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Autores: Dr. Omar Carballo Rodal y Mtra. Teresa Segovia de Carballo.

Contacto: FORUM18:20
e-mail: ocarballo@lacarlota.um.edu.mx
teresasegovia0762@gmail.com
Diseño y Fotografía: Cynthia Carballo
Diagramación: Cynthia Carballo y Teresa Segovia de Carballo
Corrección: Ptr. Adán Garibaldi
Editor: Ptr. Javier Hidalgo
Índice
Prólogo 4
Capítulo 1 8
El objetivo supremo de los padres en la crianza de los hijos
Capítulo 2 18
Los valores esenciales y cómo transmitirlos a los hijos
Capítulo 3 36
La relación padre-madre y su impacto en la seguridad de los hijos
Capítulo 4 46
La madurez: elemento esencial para el éxito de los hijos
Capítulo 5 60
Establecer reglas benefician el hogar
Capítulo 6 72
La buenas relaciones padres-hijos contribuyen al éxito de los hijos
Capítulo 7 84
Influencia del padre sobre los hijos
Capítulo 8 96
Influencia de la madre sobre los hijos
Capítulo 9 110
El autoritarismo y la paternidad
Capítulo 10 122
La paternidad permisiva y su efecto en los hijos
Capítulo 11 134
La paternidad negligente y su efectos en los hijos.
Capítulo 12 142
El estilo de paternidad autoritativo
Conclusión 152
Bibliografía 156
PADRES QUE IMPACTAN

PRÓLOGO

La sociedad de nuestro tiempo se caracteriza entre otras cosas, por su capacidad


de avanzar sin tregua en el desarrollo científico y tecnológico, lo que ha permitido a
la humanidad superar grandes desafíos que en el pasado limitaban el bienestar y la
vida de las personas.

Los logros consolidados en ese sentido, han representado la solución a enferme-


dades que en el pasado eran incurables y/o mortales, el establecimiento de comu-
nicaciones satelitales que hacen posible el encuentro virtual de personas situadas
en diferentes latitudes del planeta, así como, la producción sistemática de una serie
de artículos orientados a lograr una mayor comodidad, reduciendo el trabajo y el
esfuerzo que antes era necesario invertir en las actividades cotidianas.

No obstante, esta sociedad global, que se basa en la dinámica del conocimiento y


en la expansión del consumo, padece una crisis que permean diferentes escenarios
que van desde el económico, social y político; llegando incluso a instituciones, tales
como las escuelas y las organizaciones religiosas, que antes eran consideradas
baluartes inexpugnables de la cultura y la civilización.

El génesis de esa crisis se sitúa en la organización social fundamental de la vida hu-


mana: La familia. La célula social primaria ha sido convulsionada, en las últimas dé-
cadas, por los cambios que ha traído consigo una forma de desarrollo que privilegia
lo material y la competencia encarnizada entre los individuos y tiende a despreciar
los afectos, los valores y la espiritualidad misma de las personas.

La solución a este dilema reside esencialmente en la recuperación de la vida familiar


en la que se gestan y modelan los rasgos básicos que definirán, de alguna manera,
el futuro de los individuos. Infancia es destino, es la premisa fundamental de toda
psicología que señala la importancia de la familia y en particular, de los primeros
vínculos de los niños con sus padres.

En este contexto, la aportación que Omar y Tere Carballo realizan a través de su


obra, resulta de gran importancia, ya que constituye una guía que integra concep-
tos y practicas fundamentales para el ejercicio saludable de la paternidad. Uno de
sus principales postulados es que una buena y constructiva relación de los padres
con sus hijos, contribuye de manera importante al éxito de estos últimos en su vida
adulta.
4
El trabajo de los esposos Carballo resulta ser una lectura necesaria para aquellas
personas que hoy se encuentran ya inmersas en las vicisitudes de la crianza y que
experimentan preocupación en hacer de sus hijos personas de bien y ciudadanos
que participen de manera digna en la vida de sus comunidades.

Este libro puede constituirse también en una referencia valiosa para quienes aun
no son padres pero se están preparando para esa importante tarea que, invariable-
mente, pone a prueba toda la solidez del carácter, el amor y la integración de las
parejas. La paternidad y maternidad respectivamente, constituyen experiencias que
marcan siempre un antes y un después en la vida de los individuos y, la mayoría de
las veces, las personas sienten nunca estar listas para ello.

En el contexto de una sociedad compleja en la que existen un sinnúmero de factores


de riesgo para la formación del carácter y la personalidad de las nuevas genera-
ciones, es necesario fortalecer la vida interior de las personas y, el mejor vehículo
para ello, es la construcción de un hogar que se configure como un espacio para el
encuentro y el sano crecimiento de los miembros de la familia.

La creciente patología social de nuestro tiempo se deriva en gran parte de la ero-


sión de los asideros emocionales, afectivos y espirituales, que en el pasado daban
seguridad y proporcionaban un derrotero seguro, en el cual la vida humana podría
desarrollarse y obtener su plena realización. El vacío resultante del desdibujamiento
de los valores y los afectos, se manifiesta hoy día, con cierta crudeza, en los indica-
dores de violencia, adicciones y en el reposicionamiento de las alteraciones menta-
les en las sociedades que se ostentan como desarrolladas.

En ese sentido, Omar y Tere son claros al expresar que la fe y la espiritualidad son
tan importantes en el ejercicio de la paternidad, como lo es la comunicación y las
normas en la organización y en el funcionamiento de la familia. Sin fe es imposible
vivir en este mundo, al menos vivir sanamente. La vida espiritual otorga dirección y
un profundo sentido de dignidad a las personas.

Más allá de la herencia material e incluso académica que lo padres pueden pro-
porcionar a sus hijos, el legado ético y moral, cobra una gran transcendencia, ya
que define el carácter y la manera en que los hijos se relacionaran con el trabajo, la
naturaleza, sus semejantes y con ellos mismos.

De igual forma, la solidez de las convicciones y las capacidades para autogober-


narse, para perseverar y consumar objetivos, resultan decisivas para el éxito en
5
PADRES QUE IMPACTAN

diferentes facetas de la vida. Dichas capacidades rara vez se desarrollan en la vida


adulta, sino que más bien son el resultado de la educación que se transmite a través
de los padres y que constituye su mejor legado a los hijos.

Padres que Impactan es una guía valiosa para aquellos que desean dejar como
herencia a la humanidad, hijos seguros, honestos y triunfadores. Los temas expues-
tos con claridad y sencillez abordan de manera práctica los principales retos que
afrontan los padres en la búsqueda de este propósito. A través de sus capítulos se
presentan una selección de temas que orientan y a través de ilustraciones didác-
ticas, muestran valiosos consejos y alternativas, para establecer y preservar una
excelente relación con los hijos.

Hoy día en que muchos jóvenes experimentan un sentimiento de soledad respecto a


su propia familia de origen, la vocación de los autores se pone al servicio de quienes
desean acompañar el crecimiento de sus hijos, estableciendo pautas y estrategias
idóneas para la transmisión de los valores, para el uso adecuado de la autoridad en
el hogar y sobre todo, para concientizar la aportación que cada progenitor realiza al
crecimiento y desarrollo de los pequeños en el seno familiar.

No existe nada más terapéutico que un hogar en el que los jóvenes tengan la opor-
tunidad de encontrarse con los mejores consejeros para sus vidas que son sus pa-
dres. En virtud de ello, en las paginas de esta obra se puede apreciar que el vinculo
padre - hijo es el mejor medio para hacer frente y sortear con éxito, cualquier riesgo
y obstáculo que las nuevas generaciones puedan tener para lograr una vida adulta
plena y saludable.

Con precisión magistral señalan también los extravíos de la paternidad que invaria-
blemente tienen repercusiones negativas en tanto en el ambiente del hogar como
en la salud emocional de los hijos. El autoritarismo y la indulgencia, rasgos aparen-
temente opuestos, se constituyen en formas de violencia que atentan por igual con-
tra la familia y la formación de los hijos. Respecto a ello, el trabajo de los esposos
Carballo, no solo previene, sino que además, señala estrategias adecuadas para
superar de manera efectiva el reto de administrar de manera adecuada las reglas y
el ejercicio de la autoridad en el proceso de la crianza de los hijos.

Esta obra condensa el esfuerzo de los autores por contribuir a la formación inte-
gral de las nuevas generaciones a través del fortalecimiento de la paternidad y el
enriquecimiento de los vínculos afectivos familiares. De esta manera, hacen una
aportación valiosa, no sólo a la construcción de una sociedad más humana, justa e
6
incluyente, sino también promueven la riqueza espiritual que es la base fundamental
y la esperanza del mundo civilizado.

Dr. José Antonio Vázquez C.


Profesor-Investigador Titular
del Instituto Tecnológico de Querétaro, México.

7
No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis

hijos andan en la verdad. San Juan


Capítulo
1
El objetivo supremo de los padres en la crianza
de los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

La paternidad en la sociedad hipermoderna

En medio de las crisis que viven muchas familias, el hogar constituye, sin duda, el
mejor y más seguro refugio que los seres humanos tienen en este mundo. Dentro
del hogar, los hijos constituyen el tesoro más precioso de los padres, independien-
temente del sexo, el tamaño, el color de su piel o de sus ojos, o aun de que sean
buenos o malos. Desde el día en que nacen, la vida se concentra en ellos y se
convierten en parte esencial de la vida de los padres. Desde ese día, en adelante, la
felicidad y la tristeza, los triunfos y las derrotas dependerán o estarán relacionados,
en gran medida, con lo que les suceda a sus hijos.

1. El más grande sueño de los padres está en peligro

La sociedad hipermoderna enfrenta diferentes tipos de crisis, pero para la familia,


la más peligrosa es la crisis de valores, así lo considera Hernández (2004) cuando
dice: “Por todos lados oímos hablar de crisis y ciertamente la estamos enfrentan-
do y padeciendo en casi todos los órdenes de nuestra vida. Hablar de economía,
política, seguridad y democracia es sinónimo de caos e incertidumbre, de transfor-
maciones profundas y de muchas preguntas sin respuestas. Pero, sin duda, la más
preocupante de todas ellas es la crisis de valores que hoy vivimos”.1

Para la generalidad de los padres los hijos constituyen su más grande ilusión, y en
ellos esperan ver cumplidas sus más grandes aspiraciones. Lamentablemente, la
crisis que se vive pone en peligro la realización del sueño más grande de todo padre,
pues la crianza de los hijos constituye su obra suprema. Los hijos pueden ser o la
mayor fuente de felicidad o la mayor fuente de tristeza. Jacqueline Kennedy dijo en
cierta ocasión: “Si estropeas la educación de tus hijos, no creo que importe mucho
cualquiera otra cosa que hagas bien”.2

El deseo de todo padre es ver a cada uno de sus hijos convertido en un triunfador.
No necesariamente porque ganó una medalla de oro en una competencia, sino por-
que lo ve crecer y convertirse en un buen ciudadano: ejerciendo decentemente su
profesión u oficio; cumpliendo fielmente su papel de cónyuge y padre; demostrando
que posee altos valores morales, amando a Dios y sirviendo a los demás.

2. La transmisión de valores comienza en el hogar

La base de todas las instituciones es el hogar. Cualquier obra que se desee hacer
para beneficio de la sociedad debe tener su inicio en el hogar. White (1986) afirma:
10
La restauración y el levantamiento de la humanidad empiezan en
el hogar. La obra de los padres es cimiento de toda otra obra. La
sociedad se compone de familias y será lo que la hagan las cabezas
de familia. Del corazón “mana la vida” (Proverbios 4:23), y el hogar
es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. El bien-
estar de la sociedad, el buen éxito de la iglesia y la prosperidad de
lanación, dependen de la influencia del hogar.3

La Fundación Alcoa (Aluminum Co. of America), menciona Zabala (2000), alienta a


los padres, con urgencia, a transmitir valores específicos a la juventud, pues como
en ninguna otra época los jóvenes tienen muchas alternativas para escoger, muy
pocos medios estructurados para tomar decisiones y muy poca ayuda para llegar
a ellas.4

3. Factores fundamentales del triunfo

A pesar de los graves problemas sociales que vive el mundo, a los hijos les ha to-
cado vivir una época de grandes oportunidades, de muchas opciones y de gran
libertad; por lo que se hace necesario que los padres se aseguren de que sus hijos
aprendan tres factores fundamentales para triunfar: autodependencia, autoconfian-
za y autodominio.

No importa a qué se dedique un padre, ni el cargo que desempeñe, ni cuán impor-


tante sea para la sociedad, ni cuánto dinero tenga, Dobson (2002) menciona que
todo padre debe tener el sentir de Mac Arthur, a quien en 1942 se le confirió un
premio por ser un buen padre. En esa ocasión él dijo:

Soy soldado de profesión y me enorgullezco de ser padre. Un sol-


dado destruye para construir. El padre solo construye, nunca des-
truye. Aquél tiene el potencial de la muerte, éste representa la crea-
ción y la vida. Y, aunque las hordas de la muerte son poderosas,
los batallones de la vida son aún más poderosos. Espero que mi
hijo, cuando me haya ido, me recuerde no por la batalla, sino por la
actuación en el hogar.5

El mundo hipermoderno que enfrentan los hijos

“Cambios”, probablemente sea una de las mejores palabras para describir el mundo
de hoy. Estos cambios, repentinos y drásticos, han tenido un fuerte impacto en to-
11
PADRES QUE IMPACTAN

dos los ámbitos de la vida, particularmente en el familiar.

1. El desarrollo de la ciencia ha traído oportunidades y desafíos

Los hijos de esta generación viven, sin duda, un mundo diferente del de sus padres.
A ellos les ha tocado desarrollarse en una sociedad donde todo ha cambiado con
gran rapidez, modificando así el estilo de vida.

El rápido desarrollo de la ciencia, sumado a la intensa lucha de los gobiernos e


instituciones en apoyo de los derechos de los niños y de los jóvenes, brinda la
oportunidad a los hijos de crecer en una sociedad que cada día les ofrece mayores
oportunidades para su desarrollo personal. Estos cambios han permitido a los ni-
ños y jóvenes disfrutar, no solo de derechos y privilegios, sino también de mucha
más libertad. Todos estos cambios constituyen un desafío para el desempeño de
la paternidad.

El auge científico en áreas como la telefonía celular y la computadora, entre otros


muchos inventos de la tecnología de punta, han cambiado los sistemas de comu-
nicaciones. La Internet, con sus diferentes redes sociales, ha sido una herramienta,
usada correctamente, sumamente útil; pero mal usada, se convierte en un verda-
dero peligro para los hijos y para cualquier persona.

Es también evidente, que estos rápidos cambios y avances de la ciencia, han contri-
buido a abrir una brecha en los diferentes ámbitos de la vida familiar, donde existen
grandes diferencias con sus consecuentes problemas en aspectos como la música,
el vestido y el vocabulario, entre muchos otros. Entre padres e hijos se manifiestan,
con frecuencia, serios conflictos relacionales, en parte originados por estas diferen-
cias.

2. La desintegración familiar en México

La mayoría de las personas reconocemos que la desintegración familiar es una epi-


demia que está afectando el mundo. No importa si es América o Europa o cualquier
otro continente, la situación es similar en todo el planeta. México no es la excepción;
estudios recientes, mencionados por Schwartz, informan que: “Este país se está
convirtiendo en un país de bastardos. Al menos uno de cada tres niños no tiene pa-
dre y va a crecer sin la figura paterna. Este es, sin lugar a dudas, el mayor problema
social que enfrenta el país”.6

12
Otro estudio afirma que en México, casi la mitad de las mujeres en edad reproduc-
tiva tienen que educar a sus hijos solas. La ausencia del padre es provocada por
alguna de las siguientes situaciones.7

Divorcio
11%

Viudez
Embarazo 17%
no
asumido
por la
pareja
60%
Abandono
12%

3. La desintegración familiar en los Estados Unidos de Norteamérica

La desintegración de la familia avanza a pasos agigantados dejando una estela de


desorientación y ruina. Cada día más hijos crecen sin dirección, ni un modelo a que
imitar. La familia, cada vez más, es amenazada por el divorcio, la violencia y la au-
sencia física o emocional de alguno de los padres. Esto constituye un serio proble-
ma en este país, donde uno de cada tres niños nace de una madre soltera, uno de
cada cuatro vive con solo uno de sus padres… tres de cada cinco madres trabajan
fuera del hogar.8

Muchos de los graves problemas sociales, afirma Pérez (2011), son originados por
la ausencia de los padres:

Es un factor que está detrás de la delincuencia, la sexualidad pre-


matura, las uniones consensuales, los hijos nacidos fuera del matri-
monio, el deterioro en el logro académico, la depresión, la propen-
sión de las mujeres a ser abusadas, la pobreza y los conflictos en la
definición de los roles sexuales. Se cree que provoca un 100% de
aumento de la lucha por la identidad sexual y de la creciente inci-
dencia de homosexualidad. La estructura familiar deteriorada es un
factor que predice la delincuencia en nuestra nación.9

Surgen entonces algunas preguntas: ¿Quién se ocupará de criar y guiar a estos ni-
13
PADRES QUE IMPACTAN

ños? ¿Quién les servirá de modelo? ¿Quién se encargará de suplir las necesidades
físicas y emocionales de estos millones de niños? Ni los Estados Unidos, ni ninguna
otra nación, por más poderosa que sea, tiene la solución de este grave problema.
Gobiernos de diferentes países reconocen abiertamente que la ausencia del padre
es el factor detonante de esta especie de bomba de tiempo que amenaza con des-
estabilizar a nuestra sociedad.

4. Carencias y desafíos que enfrentan los hijos

Ausencia de modelos que imitar. Barna (2006) menciona que los hijos necesitan
modelos a quienes imitar, ejemplos que seguir, pero el 44% de los adolescentes
admiten no tenerlos. En algunos casos, aunque los tengan, éstos han perdido su
importancia e inspiración para ellos. Cuando se les pregunta, quiénes son las tres
personas más importantes en su vida, sólo uno de cada tres nombra a sus padres.10
Éstos han perdido relevancia en la sociedad actual. Esta situación trae consigo sus
consecuencias desastrosas.

Falta de amor y seguridad. Cada día los padres viven más ocupados; la mayoría lu-
cha por suplir las múltiples necesidades de la familia en un mundo que cada vez se
complica y desmorona. Se considera que los padres sólo dedican a sus hijos alre-
dedor de un 40% menos de tiempo que apenas unos años atrás. Mientras tanto, los
niños continúan experimentando las mismas carencias que han tenido por décadas,
pero que actualmente se han agudizado. Entre las principales, dice Barna (2006),
están: “Tener un propósito significativo en la vida, que se confíe en ellos, y que se
les brinde amor y seguridad”.11

Vivir en hogares donde se cambiaron los roles. Cambios marcados se han dado en el
papel del hombre en el matrimonio. Hasta hace unos años el esposo era el provee-
dor, la esposa estaba en casa cuidando del hogar y de los hijos; las esposas reco-
nocían y aceptaban ese papel. Décadas atrás, se consideraba que el buen esposo
y buen padre era aquel que traía dinero para alimentar a su familia. La madre, por
el contrario, se encargaba de atender el hogar y de criar a los hijos. Actualmente la
mayoría de las esposas trabajan fuera de casa, y en algunos casos se han converti-
do en las principales proveedoras del hogar. La pregunta es ¿dónde está el esposo
y padre?; la esposa y los hijos esperan y exigen no solo alimento, sino sobre todo
amor, tiempo, dedicación y atención de parte del esposo y padre.

Familias diferentes de las tradicionales. El concepto de familia compuesta por un pa-


dre y una madre ha cambiado; hoy día se encuentran familias compuestas por matri-
14
monios de dos hombres o de dos mujeres. Hogares donde hay varios hijos viviendo
en la misma casa, sin necesariamente ser hermanos. Hogares donde se escuchan
expresiones como éstas: “Mi amor, tus hijos y mis hijos, les están pegando a nues-
tros hijos”. Se encontrarán también hogares con uno sólo de los padres, ya sea “él
o ella”. Pero en todos los casos, se llamarán una “familia” y se esperará que sean
buenos hijos.

Ausencia de valores absolutos. En el pasado las sociedades aceptaban y reconocían


los principios establecidos por la Biblia como absolutos, situación que ha cambiado
hoy radicalmente. Hoy en día el secularismo, el ateísmo o la indiferencia religiosa
caracterizan a la sociedad hipermoderna. En otros casos se cree en Dios, pero no
se tiene tiempo para la devoción y los ejercicios espirituales. Por si fuera poco, las
creencias orientales están desplazando con rapidez a las creencias cristianas tradi-
cionales. Unido a todo esto, o como consecuencia de no tener una fuente absoluta
de valores, actualmente casi todo es relativo; lo bueno y lo malo es definido por el
gusto de gente; muchos “valores” se elaboran de acuerdo a su beneficio y conve-
niencia. El respeto a los “derechos individuales” ha sido tomado como propuesta
política y ha impulsado a muchos gobernantes a aprobar leyes atrevidas e inmora-
les que van en contra de los valores espirituales establecidos en la Biblia. Y a éste
se le llama el siglo de las “luces” que los hijos tienen que enfrentar.

Hacer lo correcto es difícil. Hacer lo correcto, ser honestos, abstenerse de alcohol,


drogas o sexo, constituye un verdadero desafío para la juventud actual. Que un
joven o una señorita confiesen a sus amigos, que a sus 20 años, son aun vírgenes,
que creen en Dios, que leen la Biblia, o que asisten regularmente a la iglesia, es
motivo de burla y ridiculización, o que se considere que “viene de otro planeta”.
El joven que desea vivir rectamente y mantener en alto sus valores, siente que es
como “ambidiestro” en un mundo donde todos los demás son “diestros”. Hacer lo
correcto, ser diferente, es muchas veces ser calificado como incivilizado o “chapado
a la antigua”.

A lo malo se le llama bueno y a lo bueno se le llama malo. McDowell (2001) considera


que la sociedad actual ha llegado a un nivel moral tan bajo que constituye un peligro
para el desarrollo de los hijos, él dice:

Nosotros y nuestros hijos vivimos en un mundo que muchas veces


representa una amenaza para nuestro matrimonio, nuestra familia,
nuestros hijos. Vivimos en una cultura que rechaza la verdad de la
Biblia, que se burla de la moralidad bíblica, glorifica el sexo y la vio-
15
PADRES QUE IMPACTAN

lencia y festeja las borracheras y las groserías como si fueran una


gracia. Vivimos en una sociedad que mayormente ha rechazado las
nociones de la verdad y moralidad, una sociedad que por alguna
razón ha perdido la habilidad de decidir lo que es la verdad y lo que
es lo bueno, una sociedad en que la verdad es cuestión de gustos
y la moralidad ha sido remplazada por la preferencia individual.12

Los valores espirituales

1. Las decisiones más importantes son de índole espiritual

Los padres deben establecer firmes bases espirituales en el hogar. Pues estos va-
lores serán una guía en la vida de sus hijos. Aquí cabe el dicho: “Dime cuáles son
tus valores, y te diré quién eres”.

2. Las decisiones se resumen en lo que es correcto o incorrecto

Barna (2006) considera que un argumento aún más profundo a favor de la impor-
tancia del desarrollo moral y espiritual de los niños es el hecho de que toda deci-
sión que tomamos es, en última instancia, una decisión espiritual. No importa qué
cuestión o desafío sea que enfrentemos, nuestra decisión se resume en lo que cree-
mos que es correcto o incorrecto, lo cual se basa simple y llanamente en nuestro
sentido de verdad y propósito. Nuestra perspectiva en tales cuestiones proviene
de nuestras conciencias espirituales, ya sea que nuestras nociones de significado,
propósito, verdad, valor, integridad moral y ética surgen de nuestras ideas sobre los
determinantes últimos de la vida.13

Relacionado con esto Kuzma (2009) considera que lograr que los hijos triunfen en
medio de la confusión reinante, no es tarea fácil. Se requiere más que buenas inten-
ciones, se requiere un compromiso total. Esta es una tarea tan grande y desafiante
que “un tercio de todos los padres dicen que si tuvieran que hacerlo otra vez, no
comenzarían una familia”.14

Grandes desafíos enfrentan los padres para cumplir con éxito su noble labor. Lograr
que los hijos triunfen en medio de la confusión reinante, no es tarea fácil. Todo pa-
dre debe estar plenamente consciente que Para ver a sus hijos triunfar se requiere
más que buenas intenciones, se requiere un trabajo diligente y un compromiso total.
Esta es una tarea tan grande y desafiante que “un tercio de todos los padres dicen
que si tuvieran que hacerlo otra vez, no comenzarían una familia”.15
16
Los padres que se esfuerzan y logran su objetivo supremo, bien pueden decir como
el general Mac Arthur: Entonces, yo, su padre, me atreveré a murmurar: “No he
vivido en vano”.

LA MEDIDA DEL ÉXITO

La medida del éxito…


No es la medida del monto que tengas en el banco,
Ni la cantidad de hectáreas que posees.
No es una cuestión de prestigio o de rango,
Ni de tendones, músculos o huesos.

No son los siervos que acuden a tu llamada,


No son las cosas que posees,
Ya sean muchas, pocas o nada;
Son tus hijos los que miden el éxito.

Si son felices, trabajadores, honestos y buenos,


No importa lo que posean,
Todo el sudor y las lágrimas derramadas
Criando a un niño valen la pena, y son la medida del éxito.16

1
Josefina Hernández Mota, Dios mío, hazme viuda por favor (México, D.F.: Editorial Panora-
ma,2004), 97.
2
Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 117.
3
Elena de White, El ministerio de curación (Argentina: Asociación Casa Editora Sudameri cana;
1986), 269.
4
Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000),
61.
5
James Dobson, Cómo criar a los varones (Colombia: Unilit, 2002), 97.
6
Rami Schwartz, No tienen padre… ni madre, disponible en http://esp.mexico.org/lapalabra/
una/14717/ no-tienen-padre-ni-madre; accesada el 10 de octubre de 2011.
7
Nace sin padre uno de cada 10 niños en México, disponible en http://www.sipse.com/
noticias/74147-nace-padre-cada-10-ninos-mexico.html; accesada el 10 de octubre de 2011.
8
Huérfanos de padre, disponible en http://vidacristiana.com/index.php/component/content/
article/268-portada/19432-huerfanos-de-padre; accesada el 10 de octubre de 2011.
9
Ofelia Pérez, ¡Necesito a papá! (Florida: Casa Creación, 2011) 11,12.
10
George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Crea-
ción, 2006), 22.
11
Ibíd., 24.
12
Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 9.
13
George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales, 28, 29.
14
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 41.
15
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 41.
16
Kay Kuzma, Obediencia Fácil, 224.

17
“Lo más importante que los padres pueden ense-

ñarle a sus hijos, es cómo arreglárselas sin ellos”.

Frank A. Clark
Capítulo
2
Los valores esenciales y cómo transmitirlos a
los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

La importancia de los valores

Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando millones de jóvenes soldados de di-


ferentes partes del mundo se enfrentaban en los diversos campos de batalla en
Europa, una madre norteamericana, recibió una carta de su hijo que se encontra-
ba combatiendo en uno de esos frentes. Ansiosamente y con manos temblorosas,
abrió la carta que recién el cartero le había entregado, ésta decía:

Querida madre: Estoy en el frente de guerra y las balas rugen por doquier. Sé que en
cualquier momento una de esas balas pondrá fin a mi vida, y quiero confesarte que
tengo mucho miedo a morir. Siento que en algunas cosas soy diferente de mis com-
pañeros, pues los veo con valor y sin temor a la muerte enfrentar cada batalla. Antes de
salir a combatir, los veo que se arrodillan para hablar con un Dios que yo no conozco,
porque tú, madre, nunca me hablaste ni me enseñaste de él.

Recuerdo que te preocupaste mucho por mi educación. Dedicaste mucho tiempo para
que aprendiera a escribir sin faltas de ortografía, aun no olvido, cómo me enseñaste
a comer alrededor de una mesa de etiqueta. Aprendí todas las reglas de urbanidad.
Recuerdo que me llevabas a la academia de baile, y aprendí a bailar perfectamente.
Lo que me enseñaste mamá, aquí no me sirve, aquí solo se puede bailar al compás de
la balas.

Madre, sé que hiciste muchos esfuerzos por mi educación, y te lo agradezco; pero lo


que tú me enseñaste, aquí no me es útil. Sé que pronto estaré muerto como muchos
de mis compañeros, y todo se acabará para mí. Mamá, perdóname por escribirte esta
carta; sé que por mí, ya no puedes hacer nada, pero te lo digo por mi hermano, a quien
tienes aún en casa; prepáralo para enfrentar la realidad de la vida, sobre todo enséñale
a conocer y a confiar en ese Dios que tú conoces, pero que nunca te diste el tiempo ni
viste importante hablarnos de él.

Con mucho cariño,


Tu hijo Jack

El error que cometió esta madre se repite con frecuencia en la experiencia de mu-
chos padres, error, que con mucha frecuencia trae graves consecuencias. Para im-
pedir que esto siga sucediendo, diversas organizaciones promueven la necesidad y
la importancia de inculcar valores en la vida de los hijos. Es común que los padres
escuchen con frecuencia.

20
expresiones como “educar con valores” o “transmitirles valores”. Se considera que
la transmisión de valores es muy importante, pues cada día se toman decisiones y
los hijos tienen la responsabilidad de usar su capacidad de razonamiento moral el
cual está basado en sus valores.

Un valor significa, literalmente, “algo importante”, “que vale mucho”. Es tan necesa-
rio, que aun vale la pena morir por él. La historia registra la experiencia de muchos
hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas por defender o no traicionar sus va-
lores. De ahí que éstos otorguen a la existencia humana la dimensión del sentido.
Los valores proporcionan motivos, identifican a la persona, le dan rostro, nombre y
carácter propio.1

Hernández (2004), considera que: “Los valores son algo fundamental para la vida
personal, puesto que definen la calidad de la existencia, su anchura y profundidad.
Los valores no son cosas, ni elementos de cosas, sino propiedades. La mente y el
corazón están comprometidos y se da, por lo tanto, el compromiso de toda perso-
na”.2

Definición y clasificación de los valores

Existen muchas definiciones de lo que son los valores, Zabala (2000), comparte
tres de ellas:

1. “Valor es algo deseable y estimable para una persona o un grupo de perso-


nas”.
2. “Valor es algo digno de ser buscado”.
3. “Valor es el concepto que motiva nuestras acciones, influye en nuestras deci-
siones, desafía nuestras convicciones e inspira nuestras vidas”.3

Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes,


pautas o abstracciones que, orientan la conducta humana hacia la transformación
social y la realización de la persona. Son las guías que dan determinada orientación
a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social. 4

Los valores pueden ser esenciales o primarios y estos a su vez pueden clasificarse
como religiosos, sociales, financieros, recreativos, familiares o morales, solo por
mencionar algunos; éstos, a su vez, se subdividen en muchos otros.

21
PADRES QUE IMPACTAN

En la siguiente tabla se mencionan algunos de los valores, que los expertos consi-
deran de suma importancia.

VALORES ESENCIALES O PRIMARIOS


Según los siguientes autores

White Dobson Habenicht Barna

Dominio propio Principios morales Confianza en Dios Fe

Respeto Autodisciplina Dominio propio Autodisciplina

Reverencia Dominio propio Honestidad e Honestidad


integridad

Obediencia Aprecio por la verdad Respeto Responsabilidad

Confianza Responsabilidad Amistad

Aprender a pensar Paciencia y Perseverancia


perseverancia

Generosidad Lealtad y Lealtad


compromiso

Trabajo Gratitud Trabajo

Bondad Diligencia Coraje

Bondad y Compasión
compasión

¿Cuándo iniciar la transmisión de lo valores?

Como ocurre con otros aspectos de la vida, hacer las cosas en el momento debido
es vital. Transmitir los valores en el momento apropiado es clave para el éxito. El
sabio Salomón declara: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del
22
cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1). Este principio es aplicable en la educación de
los hijos.

1. Importancia de iniciar a la edad apropiada

Cada día la ciencia médica realiza mayores descubrimientos respecto a la importan-


cia de comenzar la educación del niño a edad temprana. Actualmente, se habla de
la “Estimulación Temprana”, de lo importante y benéfico que puede ser la educación
de los hijos desde el mismo vientre de la madre. White (1978) escribió este consejo
a los padres: “Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento, para predispo-
nerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal”.5

Algunos valores son fundamentales y deben ser transmitidos, según White, en los
primeros años; ella aconseja:

• Comiencen la educación del niño cuando aun lo tienen en sus brazos.6


• Enseñen al niño desde su más tierna infancia a obedecer a sus padres, a respe-
tar su palabra y a reverenciar su autoridad.7
• La primera lección que debe enseñársele al niño es la del dominio propio.8
• Antes de que el niño sepa razonar debe aprender a obedecer.9
• “Según se hayan educado los jóvenes y en la medida en que su carácter fue
amoldado en la infancia por hábitos virtuosos, de dominio propio y temperancia,
será su influencia sobre la sociedad”.10

En una ocasión se le preguntó a Abigail Van Buren si podía dar una palabra de
consejo a los padres jóvenes, ella respondió: “Comiencen temprano y sean conse-
cuentes. El niño debe aprender que NO significa NO y debe saber que NO, nunca
significa tal vez”.11

2. La mayoría comienza con dos o tres años de retraso

La importancia de la “educación temprana” es un tema que cada padre debe estu-


diar cuidadosamente. White (1978) menciona los factores que deben tomarse en
cuenta.

