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Las Fracciones Equivalentes

Dos fracciones son equivalentes si representan el mismo valor. Por ejemplo, la figura
muestra que 1/2, 2/4, y 4/8 son todas las fracciones equivalentes – en cada figura, la
parte sombreada representa la mitad de todo el círculo.

En general, si se multiplica
el numerador y denominador de una fracción por el mismo (distinto de cero) número,

se obtiene una fracción equivalente a la que empezó. Por ejemplo:

1- Representar fracciones en la recta numérica

Para ubicar fracciones en la recta numérica se divide la unidad (entero) en segmentos


iguales, como indica el denominador, y se ubica la facción según indica el numerador.

Por ejemplo:

Recuerda que en la recta numérica el mayor de dos números es el que está más a la
derecha.
2- ¿Cómo representamos en la recta numérica fracciones con distinto
denominador?

Representaremos :

1° Dividimos la recta de 0 a 1 en tantos intervalos como nos indique el producto de los


denominadores de las fracciones. En este caso serán 6 intervalos, ya que 2 • 3 = 6

2° Ubicamos ambas fracciones en la recta:

Cuándo son más de dos fracciones el método que se puede utilizar es igualar los
denominadores utilizando fracciones equivalentes y luego ubicarlas en la recta
numérica. Para esto se puede utilizar el método del mínimo común múltiplo.

Los pasos son los siguientes:


1° Calcular el mínimo común múltiplo entre los denominadores de las fracciones que
se debe representar.
2° Amplificar, es decir, multiplicar el numerador y el denominador de la fracción por el
mismo número, de tal manera que todos los denominadores sean iguales al m.c.m
encontrado.
3° Dibujar la recta y graduarla de acuerdo al m.c.m encontrado.
4° Representar las fracciones.

Veamos un ejemplo resuelto:

→ Representa en la recta numérica las siguientes fracciones


3- Fracciones impropias en la recta numérica

Una fracción impropia es aquella en que el numerador es mayor que el


denominador. Para poder ubicar una fracción impropia en la recta numérica debemos
transformarla a número mixto.

Recuerda que para pasar una fracción impropia a número mixto debes dividir el
numerador de la fracción por el denominador . El resultado o cociente de esa división
será el entero y el resto será el numerador de la fracción que acompañará al número
entero, manteniendo siempre el mismo denominador de la fracción original.

Al convertirlas en número mixto, el entero que se obtiene nos indica entre que
números enteros está la fracción impropia, y la fracción que nos resulta se ubica entre
dichos números.

Veamos un ejemplo: Representaremos la fracción 5/3 en la recta numérica:

1° pasaremos la fracción impropia a número mixto:

El entero 1 nos indica que la fracción está entre el 1 y el 2. Por eso, ubicaremos la
fracción original en ese segmento de la recta (del 1 al 2).

2°Luego se dividirá la recta en 3 partes, como indica el denominador y marcaremos


donde se ubica la fracción 2 /3, ese punto equivale a la fracción original que se
nos presentó 5 / 3.
Expropiación del petróleo en México
Monumento a la Industria Petrolera de México, obra del escultor Juan Fernando Olaguíbel y del
arquitecto Vicente Mendiola inaugurada en 1952.

La expropiación petrolera en México fue un acto de nacionalización de la industria petrolera


