LA PREOCUPACIÓN PASTORAL
DE JUAN un reloj caro del padre.
TEXTO 1 Juan 5:13-21
Introducción
Más que una carta doctrinal, 1 Juan es una
carta pastoral. Juan escribe esta carta a un
grupo de creyentes siendo zarandeados (…)
tentados a abandonar la verdadera fe
cristiana.
Al concluir la carta Juan resume algunas de
sus preocupaciones pastorales.
1. La Seguridad de la Salvación (v.13, 20).
Juan escribió su evangelio con una
preocupación evangelística – con el fin de
animar a las personas a creer en Cristo (Juan
20:31). Esta carta tiene un propósito pastoral
– escribe a personas que ya eran creyentes
(v.13a), para que estén SEGUROS de su
salvación.
La salvación consiste en tener “vida eterna”; y
esa vida está en Jesucristo – el “Hijo de Dios”.
Notemos como Juan escribe esta frase
CUATRO veces en los v.13 y 20.
Dios el Hijo se encarnó (“ha venido”, v.20a)
para que conozcamos al Dios Trino: “para
conocer al que es verdadero” (v.20b). ¡Qué
privilegio!
REFLEXIÓN: ¿Estamos seguros de tener la
vida eterna?
¿Estamos seguros de conocer al Dios Trino?
2. La Vida de Oración (v.14-15).
La Persona de Cristo es de vital importancia
porque es por medio de Él (Dios el Hijo) que
podemos acercarnos a Dios el Padre.
Lo hacemos por varias razones; una de ellas
es para pedir cosas de Él. ¡Otro gran
privilegio!
Pero, hay un requisito fundamental – cuando
oramos, debemos pedir “conforme a Su
voluntad” (v.14). Si pedimos por algo que no
es Su voluntad darnos, Él no nos lo dará.
ILUSTRACIÓN: Un hijo de cinco años pidiendo
Pedir algo “conforme a Su voluntad” abarca
dos cosas:
i. Lo que pedimos, en sí. ‘¿Qué es lo que
queremos?’
ii. El propósito del pedido. ‘¿Por qué lo
queremos?’
¿Cómo podemos estar seguros de pedir algo
“conforme a Su voluntad”?
- Conociendo bien la Palabra de Dios
(Juan 15:7).
- Disfrutando una comunión íntima con el
Señor Jesús (Juan 15:7).
Cuando hacemos eso, entonces tendremos las
respuestas a nuestras peticiones (v.15).
¡Qué tremendo privilegio!
3. El Cuidado de Nuestros Hermanos en la
Fe (v.16-17).
La Biblia empieza con un hermano matando a
otro (Gén 4).
Termina con una exhortación de cuidar a
nuestro hermano – cuidarlo espiritualmente
(del pecado).
Juan habla de dos tipos de pecados: “pecado
que no sea de muerte” (v.16a), “pecado de
muerte” (v.16b).
La Iglesia Católica hace una distinción entre
‘pecados veniales’ (chismes, mentiras blancas,
etc.) y ‘pecados mortales’ (homicidio, violación
sexual, etc.).
¡La Biblia no hace tal distinción!
La diferencia entre “pecado no de muerte” y
“pecado de muerte” tiene que ver con el
arrepentimiento. Mientras no haya
arrepentimiento, es un pecado “de muerte”.
Juan anima a los hermanos a pedir a Dios que
perdone al que ve cometer “pecado que no
sea de muerte”. ¿Por qué lo dice?
¡Porque no quiere que andemos criticando a
otros por sus faltas, sino rogando a Dios que
le perdone!
“Si ves a tu hermano pecar (y sabes que se ha Conclusión:
arrepentido de ello), no le critiques; pide a
Dios que le perdone”. ¿Cómo anda nuestra vida espiritual?

Claro, si la persona no reconoce su pecado, y ¿Estamos en la verdadera fe?

no se arrepiente de ello, entonces no podemos
pedir a Dios que le perdone. Lo que debemos ¿Nos estamos manteniendo en la verdadera
hacer es orar que Dios le convence de pecado, fe?
para que se arrepienta de ello.
La recompensa es – LA VIDA ETERNA.
¡Qué tremenda responsabilidad!

4. La Protección de Satanás (v.18-19).

El ‘mundo’ es un lugar peligroso (v.19), por la

presencia de Satanás.

¡Vemos evidencia de ello por todas partes!

Violencia, asaltos, corrupción, injusticia, etc.

Como creyentes estamos expuestos a muchas

tentaciones.

PERO, la marca de un hijo de Dios es que “no

practica el pecado” (v.18).

¿Por qué no?

i. Porque Cristo nos guarda (v.18).

ii. Porque el Espíritu Santo nos guarda (1

Juan 3:9).

iii. Porque nuestros hermanos nos guardan

(v.16).

¡Qué privilegio! Así vivimos protegidos del

maligno.

5. El Peligro de la Idolatría (v.21).

Juan termina la carta con gran cariño y

ternura pastoral. Se dirige a las personas a
quienes escribe como “Hijitos”.

El peligro latente en este mundo es desviar la

mirada de Cristo; hacer eso es idolatría.

Esa ‘desviada’ de la mirada viene en muchas

formas – mayormente ‘carnales’; algunas
mentales.

Es nuestra responsabilidad guardar nuestros

corazones del ‘mundo’ (1 Juan 2:15-17).