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SER MÁS QUE UNO

Johannes Neurath

1. LA MELANCOLÍA COLONIALISTA
Trabajo en un museo de antropología donde se exponen todo tipo de
objetos pertenecientes a los pueblos indígenas de México; ahí me he
dado cuenta de que, más que brindar información etnográfica, mi tarea
es desmontar ideas preconcebidas y estereotipadas, a veces simplemen-
te falsas o anticuadas, e incluso racistas. A muchos visitantes del mu-
seo, nacionales y extranjeros, les preocupa sobremanera saber si “aún”
existen auténticos indígenas, y me preguntan si “todavía” practican
sus religiones y rituales, si conservan alguna identidad propia o ya se
asimilaron totalmente. Casi nadie espera enterarse de que numerosos
pueblos no solamente siguen existiendo, sino que transmiten sus tradi-
ciones exitosamente, cada vez celebran sus fiestas con más esplendor
y que sus sistemas autónomos de gobierno siguen funcionando.
He tenido el privilegio de trabajar con una comunidad wixárika
(huichola) de la Sierra Norte de Jalisco desde la década de 1990, y he
podido observar que su situación económica y su nivel educativo han
mejorado, al mismo tiempo que la participación en la vida comunitaria
se ha intensificado considerablemente. El desarrollo no ha significado
una pérdida de tradiciones. Cuando ofrezco este tipo de información,
durante una visita guiada en el museo, por ejemplo, no es raro notar
cierta decepción en el público. Parece que se visita un museo de etno-
grafía en busca de esa extraña sensación que, siguiendo a Renato Ro-
saldo, se ha llamado “nostalgia imperialista”: sentirse seguro por ser

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Tapicería huichola, anónima

parte de la oleada expansiva de la moderni- diciones, pues su interés por el otro es enor-
dad que, supuestamente, arrasa todo lo hete- me. Una situación muy común que raras ve-
rogéneo, y al mismo tiempo complacerse por ces se analiza en los estudios etnográficos es
la fortuna de conocer un poco de lo que se con- que, en vez de entrevistar a los nativos, el an-
sidera a punto de desaparecer. La etnografía tropólogo es interrogado por sus informan-
es popular porque forma parte del culto mo- tes. La apertura hacia el otro se manifiesta en
derno a las ruinas analizado por Alois Riegl, muchos aspectos de su vida cotidiana y ri-
Walter Benjamin y otros autores, lo cual puede tual. En las fiestas indígenas se observan per-
ayudarnos a entender por qué el Museo Nacio- sonajes con máscaras de animales peligrosos,
nal de Antropología no es visto como un recin- diablos, hombres blancos, mestizos y negros.
to para aprender que un pueblo como el hui- Aunque suelen presentarse como folclor, es
chol funciona perfectamente bien en el mundo más adecuado pensar que los indígenas crean
moderno, complejo y globalizado. estos dispositivos performáticos de música,
Muchas veces los “occidentales” proyecta- danza y artes visuales para ponerse en con-
mos nuestras propias ansiedades sobre pue- tacto con diferentes categorías de seres ex-
blos que consideramos pequeños, atrasados traños y extranjeros. Todo esto se hace por
e indefensos, cuando somos nosotros quienes curiosidad, pero también con fines prácticos.
tenemos más problemas con la moderniza- En los ámbitos de la otredad se originan la
ción. También nos es difícil aceptar que no vida y la muerte, la suerte y la desgracia. Sin
somos los únicos que practicamos la antro- duda es interesante establecer relaciones con
pología y nos interesamos por el “otro”. En el animales del monte y seres del inframundo,
trabajo de campo se observa fácilmente que aunque siempre implica un riesgo. Muchas
las comunidades indígenas de México no son veces la gente prefiere no saber de estas co-
cerradas, ensimismadas ni aferradas a sus tra- sas, pero es inevitable tener contacto con la