realizado en el año de 1938, como resultado de ejecución de la Ley de Expropiación del año
de 1936 y del artículo 27 de la Constitución Mexicana a las compañías que explotaban estos
recursos, mediante el decreto anunciado el 18 de marzo de 1938, por el presidente Lázaro
Cárdenas del Río.
Éste consistió en la expropiación legal de maquinaria, instalaciones, edificios, refinerías,
estaciones de distribución, embarcaciones, oleoductos y, cosas de ese tipo en general, todos
los bienes muebles e inmuebles, de la Compañía Mexicana de Petróleo llamada El
Águila (subsidiaria de la Royal Dutch Shell), la Compañía Naviera San Cristóbal, la Compañía
Naviera San Ricardo, la Huasteca Petroleum Company (subsidiaria de la Standard Oil
Company de New Jersey, que se vio afectada a cambiar su nombre Amoco Corporation), la
Sinclair Pierce Oil Company, la Mexican Sinclair Petroleum Corporation, la Stanford y
Compañía, la Penn Mex Fuel Company, la Richmond Petroleum Company, la California
Standard Oil Company of Mexico (hoy Chevron Corporation), la Compañía Petrolera El Agwi,
la Compañía de Gas y Combustible Imperio, la Consolidated Oil Company of Mexico, la
Compañía Mexicana de Vapores San Antonio, la Sabalo Transportation Company, Clarita S A
y Cacalilao Sociedad Anónima, así como de sus filiales o subsidiarias, con la promesa de
cumplir con los pagos a los involucrados en el tiempo de diez años conforme a derecho, ya
que estas compañías, constituidas bajo leyes mexicanas, se habían rehusado a acatar el
laudo (sentencia) emitido por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje a favor del pago de
mejores salarios a los obreros y trabajadores de esta industria, la cual fue ratificada por
la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Orígenes de la industria petrolera en México y primeros


inversionistas extranjeros[editar]

Sir Weetman Dickinson Pearson, Vizconde de Cowdray e inversionista británico, obtuvo concesiones en
los estados de Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, San Luis Potosí y Tamaulipas, fue accionista
mayoritario de la Compañía Petrolera El Águila, la cual vendió a la Royal Dutch Shell.

En 1862 el primer pozo petrolero superficial fue perforado por el ingeniero de minas Antonio
de Castillo en el estado de Tabasco. Durante su régimen imperialista, Maximiliano de
Habsburgo emitió un decreto que permitía explotar el petróleo en México siempre y cuando se
hiciera con la anuencia del gobierno mexicano, de esta forma otorgó 38 concesiones
petroleras a particulares. En 1869, en Veracruz se inició la explotación de las chapopoteras
de Furberos.1
En 1886, bajo el régimen porfirista, las primeras refinerías que comenzaron a operar en
Veracruz fueron El Águila, obra de los estadounidenses Samuel Faribum y George Dickson, y
la de la empresa estadounidense Water Pierce Oil Company de Henry Clay Pierce y William
H. Waters, empresa subsidiaria de la Standard Oil Company, que años más tarde se convirtió
en el Grupo Sinclair Pierce Oil. En 1890 se estableció la Compañía Petrolera Mexicana de
California en San Luis Potosí. En 1896 el Grupo Sinclair construyó una refinería entre la
desembocadura del río Pánuco y la ciudad de Tampico.2 En 1901, la Compañía Petrolera
Mexicana de California comenzó a perforar el primer pozo petrolero en Ébano, San Luis
Potosí. Dos años más tarde estableció la primera refinería de asfalto de América Latina,
asimismo continuó las exploraciones hasta contar con 19 pozos petroleros.3
En 1901, el británico sir Weetman Dickinson Pearson comenzó a invertir en el negocio
petrolero mexicano con su compañía Pearson & Son, en 1906 organizó a la Compañía de
Petróleo el Águila y construyó la primera refinería de Minatitlán, Veracruz, gracias a su
amistad con políticos mexicanos consiguió permisos para explorar nuevos yacimientos en los
estados de Campeche, Chiapas, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz. En 1909
reorganizó el consejo de administración de El Águila invitando a participar al gobernador del
Distrito Federal, Guillermo de Landa y Escandón, al gobernador de Chihuahua, Enrique C.
Creel, al presidente del consejo de Ferrocarriles Nacionales, Pablo Macedo, al presidente del
Banco Central Mexicano, Fernando Pimentel y Fagoaga, al empresario Enrique Tron y al
coronel Porfirio Díaz Ortega, hijo del presidente. De esta manera El Águila pudo obtener
ventajas sobre su competidora Waters-Pierce para posicionarse en la venta de productos en
México. En 1910 El Águila manejaba el 50% del mercado nacional.4 Posteriormente, en 1918,
la mayor parte de las acciones de El Águila fueron adquiridas por la Royal Dutch Shell.
En 1906, el inversionista estadounidense Edward L. Doheny fundó la Huasteca Petroleum
Company, en 1916 —con la ayuda de Ezequiel Ordóñez— perforó el pozo N.° 4 de Cerro
Azul, en 21 años este pozo produjo 89 millones de barriles. Años más tarde la Huasteca formó
parte de su grupo Pan-American Eastern Petroleum el cual terminó vendiendo a la Standard
Oil Company de Indiana. Durante 35 años, la Huasteca y El Águila con sus filiales, fueron las
compañías petroleras más grandes de México. La mayor parte de su producción fue exportada
a Estados Unidos y Gran Bretaña.5