• “La obra de educación y formación debería comenzar en la primera infancia,


porque entonces la mente es más impresionable, y las lecciones impartidas se
recuerdan mejor.12
• “Pocos padres comienzan suficientemente temprano a enseñar la obediencia a
23
PADRES QUE IMPACTAN

sus hijos. Generalmente se permite que el niño tome la delantera en dos o tres
años a sus padres, quienes se abstienen de disciplinarlo, pensando que es de-
masiado joven para aprender a obedecer”.13

El primer año. Los padres se asombran de los cambios tan rápidos que se dan en
la vida de un niño. Particularmente durante los primeros tres meses de vida. Es,
además, una etapa en la que se establecen los fundamentos para todo el desarrollo
posterior. Reyes menciona que J. Fraser Mustard, mediante estudios que ha reali-
zado sobre la importancia del desarrollo temprano, llega a la siguiente conclusión:

El período de desarrollo temprano –que incluye también el período


intrauterino- “puede demarcar trayectorias en la salud, el aprendi-
zaje y la conducta e influir en las futuras etapas del desarrollo”, y
señala cómo las experiencias no estimulantes y pobres del medio
ambiente durante la temprana infancia pueden incidir en la pobreza
de habilidades verbales y matemáticas, lo mismo que generar pro-
blemas físicos y mentales en la vida adulta.14

Expertos en el tema enfatizan la importancia de aprovechar la “temprana infancia”,


la cual va del nacimiento a los seis años, para educar correctamente a los hijos. Aun
dentro de esta etapa, se señala que los tres primeros años son de mayor importan-
cia para trabajar por el desarrollo del niño, pues es el período más vulnerable.

El segundo año. En esta etapa, el cerebro se desarrolla con gran rapidez. Kuzma
(2009) dice que esos cambios son mucho más rápidos que en los años posteriores,
y que el cerebro alcanzará casi su tamaño adulto a los cinco o seis años de edad.15
Lewis (1994) menciona que es también alrededor de los dos años cuando se co-
mienza a formar la identidad sicosexual del niño.16 Frank y Theresa Caplan también
señalan este aspecto:

Hablando en términos generales, se puede decir que para cuando


los niños llegan a su segundo cumpleaños, tienen una buena com-
prensión de su mundo inmediato. Ya no son mas bebés indefensos.
De hecho, son individuos independientes, asertivos… Sus ojos tie-
nen toda la agudeza que alguna vez tendrán. Pueden ver objetos
pequeños a la distancia y distinguir letras de tamaño pequeño. Su
audición es notablemente fina, como descubren los adultos cuando
sus hijos pequeños repiten cosas que se suponía no debieran es-
cuchar.17
24
El tercer año. Es de suma importancia aprovechar la etapa temprana del niño para
trabajar en su formación. Ese pequeño niño, que en ocasiones se cree que no
entiende nada, en realidad está más que listo para trabajar con él. Se debe tener
presente que el fundamento del niño se coloca en los primeros tres años y cada pa-
dre debe asegurarse de que está usando el método apropiado de disciplina durante
estos tres primeros años. En esta etapa, es cuando el niño puede ser más fácilmente
moldeado. Si a alguien se le ha pasado este tiempo, debe iniciar inmediatamente,
y trabajar diligentemente para que su hijo aprenda hábitos básicos en esta edad,
como lo es dominio propio y obediencia, reconociendo, que a mayor edad, es más
difícil enseñarle.

Tim La Haye (1974) menciona que estudios realizados en diferentes Universidades


coinciden en lo siguiente: “El cincuenta por ciento del desarrollo del carácter y de la
personalidad de un niño se adquiere hasta los tres años de edad, el setenta y cinco
por ciento a la edad de cinco años”.18

Varios estudios mencionados por Goleman (2010) afirman, respecto al desarrollo de


los niños en esta etapa, lo siguiente:

Los tres o cuatro primeros años de vida son una etapa en la que el
cerebro del niño crece hasta aproximadamente los dos tercios de
su tamaño definitivo, y evoluciona en complejidad a un ritmo mayor
del que alcanzará jamás. Durante este período las claves de apren-
dizaje se presentan con mayor prontitud que en años posteriores, y
el aprendizaje emocional es el más importante de todos…el impacto
de este primer aprendizaje es profundo.19

Dobson (2010) dice: “El cerebro de un niño recién nacido pesa cerca de 25 por cien-
to de lo que pesará cuando sea adulto. Para la edad de tres años, habrá producido
miles de millones de células y cientos de billones de conexiones, o sinapsis entre las
células nerviosas. Es claro que algo dramático está sucediendo neurológicamente,
comenzando mucho antes del nacimiento”.20

Si se considera en serio lo anterior, es de vital importancia que cada padre sepa lo


que sucede en el cerebro de su hijo durante los tres primeros años, ya que éstos
constituyen un período de grandes cambios que son fundamentales en la vida del
niño. Este periodo brinda a los padres las mejores, condiciones para educar a sus
hijos.

25
PADRES QUE IMPACTAN

El cuarto año. En esta etapa, el niño estará por ingresar a la escuela, su capacidad
de aprendizaje estará en gran parte definida. La capacidad del niño, en diferentes
áreas, estará fuertemente relacionada con lo que los padres hicieron o dejaron de
hacer en los primeros años de su vida.

Es importante tomar en cuenta que diferentes investigaciones sobre la conducta


infantil, como la que menciona Kuzma (2008), muestran lo siguiente: Benjamín
Bloom y otros educadores han estimado que para el momento en que los niños
tienen cuatro años de edad, ya han desarrollado la mitad de su capacidad intelectual
adulta total.21

Estas revelaciones deben alertar y motivar a cada padre a esforzarse por apro-
vechar plenamente esta etapa de la vida de los hijos. Reconociendo que, de no
hacerlo, se requerirá de mucho mayor esfuerzo en las etapas posteriores.

El séptimo año. Desde hace mucho tiempo la edad de los siete años era reconocida
como de suma importancia en la educación de un niño. Un sacerdote decía: “Den-
me un niño hasta lo siete años, y yo haré de él un buen católico para toda la vida”.

White (1978) declara: “Las lecciones que aprende el niño en los primeros siete años
de vida tienen más que ver con la formación de su carácter, que todo lo que aprende
en los años futuros”.22

Al respecto, Kuzma (2009) señala: “Los niños son altamente impresionables. Llegan
a ser lo que ven, oyen y viven. Durante los primeros siete años se formarán sus há-
bitos fundamentales para toda la vida.23

Del octavo año en adelante. Después de los siete años muchos aspectos están defi-
nidos para bien o para mal. Cuando el niño cumple los ocho años ya está formado
en un 80%, esto significa que después de los ocho años de edad, sin importar el
tipo de escolaridad y el ambiente en que vivan los niños, sus capacidades mentales
sólo podrán alterarse alrededor de un 20%. Entre los valores que estarán en gran
parte definidos se encontrarán los espirituales, Barna (2006) dice:

Las estadísticas relacionadas con la vida espiritual y la experiencia


de los niños son bastante alarmantes. Dadas las tendencias que
indican que la condición espiritual de una persona a la edad de 13
años es un indicador sumamente importante del perfil espiritual que
tendrá como adulto, parece claro que una vida espiritual profunda y
26
saludable requiere una educación espiritual estratégica e intencio-
nal durante la primera infancia y los años de adolescencia.24

Es sorprendente, que a la edad cuando muchos padres creen que sus hijos, aún son
muy pequeños, que no saben ni están capacitados para tomar decisiones de tipo
espiritual, en realidad ya es demasiado tarde y, por lo tanto, será más difícil impactar
en sus decisiones espirituales.

Baucham en su libro Patrimonio espiritual, menciona un informe de Pinkney, de lo


que ocurre en los Estados Unidos, en el cual declara que el 70 por ciento de los
adolescentes involucrados en los grupos juveniles dejaron de asistir a la iglesia en
un plazo de dos años después de la graduación de la escuela secundaria. En un
informe del concilio de la Iglesia Bautista del Sur, sobre Vida familiar, se informó que
el 88% de los niños de hogares evangélicos deja la iglesia a los 18 años.25

Otro interesante estudio fue hecho por Barna (2006), el cual comparte los resulta-
dos, los cuales confirman sobre la importancia de los primeros años, en relación con
las decisiones y valores espirituales, como lo muestra la tabla siguiente.26

EDAD EN LA QUE ACEPTAN A CRISTO

32%

6%
4%

5 a 12 13 a 18 19 en adelante

Es evidente que la mayoría hace sus decisiones espirituales a muy temprana edad.
Con razón Salomón declaró: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo
no se apartará de él” (Proverbios 22:6).

Tomando en cuenta lo anterior, conviene a cada padre reflexionar y analizar cuida-


dosamente su trabajo, y retomar el buen camino antes de que sea demasiado tarde,
a fin de que su tarea sea altamente fructífera. Pereyra (2010) en su libro Sicología de
27
PADRES QUE IMPACTAN

los personajes bíblicos dice: “En la búsqueda del sentido individual, la influencia (el
impacto) y trascendencia de personas significativas puede llegar a ser decisiva… La
realidad de los valores trascendentes convocan las fuerzas de la integración propia”.

Cómo transmitir los valores

La transmisión de valores, generalmente, lleva un tiempo y requiere un proceso para


que sea más efectivo. Smalley (1999) menciona tres pasos que se pueden seguir en
la educación de un niño:

• El sistema de recompensa-castigo. Más apropiado para el niño en la edad pre-


escolar, se pone de manifiesto cada vez que le decimos, por ejemplo, “si te
portas bien o te portas mal, ocurrirá tal o cual cosa”.
• El sistema de reglas. Más apropiado para el niño en edad escolar, es evidente
cada vez que el padre indica algo mediante una regla o norma; se espera que
el niño obedezca y actúe de acuerdo a la regla establecida. Por ejemplo: “No
comas entre comidas, a menos que pidas permiso”.
• El sistema de principios. Más apropiado para los últimos años de la niñez y los
de la adolescencia, se pone en práctica cuando se explica el porqué de la regla
o normativa: “debes cuidar tu cuerpo, porque pertenece a Dios”.27

1. Inicie esta tarea en el hogar

Un estudio hecho a once mil jóvenes entre los 12 y 18 años, demostró que el hogar
es el sitio más importante para aprender valores.28 El estudio descubrió que los jó-
venes aceptan mejor las normas, cuando les son enseñadas en el hogar, que cuan-
do se las imponen en la escuela o la iglesia 29 Las experiencias familiares tempranas
determinarán, dice Zabala (2000), los siguientes aspectos:

• La estructura del carácter durante la edad adulta.


• La imagen interna que la persona tiene de sí misma.
• La forma como ve a los demás, y cómo se siente en su relación con los otros.
• La capacidad de establecer relaciones permanentes, cálidas e íntimas, lo cual
será básico para cuando establezca su propia familia.
• Su actitud hacia la autoridad y hacia la Autoridad final que es Dios.

En realidad, no hay ninguna otra interacción humana que influya tanto en la vida de
una persona como lo que ocurre en las relaciones que se dan en la intimidad del
hogar. 30
28
Al considerar la importancia de la educación temprana, Habenicht (2000), hace
referencia a un importante estudio del Dr. Burton White, del Programa Preescolar de
la Universidad de Harvard, quien llegó a la siguiente conclusión:

Lo que sucede al niño desde que nace hasta que cumple sus pri-
meros 18 meses de vida, tendrá más influencia en su capacidad
mental futura, que lo que le suceda en cualquier otro tiempo. En su
informe, el Dr. White también concluye que el núcleo familiar es el
sistema educativo más importante. Los niños que en sus primeros
años no reciben la crianza adecuada, se desligan de la familia. . .
Esta desunión, en su peor forma, puede crear gentes sin vínculos
quienes. . . contribuyen más allá de su número al desorden y a las
enfermedades de la sociedad. No están capacitados para relacio-
narse en el trabajo, para tener amigos, para el matrimonio, ni para la
crianza de los hijos.31

2. Enseñe valores basados en principios

Siendo que el objetivo que los padres deben perseguir es que el niño sepa decidir
correctamente en cualquier circunstancia, es importante que éste conozca el princi-
pio que le ayudará a conocer o a saber cuál es la decisión correcta que debe tomar.

Zabala (2000) hace referencia a una importante pregunta que Kuzma plantea:
¿Cómo ayudar al niño a desarrollar un código moral sólido, basado en principios?;
enseguida él comparte una serie de aspectos que pueden ayudar a contestarla:

• Ayude a su niño a sentirse bien acerca de sí mismo.


• Recuerde que el autoconcepto de los niños está determinado, en buena medi-
da, por lo que creen que piensan de ellos las personas más importantes de su
vida… sus padres.
• Establezca un código moral bíblico para su familia; cuanto más temprano inicie,
será mejor.
• Ayude a su hijo a pensar acerca de por qué un acto es bueno o malo.
• Anime a su hijo para que tome sus propias decisiones, las defienda y se respon-
sabilice por ellas. No lo escude o proteja de las consecuencias de su decisión.
• Permítale hacer cosas por iniciativa propia (si usted le controla cada movimien-
to, nunca aprenderá a tener dominio propio).32

Zabala (2000) aconseja que a los hijos no siempre se les proteja de todas las difi-
29
PADRES QUE IMPACTAN

cultades, sino que se les permita, cuando así se considere conveniente, que él las
enfrente, pues esto le será de gran ayuda.33

Debido a que cada ser humano es diferente, no existe una fórmula única que pueda
aplicarse con tan buenos resultados; pero al analizar el comportamiento de mu-
chos, se ha comprobado que ciertas pautas permiten lograr buenos resultados en
la transmisión de los valores.

3. Enseñe primero los valores espirituales

Hasta hace unas décadas, en varios países se consideraba que los valores espiri-
tuales eran tan importantes que no solo debían enseñarse en la casa y en la iglesia,
sino aun en las aulas de clase. Por diferentes circunstancias, la mayoría de los paí-
ses legisló sobre el hecho de que los valores espirituales se enseñen en el hogar o
en la iglesia. Dada esta decisión, que parece estar justificada, se han omitido en la
formación escolarizada, debiendo sufrir sus respectivas consecuencias.

George Barna descubrió, cuando entrevistó a padres cristianos y no cristianos, que


el objetivo número uno que tenían para sus hijos era que tuvieran una buena edu-
cación,34 destacando un aspecto dimensional que es el desarrollo espiritual de sus
hijos.

En investigaciones realizadas por Barna, dice Baucham (2010), ha encontrado que


cuatro de cada cinco padres (85%) creen que les corresponde la responsabilidad
de trabajar por el desarrollo espiritual de sus hijos. Sin embargo, dos de cada tres
renuncian a esa responsabilidad y la colocan en manos de su iglesia.35 Los padres
que se acercan al pastor o a quien instruye a los niños, es sólo para saber si asistie-
ron a la clase, si se portaron bien, o si llevaron Biblia.36 Esto ocurre justo cuando los
padres deben estar invirtiendo en el crecimiento moral y espiritual de sus hijos con
gran preocupación, cuidado y conciencia.37

Estudios diversos de Barna (2006) muestran el engaño en el que viven algunos pa-
dres y dirigentes religiosos en cuanto a la situación espiritual de los hijos.38

• El 90% de los padres que asisten a la iglesia están satisfechos con lo que sus
hijos aprenden allí.
• El 62% de los pastores evangélicos afirman que su iglesia está haciendo una
buena labor en enseñarles a los niños de Cristo.
• El 80% de los pastores sienten que la participación de los niños en la adoración
30
en la iglesia es buena.
• El 75% de los pastores afirman estar satisfechos con lo que la iglesia está ha-
ciendo para mostrales a los niños una visión bíblica del mundo.
• El 80% de los niños entre los 5 y los 13 años afirman que no saben qué es la
adoración, y admiten que no sienten la presencia de Dios.

4. Enseñe con el ejemplo

Un día, mientras Abrahán Lincoln era presidente de los Estados Unidos, su hijo
pequeño entró a la oficina presidencial, después de un rato de estar con su padre,
abrió uno de los cajones del escritorio y tomó una hoja para escribir. Su padre lo
miró y le dijo: “Hijo, vuelve esa hoja a su lugar, pues ese papel es propiedad de la
nación. Inmediatamente abrió otro cajón y sacó una hoja como la anterior y la en-
tregó a su hijo. Enseguida le dijo: “Estas hojas son mías, las compré con mi dinero”.
De esa manera, ese padre le enseñó a su hijo pequeño el principio de la honestidad.

Los niños captan las lecciones informales de la vida diaria más rápidamente, declara
Habenicht (2000), que los intentos deliberados de enseñarles los valores.39 Ella
agrega: “Los padres deben ser un modelo de honestidad e integridad, ya que los
hijos no serán más honestos que lo que son los padres.40 Barna (2006) declara: “El
ejemplo… es el componente mas poderoso en los esfuerzos de un padre por influir
en un niño”.41

5. Repita esos valores consistentemente

Los medios de comunicación saben aplicar el principio de la repetición. Logran sus


objetivos de mercadotecnia presentando el producto vez tras vez. Este principio
estaba involucrado en la orden dada a Moisés. Dios ordenó: “Y estas palabras que
yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás
de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te
levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre
tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”42 (Deuteronomio
6:4-6). Ésta sería la mejor manera de grabar los principios que Dios les había dado.

6. Sea perseverante y firme

Este principio, dice Hoffman (1998), es ilustrado muy bien por la declaración de To-
más Alva Edison, quien refiriéndose al principio de la perseverancia dijo:

31
PADRES QUE IMPACTAN

Hay muchas personas que consideran que he realizado ciertas cosas por cierto
“genio” que poseo. Eso no es verdad. Cualquier otra persona de mente brillante
puede lograr exactamente lo mismo que yo si persevera al máximo, y si recuerda
que nada de lo que pueda valer la pena va a funcionar por sí mismo, simplemente
para complacerte; es preciso hacer que el maldito artefacto funcione. El genio es
uno por ciento de inspiración y noventainueve por ciento de perseverancia.43

Hay aspectos esenciales que deben enseñarse en el hogar, dice


Lewis (1994), pues es el mejor lugar para aprender aquellas cosas
que se logran con verdadero trabajo. El resultado es el desarrollo
de cualidades como la diligencia y la perseverancia, así como un
sentido de satisfacción en el niño. Según comience a crear ese
sentido de competencia, el niño se sentirá cada vez más confiado.44

En la transmisión de valores, la firmeza es un elemento que no puede faltar. En la


mayoría de los casos, existirá un rechazo natural del hijo hacia los valores que se
quieren enseñar. El hijo puede aun pensar y protestar diciendo que sus padres
son injustos. Puede decir o pensar aun que no se les ama por no permitirles hace
su voluntad. En estas circunstancias, es importante recordar las palabras de San
Pablo: “Ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza;
pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”
(Hebreos 12:1).

Es importante, antes de terminar este capítulo, aclarar que es posible que usted hizo
o este haciendo todo lo antes mencionado y sin embargo no obtuvo los resultados
deseados, en estos casos es apropiado recordar lo que Wright (1994) llama los tres
mitos de la paternidad.45

Mito 1: Involucramiento total de los padres. El primer mito en la crianza de los hijos
afirma que los buenos padres se involucran totalmente con sus hijos todos los días.
Se necesita mucho entusiasmo para hacer un buen trabajo. Usted necesita estar
involucrado con sus hijos, pero no necesita que sea de forma tal, hasta el punto de
que ellos sean el centro de su atención, hacer esto es dañino para el niño. Algunas
señales reveladoras de demasiado involucramiento son:

• Andar detrás de él constantemente para cuidarlo.


• Insistirle y rogarle que se coma toda la comida.
• Restringir a su hijo y privarle de muchas actividades por temor a que se lastime.
• Vestirlo, amarrarle los zapatos y hacer cosas por él, cuando él las puede hacer
32
por sí mismo.
• Recordarle constantemente que se ponga o use ropas abrigadas los días fríos.
• Hacer las tareas escolares por él.
• No le da a su hijo responsabilidades en el hogar.
• Llevarlo y traerlo a la escuela todos los días, aun cuando él puede trasladarse
solo.
• No permitir que otras personas lo cuiden.
• Permitirle a su hijo adolescente salir solo con los amigos que usted selecciona
para él.
• Recoger las pertenencias de su hijo, incluyendo su cuarto, cuando él ya lo pue-
de hacer.

Recuerde, la continua sobreprotección de los padres sofoca el deseo natural de


independencia.

Mito 2: La responsabilidad total del éxito de los hijos recae en los padres. El segundo
mito importante declara que el éxito o el fracaso del niño depende enteramente de
los padres. Muchos padres cristianos luchan con este mito, creyendo que ellos son
responsables cuando los hijos hacen decisiones contrarias a la manera como han
sido criados. A estos padres se le escucha decir: ¿qué hicimos mal? ¿cómo nos ha
podido pasar esto? ¿dónde ha estado Dios en todo esto? Si tan sólo los hubiéramos
criado mejor, ¿cómo pudo desviarse de nosotros, después de que lo hemos guiado
tanto?

Dios nos ha dado la misma libertad que le dio a Adán y a Eva: la libertad de escoger
entre lo bueno y lo malo. Sus hijos tienen esa libertad. Usted es responsable de
amarlos, cuidarlos y rodearlos de un ambiente positivo y educativo, pero no es res-
ponsable de la dirección que ellos escojan en su vida. La responsabilidad total de
los padres es un mito, y la culpa, la frustración, la autocondenación, y lo que resulte
de ellos muchas veces carece de fundamento.

Mito 3: Los hijos siempre serán una fuente de felicidad. El tercer mito, ampliamente
aceptado, es que la crianza de los hijos es un trabajo valioso, y que usted siempre
los disfrutará. Esta idea es verdadera solo parcialmente, en el mejor de los casos.
Sí, la crianza de los hijos puede ser valiosa y agradable mucho tiempo, pero no
siempre. Habrá tiempos de frustración y enojo, los cuales le harán preguntarse:
¿Dónde voy para renunciar a ser padre o madre?

Cumplir exitosamente con la crianza de los hijos no es fácil; con razón el psicólogo
33
PADRES QUE IMPACTAN

y escritor Dale Olen, dijo: “Los padres necesitan más entrenamiento que un neuro-
cirujano, más sabiduría que un juez, y más amor que un santo.”46

FUI UN PADRE MALO…


Dr. Carlos Hecktheuer, Médico psiquiatra

Un día, cuando mis hijos estén lo suficientemente crecidos para entender la lógica
que motiva a los padres y madres, yo habré de decirles:

Los amé lo suficiente, como para haberles preguntado a dónde iban, con quién iban
y a qué hora regresarían.

Los amé lo suficiente, para no haberme quedado callado y hacerles saber, aunque
no les gustara, que aquel nuevo amigo no era buena compañía.

Los amé lo suficiente, para hacerles pagar las golosinas que tomaron del supermer-
cado o las revistas del expendio, y hacerles decir al dueño: Nosotros nos llevamos
esto ayer y queremos pagarlo.

Los amé lo suficiente, como para haber permanecido de pie dos horas, junto a uste-
des, mientras limpiaban su cuarto, tarea que yo habría hecho en 15 minutos.

Los amé lo suficiente para dejarles ver, además del amor que sentía por ustedes, la
decepción y también las lágrimas en mis ojos.

Los amé lo suficiente para dejarlos asumir la responsabilidad de sus acciones, aun
cuando las penalidades eran tan duras que me partían el corazón.

Y, ante todo, los amé lo suficiente, para decirles NO, cuando sabía que ustedes po-
drían odiarme por eso (y en algunos momentos, sé que me odiaron).

Ésas eran las batallas más difíciles de todas. ¡Estoy contento, vencí... porque, al
final, ustedes ganaron también!

1
Fernando Zabala, No callarás (Miami, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2000) 109.
2
Josefina Hernández Mota, Dios mío, házme viuda por favor (México, D.F: Editorial Panora-
ma,2004), 97.
3
Fernando Zabala,11.
4
Definición y tipos de valores, disponible en http://www.monografias.com/trabajos75/defini-
cion-tipos-valores/definicion-tipos-valores.shtml; accesada el 10 de octubre de 2010.
5
Elena de White, El ministerio de curación, (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Associa-
tion, 1978), 287.
34
6
Ibíd.,
7
Ibíd.,
8
Elena de White, Conducción del niño (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Association,
1978), 85.
9
Elena de White, Consejos para los maestros (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Asso-
ciation, 1971), 86.
10
Elena de White, El hogar cristiano (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Association,
1971), 11.
11
Kay Kuzma, Obediencia fácil, 89.
12
Elena de White, Conducción del niño, 23.
13
Ibíd, 77.
14
Yolanda Reyes, La lectura en la primera infancia, disponible en http://www.cerlalc.org/red-
planes/ secciones/ .biblioteca/reyes _ lectura primera infancia.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011.
15
Kay Kuzma, Los primeros siete años t 3, 15.
16
Paul Lewis, 40 Maneras de enseñar al niño los valores morales (Colombia: Unilit, 1994), 127.
17
María Montessori, La pedagogía de la responsabilidad y la autoformación, disponible en
http://www.uhu.es/cine. educacion/figuraspedagogia/0_montessori.htm; accesada el 10 de octubre de
2011.
18
Tim La Haye, Casados pero felices (Colombia: Editorial Libertador),86.
19
Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 230.
20
James Dobson, Cómo criar a las hijas (USA: Tyndale 2010), 66.
21
Kay Kuzma, Los primeros siete años t 3, 16.
22
Elena de White, Conducción del niño, 184.
23
Kay Kuzma, Los primeros siete años t 1, 9.
24
George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Crea-
ción, 2006) 39.
25
Voddie Baucham, Patrimonio espiritual, disponible en http://files.tyndale.com/thpdata/First-
Chapters/978-1-4143-3393-9.pdf; accesada el 14 de septiembre de 2011.
26
George Barna, 32.
27
Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit, 1999), 119.
28
Benjamín Alvarez, El aprendizaje de las Naciones, disponible en http://www.rieoei.org/oeivirt/
rie08a06.htm; accesada el 14 de septiembre de 2011.
29
Dona J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer, 31.
30
Fernando Zabala, 53.
31
David Treybig, La educación de los hijos en el mundo moderno, disponible en http://www.
unidachile.cl/unidabolivia/ revistas%2096y97/bn96so.pdf; accesada el 14 de septiembre de 2011.
32
Fernando Zabala, 70.
33
Norman Wright, Las palabras de los padres y su asombroso poder (Colombia: Unilit, 1994),
70-75.
34
Voddie Baucham, Patrimonio espiritual, disponible en http://files.tyndale.com/thpdata/First-
Chapters/978-1-4143-3393-9.pdf; accesada el 10 de octubre de 2010.
35
Ibíd., 77.
36
George Barna, 126.
37
Ibíd., 60.
38
Ibíd., 125.
39
Dona J. Habenicht, 207.
40
Ibíd.
41
George Barna, 88.
42
Deuteronomio 6:4-6.
43
Edward Hoffman, De padres a hijos (México: Editorial Selector, 1998), 166.
44
Paul Lewis, Maneras de enseñar al niño los valores morales (Miami, Fl: Editorial Unilit, 1994),
67.
45
Norman Wright, Las palabras de los padres y su asombroso poder (Colombia: Unilit, 1994),
70-75.
46
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
GEMA Editores, 2009), 29.

35
“Lo más grande que un hombre puede hacer por

sus hijos, es amar a la madre de sus hijos”.

Theodore Hesburgh
Capítulo
3
La relación padre-madre y su impacto en la
seguridad de los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

La atmósfera del hogar

Con frecuencia, la pareja pasa por alto la trascendencia de su relación como cón-
yuges, que afecta decisivamente el presente y futuro de sus hijos. Mucho se ha
dicho que la imagen de padre o madre que se transmite a los hijos depende, en
gran medida, de la imagen que cada uno tiene del otro. Cuando los hijos ven que sus
papás se aman y admiran, ellos intentarán imitarlos, para también aprender a amar
y ser amados, pues reconocerán que amar es bello y placentero. Esos aspectos
contribuirán fuertemente a la formación de la personalidad de los hijos.1

1. La influencia de un hogar bien constituido

Los dirigentes civiles, los sociólogos, los psicólogos, los maestros, los políticos y
los dirigentes religiosos concuerdan en que, la fortaleza de una nación, reside en la
solidez de sus hogares. Covey (1998), analizando este aspecto, declara: “La historia
claramente afirma que la familia es el fundamento de la sociedad. Es la Piedra angu-
lar de toda nación. Es el núcleo de la civilización. Es el pegamento que todo lo une.2
San Agustín tenía razón cuando dijo: “La familia es el vivero de la sociedad”. Un
serio análisis de estas declaraciones debe reafirmar el compromiso de cada padre
de hacer lo mejor por brindar un buen hogar a sus hijos.

El impacto que produce el hogar en la vida de los hijos, es de vital importancia. Una
encuesta realizada entre padres e hijos para conocer qué pensaban sobre este as-
pecto, mostró lo siguiente: Un 97% de los padres y un 94% de los hijos consultados
(casi la totalidad) piensan que “mantener buenas relaciones familiares” constituye
un valor “bastante o muy importante”, por encima del resto de valores considerados
como deseables.3

2. Tener un dulce hogar no es fácil

La mayoría de las personas tienen buenas intenciones. Los padres no son la ex-
cepción, desean y esperan, no solo tener buenos hijos, sino hijos sobresalientes;
el problema es que, como lo declara Covey (1998), “Las fuerzas que arrastran a las
familias son demasiado fuertes en el mundo moderno: Debemos decidir si girar o ir
donde nos lleve la corriente. La clave para girar con éxito, es ser intencional respecto
a los rituales de la familia”.4

38
3. Los padres crean la atmósfera del hogar

El ambiente que reina en un hogar es de capital importancia para el buen desarro-


llo de los hijos, y éste, dice White (1978), es mayormente creado por los padres:
“Los padres crean en extenso grado la atmósfera que reina en el círculo del hogar,
y donde hay desacuerdo entre el padre y la madre, los niños participan del mismo
espíritu”.5 Esta relación se notará hasta en los rincones más ocultos del hogar, y
tendrá repercusiones en el desarrollo de la familia.

Se ha observado que en los hogares donde reina un clima de concordia, paz y


afecto, los miembros de la familia, los padres y los hijos, pasan más tiempo dentro
del hogar. Además, se ha encontrado que los hijos que crecen en un ambiente tal,
permanecen más años en el hogar y se casan a edades mayores que aquellos que
viven en hogares donde las relaciones intrafamiliares son tensas.

4. El hogar y los padres constituyen verdaderos modelos

La vida de la familia diseña y establece la primera escuela de aprendizaje emocional


del niño, en el hogar se aprende lo que se siente respecto de uno mismo y de los
demás. Esta escuela no solo opera a través de las cosas que los padres dicen o
hacen directamente a los niños, sino también mediante la manifestación de sus pro-
pios sentimientos y de cómo se tratan como marido y mujer. Goleman (2010) señala:
“Algunos padres son dotados maestros emocionales, otros son desastrosos”.6

5. El nacimiento de los hijos trae cambios en la relación de pareja

Se espera que el nacimiento de cada hijo sea motivo de felicidad y, en la mayoría de


los casos, así es, pero al mismo tiempo cada nuevo integrante que llega a la familia
trae cambios diversos en la vida de la pareja. Estas variaciones, si no son correcta-
mente manejadas pueden provocar una crisis en la satisfacción mutua de la pareja.
Así lo confirma una investigación hecha por la Universidad de San Diego con 31 mil
personas casadas. Este estudio concluyó que la satisfacción matrimonial, tras el
nacimiento del primer bebé, baja en un 42%. También el llamado Proyecto Nacio-
nal de Matrimonio (National Marriage Project) de la Universidad Rutgers, en Nueva
Jersey, Estados Unidos, fue categórico al afirmar en uno de sus informes: “Los hijos
parecen ser creciente impedimento para la felicidad de los matrimonios”.7

La felicidad conyugal de los padres llega a su punto más bajo durante los años en
que sus hijos son adolescentes. Para lidiar con estos cambios, una de las mejores
39
PADRES QUE IMPACTAN

cosas que pueden hacer es tomar medidas para mantener sólido su matrimonio.

Gary y Greg (1999) declaran: “Los padres en conflicto tienden a expresar menos
preocupación y cariño hacia su hijo adolescente, y hacen uso de una disciplina más
estricta de la usual, creando mayores dificultades emocionales para el hijo”.8

6. El hogar es la base de la estabilidad emocional de los hijos

La relación de los padres, el ambiente del hogar y la relación de los padres y los
hijos habrán de proveer los elementos para el crecimiento emocional. Barna (2006)
lo resume en la siguiente declaración: “La mayor parte de la estabilidad emocional y
de la madurez de los niños brota de su relación con la familia”.9

Gottman (2008) compara la relación de la pareja con la cuna del niño. Si la cuna
es cómoda, segura y llena de afecto, el corazón del niño descansará y crecerá se-
guro. Es tarea de los padres trabajar porque el hogar represente una cuna fuerte y
tranquila. Los padres que logran este objetivo, están asegurando, en gran parte, el
bienestar presente y futuro de sus hijos.10

El mismo autor (2008) sigue diciendo que, los padres que cuidan y dedican tiempo
a su matrimonio, y satisfacen mutuamente sus necesidades como pareja, proveen
a sus hijos un modelo futuro de lo que es y será un buen matrimonio, y de cómo
mantener relaciones sanas con los demás. Los hijos que tienen la oportunidad de
crecer en hogares donde el ambiente es relajado y feliz, generalmente se desarrollan
mejor física, emocional e intelectualmente.11

Contrariamente, afirma también Gottman (2008), en las familias donde la pare-


ja enfrenta constantes conflictos o están separados, los hijos crecen inseguros,
inestables afectiva y socialmente; además, muchas veces, los acompañan fuertes
traumas.12 Dependiendo del tipo de relación que tengan los padres, el desarrollo
espiritual de los hijos será afectado por esas repercusiones.