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otredad, así que son los especialistas rituales gados del centro ceremonial es representar y
o chamanes a quienes se deja la tarea de ma- convertirse en este mismo grupo de dioses.
nejar estas relaciones. Este grupo de dioses ancestrales se mani-
fiesta en lugares sagrados como ojos de agua,
2. ALTERIDAD, IDENTIFICACIÓN lagunas, montañas, peñascos, piedras y plan-
Y ANTAGONISMO tas que conforman el paisaje ritual de un com-
El contacto con los seres de la otredad puede plejo sistema de identidades y oposiciones que
explicarse gracias a la ontología que Eduardo conecta el espacio y el tiempo, los ancestros
Viveiros de Castro propone llamar multina- deificados y las autoridades de la comunidad,
turalismo. Los seres existentes del mundo son los cazadores y las presas, los centros cere-
todos humanos en su interioridad. La exte- moniales, las rutas de viaje y numerosos pun-
rioridad, la piel y la ropa, es donde se da y don- tos del territorio. En sueños y visiones de pe-
de se presenta la diversidad: hay etnias, espe- yote es relativamente fácil percibir a todos
cies y categorías de seres muy diversas, que estos seres y lugares como personas huma-
invariablemente se definen por su forma de nas, pero normalmente se requiere el “don de
vestir o peinar, por las manchas característi- ver”, nierika, para descubrir la humanidad de los
cas de su pelaje, etcétera; pero en el interior de animales y elementos de la naturaleza, así
cada uno de estos seres se encuentra un alma como la organización que revela la forma in-
humana. Todas las especies y las etnias son hu- terna del mundo.
manas y no hay más que una cultura. En la on- A través del nierika se busca una relación
tología multinaturalista la transformación se de identificación con los ancestros, pero esto
entiende, entonces, como un cambio de ropa no significa que las relaciones con ellos siem-
o de piel, y esto explica que el ritual de trans- pre sean armónicas. Tener contacto con los
formación no plantea una dificultad tan gran- dioses o acercarse a los lugares sagrados es
de como se podría pensar. peligroso, pues muchos dioses son depredado-
Entre los wixárika, la humanidad compar- res que, a pesar del parentesco, ven a los huma-
tida del multinaturalismo se manifiesta, en- nos como animales de presa y no dudan en
tre otras cosas, en términos de parentesco atacarlos. Los dioses son ancestros al mismo
que se usan para referirse a deidades ances- tiempo que adversarios o, incluso, enemigos.
trales que son también animales o elementos Hay entonces una relación ambigua que po-
de la naturaleza. Tatewari, “nuestro abuelo”, demos llamar “identificación antagonista”.
es el fuego; Tayau, “nuestro padre”, es el Sol; Entre los pueblos amerindios es frecuente
Tatéi, “nuestra madre”, puede ser la lluvia, el que las categorías “ancestro” y “enemigo” no
maíz, el mar, el cielo; Tamatsi, “nuestro herma- sean claramente diferenciadas. Algunos au-
no mayor”, es el venado o el peyote; Tamuta, tores hablan de un “doble” o “alter ego enemi-
“nuestro hermano menor”, es el conejo. Ha- go”, otros de una “alteridad constituyente”. La
blar a todos estos personajes en términos de relativa facilidad de transformación implica
parentesco no es simplemente metafórico. El que no es muy difícil entrar en contacto con
grupo de dioses ancestrales es la comunidad otros mundos. Más bien, el problema suele ser
original, mientras que la tarea de los encar- el exceso de transformatividad, y lo impor-