Explotación petrolera y política fiscal[editar]

Edward L. Doheny, inversionista estadounidense, en 1906 fundó la Huasteca Petroleum Company que a
partir de 1925 formó parte de su grupo Pan-American Eastern Petroleum, el cual, poco después, fue
vendido a la Standard Oil Company de Indiana.

Durante el régimen de Porfirio Díaz, el ministro de Hacienda, José Yves Limantour, favoreció
las inversiones de capital extranjero, pues creía que al abrir las puertas a los capitalistas de
otras naciones los bienes llegarían a México por añadidura. Esta política extranjerizante que
fue aplicada para la explotación de minas y petróleo sería más tarde repudiada por la mayor
parte de los líderes de la Revolución mexicana.6
El 24 de diciembre de 1901, el gobierno de Porfirio Díaz expidió la Ley del Petróleo, dentro de
los privilegios se eximió el pago de impuestos de importación de los equipos necesarios para
explotar este producto, los capitales invertidos quedaron libres de gravamen de toda
obligación fiscal por un período de diez años. Se permitió la compra de terrenos nacionales a
precios de baldíos incluyendo un derecho de paso por terrenos particulares y una protección
perimetral de 3 km en torno a la ubicación de los pozos petroleros. Desde la época de la
colonia la legislación española separaba claramente la propiedad del suelo de la del subsuelo,
este precepto siguió vigente en México desde su independencia hasta el 22 de noviembre de
1884 —durante los últimos días de la presidencia de Manuel González—, fecha en que se
expidió el Código de Minería, por el cual se asimiló que, a partir de entonces, el propietario del
suelo también lo sería del subsuelo; esta disposición era contraria a la legislación hispánica
heredada desde la época virreinal, así lo había descrito José María Luis Mora —“En México
no se da al propietario, como en Inglaterra, posesión de un terreno desde el cielo hasta el
infierno sino sólo de la superficie”— en 1836.7 La ley petrolera promulgada en 1901, además
de dejar en claro esta nueva disposición, señalaba que podían hacerse exploraciones y
explotaciones en terrenos nacionales pagando un 7% de las utilidades obtenidas (beneficios)
al gobierno federal y un 3% adicional a los gobiernos de los estados en donde se ubicasen los
terrenos. Esta fue la situación legal en materia de petróleo que estuvo vigente durante las
últimos años del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, hasta la promulgación de la
Constitución de 1917.8
En 1901 la producción del petróleo fue de 10 000 barriles, pero la cifra aumentó
paulatinamente hasta llegar a 12,5 millones de barriles en 1911, en contraste, los beneficios
para México fueron pocos, este último año, el gobierno federal recibió por concepto del
impuesto del timbre tan sólo la cantidad de 26 000 pesos. En 1909, se promulgó una nueva
ley del petróleo, con la que se dejó claro que la propiedad de los depósitos de combustibles
minerales y materias bituminosas eran derecho del dueño del suelo.9

Venustiano Carranza, presidente de México, por recomendaciones de la Comisión Técnica del Petróleo,
impulsó la restitución de las riquezas del subsuelo a la nación, las cuales se habían cedido durante
el porfiriato a los dueños del suelo mediante la expedición del Código de Minería de 1894 y la Ley
Petrolera de 1901, ambas reglamentaciones resultaron contrarias al sistema legislativo español
heredado desde la época colonial, que había seguido vigente en México.

