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c) todo ello por medio de una técnica que, además de reconstruir esos
significados y fuerzas del pasado, intenta revivirlos o reeditarlos en la relación
que se da entre el paciente y el analista (neurosis de transferencia), con la
finalidad tanto de explicitarlos o exponerlos, como de resolverlos in situ,
dándoles un nuevo sentido o solución.
EL SÍNTOMA NEURÓTICO
Emergen en las diversas etapas del desarrollo que ya han sido estudiadas:
b) ansiedad por la pérdida del objeto, que es la propia del primer periodo de la
vida, con total impotencia por parte del niño.
c) ansiedad por la pérdida del amor del objeto, que pertenece al periodo en que
el niño ya reconoce a los objetos como una totalidad y experimenta la
necesidad del amor y el cuidado de éstos.
LA REGLA FUNDAMENTAL
LA INTERPRETACIÓN
Así que la interpretación debe tener un tempo o timing para serle presentada al
paciente. De otra forma, las resistencias se incrementarán y no producirán el
efecto emocional introspectivo deseado. Esto explica por qué el tratamiento
psicoanalítico, hasta hoy, sigue siendo un procedimiento largo y desgastante.
El psicoanálisis es la cura por la palabra, y su herramienta por excelencia, la
interpretación. Incluso cuando el analista se valga de otros medios verbales de
intervención (señalamientos, esclarecimientos, confrontaciones, entre otros; la
interpretación se privilegia ya que une la descripción y explicación de una
conducta a un porqué histórico (cfr. Sánchez-Escárcega, 1993). A menudo, ese
elemento causal se relaciona con dolor, angustia, miedo, culpa o vergüenza.
TRANSFERENCIA
LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL
ANTECEDENTES
Albert Ellis tiene el honor de ser uno de los padres de la actual terapia
cognitiva; él prefiere decir “padre de la terapia racional-emotiva” y “abuelo de la
terapia cognitiva-conductual” (Ellis, 1992) o el más destacado de los
precursores de la terapia cognitiva. Su libro, publicado en 1962, Razón y
emoción en psicoterapia (Ellis, 1962) muestra las líneas fundamentales de su
pensamiento que ha ido expandiendo en innumerables libros y artículos hasta
la actualidad.
Técnicas
Las ideas irracionales más comunes que las personas tienen son las
siguientes: 1) La idea de que uno debe ser amado y aceptado por cualquier
persona significativa y relevante de su vida. 2) La idea de que uno tiene que ser
muy competente y eficaz para poderse considerar útil y válido. 3) La idea de
que hay un cierto tipo de gente indeseable y despreciable que debería ser
severamente castigada. 4) La idea de que es terrible y catastrófico que las
cosas no sucedan como a uno le gustaría. 5) La idea de que la desgracia
humana se origina por causas externas y que la gente no tiene alguna
posibilidad de controlarlas. 6) La idea de que si algo puede llegar a ser
peligroso o terrible uno debe estar muy preocupado y deberá estar pensando
de manera constante en la posibilidad de que esto ocurra. 7) La idea de que es
más fácil evitar que afrontar ciertas responsabilidades y dificultades en la vida.
8) La idea de que se debe depender de los demás y de que se necesita a
alguien más fuerte en quien confiar. 9) La idea de que uno deberá sentirse muy
preocupado por los problemas y las perturbaciones de los demás; y, 10) La
idea de que existe, en forma invariable, una solución precisa y correcta para los
problemas y que es terrible si uno no halla esa solución maravillosa.
Las técnicas que Ellis emplea son básicamente cognitivas en sus inicios,
aunque en los últimos años ha incluido componentes conductuales (cfr.
Carrasco, 1993; Dryden, 1995; Ellis y Dryden, 1987; Lega, 1991) y,
curiosamente, como le gusta hacer de modo provocativo a este autor, en
fechas recientes (Ellis, 1993a) ha publicado un artículo en The Behavior
Therapist, redenominando a su terapia con el nombre de “terapia de conducta
racional emotiva”. Este último hecho refleja con claridad la fuerza, convicción y
dominio terapéutico que Ellis ha tenido a lo largo de su vida (Lega, 1991), lo
que le convierte a sus 82 años en uno de los terapeutas más famosos de
Estados Unidos y del mundo.
Debemos indicar que Ellis otorga una gran relevancia al contacto terapéutico, a
la empatía con los pacientes y a mostrarse activo-directivo con ellos con un
buen uso de la dialéctica y del sentido del humor. Lo que se pretende, en
concreto, es que el paciente adquiera una nueva filosofía de la vida, donde
transforme sus creencias o pensamientos irracionales, que le generan el
problema, por creencias y pensamientos racionales, lo que lleva, en muchos
casos, de modo inevitable, a una nueva filosofía de la vida fruto del cambio
emocional y conductual correlativo.
