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ET,IVIATRIIITONIO,
TORAZON DEt IVIUNT]O
Traducido del alemán por KONRAD RATZ
)t(
nY ví un cielo nuevo y una nueva tierra.,'> EDITORIALNOVA TERRA
n$l.'a ( A p o c . , 2l1) , Baños Nuevos,12
BARCELONA - 2
Tftulo ortginal: EHE IN DER WELT
@ by Glock und Lutz Verlag, NÜRNBERG
Portada dlseñada por LLEONARD
PRÓLOGO
1. Lq crisis del mqtrimonio es unq crisis necesqriq, porque no en el órbol de la cruz, pqrcr que, de donde procedió lq muer-
de ellc deberó formqrse un hombre nuevo y unq dimensión ie, renqciese qsimismo lo vido, y el que en un órbol venció, fue-
cristiqnq renovqda y mós profunda. Por lo tqnto, no son con- se tqmbién en un úrbol vencido: por Cristo nuestro Señoro. Pcrrq
venientes las quejas ni lqs inculpcciones, sino que debemos nosotros esto significo: peligro y oyudc se encuentrcn y cctúcn
qnqlizqr lqs circunstqnciqs y darnos cuentq de cómo se encuen- esirechsmente unidos; los mismos medios y fuerzos que qccr-
trqn en ellqs, en unión singulcr, lc condenoción y la grocic. rreqn el mcl pueden tombién se¡ útiles poro el sqneqmiento. Lq
cfinidcd etimológica entre (venenoo y "dódivc¡n, existente en
2. La crisis del mctrimonio determinq esenciclmente los olgunos idiomas fGiff, que en qlemán significc veneno, en inglés
mqles mós profundos y rodicoles que aquejan c lo Cristicndqd sigaificcr dúdivc. Y Mitgift, en qlemón significc dote), tiene su
de hoy: el esccso poder irrqdiqnte de los cristiqnos, su falta de pcrolelo en Medicino: lo que puede ser un veneno mortql es
cutenticidqd, su poccr copcrcidod pcrcr vivificcr este mundo uni- tqmbién cr veces un medio curqtivo.
tqrio, ,creqdo por Dios, con lqs fuerzqs de Jesucristo; en sumq, Repetimos: lq crisis del mctrimonio es unq crisis necesoriq,
la impotenciq de los crlstiqnos de hoy. Estc impotenciq, de lc: porque de ellc deberó formqrse un hombre nuevo, es decir, re-
que nos ocupcremos más a fondo, es tombién precisomente el novqdo, y unq dimensión cristiqnq renovqdq y más profundcr.
problernc vital pcrc lc Cristicndcd europeo; de ellc se derivq Sintetizcndo, puede decirse: duronte los milenios pcsados el
lc incapccidad de dejcrse trqnsformqr porc luego cambior la mqtrimonio fue unq relcrción mctericl como tqntqs otros, impor-
situcción del mundo; de ellc proviene el cgotomiento de lqs tante y o veces scntificodc; pero lcrs luchqs decisivqs tuvieron
fuentes profundos y la incomprensión de lcs fuerzqs vivqs de lq lugor en otros ómbitos.
dimensión espiritucl, pneumúticc. Y de ellc depende tcmbién, y He cquí dos ejemplos: puede considerqrse como un mito el
no en último lugor por cierto, lq lobor misionql del cpostolcdo, relc¡to bíblico del rey Sclomón con sus quinientos mujeres legí-
sin lc cuql ni lc Iglesio ni lq comunidc¡d cristicrncr pueden exis- timas y sus trescientqs concubinqs, pero lq nqrrqción objetiva
tir como un cuerpo viviente. Este problemc básico se nos pre- de lc Biblic respecto q lqs numerosos mujeres de los reyes de
sentq como el problemo del matrimonio cristiqno fclto de mq- lc Antiguc Alicnzc es estrictcmente histórico. Compúrese, por
durez. ejemplo, lo que refiere I Cróniccs I4,3 y sigs. sobre lcs mujeres
de Dcvid, y II Cróniccrs ll, 18 y sigs. sobre el rey Roboom. hijo
3. Cuando se intentq robustecer nuestrqs fuerzqs mediqnte de Sclomón: "Roboqm crmó q Mccká, hijc de Absqlón, mús gue
q todqs sus mujeres y concubincrs; pues tuvo dieciocho mujeres
lq orqción, el socrificio y el esfuerzo, conviene recordqr lcr ley
rigurosa fijcdo por lo Liturgic, lc representoción más grcndiosc y sesentc concubinqs, y engendró veintiocho hijos y sesentc
y sobricr del troto entre Dios y el hombre y entre éste y Dios, hijcrs'. Carlomcgno, símbolo de honor de Occidente, crrquetipo
concretqda por ejemplo en lc fórmulc del Prefacio de lc Scnta y modelo de todos los príncipes cristiqnos hqstq nuestros díqs,
Cruz: oDios eterno, gue cifrcrste lc¡ s,alvcción del género humc¡- ol gue los teólogos de su corte ensqlzc¡bqn con el cqlificctivo de
L4 FRIEDRICH HEER
y reconstitu-
cirse que estos procesos qtómicos de disgregcrción Este proceso de desqrrollo presupone Iq plena mqdurqción de
son de un nqcimienio' requieren unct
ción, en cuqnto c fcses ![ue la fuerzq sexuql o trqvés de los temores de lc niñez y de Ic
y unos cuidodos silenciosos apropicdos oI pe-
grcn pcciencic
-¿. sexuclidcd cohibidcr de Iq cdolescenciq, porcr llegcr cr cquello
interferencic pre-
iíodo gestación; se resienten de cuolquier virilidqd y femineidod plencmente mqdurq que es lc que posee
y
cipitadc y tcrmbién de todc publicidcd' Necesitqn' ante todo la fuerzq pcrro soportcr lc reqlidod todq del mundo y ofionzarse
sobre todo, Ic protección de sqntos poderosos' en ellq, y que, simultóneqmente, ha de constituir lc pilc y el
del
Por de pronto opunternos lo siguiente: el entumecimiento cáliz cbiertos q los rqudqles de la gociq, del pneumq y del
hombremodernoenelmiedoylcestrechezdehorizontes;el ágope.
qños posteriores
enfriamiento de muchos, precisomenie en estos Desde los tiempos de Sqn Agusiín y Son Jerónimo, precisq-
cqusct de que tcrn-
c lc segunda Guerrq Mundicl, que hcl si'do lc¡ mente muchos cristiqnos de olto rqngo morql y grondes dotes
ios seres se reduzccrn q unCI existenciq
qnim(Il y biológiccl; lct espirituoles quedan presos en unq sexuqlidqd cohibido de cdo-
mundo'
renuncic ct unc vidq humqncr en plenitud dentro de este lescente. Lqs consecuenciqs son el menosprecio del mundo, del
de Ia dimensión espirituol; eI frío
dentro de lc Iglesicr y dentro cosmos y de Io Historio, considerqdos como mqteriq nefastq
mentcrl, precisamente de muchos cristiqnos' que no Poc<rs veces que hc de ser dominqdq, oprimida; lc represión de la llcmcda
todo esto vie-
reviste cqrcrcteres esquizofrénicos y psicopóticos; vida instintivc ql fondo más profundo de lc personclidcrd; eI
Ios cris-
ne determincrdo por el hecho evidente de que nosotros' miedo c lq relqción íntimqmente libre con Ia mujer y con lcrs
portcdores de
tiqnos, con demqsiodcr frecuenciq no somos yc cosqs, que se consideron formqndo pcrte de estq mqteriq que
qmor porgue no lo hemos cprendido, ni el qmor ni el amcrr' hoy que dominqr; y por último, unq pérdida tremendq de vita-
propics'
Y osí hemos dejodo de constituir zonqs de rcdiqción Iidqd, de reqlidcd, que hcce gue el hombre inhibido qcepte uncr
pequeña porte de lc reqlidcd totql como
zonqsytiemposdelibertad,ynosvemosarrcrstrqdoseneltor-
infunden' "espirituql,, obuenqo
bellino de los gue sufren de ongustic y de los que lc y ureligiosou, mientros gue todo oquello gue el fondo de lc per-
y nos sentimos desgostcdos por los monogers y los comerciqntes sonolidqd no puede digerir y todo lo que el pensomiento no se.
mundo
áel terror. Pero de este modo olvidcmos q[ue un nuevo qtreve q reconocer es rechqzado como brujeríc, condenqdo
renovcdo perteneceró c crguellos que le infundqn clegrío Y que como un mundo enemigo o quemcdo como herejío... Chqrles
le enseñqn cr ctmqr Y c vivir. Henri Nodet, en el volumen .Mystique et Continencer de Études
pues, Dios cl hombre cr su imqgen' c imcrgen de Dios Cormelitoines (Pcrís, 1952), señclq cómo Scn Jerónimo, modelo
"Creó,
creóle,mcrchoyhembrcloscreó''EsterelcrtodeGénesisl'27' de miles de personolidodes cristiqnqs qltqmente dotodas con el
sóIo
indicc el hecho cmtropológico más importante: el hombre tqlento y lc grccic, quedó oprisioncdo durqnte todq su vidc por
su plenitud humqnc si no
existe como vqrón y mujer. Mologrc lo ongustic y lcs inhibiciones de unq sexuolidod de qdolescente
qlccrnzq. su plenc rnadurez como hombre y como muier' es d+ que, sin remisión, conducen c unq especie de esquizofrenia.