Una vez depuesto el régimen porfirista y siendo presidente de la república Francisco I.


Madero, a la Ley del Timbre se le impuso un gravamen de 20 centavos por tonelada producida
de petróleo, es decir, un equivalente de 3 centavos por barril, lo cual era algo irrisorio y
beneficiaba enormemente a las empresas petroleras. Sin embargo esta disposición, dictada el
3 de junio de 1912, fue repudiada por los gerentes de las compañías petroleras, quienes
manifestaron que el impuesto que pagaban en Estados Unidos era menor al pretendido por el
nuevo gobierno mexicano. Madero ordenó que las compañías petroleras declarasen el valor
de sus propiedades, lo mismo que entregasen registros del petróleo extraído, lo cual habría de
ser supervisado por la Secretaría de Fomento e Industria, pues no se conocía con certeza el
volumen de los embarques que se exportaban, y por tanto no se sabría sobre que cantidades
cobrar dicho impuesto, esto también fue rechazado por las empresas, que querían seguir
operando libremente. Por su parte, las compañías estadounidenses pidieron a su gobierno
realizar una protesta diplomática, el embajador Henry Lane Wilson y el Departamento de
Estado apoyaron la moción para favorecer, principalmente, a la Standard Oil Company. Como
resultado de esta presión diplomática el aumento previsto en el impuesto del timbre fue
aplazado y no llegó a aplicarse debido a que en febrero de 1913 el presidente Madero fue
derrocado mediante el movimiento golpista de la Decena Trágica, el cual fue apoyado con
la colaboración intervencionista del embajador estadounidense.10
Tanto el embajador Henry Lane Wilson como las compañías petroleras trataron de influir al
recién electo Woodrow Wilson, pero el nuevo presidente, a diferencia de su antecesor, William
Howard Taft, tenía una ideológica política que pretendía mantener la democracia en las
naciones de América Latina. Por esta razón, el nuevo presidente, haciendo caso omiso a las
recomendaciones del Departamento de Estado, de la prensa y de los empresarios petroleros,
fijó su postura en contra del gobierno golpista de Huerta y relevó a su embajador. En abril de
1914, con la excusa del incidente ocasionado por los tripulantes del cañero Dolphin anclado
en Tampico y el desembarco de armas de un buque alemándestinado al gobierno golpista,
Woodrow Wilson no dudó en ordenar la ocupación militar en Veracruz. Por la falta de recursos
financieros, Huerta revivió la idea de Madero sobre el impuesto del timbre a la producción
petrolera aumentando el gravamen a 65 centavos de dólar por tonelada de petróleo. Los
empresarios petroleros se sintieron defraudados por esta medida, al no encontrar apoyo en los
estadounidenses, Huerta buscó el apoyo de los británicos, quienes competían por el petróleo
mexicano contra Estados Unidos. Wilson reafirmó su postura y consideró una invasión militar,
pero esta no fue necesaria, Huerta no pudo sostener su poder y dimitió a la presidencia.11
Ese mismo año, Venustiano Carranza expidió un decreto que imponía un impuesto de barra
de 10 centavos por tonelada de petróleo exportada y solicitó a los empresarios un avalúo de
sus instalaciones, lo que provocó nuevamente el disgusto de las empresas petroleras, que
pagaron el impuesto bajo protesta y se negaron a entregar la información solicitada. El 10 de
noviembre se levantó en armas Manuel Peláez en contra de los carrancistas en la región
petrolera de la Huasteca, lucha que continuó hasta 1917, incluso cuando el gobierno de
Carranza ya se había constituido legalmente. Siempre con la intención de alejar de la región
petrolera al gobierno nacional, el ejército de Peláez fue sostenido por las empresas
estadounidenses e inglesas hasta 1920, fecha en que el rebelde se rindió al triunfar el Plan de
Agua Prieta. Durante los primeros años de la Primera Guerra Mundial, con el objeto de
defender sus intereses, los empresarios estadounidenses solicitaron al presidente Woodrow
Wilson ordenar una ocupación militar en la zona petrolera, pero a diferencia de la intervención
contra el régimen huertista, en esta ocasión, la petición fue negada.12
En 1917 se produjeron 55 millones de barriles de petróleo en México, en 1918 la cifra aumentó
a casi 64 millones y en 1919 a 87 millones. Para 1920 la producción se elevó a 158 millones y
alcanzó su máximo en 1921 al producirse poco más de 193 millones de barriles. No obstante,
el descenso de la producción comenzó en los años subsecuentes hasta llegar a una cifra
inferior a los 40 millones de barriles anuales.6