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La ofrenda permite negociar una
tregua en el conflicto entre los
tante es aprender a controlar estos procesos,
humanos y los animales-cazadores
incluso durante los sueños. En este contexto de hombres. No es, como piensan
podemos decir que un enfermo es alguien que, muchos, un ritual para establecer
a diferencia de un chamán, no controla sus
devenires. Como mencioné, hay animales que
contacto con seres divinos,
cazan a los humanos con proyectiles que los sino un intercambio de
enferman. En la curación se extraen estas carácter diplomático.
flechas cuyas puntas son agentes patógenos.
A veces los animales atacan durante los sue-
ños, sobre todo en tres situaciones oníricas: cie. Los síntomas de la enfermedad indican en
cuando uno ingiere la comida ofrecida por qué animal se está transformando el paciente.
animales, espíritus o deidades, que con fre- Los que tienen diarrea y adelgazan mucho pa-
cuencia aparecen como humanos (expuesta decen, por ejemplo, la “enfermedad del vena-
su interioridad humana); cuando se tiene re- do”: se están convirtiendo en venados.
laciones sexuales con ellos; o, simplemente, En otras sociedades indígenas de Mesoa-
cuando uno se deja involucrar en una conver- mérica y del norte de México también se da
sación y responde a sus preguntas. Estas si- la pérdida de almas. Entre los tarahumaras,
tuaciones son graves porque conducen a una almas y cuerpos tienden a la dispersión y se
transformación involuntaria que implica te- requiere una labor ritual constante para man-
ner una enfermedad o, si la transformación es tenerlos unidos. Entre los mayas de los Altos
irreversible, a la muerte en este mundo. de Chiapas las almas son vagabundas. Se quie-
La ofrenda permite negociar una tregua ren ir porque la vida en el mundo de los espí-
en el conflicto entre los humanos y los ani- ritus es atractiva. En las curaciones chamáni-
males-cazadores de hombres. No es, como cas de estas regiones se plantea que las almas
piensan muchos, un ritual para establecer con- de los pacientes no quieren regresar a casa. La
tacto con seres divinos, sino un intercambio vida en el pueblo de los espíritus les gusta más.
de carácter diplomático con la intención de Para ellas, la enfermedad no tiene nada de malo,
mantener el statu quo en la convivencia en- el problema es que los cuerpos sí mueren.
tre mundos. Muchas veces se ofrece el sacri- En general, se puede afirmar que en la Amé-
ficio de un animal como sustituto de un en- rica indígena el poder se consigue relacionán-
fermo humano. En los rituales se invita a los dose con seres de la alteridad. Es importante
dioses a asistir a las fiestas y recibir este tipo tomar en cuenta que esta relación ambigua
de dones; constantemente se les ofrecen sillas con los animales, muertos, ancestros o dio-
y camas porque lo que más se teme es que no ses, no es muy distinta de la que se vive con
estén quietos y se muevan de manera des- las poblaciones de las grandes urbes de la so-
controlada. Cuando los compromisos rituales ciedad no-indígena o con Estados Unidos. Lo
se incumplen, los dioses-cazadores que son que llamamos “modernidad” suele ser un as-
animales atacan de nuevo y toman a una per- pecto importante del mundo de los “otros”,
sona como rehén. Contra su voluntad, convier- muchas veces mezclado con elementos anti-
ten a este humano en un miembro de su espe- guos o arcaicos. En este sentido, observamos

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que el inframundo huichol está gobernado por nejan coches último modelo y constantemen-
el “Charro Negro” del folclor mestizo y po- te van a gasolineras, cantinas y restaurantes
blado por sirenas, vampiros y chupacabras, donde escuchan la música popular entre los
monstruos marinos y megafauna prehistóri- mestizos o ladinos. En otros casos, de acuer-
ca, como ballenas y mamuts, pero la antigüe- do con David Lorente, se informa que los es-
dad de estos seres no les impide contar con píritus texcocanos del agua usan el metro.
bancos, aviones y camionetas. Jacques Gali- Alessandro Questa reporta que las viviendas
nier describe cómo en el carnaval otomí de la de los espíritus de la Sierra Norte de Puebla
Huasteca emergen los seres del inframundo: se parecen a los sets de las novelas de Televi-
diablos, hacendados, vaqueros, doctores, in- sa. Según Laura Romero, una antropóloga que
genieros, políticos, estrellas de Hollywood, investiga sobre los nahuas de la Sierra Ne-
comanches, travestis y las mujeres de la pu- gra, los señores de la montaña ocupan ofici-
blicidad de cerveza. Pedro Pitarch nos repor- nas modernas con enormes pantallas planas
ta que dentro de la montaña sagrada maya no que usan para monitorear a los humanos. En
solamente se ubica un paraíso agrícola, como diversas obras se describe cómo el chamán
se ha descrito muchas veces en las etnogra- acude a juzgados para promover acusaciones
fías, también está un mundo brillante de la y quejas, o a edificios llenos de burócratas para
tecnología donde los espíritus tienen una vida realizar gestiones y trámites, a veces sobor-
al estilo de las clases medias (sub)urbanas: ma- nando a las deidades con regalitos.