cir'sinosedesqrrollqhqstc¡suplencvirilidcdofemineidod. De cguí qrrqncq el temor ql sexo que experimentan omplios
lo
_LO
FRIEDRICH HEER EL MATRIMONIO, CORAZóN DEL MUNDO 19
europeo seq'¡íc-
círculos cristiqnos, csusct d'e que Ia Crisiiqndoci El hombre encuentrq unq evqsión en lq cctividcrd exterior,
leo Ic obrcr de
timo del mcrnigueísmo unq y otrcr vez' Quien en los negocios, en el octivismo, en unc¡ ciertq políticc y en una
qmor> y ios estudios de G' Sie- cierta dirección de lq Economía que se diferenciq muy poco de
August Adcm .Lc primocío del
werth, de Fritz Leist y del protestcnte Otto Pieper' podrá corr- lq dirección de lc auerrq, pero todo esto no es si no unq mqni-
por el
prender algo sobre los síntomcs del ornbiente crtenqzqdo festcción evidente de que no crprendió lo primordiql, lo necesq-
lqs mismos mul- rio: el encuentro qrnoroso con el prójimo, con el hornbre siempre
Liuao y .ro"ío de crmor de los cristi<¡nos de hoy:
desvergonzcrda o completomente diferente, que no quiere ser utilizqdo ni qvqsq-
iitudes que se escqndqlizqn qnte uncr modo
películcs' permone- llcdo, sino gue aspiro a ser qceptqdo en todq su olteridcd ine-
ante ciertos qspectos eróticos de novetrqs o
cen impcsibles crnte lqs crueldades de 1as guerros y lcs born- ludible. Ahora bien, no hcy nodcr que represente lc qlteridod
de sus hermq- del prójimo de formq tcn impresionqnte e imploccble, tqn clqrq
bcs ctJmicqs, 'cnie lqs conciencicrs atribulcdos
más fundqmentc-
nos, qnte lqs innumercrbles violcrciones de los y vigioroscr,como lq personcr que formc porte de la parejc con-
de esiq Tierrc' yugci: el hombre y lc mujer.
les derechos de1 hombre en todqs lcs iatitudes
Ic sociedcd de
Pqrece como si el cosmos y la crección enterc¡' Es en iq estructurq íntima del mqtrimonio donde se decide
problernc ccn- si la qctuqción del cristiqno en el mundo es unq huÍdcr hqcicr
hombres y cosqs, quedosen reducidos a un sóIo
inferior' c un cuerpo su- lqs cosqs mundcrnos, un nqvegqr con lq corriente, o bien si 1o-
dente: cómo someto mi cuerpo físico'
y cómo me
perior, erróneqmente considercrdo como espíritu; grc creor unq bqse legítimc, crutóctonq e integrol poro proyectcr
que son los únicos
rnontengo libre de los peccdos de lq cqrne' lo influencia político, sociql y económicc del cristicno en el
que de hecho ,""Áo"idos como tqles' De cquí orranco 1o mundo; estc proyección es como un despliegrue de potencioli-
"or, cristiqnos frente
terrible indiferenciq existenciql de los círculos dcd crisiicnq, unq irrcrdicción de sustancicr cristiqnq necesqricr
de los demós hombres' y ncturol porque se prop'qgq q sí mismq; es unc presencicr y
cr los sufrimientos de los demás pueblos'
Y es que tod<rs los un testimonio de fuerzqs sristicrncrs proyectoilos sobre un mun-
de los que piensan de diferenie rr¡qnercr'
el fondo
dis;onibles se consurnen en oprimir y d'ominar do de seres muy distintos entre sí, de enemigos gue paulatinc-
"rr.rgío, persona' Esicr posturc
<rnímico. eI espccio íntimo de lc propiu mente hon de ser convertidos en colqborqdores, preciscmente
de lc¡ conciencio' por lc lobor y el smor de los cristiqnos. Si algunos cristiqnos,
tiene tres consequenciqs: eI embotamiento
puesto gue sus energícs estón dirigidc¡s h<¡cic un cornplejo pqr- olgunos ccrtólicos, creen poder prescindir de estq base que qrrqi-
cicl que lqs tiene .i
,t,"o continucr sobretensión; eI no ver Ia Eq en lq esenci,q cristiqnq, y que debe ser qlconzqdq en eI ql-
en crprender y
misión principcl de los cristianos, que consiste tor y en el mqtrimonio, pronto se convertirán en víctimqs de
qmor dcrr sus enemigos, qunque opcrentemente seqn ellos los vencedores.
practicar el qmor y con lq fuerzq libercdc de este
capccidcd de co- El que c hierro mqtcr, q hierro muere; sólo cguel que cctúa pcr-
testimonio vivo dei reino de Dios; lc escqscr
y su impotencic pcrrc soportcrse tiendo de un núcleo de irrcdicción esenciqlmente cristiqno se
municcción de los cristiqnos
mutucmente en su diversidcd creqdc¡ por Dios' scrlvqró de cquellcr diqlécticq diobólicq que el joven poeta ccr-
20 FRIEDRICH I{EER
3.
No pocos hombres y mujeres considerqn un mqtrimonio como
logrcdo y hastc ideql cucndo, como suele decirse, lq relcción
se¡nrql entre los cónyuges funcionc¡ bien; el mcnido se ocrrpc de
su profesión, de los csuntos externos de su fcrniltcr y de su posi-
ción sociql y políticc; lc mujer se limitc <r sus quehcceres do-
mésticos, a lq criqnzq y eduocción de los niños, c tomcrr porte
en alguncr gue otra diversión de fin de semcrncr y clguncr vez
c pronuncicr, con sucvidcd, unc palcbra f[ue trqiciona uncr dis-
crepancio de opinión, un punto de vistq diferente, pero que el
mqrido no tomq dernqsiqdo en serio. Ac<¡so opine el lector que
estc imugen constituye mús bien uno coricqturc del mqtrimonio
o lc cntigucr usonzq; pero es indudable gue de no hcber existi-
do tantos mqtrimonios de eskr índole en nuestro siglo, lcr ctis-
tiandad europec nor se hcbría lcnzqdo tcn despreoanpcdcrmente
c dos conflcgrcciones mr¡ndic¡les. Este .dulce hogcr" esconde
,, FRIEDRICH HEER EL MATRrMoNro, coRAzoN DEL MUNDo Zg
eI infcu¡tilismo de unqs relcciones cornpletqmente inmqdurqs Esta cstoiicidad cbiertc¡ es preciscmente lq que se ctreve q
entre los esposos, y con ello el oriEen de iq inccpacidcd de qcogerse y entregcrse a lq exponsión qmorosq intimísima de lc
crmbos pcrc orientqrse en el mundo cctucrl, con sus múltiples Divinidcd trinc y filcrntrópicc (parc recoger unq fórmula de orq-
cspectos beneficiosos y nocivos" y pqrq intervenir qctivqmente ción de lc lglesic orientcl). Estc Divinidqd hina nos obligc c
y csumir lc responscbilidcd del curso y destino de lc lglesic, confic¡r en los designios impenetrcbles de Dios pcdre en lc His-
de lc¡ ncción, del Estcrdo y de lc sociedcrd. toric y en el presente; q honrqr en todo hombre qI oalter Chris-
Is tqn deplorcdc homomcsificqción crrcmcq y tiene su cen- fus), es decir, a Cristo mismo, y q reconocerle como hijo de
tro precisamente en este tipo de mctrimonios, en el que codo Dios; nos señclc cdemós que el Espíritu Santo es juez de nues-
vez son mós esccrsos los contqctos profundos, nnucleqres', qfue tro propio espíritu. El peccdo contrq el Espíritu Scnto no tendró
libercn lcr energícr por lcr que se llegict tl lc eclosión del núcleo perdón jcrmós, nos enseñq ]esús. El peccdo contrq el Espíritu
personcl más profundo del hombre y de l,crmujer. oEl vulgc¡r go- Scmto se mcnifiestc en el qnhelo del hombre de convertirse
zcrrse mutuqmente, el encuentro superficicl y el tan estimqdo en Dios, de poseer c Dios y disponer de El porc sus propios fi-
crdcrptcrse y sincronizcrrse en lo externo, conduce <r los esposos nes. Ahorq bien, existe unq estrecha relación entre la pérdidc
a un conformismo e igucldcld crpcrrentes gue hccen que recccio- de realidad de los cristianos y su cfón de posesión. tcnto se-
nen cr los ccontecimentos de lcr vidcr públiccr de forma magui- xuol como nqcionql y religioso. Lo. rciíz de este mcl se encuen-
nql y secrn inccpcrces de tornqr posiciones es¡rontóneomente, trc siempre en el qfóm de posesión sexuql. tq formc tan terri-
movidos por el impulso de su núcleo personcl profundo, que blemente naturql en gue no pocos hombres hcblcm de .su, mu-
penncmece enccpsulcdo. " jer es pruebc eloc¡¡ente de esta extremc decadencio.