La expropiación petrolera
Nacionalización del petróleo en México

La Expropiación Petrolera, es el resultado de la implementación de la Ley


Expropiación de 1937 y del Artículo 27 de la Constitución Mexicana
aplicados a las compañías petroleras el 18 de marzo de 1938, por el
Presidente de la República, Gral. Lázaro Cárdenas del Río.
Antecedentes

La política de apoyo a la organización de los obreros y la fundación de


Petromex (después PEMEX), seguida por parte del Presidente Lázaro
Cárdenas, fueron los antecedentes más cercanos a la expropiación
petrolera.

En 1924, tras varios fallidos intentos de huelga reprimidos y disueltos por


el ejército, se emplazó a huelga en Tampico contra la refinería "El Águila",
en la cual los trabajadores resultaron triunfantes al lograr que la empresa
reconociese al sindicato y se concertase la firma de un contrato colectivo
de trabajo.

El 16 de agosto de 1935 se constituyó el Sindicato de Trabajadores


Petroleros de la República Mexicana y una de sus primeras acciones fue la
redacción de un proyecto de contrato en el que se solicitaba una jornada
de 40 horas y el pago del salario completo en caso de enfermedad y que
pretendía sustituir los distintos contratos colectivos que regían las
relaciones laborales en las compañías petroleras, a las que se les envió.

El 3 de noviembre de 1937 se les exigió la firma del contrato colectivo y el


17 de mayo el sindicato emplazó a huelga en caso de no cumplir tal
demanda. En los primeros días de junio el sindicato demandó a las
compañías petroleras ante la Junta General de Conciliación y Arbitraje.
Dicha huelga finalmente estalló el 31 de mayo y se levantó el 9 de junio.

La lucha de los trabajadores petroleros fue bien vista por el Presidente y la


población, a pesar de los problemas causados por la escasez de petróleo.

En el mes de julio, por indicaciones de la Junta General de Conciliación y


Arbitraje, se integró una Comisión de expertos para que investigaran la
situación financiera de las compañías petroleras, concluyendo que las
ganancias obtenidas por éstas, permitían fácilmente cubrir las demandas
de los trabajadores.

Pero para el 8 de diciembre se realizó otro paro de labores al no tener


respuesta de la Junta de Conciliación. Para el 18 de diciembre de 1937, la
junta dio el fallo en favor del sindicato mediante un laudo en el cual se
pidió a las compañías el cumplimiento de las peticiones y el pago de 26
millones de pesos en salarios caídos. Las compañías petroleras
interpusieron una demanda de amparo el 2 de enero de 1938 ante la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, que les negó el amparo.

Como consecuencia, las compañías extranjeras se declararon en plena


rebeldía y, en respuesta, la máxima Autoridad Judicial emitió su fallo el 1
de marzo, señalando que el tiempo límite para que las empresas pagaran
los 26 millones de pesos el 7 de marzo. Aunque se planeaba que fuera el 6
de marzo.