Nadja Massun, Diablos, 2017

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Así como se intenta evitar problemas con se puede decir que el enunciador acumula pun-
los dioses, se busca una relación viable con las tos de vista. De este modo, entre los huicho-
poblaciones no-indígenas: esquivar a los de- les y otros grupos amerindios, el verdadero
predadores, frenar la tendencia transforma- arte chamánico no implica caer en trance y
tiva y domesticar los poderes de los seres de viajar, sino poder “quedarse aquí”, a pesar de
la alteridad, incorporándolos a la sociedad pro- los viajes y transformaciones que se experi-
pia o convenciéndolos de tener una conviven- mentan. Los chistes triviales que los chama-
cia correcta con los humanos. Por eso, la vieja nes huicholes hacen mientras se encuentran
idea indigenista de que los pueblos indígenas sumamente “empeyotados”, en un trance muy
se tienen que asimilar a la “sociedad nacional” profundo, comprueban que se mantienen pre-
resulta completamente errónea. sentes en el patio ritual, con sus familiares,
amigos y perros.
3. TRANSFORMACIONES PARCIALES Más que saber transformar y multiplicar-
Y MULTIPLICACIONES DE LA PERSONA se, controlar estos procesos es un fundamen-
En el chamanismo se trata de evitar la muer- to importante de autoridad. El especialista
te por transformación, pero se buscan acti- ritual se sabe mover en un mundo ontológi-
vamente las transformaciones parciales. No camente complejo, se sabe relacionar con toda
es que la persona a (humano) se convierta en clase de seres, los manipula, pero no es ma-
la persona b (jaguar), sino que a deviene a y b nipulado por ellos. Lo que caracteriza a una
(humano-jaguar). Más que la transformación, persona poderosa es su talento para nego-
lo que se busca es la multiplicación. En los can- ciar, aunque la meta de la diplomacia cósmi-
tos chamánicos amerindios, el enunciador ca muchas veces no es más que mantener un
se desdobla: se transforma en varios de sus frágil statu quo. Ésta es también una hipóte-
propios antagonistas e interlocutores, y así sis interesante para entender el funcionamien-
dialoga con otros aspectos de su persona; se to de los estados prehispánicos. Alonso Za-
identifica con objetos que usa, como las varas mora señala que los reyes del periodo Clásico
con plumas (muwíeri) de los chamanes hui- maya se desdoblaban para estar simultánea-
choles o con sus propios adversarios. Como mente en el pasado más remoto, en el pre-
señala Carlo Severi, en el chamanismo emer- sente y en el futuro, argumentando que esta
gen enunciadores complejos y múltiples. capacidad era, probablemente, la fuente de
Regina Lira documentó un canto ritual su autoridad, más que ciertas funciones ad-
wixárika donde el cantador (mara’acame) se ministrativas o hazañas bélicas.
desplaza permanente y simultáneamente a Un caso tal vez extremo de multiplicación,
diferentes lugares. Está “aquí” en el patio y al transformación y complejización es lo que ex-
mismo tiempo “allá” en el desierto. También perimentan los peyoteros huicholes que via-
se hace preguntas sobre lo que sucede. Se na- jan al desierto de Wirikuta para recolectar el
rra a veces en tercera persona, a veces en pri- cactus alucinógeno Lophophora williamsii y
mera persona. O sea, la acción se experimen- obtener las visiones iniciáticas del nierika. Los
ta a veces directamente y otras a distancia. peyoteros se transforman en personas-peyote
Los cambios de perspectiva son constantes; y perciben el mundo luminosamente desde