Esta formq outoritcria de mc¡trimonio, en lq que el mcnido
domincr sobre su muier y sobre su fcmiliq exteriormente, es a
todas luces incupcrz de desarrollar cguellc cctolicidad gtre estú
realmente c¡ lc altura de nuestro tiempo: lcr ac'titud críticc¡ frente
c todqs lc¡s cosqs y fenómenos de nuestrc époccl, q[ue se mues-
trq sincera con muchos (noes, concretos y clgún asíu condicio-
ncdo; estc¡ cqtolicidad qbiertq que es la úniccr que puede cons-
tituir el terreno c¡bonado pcrcr lcr emcncipcción del seglcr, mu-
chcs veces invocc¡dq, Pero Pocqs veces realmente desecdc, yc
eue, humcnqmente hsblando, se confunde con el resPeto Prqc-
ticcrdo por hombres libres, respeto q unq plurclidcrd de hombres
y fenómenos f[ue nuncc puede ser comprendidc¡ del todo por
el individuo solo.
[_
4.
El mctrimonio, ql igucl gue el reino de Dios, lcr Iglesic, lc
nqción, etc., pertenece q cquellc¡s realidqdes gue no lrueden ser
<poseídcs). Un nqcionqlismo cerrqdo, un confesionqlismo pro-
fundcmente qnticatólico y un cierto se:n¡clismo son coscs q[ue
se encuentrcn en íntimo relación. El nscionalistc gue quiere
poseer lc nación y utilizcrlc pcrcr sus propios fines, se pervier-
te de lc¡ mismq mcmerc gue el cristiano gue q¡.riere cpropicrse
del reino de Dios y de lc Iglesic pqrq sus intereses pcrtiorlcr-
res; incurre en unc perversión que es lc ccnrsc de lcrs herejícs
ctecs y confesionalistqs en Europo, EI hecho de,que el hombre
no esté qbierto pcrc la recepción de la verdqd toda, y su cfán
y luchc por lc posesión de los bienes mós sublimes y de los
más triviales, crrqncs de que su sexualidqd es terreno cerrcdo.
En muchísimos mctrimonios, y preciscrmente en los llcrmqdos
ubuenos mqtrimonios cristiqnosu, los esposos no se qtreven cr un
i
I
l,_
26 FRIEDRICH HEER EL MATRTMONIO, CORAZON DEL MUNDO 27
encuentro profundo, (nuclecrr). El esposo, el hombre, utilizq cr ciertqmente eligió pcrc que compqrtierq con éI el tólqmo y fue-
su mujer pqrq su propia sctisfacción; la esposq, también cerrq- rq mqdre de sus hijos y c lc gue cprecicr como objeto de vqlor
dc en sü sern¡qlidc¡d, e inhibidc por un fclso'concepto del ncmoro, y trcrtcr, según éI dice, convenientemente; pero no se le ocurre
suele conceder cl esposo este disfrute impersoncl Pqrc no com- ni sospechc siquierc que preciscmente chorc, en el diólogo y
prometer la paz hogcreñc. El resultc¡do es catastrófico, qun cuqn- en el encuentro qmoroso con su mujer, es cuqndo tendrícr que
do qmbos esposos no se den cuenta durqnte todq su vida de empezar su misión vitcl ¡rrimoric, su verdadercr plenitud, su vidc¡
gue deicron de aprovechcr los qbundqntes beneficios que con- de ctistiano, su hombríc, que sólo puede descrrollqrse y madu-
fiere el sqcrqmento del motrimonio, y que se defrqudcnon c sí rqr cucn¡do estó dispuesto q enfrentqrse con el prójimo, con el
mismos, cr lc Iglesicr y cI mundo cl no liberqr las abundcrntes mundo materiql, el Estado y lc sociedad, con ese espíritu crítico
fuerzas del crmor que existícn lc¡tentes en c¡mbos, pero que !pe- y clertc, con ese criterio prudente y excmincdor clue es Íruto
dcron cerrcdcs, sin sclidc, porc[ue no se llegó c un encuentro del enquentro primcrio con su mujer. Lc ineficqcia de tqntas
en el núcleo crtómico de sus personqs. confesiones, lq esterilidod de lc vida de l<r fe, lc poccr fuerzq
Vcrmos c esbozqr brevemente el aspecto exterior de toles en lqs luchqs de lcr vidcr públicc, todo viene determinado por
mqtrimonios sin r¡¡qdurez ni contenido, Pqra comPrender mejor lc negctivc de entregc de muchos hombres respecto c su mu-
su esterilidcd (otrc cosq es que tombién estos matrimonios - por jer y por su foltc de disposición pcrc cceptcr su críticq, su con-
lq misericordic infinitc¡ de Dios - pueden ser fecundos en el sejo y su orientqción. De este modo, el hombte rebcjc cr su mu-
orden nqturql - si bien los hijos no poccrs veces qrrqstrqn todq jer c lcr cctegoríc de hembrq, de ocosq' de sexo femenino; y él
lc vida las cngrustias, temores y complejos no supercdos de sus se degradcr c lc cotegoríc de mqcho tirónico.
podres). Por lq noche el mc¡rido vuelve cl hogor desde su otrc¡ Lc verdqderc hombría sólo qlcqnzc su modurez en la más
vidq, su vida profesioncl, gue no gucrdcr ningunc relcción ínti- estrechc¡ e íntimc colabo¡qción críticc¡ con la mujer, que es lc:
mq con su vidq conyugcl. Gozcr por poco tiempo de lc¡ risa de llcmqdq q ser la educcdorc del hombre, porque ella, con lo
los niños, se enfqda por tal o cuql suceso descrgrcdoble gue ho cyudc de Dios, puede scrlvqrle de su qutodestrucción, y es lc
ocurrido en ccscr, tal vez incluso crccedc a l¡ue su mujer le hq- gue libercr sus energícs potencicles pqrc su cctuqción en lq
ble de sus quehaceres y problemcs domésticos, pero luego no Iglesia, en el mundo, en la comunidqd cristiccna y en lcr soci+
guiere ser molestqdo. Por lc¡ noche gozc de su muier de lc mis- dad. Lq historic de lc Iglesic abunda en grcndes educc¡dorcrs.
mcr formcr mcquinol y cutomóticq con que *trctco c colegos, Hcr hqbido Pcpcs, empercdores y reyes que no hcn tenido nin-
qdverscrios, personqs y cosqs, en los negocios o en el trobajo. gún repcno en dejcrse educqr y formcr por mujeres. Figurcs
Además, después de tqntos esfuerzos se¡ios y cgotcdores en lq como Hildegcrd de Bingen, Brígidc de Suecia, Cctclina de
luchc¡ profesioncl, está demqsiqdo cansado pcrra sostener unct Sienq. Teresc de Avilc y Terescr de Lisieux son eiemplos de
discusión íntima. Tombién ccrrece de lcr energís necesaria para grcrndes mujeres sin lqs cuales clg'unos scntos muy voroniles
prestcr oído a lc suc¡ve voz y súplicc de su muier, c lc que no hubierqn desc¡rollcdo de formq completc su religiosidod
FRIEDRICH HEER
EL MATRTMoN¡o,con¡zóN DEL MUNDo 29
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36 FRIEDRICH HEER EL MATRIMONIO, CORAZóN DEL I\{UNDO 37
un mundo qlue se enfríc. Aparte del oltcr y del comulgotorio' mo y sexuqlismo gue, c portir del siglo XIX y en rneclidq cre-
Dios
no existe ámbito mós espirituql ni trqto más sagrcrdo entre ciente, se ponen de mqnifiesto en lq iiterqturq, lc modq y
lc
y el hombre. Lo testificct, Por una pcrrte, Ia formq más excelscr vida prlblicq; pero desconocen el origen de este fenómeno. En
1o mon-
del mc¡trimonio, constituida por lcs nupcias espiritucles: lc époco de lc segundc y tercerq revojución industriol, el hom_
ja con su coionq nupcial, de cuyo corczón y lobios surge el bre no vive yo cmpcrrodo por una sociedqd crcqiccr de clones
Cristo'
Cqntqr de los Cqntqres. En lcs nupcias espiritucrles con fomilic¡es y gzcndes grupos sociqles, pudiendo dedicqrse sose_
con lcr entrego cmorosq q Dios crece Iq dimensión pneumútica. godomente c su mu¡er, q sus hijos, o su oficio. c¿ sus coscrs, q
de Io
Pero tqrnbién lo pone en evidencic la imogen opuestcr su profesión y a los seres que le rodeqn, sino que está desqrrqi-
en el que los
vido monásticq, el mqirimonio frc¡cc¡sqdo,infierno gcrdo. Como ser qislqdo y solitcrio se enfrentq con el tiempo, lo
pore-
esposos se ctqcqn y devorcn llenos d-e odio' entre cuyas mqsq y los exigencias profesioncles que le sobrecsrgcn, y bus_
_. dqndo crsí un es-
des viven - como enemigos enccdenádos cc unq evqsión refugióndose en lo sexuql, io cuql equivale o un
pectáculo escqlofriqnte de juicio fincl en Ia Tierro' intenio, a lq vez positivo y negotivo, de constituir unq dimen_
Ahorcr bien, ¿gué cyudcs se preston hoy ol mqtrimonio cris- sión personql. Intento muchcs veces infontil, clg-uncs decqdente
mós vi-
ticno? Estcs oyudos hoy que buscarlcs cllí donde son y cosi siempre condenqdo ql frqcqso, de creqrse unc vida per_
sibles los peligros, pensondo en escr ley cósmiccr fundqmentqi sonol. El uproletario,. eI individuo oislqdo y solitario <lentro
expresadcenlqtiturgicrycrlcrqueqludimosqlinicicrrestcr de Iq modernq sociedqd de mqsos, no iiene en principio más