Diversidad estructural de los hogares

Así como cada ser humano es diferente, también existen diversas formas de re-
lación entre las parejas. Algunas ni siquiera son permanentes, cambian según las
circunstancias. Es posible, sin embargo, señalar que hay parejas donde se observan
ciertas tendencias. Se considerarán tres de ellas y sus características principales.

40
1. Hogares donde el cónyuge ocupa el primer lugar

Existen parejas donde, aun cuando se tengan hijos, la relación de la pareja sigue
siendo prioritaria. Expertos consideran que, en la relación familiar, la relación con el
cónyuge debe ocupar el primer lugar. Kuzma (2009) declara: “En una familia bipa-
rental, el matrimonio debe ser la relación de más importancia dentro de la familia,
y debe ser más importante que cualquier persona individual dentro de la familia”.13

Rosemond en su libro El plan de seis puntos para criar hijos sanos y felices, aconse-
ja a los padres lo siguiente: “Presten más atención a su matrimonio que a sus hijos.
En otras palabras, fije las prioridades como corresponde y no deje que ese orden se
altere. Si usted no tiene pareja, entonces préstese más atención a usted que a sus
hijos. Recuerde que resultará difícil que pueda dar algo, si su propio “stock” está
agotado”.14 En otras palabras, se necesita ser solventes para poder dar mucho.

Para los hijos, la unión estrecha y amorosa de sus padres es altamente valorada.
Aun en algunos casos, es posible que los hijos no reciban toda la atención de par-
te de sus padres, pero podrán crecer sanos emocionalmente si la relación de sus
progenitores les brinda seguridad. Los padres sabios sabrán cómo equilibrar sus
actividades, para dedicarse tiempo de calidad como pareja y consecuentemente a
sus hijos.

2. Hogares donde los hijos son la prioridad

Gottman (2008) considera que existen también parejas donde la prioridad son los
hijos. Cuando es así, pueden surgir algunos conflictos conyugales, especialmente
provocados por el cónyuge que se siente abandonado. Es frecuente encontrar pa-
rejas donde, de común acuerdo, se concentran en los hijos, aun dejando de lado
sus obligaciones como pareja. Aunque no suele ser lo mejor, a algunas parejas les
funciona, especialmente cuando esta situación es solamente por un periodo deter-
minado.15

Todos los miembros de la familia tienen necesidades específicas y comunes que


deben ser suplidas. En la satisfacción de las necesidades individuales, sin embargo,
debe haber un equilibrio. En realidad, la satisfacción de las necesidades del cón-
yuge y la de los hijos no debieran ser excluyente, sino más bien debe verse como
complementaria. Lo mejor que pueden hacer los padres es cuidar de su matrimonio,
eso le dará a los hijos mucha seguridad.

41
PADRES QUE IMPACTAN

3. Hogares donde la prioridad son aspectos secundarios

Es lamentable, dice Goleman (2008), que existan muchos hogares donde más y más
los padres hablan menos tiempo con los hijos, la comunicación es casi nula y su in-
terés por ellos y sus numerosas necesidades han sido relegados. En estos hogares,
las relaciones de familia, que nunca deben sacrificarse, están prácticamente rotas
y los niños viven terribles situaciones de incomunicación y aislamiento.16 Cualquiera
sea la causa si estas condiciones se prolongan traerán graves consecuencias a la
vida familiar, relacional, amenazando la estabilidad del hogar.

La relación padre-madre es crucial

Está comprobado que la relación entre esposos y padres constituye un factor cru-
cial para el buen desarrollo de los hijos. Diferentes estudios así lo confirman.

1. Los buenos matrimonios tienen más probabilidades de formar hijos felices

Cuando los equipos de investigación dirigidos por Carole Hoove y John Gottman
(2008), de la Universidad de Washington, llevaron a cabo un microanálisis de las
interacciones que se producen en las parejas sobre la forma en que los esposos tra-
taban a sus hijos, descubrieron que las parejas más competentes en el matrimonio,
desde el punto de vista emocional, eran también las más eficaces cuando se trataba
de ayudar a sus hijos en sus altibajos emocionales.17

Y cabe destacar, que es casi imposible encontrar hogares donde los conflictos es-
tén totalmente ausentes; por lo tanto, los padres, además de esforzarse por evitar
los conflictos, deben también aprender a resolverlos sabiamente cuando éstos se
presentan. Kuzma (2009) explica:

Los niños aprenden a resolver los conflictos de la misma manera


en que ven a sus padres discutir sus diferencias y su disposición a
negociar. Aprenden acerca de la expresión saludable del afecto al
ver a sus padres abrazarse y besarse. Y aprenden cómo tratar a las
personas, observando cómo se tratan mutuamente sus padres, con
bondad y respeto.18
2. Es común que los matrimonios con problemas críen hijos problemáticos

Los conflictos entre padres, definitivamente, son dañinos para los hijos. Gottman
(2008) expresa:
42
Nuestra investigación indica que crecer en un entorno lleno de con-
flictos puede tener un fuerte impacto negativo en las actitudes y
logros de los niños. Los niños que viven en familias en que hay ten-
sión no expresada pueden padecer ansiedad, deprimirse y volverse
introvertidos y retraídos. Los niños que viven en un ambiente de
hostilidad y desprecio se vuelven agresivos hacia sus compañeros.19

La mayoría de los padres tiene mucho que aprender respecto a la trascendencia del
ejercicio de la paternidad, especialmente cuando ésta no es correcta. El papel que
juega la influencia de los padres en el carácter de los chicos es determinante. Este
aspecto lo muestran estudios longitudinales, como del que habla Goleman (2008),
que se llevó a cabo con 870 niños del interior del estado de Nueva York, los cua-
les fueron observados desde los ocho hasta los treinta años. Los más agresivos,
más rápidos para empezar una pelea, y que habitualmente utilizaban la fuerza para
conseguir lo que querían, eran los que tenían más probabilidades de abandonar
la escuela y, al llegar a los treinta años, tenían historiales de crímenes y violencia.
También, al parecer, transmitían su propensión a la violencia: sus hijos eran, en la
escuela primaria, tan conflictivos como lo habían sido sus padres delincuentes.20

3. La buena relación padre-madre ayuda a crear sentimientos positivos

En su libro The Total Man (el hombre completo) Dan Benson, citado por McDowell
(2001), reflexiona en que fueron valiosos algunos momentos en su infancia. Él dice:

Nunca olvidaré los abrazos en familia, que muchas veces sucedían


en la cocina cuando era niño. Entrando por la puerta veía a papá
envolviendo a mamá en un gran abrazo (un espectáculo común en
casa). Eso me hacía sentir bien. Tan bien que no podía resistir la
tentación de sumarme a ellos… Así que cruzaba la cocina corriendo
y envolvía con mis brazos alrededor de sus piernas. Mamá y papá
siempre estaban contentos de incluirme. Y si andaban por allí mis
hermanos, se sumaban al abrazo familiar que se iba haciendo cada
vez más grande. Mamá y papá siempre hacían que nuestra casa
fuera un hogar cariñoso, más por su ejemplo que por sus discursos.
De niños nos sentimos seguros, porque papá llevaba la delantera en
hacer que el ambiente de casa fuera de amor y alegría.21

43
PADRES QUE IMPACTAN

4. La buena relación padre-madre contribuye a la aceptación o rechazo de los


valores

La manera como los padres se llevan entre ellos, y el grado de apoyo del estilo de
paternidad adoptado, crea el clima emocional del hogar, ya sea una atmósfera de
bondad y cuidado o de frialdad y hostilidad. Habenicht (2006) menciona que el clima
emocional del hogar desempeña un papel significativo en la determinación de si los
niños aceptarán o rechazarán los valores de la religión de sus padres. Tiñe todo lo
que ocurre en la familia, dándole un aura de gozo y felicidad o de represión y triste-
za.22 Es conocido el siguiente dicho: “Los padres educan a los hijos primero por lo
que son, segundo por lo que hacen, tercero por lo que dicen”.

5. La relación padre-madre ejerce influencia en el desempeño escolar de los


hijos.

Es aceptado el hecho de que existe una relación directa entre el clima de comuni-
cación familiar y el rendimiento escolar de los hijos, y la consideración de la familia
como núcleo socializador. Se puede observar claramente que, cuanto mayor es la
comunicación en el seno de la familia, mejor suele ser el rendimiento escolar de los
hijos, y en gran medida tiende a considerarse a la familia como el lugar donde se
dicen las cosas más importantes de la vida.23

Existe un libro, pionero en la aplicación de la inteligencia emocional a la educación:


The Heart of Parenting (El corazón de la paternidad). Su autor, John Gottman, siguió
muy de cerca a 120 familias, y al cabo de diez años evaluó sus logros. Los hijos
de matrimonios emocionalmente maduros iban mejor en la escuela, demostraban
mejor salud física y mental, habilidades sociales y mayor autoestima.24 Incluso, el
clima emocional en la familia es, según Gottman, investigador matrimonial de la
Universidad de Washington, más revelador que el propio CI (coeficiente intelectual)
de cada niño. Los niños de familias en las que los padres discuten poco entre ellos,
son más queridos por sus compañeros de colegio, más aceptados y respetados por
sus maestros, tienen menos problemas de comportamiento y aprenden con mayor
facilidad.25

Diferentes estudios realizados, como los que se han mencionado, son contunden-
tes respecto a que la relación padre-madre repercute en todos los aspectos de la
vida los hijos, esta situación debe motivar a los padres a dar lo mejor de ellos en su
relación como pareja, a fin de que sus hijos puedan disfrutar de un ambiente apro-
piado para su desarrollo y un modelo digno de imitar.
44
1
Ser padres, disponible en http://www.elrefugiodelaplaya.com/vivir/padres.htm, accesado el
10 de octubre de 2011.
2
Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo,
1998),144.
3
Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, Comunicación y conflictos entre hijos y padres,
disponible en http://www.fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf; accesada el 9 de septiembre de
20011.
4
Covey,144.
5
Elena de White, El hogar cristiano (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1978),
13.
6
Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 224.
7
Karina Galarza Vásquez, La llegada del primer hijo, disponible en http://www.saludymedici-
nas.com/nota.asp? id=2772 accesada el 10 de septiembre de 2011.
8
Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit,1999)169.
9
George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Crea-
ción, 2006), 22.
10
John Gottman, Diez claves para transformar tu matrimonio (España: Paidós, 2008), 278.
11
Ibíd.
12
Inteligencia emocional; hijos con personalidad, disponible en http://www.inteligencia-emo-
cional.org/familia/ hijos _con_personalidad.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011.
13
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 3 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 116.
14
Inteligencia emocional; cuál es el secreto para criar hijos sanos y felices, disponible en http://
www.inteligencia- mocional.org/familia/secreto_para_criar_hijos_sanos_y_felices.htm; accesada el 10
de septiembre de 2011.
15
Gottman, 278.
16
Las primeras experiencias emocionales, disponible en http://www.inteligencia-emocional.
org/familia/ hijos _con_personalidad.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011.
17
Goleman, 224.
18
Kuzma, Los primeros siete años, t. 3, 115.
19
John Gottman, 278.
20
Daniel Goleman, 231.
21
Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 34.
22
Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 2006), 26.
23
Comunicación y conflictos entre hijos y padres; disponible en http://www.fad.es/sala_lectu-
ra/hijospadres-separata.pdf; accesada el 10 de septiembre de 2011.
24
Inteligencia emocional; Las primeras experiencias emocionales, disponible en http://www.
inteligencia-emocional.org/familia/primeras_experiencias_emocionales.htm; accesada el 10 de sep-
tiembre de 2011.
25
Ibíd.

45
Donde los padres hacen demasiado por sus hijos,

los hijos no harán mucho por sí mismos.

Elbert Hubbard
Capítulo
4
La madurez: elemento esencial para el éxito de
los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

Madurez o inteligencia

Reconocer que los hijos han crecido, y que ya pueden enfrentar el mundo solos, es
una realidad casi imposible de creer y aceptar por la mayoría de los padres, como
bien lo dice Maxwell (2000 ): “Un muchacho se hace adulto tres años antes de lo que
sus padres creen, y alrededor de dos años después de lo que él cree”.1 Mientras
lucha contra esos sentimientos y logra superarlos, muchas veces los padres perdie-
ron la preciosa oportunidad de ayudar a su hijo a madurar, cualidad indispensable
para enfrentar y triunfar en la vida.

Lo que antes se conocía como madurez, hoy se llama “inteligencia”, y en algunos


casos “instinto social”. Moreno, quien es psicóloga del Hospital Infantil de Miami,
dice que la madurez es la capacidad de desarrollarse bien dentro de su ambiente
de una manera inteligente, porque la vida es un equilibrio, y si uno tiene ese balance
emocional, es más fácil alcanzar la felicidad.2

Se cuenta que dos amigos, que aún no habían cumplido los diez años de edad, un
día salieron a jugar en pleno invierno. El panorama era hermoso; todo estaba reves-
tido de blanco por la intensa nieve. El río, que en otras ocasiones era caudaloso
y sólo se podía cruzar por el puente, ahora estaba totalmente congelado, parecía
indefenso. Los niños corrieron y jugaron hasta el cansancio. Cuando por fin llegó la
hora de regresar, juntos comenzaron a caminar, pero de pronto, uno de ellos sintió
que sus pies se hundían mientras el hielo se quebraba y sus piernas quedaban in-
móviles entre la capa de hielo. Por más intentos que hizo, le fue imposible sacar sus
piernas. Su amigo corrió hasta que pudo encontrar algo con qué romper el hielo y
sacar a su amigo. Después de muchos intentos, logró su objetivo. En ese instante,
varios hombres llegaron y con sorpresa e incredulidad le preguntaron al niño cómo
lo había hecho, pues les parecía imposible que hubiera podido cargar todos esos
objetos tan pesados. Uno de los que estaban allí dijo al grupo: “Este muchacho
pudo sacar a su amigo y cargar todos estos objetos, porque no había ningún adulto
que se lo impidiera”.

Este relato muestra una realidad: los padres, y los adultos en general, constituyen
muchas veces el primero y más grande impedimento para que los hijos alcancen la
madurez.

48
Rasgos de una personalidad inmadura

De la falta de valoración y aceptación, surgen las personalidades inmaduras. Todas


ellas tienen en común la inseguridad. Este complejo tiene los siguientes rasgos:

1. Sentimientos frecuentes de inferioridad al compararse con las demás perso-


nas.
2. Ver en cada situación solamente lo negativo.
3. Experimentar constante angustia y nerviosismo.
4. Ser demasiado perfeccionista consigo mismo y con otros.
5. Demasiada rigidez al hacer las cosas, pues cada persona es diferente.
6. Pesimismo: miedo a equivocarse.
7. Inseguridad que conduce a la duda y a la indecisión. Los inmaduros dependen
siempre de alguien o de las innumerables metas que se van marcando.
8. Demasiado obsesivo: “no pueden ni aceptan cometer errores”, lo planean
todo.
9. Elevada autoexigencia.
10. Baja tolerancia a la frustración. El más mínimo contratiempo les hunde.
11. Constante inestabilidad en sus estados de ánimo.
12. Respuestas emocionales desmesuradas.
13. Mucha susceptibilidad a cualquier situación u ofensa.
14. Como consecuencia de todo lo anterior, frecuentemente estas personas pue-
den experimentar “obsesiones, depresiones, fobias y angustia”.3

Importancia de la madurez

El tiempo que los hijos están en el hogar, y bajo la tutela de los padres, es corto. Es
de gran importancia que durante ese periodo se le enseñe al niño a tomar decisio-
nes correctas y a saber autogobernarse. Una de las formas de ayudar, es enseñarle
a asumir responsabilidades y a sufrir las consecuencias de su desenvolvimiento y de
las decisiones que toma. Debe enseñársele hábitos de trabajo, diligencia y perseve-
rancia, entre varios otros. Estos aspectos le serán de gran utilidad en las diferentes
áreas de su vida.

1. Lo ayudará a ser independiente

Guiarlo en el proceso de maduración puede ser cansador, o desgastante, pero


cuando se logra, produce grandes beneficios. Moore (2007) dice lo siguiente:

49
PADRES QUE IMPACTAN

Después de todo, tener hijo cuesta mucho. No se refiere solo a los


costos económicos; sino a todos los aspectos que suponen ser pa-
dres. Los progenitores que no están dispuestos a pagar el precio
en los primeros años de vida de su hijo, adquirirán una deuda y una
carga para todo el resto de sus vidas. Usted pagará porque sus
hijos se apoyarán constantemente en usted para criar a los hijos de
ellos, para pagar las cuentas de ellos, para suplir las necesidades
de ellos, y nunca se volverán responsables de verdad.4

Los obstáculos que contribuyen a la inmadurez

Como se ha dicho, la maduración es un proceso que algunas veces involucra aun


ciertos riesgos, razón por la cual, a veces probablemente no se lleva a cabo. Existen
algunos impedimentos muy comunes como los siguientes:

1. La sobreprotección

Los padres no sólo deben permitir que los hijos colaboren en las tareas del hogar,
sino también deben asignarles trabajos y responsabilidades específicas. De esta
manera, les ayudarán a convertirse en un miembro responsable de la familia. Ade-
más, deben también hacerlos a responsables de su propia conducta y sus decisio-
nes. Deben dejar de correr al autobús cuando a ellos les corresponde hacerlo; deje
de atarle los cordones de los zapatos, cuando ellos lo pueden hacer; no impida que
se caigan de narices. Déles la oportunidad de aprender “por la fuerza” que, muy a
menudo, es la única forma posible de aprender.5

Por todos lados se encontrarán madres que constantemente protegen a sus hijos
de cualquier situación, que impiden que ellos desarrollen fuerzas para enfrentar la
vida. Esta actitud equivocada trae repercusiones serias que, muchas veces, inutili-
za al hijo para enfrentar la vida por sí solo.

Goleman (2010) señala: “La convicción protectora parece haber estimulado la acti-
tud temerosa, probablemente al privar a los pequeños de la oportunidad de apren-
der a vencer sus temores. La filosofía de la educación, según la cual “aprender es
adaptarse”, parece haber ayudado a los niños temerosos a ser más valientes.6

Se comete un grave error al sobreproteger a los hijos, pues como bien se dice: “De
todas las virtudes que podemos aprender no hay otra característica más útil, más
necesaria para la supervivencia, y con más probabilidades de mejorar la calidad
50
de vida, que la capacidad de transformar la adversidad en un desafío que los hijos
disfruten en alcanzar.7

2. Tomar demasiado en serio “la adolescencia”

En la actualidad muchos padres que tienen hijos pequeños, viven bajo la sombra
del temor que llegue el “monstruo” llamado adolescencia, etapa cuando los hijos se
desquician, rebelan, se vuelven desobedientes, reprueban en la escuela y cometen
los más grandes desatinos y atrocidades. Todo esto, muchas veces, aceptado y
permitido “porque está en la adolescencia”.

Lo interesante es que este “monstruo” es de reciente fabricación. La adolescencia


es un concepto nuevo. No formaba parte de un aspecto psicológico. No era motivo
de estudio científico, pues no existía, éste apareció a fines del siglo XIX, y recibió
nuevo impulso gracias a la obra precursora de Stanley Hall, a principios del siglo
XX.8

Moore (2007) dice: “Los jóvenes de generaciones anteriores pasaron por la adoles-
cencia, y nunca fueron considerados, ni llamados adolescentes. Es más, la palabra
adolescente tiene menos de un siglo de vida. El primer uso registrado fue en un
artículo de la revista Popular Science”.9

La psicología ha promovido tanto esta etapa, que nuestras creencias acerca de los
adolescentes son profundamente confusas y contradictorias, tanto es así que los
padres consideran que debe dárseles a los hijos, durante este período, toda la liber-
tad para que aprendan a ser libres y puedan llegar a ser ellos mismos.

Los adolescentes, por lo general, quieren más libertad de la que deberían tener.
Al mismo tiempo, algunos padres tienden a dar menos libertad de la que podrían
dar”.10 Algunos de los obstáculos y las características de la adolescencia son los
siguientes:

Libertad sin control. Necesitan muchos años de capacitación y estudio para que de-
jen de ser niños y se conviertan en adultos. Difícilmente conocen algo en absoluto.
Se les debe proteger del mundo del trabajo, pues son niños. Gastan el dinero sin
comprender cómo se gana.11

Actúan como criaturas frágiles y vulnerables. Este aspecto muchas veces no es real.
La verdad es que algunos de estos adolescentes se comportan como maníacos
51
PADRES QUE IMPACTAN

sexuales. Son un peligro para la sociedad, saben más que todos los padres, y sin
embargo, siguen siendo la esperanza de todos nosotros..12 Moore (2007) dice:

La adolescencia ha sido creada, y nos la han trasmitido. Igual que el


Dr. Frankenstein de Shelley, nuestra cultura ha creado un monstruo
y le cuesta controlarlo. Algunas personas llaman adolescencia a “un
periodo de insensatez temporal entre la infancia y la edad adulta”;
tienen razón, pero el adolescente no es el insensato, sino nuestra
cultura. Nuestra desquiciada cultura inventó la adolescencia… y
ahora no sabemos qué hacer con ella. La adolescencia ha creado
conflictos principalmente en los campos de la identidad, sexualidad,
trabajo y colegio. Varios estudios realizados por el Centro Nacional
de Investigación de Opinión, mostraron que la mayoría de los es-
tadounidenses no consideran adulto a un individuo hasta los vein-
tiséis años de edad o hasta que haya concluido su educación, que
trabaje tiempo completo, y haya comenzado a levantar una familia.13

Impedir que sufran y se esfuercen. En la sociedad hipermoderna los adolescentes


cuentan con muchas leyes que los protegen. Hoy día, es socialmente aceptable,
incluso está legislado y establecido, por lo menos en la mayoría de las culturas oc-
cidentales, que antes de que una persona se convierta en adulta tendrá que pasar
por las diferentes etapas de la niñez y las de la adolescencia, lo cual lo puede llevar
hasta los 18-20 años y, en algunos lugares, hasta un poco más. Esto le permitirá
cometer las más grandes atrocidades sin que la ley pueda castigarlo. Durante esta
etapa de la adolescencia, dice Moore (2007): “Típicamente describimos a los chicos
como groseros, perezosos y apáticos. Es más, ya no hay un adolescente normal. En
algún momento, más o menos en los últimos treinta años, se volvió normal que un
adolescente fuera anormal”.14

Dornbusch, sociólogo de Stanford, hizo un estudio entre más de diez mil alumnos
de la escuela secundaria, y encontró que los norteamericanos de origen asiático
tenían mayor éxito escolar. Si bien la mayoría de los padres norteamericanos están
dispuestos a aceptar los puntos débiles de un niño y a acentuar los puntos fuertes,
entre los asiáticos la actitud es que si uno no se desempeña bien, lo que debe hacer
es estudiar hasta las altas horas de la noche y, si aún así, no obtiene buenos resul-
tados, debe levantarse más temprano a estudiar”.15

Coleman (2010) menciona que entre los asiáticos se considera que todos pueden
tener un buen desempeño en la escuela. La diferencia estará en que algunos ten-
52
drán que hacer más esfuerzo que otros. Esta filosofía de la vida los ha ayudado a
fortalecer su ética cultural con respecto al trabajo. En este sentido, se han logrado
una mayor motivación, ser más perseverantes y aspectos que se relacionan con la
madurez emocional.16

Tratarlos como niños pequeños. ¿A qué edad una persona llega a ser adulta?, este
aspecto, sin duda, puede ser motivo de grandes diferencias y discusiones. En Méxi-
co y en Estados Unidos a los 18 años los jóvenes pueden votar, pero aún no son
reconocidos como adultos. Por lo menos, no en todas las cosas. Moore (2007) dice
que en Estados Unidos a los dieciséis años se puede conseguir una licencia, pero,
no es adulto; a los dieciocho puede votar, pero, no es adulto; para rentar un auto,
usted es adulto a los 25 años, pero en el restaurant “Dennys” al cumplir 10 años, le
cobrarán el menú de adulto. Otro aspecto que resulta paradójico es que, mientras la
sociedad ha ido prolongando la edad para ser reconocido como adulto, el desarrollo
físico se está dando a edades cada vez más tempranas que hace un siglo o dos.17

“Antes de 1850, el común de las mujeres menstruaba alrededor de


los dieciséis años de edad… Ninguno de los sesenta y cinco estu-
dios hechos antes de 1880 encontró un promedio por debajo de los
catorce años y medio. Muchas tenían diecisiete años o más. Para
1950, sin embargo, el promedio ha bajado casi hasta doce y medio
o trece. La pubertad masculina no es tan obvia y no se ha estudiado
mucho. No obstante, cuando Bach dirigía su coro en la Iglesia de
Santo Tomás, en Leipzig, hace más de doscientos años, era fre-
cuente que los muchachos cantaran soprano hasta los diecisiete
años … En 1744, Bach tenía diez altos, el menor tenía quince años y
el mayor diecinueve. Las voces de los hombres cambiaban en ese
entonces como a los diecisiete años, pero ahora como a los trece
o las catorce… Este cambio se lleva a cabo, aproximadamente, a la
edad de la pubertad. Todo esto significa que la gente de hoy expe-
rimenta la pubertad como tres o cuatro años antes que la de uno o
dos siglos atrás”.18

Cómo ayudarlo en el proceso de maduración.

Moore (2007) considera que hay cuatro pasos que se pueden seguir para llevar a
los hijos a la madurez. En lo que resta de este capítulo, se considerarán estos cua-
tro aspectos. Será de beneficio tomar en cuenta la siguiente declaración de Kuzma
(2008). “El camino mas rápido para fomentar la independencia en vuestros hijos, es
53
PADRES QUE IMPACTAN

la atención total a las necesidades de ellos en sus años de dependencia”.19

Primer paso: un ritual de transición

Ayudará en el proceso de maduración que los hijos sepan que hay un momento
específico en el cual se le haga la diferencia entre la infancia y la edad adulta. “Ex-
perimentar un ritual de transición permite a los jóvenes superar la conducta infantil y
comenzar a asumir responsabilidades de adultos y las consecuencias resultantes”.20
Se considerarán, a continuación, algunas costumbres:

En África. En una comunidad sudafricana, a los cuatro años se le enseña al niño


a recoger leña, aprenden a escoger el tamaño y la clase de leña que les producirá
mejores resultados al encender el fuego. Los niños realizan esta actividad de reco-
ger hasta los seis años, entonces comienzan a aprender a apilarla al estilo propio
de la tribu para que, al encenderla, el aire pase a cada leño y el fuego sea más
completo. Cuando el niño cumple ocho años, recibe un obsequio especial: fósforos
que le permiten encender la hoguera por primera vez. A partir de entonces, se sabe
que el muchacho tiene toda la habilidad para escoger, amontonar y encender una
excelente fogata.21

En Israel. Barclay comenta: Entre los Judíos la edad era muy importante, los jóve-
nes alcanzaban la mayoría de edad a los doce años. Entonces llegaban a ser hijos
de la ley, y tenían que cumplir con todas las obligaciones que imponía la ley. 22

En Panamá. En ciertas culturas, como la “emberá”, las niñas suelen casarse a los
doce años, no tienen, ni celebran ninguna ceremonia de boda, lo que tienen es
un ritual definido de transición. Como entre los doce y catorce años, cuando dos
jovencitos se quieren casar, la prueba de que ya están listos para este paso es que
tienen que construir su propia casa. La pareja, antes de casarse, deben trabajar
diariamente en la construcción de su propia casa de madera, deben buscar todos
los materiales que se requerirán en la selva. Durante el período de construcción van
juntos a buscar materiales para construir su casa, pero deben regresar cada día
cada uno por separado a la casa de sus padres; al terminar la vivienda, se mudarán
a vivir juntos a la casa que construyeron. Una vez que la casa ha quedado termina-
da, la tribu los ve como casados, y también los ve como adultos. De este modo, la
construcción de su propia casa llega a ser la señal de transición de niños a adultos.23

En Latinoamérica. Entre las mujeres, al menos en teoría, la ceremonia de los quince


años tenía originalmente ese propósito. Actualmente, tiene más que ver con algo
54
social que con la madurez.

Segundo paso: asignar tareas trascendentales

Desde muy pequeños los niños perciben y entienden si la tarea que se les asignan
es importante o se les están pidiendo que hagan algo para mantenerlos ocupados,
o si realmente es algo que se debe hacer. Se les debe permitir, y apoyar a los hijos,
que tengan la satisfacción de adquirir lo que les gusta con el producto del esfuerzo
en su trabajo.24 Algunas ideas para lograrlo son las siguientes:

1. Enséñele al niño desde muy pequeño a ser útil

• Asígnele tareas en casa de acuerdo a sus fuerzas y capacidad.


• Anímele a ayudar a sus padres en las tareas de la casa.
• Promueva la abnegación y el dominio propio.
• Enséñele a anteponer la felicidad ajena a la suya.
• Aliéntelo a que anime a sus hermanos y compañeros de juego a ser bondadosos
con los ancianos, enfermos e infortunados.25
• Asígnele trabajos de responsabilidad. Hasta casi la mitad del siglo pasado, los
hijos eran enseñados a trabajar. En realidad, tener hijos, significaba apoyo para
las familias. Visto de cierta manera, los hijos eran como un patrimonio. Esta
situación comenzó a cambiar, las familias comenzaron a trasladarse a las ciuda-
des en busca de oportunidades de trabajo. More (2007) dice que los gobiernos
establecieron leyes para proteger a los hijos, a fin de que éstos ahora asistieran
a las escuelas. Sin duda que, en algún momento, estas leyes se establecieron
y sirvieron para proteger del abuso que algunos padres hacían de los hijos. Lo
que ocurrió es que algunos padres no comprendieron que ese trabajo duro era
lo que ayudaba al muchacho a avanzar hacia una edad adulta, capaz y respon-
sable. De pronto, el muchacho que una generación atrás era considerado un
adulto responsable, ahora estaba en el aula de clase y sin ninguna otra respon-
sabilidad, escuchando de parte de todos que es un “niño”.26 A diferencia de las
décadas pasadas, cuando hacen trabajo útil, los “adolescentes contemporá-
neos son mucho más, a menudo, un desagüe económico”.27

2. Trátelos de acuerdo a la edad que tienen

Los hijos deben ser tratados de acuerdo a la edad que tienen. Deben asignárseles
responsabilidades y darles privilegios que se relacionen con su edad. El Dr. David
Alan Black… dice, respecto a la adolescencia: “Es evidente que la adolescencia
55
PADRES QUE IMPACTAN

ha alterado el proceso de crianza de hijos en Estados Unidos. Cuando la escuela,


la iglesia y la familia tratan a los chicos de dieciséis años como niños jóvenes, los
adolescentes actúan en maneras que justifican ese trato. Poco asombra que los
jóvenes de hoy padezcan confusión de roles. No saben quiénes son, de dónde vie-
nen, a dónde se dirigen. Están a la puerta del inicio de la vida sin un lugar a dónde
ir.28

• Ayúdelos a madurar. Barna (2006) menciona que los hijos necesitan ayuda en,
por lo menos, cuatro aspectos:

1. Que se les ayude a identificar su propósito en la vida, pues aún entre los
adultos el 50% no sabe cuál es, y entre los adolescentes dos de cada tres
tampoco lo saben, y están buscando sentido y dirección.
2. Que se les aclaren las perspectivas centrales de su vida. Es tiempo de
ayudarlos a confiar en Dios y en la Biblia.
3. Que se les otorguen las condiciones y recursos básicos que necesitan
para crecer de manera saludable.
4. Que se les describa con claridad el desempeño de actividades específicas,
que les permitan llevar vidas significativas y productivas.29

Faber y Mazlish (1980) comentan que, para ayudar a los hijos a madurar, es nece-
sario lo siguiente: 30

• Deje que los niños hagan elecciones.


• Demuestre respeto hacia los esfuerzos del niño.
• No haga demasiadas preguntas.
• No se apresure a dar respuestas.
• Anime a los niños a emplear recursos fuera de su hogar.
• No les quite la esperanza.
• Deje que sea dueño de su propio cuerpo.
• Manténgase alejado de las minucias de la vida de su hijo.
• No hable de un niño enfrente de él, no importa lo pequeño que sea.
• Deje que el niño responda él mismo.
• Demuestre respeto a las actitudes de su hijo.
• Cuídese de decir demasiados no.

Cultive el sentido de competencia. Cultivar en nuestros hijos el sentido de que son


competentes, de adquirir confianza en sí mismos, de hacerlos sentir que son valio-
sos para Dios y para nosotros como sus padres, es un esfuerzo que lleva tiempo,
56
que demanda pensar y planear mucho. McDowell (2001) señala que, cuando esto se
hace, se logra lo siguiente:

• Son más fuertes para resistir las tentaciones sexuales.


• Con menor frecuencia se rebelarán a los padres.
• Cederán menos a la presión de los amigos.
• Tendrán más éxito en sus estudios y su carrera.31

Tercer paso: consecuencias lógicas

En el proceso de aprendizaje para convertirse en adultos los hijos, con frecuencia,


se equivocarán. Entonces, es oportuno aplicar el consejo de Luis Pasteur: “No les
evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”.

