- Segunda Ley: en las lenguas donde el timbre sí es funcional (francés), las
vocales pequeñas y medianas se cierran cuando operan sobre ellas el
alargamiento, mientras que las abiertas se abren más cuando se
alargan.
Hemos de tener en cuenta que en el sistema vocálico latino el timbre no era
funcional; por lo tanto, estábamos ante un sistema similar al del checo moderno, por lo que
tuvo que sufrir las mismas modificaciones, es decir, las vocales largas serian cada vez más
cerradas, y las breves, más abiertas. Habría una época donde timbre y duración irían unidos,
pero finalmente terminó por imponerse la oposición por timbre. Ello derivó en que:
a. "ō" confluyó con "ŭ" en /o/.
b. "ŏ" se abriera tanto que diptongara en /ue/.
La yod inflexionado con frecuencia a la /o/. Veámoslo:
1. La yod segunda de "ly, k'l, g'l, ng'l, t'l" inflexiona "o" abierta: folia - hoja.
1.1. La yod segunda de "ny, gn, ng" inflexiona "o" cerrada: ungula - uña.
2. La yod tercera de "gy, dy" inflexiona "o" abierta: podiu - poyo. Y, a veces, "o"
cerrada: fugio - huyo.
2.1. La yod tercera de "by, my" inflexiona:
* "o" abierta: novius - novio.
* "o" cerrada: pluvia - lluvia.
3. La yod cuarta de "kt, ks" inflexiona:
* "o" abierta: nocte - noche.
* "o" cerrada: multum - mucho.
3.1. La yod cuarta de "ry, sy, py" inflexiona:
* "o" abierta: coriu - cuero.
* "o" cerrada: aguriu - agüero.
3.2. La yod cuarta por pérdida inflexiona todas las vocales:
* "o" abierta: colli(g)o - cojo.
* "o" cerrada: co(g)itat - cuida.
En cuanto al wau, hemos de tener en cuenta que nos encontraremos casos en que
/au/ > /o/ por tendencia a confluir en una abertura media estas vocales extremas:
- Desde el latín: tauro - toro.
- Por vocalización de una postnuclear: alteru - autro - otro.
En su evolución al castellano la /e/ sufrió las siguientes situaciones:
1. VOCALISMO TÓNICO.
- /ŏ/ > lat. vulgar, "o" abierta > /ue/: rota - rueda; hortu - huerto.
*A veces, /ue/ > /e/: floccu - flueco - fleco.
*Una nasal puede cerrarla /ŏ/ > /o/: homine - hombre.
- /ō, ŭ/ > lat. vulgar "o" cerrada > /o/: lupu - lobo.
En cuanto a esta diptongación de /ŏ/, aunque en otras regiones peninsulares vivió
con múltiples variantes, Castilla en el siglo X ya se había decantado por /ue/, adelantán-
dose en sus tendencias innovadoras a las demás regiones. Este diptongación se estaba
dando desde el principios del siglo IV.
2. VOCALISMO ÁTONO.
- Inicial con otra/s consonante/s:
*Regla: /ō, ŏ, ŭ, au/ quedan como /o/: dolore - dolor; solanus - solano,
superbia - soberbia.
*Excepciones:
- Por influjo de la yod puede evolucionar hasta /u/: cognatu -
cuñado.
- Por la inestabilidad propia de una vocal átona: jocare - jogar -
jugar.
- Por influencias asimilatorias o disimilatorias /o/ > /a, e/: novacula -
navaja; rotundu - redondo.
- Inicial sola:
*Regla: se conserva.
*Excepciones:
- A veces se pierde: octavu - (o)chavo.
- Interior protónica/postónica:
*Regla: se pierde (temporanu - temprano).
*Excepciones: puede conservarse por la importancia de la vocal, por
analogía con la palabra primitiva o por influencia culta (arbore - árbol).
- Final:
*Regla: /ō, ŏ, ŭ, ū/ se conservan como /o/.
3. SECUENCIAS VOCÁLICAS.
- /au/ > /o/, impidiendo la sonorización de las oclusivas sordas: paucu - poco.
- /oi/ se confunde con /ue/: Doriu - Doiro - Duero.
- /eau/ > /o/: deaururare - dorar.