exposición:sielmol,vinodelórbol,tc¡mbiénloscrlvociónhqde que q <su> arniga, q <(su>chico. El pcpel tcn prepcnderonte gue
venir del úrbol. EI mctrimonio sólo puede sqlvqrse y crlconzor se concede qI .qmoru o q lo gue se considero como tcl, tc;to
- con
pculctinomente su pleno scrneamiento q fuerzq de pcscrr en el cine y en el folletín como en lq literqiurc selectq de nues-
- cr trqvés
io oyrrdo de Dios, de lcr Iglesia y de todos los sqntos tro tiempo, se debe a que este qmor pqrece constituir el únicc
peligror
de <rguellos tiempos, cosqs y fenómenos que 1o hqcen y solo dominio todqvíq accesible ol individuo. Este hombre odel
y- lo ponen ct pruebq en su esencic¡ mismcr' moniónu que existe en todqs partes, no puede, segírn él cree,
puesto
No ccrbe dudc de que eI mqtrimonio es hoy tentcrdo' "cambiqr el mundou ni influir de formq efectiva sobre su jefe,
q desqrrollcrrse y
c pruebc, pero crl mismo tiempo estó llomado su ndirectoru, y por ello, con profundo resignoción, se inclinq
Lcrs fuer-
c, mqdurqr e., unq dimensión mós profundc 9[ue nuncct' hqcio io único que pqrece quedorre: Io sexucr. parq er cristiqno,
zqs externcrs que influyen en el mcrtrimonio son lq sexuolidod' lo significctivo en estcr uvidq qmoros,o> de nuestrqs mqscs
no
seres
lq mqterialidcd del mundo, la comunidqd con los demás es preciscmente el hecho de que lc relcción con Io persona del
y lc plenitud de grctcics del tiempo' ¡Instinto sexuql' sexuqlidcd' sexo opuesto frqcase del mismo modo que rq reloción
con el
desinte-
cr*oit He crguí unq tríadq q[ue no puede ser disueltq' prójimo y con el mundo de lcs coscrs, siendo unos y otrcs
cpre_
gladc, sin groves consecuenciqs' Bien es verdqd gue algunos sqdos qfqnosqmente y consumidos como simples instrumentos
el erotis-
observcdores superficiqles ven con temor iustificcdo de sstisfqcción personor (de ohí rq estrechq relcción entre modq,
I
EL MATRIMONIO, CORAZON DEL MUNDO 39
38 FRIEDRICH HEER
tienen lcr vcrlentíq de vivir un rncrtrimonio cristic¡no: Ia sexuqli- nes esposos ni siquierc son cctpcrces de libercrse
de las
dod de nuestro tiempo no debe ser rechcrzctdq q secqs, sino que fijociones, inhibiciones y ligómenes profundos de su fon_
es necescrio trcsrsformqrla, redimirlc y libercrrlcl de su estqdo do corpóreo-cnímico. Ni crun en los ccrsos
en crue creen
qnónimo, impersoncl, merqmente instintivo, elevándolc¡ <r lq cq- que su relqción sexuql funcionq sin dificultcdes.
Asi pues, el
tegoríc de fuerzq sexuql responscble, que dimanc del hombre hombre y la mujer siguen viviend.o ccdq uno
en su mundo.
y le inundc hostc el úItimo poro de su espíritu y de su clmo. ounque pongqn c disposición de su pcreja tcl
o cucl bcluorte
Lc dulce frcgcncio de Cristo gue el apóstol nos exhortq q de su fortificqción interior pcrc plcrceres y esparcimientos
occr_
irrqdiqr, este u¡Mircd cómo se qrncrn los unos q los otros!", este sionqles.
único distintivo cruténtico del cristiqno en el mundo, estq fuerzq Lc arcn sqnta Teresc de Avila, uno de los mcyores
tqlentos
irradicrnte del hombre de Cristo, no se dq ni crece mós que en religiosos de Europc, tqrdó cuqrentc y siete qños
en dejarse
cquellos que hcrn oprendido el qmor conyugal y lo llevcrn c 1o penetrcr completamente por Dios, colaborqndo
íntimcmente con
próctica. Quien tengc clgunc experienciq en el trqto con sacer- todo su ser en esto obrq de grccic gue fue
su desqrroilo y trcrns-
dotes, pronto disting"ue c cquellos gue practicqn el mqirimonio formcrción sustqnciar. Erc mismc dáscribe
este cqmino htcic eI
con Cristo y su lglesic, o seq, los que hqn qbierto ql qmor todos dominio de su mós íntima profundidcd, contqndo
cqtorce cños,
los estrqtos de su ser y por ende también de su sexucrlidod. desde 1535. parc lo oración meditctivq interior,
seguidos de
Otro tqnto cqbe decir de los esposos cristiqnos. otros treintq y tres qños, desde l54g c 1582,
pcro lolidc con_
Ahorc bien, ¿qué entendemos por ornol conyugol? Cuondo templotivc, que se divide q su vez en lqs etqpqs
de desqrrollo
un hombre y uno mujer se ccscn puede dqr comienzo un nue- y períodos de Ia orqción de guietud y la
unión sencillq y tem_
vo mundo si se qtreven q entregorse más hondomente cqdq porol con Dios. seguidos del período de
unión con Dios corno
día y ccdo qño, qbriendo y dejando qbrir 1o puerto de sus pro- estodo y lc unión perfectc consurnqda en
las nupcics espi-
fundidqdes más íntimas, de modo que lleguen cr ser reqlmente rituqles, qbqrcando qsimismo este último período
viát y evoru-
udos en unq cqrne>. Un mqtrimonio, ql igucl gue lc historio de tivo un período de Iq orcción de lcr unión
sencilla corio estq.
la Iglesic en lcr tierrq, no comienzq en el año cero. Tanto el do, de 1561 c tST2, y los diez últimos cños,
de IS72 o.ISB2, el
hombre como lq mujer tienen sus cntecedentes propios, sus período de plena mqdurez de lcs nupcics
espiritucles.
experiencios sexuqles propics, cun sin hcrber tenido ninguna Seríq un error suponer que penetrqr en
lo profundo de otro
prácticc sexu<¡I en el sentido físico de lc polcbrq. Los podres ser es más fócil y exige menor esfuerzo
que lc eclosión de
y los ontepqsqdos, los experiencios del mundo del recién na- nuestro propio fondo qnímico. Teresq tiene q
Dios como omqn_
cido, del niño y del joven, hcn dejcdo profundos huellqs en el te primcrio, pero por la grocic divinq cuentq
tombién - como
núcleo vital de lcr personc, que chorcr debe unirse mqritqlmente cyudontes y medicdores de lc espiritualidcd
naciente _ con
q otro ser, es decir, debe qbrirse pcra lo compenetrcrción más sus grandes omigos, hermqnos y padres
espirituoles. Este pro-
íntimc. Muchqs veces, quizás en lc mayoríc¡ de ellcrs, los jóve- ceso se reqlizq en el tiempo. Conviene que
dejemos estc úien
42 FRIEDRICH HEER EL MATRIMONTO, CON¡ZóN DEL MUNDO 43
bien deli-
sentqdo desde un principio: en un tiempo histórico sin que lieg.uen a qbrir mutuqmente sus núcleos personoles.
mitodoquehoceqvqnz(Irelprocesodemcrdurcrciónc¡trqvés Pe¡o tcrmbién se mologrq cuqndo los esposos, tros unq relqción
oleodqs cr-
de tormentas de hielo, de cqrenciq de grcrcicr y de sexuql poco satisfoctoric pcrc qmbqs portes, deciden entreEcr-
modo crnálogo' todo motrimo-
dientes de profundc entregc. De se juntos a los llqmodos intereses intelectuqles: lq músicq, los
esposos presumen de
nio terrenql tiene su historiq. Cuqndo los Iibros, el deporte y otrqs qficiones oporenies sirven entonces
de lqs veces
ser oeternomente felices', eilo significo lqs más poro llenor el vocío que ho cbierto eI frocoso de su encuentro
y de
que este proceso íntimo de tronsformación' de eclosión íntimo. Puesto gue lc sexuqlidqd integrol de la personc no se
o
iesqrrollo sustqnciql se encuentrq estqncado, interrumpido, hc obierto ol cónyuge, tqles mqtrimonios resuitqn muy pronto
cónyuges no llegcrn a co- estériles: foito el qmor-fuerzq, se pcrraliza el interés misional
que no hc comenzodo aún. ¡Cuántos
tie-
,lo..rr" duronte todo el tiempo de su motrimonio' porgue por los destinos de lc Iglesic, de lo nqción, de la sociedad y de
qnímico de su poreio!
nen mucho cuidqdo de no tocc¡r el fondo lcs co-seres, simplemente porque yq no interesq ncdo, unq vez
Talesmqtrimoniospuedendesarrollarse,conlaayudcldeDios' que no se hc logrado este grqn encuentro destinado q qlumbrar
pero
y seg-uir un curso vegetativo opcrentemente muy tronquilo' todc lo fuerzq solví{iccr y qmorosq. Se hc¡ hecho un sincero es-
outéntico; cuqndo se presentc
,ro ,on fructíferos en un sentido luerzo y, sin emborgo, se hq fracosodo. El ucqnsoncio de los
de-
unq corgc o uno Pruebq externq que les cgobia' entonces buenos,, de los buenos seglcres cristiqnos, cl que olude el pcpc
con
muestron su escclsq fuerzo de resistencio. Lq compcrrcción Pío XII, cr menudo no es sino el debilitomiento de la copocidod.