Por el amor que los padres tienen por sus hijos, con frecuencia se les hace muy
difícil verlos sufrir, pasar por privaciones o dificultades. Aunque sea doloroso, dice
Kuzma (2009): “Los padres firmes y tiernos enseñan a sus hijos con eficacia a ser
responsables, dejándolos sufrir las consecuencias”. Ella define lo que son las con-
secuencias naturales: Es lo que sucede automáticamente si el niño continúa con su
propio camino de “destrucción”.32

Los padres sabios e inteligentes reconocerán que uno de los mejores métodos para
que los hijos aprendan a modificar sus conductas negativas, es dejarlos que sufran
las consecuencias. Kuzma (2009) continúa: “Es la manera más rápida y, a la larga,
la menos dolorosa para estimular al niño a que tome decisiones correctas”. Sin
embargo, no debe ser el único método que el padre aplique. Debe recordarse y
tomarse muy en cuenta que, si se usa siempre un solo método, cada vez éste se
volverá menos efectivo. Se debe tomar en cuenta el siguiente principio en la aplica-
ción de este método. Las consecuencias lógicas son impuestas por los padres, y
“es efectiva cuando no hay una consecuencia natural, o la consecuencia natural no
es peligrosa” 33

Cuarto paso: depósitos de gracia

1. Ver los errores como factores de aprendizaje

A medida que los hijos van creciendo es necesario que se les vaya animando a to-
mar decisiones. Ocurrirá con frecuencia que en este proceso, más de una vez se
equivocarán y cometerán errores, pero esos errores no deben verse como aspec-
57
PADRES QUE IMPACTAN

tos en los cuales se ha perdido tiempo y tal vez dinero. Sin duda, el hijo, si ha sido
bien guiado, habrá aprendido lecciones de gran importancia para su vida futura.

2. Dar nuevas oportunidades

Un aspecto muy importante en el desarrollo de un hijo es que sepa que cuenta con
nuevas oportunidades. Es más, los padres necesitan sabiduría y mucho tacto para
que, al mismo tiempo que guíen al hijo para que no cometan los mismos errores, él
debe saber que seguirá contando con el apoyo de sus padres.

3. Perdonar y olvidar las equivocaciones

Los hijos no solo suelen cometer errores que los lastiman a ellos mismos, muchas
veces también lastiman a otros, especialmente a los padres. Es allí donde los
padres necesitan mostrar un espíritu perdonador. También se requiere que las
equivocaciones pasadas sean olvidadas y todo resentimiento sea eliminado.

Los padres disponen de un periodo de tiempo para instruir al hijo sobre como se
conducirá, pero llega el momento en el que a él le corresponde tomar sus propias
decisiones. El cuadro ideal que se ha presentado, no siempre se logra plenamente.
Los padres deben hacer todo lo que tienen a su alcance para preparar a sus hijos,
pero, finalmente, ellos no pueden hacerlo todo. “Cuanto más asuman los padres la
responsabilidad por la felicidad de sus hijos, más garantizan su eventual desdicha”.34
Aun después de haber hecho todo, los hijos, al crecer tienen la última palabra con
respecto a su vida, bien se aplican los siguientes versos de Amado Nervo.

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida;


Porque nunca me diste una esperanza fallida,
Ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
Porque veo, al final de mi rudo camino,
Que yo fui el arquitecto de mi propio destino.
Que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
Fue porque en ellas puse hiel, o mieles sabrosas;
Cuando sembré rosales, coseché siempre rosas.

1
John Maxwell, Relacionándose mejor con los demás (Colombia: Peniel, 2000), 117.
2
Gilda Moreno, La inteligencia emocional en la educación; disponibl en http://alfarache.wor-
dpress.com/2010/03/29/inteligencia-emocional/, accesada el 20 de octubre de 2011.
3
José Luis Diez Pascual, La madurez emocional, disponible en http://www.ecojoven.com/cin-
co/07/madurez.html, accesada el 10 de septiembre de 2011.
4
Walker Moore, Ritual de transición en la crianza de los hijos (E.U.A.: Grupo Nelson, 2007), xii.
58
5
Padres e hijos; disponible en http://es-es.facebook.com/notes/wawasana/mas-sobre-la-
relaci%C3%B3n-padres-hijos-importante/257018327651693?ref=nf, accesada el 13 de sep-
tiembre de 2011.
6
Daniel Goleman, 42.
7
Mis citas preferidas; disponible en http://www.lcc.uma.es/~ppgg/html/citas.html, accesada el
13 de octubre de 2011.
8
Rita María Romero Romero, Adolescencia, disponible en http://www.monografias.com/traba-
jos5/ adoladol.shtml, accesada el 10 de septiembre de 2011
9
Walker Moore, 11.
10
El papel de la sabiduría; disponible en http://www.watchtower.org/s/200806/article_03.htm,
accesada el 10 de septiembre de 2011.
11
Walker Moore, 125.
12
Ibíd., 13.
13
Ibíd.,36.
14
Ibíd., 8.
15
Benjamín Alvarez, El aprendizaje de las Naciones, disponible en http://www.rieoei.org/oei-
virt/rie08a06.htm; accesada el 14 de septiembre de 2011.
16
Daniel Goleman, 105.
17
Walker Moore, 26.
18
Ibíd., 27. 19 Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamerica-
na, 2008), 175.
19
Ibíd.
20
Walker Moore, 14.
21
Ibíd., 112.
22
William Barclay, Comentario bíblico de William Barclay.
23
Moore, 15.
24
Un regalo excepcional (México: Editorial Edamex, 1991), 75.
25
Elena de White; Ministerio de curación (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana,
1971), 311, 312.
26
Moore, 12.
27
Ibíd., 72.
28
Ibíd., 26.
29
George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa
Creación, 2006), 61.
30
Adele Faber y Elaine Mazlish, Cómo hablar para que los hijos escuchen y cómo escuchar
para que los niños hablen (México: Edivisión, 1980), 171.
31
Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 39.
32 Kuzma, 241.
33 Ibíd.,
34 Ibíd., 243.

59
Los padres en familias saludables aceptan dos

oficios: ser líderes y ser ejemplos.


Capítulo
5
Establecer reglas benefician el hogar
PADRES QUE IMPACTAN

Las reglas en el hogar

Una familia estaba teniendo serios problemas con sus tres hijos adolescentes. En
ese tiempo, tuvieron la oportunidad de asistir a un seminario sobre Cómo establecer
reglas en el hogar. Un día, decidieron que debían poner en práctica el seminario, y
juntos analizaron la situación y elaboraron una lista de reglas que ellos consideraron
debían establecerse en su casa. Reunieron a sus tres hijos y comenzaron a presen-
tar el plan, pero los hijos se opusieron y protestaron fuertemente, especialmente
cuando hablaron de la importancia de avisar, de pedir permiso y tener un horario de
llegada.

El plan no funcionó. Al día siguiente por la tarde, la madre tomó su bolsa, y sin avisar
a nadie, salió de la casa. Llegó la noche y los hijos comenzaron a preocuparse por
su mamá. Nadie sabía dónde estaba. Dieron las once de la noche y la madre no
regresaba. Los hijos estaban cada vez más preocupados. El padre, le dijo a sus
hijos que se fueran a dormir, que al fin en casa no había reglas y nadie tenía que dar
cuenta a nadie de sus entradas y salidas. Los hijos se miraban entre ellos como
diciendo: “Nos equivocamos”. La noche pasó y la madre no regresó a dormir.

Al día siguiente, la madre no amaneció en casa, los hijos no quisieron ir ese día a la
escuela, estaban muy preocupados por su madre. A media mañana ella llegó. To-
dos los hijos le reclamaban diciendo: “Mamá ¿por qué no nos dijiste que ibas a sa-
lir?” “Pues, porque en esta casa nadie le da cuentas a nadie”. “Hijos”, dijo el padre,
“¿se dan cuenta de cuán importante es que existan reglas en la casa? Tu mamá y
yo hicimos este plan para que vean lo que nosotros sufrimos cuando ustedes están
fuera de casa, y nosotros no sabemos dónde están”. Los hijos lo entendieron, y esa
misma tarde la familia se reunió para establecer las reglas.

1. Todas las instituciones u organizaciones tienen reglas

Las organizaciones internacionales tienen sus reglas para regular la relación entre
las naciones.

• Las ciudades tienen sus reglas para funcionar correctamente.


• Las empresas tienen sus reglas para regular su funcionamiento.
• Las iglesias tienen sus reglas para guiar a sus miembros.
• Los deportes tienen sus reglas para los participantes.
• En las carreteras, en las calles y en las avenidas, existen reglas para una buena
circulación.
62
Lo preocupante es que, en muchos hogares, y por diferentes motivos, no existen re-
glas. Como consecuencia, hay confusión y se suscitan conflictos constantes entre
sus miembros. Las reglas en un hogar tienen como objetivo facilitar la convivencia
de los miembros de la familia. Especialmente tienen como propósito guiar a los
hijos por el camino que uno desea. En realidad, las reglas dan libertad.

Las buenas reglas se basan en principios en lugar de hacerlas arbitrariamente como


prohibiciones. Cuando así se hacen, les mostramos a los hijos la dirección a seguir.
Si las reglas son escritas en forma negativa –diciendo lo que uno no quiere, no exis-
ten ni propósito, ni dirección. Las reglas elaboradas correctamente ayudan a los pa-
dres y a los hijos a alcanzar sus objetivos o metas, y a lograr una buena convivencia.

La importancia de los límites

La mayoría de los padres no establecen normas fijas de comportamiento para sus


hijos, sino que tratan las crisis según se presenten, y las consecuencias se miden de
acuerdo al estado de ánimo. Cuando se establecen reglas en el hogar, los niños se
sienten más cómodos y seguros, y la disciplina se hace más consecuente y efectiva.1

1. Crean un cerco de amor

Contrariamente a lo que comúnmente se piensa, las reglas son para el bienestar


de las personas. Las rayas en una carretera son de gran ayuda para el conductor.
Las reglas son como una pared que nos indica hasta dónde podemos llegar, como
dice Habenicht, son “Un cerco que define los límites de la elección”.2

White considera que “Todo hogar cristiano debe tener reglas”.3 Éste es un principio
claramente establecido desde el huerto del Edén. Dios estableció allí las primeras
reglas para Adán y Eva.

2. Enseñan y ayudan a obedecer

Las reglas delimitan el área donde las personas pueden moverse. “La obediencia es
la disposición a vivir dentro de los límites establecidos”.4

3. Ayudan al hijo a desarrollar diversas cualidades

El doctor Laurence Steinberg, profesor de Psicología, sostiene que los horarios son
parte esencial de la vida adulta: regulan el trabajo, las actividades religiosas y hasta
63
PADRES QUE IMPACTAN

el esparcimiento. Los padres que no enseñan a sus hijos a distribuir bien el tiempo y
a ceñirse a un horario, no les hacen un favor. Por otro lado, “los estudios demues-
tran que cuando hay reglas y una estructura, los hijos se sienten seguros y confia-
dos, y aprenden a tener control de sí mismos y a ser autosuficientes”.5

4. Enseñan responsabilidad

Cada miembro de la familia debería comprender cuál es la parte que se espera que
realice en colaboración con los otros. Todos, comenzando con los niños de seis
años en adelante, deberían comprender que se requiere que ellos compartan la
carga de la vida.6

5. Establecen rutinas y tradiciones

Cuando los niños de familias con bajos ingresos realizan ciertas actividades con
sus padres durante el fin de semana, como es cenar juntos en familia, participar de
recreaciones y actividades familiares, etc., compensan algunas de las limitaciones
que podrían experimentar de otro modo.

Características de las reglas

Con el propósito de obtener mejores resultados, es sumamente importante que las


reglas tengan ciertas características, como las que a continuación se mencionan.

1. Deben ser elaboradas por los padres

Muy rara vez las familias analizan sus propias reglas, pero la gente que las estudia
ha encontrado que las familias saludables tienen reglas que son hechas y puestas
en vigor por los padres. A medida que crecen los hijos, pueden participar en su
elaboración o por lo menos consultárseles. Eso puede sonar obvio, pero es sorpren-
dente cómo en ciertas hogares las reglas son hechas por los hijos, especialmente
cuando los padres se sienten inseguros de su papel como líderes y quieren evitar
conflictos.7

2. Deben escribirse anticipando las necesidades

Cuando se escriban las reglas, es importante considerar, tanto la comodidad de los


padres, como la de los hijos. Solo han de escribirse reglas de lo que se considere
necesario. De hecho, debe esperarse resistencia,8 especialmente al principio.
64
3. Deben ser cortas, claras y específicas

Ronald Simons, sociólogo de la Universidad de Georgia, dice: “El hecho es que a


los muchachos les va mejor cuando existen reglas claras y disciplina consecuente.
Sin una estructura se ensimisman, se vuelven egocéntricos, son infelices y, de paso,
les amargan la existencia a cuantos están a su alrededor”. La Palabra de Dios dice
simple y llanamente: “Quien bien quiere a sus hijos, procura corregirlos” (Proverbios
13:24).

4. Deben ser equilibradas

Las reglas permiten que las personas cuenten con otros y sepan esperar. Su
propósito no es hacer a los hijos ni dependientes, ni servidores, sino enseñarles a
cooperar, a darles áreas de independencia. Cuando un niño sabe claramente lo
que se espera de él, se va a sentir más en control.9 Las reglas absolutas deben
ser pocas y bien equilibradas, deben tener como propósito el bienestar de toda la
familia.

5. Deben ser prácticas

Que los niños cumplan o no las reglas, tiene mucho que ver con cuán razonables y
prácticas son, y si éstas pueden ser recordadas o no.10

6. Deben ser objetivas y medibles

No es conveniente elaborar reglas sobre actitudes o sentimientos, pues estos as-


pectos no se pueden medir. Las reglas deben ser claramente medibles.

7. Deben ser constantemente revisadas

Es importante cambiar las reglas si no se están obteniendo los resultados desea-


dos.11 Las juntas familiares son los mejores lugares para hablar y poner reglas, así
como para establecer las consecuencias o imponer la disciplina.

Un esposo y padre compartió esta experiencia: “Hace cuatro años mi esposa y


yo, mis dos hijos y mi suegra, que vive con nosotros, creamos un enunciado de
misión familiar. Recientemente estuvimos revisando ese enunciado, para ver qué
pensábamos que debía cambiar. En el curso de la discusión, Sara, nuestra hija de
65
PADRES QUE IMPACTAN

11 años, dijo algo realmente importante. Estaba hablando de cómo una persona
puede aportar tensión a la familia y afectar a todos los demás. Creo que ella sentía
esto en particular por su abuela, porque estaba pasando por algunas cosas en ese
momento, y tendía a hablar rudamente a los niños cuando nosotros no estábamos.
Pero cuando Sara lo dijo, no dijo que era la abuela, dijo que era la familia. Y la abuela
lo captó de inmediato. Dijo: “¿Sabes?, sé que yo lo hago, y quiero mejorar”.12

Las reglas ayudan en el desempeño escolar

Diversos estudios han dejado en claro que, el establecimiento de reglas en la educa-


ción y disciplina de los hijos, facilitan la tarea de los padres en el desempeño escolar
de los hijos.

1. Ayudan a elevar el rendimiento escolar

Un interesante artículo titulado Familias y centros escolares, presenta los siguientes


aspectos de gran importancia para que los hijos logren un alto rendimiento escolar:

• El uso del tiempo en el hogar es considerado de gran importancia.


• Los padres estimulan la independencia de los hijos mediante una correcta su-
pervisión.
• Se alaba la productividad y el cumplimiento de las tareas.
• Se anima constantemente a los hijos para que empleen el tiempo con sabiduría.
• Se acostumbra a los hijos a trabajar con un calendario y una agenda.
• Se promueve la buena lectura, el estudio y a jugar juegos que estimulan la
mente.
• Los hijos son guiados por sus padres a invertir alrededor de 20 horas fuera del
horario escolar en actividades constructivas de aprendizaje.
• Se mantiene un horario fijo para comer, dormir y estudiar.13
• Contribuyen a mejorar el rendimiento escolar.
• Se participa juntos de, por lo menos, una comida al día.

2. Proporcionan límites predecibles

La existencia de reglas en el hogar contribuye a que los hijos tengan un mejor ren-
dimiento escolar, y además, les proporcionan límites predecibles para sus vidas,
“estimulan un uso productivo del tiempo, y propician experiencias de aprendizaje
como algo habitual en la vida familiar.14

66
La revista Parents informa que, ciertos estudios muestran que “los hijos criados por
padres amorosos y que hacen valer su autoridad —aquellos que apoyan a sus hi-
jos y al mismo tiempo establecen límites definidos—, sobresalen académicamente,
desarrollan mejores habilidades sociales, se sienten satisfechos consigo mismos y
son, por regla general, más felices que aquellos cuyos padres son demasiado blan-
dos o excesivamente severos”.15

Existen algunos aspectos que se consideran básicos para el buen desarrollo de los
hijos en diferentes ámbitos, especialmente en el aspecto académico, algunos de los
cuales son:

• Tener una rutina en la vida familiar.


• Que las interacciones diarias entre padres e hijos sean constantes.
• Que la familia disfrute de actividades recreativas.

Qué hacer para que las reglas se cumplan

Es obvio, que establecer reglas en el hogar tiene sus problemas, especialmente al


principio. Tomar en cuenta los siguientes consejos, puede facilitar un poco la tarea.

1. Busque un buen consejero

Cuando se trata de la crianza de los hijos, parece que todo el mundo tiene algo que
decir. Antes, los padres principiantes copiaban el ejemplo de sus propios progenito-
res o se guiaban por sus convicciones religiosas. Ahora, sin embargo, en numerosos
países la familia está en declive y la religión ha perdido su influencia en la sociedad;
de ahí que muchos recurran a profesionales en la materia.

En la Biblia se pueden encontrar reglas que guíen a los padres. Las órdenes de Dios
deben ser supremas. Que el padre y la madre de la familia abran la Palabra de Dios
delante de Áquel que escudriña los corazones, y pregunten con sinceridad: “¿Qué
dijo Dios?”16

2. Haga de su casa un oasis de amor

Crear un buen ambiente en el hogar es de suma importancia para el desarrollo de


los hijos y para la administración de la disciplina: White aconseja que:

• Las reglas del hogar deben ser aplicadas con sabiduría y amor, no con vara de
67
PADRES QUE IMPACTAN

hierro.
• Los niños, generalmente, responden con obediencia voluntaria a la ley del amor.
• Elogie constantemente los aspectos positivos que hacen los hijos.
• Hagan la vida de los hijos lo más felices posible.17

3. Ejerza su autoridad

Como ya se dijo, el amor es muy importante, pero la disciplina es el otro lado que
balancea y mantiene el equilibrio; sin embargo, no se puede disciplinar y abrazar al
mismo tiempo, así como en un auto el freno y el acelerador cumplen una función
distinta y muy importante, no se pueden ni deben ejecutar al mismo tiempo.
Nunca crea que si ejerce su autoridad, sus hijos se alejarán de usted o anulará por
completo su personalidad. Dios, el autor de la vida familiar, no se ha propuesto que
los hijos tengan voz y voto en la dirección de la familia mientras son pequeños, todo
lo contrario: ha conferido a los padres una posición de autoridad, y manda a los hijos
que “sean obedientes a sus padres”.

4. Establezca reglas y hágalas cumplir sin falta

¿Por qué no confecciona una lista de reglas familiares que sus hijos deban obe-
decer? Algunos padres recomiendan limitarla a unas cinco, más o menos, ya que
una lista corta de reglas bien escogidas es más fácil cumplirlas y recordarlas. Es-
criba junto a cada regla las consecuencias de quebrantarla. Asegúrese de que los
castigos sean moderados, y que en verdad esté dispuesto a imponerlos. Repase
las reglas periódicamente para que todos —incluidos papá y mamá— sepan con
exactitud lo que se espera de cada cual.

Cuando un hijo rompe una regla, los padres deben responder inmediatamente apli-
cando las consecuencias.18 Uno de los grandes obstáculos en la disciplina de los
hijos, y cumplimiento de las reglas, es la diferencia en cuanto a la aplicación de la
misma. Con frecuencia, uno de los padres es más estricto que el otro, y los hijos,
desde muy pequeños, sabrán en quién refugiarse. White lo advierte cuando dice:
“Sucede a veces que uno de los padres es demasiado indulgente y el otro demasia-
do severo”. Esta diferencia limita la posibilidad de obtener buenos resultados en la
formación del carácter de los hijos.19

5. Enseñe a sus hijos a manejarse con un horario

Tener un horario y respetarlo, le hace más fácil la vida al padre y al hijo, y lo ayuda
68
a formar hábitos correctos, los cuales son tan necesarios a lo largo de la vida. Al-
gunos de los hábitos más importantes que deben tener los hijos son los siguientes:

• Tener un horario fijo para dormir, apropiado para su edad.


• Tener un horario para levantarse diariamente: éste puede variar los fines de se-
mana, si las actividades así lo permiten.
• Tener un horario establecido para las comidas. Este aspecto debiera, en lo po-
sible, ser un hábito familiar. Comer juntos, como ya fue mencionado, es de gran
beneficio para toda la familia.

Las horas de las comidas siempre deben ser ocasiones felices y placenteras, en las
que se comparten conversaciones agradables y se aprende, a veces, incluso me-
diante discusiones serias sobre temas intelectuales o espirituales, pero nunca ha de
ser un lugar para disciplinar, corregir o juzgar. Cuando las comidas son placenteras
y evitan juicios o instrucciones, las personas están ansiosas por reunirse y estar
juntas. Bien vale la pena la planeación cuidadosa y la disciplina considerable que
se requiere para preservar la felicidad de las horas de comida, y hacer un momento
en que la familia se sienta a salvo.20

También es importante un horario para llegar a casa, de acuerdo a lo que es pruden-


te para los padres y la edad de los hijos.

6. Tome en cuenta los sentimientos de sus hijos

Es posible que, ocasionalmente, los hijos deseen un cambio en algún aspecto de


las reglas; analice la petición, y si es prudente, negocie con ellos. No se debe ne-
gociar, cuando está de por medio algún principio. Siga el consejo bíblico de “ser
presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira” (Santiago
1:19).

Hablando del tema, un padre cristiano dijo: “Si Jehová deja que yo le abra mi co-
razón cuando le oro, es justo que yo deje que mis hijos expresen sus sentimientos,
tanto los positivos como los negativos”.

7. Sea un ejemplo para ellos

El cumplimiento de las reglas se facilitará cuando los hijos vean que sus padres ha-
cen lo mismo con las reglas de los adultos. White dice: “Todo hogar cristiano debe
tener reglas; y los padres deben, por sus palabras y su conducta el uno hacia el
69
PADRES QUE IMPACTAN

otro, dar a los hijos un ejemplo vivo y precioso de lo que desean verlos llegar a ser.
Debe manifestarse pureza en la conversación y debe practicarse constantemente la
verdadera cortesía cristiana”.21

Esfuércese por dar un buen ejemplo, aunque no sea perfecto y aproveche sus erro-
res para enseñar una lección positiva. Cuando se equivoque, admítalo y pida per-
dón. Esto les enseña a los hijos que los padres también cometen errores y que tam-
bién se esfuerzan por mejorar su conducta. Así los hijos aprenderán a pedir perdón,
a reconocer sus errores y a corregir sus conductas. Los hijos se sienten alentados
cuando sus padres reconocen sus errores delante de ellos. Esta conducta de parte
del padre, estimula a los hijos a contarles a sus padres sus propias equivocaciones.

LA OBRA QUE HACEMOS EN LOS HIJOS


Autor anónimo

Mi vida no es sino un tejido entre mi Dios y yo.


Yo no elijo los colores, él trabaja sin cesar.
Frecuentemente él teje dolor, y yo, con tanto orgullo
Me olvido de que él ve la parte de arriba y yo sólo la parte de abajo, al revés.
No será hasta que el telar esté en silencio, y que las lanzaderas cesen de volar,
Que Dios desenrollará la tela y me explicará la razón.
Los hilos oscuros son tan necesarios en la
mano hábil del tejedor,
Como los hilos de oro y plata en el diseño que ha planeado.22

1
Tim La Haye, Casados pero felices (Colombia: Editorial Libertador), 88.
2
Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 2006), 96.
3
Elena de White, El hogar cristiano (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana,
19782), 13, 14.
4
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 2 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 227.
5
Enseñe a sus hijos a sujetarse a un horario, disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/
article_05.htm; accesada el 12 de septiembre de 2011.
6
Testimonies, t. 2,
7
Padres en familias saludables
8
Ibíd.
9
Ibíd.
10
Kay Kuzma, Los primeros siete años t. 2, 227.
11
Adolescencia. Como poner normas y límites a los adolescentes, disponible en http://www.
euroresidentes.com/adolescentes/normas-adolescentes.htm; accesada el 11 de febrero de 2011.
12
Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo, 1998),
94.
13
Familias y centros escolares, disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_
upload/archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf, accesada el 20 de octubre de
2011.
70
14
Donna J. Habenicht, 29.
15
Siete pasos para ser mejores padres, disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/
article_03.htm, accesada el 10 de septiembre de 2011.
16
Elena de White, El hogar cristiano, 166 .
17
Ibíd., 14.
18
Padres en familias saludables.
19
Felicidad y armonía, 147.
20
Stephen R. Covey, 238, 239.
21
Elena de White, El hogar cristiano, 13.
22
Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit, 1999),153.

71
La conexión con su hijo es el factor más importante

de la paternidad”.

Dr. William Sears


Capítulo
6
La buenas relaciones padres-hijos contribuyen
al éxito de los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

Beneficios de las buenas relaciones

Uno de los más grandes desafíos de los padres es cultivar buenas relaciones sus
hijos, especialmente durante la adolescencia y la juventud; sin embargo, la forma
como se relacionaron los hijos con sus padres, dejarán una huella imborrable en
ellos. Dependiendo de cómo haya sido esa relación será, muchas veces, la plata-
forma que el hijo usará para impulsarse a lo largo de su vida, y su conducta y sus
decisiones se verán continuamente influenciadas por la manera como se relaciona-
ron con sus padres.

Dados los graves problemas sociales que afectan a la familia, son necesarios hoy
como nunca antes, mayor responsabilidad, involucramiento y compromiso con los
hijos de parte de los padres, particularmente del padre que, por diferentes razones,
ha tomado su papel ligeramente en relación con la crianza y educación de los hijos.
Un cambio en este sentido, puede ayudar a mejorar las relaciones padres-hijos en
el interior de los hogares. Se espera que contribuya a fortalecer el desarrollo armo-
nioso de los hijos, y así preparar el terreno para facilitar su tránsito por la vida y la
transmisión de valores.

Es sorprendente que al preguntárseles a los padres cuán satisfechos se sienten en


el cumplimiento de su tarea, especialmente a los papás, consideren que lo están ha-
ciendo muy bien y se otorguen mejores calificaciones que las que sus hijos les dan.

Zabala (2000) señala que los padres deben ganarse el corazón del hijo, antes de
poder transmitir cualquier valor. Esto se puede lograr dedicando tiempo para estar
con ellos, siendo así que los hijos no solo necesitan tiempo de calidad, sino también
se requiere otorgarles tiempos en suficiente cantidad. Es también necesario que
se den contactos físicos continuos, como abrazos y besos, este aspecto no debe
limitarse a la edad o el sexo. Los padres deben aprender también la importancia
que tienen los contactos afectivos con sus hijos, especialmente en los momentos
en los que el niño se siente temeroso o ansioso, por ejemplo, al salir de casa por la
mañana o al acostarse por la noche.1

Otro elemento importante es tener conversaciones abiertas. Éstas, generalmente


se dan cuando existe confianza. Es también de mucha ayuda realizar actividades
de carácter placentero con los hijos, como jugar con ellos. Los padres que juegan
con sus hijos dejan, generalmente, recuerdos muy gratos en ellos.2

Una de las experiencias más gratas que un hijo puede tener y que marcará su vida
74
para siempre, es haber mantenido buenas relaciones con sus padres. Los hijos que
disfrutaron de esta experiencia, podrán repetirla con mayor facilidad en su propia
familia, y tener mejores relaciones con las personas que las rodean. Algunos bene-
ficios de las buenas relaciones con los hijos son los siguientes:

1. Fortaleza y seguridad para enfrentar la vida

Se ha descubierto que, cuanto más fuertes son los lazos que unen a los padres con
los hijos, más capaces y fuertes serán éstos para enfrentar las presiones de sus
compañeros, para tomar decisiones sabias, para honrar a su familia y obedecer las
reglas. Cuanto más fuerte sea la relación con los padres, mayores son las proba-
bilidades de tener una disposición para vivir una vida sana, feliz, piadosa y exitosa.
Estas relaciones, muy especialmente, dan confianza, seguridad, satisfacción y for-
talecen a los hijos contra las trampas y tentaciones que enfrentan cuando están en
la escuela o con los amigos.3

2. Lo capacita para el aprendizaje escolar

El desarrollo del lenguaje, y otras destrezas, son muy importantes para el éxito es-
colar. Esta disciplina debe comenzar en el momento del nacimiento, y las interac-
ciones que el niño mantiene con sus padres repercuten fuertemente para este logro.
Existen conductas dentro de la familia que han probado ser importantes para prepa-
rar el camino del aprendizaje del niño en el centro escolar. Algunas de ellas es hablar
con el niño, escucharle con atención, leerles y escuchar cómo leen, hablar sobre lo
que se está leyendo, contarle historias, hablar todos los días y escribir cartas, son
algunos de los aspectos más importantes.4

3. Lo fortalece psicológicamente

Las interacciones familiares positivas fortalecen y desarrollan ese vínculo emocional


consistente entre padres e hijos, cuyos resultados se evidencian de modo palpable,
a través de expresiones de afecto. Esto le proporciona al niño una mayor fortaleza
psicológica para enfrentar las situaciones de tensión y retos que le plantea la vida
fuera del hogar, especialmente en el centro escolar. El afecto recibido de sus padres
constituye un lubricante social que le ayudará a afianzar sus relaciones. Además, le
facilitará el desarrollo de actitudes positivas hacia la escuela y las cargas académi-
cas, tales como el proceso de aprendizaje.5

75
PADRES QUE IMPACTAN

4. Lo ayuda a mejorar su desempeño escolar

Puede parecer, a primera vista, que todas las familias conversan sobre los hechos
comunes de la vida diaria, esto es cierto sólo en parte, pues muchas veces sólo se
dan las más elementales. Se ha comprobado que cuantas más interacciones se
dan en la relación familiar, mejores son los resultados escolares. Especialmente
se ha encontrado que, los momentos más provechosos y de mayor beneficio para
los hijos, es interactuar a la hora de participar de los alimentos, especialmente a la
hora de la cena. Tal vez sea porque es, generalmente, la única hora en que pueden
reunirse como familia y comer sin prisa.

Señales de una defectuosa relación

Cuando los hijos no se sienten apoyados por lo padres ni son importantes para
ellos, la relación, generalmente, es tensa, cuando no hostil, y los resultados se ma-
nifiestan en diversa áreas. Smalley (1999) menciona que en los hogares donde esta
situación se presenta, es común que exista una mala relación entre padres e hijos, y
se presenten consecuencias como las que, a continuación se mencionan, especial-
mente en la etapa de la adolescencia.

1. Desarrollan una actitud inconformista y de discusión.


2. Buscan amigos opuestos al tipo de compañeros que usted desea para ellos.
3. Dicen palabrotas o usan lenguajes indecentes.
4. Las expresiones faciales comienzan a reflejar ira o evasivas.
5. Se resisten a tratar asuntos o a estar de acuerdo en casi todo.
6. Evitan a sus padres.
7. A menudo se retiran cuando el padre está presente.
8. Muestran falta de respeto a los consejos que se les dan.
9. Empiezan a criticar mucho a sus padres.
10. Los sentimientos cálidos que solían existir entre padres e hijo, parecen haber
desaparecido.
11. Comienzan a participar del sexo, del alcohol o de las drogas.6

Aspectos que contribuyen a cerrar el corazón de un hijo

Smalley (1999) expresa que una de las situaciones más graves que pueden experi-
mentar los padres, es tratar con un hijo cuyo corazón, por diferentes circunstancias,
se ha cerrado. Esta situación, generalmente, se da como resultado de un largo pro-
ceso donde los padres, consciente o inconscientemente, ejercieron una conducta
76
equivocada, como las que, a continuación, se mencionan.

1. Acciones que contribuyen a cerrar el corazón de los hijos.

• Hablar palabras duras.


• Decirle al hijo que sus opiniones no importan.
• No estar dispuesto a admitir errores.
• No saber valorar a su hijo.
• Desconfiar de su hijo.
• Obligar a su hijo adolescente a hacer algo que lo incomoda.
• Ser rudo con él frente a otros.
• Ser indiferentes a sus necesidades.7

Ideas para iniciar una buena relación con los hijos

Cuando, por alguna razón, existe una mala relación con los hijos, ya sea que ésta
sea temporal o permanente, es responsabilidad de los padres buscar cómo resta-
blecer esa relación. Para restaurar la relación y abrir ese “espíritu cerrado”, Smalley
(2007) aconseja seguir los siguientes cuatro pasos:

1. Reflejar ternura

• Bajar el tono de la voz.


• Convertirse en alguien con espíritu dulce.
• Mostrar una actitud humilde y de gran consideración.
• Hablar lentamente
• Relaje sus expresiones faciales.
• Tenga una conducta agradable.

2. Comprender más

• La verdadera amistad, es darse el tiempo para ver a alguien como un ser único
y de gran valor.
• La empatía es identificarse con la situación, los sentimientos y motivos de la otra
persona y comprenderlos.
• Escuchar y sentir empatía comunican que usted cree que su hijo tiene algo va-
lioso que decir; consecuentemente, él es valioso.

77
PADRES QUE IMPACTAN

3. Admitir la ofensa

• Como padres, puede ser difícil decir, “me equivoqué”, pero puede obrar mara-
villas.
• Admitir que nos equivocamos (cuando, obviamente, hemos errado), es como
atender las heridas de nuestros hijos adolescentes.

