No hace mucho tiempo, el trastorno por Déficit de Atención era una un tema del

que casi no se tenía conocimiento. Actualmente un 2 y un 5% de la población

infantil padecen esta patología psiquiátrica. La ciencia ha desarrollado muchas
alternativas para controlar y ayudar a los pacientes que sufren de esto. Estudios
han comprobado la eficacia de estos medicamentos en la mayoría de los
pacientes, pero también estos pueden llegar a ocasionar efectos secundarios.
Aunque no todos los niños o adolescentes que son tratados con fármacos
presentan estos efectos, es importante tomar en cuenta que la única forma de
tratar este trastorno no son solamente los fármacos. Es indispensable buscar las
estrategias para que esto disminuya o para que eventualmente esto desaparezca,
con el fin de aprovechar las ventajas que nos ofrecen los otros medios de ayuda
que no sean solamente los fármacos. Algunos expertos en TDA afirman que la
única solución para tratar este problema es por medio de fármacos, pero también
algunos otros afirman que los medicamentos no son la única solución para lidiar
con el problema. Entonces, ¿En realidad los medicamentos para tratar el TDA son
lo único que ayuda a mejorar la salud mental del paciente? ¿Existen otras
alternativas, que no sean fármacos, que ayuden a tratar este trastorno?
El déficit de atención es un trastorno neurobiológico de carácter crónico,
sintomáticamente evolutivo y de probable transmisión genética que afecta entre un
5 y un 10% de la población infantil, llegando incluso a la edad adulta en el 60% de
los casos. (American Psychiatric Association, 2002). Llega a afectar a entre un 5% y 10%
de la población infantil. Este trastorno se caracteriza principalmente por tener un
comportamiento de distracción severa, periodos de atención breve, inquietud
motora y algo de inestabilidad emocional. Barkley (1990) afirma que “Estos
síntomas se inician en la primera infancia y son de naturaleza crónica y no pueden
atribuirse a alteraciones neurológicas, sensoriales, del lenguaje grave, a retraso
mental a trastornos emocionales importantes. Estas dificultades se asocian
normalmente a déficit en las conductas gobernadas por las reglas y a un
determinado patrón de rendimiento.” Los niños que padecen TDA presentan
conductas de confusión e inatención, lo que les lleva a una pérdida importante de
información y a presentar un tempo cognitivo lento. Tienen muchas dificultades en
la memoria de trabajo y se les complica retener información nueva. Todo esto
ocasiona que cometan errores al momento de procesar información oral o escrita.

Pero, ¿cuáles son las causas principales del TDA? Se tiene la errónea idea de
creer que el TDA es culpa de los padres. Aunque aún existen muchas
investigaciones al respecto, la mayoría de los investigadores asumen que el TDA
es por parte, genético. Y esos mismos estudios demuestran que existe la gran
probabilidad de que un hermano también tenga esta enfermedad. También es
posible que exista u factor neurológico. Se cree que las personas con TDAH han
heredado una incapacidad física para regular los niveles de ciertas sustancias
químicas en el cerebro tales como la dopamina y la norepinefrina. Y los
investigadores han revelado que los niños con TDAH tienen entre 3 y 4 por ciento
menos de volumen en todas las zonas del cerebro comparados con niños que no
padecen esta enfermedad. (Asesores Médicos Expertos en TDA de Babycenter, S/F).
Está comprobado que el TDA no se debe al trato en el cual los padres crían a sus
hijos, ni a problemas familiares o a una mala educación. Tampoco el entorno en el
cual se desarrolla el niño es una causa directa de este padecimiento. Sin
embargo, el entorno puede legar a empeorar la gravedad del trastorno y la forma
de vida del niño.

La mayoría de las veces es muy difícil de diagnosticar ya que es clasificado como

un trastorno heterogéneo. Es por eso que es sumamente importante que el niño
reciba la ayuda necesaria de un profesional para que le realice un diagnóstico. El
diagnostico lo define un psiquiatra, neuro-pediatra, o psicólogo clínico. Ya una vez
que se tiene el diagnóstico definitivo y acertado, se diseña y propone un plan de
tratamiento a los padres y ahí se le da las opciones de contar con ayuda de
psicólogos clínicos, pedagogos y otros profesionales expertos en el tema.