Expropiación petrolera

El presidente Lázaro Cárdenas tuvo reuniones con las compañías el 3, 6 y


7 de marzo. Según relatos de testigos, en la junta del 7 de marzo cuando el
presidente Lázaro Cárdenas solicitó el pago de los 26 millones como una
garantía para levantar la huelga, uno de los dueños de una de las
compañías preguntó "¿Y quién lo garantiza?". "El presidente de la
República" contestó Lázaro Cárdenas, a lo cual el dueño respondió
"¿Usted?". Lázaro Cárdenas dio por terminadas las pláticas.

El viernes 18 de marzo de 1938, las compañías extranjeras, advertidas por


personas dentro del gobierno de que el Presidente planeaba algo "fuerte"
en contra de ellas, declararon en el último momento estar dispuestas a
hacer el pago, pero el Presidente Cárdenas ya había tomado una decisión:
a las 10 de la noche declaró la expropiación mediante la cual la riqueza
petrolera, que explotaban las compañías extranjeras, se volvió propiedad
de la nación Mexicana.

Este hecho fue efectuado de acuerdo a la Ley de Expropiación del 23 de


noviembre de 1936 y al Artículo 27 de la Constitución Mexicana.

Las 17 empresas petroleras extranjeras expropiadas fueron: Compañía


Mexicana de Petróleo ElÁguila, (London Trust Oil-Shell), Mexican
Petroleum Company of California (ahora Chevron-Texaco la segunda
empresa petrolera global) con sus tres subsidiarias: Huasteca Petroleum
Company, Tamiahua Petroleum Company, Tuxpan Petroleum Company;
Pierce Oil Company, subsidiaria de Standard Oil Company (ahora Exxon-
Mobil, la más grande empresa petrolera mundial); Californian Standard
Oil Co. de México; Compañía Petrolera Agwi, SA., Penn Mex Fuel Oil
Company (ahora Penzoil); Stanford y Compañía Sucrs. Richmond
Petroleum Company of Mexico , ahora (ARCO); Compañía Exploradora
de Petróleo la Imperial SA., Compañía de Gas y Combustible Imperio y
Empresas; Mexican Sinclair Petroleum Corporation, sigue siendo Sinclair
Oil; Consolidated Oil Companies of Mexico SA, Sabalo Transportation
Company; y finalmente la Mexican Gulf Petroleum Company (luego
llamada Gulf).

Consecuencias

El Reino Unido rompió relaciones diplomáticas con México, los Países


Bajos y Estados Unidos decretaron un embargo comercial, y retiraron a
todo su personal técnico. La Tesorería de Estados Unidos dejó de adquirir
petróleo y plata mexicana y dio toda su preferencia al petróleo de
Venezuela.
El 23 de marzo se reunieron miles de personas de todas las clases sociales
en una enorme manifestación de respaldo, regalando hasta gallinas para
cubrir la indemnización. Las colectas y la emisión de bonos para cubrir la
indemnización a las compañías petroleras estuvieron lejos de solucionar
el problema económico pero sí constituyeron movilizaciones
impresionantes de la opinión pública en apoyo de la nueva situación.
Incluso sectores como la Iglesia y los empresarios conservadores,
aplaudieron esta decisión. Para muchos, la expropiación significaba un
sacudimiento final del imperialismo que por tanto tiempo había sangrado
a México, impidiéndole confiar en su propia fuerza y capacidad.

Fueron momentos difíciles para el país ya que se agotaban las reservas de


gasolina y no se tenía el conocimiento para sintetizar el tetraetilo de
plomo, utilizado en aquellas épocas para graduar el octanaje de la
gasolina. Se reunió a los mejores especialistas del todo el país para poder
descubrir el proceso. Un accidente mató la mayor parte del personal y
retrasó la investigación cuando se encontraba más avanzada. En un
segundo intento se reunieron a los estudiantes de química más destacados
del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de
México y después de muchos esfuerzos lograron sintetizar el compuesto.