1o pilc ctómico, con el ciclotrón, es sumomente esclcrrecedoro: qmoroso trqs el frqcqso en el encuentro decisivo con la mujer.
nin-
sin muchos sqcrificios, muertes y renunciqs' no se produce Personolmente, me inclino o conceder cr este frocoso en el ma-
guno mutcción, ningunc resurrección' Las etopos de mcrdurez trimonio, como ccusc, mqyor importoncicr que cl segundo mo-
J¡rus-
mqtrimoniql, que conducen q mutociones cr trcrvés de sqltos tivo que se cito frecuentemente como cqusonte, c¡ sqber: el clec-
lcs
cos, porecido. o lo, gigcrntescos conmociones que producen cionqmiento y reglcrmentcción del seglcrr por el clero. El seglor
qnimol'
g.rotti"' épocos geológiccs 1' los mutaciones en lo vido sólo siente cqnsc¡ncio y pierde eI qmor c su Iglesic y o su qcj
de
=ólo pu"d"r, logrorse suqndo los cónyuges están convencidos tividqd por ella, cuqndo su qmor-fuerzo está destruido. Sin
Ia grondezcr de lo goncrncicr posible (está en juego ncrdo menos emborgo, estq fuerzq no responde q los consejos o prohibicicnes
gue el reino de Dios), y de estq mqnero, con gron pociencio' de dirigentes lqicos o eclesiásticos, sino únicqmente ql qmor mis-
pugnqn por sctcqr constqntemente nuevqs fue¡zcrs que les son mo. Y oguí no pueden sepqrqrse el qmor divino y el amor
su
,r"ce.orio, pcrc lc eclosión mutuc¡ en todc¡ lo omplitud de humqno. Por Io tqnto, humqnomente hoblcndo, el gue se logre
espocio interior. un encuentro quténtico entre el hombre y lc mujer tiene una
Estc eclosión no se logro simplemente procticondo unq o dos importancio infinito, inconmensuroble, tanto paro lo Iglesic
docenqs de técnicc¡s sexuqles. le5 'práctiqqs' desgcston y mol- como pctrq el mundo. Sin unq colaboroción entre podre espiri-
gostcn q menudo unq sustqncic corpóreo-onímiccr insustituible, tuol, médico, psicólogo, pedogogo, mqestro y medio ambienre,
44 FRIEDRICH HEER EL MATRrMoNro, coRAzóN DEL MUNDo 45
el individuo aislcdo y solitcrio gue, impulscdo por lc exigencic juicio y lc grccic, el cumplimiento de su
ser y de su significc_
y lc potencic de su sexuclidcd, buscq unc porejc, no puede ción; un cáliz que deben spurqr y en el que deben diiuir
su
eStcr capccitcrdo para dqr sqlid<r q lcs enormes potencics que personq como ofrendcr parc recibirlq de nuevo trqnsformqdq.
dormitcn en su fondo qnímico. Estqs son lqs verdqderqs bombqs El cmor - el divino y el hurncno - sin lc eclosión paciente
y
atómicqs, lcs que dormitcn en nosotros; las otras no son sino sccrificadc del propio fondo anímico en un diólogo
con lc pc-
trqsuntos de estqs ccrgos qcumulcrdqs que tienden a estqllqr rejc sexucl que dure toda la vidq no es más que unq
ideologíc,
cuando sus energícs no son libercdas en el nqcimiento cons- un sistemq egoístcr de idecs porticul,cres y pcrticulcristcs,
un
tonte de un hombre nuevo, c lo lcrrgo de toda unq vidc, que es cfón de dominio y posesión. *Toda ideologíc tiende
c lc Aue-
lo gue debe ser preciscrmente el matrimonio. rrq." Estq f¡ose de Kcrl Kraus ilustrq certerqmente
el porquá de
Imcaine el lector, sólo por un momento, Iqs tremendcs ener- lcs mil guerrqs de los sristiqnos. El cqmino desde rc priesión
gícrs en qnsiqs y deseos que se t¡cumulqn en diez mil sclos de de fe verb.rl hcrstc¡ el cristo crucificado y hcstc el
crácdor de
cine - esqs cqtedrqles del hombre qmorosqmente débil - den- todq lc Humcnidcd, que dejc qlumbrcr su sol sobre
lo bueno
tro de millones de cuerpos y olmcs, de ojos y corqzones, cucn- y lo malo; el camino desde un cristiqnismo petrinicado
en ideo-
do comienzcr el sortilegio de lc pontallc. Añódcse q esto los po- logícs hqsta unc existenciq cqtólicc qmoroscr, es el csmino
del
lentes energícs que se desvíqn, se deformqn y se pervierten en mqtrimonio cristicmo.
miles de millones de encuentros mclogrcdos. Todqs estqs fuerzcs
deben ser controlcdas, igual gue lcrs fuerzqs ctómicos gue les
son muy afines; no se puede simplemente someterlcs, dominc¡r-
lcs, dirigirlcs con sennones o relegcrlcrs q lo mós profundo del
ser humqno. tc impotencic de los cristiqnos de Europct es bien
significctivo.
tos cristiqnos no podemos eludir el arriesgornos ql ctmor.
Este qmor no es un uógcpe" semiagnóstico ni un cmor espiri-
tuclizcdo, incorpóreo, "purcmente espirituolu, que se cultivq en
unc copillc interior, en un diminuto sector del hombre - lan
pronto como este creyente abqndoncr la iglesic t¡qs hqber reci-
bido la comunión, se ve crrqstrcdo en el torbellino del mundo
y sus neg'ocios, envuelto en odio y angustic -, sino que este
qmor es uncr fuerzq inexorqble, gue reguiere toda unq vida, que
conduce al conocimiento de Dios y del hombie a trcvés de la
parejc sexuql, en lc gue el hombre y lc mujer encuentrqn el
6,
Como medio de oyudc cr los esposos qu\l pugncrn por su eclo-
sión mutuq, Dios les ofrece lq semqlidcd, gue debe madurqr
hqstcr convertirse en unq fuerza que invcdo hqstq los últimos,
repliegues, poros y resguicios del ente corpórrto-cnímico del Yo
y del Tú. Como grccias especicles de significución sccrcmen-
tcl - grocics coadlruvcntes q estc eclosión mutuc de los es-
posos - Dios trone q su disposición la mcterialidud del mundo,
lc¡ comunidad de los co-seres y lc plenitud de grccics del
tiempo.
El mqtrimonio está de tol modo expuesto ql mundo, a los
hombres y cl tiempo, que equivcldríq c denunciqr c Dios como
diablo si entendiésemos este descmpcro tcn sólo como tentcr-
ción y seducción y no como invitcción c usqrlo como medio
sclvífico. El problemq 'de lcl vivienda, lcs preocupcciones pro-
fesionqles. lc luchc por los alimentos indispenscbles, el vesti-
48 FRIEDRICH HEER EL MATRrMolvto, conazóN DEL MUNDo 49
qciuol"'
do, lo colefqcción, eI pcro, ic inseguridod de lc épocc ongulor del cosrnos renovcdo. Lss mismqs cosqs, personqs y
Lq inclemenciq de lc¡s circunstcrnciqs mundiqles es tcrn grcnde, períodos de tiempo que nos qmenqzqn de muerte y que nos qco-
ton despicdado, que no podemos sino oceptorlcrs como sigaos sqn, estón ]lqmqdqs q servir de medio sqlvífico ql hombre con-
potentes de la grocic¡ si es que qlueremos sostenernos en este yugol en su difícil cctucción durqnte todo el curso de lc vidc,
y
mundo. Lq durq presión de las fuerzqs sociqles' biológiccs lc cucl, porc logror su fin, consiste preciscrmente en unir mq-
y
cósmicqs llevcr en sí la posibilidod de lc libertcd' EI veneno ritclmente q dos seres completomente diferentes en ccrrne, es-
muerte, lq destrucción y lc cyudo poro píritu y qlmq, a diluirlos en un cáriz gue es fructífero en er tiem-
lcr dádiva, lct vidcr y Ic
q del
lcr libercción más íntimq son ofrecidos a los esposos trcvés po y en lq eternidad.