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la perspectiva del peyote. Al mismo tiempo tes patógenos, pero no los tratan con mucho
se transforman en la serpiente de la lluvia respeto, ni mucho menos como autoridades.
oriental, en venados y otros seres, en los ob- Los obligan a renunciar a sus identidades ad-
jetos de sus propias visiones, sueñan o inven- quiridas y volver a ser comuneros normales.
tan el mundo, y se convierten en la comunidad No aceptan sus dones desinteresados y los
original, en sus propios ancestros. También convierten en intercambios mediante el don
intercambian y adquieren nombres y apodos. recíproco, un acto ritual que implica la nega-
Su condición social distinguida se expresa a ción de la autoridad de los dioses y su reinte-
través del “hablar al revés” (hablar en contra- gración a la sociedad cotidiana.
rios, hacer juegos de palabras y muchas otras
formas de humor ritual). Pero, nuevamente, 4. VIVIR EN UN MUNDO
desde la perspectiva wixárika, devenir peyo- ONTOLÓGICAMENTE COMPLEJO
te y devenir ancestro no es tan difícil. El reto En toda la América indígena se encuentran
es ser una deidad ancestral y, al mismo tiem- y representan artísticamente seres quimé-
po, mantenerse como una persona común y ricos como los que aparecen en la fiesta del
corriente. De esta manera, el retorno desde peyote. Las imágenes enigmáticas del arte
Wirikuta es la fase realmente crítica del ciclo precolombino frecuentemente combinan ras-
ritual anual. gos humanos y de diferentes animales. Estos
Para los que no han participado en el viaje entes “antropomorfos” o “zoomorfos”, como
a Wirikuta, los peyoteros son peligrosos. Por los llama la arqueología, son demasiado am-
eso su acercamiento a la comunidad de ori- biguos y contradictorios para los enfoques
gen es muy lenta y pasa por muchas fases. En iconográficos convencionales. Más bien, si-
la fiesta Hikuli Neixa (la danza del Peyote), guiendo a Severi, deberíamos considerarlos
los peregrinos aparecen transformados en una expresiones de la complejidad ritual. Al igual
gran quimera visual y acústica: una serpien- que otros protagonistas y participantes en
te de cascabel que es la primera lluvia que los rituales, estos seres enigmáticos acumu­
viene del oriente y lava el mundo. Esta ser- lan identidades que no se pueden reducir a
piente se compone de unas veinticinco per- una simple unidad.
sonas-venado que brincan y pelean con sus Las relaciones siempre ambiguas entre
cuernos. Cada uno de los venados personifi- mundos imbricados vuelven natural la pose-
ca alguno de los ancestros de la comunidad, sión de identidades múltiples. De esta manera,
como el dios del Fuego, del Sol, de la Estrella el chamanismo tradicional puede verse como
de la Mañana, ciertas montañas, lagunas y una institución propedéutica para vivir en un
ojos de agua. Cada danzante acumula por lo cosmos complejo y contradictorio. Para los
menos tres identidades, además de su perso- que cotidianamente negocian con seres peli-
nalidad cotidiana. grosos y extraños, practicando la multiplica-
Lo interesante es la actitud de las perso- ción de la persona y la transformación, tener
nas que no han participado como peyoteros. una identidad múltiple es normal. Sin duda
Les tienen mucho miedo a éstos porque son cuentan con una ventaja para la vida en el
deidades ancestrales y potencialmente agen- mundo contemporáneo.

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En este sentido, la tradición del indigenis- las cosas y las imágenes, entre el yo y el otro,
mo se basa en un gran equívoco. Los pueblos entre la naturaleza y la cultura, por mencio-
indígenas nunca han tenido culturas tradi- nar sólo algunas de las grandes dicotomías que
cionales prístinas. Más bien, la práctica de la sustentan el naturalismo occidental tal como
multiplicación e hibridación es un aspecto lo conocemos. Cuando el lema “conócete a ti
central de sus rituales y, como tal, un entre- mismo”, la formación de un carácter y la iden-
namiento muy apropiado para actuar exito- tidad cultural inequívoca son los ideales, el su­
samente en el cambiante mundo moderno. jeto descentrado, la multiplicación de la per-
Los que estudian temas como el cambio cul- sona y la hibridación de la cultura se perciben
tural, la “aculturación”, “mestizaje” y el “sin- como problemas. Pero los amerindios entre-
cretismo” muchas veces no han entendido nan activamente el saber ser más que uno, ser
que no se trata necesariamente de procesos indígena y mestizo a la vez, campesino, artista,
de pérdida cultural, sino de prácticas inspi- chamán, brujo, plastic shaman, jornalero, mi-
radas en el chamanismo que implican acu- grante y muchas otras cosas y, a veces, todas
mular identidades. al mismo tiempo. A la luz de la complejidad de
A muchos “occidentales” nos cuesta despo- sus prácticas, relaciones y conocimientos, no
jarnos de ciertas nociones, como la relación cla- es descabellado afirmar con Bruno Latour que,
ra e inequívoca entre el sujeto y el objeto, en- si nosotros nunca fuimos modernos, tal vez
tre el ser humano y el animal, entre el hombre, ellos nunca han sido premodernos.

Nadja Massun, Diablos, 2017

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