P
En latín clásico existía /p/ como fonema oclusivo labial sordo. Era, por tanto, el
correlato sordo de /b/.
Veamos qué efecto tiene el influjo de la yod cuarta: py = yp. Inflexionará todas las
vocales, incluso /a/: riparia - ribera.
En el protorromance hispánico se produce la simplificación de los grupos
consonánticos, que tendían a disolverse por asimilación, sobre todo en posición
intervocálica. En el caso de /p/ tenemos:
1. /pt/ > /tt, t/: septem - siete. Por asimilación de la labial a la dental.
2. /ps/ > /s/: ipse - isse.
En el protorromance hispano se produce también un fenómeno de enorme
relevancia: la SONORIZACIÓN de las oclusivas intervocálicas, que provocará que -p- pase
a -b-: lupu - lobo. Hay que tener en cuenta que las geminadas no se sonorizaron, así: cappa
- capa. Este fenómeno se ha explicado como influjo del sustrato celta. La sonorización no
se dio en todos los romances (por ejemplo, ni en italiano centro-meridional ni en rumano) y
la cronología es difícil de precisar, aunque la documentación fidedigna ahora existente fija
el fenómeno a partir del siglo V.
¿Qué produce la sonorización? Desde el punto de vista fisiológico, se debe a una
falta de sincronización entre la fonación (imprecisión) y los movimientos articulatorios
(disminución de la fuerza articulatoria). Hay tres tipos de sonorización, debidas a:
1. Una asimilación progresiva (la vibración no se detiene a tiempo y continúa en la
consonante sorda, como en factu - faxtu - faito).
2. Una asimilación regresiva (la vibración comienza antes de tiempo).
3. Una acción conjunta de las dos articulaciones sonoras -dos vocales o una vocal y
una líquida- que limitan con la consonante sorda.
A la sonorización se le llama también "lenición", ya que una consonante fortis
(sorda) pasa a ser lenis (sonora).
Otros fenómenos:
1. CONSONANTES INICIALES.
1.1. Simples.
La sonorización suele tener lugar en posición intervocálica. Por eso,
cuando nos encontramos ante /p-/ > /b-/ puede haberse producido por
influencia del árabe o por otras causas diversas: poculu - búcaro.
1.2. Grupos consonánticos.
/pl-/ > /l-/: pluvia - lluvia.
2. CONSONANTES INTERIORES
- /-pp-/ > /-p-/: cappa - capa.
- Favorece la vocalización de /-l-/: talpa - taupo - topo.
- /pj/ > /bj/, sin producirse la metásis típica de la yod cuarta: *sapiu - sabio.
- /pl, fl, k'l, g'l, 'l/ > /ĉ/: amplu - ancho.
- /mpt/ > /nt/: promptu - pronto.

R
En latín clásico teníamos una /r/ dentoalveolar líquida sonora, que se diferenciaba
de /l/ por ser vibrante -mientras que esta última era lateral-.
La yod cuarta dará origen a la metátesis /ry/ > /yr/: caldariu - caldairu - caldeiro -
caldero. Inflexiona todas las vocales:
- "o" breve: coriu - cuero.
- "e" breve: materia - maderia.
- "o" cerrada: aguriu - agüero.
- "e" cerrada: cereu - cirio.
- /a/: riparia - ribera.
En el paso al protorromance fenómenos merecen nuestra atención:
1. /rs/ > /s/: rursum - rusum.
2. Geminadas.
Tanto /rr/, como la simple /r/, son sonoras, por lo que solo se oponen por el
rasgo simple/geminada. Su distribución no es la misma:
I. /r/: posición inicial de palabra y posición intervocálica. Según el contorno
fonético, tiene dos variantes:
- [R]: posición inicial o tras consonante.
- [r]: posición intervocálica.
II. /rr/: solo en posición intervocálica.
Los fonemas geminados, al simplificarse, conservaron su característica de "fortis" y
confluyeron con las fuertes procedentes de /r/. Es decir:
a. [R]. Procedente de:
- /r/ en posición inicial o tras consonante.
- /rr/.
b [r]. Procedente de:
- /r/ en posición intervocálica.
La distinción /rr/ - /r/, sin modificar el lugar y modo de articulación, se interpretó
como cualitativa */r/ - /r/ en lugar de cuantitativa (geminada).
Por lo que en los inicios del castellano tenemos:
- /r/. Procedente de:
/-r-/ intervocálico.
- */r/. Procedente de:
/r-/ inicial.
/-rr-/ intervocálico.