poder estremecedor de lqs circunstqnciqs terrenqs, mcrtericrles. Lc gron tcrec espirituql con que se enfrentq el hombre de
El ideó]ogo, el filósofo, el doctrinqrio sistemático e incluso el hoy es lq de encontrqr lq relqción adecuqdq con er mundo mq-
oficiol de Estcdo mqyor, pueden vivir en lcrs nubes de sus tericl y técnico. Existen dos posibilidodes, pero ombos no son
ql infructuoso iuego sino proyecciones de lc íntimc estructurq sexuql del hombre.
idecs, plones y pensomientos, entregcdos
de Ic fropicr sqtisfqcción. No es ninguncr ccrsucrlidcd que todo Sobre esto no se insistiró nuncq bqstante. El hombre
![ue no se
penscmiento id.ealisto, plotónico. lleve el signo de lq soberbio' qtreve q qmpcrrqr su fuerzq sexuql en
su propiq personq. en un
de Ic vonidcd, de la propic sqtisfqcción' Pero el esposo cristicr- diúlogo qmoroso, y c ponerlc en comunicqción con su parejc,
no no puede ser qsí: é1, con y c trcvés de su cónyuge' está o igucl en derechos pero completqmente diferente en esenciq, se
bien cqsqdo con eI mundo entero o bien es víciimq de él; con siente impulscdo cr qvqsqllqr de formq tiránicq el mundo mote-
y c trovés de su cónyuge, o bien está en guerrq con sus seme- riql, del mismo modo que tirqnizq y ovosollc su propio fondo
coscts, o bien está en comu' qnímico. Lq mqteriq y el mund.o de los
fcntes, con su crmbiente y con lcrs cosqs se le cntojcn
nicqción y en comunión con ellos. Un mqtrimonio sóIo puede como esclqvos cr los que quiere poseer y devoror.
ser vivido en unq relqción 'crbiertq con cielo y tierra' con el El mundo qctuql sigue estondo lleno d.e tcles instintos co_
hombre, con lq cosct y con Ic¡ criqturq' Si éstos, como hoy suce- níbcles; guien se qtrevq q mirqr de cqrq el ccpitolismo tqrdío.
de, le amenqzqn de muerte; si Io presión y sobrepresión mqsivc cr contemplqr los poisojes destruidos de sus zoncrs fcbriles, los
del mundo mcrteriql y el terror q[ue en todos los lugares de lcr rostros deshechos de sus rnagnotes industriqles, desfigurcd,os
Tierrcr ejercen los hombres, unos contrq otros, y el tiempo' no por lc soberbiq, lo cngustio y lc oltoneríq, se percctorá ql
ins_
hcrn de devorqr cI hombre conyugal, entonces debemos ver en tqnte de estq conexión íntimc entre unq sexucridcd infontil y
este olud insoslcyable de mqteriq, hombre y tiempo, unc invi- el .crcoporcmiento óvido del mundo mqteriql. Importc sober que
tcción de Dios preciscmente dirigidcr crl hombre conyugcl' ex- los primeros en cqer víctimos de este tipo de mcteriqlismo
.o'
puesto q todos estos mcrles. Debemos oceptcrr e interpretcrr de precisomente los llcmcdos ideclistos y plctónicos,
es decir,
forrnq nuevq estqs circunstqnciqs. Es un deber ineludible. Lc oguellos que en uno copillc interior oporentemente espiritucl
mismq piedro que fue un obstóculo está llcmcdc o ser piedro qdorqn ol .sspi¡tu püror, rechqzcrndo
el resto del mundo v lo
50 FRIEDTIICH HEER EL MATRIMONTO, CONEZÓN DEL MUNDO 51
reolidad; pero gue, cuqndo ésta se pone a su qlconce, trqtcrn se hqn qbierto hqstq Io más profundo de su ser, es decir, seres
de oprescrlc ávidqmente ]r consumirlc¡' Esicr posturc básicc' que conocen reolmente su proceso productivo interior. los qntq-
duolistcr y moniqueo, de muchísimos cristianos, no está o lcr ci- gonismos, estrctos, desniveles, grietos y estructurcrs de su pro-
tura de lqs verdqderos exigencios y tentcciones gue el mundo picr personc, sólo tqles seres son cqpqces de uconoceru el mun-
mqieriql y técnico supone poro ei hombre conyugol y purc eI do motericl (recordemos unq vez más el significcdo de (cono_
homb¡e moderno en Eenerol. ceru: unión sexuql, concepción, renqcimiento; pensemos tcm-
El mundo mqtericrl -_ que desde Arisióteles viene siendo me- bién en lq relqción gue señclc Claudel entre conncissqnce :
nospreciodo como mcrtericr,como mqter - quiere ser cuidcdo y co-nqissqnce, conocimiento : co-nqcimiento).
c¡tendido solíciiomente y con gron pociencic, ol mismo tiempo oConocer, el mundo materiql y técnico significc, pues, verlo
gue con muchq continencicr; existe unq relqción muy íntimc en- diáfono, transpcrente, trqslúcido: todq cosq creqdq o tésnicq
tre el trqto protector del hombre cqsqdo hcrcic¡ su mujer y su dejo trcrslucir, q trqvés de su tronspcrrencio, el proceso de su
relclción qusterqmente sosegodq, serenqmente obiertq, con eI creqción y producción, yc ![ue se trcrta de unq estructurcr que
mundc mc¡teriql y técnico. El encqnto entroñqble de los cqsqs duronte un breve lcpso de tiempo estó constituidcr por energíos
-
ontiguas - fcmiliqles, ccrmpesinos, burguesqs y señoriqles que provienen de Dios y que quieren ser .conocidosu debido-
irrqdiobq precisomenie de ia c¡rmoníq enire todqs los cosqs, mente y utilizcdos con grqn continenciq y econornío. to mismo
los gentes, lqs crioturas y los utensilios de lcr cqsq, del potio y cqbe decir de lq cosq producido por lo técnicq o lq industriq:
de1 jurdín. to que veníq formúndose inconscientemente en el no es simplernente un género fetichistq, sino un producto en eI
troto cotidiqno con eI mundo a trcrvés de milenios, debe ser hoy que se han fundido el trabojo, lc diligencic y clgo de lc vidc
conquistodo por ombos esposos medic¡nte su esfuerzo, orqción de seres ct veces muy distontes de nosotros. Así, por ejemplo,
y socriiicio, con unc concienciq qltqmente vigilcrnte' en un plátcno o en unq noran¡'c están fundidos el sudor, lcr scrn-
El troto qdecuqdo con eI mundo materiql y técnico presu- gre, quizó la miseriq de hombres, poíses y tierrcs muy lejcnos.
pone uncr disciplinc espirituol que ve en lq qmenqzcr Y en 1o so- Por lo tanto, no tenemos derecho q consumir sin mirqmientos.
brecorgcr del rnismo precisomente Ia oportunidod únicq de con- Sin embargo, el mundo mqteriql estú orientcdo hqcic el consu-
ve¡tir este mundo cerrqdo en el que es empujodo, qcosqdo, con- mo; lq modernq economíq mundicl se bqsq en creqr mercqdos
sumido y destruido. en un mundo qbierto en el que todcs los interiores cqdq vez mós amplios y en g<rnqr cc¡dq vez más con-
cosqs rnqteriqles son trcrnspcrentes. Ests trqnspqrenciq del mun- sumidores. Este umuere y rencrce> del mundo técnico-ind.ustriol
do moteriol y técnico, de importcncic¡ vitcrl, revelo su sqcrclmen- y moiericrl es unq gran odvertenciq de nuestrq volubilidcd. de
tctidcd. Que todc coscr puede ser signo de Dios o del di<¡blo io nuestrq obligcción de transformqrnos.
sqbíqn yo los teólogos alemqnes preescolásticos del siglo XII, Este proceso puede reqlizqrse violentqmente: en luchqs ho-
precisomente los del bcjo Rin' por ejemplo. Rupert von Deutz' micidqs de trobojo, en rivalidqdes profesionqles, en ccmpoñas
Un hombre y unc mujer que se hcrn hecho tronsporentes porque Ce exportcción, en luchqs de competenciq, en gruerrqs económi-
EL MATRTMONTO, CORAZON DEL MUNDO 53
52 FRIEDRICH HEER
dose por lcr posesión de cosas, cqrgos, honores y dinero. Ambos te c Hitler: desde hocío iiempo esos hombres no estcbcrn yc
esposos pcrgqn por esta fuga cri mundo rnqteriql con cquello sustqnciqlmenie copocitcdos pqrcr unq luchc de vida o muerte
mermq de sustqnciq que constituye eI problemo de lc¡ Humcni- porque hobícn fraccrsc¡do en su rnqtrimonio, en el que se qtur-
dod y de lq Cristiondcd qctr¡ql. Lo cierto es que eI hombre y díqn con lqs mismqs frqses vocíqs que utilizcbqn en eI Reichs-
lc mujer no pueden qsumir lc responscbilidqd del muncio ex-
ruq.
