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La prehistoria (del latín præ: ‘antes de, y del griego ιστορία: ‘historia’) es, según la

definición clásica, el período de tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros


homínidos, antecesores del Homo sapiens sapiens, hasta la invención de la escritura,
hace más de 5000 años (aproximadamente en el año 3300 a. C.). Pero según otros
autores se terminaría con la aparición de las sociedades complejas que dieron lugar
a las primeras civilizaciones y Estados

El Paleolítico (παλαιός, palaiós=antiguo, y λίθος, lithos=piedra) significa etimológicamente Edad de


piedra antigua, término creado por el arqueólogo John Lubbock en 1865 en contraposición al de Neolítico
(Edad moderna de la piedra). Es el período más largo de la historia del ser humano (de hecho abarca un
99% de la misma) y se extiende desde hace unos 2,85 millones de años (en África) hasta hace unos
1

10.000 años. Constituye, junto con el Mesolítico/Epipaleolítico y el Neolítico, la llamada Edad de


Piedra, denominada así porque la elaboración de utensilios líticos ha servido a los arqueólogos para
caracterizarla (en oposición a la posterior Edad de los Metales).

Tradicionalmente el Paleolítico se ha dividido en tres períodos:

 Paleolítico Inferior, hasta hace 127.000 años y abarcando los Pleistocenos Inferior y Medio;
 Paleolítico Medio, hasta los 40.000-30.000 años antes del presente, lo que supone casi todo el
Pleistoceno Superior;
 Paleolítico Superior, hasta alrededor del 10.000 a. C.2

El Neolítico (Edad de piedra reciente) —por contraposición al Paleolítico (Edad


de piedra antigua)-es uno de los periodos en que se considera dividida la Edad
de Piedra. El término fue acuñado por John Lubbock en su obra de 1865 que lleva
por título Prehistoric Times.

Proviene del griego νέος, néos: ‘nuevo’; λίθος, líthos: ‘piedra’. Inicialmente se
le dio este nombre en razón de los hallazgos de herramientas de piedra
pulimentada que parecían acompañar al desarrollo y expansión de la agricultura.
Hoy en día se define el Neolítico precisamente en razón del conocimiento y uso
de la agricultura o de la ganadería. Normalmente, pero no necesariamente, va
acompañado por el trabajo de la alfarería.
La Edad de los Metales es una de las dos grandes etapas
tecnológicas en las que tradicionalmente se ha subdividido
la Prehistoria euroasiática. Por definición, es el período
que siguió a la Edad de Piedra y durante el cual el hombre
empezó a fabricar objetos de metal1 fundido. La existencia
de procesos metalúrgicos es indispensable para establecer
la adscripción de una cultura arqueológica a esta etapa, ya
que los metales nativos eran trabajados por martilleado
desde las fases iniciales del Neolítico.2 Siguiendo este
criterio, la Edad de los Metales comenzaría con las
primeras evidencias de fundición del cobre, que son del VI
milenio a. C

Descripción La tumba de la necrópolis de Varna (Bulgaria),


que data de 4600 aC con la joyería de oro más
antiguo del mundo
Fecha 21 de julio de 2007
Fuente Travail personnel au musée archéologique de
Varna - Bulgarie
Autor Yelkrokoyade
La historia de Andalucía, como región primero castellana y luego española, comenzó en el
siglo XIII, con la reconquista de los reinos de Cordoba, Sevilla y Jaén, continuado con la toma
del reino de Granada en el siglo XV, y culminado en lo sustancial con la división territorial de
España de 1833 y la constitución de Andalucía como comunidad autónoma de España, tras el
referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía de 1980. No obstante es
relevante exponer la historia anterior del territorio actualmente integrado en dicha región.

La posición geoestratégica de Andalucía en el extremo sur de Europa, entre ésta y África, entre
el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, así como sus riquezas minerales y agrícolas y su
gran extensión superficial de 87.268 km² (mayor que muchos de los países europeos), forman
una conjunción de factores que hicieron de Andalucía un foco de atracción de otras
civilizaciones ya desde el inicio de la Edad de los Metales.

Descripción Digitally enhanced photograph of a wall tiling at the Alhambra, in


Granada, Spain, illustrating wallpaper group "p3"
Fecha 1 de abril de 2007
Fuente Trabajo propio
Autor Dmharvey
Historia de Andalucía
Jinete, relieves íberos de Osuna, en el Museo Arqueológico
Nacional de España.

La historia de Andalucía, como región primero castellana y


luego española, comenzó en el siglo XIII, con la
reconquista de los reinos de Cordoba, Sevilla y Jaén,
continuado con la toma del reino de Granada en el siglo XV,
y culminado en lo sustancial con la división territorial de
España de 1833 y la constitución de Andalucía como
comunidad autónoma de España, tras el referéndum sobre la
iniciativa del proceso autonómico de Andalucía de 1980. No
obstante es relevante exponer la historia del territorio
actualmente integrado en dicha región.