OTROS FENÓMENOS:
1. Cons. + /r/:
a. /voc. + cons. sorda + r/
/r/ se comporta como una vocal, por ser un fonema líquido, de tal modo
que la sorda se sonoriza igual que si estuviera en posición intervocálica:
capra : cabra.
b. /voc. + cons. sonora + r/
La cons. sonora se conserva unas veces y se pierde otra: febre - fiebre;
pigritia - pereza.
2. /r/ + cons.:
a. Tiende a conservarse, excepto en:
- /rs/ > /s/: versura - vassura - basura.
- /-rk + e, i/ > /rts/ > /rq/ o /rs/: circiu - cierzo.
*A veces, >/ĉ/: marciditare > marchitar.
- /-rg + e, i/ por palatalización, sigue la misma evolución de /g + e, i/, pero,
al parecer, por las grafías antiguas la solución del español antiguo es /rdz/:
argilla - arzilla - arcilla.
3. /-r/.
a. Latina.
Mientras todas las consonantes finales tendieron a perderse, /-r/ pasa a
posición interior por metátesis: inter - entre, semper - siempre.
b. Romance.
Se conserva: mare - mar.
4. Grupos secundarios:
a. /r/ tiende a conservarse en todos los grupos secundarios con oclusivas:
laborare - labrar.
b. /m'n/ > /mbr/: hom(i)ne - hombre.
c. /m'r/ > /mbr/: hum(e)ru - hombro.
d. /n'r/ > /ndr/: ingen(e)rare - engendrar.
e. /r'l/, por fonosintaxis > /l/: servirle – serville.

S
En latín clásico partimos de una /s/ fricativa dentoalveolar sorda. La diferencia
con /f/ es que ésta es labial o labiodental.
/s/ se ve afectada por:
- yod cuarta: /ks/ > /š/ (> /x/, en posición intervocálica): taxu - tejo. Inflexionará:
* "o" abierta.
* "o" cerrada.
* "e" abierta: sex -seis.
* "a".
- yod cuarta de metátesis: /sy/ -/ys/: ceresia - cereza. Inflexiona todas las vocales.
En el protorromance latino se produce la siguiente evolución de grupos
consonánticos:
- /ps/ > /s/: ipse - isse.
- /rs/ > /s/: rursum - rusum.
- /ns/ > /s/: mensa - mesa.
En épocas del castellano alfonsí distinguía entre:
a. Sordos:
1. /s/ (s-, -ss-). Procedente de s-, postconsonántica, -rs-, -ss-, -ps-.
2. /š/ (-x-). Procedente de /-ks-, -ssj-/.
b. Sonoros:
1. /z/ (-s-). Procedente de -s- intervocálica y /-ns-/.
/s/ y /z/ tendrían la pronunciación más común al castellano: la apicoalveolar.
Veamos algunas oposiciones:
*oso (>auso) - ausso (>ursu).
*poso (>pauso) - posso (>pulsu).
A veces, las sibilantes aparecen en contornos donde etimológicamente esperaríamos
otra (Amado Alonso). Estos cambios se produjeron desde fines del XIV hasta principios del
XVII y se denominan equivalencias acústicas. Por ejemplo:
/š/ > /x/ en /šilgéro/ > /xilgéro/, "jilguero".
Ello ha provocado que haya multitud de dobletes: tisera-tijera, visitar-vigitar,
iglesia-eclegia... Por ello, Menéndez Pidal piensa que proceden de alguna región dialectal,
aunque Amado Alonso cree lo contrario, dad la abundancia de formas dobles entre
sibilantes. Con posterioridad, la lengua general rectificó todos menos "tijeras, herejía,
sanguijuela" y los topónimos.
Hay que observar:
a. En la mayoría de los trueques el cambio recae en la sorda.
b. Los cambios no se producen entre los pares que se oponen por el rasgo de
sonoridad.
En el reajuste de los siglos XVI-XVII se produce un fenómeno de enorme
relevancia: el ENSORDECIMIENTO DE LAS SIBILANTES.
1. Causas
– Lenta y segura extensión del primitivo sistema cantábrico, nacido bajo influjo
semejante al vasco, que no conocía las sibilantes sonoras.
– Escaso rendimiento de las oposiciones sorda/sonora: s/z, ts/dz, š/ž.
2. Dos procesos diferentes:

I. /s, z, ts, dz/.


1. /dz/ pierde la oclusión > /z/*
(tenían dos realizaciones africada -inicial y postconsonántica- y fricativa -intervocálica).
2. /ts/ pierde la oclusión, por analogía > /s/*
3. Estas nuevas consonantes eran predorsodentales y coexistieron con las
apicoalveolares /z/ y /s/.
.1. En castellano, las procedentes de /ts/ y /dz/ adelantaron su lugar de articulación
hasta > /q/, mientras que las antiguas apicoalveolares coincidieron en /s/:
/ts/, /dz/ > /s/*, /z/* > /q/
/s/, /z/ > /s/.
4.2. En andaluz fue diferente: /s/*-/s/ y /z/*-/z/ se confundieron antes de que llegara el
ensordecimiento, dando como resultado /s/* y /z/*, respectivamente. Cuando el
ensordecimiento llega al Sur, ambas coincidirán en /s/*. Así, en el siglo XVI:
– la igualación /ts/-/s/ se denominó CECEO.
– la igualación /dz/ - /z/ se denominó ZEZEO.
*Posteriormente, cuando las predorsoalveolares resultantes se igualan en /s/*, el proceso
se llamará también CECEO (hay que tener en cuenta que “seseo” se llama a la igualación en favor de la
ápicoalveolar, como en catalán).
Lo que hoy llamamos seseo y ceceo son dos variedades del antiguo ceceo:
- Ambos proceden de la igualación de [s]* y [z]* en /s/*. Pero este fonema tenía dos
realizaciones posibles:
1. Estridente (con predominancia de la constricción alveolar): SESEO
[s]*. Timbre seseante.
2. Mate (con predominancia de constricción dental): CECEO.
[q]*. Timbre ceceante. Ésta es diferente de la [q] castellana interdental: se
realiza por medio de una constricción entre el predorso de la lengua y la cara interior de los incisivos
superiores e inferiores. Hoy, el ceceo se juzga como rasgo vulgar, por lo que los hablantes cultos
sesean.
4.3. En Canarias y América llega el ceceo primitivo, y termina por consolidarse la
variante estridente (nuevo seseo). Casi el 40% de los pobladores que llegaron a América eran
andaluces. También hay focos de nuevo ceceo (alrededores de Bogotá, Panamá...), que bien pudo llegar
allí en el mismo germen peninsular, bien pude desarrollarse posteriormente allí, o presentar distintas
soluciones según la zona.

II. La velarización de /š/ y /ž/.


Las otras dos sibilantes confluyeron primero, a causa del ensordecimiento, en /š/. Esta
realización fricativa prepalatal estaba muy próxima a la alveolar de /s/, por lo que para evitar
confusiones retrocede su lugar de articulación. El gramático Jiménez Patón sañala ya en 1611 la
aparición de nuestro actual /x/.
Al velarizarse las fricativas /š/ y /ž/ y transfonologizarse en el nuevo fonema /x/, la realización
de [y] de “raya, ya, mayo” se queda aislada, fonologizándose en /y/, y cubriendo de este modo el vacío
de las sonoras en el orden palatal.
OTROS FENÓMENOS:
1. CONSONANTES INICIALES:
*Regla general: conservación.
Saltu – soto.
*Excepciones:
1. A veces, se palataliza en /š/, que a partir del Siglo de Oro pasa a
nuestro /x/ (grafías gj, gh): sapone – jabón; suco – jugo.
2. Por confusión, pasa a /ts/ y posteriormente a /q/ o /s/: soccu –
zueco.
3. Cuando /sp-, st-, sk-/ se añade /e-/, por la estructura silábica del
español: spatula – espada.
2. CONSONANTES INTERIORES:
2.1. Simple.
*Regla: /-s-/ > /-z-/ > /-s-/: casa - /káza/ - /kása/.
/-s-/ era sordo en latín. En la Romania occidental sonoriza con todas las
sordas intervocálicas (no así en la oriental). Por lo tanto, /-s-/ > /-z-/-, conservándose como
sonora hasta el el siglo XVII (su grafía era ”s”, como hoy). A partir de entonces, se
ensordeció.
2.2. Geminada.
*Regla: /-ss-/ > /-s-/: assare – asar.
*Excepción: /-ss-/ > /-š-/, por analogía con /s-/: bassu – bajo.
Según Menéndez Pidal, se produce por la equivalencia acústica de /s/ y /š/.
2.3. Grupos.
/-rs-/ > /-s-/: versura – vassura – basura.
/-ls-/ > [is] > [iš] > /š/ > /x/: pulsare – pujar.
*Excepción: falsu – falso.
/-ns-/ > /-z-/ > /-s-/: sensu - /sézo/ - /séso/.
/-ps-/ > /-s-/: ipse – esse – ese.
/-ks-/ > /š/ > /x/: dexar – dejar.
/-nks-/ > /nš/. A veces, se redujo a /s/: anxiosus – ansioso.
3. CONSONANTES FINALES:
*Regla: se conserva.
Deus – dios.
/-rs, -ns/ > /-s/: mense – mes.