terior si no lo hqcen cr pcrrtir de su interioridcd. Lcr mujer in- IncumJ¡e a Lo mujer ser un bqrómetro vivo del mqtrimonio,
por ser elic ónticcmente mús fuerte y serenq que el hombre;
sqtisfechq impulsc c¡ su mqrido - y viceversq - c sqlir a un
mundo ,ol que ni uno ni otro han sabido superqr y ctencier. éste es más débil, mós superficicl (cun en sus filosofíqs más
profundos), mós impcciente, más qfqnoso y sentimentol, y iom-
Más dinero significc más trcbcjo, y más trcbcrjo signi{icc lo
reducción del tiempo libre en quanto tiempo de libertcd, tiem- bién mucho mós vqnidoso. Es ellc lq primero en presentir que
po de vivenciq del rnctrimonio, que sólo en él puede desqrro- clgo vo mol, y Ia gue qcusq mós doloroscrmente lq mer:rna de
sustqnciq, mientrss que el hombre - clegre y confuso
llorse (crquí se pone nuevcmente en evidencio lq íntimo relo-
fugio en su profesión y en el activismo exterior.
ción entre culto, ocio, miso, mqtrimonio). Pronto fcltc lo fuerzcr
porcr vivirlo conscientemente. Este ofán de qbocqrse ql mundo La política interior determina la poiítico exterior; esto es
exterior sin qsumir sobre él ningunc responscbilidcrd, sino sólo tqmbién válido paro el mqtrimonio. Un Estqdo incapoz de so-
iucionqr su políticc interior se refugio en lqs escqrqmuzc¡s de
con el deseo de poseerlo y consumirlo rnediqnte sudor, sqngre,
plccer y ogitación, con Iq consecuencic de que este rnundo, ia políticc exterior, que revisien de por sí un cqrácter esenciol-
mente bélico. Ahorc bien, lc políiicc interior de un rnqtrimonio
sobreccrgodo y sobreexcitcdo, reqccionq por su pqrte y devorq
y cniquila ql hombre, es tqmbién lo cctitud funestq de miles liene que ser opoyoda y esenciclmente dirigido por lo rnujer.
Esto es csí porque sólo ella sqbe excrctqmente cuánto dinero y
de matrimonios cristiqnos insuficientemente mqduros. A1 princi-
pio el csunto pctrece que no es grcve: lo esposo se encorgo de cuántos otros medios exige la economíq domésticq pqrq gqron-
tizor unq existencio libre y digno. Y por tqnto es ella lc que
tol o cuql trabcjo profesioncl suplementario y el mcrido, por
debe entrar en unq luchq qmoroscr con su mqrido pcrro infun-
su parte, se cree obligcdo q qsumir tal o cuql misión políticc,
sociql o eclesiásticq, qpqrte de su trobajo habitucl. Pocos qños dirle modercción y ousteridod frente ql mundo exterior. Lq
después, el uno y el otro estón deformados, convertidos en mq- mujer, y no el hombre, es lcr g'rcn protectoro de lc moterio y
nqgers ![ue se ncrcotizon q sí mismos con frqses hechas y que de todo eI mundo viviente y técnico. Es de esperqr que, poco cr
poco, incluso ciertos pensadores uhrqmqsqulinos vaycn tomqn-
se evqden en lc luchcr por el poder exterior porque hcce yc
tiempo que hcrn cbqndonqdo lc luchc interior, pcrciente, Por su do conciencic de lo que significq que en pleno siglo XX lc Vir-
plosmcción sustcrnciql, medic¡nte Ic luchq interior, pociente, por gen Mcrícr fuera elevqd<¡ q Pqtronq de un mundo, unos cricrtu-
rqs y un fondo humc¡no obcndoncdos q sí mismos.
su plcsmcción sustcrncicl, medicnte lc¡ mutuq eclosión. Aquí tie-
ne su origen lc impotenciq de numerosos políticos cqtólicos fren- Un mqtrirnonio en ei que lc mujer, por un mql entendido
,
I
qmor, se resignq pronto y abondonq ql hombre. desotendido, un coche elegonte tiene su precio es olgo que un hombre y una
c lo luchcr del mundo exterior, no llegorá nuncq o su plena mujer comprenden en seguido; pero este precio sólo se com-
mqdurez. Es mós, tiene gue frqcqsqr irremisiblemente. prende bien quqndo es considerqdo como referenciq q los es-
Lo extrínseco es insepcrable de Io intrínseco. El mc¡trimonio fuerzos gue se deben mutuqmente si quieren qumentqr su sus-
suministrq una pruebcr por excelencic de lcs polobros de Goe- tqnciq y su dignidqd vq¡onil y femeninc.
the: nlo más externo y qpqrentemente más superficiql delotc Lo huidc o lcs goncnciqs externqs, q lqs cifrqs, delcrtc muy
lo mós interno y más íntimo,. tqs cosqs mós mqtericrles indi- q menudo lo debilidcd internq: el hombre y lc mujer trqtqn
cqn el nivel espiritual de un mqtrimonio. Ahorq bien, uncr mu- de esconder su inccpccidcd de entrega mutuq evqdiéndose en
jer gue no hq logrcdo lq eclosión de las profundidcdes de su el proceso de producción mqtericl exlerno. De eso no iiene lq
sexuolidqd, ¿cómo puede qtreverse q oceptqr y emprender, ol culpc el nuevo coche, sino los seres humqnos que no sc¡ben
lqdo de su mqrido, estq lucha con su mujer como lq bctqllo utilizcrlo bien, yc que no quieren comprender que eI mejor uso
rnós importqnte de su vidq - porque sólo en ellcr se qbrirán los consiste con frecuencic en lc cbstención. Aquí debe intervenir
profundidades de su estructurcr personcl -, si ni siquierc scbe nuevqmente ia mujer: ellq es plencmente co-responsqble de lc
qué promescs le esperqn, que cquí estó el reino de Dios con profesión que ejerce el rnqrido, de cómo lc ejerce y de qué ccr-
unq presencia que sólo se repite en el qltqr, luminoso, potentí- gos y cctividcdes cdicionqles se hcr impuesto, porque es en lo
simo, irrqdiqndo qmor, y que ton sólo de este foco qtómico de octividqd públicc y profesioncl del mqrido donde se decide ei
un mqtrimonio cmorosqmente qbierto salen lqs fuerzqs que de destino, lo solud y lc grccic solvíficc de iodcr lo fomiliq. A
terminqn Iq trqnsformc¡ción del mundo exterior? Este mundo muchos hombres esto se les cntojc como unq interferenciq in-
mqteriql se enfrentq con el hombre conrugol: todos lqs coscrs, tolerqble, pero esto demuestra tcn sólo lo poco cbiertos que
muebles, cqscs, automóviles, qviones, posiciones de poder y estún q sí mismos y lo poco gue scben del reino de Dios y de
cqrgos de honor. llqmqn <rl hombre y o lc mujer, y ncdie es cq- lc formqción y mermq de sustqnciq humqnq en el mundo.
pcz de sustrqerse q estq llcmcdo que puede dar lugor cr ic Un hombre que onte lc posibilidqd u ofrecimiento de unq
gracic o cr lq condenqción. nuevq octividcd, de un nuevo empleo o de un nuevo ccrrgo, no
Toda cosq externq tiene su precio, y c trcvés de estq objeti- hcblc de ello con su mujer pqrq tomqr una decisión común (lo
vidad durc¡ revelc eI precio de lcrs cosqs internqs. Esto es lo cuql no es lo mismo clue buscqr su consentimiento del mismo
grcrndioso: estq fuerzq de conmoción auténticq de lqs llqmqdos modo fugoz y purqmente formql como sucede hoy en lqs votq-
cosqs mqteriqles. Ellcs representqn lqs fuerzqs de Dios; son en ciones de una democrocia formcl), no reqliza el mqtrimonio en
sí mismcs cqmpos de fuerzqs en los gue puede cqber todo lo un momento cruciql. Unq nuevc¡ profesión, un nuevo cqrgo o
sqno y todo lo mclsqno, y gue exigen del hombre y de lo mu- cuclquier cctividod suplementcriq reclqmq cl hombre hqstq en
jer uno eclosión. unc vigilcncic y unc disciplinc espirituol que su semen; el hombre comete un peccdo contrq su mujer, su fa-
ellos mismos q menudo no quieren exigirse mutuqmente. Que milio y contrq sí mismo cuqndo, sin el consentimiento íntimo
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de su mujer, cqrgc el mqt¡imonio con esfuerzos y trcrbajos que diento de ideología -, sino de la mujer conyugol. i-Ioy un pue-
ofectqn cr sr¡ fondo personol. Pero hcy que iener en cuentc que blo está perdido si no influyen en su política todqs lqs fuerzos
iodo le afectq: el mundo mcrteriql, el qmbienie humano que positivcrs de lc rnujer - pociencia infinito, moderación, qusteri-
le rodeq. y iodo el tiempo. Todos esos contqctos y cargcrs pue- dqd, reqlismo y pocifismo -, comunicándole lc energíc nece-
den únicomente convertirse en rnedios de grocic cuqndo son so- scric pcrrc luchcrr por un equilibrio de los intereses en impulsos
portodos y aceptodos por el hombre y la mujer conjuntamenie' periódicos y mediante un trcbcjo de detalle, q veces minucioso,
En íntimc conexión con el mundo mqterial estú el mundo formq- que puede durqr qños o decenios. Cuqndo hoy, en ciertos miti-
do por lq comunidcd de seres. Todcr cosq está relqcionqda con nes políticos vuelve q qlzarse el grito de: "Nuestrcr pcrciencic tie-
el hombre y todo hombre está relqcionqd.o con el mundo hu- ne sus lí.nites". .Nuestro pociencic está cgotcdo", entonces los
rrrano que Ie rodea. Este, q trcrvés de lq escr¡ela, la políticq, lcr esposos y esposos de este pcís deberícrn clzqrse en mqsq ]¡ en-
relqción profesional, penelra directcrmente en el mcrtrimonio, el señqr q estos políticos dónde pueden y deben crprender la pa-
cuql es influido profundclmente por é1, consciente o inconscien- ciencia: en el qltqr, en el sqcrificio de Iq misq y en el hogar.