4. Busque el perdón.8

• Si ofendió a su hijo, no dude en pedir y buscar el perdón.

Pautas a seguir en la relación con los hijos

Cada padre debe vigilar cuidadosamente que exista un perfecto equilibrio en el des-
empeño de su tarea. Demasiado amor sin control, o demasiado control sin amor,
puede fácilmente arruinar su trabajo en la paternidad. Algunos principios que ayu-
darán son los siguientes:

1. Apóyelo y contrólelo

Habenicht (2006) considera que “el control y apoyo son los dos conceptos claves
para determinar el éxito o el fracaso en las relaciones de padres e hijos”. Los padres
que no brindan apoyo a sus hijos engendran hostilidad, porque se centran primaria-
mente en el adulto, y dan poca consideración a las necesidades de los niños.9

Estrada (1998) menciona que: “Control y apoyo son los dos aspectos principales
de la relación entre padres e hijos que conducirá a su éxito o fracaso, incluyendo
cuán bien los niños acepten los valores que sus padre tratan de enseñarles. Cuánto
control usas con tu hijo, y cuánto apoyo le provees, determina el estilo de crianza o
paternidad que usas en tu familia”.10

Zabala (2000) refiere la siguiente declaración de Dobson: “El arte de hacer un buen
trabajo como padres comienza con la habilidad... de colocarnos detrás de los ojos
del niño: ver lo que él ve, sentir lo que él siente y anhelar lo que él anhela”.11

2. Mantenga constante comunicación

Kuzma (2009) dice que entre los aspectos claves para educar a los hijos exitosa-
mente está la comunicación, ella considera que éste es uno de los aspectos más
78
importantes para mantener una buena relación entre padres e hijos a lo largo de
toda la vida.12

Los hermanos Smalley (1999) declaran que las buenas comunicaciones siempre son
importantes, pero resultan vitales en los momentos cuando aparecen los conflictos.
Cuando les preguntaron a 5,000 adultos qué deseaban que sus padres hubiesen
hecho de manera diferente durante los momentos de conflicto, las respuestas que
más comúnmente dieron fueron las siguientes tres:

• Deseaban que sus padres hubiesen escuchado más.


• Deseaban haber podido hablar más acerca de los sentimientos.
• Deseaban haber hablado más con sus padres.13

3. Hágalo sentir único

No importa que sean uno, dos o diez hijos, un desafío que los padres tienen es
lograr transmitirles el sentimiento de que cada uno de ellos es único. Los padres
deben dedicar tiempo exclusivo para cada uno de ellos, particularmente la madre
tiene muchas oportunidades de hacerlo, especialmente cuando atiende las necesi-
dades de sus hijos de transmitirle ese sentimiento. Conocer lo que le gusta y no le
gusta a cada uno de ellos y complacerlos, en lo posible, hace sentir a cada hijo que
es especial.

4. Demuéstrele que lo ama

Se puede pensar que es obvio que los padres aman a sus hijos y esto, en general,
puede ser así, pero es donde, frecuentemente, se fracasa en demostrarlo con he-
chos y palabras. Los niños necesitan sentir y ver ese amor diariamente, pues sin él
languidecen. Ésta es una necesidad que resulta vital en el ser humano. El antro-
pólogo M. F. Ashley Montagu escribió en los años cincuenta: “Lo que el organismo
humano más necesita para su desarrollo es nutrirse de afecto; la fuente de toda
salud está en la experiencia afectiva, especialmente durante los seis primeros años
de la vida. Los investigadores modernos coinciden con la conclusión de Montagu de
que los niños sufren graves mutilaciones [emocionales] cuando se les da una dieta
de afecto inadecuada”.14

Algunos padres se pueden justificar diciendo que sus propios padres no fueron
cariñosos con ellos y que, por lo tanto, ellos no aprendieron a ser amorosos, pero
vale la pena tomar en cuenta el consejo dado por el Dr. Kevin Leman, citado por
79
PADRES QUE IMPACTAN

Smalley (1999), cuando dice: “Los sentimientos de amor vendrán cuando actúes
reiteradamente de una manera amante hacia tu hijo”.15 Kuzma (2009) también dice
al respecto: “El apego se produce en la relación durante los momentos sin interrup-
ciones, en los que realmente usted se concentra en su hijo”.16

5. Acéptelo como es

A pesar del amor que los padres, de hecho, sienten por sus hijos se debe recono-
cer, que en ocasiones, por los conflictos o conductas manifestadas por los hijos
se manifiestan ciertos sentimientos de rechazo. Estos sentimientos negativos por
parte de los padres son fácilmente percibidos por los hijos, los cuales, como afirma
McDowell (2001), en su interior experimentan una gran necesidad de aceptación:
“Los hijos, cualquiera que sea su edad tienen una profunda necesidad de sentir-
se importantes, de sentirse aceptados y amados… Si ambos padres no satisfacen
ese anhelo de ser amado y aceptado, el hijo buscará llenar el vacío emocional con
alguien o con algo más, y ese impulso lo puede llevar a conductas que lo pueden
destruir, o dañar gravemente. El padre que no comunica amor y aceptación a su hijo,
no es una influencia neutral en la vida de su hijo, sino negativa”.17

McDowel (2001) añade: Los hijos que no se sienten aceptados o que “pertenecen”
al hogar, buscarán en otras partes un núcleo al cual pertenecer y del cual ser parte,
pues la necesidad de aceptación y de pertenencia es natural en el ser humano.18

6. Crea en sus capacidades

Diferentes estudios muestran con claridad que los niños alcanzan mejores resulta-
dos académicos cuando sus padres marcan para ellos metas altas, pero realistas.
Hay una serie de actividades que se pueden realizar en el seno de la familia, y que
se ha comprobado que ayudan y alientan a los hijos, como lo son constantes inte-
racciones verbales, a alcanzar mayores logros académicos.

Estas interacciones verbales constantes, que incluyen preguntas frecuentes que se


hacen a los niños, con el propósito de darles pistas para promover sus respuestas,
animarles a utilizar nuevas palabras, y a hablar con precisión, les ayudarán en su
desarrollo.

Es también reconocido que las familias que tienen altas expectativas de rendimien-
to académico para sus hijos, también les proporcionan una orientación y apoyo
consistente relacionados con los aspectos escolares. Estos padres reconocen y
80
estimulan de manera específica los progresos de sus hijos y tienen interés en cono-
cer el perfil académico que están trazando. Además de este conjunto de prácticas
familiares que se asocian con niveles altos de rendimiento escolar, los investigado-
res encuentran que una marcada ética de trabajo contribuye a obtener éxito en el
ámbito académico.

Los padres preparan a sus hijos para las demandas del aprendizaje escolar cuando
muestran a través de sus propias actividades, y de las metas que marcan para ellos,
que trabajar duro es importante. El estimular el esfuerzo en los hijos, es más benéfi-
co cuando coincide con una actitud familiar en la que se hace ver que los resultados
se obtienen más a través del esfuerzo que de las habilidades innatas.

7. Ejemplifique lo que enseña

Es posible que alguno de los aspectos mencionados no le dé todos los resultados


que usted esperaba, si esto ocurre, no se desaliente, siga adelante, sobre todo es-
fuércese porque sus palabras sean respaldadas por su ejemplo. Jesús, después de
haberse humillado y lavado los pies de sus discípulos, les dijo: “Ejemplo os he dado,
para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. (Juan 13:15). Lo que más
impactó la vida de los discípulos no fueron las palabras de Jesús, fue su vida. De
igual manera, los hijos podrán olvidar lo que les dijimos, pero jamás olvidarán cómo
vivimos. El poema que, a continuación, se presenta puede confirmar este aspecto.

81
PADRES QUE IMPACTAN

EL BUEN EJEMPLO

Prefiero ver un sermón,


Que escuchar uno cada día.
Prefiero que alguien camine conmigo,
A que simplemente me muestre el camino.
El ojo es un mejor alumno y
Más dispuesto que el oído.
El buen consejo es importante,
Pero el consejo siempre es más claro.
Los mejores predicadores son los hombres
Que viven de acuerdo a sus credos,
Por cuanto lo que todos necesitan
Es ver lo bueno en acción.
Puedo aprender a hacerlo pronto,
Si me dejas verlo hecho.
Puedo observar tus manos en acción,
Aunque puede que tu lengua corra demasiado rápido.
Y los discursos que das,
Pueden ser muy sabios y verdaderos.
Pero prefiero aprender mi lección observando qué haces.
Porque, puede que te mal interprete
A ti y al buen consejo que das,
Pero no existe mala interpretación alguna
En cuanto a cómo actúas y cómo vives.19

1
Familias y centros escolares, disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/
archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011.
2
Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 55.
3
Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 25.
4
Familias y centros escolares, disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/
archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011.
5
Familias y centros escolares. disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/
archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011.
6
Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit,1999), 45.
7
Smalley, 44.
8
Ibíd., 46-48.
9
Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 2006), 26.
10
Antonio Estrada, La familia: crisis y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 181.
11
Zabala, 56.
12
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 68.
82
13
Smalley, 113.
14
Siete pasos para ser mejores padres, disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/
article_01.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011.
15
Smalley, 113.
16
Kuzma, 68.
17
McDowell, 31
18
Ibíd., 36.
19
Smalley, 35.

83
“Los padres tienen la tendencia a brindar todo

a sus hijos, excepto la única cosa que ellos más

necesitan: tiempo.”

Emma K. Hulburt
Capítulo
7
Influencia del padre sobre los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

La importancia del padre

Cierto padre tenía dos hijos, el más joven de los cuáles le dijo: “Padre, dame la parte
de tu tiempo y tu atención que me corresponde”.

El padre le dio dinero, pagó las cuentas de su hijo, lo envió a las mejores escuelas y
se dijo: “Estoy cumpliendo con todos mis deberes como padre.”

Y no muchos días después, el padre reunió todos sus intereses, aspiraciones y am-
biciones y se trasladó a un país lejano. Allí inició un negocio de acciones, bonos y
finanzas lo cual le produjo mucho dinero. Allí se involucró en muchas actividades y
ocupó el tiempo que debió haber dedicado para convivir con su hijo.

Y cuándo había gastado los mejores años de su vida y se había realizado en su vida
profesional y juntado mucho dinero, se sintió vacío y comenzó a sentir la necesidad
de convivir con su familia, de disfrutar algo de lo que tenía con sus hijos.

Y fue y se inscribió a un club social, y allí lo nombraron presidente de la junta y se


sintió muy importante. Luego organizó actividades para los socios, y veía a todos
llegar con sus familias y tuvo envidia de ellos, pues él estaba solo.

Un día, volvió en sí y dijo: “Cuántas personas disfrutan de las actividades que orga-
nizo y conviven con sus familias y juegan con sus hijos y yo aquí solo. Ya sé, pensó,
me levantaré e iré a mi hijo, y le diré: Hijo, he pecado contra el cielo y contra ti; ya
no soy digno de ser llamado tu padre, hazme a lo menos como uno de tus amigos”.
Y se levantó y tomó un avión y viajó por varias horas, y cuando estaba aún lejos su
hijo lo vio, y en lugar de correr y abrazar a su padre, siguió jugando y tomando con
sus amigos.

Cuando el padre se le acercó, le dijo: “Hijo, he pecado contra el cielo y contra ti.
No soy digno de ser llamado tu padre, acéptame como a uno de tus amigos”. El
hijo inmediatamente le contestó: Padre eso no puede ser, ya es demasiado tarde.
Hubo un tiempo cuando te necesité, te pedí tu tiempo y tu atención, pero estabas
demasiado ocupado. Busqué a otros amigos, desgraciadamente ellos me indujeron
al vicio, y estoy destruido en cuerpo y alma. Papá, es demasiado tarde, demasiado
tarde, demasiado tarde.

Esta parábola nos recuerda el capítulo anterior y es sorprendente que en diferentes


estudios realizados entre padres los tales, generalmente se califican mucho más
86
alto de la calificación que los hijos les otorgan. Los padres (hombres) creen que la
comunicación con sus hijos es mejor de lo que éstos consideran, algo que no suele
ocurrir con las madres.1

Ésta es, tal vez, una de las razones por las cuales, a pesar de las consecuencias de
la falta de mayor involucramiento de los padres en la educación de los hijos, este
aspecto parece no mejorar.

Se vive una época en la cual se exalta frecuentemente el papel y la importancia de


la madre, y muchas veces se rebaja el papel del padre. En ocasiones, hasta se ha
llegado a considerar que el padre es necesario solo para engendrar, después de
eso su presencia es opcional. Este pensamiento es sumamente peligroso, como se
podrá observar a continuación.

1. ¿Es importante el padre?

En esta sociedad hipermoderna es común escuchar a una madre decir: “Yo puedo
sacar adelante a mis hijos”, y, sin duda, muchas madres pueden lograr suplir las
necesidades físicas de los hijos e intentar suplir aun sus necesidades emocionales.
Entonces, ¿para que sirve el padre? Se tratará de contestar esta pregunta en el
resto del capítulo.

2. Diferentes tipos de ausencias

En una encuesta realizada sobre las razones de la ausencia del padre, se encontró
lo siguiente: 2

• El padre que abandona desde el principio.


• El padre que se divorcia de la esposa y de los hijos.
• El padre abusador (físico, emocional, psicológico).
• El proveedor financiero, exclusivamente.
• El padre que muere.
• El padre enajenado e inexpresivo.
• El padre ignorante.
• El padre comprometido a medias.
• El padre que solo se interesa y relaciona con la esposa.
• El padre sicótico (enfermo psiquiátricamente).3

87
PADRES QUE IMPACTAN

3. El padre es tan importante como la madre

Minirth (1992) afirma que la gran mayoría de las cuestiones por las cuales los adultos
buscan asesoramiento tienen relación directa con incidentes relacionados con el
padre. Si el padre se aparta o desaparece del cuadro ejerce un impacto negativo
tremendo.4

4. Marca la diferencia en el desarrollo del carácter

El autor antes citado, afirma que es ampliamente reconocido que la presencia y par-
ticipación del padre en la crianza de los hijos marca una diferencia en el desarrollo
del carácter moral de los niños.5

Y añade que, en el pasado, se acostumbraba que las clases para el parto y los nue-
vos padres fueran solamente para las madres. Se suponía que solamente la madre
debía amamantar, bañar, mecer, hacer expulsar los gases, cambiar pañales y vestir
al bebé. Luego ella presentaría al niño ya arreglado al padre para que éste le diera el
beso de las buenas noches. Él besaría y abrazaría ritualmente al precioso vástago y
lo entregaría de nuevo a la madre para que lo pusiera en la cama. No era realmente
tarea del papá tocar al bebé. A él le tocaba salir y ganarse la vida. Él traía la comida
para el bebé. A la madre le correspondía la tarea de colocársela en la boca.6 Este
aspecto ha estado cambiando en la sociedad contemporánea.

5. Transmite la identidad

El mundo occidental específicamente ha perdido de vista la importancia de la figura


del padre, aquélla que transmite al hijo la identidad y la capacidad de autodonación
para sustituirla por la figura materna, que representa la satisfacción de las necesida-
des primarias.7 Este error ha traído serios problemas de identidad a los hijos.

6. Ayuda a que mejoren ciertas capacidades de los hijos

El Dr. Roberto Moradi, psiquiatra de la facultad de medicina de la Universidad de


California, encontró que cuando el padre ayudaba a los hijos, era menos probable
que se volvieran violentos, tenían un coeficiente más alto, mejor control de sus im-
pulsos y mejor adaptación social; concluyó que todos los elementos de la salud son
mejores.

88
7. Estimula la masculinidad y la feminidad

Kuzma (2009) señala que, cuando el padre se involucra con su familia y trata a su
esposa con respeto y amor, contribuye a representar lo que es un modelo mascu-
lino saludable como esposo y como padre. Esta conducta, dice ella, “estimulará la
masculinidad en sus hijos varones y la feminidad en sus hijas”.8

La doctora Miriam M. Jonson, afirma: “La hija aprende la feminidad materna de su


madre, pero aprende la feminidad heterosexual de su padre… Es responsable cul-
turalmente de la afirmación y revelación de la identidad sexual de sus hijos e hijas
durante la adolescencia” Victoria Secunda afirma que el padre, más que la madre,
es el que determina qué significa ser una ‘chica’, y cuán bien ella se siente con su
identidad sexual.9 Estrada (1998) dice:

El mundo occidental está en una encrucijada en su historia, y es mi opinión, basada


en la experiencia que comparto, que nuestra supervivencia como pueblo dependerá
de la presencia o ausencia de dirección masculina en millones de hogares… si nues-
tra nación ha de sobrevivir a las increíbles tensiones y peligros que ahora enfrenta,
será por esposos y padres que coloquen otra vez a sus familias en el nivel más
elevado de su sistema de prioridades, reservando una parte de su tiempo y energía
para la dirección dentro de sus hogares.10

8. Enseña dominio propio

En los primeros meses, cuando el hijo aun es pequeño, la madre provee la plata-
forma principal del desarrollo infantil; pero el papel del padre es también relevante,
debe estar allí para apoyar a la madre. Es necesario que en esta etapa, y en los
meses siguientes, el padre comience a conectarse con el bebé. Dobson (2010) men-
ciona al respecto lo siguiente:

La voz masculina, el tamaño, la manera de ser y la disciplina suave,


pero firme, proveen la seguridad que producen los límites definidos.
Estos aspectos se hacen más necesarios cuando se vive en una
sociedad donde todo está permitido, donde muchos padres y ma-
dres han olvidado, o nunca supieron la importancia de la autoridad
apropiada, es responsabilidad del padre ayudar a guiar el compor-
tamiento y ayudar a enseñar el dominio propio.11

89
PADRES QUE IMPACTAN

9. Identidad sexual

Dobson (2010) declara que es responsabilidad del padre enseñar a sus hijos a for-
mar su identidad sexual:

Los varones no nacen entendiendo lo que significa ser hombre. Por lo tanto, recae
sobre el padre la responsabilidad de transmitir este concepto a medida que el hijo
va creciendo. La identidad sexual comienza a formarse alrededor de los dieciocho
meses de edad, y continuará confirmándose durante los cuatro años siguientes. En
este período los varones necesitan que su padre o un padre sustituto le brinde amor
y le sirva de modelo en la formación de su identidad masculina.12

En su teoría psicoanalítica de la neurosis, O. Fenichel afirma que la probabilidad


de orientación homosexual es tanto mayor cuanto más se identifique el niño con
la madre. Esta situación se produce especialmente cuando el padre está ausente
totalmente del cuadro familiar, como en los casos de muerte o divorcio, o cuando
la figura del padre, si bien está presente, resulta repulsiva por algún motivo grave,
como el alcoholismo, la excesiva severidad o la violencia extrema del carácter.13
Fenichel dice:

El niño necesita un héroe adulto que le sirva como modelo de con-


ducta. Mediante la identificación, el niño irá absorbiendo las carac-
terísticas de conducta de sus padres, y aunque de cierta manera
se rebele a obedecer sus órdenes, inconscientemente incorpora-
rá costumbres y aun manías de sus progenitores, perpetuando los
rasgos culturales de la sociedad en que vive. Una vez identificado
con su padre, el niño adopta la visión masculina del mundo. Y en
nuestra sociedad, la occidental, esa visión tiene un componente de
agresividad: un rastro de su antes discutida condición de amo, que
ayuda al niño a imponer su nueva presencia. Por el contrario, el niño
que está adoptando como modelo la figura materna y no encuentra
a tiempo una figura masculina que contrarreste la fascinación ma-
terna, será socialmente menospreciado por sus rasgos afeminados,
ya que no ostenta la rudeza propia de un muchachito normal.14

Nielsen dice: “Durante la niñez y la adolescencia una hija necesita a su padre tanto
como siempre. Desafortunadamente, la mayoría de los padres no pasan tanto tiem-
po ni conocen, ni se relacionan, como lo suelen hacer las madres con sus hijas”.15

90
10. Ayuda a formar los valores morales

Los padres también tienen una influencia significativa sobre el desarrollo de los va-
lores en sus hijos. Kuzma (2009) declara: “El carácter moral del padre produce un
impacto poderoso en las elecciones del niño, con respecto a cosas como la religión
y el estilo de vida”.16 Dobson (2010) menciona los resultados de diversas investiga-
ciones:

• Existe un nexo innegable entre el padre y el bebé, que comienza desde el naci-
miento.
• A las seis semanas, el bebé puede diferenciar la voz de la madre y la de su pa-
dre.
• A las ocho semanas, puede distinguir entre los métodos de atención de su ma-
dre y de su padre.
• Los bebés nacen con una inclinación a conectarse con sus padres. Cuando
comienzan a hablar, generalmente, la palabra que usan para “papá” precede a
la que usan para “mamá”. Se desconocen las razones.
• Entre el año y los dos años, los niños demuestran de manera muy evidente
su reafirmación de la necesidad paterna: buscan a su padre, preguntan por él
cuando no se encuentra presente, se quedan fascinados cuando les habla por
teléfono. Por supuesto que ellos todavía necesitan la afirmación de la madre,
pero no de una forma dominante que les impida llegar a ser los hombres que
deben ser. Dicho de otra forma, la madre no es menos importante para su hijo
durante ese período de formación. Por lo general, un varón observará con el
paso del tiempo que “papá es diferente, y yo debería ser como él.” Es de es-
perarse que la madre no se sienta intimidada por ese reajuste y, en realidad,
debería alentarlo.17
• Los adolescentes expresan su necesidad paterna de formas más complejas,
compitiendo con él y confrontando sus valores, creencias y por supuesto, sus
límites. Muchos hijos e hijas, descubren la intensidad y la persistencia de esta
necesidad cuando el padre muere, especialmente cuando ocurre sin que le ex-
presaran cuánto lo necesitaban.18
• La interacción del padre con las hijas les confirma la aceptación como mujer y
su feminidad.

Problemas comunes en el hijo por la ausencia del padre

Diversos estudios comprueban que el papel del padre en el hogar no solo es de


proveedor, en realidad su presencia es aún de mayor relevancia, como se verá a
91
PADRES QUE IMPACTAN

continuación. En realidad, la ausencia del padre física o emocionalmente se re-


laciona con diferentes tipos de problemas y carencias del hijo. A continuación se
mencionan algunos de ellos.

1. Más propensos a tener problemas emocionales

Estrada (1998) refiere que el Centro Nacional de Salud y Estadísticas en Norteaméri-


ca, afirma que los niños provenientes de hogares de un solo padre (generalmente la
madre), tienen entre un 100-200% más de probabilidades de tener algún problema
de salud emocional o problemas de conducta, que aquellos que provienen de ho-
gares con los dos padres.19

Estudios reportados por McMillan, citado por Estrada (1998), afirman que los hijos
que provienen de hogares donde la figura masculina estuvo ausente, ya sea física o
emocionalmente, son menos asertivos, más dependientes, mas sumisos, y mucho
menos seguros en su rol de hombres.20

2. Más fácilmente se involucran en pandillas

Estrada (1998) menciona que los niños que no tienen una figura masculina fuerte y
confiable en el hogar, con quien se puedan identificar, son presas fáciles de líderes
fanáticos, civiles, religiosos, o de otra naturaleza.21

3. Crecen con baja autoestima

El autor antes mencionado afirma que los hijos que crecen sin la presencia del pa-
dre suelen manifestar mayor inseguridad y necesidad de ser aceptados. Manifiestan
una conducta que evidencia su deseo de agradar a los demás. Son más propensos
a aceptar ideas de otros sin cuestionarlas, aunque estén en contra de sus propios
valores y deseos. Además, crecen con baja autoestima y falta de motivación. 22

Este estudio indica claramente que la relación con el papá, es un factor crucial en la
salud, el desarrollo y la felicidad del niño.23

Problemas en las hijas por la ausencia del padre

Estrada (1998) dice que las hijas no solo necesitan una madre cercana con quien
92
identificarse. Ellas también necesitan una figura masculina fuerte, segura, cercana
y cariñosa, y esa figura es la del padre. Todos los que se han metido a estudiar,
valorar y profundizar en este tema coinciden en que, es un error pensar que de las
relaciones entre padres e hijos, la menos importante es la relación padre-hija.24

1. Consecuencias comunes de la mala relación padre–hija

• Inseguridad en el trato con los varones.


• Un padre distante obliga a las hijas a sobreinvolucrarse con la madre.
• Desconfianza hacia los hombres.
• Demasiado involucramiento con los hombres de su misma edad, o mayores que
ella o por el contrario, son inhibidas.

McDowell (2001) presenta estudios realizados por la Universidad John Hopkins, los
cuales revelaron que entre las adolescentes anglosajonas que vivían sin la presencia
del padre, había un 60% más involucradas en relaciones premaritales que las que
vivían con ambos padres.25

De acuerdo con George Rekers, sicólogo de la Universidad de Carolina del Sur ,


citado por McDowell (2001), las jóvenes que perdieron a su padre por muerte, tien-
den a mostrarse más inhibidas en su trato con los hombres en general. En cambio,
las que perdieron a su padre por divorcio, se sienten grandemente atraídas por los
hombres, se involucran más fácilmente en experiencias sexuales durante la ado-
lescencia, se casan más jóvenes, quedan embarazadas más a menudo antes del
matrimonio, y tienden a divorciarse más frecuentemente.26 Todos estos estudios
manifiestan claramente que la relación con el papá es un factor crucial en la salud,
el desarrollo y la felicidad de las hijas.27

Es posible, que usted es uno de los muchos padres que tienen que trabajar diaria-
mente buscando el sustento diario y también el desarrollo de su familia. Es posible,
que por años se ha sacrificado y aun así, observe que sus esfuerzos no son recom-
pensados ni tomados en cuenta, ni aun por sus propios hijos, si esto fuera así, no
se rinda, los resultados en la crianza de los hijos no siempre se pueden observar o
medir inmediatamente, el siguiente poema ayudará a comprender esto.

93
PADRES QUE IMPACTAN

EL CHEQUE POR CIEN MIL AFANES

Hijo:
Si quieres amarme, bien puedes hacerlo.
Tu cariño es oro que nunca desdeño.
Mas quiero que comprendas que nada me debes,
Soy ahora el padre, tengo los deberes.
Nunca en las angustias por verte contento,
He trazado signos de tanto por ciento.
Ahora, pequeño, quisiera orientarte.
Mi agente viajero llegará a cobrarte.
Será un niño tuyo, gota de tu sangre,
Presentará un cheque de cien mil afanes…
Llegará a cobrarte, y entonces mi niño,
Como un hombre honrado,
A tu propio hijo deberás pagarle.

1
Fundación de Ayuda contra la Drogadicción; Comunicación y conflictos entre hijos y padres;
http://www.
fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf. Accesada el 9 de septiembre de 20011
2
Ofelia Pérez, ¡Necesito a papá! (Florida: Casa Creación, 2011), 55.
3
Ibíd., 32-50.
4
Frank Minirth, Brian Newman y Paul Warren, El libro del padre (E.U.A.: Betania, 1992), 14.
5
Ibíd.
6
Ibíd.
7
Luca Pesenti, El padre ausente, disponible en http://kaire.wikidot.com/el-padre-el-gran-au-
sente, accesada el 10 de septiembre de 2011.
8
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 3 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 122.
9
Luis Fernández Cuervo; El diario de hoy: La decisiva relación padre-hijas, disponible en http://
www.elsalvador.com/noticias/2005/06/27/editorial/edi2.asp, accesada el 10 de septiembre de 2011.
10
Antonio Estrada, La familia criss y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 154.
11
James Dobson, Cómo criar a las hijas (E.U.A: Tyndale, 2010), 69.
12
Ibíd., 70.
13
Alcohólicos anónimos, disponible en http://www.apocatastasis.com/alcoholicos-anonimos.
php, acce sada el 10 de septiembre de 2011.
14
Julio Bronchal Cambra, Consecuencias de la ausencia del padre varón en los hijos. Disonible
en http://www.secuestro-emocional.org/main/Efectos-Ausencia-Padre.htm; accesada el 9 de
septiembre de 2011.
15
Linda Nielsen, Embarcing your father: Building the relationship you want with your dad; dis-
ponible en http://www.parentingbookmark.com/pages/LN01.htm, accesada el 20 de octubre de 2011.
16
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 3, 121.
17
James Dobson, 70.
18
Ibíd., 80.
19
Antonio Estrada, La familia: crisis y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 130.
20
Ibíd., 131.
21
Ibíd., 133.
22
Ibíd., 131.
23
Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 11,12.
94
24
Ibíd., 138.
25
Ibíd.
26
Ibíd., 137.
27
McDowell, 11,12.

95
Lo que la madre canta a la cuna, recorrerá todo el

camino hasta el ataúd.

Henry Ward Beecker


Capítulo
8
Influencia de la madre sobre los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

La influencia de la madre

No importa la edad que una persona tenga, los títulos que haya obtenido, el dinero
que haya reunido, el puesto que ocupe, generalmente, la madre siempre ocupará en
la vida de todo hijo, un lugar de privilegio. Desde la cuna hasta la tumba, la persona
que más necesitará y buscará a lo largo de su vida, será a la madre.

Es conocida la siguiente afirmación: “Las manos que mecen las cunas, son las ma-
nos que mueven al mundo”. Hernández (2004) agrega: “La madre de familia es la
que hace del hogar un centro de amor, y el hogar está allí, donde está la madre”.1

Esta relación, dice Wrigh (1996), se ha podido observar dramáticamente entre los
soldados:

En los campos de batalla y en los hospitales de la Guerra Civil, en


la Primera y Segunda Guerras Mundiales, en Corea y en Vietnam,
y en todos los campos de batalla, los soldados que se encontra-
ban heridos, o al borde de la muerte, gritaban las mismas palabras,
cada uno en su propio idioma: “¡Madre!”, “¡Mother”!, “¡Mom!”,
“¡Mamá!”… Las madres parecen continuar conectadas a los hijos.
Quizás se deba a que son las primeras en ofrecer amor y consuelo
al hijo, incondicionalmente, y a que son la fuente primaria de alimen-
to y educación en los primeros años de sus vidas… Las madres
tienen una influencia muy poderosa sobre los hijos que, a menudo,
moldea para bien o para mal todas las decisiones en su trabajo y en
las relaciones familiares durante el resto de su vida.2

1. La presencia de la madre hace el hogar

Hernández (2004) refiere que la madre Teresa de Calcuta relata que, en cierta oca-
sión, un niño fue recogido y llevado al Hogar Infantil, allí se le bañó y se le dieron
ropas limpias y alimento, pero al siguiente día el niño escapó. Alguien lo encontró,
lo trajo de nuevo y lo entregó a las “hermanas”. Ella dio indicaciones de que si el
niño intentaba escaparse, se le siguiera y no se le perdiera de vista, pues deseaba
saber a dónde huía el niño. Pronto el niño se escapó de nuevo, pero esta vez fue
seguido para ver a dónde iba. El niño caminó hasta que llegó a la sombra de un ár-
bol, allí estaba la madre cocinando. Sobre dos piedras había colocado una cazuela
de barro y estaba guisando algo que había recogido de la basura. La hermana que
lo había seguido le preguntó al niño: “¿Por qué te escapaste del hogar?” Y el niño
98
respondió: “¡Pero si mi hogar está aquí, porque aquí está mi madre”. Sí, allí estaba
su madre y allí estaba su hogar”.3

Para el ser humano, que nace como el más dependiente de los seres vivos, la pre-
sencia de la madre es indispensable. White (1978) declara: “El hogar debe ser para
los niños el sitio más agradable del mundo, y la presencia de la madre debe ser su
mayor atractivo”.4 Zulueta dice: “El bebé nace totalmente dependiente de los cuida-
dos maternos, con los que forma una unidad indisoluble”.5

Debido al papel tan trascendente que juega la madre a lo largo de la vida de un ser
humano, desde antes de nacer, ella se transforma en un elemento vital de su exis-
tencia. Jakes (1997) dice: “Es el privilegio de una madre llevar en su propio cuerpo
el intranquilo y agitado embrión de la vida, una cápsula de promesa y un niño del
futuro. Ella comparte el calor de su cuerpo, su alimento y el mismo aire que respira…
Es el privilegio de la madre sentir moverse en su propio seno al niño, cuyo único
abrigo es su tibia carne”.6

Desde antes de nacer, el niño comienza a escuchar la voz de su madre; después de


nacer será, con más frecuencia, la persona con quien más se va a relacionar. Reyes
cita al neurocientífico Hyman, Rector de la Universidad de Harvard, quien afirma
que el niño es estimulado por el medio ambiente que le rodea, ya sea por la luz o
por la voz de la madre que llega hasta su nervio auditivo. Esta acción enciende y
apaga los genes, afinando estructuras cerebrales tanto antes como después del
nacimiento.7

En 1997, una revista publicó un artículo titulado: “Las mentiras que los padres de
familia, especialmente la madre, dicen para justificar su trabajo fuera del hogar.

Mentira 1: Necesitamos más dinero.


Mentira 2: Las guarderías son excelentes.
Mentira 3: Me lo exigen en el trabajo.
Mentira 4: Con gusto me quedaría en casa.
Mentira 5: Son muchos los pagos que tenemos que hacer.

Covey (1997) refiere a Mary Pipher, que dice: “La familia tuvo que hacer algunas
elecciones. Se dieron cuenta de que podían tener más tiempo o más dinero, pero no
ambos. Eligieron el dinero”.8

Las madres que tienen que trabajar fuera de la casa, pero que quisieran no tener
99
PADRES QUE IMPACTAN

que hacerlo, se sentirán animadas al conocer los resultados de la investigación de


Roger Web, de la Universidad de Arkansas, quien encontró que “mientras que los
niños más seguros tenían madres que decidieron permanecer en casa para criarlos,
los que les seguían en esa clasificación eran niños cuyas madres trabajaban fuera
de la casa, pero que no querían hacerlo. Al parecer, estos niños se daban cuenta
de que sus madres preferirían estar con ellos si las circunstancias lo permitieran”.9

En Estados Unidos, el 96% de los padres y el 65% de las madres con hijos menores
de seis años trabajan fuera de casa. Muchos de esos infantes pasan gran cantidad
de tiempo con niñeras, en jardines de infancia, o en guarderías.