T
En latín clásico existía /t/ oclusiva dentoalveolar, correlato sordo de /d/.
Hemos de tener en cuenta el influjo de la yod primera: /ty/ > /z/: lutea – loza, fortia
– fuerza.
Ya en la época imperial latina se produjo la palatalización de /ty/, desapareciendo,
por lo tanto, todo efecto de yod, y sin inflexionar, en consecuencia, la vocal. Por ello, se
podría decir que la yod priemra no existió.
En el protorromance hispánico se produce un fenómeno de enorme relevancia: la
SONORIZACIÓN de las oclusivas intervocálicas, que provocará que -t- pase a -d-: vita -
vida. Hay que tener en cuenta que las geminadas no se sonorizaron, sino que se
simplificaron generalmente: gutta - gota. Este fenómeno se ha explicado como influjo del
sustrato celta. La sonorización no se dio en todos los romances (por ejemplo, ni en italiano
centro-meridional ni en rumano) y la cronología es difícil de precisar, aunque la
documentación fidedigna ahora existente fija el fenómeno a partir del siglo V. *Para ver
más sobre sonorización, ir a letra *B.
En la misma época se da la tendencia asimilatoria de los grupos consonánticos:
/kt/ > /t/, /tt/: Ocatavus – Otaus.
/pt/ > /t/: septem – siete.
En los inicios del romance español encontramos:
1. /t/ oclusiva sorda, procedente de:
- /t/ inicial o postconsonántica.
- /-tt-/
- /-pt-/.
s
2. /t /*, procedente de:
- /k + e, i/ inicial o postconsonántica.
- /kk + e, i/.
- /ty, ky/ postconsonánticas.
En la época del castellano alfonsí la situación evoluciona hasta:
1. /t/ queda igual.
2. /ts/ (grafías “ç, c”), procedente de:
- /k + e, i/ inicial o postconsonántica.
- /kk + e, i/.
- /ty, ky/ postconsonánticas.
Finalmente, hemos de considerar que /-t/ latina tiende a perderse: aut – o. Sin
embargo, /-t/ romance suele evolucionar a -d: caritate - caridad. *Hay casos de /-d/ romance
conservada: mercede - merced.
Veamos, para finalizar, algunos casos llamativos de grupos secundarios con /d/:
- /-t'l-/ > /-ž-/ > /-x-/: vetulu – viejo.
- /-t'd-/ > /-bd-/ > /ud/: capitellu – cabdiello – caudillo.
- /-t'k-/ >/-d'z-, -d'g-/ >/-q/ o /-sg-/: portadicu – portadgo – portazgo.
- /-k't-/ > /q, s/: placitu – plazdo – plazo.