Sin embargo, una crítica que es necesario destacar (cfr. Haaga y Davison,
1993) es que, en muchas ocasiones, no queda claro qué se aplica dentro de la
terapia racional-emotiva y la evolución del propio Ellis en sus publicaciones es
fiel reflejo de eso. Al tener esta terapia un fuerte componente clínico, a veces
pierde los rasgos esenciales de las características que hemos expuesto con
anterioridad. Y, para la evaluación de la terapia racional-emotiva, esto a
menudo constituye un grave problema o, incluso, se puede llegar a concluir que
la TRE no es posible de evaluar con los sistemas de evaluación de resultados
científicos
Técnicas
La respuesta racional en este caso es “no estoy tan mal, he estado peor otras
veces”, con un nivel de creencia de 70%. El resultado conduce a reevaluar la
inicial intensidad de 90 del pensamiento automático en 40, manteniéndose la
emoción inicial de tristeza y ansiedad en 50. 6. Emplear el contador de pulsera
para registrar y llevar un control de los pensamientos automáticos. Éste es un
instrumento opcional que permite tener una información más objetiva de los
pensamientos automáticos y cómo van descendiendo conforme se aplica el
tratamiento. 7. Asignar tareas para casa. Hay que indicar que, para la
evaluación de los progresos entre sesiones, suele ser habitual aplicar el
Inventario de Depresión de Beck sesión por sesión para apreciar de un modo
objetivo los cambios que se van produciendo en la sintomatología depresiva.
Técnicas
Quizá, este éxito tan espectacular de las técnicas entrañe algunos problemas.
Entre ellos, es de destacar su uso desde una perspectiva tecnológica y no
científica. Es decir, se considera que lo fundamental para abordar y solucionar
un problema es aplicarle una técnica, y con frecuencia, se ha establecido como
objetivo tratar de definir cuál es la técnica adecuada para cada problema
concreto. Algo necesario si se introduce el uso de estas técnicas fuera del
contexto teórico de referencia.
Es evidente que tal forma de actuación es contraria al quehacer propio de la
terapia de conducta, cuyo punto de partida fundamental para realizar una
intervención es una evaluación que permita identificar no sólo las conductas,
problemas y recursos de la persona, sino también los determinantes
específicos de esas conductas. A partir de aquí, como ya se ha expuesto,
habrá que diseñar un procedimiento de intervención específico para ese caso
concreto.
Pero sea cual sea la forma en que se generaron las técnicas, todas ellas han
de cumplir con el requisito de haber demostrado de manera experimental la
eficacia real de su actuación. Este requisito metodológico parece, al cabo de
los años, el único relevante para la inclusión de una técnica entre las
denominadas técnicas de modificación de conducta: haber demostrado de
modo experimental su efecto sobre las conductas de las personas.
TÉCNICAS GENERALES
Técnicas de control de la activación: relajación diferencial o progresiva,
entrenamiento autógeno, técnicas de control de la respiración, técnicas de
biofeedback, hipnosis, terapia de autorregulación y otras técnicas, control
mental, yoga, meditación trascendental, etc. Técnicas de exposición:
desensibilización sistemática, inundación, exposición guiada y autoexposición.
TÉCNICAS ESPECÍFICAS
PSICOLOGÍA COMUNITARIA
Muy relacionada con el área anterior, adquiere cada vez mayor
preponderancia por la trascendencia progresiva que se concede al medio como
causante o determinante de la conducta humana. La consideración de que el
estilo de vida está implicado en numerosos trastornos, que figura en la mitad de
las diez primeras causas de muerte de la población (Hamburg, 1982) y que
comporta factores de riesgo identificados para diversas patologías (consumo
de tabaco, alcohol o drogas, dietas desequilibradas, ejercicio insuficiente, entre
otras) ha puesto de manifiesto la necesidad de la evaluación ambiental y de la
delimitación de los factores de riesgo para la salud individual y comunitaria.
ÁREA LABORAL
El problema más grave que presentan los trabajos desarrollados en esta área
es, probablemente, la falta de una metodología apropiada y el hecho de que el
entrenamiento psicológico no forma parte del entrenamiento habitual del
deportista, lo que disminuye la motivación de éste por el aprendizaje de las
nuevas técnicas (Labrador y Crespo, 1991).
ÁREA ESCOLAR
Apenas han transcurrido cincuenta años desde que dio inicio la terapia o
modificación de conducta; de hecho, fue en 1953 cuando utilizó por primera
vez el término de Behavior Therapy. En tan breve tiempo, se ha pasado desde
el desconocimiento total o las catacumbas (es decir, estar encerrada en los
laboratorios), a su implantación en la sociedad como una de las alternativas de
intervención más eficaces en el ámbito de la psicología clínica y de la salud.
Más aún, se han convertido en “la alternativa” de referencia.