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MINISTERIOS DE LA PALABRA DE DIOS 145

Sin embargo, más propio de los jesuitas era otro tipo de "conversa-
ción", mejor caracterizada como su práctica de "ir a pescar", general-
mente de dos en dos. Nadal usaba esta expresión en sus exhortacio-
nes y Polanco en sus cartas circulares a la Compañía. Todos los
jesuitas entendían lo que significaba en su contexto esta alusión a los
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discípulos de Jesús convertidos en "pescadores de hombres" . Era la
práctica de salir a la plaza pública, a las cárceles, a los barcos del mue-
lle, y a otros lugares, no a predicar a un grupo, sino a contactar con la
gente.
En teoría, el fin de la salida a pescar era simplemente iniciar una
conversación devota y exhortar al interlocutor a "una vida espiritual y
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cristiana" . Pero de hecho el fin era generalmente muy concreto: en-
caminar a esa persona a un sermón o a la confesión. Al menos un je-
suíta, además del sacristán, permanecía a la entrada de la iglesia pa-
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ra continuar la conversación mientras llegaba la g e n t e . Se trataba en
estos casos de una conversación devota.
El tiempo preferido para ir de pesca era la tarde de los domingos y
días de fiesta cuando los jesuitas, sacerdotes, escolares o hermanos
coadjutores, podían tener tiempo libre, y cuando presumiblemente se
podía encontrar un mayor número de gente en las calles y en lugares
públicos. Aunque los jesuitas pescaban a cualquiera, parece que echa-
ban sus redes con más frecuencia a personas de las clases sociales
más bajas: obreros, marineros y "gente rústica", que quizá se despla-
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zaban a la ciudad en su día libre .
Ellos seguían atentamente sus logros. En su carta circular a toda la
Compañía, el 20 de julio de 1559, Polanco contaba, como testigo ocu-
lar, cómo en un período de cinco días los jesuitas escolares del Cole-
gio Romano llevaron a confesarse a la iglesia unas cuatrocientas per-
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s o n a s . Tales éxitos, tan espectaculares, eran excepcionales, pero
los jesuitas quedaban suficientemente animados por las posibilidades
de este ministerio para alistar a otros a seguir su ejemplo.
Nadal fomentó la idea, mientras aconsejaba a hombres y mujeres
que no fueran a pescar juntos, salvo que estuvieran casados y, en
general, que restringieran esta práctica al círculo de sus familiares,
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amigos y s i r v i e n t e s . En Módena, sin embargo, el año 1553, ani-
madas por los jesuitas, unas "matronas" fueron a pescar tanto a
hombres como a mujeres para llevarlos a los sermones, a la confe-
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sión y a la c o m u n i ó n . En Padua en 1556 tres o cuatro mujeres, por

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MNadal, 1 : 9 2 , 1 2 1 , 1 2 3 , 4 9 6 ; 4:496; P Co., 1:209-212,263-264; MPaed., 3:115.
149
M. Nadal, 1 : 1 2 1 .
150
M Nadal, 1:123.
151
PCo., 1 : 2 0 9 - 2 1 1 .
152
P Co., 1 : 209-210.
153
M Nadal, 5 : 8 3 6 .
154
Chron., 3: 149.
146 LOS PRIMEROS JESUÍTAS

consejo de los jesuitas, iban en busca de prostitutas para exhortarlas


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a la confesión y a darles alimento, si lo n e c e s i t a b a n .
Los jesuitas a veces convertían las expediciones de pesca en ata-
ques al vicio, especialmente al juego y las cartas. El problema moral no
era el juego, sino el hecho de que los trabajadores, en unas pocas horas
del domingo, perdían sus salarios de toda la semana. Los jesuitas po-
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dían abordarlos mientras jugaban para persuadirles a dejar el vicio . Po-
lanco refiere un caso en el que escolares jesuitas reprendieron a timado-
res del juego de naipes, y luego "con la espada de la Palabra de Dios"
lograron interrumpir el juego. Consiguieron que algunos de los jugadores
de naipes fueran a confesarse y luego al catecismo. Otros, según se
cree, dejaron el vicio. El resto, según cuentan, simplemente huían cada
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vez que veían a los escolares aparecer por su calle .
De todos modos, siempre que Nadal explicaba a sus compañeros
jesuitas el significado de "cualquier otro ministerio" de la Fórmula, ha-
blaba principalmente de "conversaciones devotas" en sus muchas y
variadas formas, incluyendo la practicada en el sacramento de la con-
fesión y en "ayudar a los moribundos". En el segundo?,Diálogo, 1562-
63, añadió unas cuantas maneras más al "cualquier otro". Creía, sin
saber muy bien por qué, que entre los principales ministerios de la Pa-
labra de Dios, estaba el buen ejemplo de los jesuitas, porque, por lo
general, el ejemplo vale más que las palabras. La idea de que el buen
ejemplo de vida era el mejor sermón era un dicho trillado entre cristia-
nos, pero recibió un nuevo vigor al ser adoptado por humanistas como
Erasmo. Los jesuitas lo tomaron de ellos y de otras muchas fuentes,
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en que se encontraba. Era uno de sus temas favoritos .
Nadal también afirmó en este Diálogo que los colegios de los jesui-
tas eran una forma del ministerio de la Palabra. Así les hizo un sitio en
la Fórmula, pero sin llegar a especificar esa idea, fuera de que la razón
general de su fundación fue promover la pietas. Sin otro explicación,
mencionó también la publicación de libros, ya para refutar a los herejes,
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ya simplemente para "ayudar a las ánimas" .
Dada la inmensa cantidad de publicaciones de los jesuitas a través de
los siglos y el cúmulo de lo que finalmente se publicó, aun por miembros
de la primera generación, la lentitud con que captaron la utilidad de la im-
prenta para sus fines no deja de ser una sorpresa, aunque ya nos hemos
llegado a acostumbrar a la idea de que los protestantes explotaron la im-
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prenta con más imaginación y vigor que sus antagonistas católicos . De
hecho, en los primeros años de la Compañía, al menos algunos jesuítas

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Chron., 6: 233.
156
Chron., 5 : 9 5 , 1 1 0 - 1 1 1 .
157
Chron., 6 : 1 6 7 - 1 6 8 .
158
Const, 637; M Nadal, 5: 666; MI Epp., 6 : 1 3 1 - 1 3 2 ; 7: 284-285; Chron., 1: 236.
159
M Nadal, 5:665-666. Ver también Ibid, 5 : 8 4 1 , y Nadal, Scholía, 188-189.
1 6 0
Cfr. Mark U. Edwards, Jr., "Catholic Controversial Literature, 1518-1555: Some
Statistics", Archive for Reformation History, 79 (1988), 189-205.

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