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Sin embargo, más propio de los jesuitas era otro tipo de "conversa-
ción", mejor caracterizada como su práctica de "ir a pescar", general-
mente de dos en dos. Nadal usaba esta expresión en sus exhortacio-
nes y Polanco en sus cartas circulares a la Compañía. Todos los
jesuitas entendían lo que significaba en su contexto esta alusión a los
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discípulos de Jesús convertidos en "pescadores de hombres" . Era la
práctica de salir a la plaza pública, a las cárceles, a los barcos del mue-
lle, y a otros lugares, no a predicar a un grupo, sino a contactar con la
gente.
En teoría, el fin de la salida a pescar era simplemente iniciar una
conversación devota y exhortar al interlocutor a "una vida espiritual y
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cristiana" . Pero de hecho el fin era generalmente muy concreto: en-
caminar a esa persona a un sermón o a la confesión. Al menos un je-
suíta, además del sacristán, permanecía a la entrada de la iglesia pa-
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ra continuar la conversación mientras llegaba la g e n t e . Se trataba en
estos casos de una conversación devota.
El tiempo preferido para ir de pesca era la tarde de los domingos y
días de fiesta cuando los jesuitas, sacerdotes, escolares o hermanos
coadjutores, podían tener tiempo libre, y cuando presumiblemente se
podía encontrar un mayor número de gente en las calles y en lugares
públicos. Aunque los jesuitas pescaban a cualquiera, parece que echa-
ban sus redes con más frecuencia a personas de las clases sociales
más bajas: obreros, marineros y "gente rústica", que quizá se despla-
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zaban a la ciudad en su día libre .
Ellos seguían atentamente sus logros. En su carta circular a toda la
Compañía, el 20 de julio de 1559, Polanco contaba, como testigo ocu-
lar, cómo en un período de cinco días los jesuitas escolares del Cole-
gio Romano llevaron a confesarse a la iglesia unas cuatrocientas per-
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s o n a s . Tales éxitos, tan espectaculares, eran excepcionales, pero
los jesuitas quedaban suficientemente animados por las posibilidades
de este ministerio para alistar a otros a seguir su ejemplo.
Nadal fomentó la idea, mientras aconsejaba a hombres y mujeres
que no fueran a pescar juntos, salvo que estuvieran casados y, en
general, que restringieran esta práctica al círculo de sus familiares,
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amigos y s i r v i e n t e s . En Módena, sin embargo, el año 1553, ani-
madas por los jesuitas, unas "matronas" fueron a pescar tanto a
hombres como a mujeres para llevarlos a los sermones, a la confe-
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sión y a la c o m u n i ó n . En Padua en 1556 tres o cuatro mujeres, por
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MNadal, 1 : 9 2 , 1 2 1 , 1 2 3 , 4 9 6 ; 4:496; P Co., 1:209-212,263-264; MPaed., 3:115.
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M. Nadal, 1 : 1 2 1 .
150
M Nadal, 1:123.
151
PCo., 1 : 2 0 9 - 2 1 1 .
152
P Co., 1 : 209-210.
153
M Nadal, 5 : 8 3 6 .
154
Chron., 3: 149.
146 LOS PRIMEROS JESUÍTAS
155
Chron., 6: 233.
156
Chron., 5 : 9 5 , 1 1 0 - 1 1 1 .
157
Chron., 6 : 1 6 7 - 1 6 8 .
158
Const, 637; M Nadal, 5: 666; MI Epp., 6 : 1 3 1 - 1 3 2 ; 7: 284-285; Chron., 1: 236.
159
M Nadal, 5:665-666. Ver también Ibid, 5 : 8 4 1 , y Nadal, Scholía, 188-189.
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Cfr. Mark U. Edwards, Jr., "Catholic Controversial Literature, 1518-1555: Some
Statistics", Archive for Reformation History, 79 (1988), 189-205.