Citas del discurso de Expropiación

Las compañías petroleras, no obstante la actitud de serenidad del Gobierno y las


consideraciones que les ha venido guardando, se han obstinado en hacer, fuera y
dentro del país, una campaña sorda y hábil que el Ejecutivo Federal hizo conocer
hace dos meses a uno de los gerentes de las propias compañías, y que ese no negó, y
que han dado el resultado que las mismas compañías buscaron: lesionar seriamente
los intereses económicos de la nación, pretendiendo por este medio hacer nulas las
determinaciones legales dictadas por las autoridades mexicanas.

Se trata de un caso evidente y claro que obliga al Gobierno a aplicar la Ley de


Expropiación en vigor, no sólo para someter a las empresas petroleras a la
obediencia y a la sumisión, sino porque habiendo quedado rotos los contratos de
trabajo entre las compañías y sus trabajadores, por haberlo así resuelto las
autoridades del trabajo, de no ocupar el Gobierno las instituciones de las
compañías, vendría la paralización inmediata de la industria petrolera, ocasionando
esto males incalculables al resto de la industria y a la economía general del país. Las
compañías petroleras han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de
grandes privilegios para su desarrollo y expansión; de franquicias aduanales; de
exenciones fiscales y de prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio,
unidos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les
concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público, significan
casi la totalidad del verdadero capital de que se habla. Planteada así la única
solución que tiene este problema, pido a la nación entera un respaldo moral y
material suficiente para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan
trascendente y tan indispensable.

Y como pudiera ser que los intereses que se debaten en forma acalorada en el
ambiente internacional, pudieran tener de este acto de exclusiva soberanía y
dignidad nacional que consumamos, una desviación de materia primas,
primordiales para la lucha en que están empeñadas las más poderosas naciones,
queremos decir que nuestra explotación petrolífera no se apartará un sólo ápice de
la solidaridad moral que nuestro país mantiene con las naciones de tendencia
democrática y a quienes deseamos asegurar que la expropiación decretada sólo se
dirige a eliminar obstáculos de grupos que no sienten la necesidad evolucionista de
los pueblos, ni les dolería ser ellos mismos quienes entregaran el petróleo mexicano
al mejor postor, sin tomar en cuenta las consecuencias que tienen que reportar las
masa populares y las naciones en conflicto.

Fracciones del texto leído por el Presidente de la República, General Lázaro


Cárdenas, en Palacio Nacional el 18 de marzo de 1938, decretando la
Nacionalización de la Industria Petrolera en México.

Situación durante la Segunda Guerra Mundial

Sin la presión de la Segunda guerra mundial, Estados Unidos hubiera


impedido la nacionalización para proteger sus intereses. Pero con la
guerra mundial en ciernes, el presidente Franklin Delano Roosevelt tuvo
más interés en la alianza estratégica con México como un bloque
antifascista que en proteger las compañías privadas. A causa del boicot,
los únicos compradores de petróleo mexicano eran Japón y Alemania: con
este segundo pais, de acuerdo con los resultados de reciente
investigaciones académicas, México de hecho coopero desde 1937[1] . Sin
embargo, a pesar de que la Anglo-Persian Oil Company (Hoy BP) no era
una compañía privada sino dependiente directo del almirantazgo (British
Admiral) y parte del poder mismo del Imperio británico, en 1941 los
Aliados levantaron su embargo sobre el petróleo mexicano debido a la
armonía entre Roosevelt y Cárdenas y a una fuerte escasez de este
energético causada por la guerra. El petróleo también fue el motivo por el
cual México entró a la Segunda Guerra Mundial, ya que dos de sus barcos
petroleros fueron hundidos por submarinos alemanes del Eje. Ha
quedado demostrado que el buque petrolero Potrero del Llano fue
realmente hundido por el submarino U-564 al mando del
Kapitänsleutnant (teniente capitán) Reinhard Suhren de la Kriegsmarine
(Marina de Guerra).

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