La Edad Antigua es la epoca histórica que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones o
civilizaciones antiguas.

El concepto más tradicional de historia antigua presta atención al descubrimiento de la escritura, que convencionalmente la
historiografía ha considerado el hito que permite marcar el final de la Prehistoria y el comienzo de la Historia, dada la primacía
que otorga a las fuentes escritas frente a la cultura material, que estudia con su propio método la arqueología. Otras orientaciones
procuran atender al sistema social o el nivel técnico. Recientemente, los estudios de genética de poblaciones basados en distintas
técnicas de análisis comparativo de ADN y los estudios de antropología lingüística están llegando a reconstruir de un modo cada
vez más preciso las migraciones antiguas y su herencia en las poblaciones actuales

La historia de la antigua Roma va de 750


aC, cuando tuvo su origen, al siglo V,
cuando desaparece el Imperio Romano
Occidental. Es decir, dura 1.200 años. No
obstante, el período de máximo esplendor,
aquel en el que se dieron sus mayores
realizaciones va del siglo I aC al siglo III.

Cuando, en el año 476, es derrocado el


último emperador romano, la parte
oriental del Imperio, con capital en
Constantinopla (hoy Estambul), continuó
existiendo hasta el año 1453. Así,
realmente la historia de la Roma clásica
duró, en alguna de sus manifestaciones,
desde 750 aC hasta 1453 ¡más de 2.200
años!

En la antigua Roma la clase social de los patricios (en


latín "patricii") estaba compuesta por descendientes de las
treinta curias primitivas. El nombre viene de pater
(padre), en referencia a que son descendientes de los
primeros padres de Roma. Constituían la clase
aristocrática, una nobleza de raza. Eran considerados
superiores al resto de los habitantes: gozaban de todos los
derechos, poseían tierras y eran los llamados a formar
parte del ejército romano, la legión. Sólo ellos
participaban del gobierno.

Los Plebeyos:

Así se denominó en la Roma primitiva a todos aquellos que


estaban por fuera del grupo de los Patricios. Originalmente
carecían de derechos, pero a través de siglos de luchas
sociales se les fueron reconociendo derechos similares a
los de los Patricios. Entre ellos el de ser Ciudadanos
Romanos, a elegir representantes y a tener sus propias
instituciones políticas.

Entre los plebeyos había grandes diferencias económicas,


por lo que dentro de los denominados Plebeyos se pueden
distinguir los siguientes grupos: nobles, caballeros y
clientes.

Lo que se inició a finales del siglo III a. C. como una invasión estratégica para cortar las líneas de abastecimiento cartaginesas
que sostenían la invasión de la Península Itálica por Aníbal durante la Segunda Guerra Púnica, pronto pasó a ser una
invasión de conquista que en unos doce años había expulsado por completo a las fuerzas cartaginesas de la Península. Sin
embargo, Roma aún tardaría casi dos siglos en dominar la totalidad de la Península Ibérica, debido principalmente a la fuerte
resistencia que los pueblos del interior (celtíberos, lusitanos, astures, cántabros, etc.) ofrecieron a los invasores. Dos siglos
de guerras intermitentes aunque extremadamente violentas y crueles, tras los cuales las culturas prerromanas de Hispania
fueron casi por completo exterminadas. La dominación romana perduraría hasta la entrada en Hispania de las primeras
tribus bárbaras, ya en el siglo V, formando durante los siete siglos de influencia romana una población homogénea en
Hispania conocida como «hispano-romana».

La influencia romana en la Península Ibérica

Puente romano de Córdoba, ejemplo de la durabilidad de las obras civiles romanas.


Artículo principal: Romanización de Hispania.
Al tiempo que Roma establecía su dominio sobre la Península Ibérica, también importaba a la misma su particular forma de
entender la vida: su economía, su legislación, las infraestructuras que les permitieron crear y conservar un imperio y las
manifestaciones artísticas de todo tipo. De todo ello se conserva hoy un importante legado no sólo arqueológico, sino
también cultural, que aún hoy permanece en las lenguas romances habladas en España y Portugal, descendientes directas
del latín.

INTRODUCCIÓN
La actual Andalucía fue una de las zonas del Imperio Romano, incorporadas
al mismo tras un largo período de conquistas, más intensamente romanizada.
En plena época republicana (197 a. C.), Hispania queda dividida en dos
provincias, la Citerior y la Ulterior, división que fue modificada por Augusto el 27 a. C.
en Tarraconense, Lusitania y Bética. La Bética no coincide exactamente en sus límites
con Andalucía, como veremos más abajo.
Augusto se reserva para su gobierno personal dos de las provincias: la
Lusitania y la Tarraconense, que englobaba parte de la actual Andalucía, en concreto
la zona de Sierra Morena y el sudeste de la región. La Bética quedó bajo la influencia
y el control directo del Senado, que encargaba a un procónsul el gobierno de la
provincia. La capital será Corduba. Esta división durará hasta Diocleciano (fines del

siglo III d.C.), quien llevó a cabo una nueva división de Hispania.

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