Para diagnosticar, el doctor tiene que realizar una evaluación en la cual su

principal enfoque será el comportamiento del niño. Él se encarga de examinar
ciertas conductas, las cuales se deben presentarse más de una vez y durante un
periodo de más de seis meses. Estos comportamientos tienen que tener un
impacto negativo en la vida del niño, tanto como en la escuela, hogar y vida social.

La historia clínica que elabore el medico está compuesta principalmente por

anamnesis y exploración física. La anamnesis consiste en realizar una entrevista
clínica en la que el paciente y los padres le comparten al experto la historia
perinatal (embarazo, primeros meses de vida, el parto etc..), presencia de otros
trastornos psiquiátricos, síntomas y antecedentes familiares. Con esta información
el medico descartara otros trastornos y comenzara a analizar la situación del niño.
Después de la anamnesis viene la exploración física. Estas exploraciones son
imprescindibles para descartar la presencia de cualquier enfermedad que pueda
explicar los síntomas que presenta el paciente o que pueda contribuir a su
presencia. El especialista evalúa si el paciente presenta síntomas de algún otro
trastorno psiquiátrico y realizar las pruebas oportunas en caso de que haya
sospecha de alguna comorbilidad. Ya cuando se realizó esta historia clínica,
ahora se investiga cuáles son los trastornos de aprendizaje que presenta el niño y
se evalúa su rendimiento académico. El diagnóstico del TDAH se debe adaptar a
las condiciones de cada uno de los pacientes que se evalúa. Es decir, que en
cada caso ha de valorarse las pruebas que han de llevarse a cabo para conseguir
realizar un diagnóstico apropiado. Es fundamental realizar todos estos pasos para
poder llegar a una conclusión y a un diagnóstico para poder comenzar con un
tratamiento individualizado.

Es un tema sumamente controvertido. Es por eso también que los medicamentos

son un tema de mucha discusión. Existen muchas opiniones acerca de cómo se
debe de tratar el TDA. Existen dos tipos de medicamentos estimulantes. Los
metilfenidatos que incluyen Ritalina, Focalin, Metadate y Concerta. Y las
anfetaminas que incluyen Dexedrina, Adderall y Vyvanse. Estos medicamentos
causan efectos secundarios y efectos a largo plazo como la hipertensión y el
retraso en el crecimiento. Los medicamentos actúan principalmente sobre la
dopamina y con efecto sobre la noradrenalina. Los niños con TDAH tienen un
desequilibrio químico de los
neurotransmisores Dopamina y Noradrenalina (sustancias químicas del cerebro),
lo que ocasiona desajustes en el funcionamiento cerebral. Principalmente, se ve
afectado el lóbulo frontal y las áreas prefrontales, afectando a las funciones
ejecutivas, lo que provoca alteraciones en la atención, en el control de impulsos,
la inhibición de respuestas y la toma de decisión (Soutullo y Díez, 2007.) Hay una
fase inicial en el tratamiento en la que se busca una dosis adecuada, fase de
mantenimiento y fase de perfeccionamiento.

Por otro lado, también existe otro tratamiento que no involucra el uso de fármacos.
Estas son llamadas terapias conductuales, abordaje psicoeducacional y técnicas
de relajación y control de emociones. Esto ayuda a controlar síntomas de
hiperactividad, impulsividad y falta de atención que les enseñan a los niños
habilidades que pueden utilizar para controlarlos. Y además ayuda a los niños y
adolescentes a desarrollar su capacidad de autocontrol, a manejar la
sintomatología nuclear del trastorno, a gestionar y controlar la frustración, a
mejorar y entrenar la socialización, usando procedimientos conductuales, de
autocontrol, auto-instrucciones, pensamientos reflexivos, modificación de
conductas disruptivas, relajación, etc. (Fundación CADAH, 2001) La intervención
psicológica en los niños y adolescentes TDAH debe incluir dominios en los que el
afectado manifiesta algún problema como cognitivo, emocional, comportamental:
“Algunas se centran en estrategias para mantenerse organizados y concentrados.
El objetivo de otras es disminuir los comportamientos problemáticos que pueden
hacer que estos niños se metan en problemas en la escuela, que les dificultan
hacer amistades, y convierten la vida familiar en una zona de combate”. (Caroline
Miller, Childmind Institute). Las terapias consisten en analizar la conducta e identificar
los factores que provocan que la conducta sea inadecuada.