El gobierno federal llevó a cabo un estudio de más de 1300 de esos pequeños


en diez ciudades estadounidenses. ¿Los resultados? Mientras más horas pasaban
los niños fuera del cuidado maternal más agresivos eran hacia los compañeros de
clase, y más desafiantes hacia sus maestros. El autor del estudio y psicólogo, Jay
Belksky, resumió los resultados en una sencilla ecuación: “a medida que aumente
el tiempo en guarderías, también aumentan los problemas de comportamiento”.10

2. La madre moldea los sentimientos

Las primeras lecciones de la vida el niño las aprenderá de su madre. Su cerebro,


que es como una esponja, absorberá todo lo que ve, oye y siente. Durante los pri-
meros meses de vida, dice Wrigh (1996), “El niño aprende los sentimientos casi ex-
clusivamente de su madre. De ella obtiene un sentido de formación y de protección
que percibe como cuidado y alimento para el alma”.11

Dobson (2010) señala que la relación con su madre, su voz y su presencia son para
el bebé, como una música para sus finos oídos. Un bebé recién nacido ha estado
escuchando la voz de su madre desde la matriz durante muchos meses, y se siente
confortado por dicho sonido.12

La influencia en lo escolar y profesional

La madre tiene un papel muy importante en el éxito escolar de los hijos. Éstos
esperan que, de manera especial, sus madres los apoyen en la elaboración de las
tareas escolares. Aunque, en general, no se ha comprobado que existan diferencias
significativas entre los niveles de participación de madres y padres.

100
1. El vínculo madre – hijo es muy estrecho

White (1978) dice que el vínculo terrenal más tierno es el que liga a la madre con su
hijo. Éste queda más impresionado por la vida y el ejemplo de la madre, que por la
del padre, porque ésta y el niño se ven unidos por un vínculo muy fuerte y tierno.13
Con frecuencia, el niño experimenta lo que comenta Robert Bly, citado por Wright
(1996), con respecto a los sentimientos:

“Cuando su padre se sumerge en el mundo de la tecnología y los


negocios, el niño se acercará a su madre y allí encontrará calor. De
su padre recibe dinero, de su madre alimento; siente ansiedad junto
al padre y seguridad junto a la madre; recibe amor condicional de su
padre, y amor incondicional de su madre”.14

Reyes dice que el inicio del lenguaje y el ingreso al mundo están fuertemente influen-
ciados por la vinculación afectiva que se establece entre la madre y el bebé. En este
proceso, que se inicia desde el nacimiento, la interacción madre – hijo construye
las bases de la comunicación con el mundo y con la cultura. Incide en el desarrollo
afectivo del niño y le ofrece la base para el crecimiento emocional para descifrarse
y relacionarse con los demás.15

2. La madre como ejemplo a imitar

White (1971) declara que cada mujer tiene una responsabilidad individual. Esta res-
ponsabilidad debe motivar a la madre a desarrollar:

Una mente equilibrada y un carácter puro, que reflejen únicamente


la verdad, el bien y la hermosura. Una de las tareas de la esposa y
madre será “unir a su esposo e hijos a su corazón mediante un amor
considerado, manifestado en palabras suaves y un comportamiento
cortés, el cual, como regla, será copiado por sus hijos”.16

Los hijos presentan una mayor sintonía con la madre, con la cual se comunican
más y mejor. Así, la madre se constituye en el eje sobre el que gira la comunicación
familiar.

3. El apoyo de la madre en las tareas escolares

Posse y Melgosa (2000) dicen que los padres que desean un éxito escolar auténtico,
101
PADRES QUE IMPACTAN

han de esforzarse en comprender que el secreto está en la colaboración con sus


hijos en el cumplimiento de las tareas escolares, sin sentimentalismos, sin rezongos
y sin proteccionismos. Al dedicar tiempo a sus hijos, ayudándolos con sus tareas
escolares, no solo se está colaborando en su desarrollo académico, sino que, ade-
más, se está nutriendo su relación con ellos.17

White (1978) afirma que es justo señalar que en todos los factores evaluados, existe
una tendencia a ser mejores los puntajes de las madres sobre la de los padres… Por
lo tanto, las encargadas de establecer el puente entre la familia y la escuela son las
madres. Esta declaración refleja un patrón cultural de la sociedad mexicana, que
atribuye a las madres la responsabilidad fundamental en la educación de los hijos, y
deja a los padres en una posición periférica con respecto a la misma.18

4. La madre como instructora y compañera

La autora, antes mencionada, señala que las madres siempre han ocupado un lugar
sobresaliente en la tarea de educar a sus hijos. En tanto que tareas graves e impor-
tantes reposan sobre el padre, la madre que es más común que esté en casa, debe
dedicar tiempo para apoyar a sus hijos, especialmente en los primeros años debe
convertirse en su instructora especial y compañera.19 Ella agrega: “Esta responsa-
bilidad recae principalmente sobre la madre, que con su sangre vital nutre al niño y
forma su armazón física, le comunica también influencias intelectuales y espirituales
que tienden a formar la inteligencia y el carácter”.20

5. La madre estimula y moldea la autoestima

En México; González, Corral, Frías y Miranda asociaron el afecto de los padres, el


tiempo de dedicación a sus hijos y el interés por conocer a sus maestros, con la alta
autoestima del hijo, la cual, a su vez, estimula el esfuerzo escolar.21 Aunque ambos
padres deben participar apoyando a los hijos, es común aún que sean las madres
las que los apoyen principalmente. El trato que la madre dé a su hijo y sus palabras,
entre otros aspectos, serán básicos para su autoestima, especialmente porque la
madre suele estar más cerca de él, fundamentalmente cuando es pequeño.

6. La madre motiva la superación de los hijos

Los padres que desean que sus hijos obtengan mejores resultados, deben recono-
cer su esfuerzo en el área académica. Epstein y Clark Salinas, citados por Valdés,
sostienen que los estudiantes en todos los niveles hacen el mejor trabajo académico
102
y tienen actitudes escolares más positivas, aspiraciones más altas y otros compor-
tamientos positivos, si tienen padres conscientes del valor de la escuela y de los
logros académicos de los hijos.22

Valdés dice que las familias que apoyan y favorecen el proceso educativo de los
hijos, además de proveerles de las condiciones materiales necesarias para el estu-
dio, generan aspectos que conforman un clima cultural, valorativo y educativo. Esto
permite que los niños acepten y sean capaces de responder más efectivamente a
las demandas de la escuela.23

7. Potenciación intelectual y emocional

Los padres que deseen ver superarse a sus hijos deben, desde que los hijos son
muy pequeños, inculcarles hábitos de lectura, comprarse buenos libros y frecuen-
temente leer con ellos. Estas acciones, como lo es leer y discutir temas de interés
intelectual, escuchando las opiniones de los hijos, favorecerán y facilitarán el desa-
rrollo intelectual y emocional de ellos.

El impacto en la futura vida familiar

El ejemplo de la madre será duradero, su modelo y sus palabras quedarán firme-


mente grabadas en la mente de sus hijos, y servirán de patrón para ellos cuando
establezcan su propio hogar.

1. Debe enseñársele a realizar las tareas del hogar

A pesar de que se vive en una época diferente y de grandes adelantos científicos,


que pueden facilitar el trabajo de la casa, las madres harían bien en seguir el consejo
de Elena de White (1971), quien considera que todas las hijas deben ser instruidas
y aprender aspectos básicos del hogar, como los siguientes:

• Debe poseer un perfecto conocimiento de los deberes domésticos.


• Debe ser educada para ocupar el puesto de esposa y madre, a fin de que pueda
presidir como una reina en sus dominios.
• Debiera ser del todo competente para guiar e instruir a sus hijos.
• Debe saber cómo suplir con sus propias manos las necesidades de su familia.24

La misma autora considera que la tarea de enseñarles a las hijas estas responsabili-
dades, debiera iniciar a temprana edad. Ella declara: “Cuando una niña tiene nueve
103
PADRES QUE IMPACTAN

o diez años de edad, se debiera exigir de ella que tome sobre sí una parte de los de-
beres domésticos permanentemente, a medida que sea capaz, y se la debiera tener
por responsable de la manera en que la desempeña”.25 Es posible que en nuestra
sociedad actual algunos de estos consejos deberían seguirse también.

2. Debe prepararlas para ser buenas cónyuges

White (1971) señala lo que mencionó un hombre: Fue un padre sabio aquel que,
cuando le preguntaron lo que se proponía hacer con sus hijas, respondió: “Me pro-
pongo hacerlas aprendices de su excelente madre, a fin de que aprendan el arte de
aprovechar el tiempo y se preparen para ser esposas y madres de familia y miem-
bros útiles de la sociedad”.26

Actualmente, no es común que se les enseñe a los hijos a ganarse la vida y a ser
financieramente independientes. Los jóvenes en las escuelas aprenden diferentes
disciplinas, pero muy poco de lo que puede ayudarles a ganarse el sustento diario
en esa etapa. Por esta razón, es común encontrar jóvenes aun mayores que no
saben cómo ganarse la vida, y se han convertido en una carga para sus padres y la
sociedad. En algunos casos, sus propios padres han contribuido a hacerlos inútiles.

El impacto moral y espiritual

La nobleza de la madre, su espíritu de sacrificio, sus oraciones y nobles sentimientos


impactarán en el desarrollo espiritual de sus hijos y, muchas veces, serán imitados.

1. La madre es trasmisora de valores espirituales

La madre desempeña un papel muy importante en la enseñanza espiritual y el im-


pacto que ésta tiene en sus hijos. Kuzma (2009) menciona que las oraciones de una
madre y su vida piadosa han transformado muchas veces la vida de los hijos. Con
frecuencia, las madres deben recordar la promesa de Dios: “Todos mis hijos serán
enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de mis hijos” (Isaías 54:13).27
Barna (2006) dice que los valores espirituales son vitales en el desarrollo de los hi-
jos. Aun después de que los hijos salen de casa, ellos recordarán las enseñanzas
que recibieron de sus padres, aquellas historias que desde muy pequeños escucha-
ron de sus madres serán muchas veces un freno contra los vicios corruptores de la
sociedad moderna.28

White (1971) menciona que al rey en su trono no incumbe una obra superior a la de la
104
madre. Ésta es la reina de su familia. A ella le toca modelar el carácter de sus hijos,
a fin de que sean idóneos para la vida superior e inmortal. A la madre incumbe esta
obra de modelado, refinamiento y pulimento.29

2. La madre trasmite la fe a sus hijos

Los padres tienen la profunda responsabilidad de discipular a sus hijos. En esta


importante tarea, dice White (1971), la madre es agente de Dios para hacer cristiana
a su familia.30

Lockyer dice que la característica dominante del registro de las Escrituras acerca
de Eunice y su madre, es la influencia religiosa que tuvieron sobre Timoteo, quien
desde la niñez conoció las Escrituras (2 Tim. 3:14, 15). ¡Qué complacidas deben de
haber estado cuando Timoteo partió a hacer la obra de evangelista! (2 Tim. 4:5).31

Las madres cristianas son el mayor bien del mundo. La mayor influencia humana, y
la contribución más sana y sustancial a la sociedad humana provienen de nuestras
madres. Joaquín Miller lo ha expresado: “La batalla más brava que se haya luchado
jamás, ¿te digo dónde y cuando? En los mapas del mundo no la encontrarás, la
pelearon las madres de los hombres”.32

La influencia sobre el hijo

La madre no sólo impacta en las hijas, como frecuentemente se piensa; su ejemplo,


sus palabras y su vida, afectarán también la vida de su hijo.

1. Muchas madres desean que su primer hijo sea un varón

Wright (1997) menciona que el nacimiento de los hijos, generalmente, es motivo de


gran alegría en el hogar; sin embargo, diferentes encuestas afirman que, a lo menos
en los Estados Unidos, el 80% de las personas desean que su primer hijo sea un
varón. También se ha encontrado que el 90% de las mujeres desean que su primer
hijo sea un varón. Probablemente ese anhelo se deba al deseo de complacer a su
esposo que, por lo general, querrá que su primer hijo sea un varón.33

2. Las madres ayudan al hijo a realizar sus sueños

Como se ha mencionado, la relación entre la madre y el hijo durará toda la vida.


Wright dice: “La madre tiende a defender los intereses de su hijo, no importa la edad
105
PADRES QUE IMPACTAN

que éste tenga”.34 Para una madre, no importa si el hijo es la persona más mala del
mundo, para ella será siempre su hijo y lo defenderá hasta la muerte. Wright (1997)
sigue diciendo: “La madre ayuda al niño a crear una imagen de lo que ha de ser su
vida. El padre ayuda a convertir esa imagen en realidad”. 35

Swindoll (2006) indica que el brillante pintor Benjamín West, que vivió en tiempo de
la revolución estadounidense, comenzó a explotar su talento debido a un incidente
que tuvo con su madre. Un día ella salió y lo dejó al cuidado de su hermana Sally.
Durante la ausencia de ésta, encontró unos frascos de tinta y, según él, comenzó
a pintar el retrato de su hermana, mientras lo hacía dejó manchas por todos lados.
Cuando la madre regresó, vio el desastre que había y exclamó: ¡Vaya, es Sally! Y
se agachó para besarlo. Después West solía repetir: ¡el beso de mi madre me hizo
pintor! 36

3. La relación con su madre impactará toda su vida

Wright (1997) menciona que la mayoría de los hombres jamás exteriorizan sus más
profundos sentimientos hacia la madre. Sin embargo, en el fondo, sus sentimientos
y lo que esperan de sí mismos y de sus esposas pueden, muchas veces, atribuirse a
la relación que tuvieron con ellas, cuando niños. La percepción que un hombre tiene
de su madre, afecta su futuro.37

Las madres tienen una influencia especial que afecta y determina, en gran parte,
cómo se siente un hombre. También se manifiesta en la forma como se asume el
papel de adulto en la familia. Dobson (2010) dice:

Algo maravilloso sucede cuando una madre, que nutre emocional-


mente, intercede con amor a favor de su angustiado bebé. Ella le
habla con dulzura, lo acaricia, le cambia los pañales incómodos, lo
aprieta en sus brazos y le canta suavemente mientras le provee un
seno cálido nutricio. El bebé en sus brazos se calma, tanto emocio-
nal como físicamente, y sus temores disminuyen. De esa experien-
cia, fundamentalmente satisfactoria, tanto para la madre como para
su bebé, se comienza a formar un lazo entre ellos. Establecerá una
base para todo lo que ofrezca el futuro. La relación que establezcan
nunca será completamente abandonada u olvidada, aun cuando a
veces se den severas tensiones entre ambas. Es que por eso, tanto
los heridos, como los moribundos, que han sido endurecidos por el
combate en un campo de batalla, pronuncian una última palabra a
106
través de las lágrimas: “¡Mamá!”.38

4. La madre prepara al hijo para identificarse con el padre y la esposa

La madre prepara al hijo para identificarse con el padre mediante un proceso, cuyo
resultado final es que el hijo se identifica más con el padre que con la madre. Wright
(1996) dice que el hijo nunca rompe la conexión con la madre. El padre es un ingre-
diente adicional. Sin embargo, llega un momento en que el lazo del hijo con la madre
se eclipsa, y su lealtad cambia de la madre a otra mujer, quien es muy significativa
en su vida: su esposa… y la nuera de su madre.39

La influencia sobre la hija

La madre será el modelo para sus hijas, desde su vientre estará dándole forma a su
hija. Ella, como ninguna otra persona, le dará forma a la vida de su hija.

1. La importancia de vinculación en la infancia

Dobson (2010), hablando de la influencia de la madre sobre las hijas, dice: A pesar
de estos momentos de estrés entre las madres y sus hijas, estar en contacto emo-
cional con cada hijo debe ser un asunto de alta prioridad. Usted debe mantenerse
firme hasta que pase el momento de rebelión. El éxito de su hijo o hija, en mucho de
lo que trate de hacer en la vida, dependerá de la calidad de la relación que ambos
comparten durante los años de la niñez. Por cierto, la forma en que manejan las
tormentas de la adolescencia, será influenciada directamente por la seguridad de
ese vínculo.40

2. La salud física y emocional de la hija

Dobson (2010) señala que se ha demostrado que, la falta de apego entre las madres
y sus bebés está directamente relacionada con enfermedades físicas y mentales
de todo tipo. La razón es evidente. Si una niña vive sobrecogida por sentimientos
negativos y circunstancias estresantes, su inhabilidad de adaptarse en la infancia se
convierte en un patrón para toda la vida. La relación entre el apego a la madre y la
mala salud, no es simplemente una teoría, es una realidad.41

El mismo autor continúa diciendo que el vínculo comienza antes del nacimiento y
continuará siendo parte vital durante los años futuros. De hecho, una niña de dos
años todavía esta tan “apegada” a su madre como lo estaba un año antes. El aliento
107
PADRES QUE IMPACTAN

y la confianza que provee la mamá es el factor principal que impulsa a la niña para
llegar hasta los confines de su mundo. Cuando llegue a los cinco años de edad, una
niña se volverá mucho más independiente y confiada, especialmente si el vínculo
con la madre, o la persona que ocupa ese lugar, ha sido firmemente establecido.42

3. Las hijas absorben más el clima emocional del hogar

Dobson (2010) señala que la investigación muestra que en sus primeros dos años de
vida las niñas tienden a absorber el clima emocional del hogar. Las madres que tie-
nen mucho estrés, como por ejemplo, durante tiempos de conflicto en el matrimonio
o problemas económicos, pueden pasarles esta ansiedad a sus hijas. Los padres y
las madres deben recordar siempre que los pequeñitos perspicaces, especialmente
las hijas, están observando todo lo que hacen.43

4. Cuide que su relación sea madre-hija

La Dra. Nancy Snyderman, citada por Dobson, recuerda a las madres que uno de los
errores más comunes y peligrosos que cometen, es asumir que será la mejor amiga
de su hija adolescente. Ella dice: “Después de que su hija pasa la adolescencia, en-
tonces usted gana el derecho de cambiar a una amistad de amigas.44

Como se ha podido observar en este capítulo, la influencia de la madre se refleja


en muchos aspectos que son vitales para el éxito y desarrollo de los hijos. Los ni-
ños cuyas madres están con ellos se desarrollan mejor en el aspecto físico mental
y espiritual y la presencia de la madre le da seguridad. Esto debiera motivar a las
madres a hacer un esfuerzo para estar más tiempo con sus hijos, aun en los casos
en los que el hacerlo requiera la suspensión temporal de sus labores profesionales y
la reducción de recursos económicos. Este sacrificio suele brindar grandes recom-
penzas y muchas satisfacciones a medida que los hijos van creciendo.

1
Josefina Hernández Mota, Dios mío, hazme viuda por favor (México, D.F: Editorial Panora-
ma,2004), 101,102.
2
H. Norman Wright, La otra mujer en su matrimonio (Michigan: Editorial Portavoz, 1996), 9,10.
3
Josefina Vazquez Mota, 103.
4
Elena de White, El hogar cristiano (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana,
1978), 17.
5
M. Isabel Zulueta, La relación madre – hijo, disponible en http://www.feaps.org/biblioteca/
sexualidad_ydi/07 _relacion.pdf, accesada el 18 de octubre de 2011.
6
T. D. Jakes, El padre ama a sus hijas (Florida: Casa Creación, 1997), 9.
7
Yolanda Reyes, La lectura en la primera infancia, disponible en http://www.cerlalc.org/redpla-
nes/secciones/biblioteca/reyes _ lectura primera infancia.pdf, accesada el 10 de octubre de 2011.
8
Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo,
108
1998),126.
9
La educación de los hijos en el mundo moderno, disponible en http://www.unidachile.cl/
unidabolivia/revistas%2096y97/bn96so.pdf, accesada el 13 de noviembre de 2011.
10
Más ilustraciones perfectas, (Miami:Editorial Unilit,2006),63.
11
H. Norman Wright, 11.
12
James Dobson, Cómo criar a las hijas (E.U.A.: Tyndale 2010), 68.
13
Elena de White, El hogar cristiano, 216, 217.
14
H. Norman Wright, 12.
15
Yolanda Reyes. La lectura en la primera infancia, disponible en http://www.cerlalc.org/re-
dplanes/secciones/biblioteca/reyes _ lectura primera infancia.pdf, accesada el 10 de octubre de 2011.
16
Talleres para padres y madres, disponible en http://www.google.com.mx/search?sclient=psy,
accesada el 18 de octubre de 2011.
17
Raúl Posse y Julián Melgosa, Para el niño, el arte de saber educar (Madrid: Editorial Safeliz,
2000), 141.
18
Ángel Alberto Valdés Cuervo, Participación de los padres de alumnos de educación primaria
en lasactividades académicas de sus hijos, ddisponible en http://www.scielo.org.mx/scielo.
php?pid=S1607-40412009000100012&script=sci_arttext, accesada el 18 de octubre de 2011.
19
Elena de White, Conducción del niño, 21.
20
Elena de White, El hogar cristiano, 217, 218.
21
Ángel Alberto Valdés Cuervo, Participación de los padres de alumnos de educación primaria
en lasactividades académicas de sus hijos, ddisponible en http://www.scielo.org.mx/scielo.
php?pid=S1607-40412009000100012&script=sci_arttext, accesada el 18 de octubre de 2011.
22
Ibíd.
23
Ibíd.
24
Elena de White, El hogar cristiano, 78-80.
25
Ibíd., 78.
26
Ibíd., 79.
27
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 37.
28
George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa
Creación, 2006), 84.
29
Ibíd., 210.
30
Ibíd.
31
Herbert Lockyer, Todas las mujeres de la Biblia (Miami, Fl.: Editorial Vida, 2004), 360.
32
Ibíd.
33
H. Norman Wright, 22.
34
Ibíd.,11.
35
Ibíd., 22.
36
Charles R. Swindoll, La crianza de los hijos (E.U.A: Grupo Nelson, 2006), 67.
37
H. Norman Wright, 25.
38
James Dobson, 68.
39
H. Norman Wright, 38.
40
James Dobson, 66.
41
Ibíd., 67, 68.
42
Ibíd., 69.
43
Ibíd., 34.
44
Ibíd., 76.

109
“El verdadero amor exige que hagas lo mejor por

tus hijos, y no siempre lo que es más fácil para ti.”

Zig Ziglar
Capítulo
9
El autoritarismo y la paternidad
PADRES QUE IMPACTAN

El autoritarismo

En su intento por educar, corregir y disciplinar a sus hijos, cada padre y madre
adoptan determinados estilos o tendencias en la crianza de sus hijos. Este estilo,
en la mayoría de los casos, es el que sus padres ejercieron con ellos mismos, o el
que vieron usar a alguna persona que impactó sus vidas.

1. La ley de la siembra y la cosecha se cumplirá invariablemente

Con frecuencia, repetir el estilo de paternidad suele tener algunas deficiencias, pues
no todo se aplica al tiempo en que ahora se vive, o simplemente no es ni fue el mejor
método. Los padres pueden tener las mejores intenciones, pero eso no basta para
que la paternidad sea exitosa; si el método no funciona, las consecuencias vendrán.

Este aspecto debe tomarse en cuenta seriamente al educar y disciplinar a los hijos.
No basta con quererlos mucho, ni siquiera con ser “padres buenos”, se requiere,
además de las buenas intenciones, ser realmente “buenos padres”. Los padres
pueden sentir y creer que están cumpliendo su rol excelentemente, pero con fre-
cuencia se deben analizar si esto es así, antes de que el tiempo les muestre que
estaban equivocados.

2. Debe buscarse el equilibrio

Al respecto James Dobson hace la siguiente observación: “No es sabio que los
padres sean demasiado exigentes y autoritarios con un hijo adolescente mayor;
puede que lo obliguen a desafiar la autoridad sólo para probar su independencia
y su adultez”.1 Es importante recordar el consejo bíblico dado por San Pablo: “Y
vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)

Un estudio hecho entre 5000 adultos, a los cuales se les preguntó: “Cuando era
adolescente ¿qué apreciaba menos de sus padres?” Las dos respuestas más co-
munes fueron: Que fueran muy exigentes o demasiado sobreprotectores, que fue-
ran demasiado estrictos o demasiado indulgentes.2

En la delicada tarea de criar y disciplinar a los hijos, es vital que los padres manten-
gan un sabio equilibrio. En este capítulo, se analizarán los resultados del exceso de
autoridad o autoritarismo en la crianza de los hijos. A continuación, se comparten
algunas descripciones del padre autocrático o autoritario.
112
Algunos padres, con el propósito de conducir de la mejor manera a sus hijos, ejer-
cen demasiada autoridad sobre sus hijos, o simplemente se vuelven autocráticos.
Este tipo de padres es el que pone normas estrictas y espera que sean obedeci-
das sin protesta alguna. Los hijos deben mantenerse en su lugar y no se les deja
expresar sus opiniones. Son padres que dirigen la familia partiendo de la tradición,
poniendo énfasis en la estructura, el control y el orden y todo ello se vuelve una gran
carga para el hijo.3

El padre autoritario o autocrático se caracteriza por el estricto control que ejerce


sobe la conducta del niño. Zabala (2000) dice:

“Espera obediencia inmediata, respeto incuestionable por la auto-


ridad, establece muchas reglas y normas….Para el padre (o madre)
autoritario las responsabilidades del niño no son sustancialmente
diferentes de las que llevan los adultos…. Ve en el niño a un ser do-
minado por deseos egoístas y primitivos que necesitan estar bajo
constante control”.4

Características de los padres autoritarios

El estilo de paternidad que los padres ejercen con sus hijos, muchas veces, fue
copiado de sus propios padres, aun cuando el estilo usado por sus propios padres
les pareció incorrecto en su momento. A continuación, se resumen algunas caracte-
rísticas de los padres autoritarios mencionadas por Habenicht,5 Goleman,6 Zabala7
y otros.

1. Tienden a ser ásperos, dictatoriales, egoístas, antipáticos y muy fríos con sus
hijos.
2. Usan mucho de la fuerza y el castigo físico.
3. Rara vez explican las razones de sus órdenes, y poco permiten que sus niños
desarrollen la habilidad de hacer decisiones personales.
4. Su propia necesidad de poder y control caracteriza sus relaciones con su
familia.
5. Este estilo es muy común entre las familias religiosas conservadoras, que a
menudo se esconden detrás de una concepción errada de la autoridad divina, para
justificar sus propias acciones.
6. Se muestran desdeñosos y no sienten respeto por sus hijos.
7. Son típicamente desaprobadores, tanto en sus críticas como en sus castigos.
8. Prohíben cualquier manifestación de ira del niño, y lo castigan a la menor
113
PADRES QUE IMPACTAN

señal de irritabilidad.
Gritan con enojo al niño que intenta dar su versión de los hechos: “¡No me contes-
tes!”
9. Mantienen un estricto control sobre la conducta del niño.
10. Exigen obediencia inmediata.
11. Requieren un respeto incuestionable por su autoridad.
12. Requieren obediencia a sus normas (sin explicaciones ni razones).
13. Colocan responsabilidades, por igual, entre niños y adultos.
14. Consideran al niño como un ser dominante (poseído por deseos egoístas y
primitivos).
15. Los padres, más que obedecidos son temidos, pues la obediencia la logra-
ron por el miedo y la fuerza.
16. Con frecuencia se olvidan que sus hijos son niños y los tratan como adultos.
17. Al no cumplir las expectativas se orientan hacia el castigo.
18. Debido a la falta de acercamiento emocional, el trato carece de intimidad,
calor y confianza; más bien es frío, áspero y distante.
19. Se presta poca atención a las necesidades de los hijos.
20. Las reglas y órdenes no pueden ser cuestionadas ni negociadas.
21. La relación que establecen con sus hijos es fundamentalmente para dictarles
órdenes, enfatizando siempre que ellos son la autoridad y que ésta pocas veces
es falible.
22. Escasamente consideran las peticiones de los hijos y no responden a sus
demandas.
23. Combinan estas actuaciones con poco afecto y altos niveles de control. Es
propio de este estilo el que aparezcan conductas de privaciones, junto con las de
coerción verbal y física.
24. Lo predominante es la existencia de abundantes normas y la exigencia de
una obediencia bastante estricta.
25. Dedican esfuerzo a influir, controlar, evaluar el comportamiento y las actitu-
des de sus hijos, de acuerdo con patrones rígidos preestablecidos.
26. Dan gran importancia a la obediencia, a la autoridad, al uso del castigo y de
medidas disciplinarias, y no facilitan el diálogo.
27. Las normas que definen la buena conducta son exigentes, y se castiga con
rigor la mala conducta.
28. La comunicación entre los progenitores y el niño es pobre.
29. Su estilo de disciplina se basa en recompensas y castigos.

114
Características de los hijos criados autoritariamente.

El autoritarismo en la paternidad trae graves consecuencias, y éstas se intensifican


cuando se ejerce, como comúnmente ocurre, desprovisto de amor.

1. Crecen emocionalmente deficientes

El estilo de paternidad que se ejerce tiene un gran impacto en el carácter y las


emociones del niño. Goleman declara:

Cientos de estudios muestran que la forma en que los padres tratan


a sus hijos, ya sea con una disciplina dura o con una comprensión
empática, con indiferencia o con cariño, tiene consecuencias pro-
fundas y duraderas en la vida emocional del hijo. Sin embargo, ape-
nas hace poco tiempo han aparecido datos innegables que mues-
tran que tener padres emocionalmente inteligentes es, en sí mismo,
un enorme beneficio para el niño.8

El estilo autoritario trae serias consecuencias en el desarrollo del niño. White dice:
“Cuando los padres muestran un espíritu áspero, severo y dominante, se despierta
en los hijos un espíritu de obstinación y terquedad”.9

2. Experimentan fuertes traumas

Cuán importante es que cada padre conozca el efecto de la calidad de su paterni-


dad. Goleman dice:

Los actos violentos son más dañinos que las catástrofes natura-
les como los huracanes, porque, a diferencia de las víctimas de un
desastre natural, las víctimas de la violencia sienten que han sido
intencionadamente seleccionadas como blancos de la maldad. Este
hecho destruye las suposiciones acerca de la honradez de la gente
y de la seguridad del mundo interpersonal, suposición que las ca-
tástrofes naturales dejan intacta. En un instante, el mundo social
se convierte en un lugar peligroso, un lugar donde la gente es una
amenaza potencial a la seguridad.10

El Dr. Dennis Charney, psiquiatra de la universidad de Yale, quien es director de


neurología clínica del Centro Nacional en Estados Unidos, dice:
115
PADRES QUE IMPACTAN

“No importa si fue el incesante terror del combate, la tortura o los


repetidos maltratos en la infancia, o una experiencia única como
quedar atrapado en un huracán o estar a punto de morir en un acci-
dente automovilístico. Cualquier estrés incontrolable puede tener el
mismo impacto biológico”.11

3. Se vuelven insensibles

El padre autocrático deja una herencia maligna que se esparcirá y prolongará.


Este patrón se manifestará en el trato de su hijo con otros niños, pues tratará a sus
pares como él fue tratado. Goleman (2010) dice:

“La insensibilidad de estos niños maltratados es sencillamente una


versión más extrema de la que se ve en niños cuyos padres son
críticos, amenazadores y duros en los castigos que imponen. Estos
niños también suelen mostrarse despreocupados cuando sus com-
pañeros se lastiman o lloran; parecen representar un extremo de
una serie continua de frialdad, o extrema indiferencia que alcanza
su máxima expresión con la brutalidad de los niños maltratados”.12

La empatía en estos niños está destruida. El mismo autor declara que es pertur-
bador escuchar los testimonios de hijos que fueron abusados por sus padres. Los
hijos que fueron frecuentemente golpeados y tratados de manera constante por
los padres, muestran claras evidencias de que se les deformó la tendencia natural
del niño hacia la empatía.13

4. Manifiestan un falso sentido de obediencia

Frecuentemente, cuando los padres reciben quejas sobre la conducta de sus hijos,
les cuesta creerlo, ya que frente a ellos, los hijos fingen buena conducta. Zabala
(2000) dice:

“Mientras están sujetos a la autoridad, los niños pueden parecer


soldados bien disciplinados, pero cuando cesa el dominio, se halla
que el carácter carece de fuerza y firmeza. No habiendo aprendido
jamás a gobernarse, el joven no reconoce otra sujeción, fuera de la
impuesta por sus padres o maestros. Desaparecida ésta, no sabe
cómo usar su libertad, y a menudo se entrega a excesos que dan
como resultado la ruina.”14
116
5. Repiten su propia experiencia con sus hijos

Ésta es una de las consecuencias más tristes: mientras educamos a nuestros


hijos, se les está enseñando cómo educar a los nietos. Goleman (2010) dice:

Este fracaso con respecto a la empatía se repite, a veces, si no con


frecuencia, de una generación a otra, con padres brutales que han
sido maltratados por sus propios padres en la infancia. Esto supone
un dramático contraste con la empatía generalmente mostrada por
hijos de padres cuidadosos, que los estimulan a mostrar preocupa-
ción por los demás y a comprender cómo se sienten otros chicos
ante las actitudes mezquinas. Al carecer de estas lecciones con res-
pecto a la empatía, estos chicos parecen no aprenderlas nunca.15

La rigidez es vista y manifestada en la comunicación entre padres e hijos. En este


aspecto son comunes las siguientes declaraciones como: “Nosotros nunca hace-
mos eso”; “Esta es la única forma de hacer eso”; “Jamás hagas nada que aver-
güence a nuestra familia”; “Siempre seguimos las tradiciones de nuestra familia
para nuestras actividades los domingos”. En estas familias, la rigidez es manifiesta,
y está por encima de las necesidades particulares de cualquier miembro de la
familia.16

6. Cada acto de los padres queda firmemente grabado en el cerebro de los hijos

Algunos cerebros quedan moldeados por la brutalidad, otros por el amor. Quienes
fueron golpeados, dice Goleman (2010):

“Han recibido una dieta prematura y constante de traumas. Tal vez


el paradigma más instructivo para comprender el aprendizaje emo-
cional que estos niños maltratados han experimentado, es ver cómo
los traumas pueden dejar una huella permanente en el cerebro, y
cómo incluso estas crueles huellas pueden ser reparadas”.17

7. Se vuelven rebeldes

Los hogares donde la disciplina es áspera, desagradan y deshonran a Dios “Es


cierto que la disciplina demasiado áspera, la crítica exagerada, las leyes y regla-
mentos no requeridos, conducen al menosprecio de la autoridad y, finalmente, a la
desobediencia de aquellas reglas que Cristo quisiera que se cumplieran”.18
117
PADRES QUE IMPACTAN

Los hijos de padres autoritarios tienden a rebelarse contra los valores que sus pa-
dres quieren enseñarles. Otros, se van de la casa tan pronto como pueden hacer-
lo, o se casan con la primera persona que encuentran. “Llegan a ser de voluntad
débil, indecisos, individuos sin columna vertebral, incapaces de realizar decisiones
morales difíciles”.19

Las reglas inflexibles, un estilo de vida familiar muy estricto y un sistema de opi-
nión legalista, crean una experiencia familiar negativa, demasiado rigurosa.20

8. Están predispuestos a renunciar a sus creencias religiosas

Los hogares autoritarios, generalmente, producen niños con un autoconcepto


pobre en todos los aspectos. No tienen una conciencia fuerte y se adhieren a los
valores negativos que los rodean. Generalmente, y lo más preocupante es que
rechazan la religión.