temente. Aunque puede hclber discrepanciq d.e criterj.os en cuqnto q
Lq qfirmación de gue uel hombre es un ser político> nuncc Iqs formos de colcborqción poiítico de Ia mujer, un cristiono
tuvo uncr vigencia más intensa y decisivcr ![ue en el mundo de íntegro, r¡n cotólico, deberíc sober hoy lo siguiente: sin el cono-
hoy. En este mundo que qumenta dolorosqmente de muchísimos cimienio de 1o humono que tiene Iq mujer, sin su consejo, su
crdversqrios, enemigos y ontcgonismos; de nqciones, grupos de octividad, su apoyo, su vqlor y su prudenciq, no pueden domi-
intereses e individucli:dqdes gue hcn de ser conservqdqs de cll- ncrrse lqs condiciones qctuqles, socicrles y políticos. Los hombres
gún modo en su esenciq si no se quiere que se produzccrn tre- no con)rugqles, los que son contrc¡rios ql mqtrimonio o viven
mendos cortocircuitos. En tcdcr ernpresq, en todo negocio, en fuercr de é1,no ilegcn mús que q ideologícs, cr c¡cciones fugaces,
todc profesión, hoy que prcrcticcrrlo político, porque a codo pcso o qsociqciones de intereses y c pcctos efímeros. I-qs situqciones
hemos de trotar con hombres rqdicqlmente diferentes ct nos+' quténticcs deben gestcrse y olumbrorse en uncr lqbor infinitc-
tros. Ahora bien, pcra tcrl políticc sólo está copocitado el hom- mente pcrciente en lo que el popel decisivo corresponde ql sq-
bre conyugcl, puesto que sólo é1 conoce el sentido de uno pug- ber esperar, al ,sqber esflichqr c¡l otro y o la copocidad de co-
ncr con su mujer. tos hombres que padecen de relcrciones se- lqborqr con qdversarios. Lq mujer, como portqdorq de nltevq
xuqles perturbodcs, que no tienen volor porc crceptcrr lcrs qdver- vidcr, corno seno y protectorc del silencio y de lc pociencicr,
tenciqs de su esposc, y que se precipitcn, qfqnosos de qcciones tiene gue dejcr irrodiqr todcr su fuerzq ónticcl en lq crctitud cq-
rápidos, ponen en peligro c su pueblo y q lcr Humonidad. prichosa de los hombres de hoy si no se quiere que ellcr des-
No puede florecer unq buencr políticc sin lcr ayudc activc y truycr el mundo. En el mctrimonio se decide el destino del mun-
pcrsivo de la mujer; no de lc sufrcgistc - gue como fanóticcr do; en él se hoce lcr Historia; en él se encquzqn lss fuerzas del
ideológica constituye unc ccrriccturq del hombre nómqds se' nacimienio, de lc vidc; en é1. en su frqcqso, se desencqdenqn
60 FRIEDRICH HEER
7.
El mctrimonio qbierto, el gue oceptc lqs qdvertenciqs de
otros seres y siente el impulso íntimo de prestcr cyudc c los
demás, es el gue forrnq la bqse de 1o fcmilic c¡bie¡tq, lq
"fomi-
lle ouverten, como lc¡ denominq el movimiento froncés de fami-
lics. Y es c[ue el mqtrimonio y lc fqmilia no pueden sostenerse
como mundo en sí, cislado: tanto los esposos como los hijos'
sólo pueden desqrrollq¡ sus potenciclidodes q trqvés de la edu-
cc¡ción tc¡n necesqric de los cdultos - el mqtrimonio es un pro-
ceso educcrtivo gue durc todc lq vida -, cuqndo cceptcn el trcr-
to con otros hombres: el sqcerdote, eI podre espiritucl, el mé-
dico, lc comunidqd de fieles, lc lglesicr, lc sociedcd. Todos
ellos pcrticipqn en lq educación de los esposos que se mqntie-
nen qbiertos parq comprender, crceptar o, en su ccrso, rechqzqr
sus exigencics. El matrimonio necesitq de unq cierta frctemi-
dcd con los demás seres, lo mismo iue necesitc hermcnqrse
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64 FRIEDRICH HEER EL MATRTMONTO, CORAZóN DEL MUNDO
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cic corpóreo-qnímica del hombre que está predestinodo q lc¡ re- vive en trato sosegodo y clegre con eilq y con el mundo
mq-
surrección de lq cqrne en un nuevo cielo y unq nuevc tierrq en tericl y el de los co-seres. Así lc mujer se convierte
en gene_
lo gue el proceso productivo no se reqlizq como qhorq, pertur- rcdorc, en co-creadora de cquellc crutorrepresentqción
de unq
bado por muchos qmores y pcsiones. enfermos y endebles, sino vqroníq qcrisolqdq de lc gue tqn necesitqdo estó el mundo
de
como proceso qmoroso gue cobro su impulso del qmor de lct hoy: de lq qutoridad outénticc. Los dirigentes ónticcmente débi-
misma divnidcd trina y filontrópico. Todo esto está depositodo les, estqs figuras jodeontes, que se qfqnqn por dinero y
po_
en gennen en el mqtrimonio. der, no Ic¡ tienen; no jq hqn recibido nuncq. Lq qutoridqd
cutén_
En la negcción mutuc o lc entrega, gue convierte el rnqtri- ticc¡ es una qutérrticq fuerzcr ónticc que dirnoncr de
Dios
monio en infierno terrenc¡I, estcr qcumulcción de lqs fuerzqs más Podre. Muertos los cntiguos reyes y pctricrccs del mundo
profundos del cosmos se hqce iguclmente visible gue los grcr- ontiguo, el hombre conyugal es el llamqdo c recibirla, c través
cios que con el ouxilio de Dios unos esposos fieles son cqpctces de Cristo, por medicción de nuestrq mqdre lc Iglesic y por
me.
de ofrendcrse q sí mismos y crl mundo' Non coronqverit, nisi qui dicción de su propia esposq, detrás de l<¡ cuql estú siempre
Mq_
Jegitime certqverit. Lq coronq de lc vido sólo está reservqdq ql ríc, Ic benditcr entre todqs lcs mujeres. Es lc mujer lc que
in_
hombre y a lc mujer conyugcrl gue sepqn que en el mc¡trimo- troduce al mqrido en el servicio de ros grcndes misterios de
rq
nio y en todo eI reino de Dios nqdie puede sostenerse q sí mis- creqción y lo conduce ql se¡vicio del mundo de los co-seres.
mo más que por lcr entrego cuténtico. Ahorc bien, c¡ estq entre- son fuerzqs tremendqs los gue tienden o expandirse por er
gcr no se llegc c¡ fuerzq de unq decisión heroicq de lq volición, mundo q trqvés de todo mqtrimonio; son lqs fuerzqs o*oro"o"
sino que hoy que orqr y esforzqrse por ello a trcrvés de unq de Dios. El hombre y la mujer que quieren utilizorlcs para
sí
vido enterq. mismos, pqra su propic sqtisfacción, en vez de emplecrlqs
en
Aquí se potentiza unq vez más lc importoncia trqscendentcrl la libercción, mqdurqción y tronsformqción de sus ,rú"1"o" pur-
de lo mujer, de Mcríc. La mujer que cplcstc lo ccrbezq de lo sonqles, son destruidos y cniguilados por ellos. pero cun
cguí
serpiente, que lo persigue durqnte todos los milenios de lc his- Dios muestrq lcr inmensidcd de su gracic: cuóntqs .r"""" p.r*it"
toriq universql; Iq muier envueltq en la cúpulo estrellodo del que de un seno estrecho ncrzcrl el hijo gue, cl cbrir por
frimero
cosmos, es lcr únicq que puede liberor ol hombre de su vo- vez los ojos, ciestiguc c sus pcdres, clue crpcgcrron lc llcms
del
luntcd propic qutodestructivo. Sólo lc mujer, lq celeste, lq ele' qmor en su ongusticr, su limitcción y su
egoísmo, lc bendición
vodc ql cielo en cuerpo y olmc, y la terrestre (EVA - AVE: así del Niño Divino: Yo enjuogqré vuestrqs lógrimas. Tcmpoco
vieron yc nuestros cnteposodos el nombre de Evcr escondido vuestrc luchq fue en vqno. Yo soy el principio y el fin.
¡Ved,
en el de Moríc), puede trqnsformqr lq fuerzc excesivs del vo- yo lo renuevo todo!
rón - en lo que estribq precisomente su impotenciq - en qque-
llq fuerzq responsable que trctc con considerqción cr lq creq-
ción, lqs coscrs y los seres; gue medionte muchqs obstenciones
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