Se determinan las conductas que se quieren cambiar y se establecen unos

objetivos. La terapia conductual reconoce los límites que el TDA impone en los
niños. Se centra en cómo las personas y los lugares importantes en la vida del
niño pueden adaptarse para estimular un buen comportamiento y desalentar el
comportamiento indeseado (American Academy of Pediatrics, 2007).

La mayoría de los niños responde bien a la terapia conductual con la ayuda de

medicamentos, pero también se puede tratar solamente y ser suficiente la terapia
conductual, ya que los medicamentos dejan de funcionar en el momento en el que
se dejan de tomar y la terapia conductual inculca a los niños conducta y
habilidades que les seguirán beneficiando durante su crecimiento y el resto de sus
vidas. Estas habilidades están basadas en intervenciones que les enseñan
técnicas para mantenerse al día con su rutina diaria en la escuela, el hogar y en la
vida social. Esta formación hecha por especialistas en el aprendizaje enseña a los
niños a maximizar sus puntos fuertes y compensar todas aquellas debilidades.
Los expertos en aprendizaje enseñan una mezcla de estrategias específicas y
estilos de aprendizaje alternativos que complementa y perfeccionan las
habilidades particulares del niño y esto les ayuda a fortalecer las habilidades
débiles.
Los padres juegan un papel sumamente importante en el tratamiento del niño.
Ellos son los encargados de manejar la conducta, apoyarlos para que se adapten
en el ambiente escolar y darles seguridad y motivación para seguir el tratamiento
indicado. También ellos pueden colaborar cambiando el estilo de vida del niño.
Definiendo reglas claras en el hogar, ponerles consecuencias y premios ante
algunos comportamientos y conductas, ayudarlos en tareas cuando se sientan
frustrados, poner reglas de orden y limpieza en la casa y definir rutinas y nuevas
costumbres con las cuales el niño se sienta seguro y motivado.
El TDA es un trastorno que el niño jamás podrá superar. Esta condición vive con
ellos hasta la vida adulta. Sin embargo, muchos aprenden a controlar esta
condición y pueden llevar un ritmo de vida normal.

Para los niños que sufren del trastorno de déficit de atención es un momento muy
difícil de sus vidas cuando están iniciando a leer y escribir en la escuela. Muchas
veces los niños se sienten presionados y abrumados por que no tienen el mismo
desempeño que sus demás compañeros de clase y esto les puede llegar a
desencadenar otros problemas. Para lidiar correctamente con este problema y
poder prevenir más complicaciones es necesario que se tenga un diagnóstico
adecuado y temprano. Los padres y el entorno escolar en el cual se desenvuelve
el niño son fundamentales ya que ellos son los primeros en percatarse de
cualquier síntoma sospechoso de un TDA. Mi experiencia en este tema surge
debido a mi relación cercana con un niño que sufre de TDA. Él es un niño muy
inquieto desde que era muy pequeño y era difícil lidiar con su comportamiento. Es
por eso que sus padres decidieron investigar qué es lo que estaba mal con el niño
y fue cuando el médico le diagnostico TDA. El medico les dio dos alternativas,
medicamentos y terapia. Al principio el niño solo estaba medicado y esto le
provocaba efectos secundarios tanto física como mentalmente. Sus padres
buscaron otras alternativas para poder lograr la estabilidad y controlar el máximo
el problema del niño y fue ahí cuando encontraron la solución en la terapia
conductual.
El TDA es muy común en la población infantil y cada día crecen más las
estadísticas de niños que lo padecen. El tratamiento farmacológico se presenta,
hoy, como la primera elección en el tratamiento, pero eso no descarta que si
existen otro tipo de tratamientos. Es por eso que creó que es sumamente
importante que los padres que tengan un niño con TDA estén informados de todas
las alternativas que hay para poder controlar el comportamiento del niño y pueda
llevar a cabo una vida tranquila y normal. Que tengan el conocimiento de que no
solamente existen los medicamentos y que se tomen el tiempo de investigar
acerca de la terapia conductual y que puedan ver que si cuenta con resultados
exitosos. El TDA es un trastorno que durará por siempre en la vida del niño y que
se tendrá que aceptar a vivir con ello. Es por eso que el niño debe de recibir el
tratamiento y el apoyo necesario desde que es pequeño para que esto no llegue a
afectar en su vida como adultos.
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