Zabala afirma que el estilo de paternidad influye tanto en los valores espirituales,
que bien se puede decir: “Dime cuál es tu estilo de paternidad, y te diré lo que tu
hijo piensa de Dios”. El estilo autoritario, generalmente, ejerce mucho control, y
eso daña fuertemente al hijo. Lo único que puede mitigar un poco las consecuen-
cias es que esta firme disciplina vaya acompañada de mucho amor y apoyo. Este
aspecto ha sido confirmado mediante estudios cuidadosos.21

El mismo autor menciona las siguientes características que se verán en el hijo:

• Sentirá rechazo hacia la religión. No le dará importancia a ninguna creencia


religiosa.
• Rechazará los valores tradicionales de sus padres y manifestará conductas re-
beldes.
• Concebirá a Dios como un ser estricto y castigador.
• Si son religiosos, pueden tratar de ser “perfectos” en cada detalle de la vida
cristiana, esperando ganar el favor de Dios y evitar su castigo mediante el mérito
de sus buenas obras.

9. Su personalidad, muchas veces, carecerá de calor, compasión y empatía por


los sufrimientos de otros.

Un estudio conducido por Strommen y Strommen informa lo siguiente:


118
“Aquellos niños que percibían a Dios como un ser amante, que los
acepta tal como ellos son…tendían a poseer alta estima propia,
motivación al logro, internalización de valores morales y una acti-
tud positiva hacia la iglesia. Por el contrario, aquellos que tenían
un concepto de Dios como un ser estricto y controlador, tendían a
manifestar baja autoestima, prejuicio racial, conducta antisocial y
uso del alcohol y drogas”.22

Los hijos perciben con facilidad cuando se les trata con exceso de autoridad, por
muy pequeños que sean, manifiestan resistencia este estilo de autoridad. Ellos se
rebelan cuando los padres toman decisiones que les corresponden tomar a ellos.23

Características de los hijos criados con extrema autori-

dad

El uso extremo de la autoridad en la paternidad provoca, con frecuencia, ciertas


conductas. A continuación, se consideran algunas de ellas.

1. Aspectos positivos de los hijos de padres autoritarios

• Aprenden a desarrollar respeto por la autoridad, que tanta falta hace.


• De niños son personas ordenadas y respetuosas de los demás.
• Este tipo de hogar brinda seguridad, estabilidad y certidumbre.
• Son personas que saben obedecer, por lo que es fácil trabajar con ellas.

2. Aspectos negativos de los hijos de padres autoritarios

• Por su apego a la autoridad, son poco independientes.


• Carecen de iniciativa y espontaneidad.
• Hacen sólo lo que las reglas y la autoridad les indique.
• Por haber enfatizado tanto la lealtad y la unidad familiar, son incompetentes en
sus relaciones sociales.
• Tienden a ser obedientes, ordenados, poco agresivos, tímidos y poco tenaces a
la hora de perseguir metas.
• Son poco participativos en actividades sociales, y prefieren el aislamiento.
• Tienden a tener una pobre interiorización de valores morales, orientándose más
a los premios y castigos, que hacia el significado intrínseco del comportamiento.
• Manifiestan pocas expresiones de afecto con los iguales, siendo poco espontá-
119
PADRES QUE IMPACTAN

neos, llegando incluso a tener problemas en establecer estas relaciones.


• Tienen baja autoestima y mucha dependencia.
• Tienden a experimentar poca alegría; son coléricos, aprensivos, infelices, fácil-
mente irritables, y vulnerables a las tensiones.

Está claramente demostrado que “el control”, por sí solo, ejercido con frecuencia
por el padre autoritario, viene a ser el menos efectivo de los métodos para transmitir
valores, especialmente los espirituales. El daño es aun mayor, cuando el excesivo
control, es ejercido sin ninguna manifestación de amor. Algunas veces el amor mi-
tiga un poco los sentimientos negativos en el hijo, pero no quita completamente las
consecuencias en la formación del hijo. Es muy común que jóvenes provenientes
de padres o de escuelas muy estrictos, al llegar a cierta edad, se rebelen contra
sus padres y rechacen los valores que los padres están tratando de imponerles. Los
padres deben, con mucha prudencia, buscar el equilibrio entre los dos factores de-
terminantes: El amor y la firmeza. Tome en cuenta el siguiente consejo: “Los padres
han de ser firmes en relación con los valores, y tiernos con respecto al espíritu del
niño.” 24

1
Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asocia-
ción Casa Editora Sudamericana, 2006), 26.
2
Ibíd.
3
Padres e inteligencia emocional, disponible en http://www.buenastareas.com/ensayos/Pa-
dres-e-Inteligencia-Emocional/2190613.html; accesada el 10 de septiembre de 2011.
4
Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 39.
5
Donna J. Habenicht, 27-34.
6
Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 233.
7
Fernando Zabala,
8
Daniel Goleman, 224.
9
Elena de White, Conducción del niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana,
1971), 276.
10
Daniel Goleman, 237.
11
Trauma y reeducación emocional; disponible en http://eqi.org/golebks13.htm; accesada el
12 de octubre de 2011.
12
Daniel Goleman, 233.
13
Ibíd., 232.
14
Fernando Zabala, 67.
15
Daniel Goleman, 234.
16
Norman Wright, Las palabras de los padres y su asombroso poder (Colombia: Unilit, 1994),
61.
17
Ibíd., 234.
18
Elena de White, Conducción del niño, 262.
120
19
Donna J. Habenicht, 27.
20
Norman Wright, 60.
21
Fernando Zabala, 42.
22
Ibíd., 43.
23
Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 37.
24
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 9.

121
“La mejor manera de hacerle la vida difícil en el

futuro a tu hijo, es hacerle muy suave la vida en el

presente.”

Autor anónimo
Capítulo
10
La paternidad permisiva y su efecto en los hijos
PADRES QUE IMPACTAN

La permisividad

El padre y la madre estaban perplejos. De alguna manera, Juanito se había consti-


tuido en un problema tan grave que decidieron visitar al psiquiatra para solicitar ayu-
da. El psiquiatra les advirtió contra el peligro de refrenar al niño. Cierto día, mientras
almorzaban, Juanito parecía incontrolable. Prorrumpió en llanto porque no quería
comerse las verduras. El padre estaba listo a ejercer firmeza, pero inmediatamente
la madre miró a su esposo y le dijo: “Recuerda lo que dijo el psiquiatra, querido”.

Los padres miraron a su pequeño hijo y le preguntaron qué deseaba. Juanito dejó
de llorar y dijo: “Quiero de comida una lombriz”. El padre estuvo al borde del colap-
so, pero la madre gentilmente le recordó: “Recuerda lo que dijo el psiquiatra, queri-
do”. Juntos fueron al jardín y cavaron en busca de una lombriz. Luego la pusieron
sobre el plato del niño, esperando que, finalmente, llegara la paz. Pero apenas la
lombriz estuvo en el plato de Juanito, éste comenzó de nuevo a llorar. “¿Qué sucede
ahora?”, dijo el padre muy enojado. Juanito respondió: “La quiero cocinada”.

En ese momento, la madre comenzó a preocuparse. No podía imaginarse cocinan-


do esa lombriz en su sartén. Pero ahora fue el padre quien dijo: “Recuerda lo que
dijo el psiquiatra, querida”. Así que, la madre tomó una de sus hermosas sartenes,
cocinó la lombriz y la sirvió.

Pero Juanito aún no había terminado. Cuando se sentaron junto a él para que comie-
ra Su lombriz y los dejara en paz, Juanito comenzó nuevamente con su berrinche.
Mientras intentaban calmarlo le preguntaron cuál era el problema. “Quiero que papá
se coma la mitad”. El padre está a punto de estallar. Su esposa le mira y le dice:
“Recuerda lo que dijo el psiquiatra, querido”. Entonces el padre, pensando que esa
sería la solución, cortó rápidamente la lombriz con su tenedor y la tragó. Pero ape-
nas había terminado de tragar la lombriz, cuando el llanto de Juanito se repitió. Los
padres estaban perplejos, pero el llanto persistía, así que volvieron a preguntar:
¿Qué sucede? Juanito contestó, sin preocuparse por la angustia de sus padres, ¡es
que mi papá se comió la mitad que yo quería!

La forma como se desarrolla el estilo de vida de la sociedad actual provee el terre-


no ideal para que prolifere este estilo de paternidad. Es muy común encontrar este
estilo en todas las clases sociales, pareciera que cuanto mas desarrollada es una
sociedad, más común es encontrar padres que ejercen el estilo de paternidad indul-
gente en la relación con sus hijos. En su libro ¡Los padres al poder!, John Rosemond
escribe:
124
Es fácil para los padres dejarse intimidar por el soliviantamiento [o
rebeldía] emocional del niño, y empezar a darle más responsabili-
dad de la que puede asumir para evitar confrontaciones. Se impone
justamente lo contrario. Es el momento de reafirmar la autoridad de
los padres, en lugar de permitir que el niño la desmantele. Aunque,
seguramente él lo rechazará, también es un momento en que nece-
sita saber que sus manos no son las únicas dispuestas a empuñar
el volante.1

Un niño que está acostumbrado a tener todo lo que pide, a dar órdenes como si
fuera adulto y a exigir el cumplimiento de éstas, crece con la convicción de que
sus necesidades son únicas y que las personas que le rodean giran a su alrededor,
además de estar a su plena disposición. Esta conducta no es pasajera, no se modi-
ficará con el crecimiento ni desaparecerá cuando el niño sea adolescente o adulto.
Al contrario, su convivencia con otras personas se verá afectada drásticamente,
pues se convertirán en personas hostiles, arrogantes, indiferentes, acostumbrados
a romper las reglas narcisistas y poco tolerantes.2

Características del estilo de paternidad permisivo

Durante el ejercicio de la paternidad es común que los padres manifiesten ciertas


tendencias en la forma de criar a sus hijos. Algunas de ellas se mencionan a con-
tinuación:

1. Son padres que se caracterizan por un nivel bajo de control y exigencias de


madurez, pero con un nivel alto de comunicación y afecto.
2. Son padres poco exigentes, que atienden las necesidades de sus hijos hasta
en lo mínimo, y establecen pocas reglas de comportamiento.
3. Son padres que muestran extrema tolerancia y liberalidad ante los impulsos
de los hijos.
4. Son padres que usan muy poco el castigo, en cualquiera de sus formas, en el
acto de disciplinar a los hijos.

En este estilo de paternidad, se dan muestras constantes de amor al hijo, lo cual


resulta ser muy positivo en la vida del niño. Kuzma afirma: “Demasiado amor no
arruina a un niño; lo que lo hace es muy poca disciplina.”3

La parte equivocada de este estilo de paternidad reside en que los padres consi-
deran que el amor, por si sólo, será una fuerza que transformará y guiará al hijo a
125
PADRES QUE IMPACTAN

manifestar principios correctos de conducta y obediencia.

Estrada corrige este concepto y afirma lo siguiente: “Equivocadamente creímos que


el amor no solo tornaba innecesaria la disciplina, sino que erróneamente, conside-
ramos que el amor y la disciplina eran opuestos e incompatibles, y que si se ejercía
una, se dejaba de lado la otra.”4

El padre permisivo o indulgente vive para complacer a su hijo. White clarifica este
aspecto cuando dice: “El amor es la llave para el corazón del niño, pero el amor que
induce a los padres a ser complacientes con los deseos equivocados de sus hijos,
no es un amor que obrará para el bien de ellos”.5

El Dr. Benjamin Spock menciona que el estilo indulgente es tan común hoy día, por-
que la mayoría de los padres están tan ocupados, que el poco tiempo que están con
los hijos, lo menos que quieren hacer es disciplinarlos. Los sentimientos de culpa
de parte de los padres, por tener abandonados y descuidados a los hijos, hace que
los padres quieran, de alguna manera, compensar lo que no han hecho por ellos,
otorgándoles regalos y dinero. Estos padres les dan toda la libertad a los hijos; los
llenan de regalos, y son demasiado consentidores. Muchos padres actúan así con
la buena intención de hacerlos felices, pero ignoran que los hijos más felices y más
seguros son aquellos que saben que sus padres han establecido reglas y exigen
que se cumplan”. 6

Características de los padres permisivos

Dobson afirma que los niños tienen percepciones muy agudas, y se dan cuenta
cuando existe un “juego de poderes”. La falta de respeto y el desprecio para ellos
son cosas que están muy vinculadas. Los adultos indecisos y que no tienen con-
fianza en sí mismos, terminan ganándose el desprecio de sus hijos… .La clave para
criar a los hijos con éxito es mantener esos dos ingredientes balanceados. Se pre-
sentan problemas si la balanza se inclina para cualquiera de los dos lados, ya sea el
amor que lo permite todo y es sobreprotector, o hacia el control que es opresivo y
se ejerce con enojo. El amor y la disciplina se equilibran el uno al otro, llevando a un
vínculo más profundo”. 7

1. Hoy en día es muy común que ambos padres trabajen fuera del hogar

El padre o los padres que trabajan mucho tiempo fuera del hogar, y por lo tanto no
tienen tiempo para dedicarlo a sus hijos pueden, con facilidad, intentar compen-
126
sar la falta de dedicación a ellos, siendo consentidores y satisfaciendo todos los
deseos del niño. La idea es “si estoy poco tiempo con él, al menos lo haré feliz”,
“o ya que no le doy mi tiempo, por lo menos que no le falte nada”.

2. Son sobreprotectores

En los padres permisivos los hijos tienen privilegios de personas mayores, pero
responsabilidades de personas menores a su edad. La permisividad deriva fácil-
mente en una sobreprotección de los hijos que puede hacerlos débiles, sin o con
poca educación, y desagradecidos.8

Este tipo de padres tiene miedo de establecer límites o reglas; considera que pue-
de crearle traumas a su “bebé”, ¡a quien ama tanto! Este pensamiento, dice Estra-
da, es un error. “Las reglas que están bien establecidas, no tienen por qué dañar
la personalidad de un niño. La disciplina bien aplicada, no tiene por qué producir
personas con problemas emocionales”.9

3. Brindan demasiada atención

El famoso columnista y Psicólogo familiar, John Rosemond, sostiene que “dema-


siada atención es tan perjudicial como demasiada comida”.10

Rosemond menciona que la atención puede convertirse en una fuerte adicción, a


la narcodependencia, al alcohol, o alguna otra conducta destructiva de alto riesgo.
Él dice:

Como mínimo, el niño adicto a la atención quizá nunca crezca, y


nunca alcance la emancipación emocional. Permitir que un niño
disfrute de los reflectores de la atención, estorba la habilidad del
niño para establecer niveles mayores de independencia. Un niño
no puede ser el centro de atención de una familia, y alejarse de ese
centro al mismo tiempo.11

Los hijos, a quienes se les permite seguir sus propios caminos, no son felices; y
cuando la autoridad paterna es tenida en poco, no se respetará la autoridad de
Dios.12

127
PADRES QUE IMPACTAN

4. Se colocan al mismo nivel del hijo

Con frecuencia se anima a los padres a ser amigos de sus hijos, lo cual es muy
benéfico, especialmente a medida que crece, pero la amistad no los hace iguales
en todos los sentidos.

Convivir y platicar con ellos en un espíritu de camaradería es muy bueno para la


relación con los hijos, pero “todo ello sin olvidar que la relación entre padres e hijos
no es ni debe ser una relación de amistad.”13 El hijo siempre debe tener presente
que antes que ser amigos, son sus padres y por lo tanto merecen el debido respe-
to.

Haim Ginott en sus libros Entre padres e hijo y entre padres y adolescentes dice:
“Los hijos son el enemigo; ármese para la guerra”. Considera que muchos pa-
dres agobiados por las nuevas responsabilidades, tratan a sus hijos con guantes
de seda, les da miedo hacer cualquier cosa que en lo más mínimo huela a la fuerza,
porque tienen miedo de que de alguna forma lesionen sus capacidades psíquicas.14

5. Recurre con frecuencia al soborno

Coleman declara que los padres que practican este estilo con los hijos, se dan cuen-
ta de las conductas del mismo, pero encuentran razones para justificar esa conduc-
ta. Al igual que aquellos que ignoran los sentimientos del niño, estos padres rara
vez intervienen, ni intentan mostrarle una respuesta emocional alternativa. Tratan de
suavizar todas las perturbaciones, y aun son capaces de recurrir a la “negociación y
a los sobornos para lograr que su hijo deje de estar triste o furioso”.15

Características generales

1. El padre permisivo es el que busca la aceptación y transmite el mayor aliento


posible. No suele fijar límites, no impone exigencias fuertes, ni metas claras a sus
hijos para que se desarrollen de acuerdo a su naturaleza.16
2. Los niños son educados en la libertad sin límites y en la libertad sin respon-
sabilidad. Se creyó que los buenos padres eran los que permitían todo tipo de
libertades a sus hijos. Aceptamos equivocadamente que para ser un buen padre,
había que eliminar de nuestro vocabulario palabras tales como “no” y “está prohi-
bido”. Como dicen Balter y Shereve: “Los hijos pronto se volvieron incontrolables
e infelices. Se perdió cualquier respeto a la autoridad de todo tipo, la juventud no
estaba dispuesta a que se le pusieran límites.”17
128
3. Se caracterizan, precisamente, por el afecto y el dejar hacer.
4. Manifiestan una actitud positiva hacia el comportamiento del niño, aceptan su
conducta, aunque sea negativa, y usan poco el castigo.
5. Consultan al niño sobre todas las decisiones.
6. No exigen responsabilidades ni orden.
7. Permiten al niño auto-organizarse a su manera.
8. No establecen normas que estructuren su vida cotidiana.
9. Utilizan el razonamiento, pero rechazan el poder y el control sobre el niño.

Los padres permisivos evitan hacer uso del control, utilizando pocos castigos, y
muestran una excesiva concesión en las demandas de los hijos; se muestran tole-
rantes y tienden a aceptar positivamente los impulsos del niño. Su estilo comuni-
cativo es poco efectivo y unidireccional, considerando en exceso las iniciativas y
argumentos infantiles.18

Mediante este estilo de paternidad se crean hijos que serán una carga para la
sociedad y una fuente de tristeza para los padres. Elena de White aconseja “Un
padre excesivamente cariñoso no debiera cerrar los ojos a las faltas de sus hijos,
porque le resulte desagradable corregirlos.”19

Ella misma dice: “Mientras más tolerancia haya, más difícil es la conducción. Pa-
dres, haced el hogar más feliz para vuestros hijos. Con esto no quiero decir que
accedáis a sus caprichos. Mientras más se los tolera, más difícil será conducirlos y
más difícil les será vivir vidas fieles y nobles cuando salgan al mundo.”20

Características de los hijos criados permisivamente

Los hijos que no escucharon jamás un “no” de parte de sus padres, crecerán con
un concepto equivocado del mundo real. En estos hijos se cumple el dicho: “Los
padres que por amor no disciplinan a sus hijos, el mundo los disciplinará, pero sin
amor”.

1. Desarrollan poca resistencia a la frustración

Los padres que permiten los berrinches en sus hijos, que los dejan que se tiren al
suelo pataleando y gritando, están creando “monstruos” que sufrirán el resto de sus
días. Los padres no deben olvidar que para el bienestar futuro de sus hijos, deben
experimentar suficiente frustración durante la infancia; esto los preparará para en-
frentar la edad adulta. Además, los ayudará a desarrollar cierta tolerancia a la frus-
129
PADRES QUE IMPACTAN

tración, aspecto que es de vital importancia en la vida adulta.

Al educar a los hijos, se debe tener en cuenta no sólo el presente, debe verse tam-
bién el futuro. Debe recordarse lo que dijo Calderone: “nuestros hijos no van a ser
simplemente “nuestros hijos”; van a ser los esposos y esposas de otras personas, y
los padres de nuestros nietos”.21

Al tomar en cuenta esta declaración debe, entonces, recordar que debe amar a
su hijo, debe buscar su felicidad, pero también debe actuar con firmeza, como lo
expresa John Rosemond: “Deje de pensar que su obligación es hacer que su hijo
siempre esté contento: no es así. Su obligación básica es equiparlo con las habili-
dades que necesitará para buscar con éxito la felicidad por sí mismo. Frustre a sus
hijos para que triunfen en la vida.”22

2. Son poco hábiles para desenvolverse solos

El amor no debe cegar a ningún padre. Se debe ver no solo el presente en la educa-
ción de los hijos, se debe ver también el futuro. Bien se ha dicho: “La mejor manera
de hacerles la vida difícil a tus hijos en el futuro, es haciéndoselas muy suave en el
presente”. La familia híper-proteccionista deja al niño desamparado ante la hostili-
dad ambiental, dando lugar a personalidades incapaces para desenvolverse solos
en la vida; o, como bien se dice: “El exceso de proteccionismo sobre los hijos, está
creando una generación de padres exhaustos que han de ingeniárselas para llegar
a todo. Da la impresión de que educar bien a un hijo, es llenar cada minuto de su
tiempo libre.23

3. No respetan a ninguna autoridad

“No hay maldición más grande en un hogar, que permitir a los niños que hagan su
propia voluntad. Cuando los padres acceden a todos los deseos de sus hijos, y
les permiten participar en cosas que reconocen perjudiciales, éstos pierden pronto
todo respeto por sus padres, toda consideración por la autoridad de Dios o del hom-
bre, y son llevados cautivos de la voluntad de Satanás.24

4. Piensan que nadie los ama

“Leonard Groos, editor de la revista Look, afirma que los niños que crecen con li-
bertades y sin ninguna responsabilidad, crecen asustados y piensan que nadie los
ama.”25 Es muy triste y dañino para un ser humano experimentar este sentimiento.
130
Repercutirá fuertemente en su matrimonio y en las relaciones con las demás per-
sonas. El Dr. Peter G. Crawford, psicólogo de Augusta, en Georgia, señala: “Los
problemas emocionales de los jóvenes no se deben a la disciplina, sino a la falta
de ella”.26

5. Duplican el trabajo del maestro

“El descuido de los padres en la educación de sus hijos, hace que el trabajo del
maestro sea doblemente difícil. Los niños llevan el sello de los rasgos indóciles y
antipáticos revelados por sus padres.”27

6. Pueden desarrollar una estructura moral débil

Como resultado de la actitud de “dejar hacer” de los padres en la crianza de los


hijos, los niños no se desarrollan con un conjunto fuerte de valores. Tienden a ser
impulsivos y quieren hacer lo que desean en el momento. Esperar la recompensa
de mañana, no es algo que les llame la atención. Como nunca han aprendido a con-
trolar sus impulsos, pueden ser agresivos e irresponsables y tener una estructura
moral débil.28

Características generales

1. Por la excesiva libertad que tienen les es difícil sujetarse a las normas de
cualquier organización, ya sea religiosa o secular.
2. Se complacen en hacer su propia voluntad e inclinaciones.
Si en algún momento se les exige cumplir con las normas del hogar, prefieren irse
de la casa, aunque poco tiempo después regresen derrotados.
3. Les cuesta convivir con otras personas, pues desean que todo mundo los
complazca.
4. Crecen como personas egoístas y enfrentarán muchas dificultades en el ma-
trimonio.
5. Conciben a Dios como un ser tolerante, tal como lo fueron sus padres.
Cada padre ejercerá, finalmente, el método que le parezca mejor, pero muchos
hijos tendrán que luchar de adultos contra tendencias muy arraigadas que se
siguieron en la infancia.
6. Con muchas probabilidades se volverán clientes de psicólogos y de psiquia-
tras, como lo dice Goleman: “En cierto sentido, la psicoterapia es un remedio para
lo que soslayó o se pasó por alto en los primeros años de vida. Pero, ¿por qué no
hacer lo que podemos para evitar esa necesidad, dando a los niños, en primer
131
PADRES QUE IMPACTAN

lugar, la educación y guía que cultiva las habilidades emocionales esenciales?29

Elí un padre permisivo

Uno de los ejemplos más dramático sobre las consecuencias de la permisividad


se encuentra registrado en la Biblia. El siguiente texto resume todo el relato: “Y le
mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque
sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado” (1 de Samuel 3:13). Este
padre permisivo se llamó Elí y su triste experiencia, comentada por White es una
advertencia para todos los padres; ella dice:

Elí no administró su casa de acuerdo con los reglamentos que Dios


dio para el gobierno de la familia. Siguió su propio juicio. El padre
indulgente pasó por alto las faltas y los pecados de sus hijos en su
niñez, lisonjeándose de que después de algún tiempo, al crecer,
abandonarían sus tendencias impías. Muchos están cometiendo
ahora un error semejante. Creen conocer una manera mejor de edu-
car a sus hijos que la indicada por Dios en su Palabra. Fomentan
tendencias malas en ellos y se excusan diciendo: “Son demasiado
jóvenes para ser castigados. Esperemos que sean mayores, y se
pueda razonar con ellos.” En esta forma se permite que los malos
hábitos se fortalezcan hasta convertirse en una segunda naturaleza.
Los niños crecen sin freno, con rasgos de carácter que serán una
maldición para ellos durante toda su vida, y que propenderán a re-
producirse en otros.30

El amor por los hijos no debe cegar a ningún padre, los defectos de los hijos deben
ser claramente señalados y con amor y firmeza debe trabajarse para corregirlos.
Algunos hijos son voluntariosos y se requerirá el ejercicio firme de la autoridad. En
la realización de esta dura y a veces no grata tarea, los sentimientos deben ser
gobernados por la razón. La firmeza y el constante afecto deben ser apoyados por
un ejemplo amante y consecuente. Profundice en la siguiente reflexión y esfuércese
por ser más un “buen padre” que un “padre bueno”

EL BUEN PADRE
Padres buenos hay muchos… Buenos padres hay pocos. No es difícil ser un padre bueno.
En cambio, no hay nada más difícil que ser un buen padre. Un corazón blando basta para ser un padre
bueno, pero la voluntad más firme y la cabeza más clara, son todavía poco para hacer un buen padre.
El buen padre dice sí cuando es sí, y no cuando es no… El padre bueno sólo sabe decir sí… El padre
132
bueno hace de su niño un pequeño demonio…
El buen padre no hace ídolos…Vive la presencia del único Dios. El padre bueno encoge la imaginación
del hijo con juguetes de bazar. El buen padre echa a volar la fantasía del hijo, dejándole crear un ae-
roplano con dos maderas viejas… El padre bueno hace la voluntad del hijo, ahorrándoles esfuerzos y
responsabilidades… El buen padre templa el carácter de su hijo, llevándolo por el camino del trabajo y
del esfuerzo. Y así, el padre bueno llega a viejo: decepcionado y tardíamente arrepentido…,
Mientras que el buen padre, crece en años: respetado, querido y es, a la larga, comprendido.

1
John Rosemond; Más sobre la relación padres e hijos; disponible en http://esla.facebook.
com/note.php?note_id =257018327651693; accesada el 10 de septiembre de 2011.
2
Giovana Servin, ¿Soy hijo único… y? (México: Editorial Época, S. A. de C. V., 2011), 6.
3
Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 33.
4
Antonio Estrada, La familia: crisis y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 163.
5
Elena de White, Conducción del niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana,
1971), 266.
6
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t .1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 74.
7
James Dobson, Cómo criar a las hijas (E.U.A.: Tyndale 2010), 77.
8
Fundación de Ayuda contra la Drogadicción; Comunicación y conflictos entre hijos y padres;
http://www.fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf. Accesada el 9 de septiembre de 20011.
9
Antonio Estrada, 172.
10
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t.1, 62.
11
Ibíd.
12
Elena de White, Testimonies, t. 5 (U. S. A.: Asociación Casa Editorial Sudamericana, 1986)
305.
13
Fundación de Ayuda contra la Drogadicción; Comunicación y conflictos entre hijos y padres;
http://www.fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf. Accesada el 9 de septiembre de 20011.
14
Kevin Leman, Obtenga lo mejor de sus hijos (U.S.A.:Betania, 1992), 36.
15
Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 225.
16
Inteligencia emocional; disponible en http://www.inteligencia-emocional.org/familia/educar
_con_inteligencia_emocional.htm, accesada el 10 de septiembre de 2011.
17
Antonio Estrada, 165.
18
Daniel Goleman, 225, 226.
19
Elena de White, Testimonie,s t.1, 546, 547.
20
Elena de White, Conducción del niño, 267.
21
John Maxwell, Relacionándose mejor con los demás (Colombia: Peniel), 116.
22
John Rosemond; Más sobre la relación padres e hijos; disponible en http://esla.facebook.
com/note.php?note_id =257018327651693; accesada el 10 de septiembre de 2011.
23
Padres exhaustos, hijos hiperprotegidos; disponible en http://www.aceprensa.com/articles/
padres-exhaustos-hijos-hiperprotegidos/, accesada el 10 de septiembre de 2011.
24
Elena de White, Patriarcas y Profetas, (U. S. A.: Asociación Casa Editorial Sudamericana,
1986),625-626.
25
Kay Kuzma, Obediencia fácil, 105.
26
Antonio Estrada, 172.
27
Elena de White, Conducción del niño, 324.
28
Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 2006), 29.
29
Daniel Goleman, 264.
30
Elena de White, Patriarcas y profetas, 625,626

133
“Muchos niños no se sienten amados, porque sus

padres están demasiado ocupados”.

Kay Kuzma
Capítulo
11
La paternidad negligente y su efectos en los
hijos.
PADRES QUE IMPACTAN

Privilegio y responsabilidad

La mayoría de los padres son bien intencionados en la crianza y educación de sus


hijos. Aun cuando éstos desconozcan muchos principios de la paternidad, tienen
planes para sus hijos, y reconocen que la llegada de un nuevo miembro de la familia
siempre traerá nuevas responsabilidades. La llegada de un hijo al hogar, por lo
regular, cambia totalmente la vida de los padres en diferentes aspectos, como el
horario de dormir, las finanzas, el tiempo, aun la relación de la pareja se ve muchas
veces amenazada.

1. El trabajo de los padres, fuera del hogar

En la sociedad hipermoderna es común encontrar que ambos padres trabajan, por


igual, fuera de la casa. Esta situación hace casi inevitable que los hijos sean des-
cuidados y acarree graves consecuencias. Nótese la declaración de Goethe: “Las
cosas que importan más, nunca deben estar a merced de las cosas que importan
menos”.1 El estilo de paternidad negligente difícilmente necesita explicación; el
nombre lo dice todo.

2. Definiciones del padre negligente

Los padres tienden a ignorar a los hijos, demuestran poca preocupación por sus
necesidades y terminan por quedarse ausentes de la vida de ellos. Estos padres
manifiestan un completo descuido de su comportamiento y sus responsabilidades,
tanto en lo que se refiere a satisfacer las necesidades básicas del niño, como en lo
que respecta a exigir a éste el cumplimiento de las normas del hogar.2

Características de los padres negligentes

1. El peor estilo de paternidad

Este estilo es señalado como el peor por sus graves consecuencias. Diversos
estudios revelan lo siguiente: La simple negligencia, puede ser más dañina que el
abuso evidente. Un estudio de niños maltratados descubrió que los jóvenes des-
atendidos eran los que peor se portaban: eran los más ansiosos, los que menos
atención prestaban, los más apáticos, alternativamente agresivos y retraídos. El
porcentaje de repetición del primer grado entre ellos es del 65%.3

136
2. Ni se le da, ni se le exige

Este estilo de paternidad es también conocido como indiferente o de rechazo-


abandono, que no son receptivos ni exigentes, les importa poco o nada la suerte
que corran sus hijos.