U
En latín clásico se distinguía entre /ū/ y /ŭ/. Según el lugar de articulación, era una
vocal posterior o velar; según el modo de articulación, era alta o de abertura mínima. La
cantidad distinguía palabras; por ejemplo: actŭs (nominativo) y actūs (genitivo) .
Había un diptongo con /u/: /au/.
En latín vulgar, la oposición cuantitativa era concomitante con el rasgo de abertura
(timbre), por lo que la /ū/era también cerrada, y la /ŭ/era también abierta.
La transformación de la correlación de cantidad en correlación de timbre puede ser
explicada desde el punto de vista estructural y desde el punto de vista fonético:
1. Desde el punto de vista estructural, hay dos caminos:
a. Para unos (Nóvak, Haudricourt y Juilland), el origen de este cambio reside
en la aparición de "e" larga abierta -procedente de "ae"- dentro del sistema vocálico.
b. Para otros (Weinrich) esto parece exagerado, e intentan la explicación
basándose en las diferentes combinaciones de cantidades vocálicas y consonánticas.
2. Desde el punto de vista fonético, destaca el trabajo de Straka (1959), que deduce
tres leyes, de las cuales se refieren a /u/:
- Primera Ley: en las lenguas donde el timbre no es funcional (checo,
eslovaco, serbocroata), las vocales largas son siempre más cerradas y las vocales breves
sion siempre más abiertas.
- Segunda Ley: en las lenguas donde el timbre sí es funcional (francés), las
vocales pequeñas y medianas se cierran cuando operan sobre ellas el alargamiento, mientras
que las abiertas se abren más cuando se alargan.
Hemos de tener en cuenta que en el sistema vocálico latino el timbre no era
funcional; por lo tanto, estábamos ante un sistema similar al del checo moderno, por lo que
tuvo que sufrir las mismas modificaciones, es decir, las vocales largas serian cada vez más
cerradas, y las breves, más abiertas. Habría una época donde timbre y duración irían unidos,
pero finalmente terminó por imponerse la oposición por timbre. Ello derivó en que:
a. /ŭ/confluyó con /ō/en /o/.
b. /ū/ se mantuvo como /u/.
c. Hay que tener en cuenta la aparición del diptongo /ue/ procedente de /o/ abierta.
*Véase el fenómeno de la YOD. Tema 3 (págs. 67-76).
El wau puede ocupar el margen silábico prenuclear (aqua) o postnuclear (auro). Su
influjo es menor que el de la yod. Procede de:
a) Existente en latín: tauro – toro.
b) Vocalización de una cons. Postnuclear: alteru – autro – otro.
c) Metátesis: vidua – viuda.
d) Diptongación románica: cereola – ceruela – ciruela.
Los dos primeros casos pueden explicarse por la tendencia a confluir en una
abertura media las aberturas extremas de /a/ y /u/ (igual que /ai/ > /e/).
Este wau también cierra la vocal: aequalem – igual.
1. VOCALISMO TÓNICO.
a. /ū/ > "u" cerrada > /u/: mutu – mudo.
b. /ō, ŭ/ > "o" cerrada > /o/: lupu – lobo.
*Sufre la inflexión de:
- A veces, yod 2ª ny, gn: cunea - cuña.
- A veces, yod 3ª gy, dy: fugio – huyo.
- Yod 4ª: lucta – lucha.
2. VOCALISMO ÁTONO.
- Inicial con otras consonantes:
a. /ū/ > /u/: curare – curar.
b. /au, ō, ŏ, ŭ/ > /o/: superbia – soberbia; pausare – posar.
* Por influencia de una yod, puede evolucionar hasta /u/: cognatu –
cuñado.
* Por la inestabilidad de la vocal átona: jocare – jugar.
* Por influencias asimilatorias/disimilatorias, /o/ > /a/, /e/: novacula
– navaja, rotondu – redondo.
- Interior protónica /postónica: tienden a perderse: consutura – costura.
* Excepciones: maturare – madurar.
- Final:
- /ō, ŏ, ŭ, ū/ > /o/: servum – siervo; sensu – seso.
3. SECUENCIAS VOCÁLICAS:
a. -oi- se confunde con -ue-: Doriu - Doiro - Duero.

V
Ver letra *B.

Y
Ver letra *J
Z
Ver letras *C, *S.

CONCEPTOS
SONORIZACIÓN. Hipótesis.
SUSTRATO CELTA
YOD
WAU
SUSTRATO VASCO
PAATALIZACIÓN. Hipótesis.
ENSORDECIMIENTO DE LAS SIBILANTES
TEORÍAS SOBRE LA DIPTONGACIÓN. CRONOLOGÍA. 92
EL PROBLEMA DE LAS PALATALES. 151

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