• Al niño se le da muy poco, y se le exige en la misma medida. Los padres presentan


niveles muy bajos en las cuatro dimensiones básicas de la crianza inteligente:
afecto, comunicación, control y exigencias de madurez.
• No hay normas que cumplir, tampoco hay afecto que compartir. Lo más desta-
cable es la escasa intensidad de los apegos y la relativa indiferencia respecto
de las conductas del niño. Los padres parecen actuar bajo el principio de no
tener problemas o de minimizar los que se presentan, con escasa implicación
y esfuerzo.4
• Los adultos no intervienen. Según una encuesta realizada por el Centro sobre
Adicción y Abuso de Sustancias (CAAS) de la Universidad de Columbia, “casi
uno de cada cinco adolescentes estadounidenses aseguran vivir con adultos
que “no intervienen”, y que no ponen reglas, ni vigilan su conducta. Estos jóve-
nes tienen un riesgo cuatro veces mayor de fumar, beber y usar drogas, que sus
compañeros que “sí intervienen”.
• A mayor abandono, mayor uso de drogas. En un sondeo hecho entre mil mucha-
chos de 12 y 17 años de edad, se descubrió que los adolescentes que creen
que sus padres “no se molestarán mucho si usaran mariguana”, corren un ries-
go tres veces mayor de usar dicho narcótico, que aquellos cuyos quienes “sí se
molestarán mucho”. De igual manera, los adolescentes cuyos padres “no están
nada pendientes del rendimiento académico de ellos, tienen el triple de posibili-
dades de usar estupefacientes, que sus compañeros cuyos padres están muy
pendientes de su rendimiento escolar.
• Amigos antes que padres. Joseph A. Califano, hijo del presidente de CAAS,
considera que esto es un error, pues él dice que los padres y las madres que
son padres antes que amigos, pueden reducir en gran manera el riesgo de que
fumen, beban y utilicen drogas. Observó, además, que la familia es fundamental
para mantener a los hijos lejos del tabaco, alcohol y las drogas.5
• Son negligentes. La ausencia de los padres, la negligencia o el abuso, la falta de
relación y comunicación, son tan dañinas como una disciplina brutal; pueden, al
final, dejar la misma huella trágica en el circuito emocional.6

137
PADRES QUE IMPACTAN

3. Los niños son echados a perder

Cada niño que no es disciplinado cuidadosamente y con oración, será desdichado


en este tiempo de prueba y formará tales rasgos desagradables de carácter, que el
Señor no podrá unirlo con su familia celestial. Hay una enorme carga que debe ser
llevada a lo largo de toda la vida de un niño malcriado. En las pruebas, en los desen-
gaños, en la tentación, seguirá su propia voluntad indisciplinada y desencaminada.7

4. Los padres obtendrán el fruto de su irresponsabilidad

Los padres son responsables de lo que sus hijos son o podrían haber sido. “Si el
padre y la madre, como maestros del hogar, permiten que sus hijos dominen la
situación y se descarríen, son responsables, ya que esos hijos podrían haber sido
otra cosa”.8

5. Características generales

• Intervienen poco en la vida de sus hijos.


• Son demasiado liberales en todos los aspectos de la vida sus hijos.
• Se dan cuenta de lo que siente el niño, pero afirman que, sea cual fuere la for-
ma en que el niño se enfrenta a una tormenta emocional, siempre es adecuada,
incluso si es con golpes.
• Estos padres ignoran los sentimientos del niño. Rara vez intervienen, ni intentan
mostrarle una respuesta emocional alternativa.
• Tratan de suavizar todas las perturbaciones, y recurrirán a la negociación y a los
sobornos para lograr que su hijo deje de estar triste o furioso.

Características de los hijos de padres negligentes

Los hijos cuyos padres fueron indulgentes, crecen con sentimientos de inseguridad
y baja autoestima. Consideran que si ellos no fueron importantes para sus padres,
posiblemente no lo sean para nadie más.

1. Crecen emocionalmente deficientes

Las relaciones entre padres e hijos se conforman de pequeños detalles o peque-


ños intercambios. Estas pequeñas relaciones van estableciendo el fundamento
emocional. Goleman (2010) dice:

138
Una niña a la que un rompecabezas le resulta frustrante y le pide
a su ajetreada madre que la ayude recibe un mensaje positivo si la
respuesta es de evidente placer de la madre, y otro muy distinto si
escucha un brusco “no me molestes… tengo un trabajo importante
que hacer.9

Cuando estos encuentros se convierten en algo típico entre padres e hijos, mol-
dean las expectativas emocionales del niño con respecto a las relaciones, puntos
de vista que impregnará su manera de moverse en todos los ámbitos de la vida,
para bien o para mal.10

Es de suma importancia para el desarrollo sano del niño sentirse amado. Ese amor
debe verlo, sentirlo, escucharlo. Bronfenbrenner, profesor de investigaciones fami-
liares de la Universidad de Cornell, una vez dijo que los niños necesitan a alguien
que los ame irracionalmente para que crezcan psicológicamente sanos.11

2. Tienen un pobre desempeño escolar

Los hijos de padres negligentes comúnmente enfrentan problemas escolares.


Diversos estudios respaldan esta aseveración. Goleman comparte el resultado de
un informe donde señala que casi todos los alumnos que se desempeñan pobre-
mente en la escuela, carecen de uno o más de estos elementos de inteligencia
emocional. La magnitud del problema no es menor; en algunos estados, aproxi-
madamente uno de cada cinco niños tiene que repetir el primer grado y luego, a
medida que pasan los años, se retrasan con respecto a sus pares y se muestran
cada vez más desalentados, resentidos y alborotadores.12

3. La relación con los padres es hostil

Los niños, desde muy pequeños, pueden percibir cuan importantes son para sus
padres. Este sentimiento, dice Habenicht, tiene fuertes repercusiones en la vida,
en el desempeño y en las relaciones padre –hijo. Cuando los niños no se sienten
apoyados por sus padres, la relación entre ellos generalmente es hostil. Los padres
que dan apoyo están centrados en el niño. Entienden que los niños tienen necesi-
dades especiales, por cuanto son inmaduros.13 Goleman (2010) afirma que:

Un niño que no puede concentrar su atención, que es suspicaz en


lugar de confiado, triste o airado en lugar de optimista, destructivo
en lugar de respetuoso y se siente dominado por la ansiedad, pre-
139
PADRES QUE IMPACTAN

ocupado por las fantasías atemorizantes y, en general, descontento


con respecto a sí mismo… ese niño tiene pocas oportunidades…
para no hablar de la igualdad de oportunidades, de reivindicar las
posibilidades del mundo como propias.14

4. Crecen rebeldes y con los valores espirituales distorcionados

Es sorprendente que el resultado de una paternidad autoritaria sea similar al resul-


tado del estilo negligente. Dona Habenicht declara: “Los hijos que provienen de
hogares negligentes reaccionan, a veces, de la misma manera en que lo hacen los
que provienen de hogares autoritarios, se rebelan y adoptan valores negativos”.15

Generalmente no son muy religiosos, ni tienen valores firmes, porque sus padres
nunca se los enseñaron en forma consistente ni los disciplinaron. Tales hijos tie-
nen, a menudo, profundos problemas emocionales relacionados con el abandono
de que fueron objeto.

5. La paternidad negligente deja su huella en el cerebro.

Los tormentos más comunes de la infancia, como ser constantemente pasado por
alto o privado de atención o ternura de los padres, el abandono, la pérdida de los
padres o el rechazo social pueden no alcanzar nunca el grado de trauma, pero sin
duda dejan su huella en el cerebro emocional, creando distorsiones y lágrimas y
rabia en las relaciones íntimas de la vida adulta.16

6. Características generales

• Mayormente no son muy religiosos.


• No tienen valores firmes, porque sus padres nunca les inculcaron en forma con-
sistente, ni los disciplinaron.
• Tienen, a menudo, profundos problemas emocionales relacionados con el aban-
dono de que fueron objeto.
• Perciben a Dios como un gobernante distante del universo, que no se involucra
en la vida de sus súbditos; alguien a quien verdaderamente no le importa lo que
suceda sobre la tierra.17

Oprah Winfrey dijo: “Si no tenemos tiempo, y no se puede apartar ni siquiera una
noche o al menos una hora a la semana, para reunirse todos como familia, entonces
la familia no es la prioridad.18
140
Dios concedió al hombre el privilegio de la procreación y sin duda ésta es una de las
experiencias más hermosas en la vida del ser humano. Tener a un hijo en los bra-
zos, ver que te sonríe, oír que te diga papá o mamá, producen un verdadero placer,
pero ésta experiencia tiene un gran costo. Requiere todas las energías, mucho de tu
dinero, de tu tiempo y de todo tu ser.

El ser humano nace como el más desvalido de los seres vivos y a menos que los
padres le brinden lo antes mencionado y mucho más, el hijo sufrirá graves conse-
cuencias que no solo lo afectarán a él, como se ha visto en este capítulo, sino a los
mismos padres por el resto de sus vidas.

Por otro lado, los hijos a quienes los padres le brindaron lo necesario estarán me-
jor equipados para enfrentar la vida exitosamente, para educar a sus hijos cuando
llegue el momento y serán, en la mayoría de los casos, una fuente constante de
felicidad.

1
Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo, 1998),
122.
2
Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 39.
3
Daniel Goleman; La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 230.
4
Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 2006), 28.
5
Más Ilustraciones perfectas, (E.U.A; Editorial Unilit,2006).
6
Daniel Goleman, 263.
7
Elena de White, Conducción del Niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana,
1971), 207.
8
Ibíd., 229.
9
Daniel Goleman, 230.
10
Ibíd., 230.
11
Kay Kuzma, Los primeros siete años, t.1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2009), 107.
12
Daniel Goleman, 228. .
13
Donna J. Habenicht, 29.
14
Daniel Goleman, 231.
15
Donna J. Habenicht, 28.
16
Daniel Goleman, 249.
17
Donna J. Habenicht, 28.
18
Stephen R. Covey, 121.

141
Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en

justicia, cariño, amor e integridad; piensen en ti”.

Autor desconocido
Capítulo
12
El estilo de paternidad autoritativo
PADRES QUE IMPACTAN

El estilo más conveniente

Roberto y María estaban sumamente preocupados por su hijo. Alberto, apenas es-
taba por cumplir los 16 años y ya, por su conducta, les estaba dando fuertes dolores
de cabeza. Más de una vez los padres habían platicado cómo lograr, entre otras
cosas, que Alberto entendiera que debía llegar a cierta hora a la casa. Con frecuen-
cia, ellos se dormían más tarde de lo acostumbrado porque esperaban a que su hijo
llegara. Esta situación se había estado prolongando por casi un año.

Finalmente los padres, con gran preocupación, determinaron que esa conducta no
podía prolongarse más. Trataron el problema y se pusieron de acuerdo. Hablarían
con su hijo para comunicarle la nueva regla. La llegada no podría ser más allá de las
diez de la noche. En caso contrario, la puerta se cerraría y él tendría que dormir en
el patio de la casa.

Alberto no pareció inmutarse mucho por la nueva regla que le comunicaron sus
padres. Sin embargo, la primera semana estuvo llegando antes de la hora que se
le había indicado. Al cabo de una semana Alberto no llegó a la hora establecida, y
ambos padres se preguntaban qué debían hacer. A las diez de la noche, el padre se
levantó de la cama y cerró la puerta con el seguro interior. Regresó y se acostó al
lado de su esposa, pero ambos no podían dormir.

Antes de las once Alberto tocó la puerta, los padres se preguntaban si debían abrirle
o dejarlo afuera. Por su parte Alberto tocaba con insistencia, pues no podía creer
que sus padres se atreverían a dejarlo dormir afuera. Finalmente, el padre se levantó
y tomó las llaves de la casa y abrió. Para sorpresa de Alberto, su padre no lo invitó a
entrar, sino que él mismo salió y cerró la puerta tras sí. Se acercó a su hijo y le dijo:
“Hijo, tengo la llave para abrir y quisiera hacerlo, pero no puedo, por tu bien, pero
hay algo que sí puedo hacer esta noche y es dormir contigo aquí afuera”. Alberto
aprendió la lección.

Definiciones

1. El estilo de paternidad “autoritativo”, también se conoce como “autorizado”


o “autoritativo recíproco”. Estos padres se esfuerzan en darle a conocer el mundo
de las emociones a sus hijos. Algunas definiciones de este estilo son las siguien-
tes:

• Es el que equilibra los límites con el ambiente estimulante. Orienta sin controlar, da
144
explicaciones e implica a sus hijos en las decisiones. Elogia la competencia y la
independencia. Todo ello permite que los hijos crezcan con confianza en ellos
mismos, independientes, sociales y emocionalmente inteligentes.1
• En este estilo de paternidad, el control y el apoyo están bien equilibrados. Se ejerce
un control consistente y razonado sobre el hijo, a la vez que se parte de la acep-
tación de los derechos y deberes de los hijos, y se pide de éstos la aceptación
de los derechos y deberes de los padres.
• Es el padre que aprovecha las dificultades que enfrenta diariamente su hijo para
aconsejarlo y actuar como un entrenador emocional. Toma con seriedad los sen-
timientos de su hijo y trata de entender exactamente lo que le preocupa. En
lugar de humillarlo, trata de ayudarlo a encontrar formas positivas de aliviar sus
sentimientos.2
• Este estilo de padres es exigente. “Establece reglas claras y, en forma consisten-
te, requiere que los hijos las cumplan. Pero, a diferencia del padre autoritario,
el recíproco está atento a las necesidades del niño y trata de satisfacerlas: pro-
mueve el intercambio verbal… valora la toma de decisiones personales, evita
métodos disciplinarios punitivos, fomenta la responsabilidad individual y social.
Para el padre recíproco, las responsabilidades del niño son complementarias,
no idénticas a las del adulto”.3

Características de los padres autoritativos.

Desde la infancia hasta la adolescencia, los hijos tienen la tendencia a desafiar el


derecho que los padres tienen para ejercer autoridad sobre ellos. John Rosemond,
en su libro ¡Los padres al poder!, dice: “Los niños aprenden rápido a detectar cuán-
do temen los padres afirmarse en su autoridad, y cuándo puede él confiar en que
se rindan. Nunca debe caber la duda de a quién le corresponde llevar la batuta. [...]
Cuando el padre no manda, el niño se desmanda”.4

1. No espera felicitaciones de su hijo

Dé por sentado que sus hijos deben obedecer, y tómelo como lo único que cabe
esperar. Deje de disculparse por las decisiones que toma, referidas a la vida de
sus hijos. Vuelva a conectarse con la fuerza de la frase: “Porque yo lo digo”. Deje
de creer que puede persuadir a sus hijos de que las decisiones que está tomando
son para el bien de ellos. Se puede recordar lo que San Pablo dice: “Es verdad
que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza: pero
después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.5

145
PADRES QUE IMPACTAN

Para que un niño pueda sentirse seguro y protegido, “es esencial que sus padres
ejerzan autoridad, sean decididos, y que el chico pueda contar con ellos. En pocas
palabras, que detecten el poder. Así que ¡Adelante, sus hijos cuentan con usted!”.6

2. Es equilibrado en el ejercicio de la autoridad y el control

Deben evitarse, tanto la indulgencia excesiva, como la indebida severidad. Al paso


que son indispensables la vigilancia y la firmeza, lo son también la simpatía y la
ternura.7

Según estudios e investigaciones psicológicas, este estilo favorece la autonomía


del niño, ya que los padres desarrollan con gran efectividad una amplia comu-
nicación comprensiva y bidireccional, repartiendo, a la vez, adecuadas dosis de
disciplinas y normas; cosa que no se ve en el padre permisivo, ya que no ofrece
orientación y ni disciplina que el niño necesita para ser autónomo, ni en el caso del
padre autoritario, donde se aprecia que controla a los hijos de una manera muy es-
tricta, utilizando el castigo y los golpes que causan inseguridad y temor en el niño.8

“No debiera haber parcialidad paternal, ni opresión; la influencia, combinada con el


afecto y la autoridad, darán el molde adecuado a la familia”.9 Es decir, los padres
se cuidan de no actuar unilateralmente.

3. Combina el amor con la firmeza

Los jóvenes, necesitan padres que los eduquen y disciplinen, que les corrijan sus
malos hábitos e inclinaciones y poden sus malas tendencias.10

No es correcto que los padres mimen y echen a perder a sus hijos; tampoco es
correcto que los maltraten. Una conducta firme, decidida y recta, producirá los
mejores resultados.11

Una niña necesita sentir que su padre y su madre, aunque sean agradables, tienen
sus propios derechos, saben cómo ser firmes y no le permitirán ser irrazonable o
grosera. De este modo, ella se siente mejor. Esto la adiestra desde el comienzo
para llevarse considerablemente bien con otras personas.

Los niños malcriados no son criaturas felices, ni siquiera en sus propios hogares,
y cuando salen al mundo, aunque tengan 2, 4 o más años, están condicionados
para recibir un duro golpe. Descubren que nadie está dispuesto a reverenciarlos;
146
en rigor, desagradan a todos por su egoísmo. Deben pasar por la vida resultando
impopulares, o bien, deben aprender a ser agradables de la forma más difícil.12

4. Estimulan a sus hijos

Los bebés que han recibido una buena dosis de aprobación y estímulo de los adul-
tos, esperan tener éxito en los pequeños desafíos de la vida. Por contraste, los que
se crían en hogares demasiado tristes, caóticos o negligentes, abordan la misma
tarea de una forma que demuestra que ya esperan fracasar.13

5. Guían pacientemente a sus hijos

Los padres autoritativos aprovechan la oportunidad de un problema del hijo para


actuar como el equivalente de un mentor o entrenador emocional. Se toman los
sentimientos de sus hijos con seriedad suficiente, para tratar de entender exacta-
mente lo que les preocupa.14

6. Crían hijos sanos

El equipo de investigadores de la Universidad de Washington descubrió que,


cuando los padres son emocionalmente expertos, comparados con aquellos que
se enfrentan ineficazmente a los sentimientos, sus hijos, como es comprensible,
se llevan mejor, se muestran más afectuosos y menos tensos con respecto a ellos.
Pero, más allá de eso, estos chicos también se desempeñan mejor en el manejo
de sus propias emociones, son más eficaces a la hora de serenarse cuando están
preocupados, y se preocupan con menos frecuencia. Los chicos también son más
relajados en el plano biológico. Presentan niveles más reducidos de las hormo-
nas del estrés y otros indicadores fisiológicos de la excitación emocional. Otras
ventajas muestran que estos chicos son más populares y caen mejor a los demás,
y sus maestros los consideran más hábiles socialmente. Sus padres, lo mismo
que sus maestros, consideran que tienen menos problemas de conducta, como la
brusquedad o la agresividad.15

7. Características generales16

• Ajustan las demandas que hacen a sus hijos, de acuerdo con sus diferentes
niveles de desarrollo.
• Explican a sus hijos las razones de las normas que establecen.
• Reconocen y respetan su independencia, negociando con ellos y tomando
147
PADRES QUE IMPACTAN

decisiones en conjunto.
• Responden a las demandas y preguntas de sus hijos, mostrando atención e
interés.
• Son afectuosos, refuerzan el comportamiento, evitan el castigo y son sensibles
a las peticiones de atención del niño.
• No son indulgentes, antes bien dirigen y controlan concienzudamente los senti-
mientos y capacidades de sus hijos.
• Explican razones no rindiéndose a caprichos, y plantean exigencias e indepen-
dencia.
• No toman decisiones arbitrarias.
• Practican un elevado nivel de interacción verbal.
• Dan explicaciones de razones, cuando estipulan normas y el uso de respuestas
satisfactorias.
• Marcan límites y ofrecen orientaciones a sus hijos, están dispuestos a escuchar
sus ideas y a llegar a acuerdos con ellos.
• Animan a los niños a ser independientes, a pensar por su propia cuenta, y a
desarrollar su propia individualidad.
• Exigen el cumplimiento de las reglas y normas, usando el castigo cuando es ne-
cesario, pero siempre en un clima general de amor y preocupación por el niño.
• No se dejan dominar por el impulso o su propia autoridad; contrariamente, les
preocupa saber cómo conducir debidamente a sus hijos.
• Consideran las necesidades de sus hijos como muy importantes, y respetan sus
sentimientos.
• Explican las razones de sus expectativas y prestan atención a los puntos de
vista de sus hijos. Como resultado de ello los niños, generalmente, sienten que
cualquier castigo que reciben lo tienen merecido. Y saben, mas allá de toda
duda, que sus padres se interesan en ellos y los apoyan.

Características de los hijos de padres autoritativos

Los hijos, cuyos padres se han esforzado por educarlos y disciplinarlos, y han
usado los métodos correctos, desarrollan características positivas como las que, a
continuación, se mencionan.

1. Son más felices

Contrariamente a lo que la mayoría pueda pensar, respecto a que el dar libertad


a los hijos hará sentirse más felices, diversos estudios han demostrado que “Los
niños serán mucho más felices bajo la debida disciplina, que si se los deja obrar
148
siguiendo la sugerencia de sus impulsos no educados.”17

2. Son más fuertes para enfrentar las crisis

El niño, al que a través de infinidad de episodios en los que es consolado se le


ayuda a aprender a calmarse, afirma esta teoría, tendrá conexiones más fuertes en
este circuito para controlar la aflicción, y así, a lo largo de la vida, podrá calmarse
mejor cuando se sienta perturbado.18

3. Son bondadosos y corteses.

Los padres que son bondadosos y corteses en el hogar, al paso que son firmes y
decididos, verán que se manifiestan los mismos rasgos en sus hijos.19 Por el con-
trario, los padres que son críticos, amenazadores o que imponen duros castigos,
crían hijos insensibles en una versión más extrema que la que fueron o son sus
padres. 20

4. Están muy bien abastecidos para el éxito escolar

La buena disposición de un niño para la escuela depende del más básico de todos
los conocimientos, de cómo aprender.

El siguiente informe, presenta una lista de siete ingredientes que son la clave de
esta capacidad crucial, todos ellos relacionados con la inteligencia emocional:

• Confianza. La sensación de controlar y dominar el propio cuerpo, la sensación


del niño de que lo más probable es que no fracase en lo que se propone, y de
que los adultos serán amables.
• Curiosidad. La sensación de que descubrir cosas es algo positivo y conduce al
placer.
• Intencionalidad. El deseo y la capacidad de producir un impacto, y de actuar al
respecto con persistencia; esto está relacionado con una sensación de compe-
tencia, de ser eficaz.
• Autocontrol. La capacidad de modular y dominar las propias acciones de mane-
ra apropiada a la edad; una sensación de control interno.
• Relación. La capacidad de comprometerse con otros, basada en la sensación de
ser comprendido y de comprender a los demás.
• Capacidad de comunicación. El deseo y la capacidad de intercambiar verbal-
mente ideas, sentimientos y conceptos con los demás. Esto está relacionado
149
PADRES QUE IMPACTAN

con la sensación de confianza y de placer en comprometerse con los demás,


incluso con los adultos.
• Cooperatividad. La capacidad de equilibrar las propias necesidades con las de
los demás en una actividad grupal.21
• Perciben a Dios como es su padre. Estos hijos suelen ver a Dios como lo fueron
sus padres. Mc Dowell dice:

“Es muy común que los niños crean que Dios los valora, de la misma
forma como lo hacen sus papás. Si el papá es cariñoso, cálido, aco-
gedor, imaginan a Dios cariñoso, cálido y protector. Pero si perciben
a un padre frío, distante y ocupado en “cosas más importantes”, es
probable que sientan que Dios es inalcanzable y que no se interesa
por ellos como individuos”.22

5. Características generales23, 24

• Tienden a experimentar niveles altos de autocontrol y autoestima.


• Son más capaces de afrontar situaciones nuevas o adversas con confianza.
• Son persistentes en las tareas que inician.
• Son interactivos y hábiles en las relaciones con los iguales, independientes y
cariñosos.
• Suelen tener valores morales muy arraigados.
• Manifiestan una conducta madura.
• Conciben a Dios como un ser amante, justo y personal. Esta imagen que tienen
de Dios les ayudará a tener una mejor imagen de sí mismos.
• Llevan una religión madura y equilibrada.
• Están mejor preparados para ser excelentes cónyuges.
• Son mejores padres, tienden a tratar a sus hijos como a ellos los trataron.
• Estarán satisfechos con la religión de sus padres y desearán ir a la iglesia.
• Aceptarán las creencias de sus padres, y estarán dispuestos a seguir las mis-
mas creencias.
La mayoría de los padres desean que sus hijos posean algunas de éstas caracterís-
ticas y que verlas reflejadas en la crianza de sus hijos, pero como se ha considerado
en los capítulos anteriores, vale la pena hacerse un detenido análisis para verificar
que no se está sobrevaluando en su tarea como padre, como sucede muchas veces.
En esta noble tarea ningún padre debe sentirse solo, Dios ha prometido proveer a
los padres de sabiduría y la siguiente promesa incluye también la habilidad para
conducir a los hijos. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios,
el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
150
Todo padre debe recordar que cuando se convirtió en padre, entró a una escuela en
la cual jamás se graduará, por lo tanto esfuércese por aprender cada día, ya que la
crianza de los hijos se lo requerirá a lo largo de toda su vida, y por si fuera poco, a
veces hay que ayudar a criar a los nietos.

1
Pedagogías emocionales; disponible en http://arteduca.bligoo.cl/content/view/769560/Edu-
cacion-Emocional-La-influencia-de-las-emociones-en-el-aprendizaje-del-nino.html, acesada el 10 de
septiembre de 2011.
2
Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 225.
3
Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 38,39.
4
Ejerza su autoridad; disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/article_03.htm; acce-
sada el 10 de septiembre de 2011.
5
Hebreos 12:11.
6
Más sobre la relación padres e hijos; disponible en http://es-es.facebook.com/notes/wawa-
sana/mas-sobre-la-relaci%C3%B3n-padres-hijos-importante/257018327651693?ref=nf, accesada el 10
de septiembre de 2011.
7
Elena de White, Conducción del niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana,
1971), 260.
8
¿Qué tipo de padres somos? Encuentre su estilo de paternidad; disponible en http://www.
cosasdelainfancia.com/biblioteca-familia14.htm, accesada el 10 de septiembre de 2011.
9
Elena de White, Conducción del Niño, 234.
10
Ibíd., 216.
11
Elena de White, Joyas de los testimonios (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamerica-
na, 1971), 186.
12
Roberto Begnini, La vida es bella, disponible en http://html.rincondelvago.com/la-vida-es-
bella_roberto-begnini.html, accesada el 10 de septiembre de 2011.
13
Daniel Goleman, 227.
14
Ibíd.
15
Ibíd.
16
Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Aso-
ciación Casa Editora Sudamericana, 2006), 30.
17
Elena de White, Conducción del niño, 74.
18
Daniel Goleman, 263.
19
Elena de White, Conducción del niño, 208.
20
Daniel Goleman, 233.
21
Ibíd., 228,229.
22
Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 223.
23
Donna J. Habenicht, 30.
24
Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 41-43.

151
PADRES QUE IMPACTAN

Conclusión

Preocupado por la noticia comunicada por su esposa, de que pronto serían padres,
un hombre llamado Manoa decidió orar y rogarle a Dios que, por segunda vez, vi-
niera y les diera las instrucciones que ya le había dado a la esposa sobre cómo criar
al hijo que habría de nacer, pero que él no había escuchado. Este buen hombre
manifestó que deseaba específicamente las respuestas a dos preguntas: ¿cómo
debe ser la manera de vivir del niño? y ¿Qué debemos hacer con él? Dios no dejó
sin respuesta a este padre afligido, pronto el ángel de Jehová vino y le repitió las
instrucciones (Jueces 13:8-12).

Estas preguntas las hacen se repiten con frecuencia, aquellos padres que, al igual
que Manoa, desean sabiduría divina para guiar a sus hijos por el camino del éxito. En
este sentido esperamos que esta obra haya contribuido a responder las preguntas
de los “Manoas” de nuestro tiempo que buscan, a veces, respuestas con urgencia
a dilemas en la crianza de sus hijos, y cuyo desafío, necesariamente, hay que tomar
una decisión aunque después se descubre que uno se equivocó.

Está demostrado que la sabia crianza es, en todos los casos, determinante para su
triunfo o fracaso. Al finalizar esta obra presentamos y compartimos diez principios
claves en la crianza de los hijos.

1. El objetivo supremo de los padres debe ser criar hijos que amen y sirvan a
Dios, ésta debe ser su principal tarea.
2. Los valores no se heredan, ni se trasmiten como el apellido, deben ser ense-
ñados diariamente por precepto y ejemplo y mucha perseverancia.
3. La relación feliz y armoniosa entre los padres es fundamental para desarrollo
de los hijos. en casi todos los aspectos.
4. La madurez de los hijos es un proceso que debe trabajarse bajo un plan bien
definido y estratégico.
5. La elaboración de las reglas en el hogar facilitan la tarea de la paternidad.
6. Para transmitir valores exitosamente, primero debe ganarse el corazón del
hijo.
7. El papel del padre específicamente, en la crianza de los hijos no solo es ne-
cesario, sino vital.
8. La madre produce un impacto en la vida de los hijos que afecta de modo
crucial su futuro.
9. El estilo o tendencia que se ejerce en la paternidad, establece la plataforma
de lanzamiento de los hijos.
152
10. Los buenos padres no nacen, se hacen.

Sabiendo que los padres dejan recuerdos y huellas imborrables en los hijos, es
preciso trazar el camino cada día, por el cual ellos transitarán, al grado que los
recuerden como PADRES, QUE IMPACTARON SUS VIDAS.

El siguiente poema, titulado ¿Cuál de los hijos? puede ser de inspiración para
usted que es padre.

¿CUÁL DE LOS HIJOS?

Yo a mi esposo mire y él me miró.


Mi querido Julián, que me ama todavía
Con la misma ternura de aquel día,
En que el cielo bendijo nuestra unión.

Ambos, mudos estábamos, y yo quise


Ese triste silencio interrumpir,
Y en voz muy baja y trémula le dije:
Repite lo que ofrece y lo que exige en su carta Roberto.

Dice así, y Julián leyó:


De vuestros siete hijos, dadme uno para siempre, al que escojáis.
Yo en cambio, os daré tierras y casas, tendréis fortuna y bienestar sin tasa
Y el hambre, ahuyentaréis de vuestro hogar.

Torné a mirar a Julián, en su semblante vi


Las huellas del insomnio y la fatiga,
Del trabajo tenaz, que yo su amiga,
A mi pesar no puedo compartir.

Y pensé en nuestros hijos, ¡Ay, son tantos! siete que mantener,


Y qué educar y luego exclamé, con aparente calma:
Mientras que durmiendo están, hijos del alma,
Ven y escojamos al que se ha de dar.

Con paso lento y asidos de la mano, la penosa revista a comenzar.


Llegamos a la cama de María, oh ¡cuan hermosa estaba!
Parecía una rosa entre lirios y azahar.
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PADRES QUE IMPACTAN

El pobre padre quiso acariciarla y con su tosca mano la tocó,


El retiró la mano y con acento que nunca olvidaré dijo: Esta no.

Fuimos a una camita, donde juntos formaban dos, un grupo encantador,


¡Tan lindos, tan pequeños, tan queridos! y como cuando están dormidos
Inspiran más ternura y compasión.
Una lágrima vi que humedecía la rosada mejilla de Julián.
La enjugué con un beso de ternura y dije:
¡El pobre es una criatura! a éste, tampoco lo podemos dar.

Allí está Luis, su pálido semblante,


Aun en medio del sueño, deja ver las huellas del dolor.
¡Padece tanto! Que a veces me pregunto con espanto si mi suerte será llorar por él.
Por largo rato y con los ojos húmedos, mirándolo estuvimos.
Julián al fin dijo, sintiendo como yo sentía; a este
¡Nunca jamás lo entregaría por un mundo, ni por mundos mil!

Allí está Pepillo, muchacho malo, nunca sumiso,


Siempre en rebelión, no me deja un momento de reposo.
¡Es tan inquieto, caprichoso, díscolo y travieso el picarón!
¡Pobrecito! ¿Para este sacrificio le tocaría la suerte al infeliz?
Nunca. Dijo el padre con ternura, que solo de su madre
La dulzura lo puede soportar y corregir.

Al lado de la cama de Eloisa, de rodillas caímos Julián y yo.


¡Hija del alma!, ¡la queremos tanto! Es nuestro orgullo,
Y del hogar encanto, por su bondad, su gracia y su candor.
Mi corazón latía con violencia cuando dije temblando:
A ella, tal vez, para su educación le convendría,
Más Julián me interrumpió con energía: ¡Calla!, ¡calla mujer!, ¡a esta jamás!

Nos faltaba Tomás, el mayorcito, tan sincero, tan noble, tan leal.
Es el vivo retrato de su padre, a éste, exclamé:
Del lado de sus padres, ¡nadie en el mundo, lo podrá arrancar!
¡A ninguno!, exclamamos, ¡A ninguno! ¡A ninguno!, repetimos en concierto,
Luego le escribimos, en términos corteses a Roberto
Que aceptar su propuesta era imposible.

Después de aquel momento, sentimos más valor, más energía,


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Y sostenemos con mayor aliento el rudo trabajar de cada día.
Cierto es que ganamos el sustento con afanes prolijos,
Empero en nuestro hogar reina el contento,
¡Pues no falta ninguno de los hijos!

Si la miseria alguna vez alcanza, a llegar al umbral de nuestra puerta,


No la ha de hallar abierta,
Pues tenemos puesta la esperanza, en Aquél que de todos es consuelo.
Y con los ojos en la tierra fijos, a los pobres protege desde el cielo
Y el pan les da para sus tiernos hijos.

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PADRES QUE IMPACTAN

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