Vous êtes sur la page 1sur 6

1

El setting como estructura dinámica e instrumento técnico del


psicoanálisis: breve ensayo de reflexión teórica

Carlos Farate

El tratamiento psicológico de las neurosis, marco histórico de la


psicología terapéutica y punto de partida del método psicoanalítico, supuso un
cambio radical en el modo de pensar y dar respuesta al sujeto con sufrimiento
mental.

De hecho, al contrario de lo que sucede con la instrumentación somática


del enfermo moral, Breuer y Freud (1893, 1895) propusieron convertir en
elemento central la escucha del sujeto en sufrimiento, bien a través del método
catártico de abreacción (Breuer) o bien por medio de la técnica sugestiva de
concentración y/o presión en la frente del paciente (Freud). Estas técnicas
prepsicoanalíticas evolucionaran hacia la cura por la palabra en asociación
libre, la “regla fundamental del psicoanálisis” (Freud, 1969 [1912], p. 150),
como forma de acceder a la rememoración de experiencias traumáticas
infantiles, de índole sexual y reprimidas en el inconsciente, (por déficit de
abreacción afectiva) que residen en el origen de los síntomas. Más
concretamente, en esta primera formulación de la “cura tipo”, el médico/analista
“en atención uniformemente suspendida” (Freud, 1969 [1913], p.125) ayuda al
paciente a liberarse de los complejos patológicos inconscientes, de índole
traumática y reprimidos por la amnesia infantil, que se esconden/revelan en un
“claroscuro” de síntomas psíquicos, quejas somato-funcionales e inhibiciones
sexuales y agresivas, interpretados como derivados preconscientes de dichos
complejos patológicos.

Ahora bien, la naturaleza del método psicoanalítico que, inicialmente, se


asienta sobre el modelo médico e investigador inspirado por su fundador
(asimetría de la relación analista-enfermo y estricta abstinencia pulsional del
primero) conduce a una instrumentación del setting coherente con la doble
finalidad de posibilitar la interpretación del trauma psíquico inconsciente
(enredado en el impasse genético de la regresión-fijación) y de permitir el
afloramiento de la neurosis de transferencia, producto intermediario del
tratamiento y que funciona, al mismo tiempo, como resistencia a la libre
2

asociación verbal y como instrumento de revelación de contenidos de la


infancia (no memorizables) proyectados en la persona del psicoanalista.

En esta primera época del psicoanálisis, los "atrezos" más importantes


del “escenario terapéutico” son: el dispositivo espacial “diván y sofá” (Quinodoz,
2008 [2004]), la “regla fundamental”, la “regla para el médico”, la duración de
las sesiones, la frecuencia recomendada (que oscila entre 5/6 sesiones por
semana y 3 sesiones (Freud, 1969 [1913]) y las reglas sobre el pago de las
sesiones (faltas y atrasos incluidos). La evolución de este “escenario
terapéutico” originario, en el cual el analista se sitúa en el lugar simbólico de
representante psíquico del sistema preconsciente/consciente (Pcs-cs) capaz de
ayudar al paciente a liberarse de los complejos patológicos recalcados en el
inconsciente (Ics), bajo el primado dela primera tópica, o bien como un Ideal del
ego/superego regulador y benevolente, en la segunda tópica (circa 1923),
resulta inevitable tras el reconocimiento de la importancia de la
contratransferencia (Freud, (1969 [1910]) dado que la progresiva toma de
consciencia del compartir intersubjetivo entre analista y analizando, asociada a
la importancia del impacto da contratransferencia en la relación analítica, viene
a poner en causa el dispositivo pensado por Freud y asentado en la
identificación paterna del médico-analista (por ej.: Roussillon, 2001 [1991],
Quinodoz, 2008 [2004], Donnet (2009 [2005]).

No obstante, la transformación más destacable del setting/escenario


terapéutico deriva del desarrollo de la regresión técnica, en función de la
ampliación del espectro terapéutico del psicoanálisis a los niños y a los
enfermos con Self fragmentario y funcionamiento mental primitivo y es
producida, principalmente y aunque con diversa fundamentación teórica, por
Klein (1936, 1946) y Winnicott (1951, 1956). Así, para Klein, el paso del
paradigma anterior de la relación médico-enfermo al modelo de relación diádica
analista-analizando es un calco de la relación objetal precoz madre-bebé y
establece al setting analítico como escenario uterino de la madre-analista o del
interior del cuerpo del bebé-analizando, ocupado por los procesos de
desdoblamiento primitivo de la mente infantil. Por su parte, Winnicott considera
que lo que está en causa es la creación del “área intermediaria” del encuentro
entre “lo subjetivo y aquello que se percibe de forma objetiva” (1951, p. 171) en
3

la relación fantasmática originaria de la “madre suficientemente buena” / medio


estructurador con el bebé (este último en la condición paradójica de creación y
creador del medio que genera), lo que deriva en la interpretación del escenario
terapéutico del psicoanálisis como “objeto transicional” o “primera posesión “no-
yo” (ídem, p. 173) del Self infantil del analizando, en que el analista cumple, a
imagen de la madre de la relación originaria, la función de holding environment
que se supone que aseguraría los medios para la expresión del verdadero Self
del paciente.

Si conceptualizamos ahora el setting/escenario terapéutico como


metáfora relacional (es decir, como fantasía objetal inconsciente que estructura
el espacio-tiempo del encuentro entre paciente y analista, la colocación
simbólica de los papeles atribuidos a cada uno y la actitud predominante del
analista con respecto al modo de interpretar el material que el analizando trae a
la sesión) podremos teorizar 3 metáforas en la relación de par analítico: la
metáfora paterna (a partir de Freud), la metáfora materna intrasubjetiva (a partir
de Klein) y la metáfora intersubjetiva/diádica (a partir de Winnicott). Sin
embargo, la posibilidad de teorizar el setting/ escenario terapéutico como
estructura dinámica solo es viable con el cambio de perspectiva impuesto por la
centralidad del binomio contratransferencia-transferencia en el proceso de
tratamiento y por la dinámica de la relación bipersonal analista-analizando, con
desplazamiento de la dialéctica de la situación y del proceso para el terreno
fenomenológico estructuralista del campo bipersonal (Baranger, 1961-1962;
1964, Bleger.1967, Ferro, 1999; Donnet, 2001, 2005). De este modo, Bleger,
en un artículo de 1967 elabora la diferenciación fenomenológica de la situación
analítica en 2 componentes: una constante “muda” (“no-proceso”) que
establece la relación terapéutica y le sirve de moldura espacio-temporal, y un
proceso de cambio psíquico responsable de su dinámica transferencial-
contratransferencial. La originalidad del texto de Bleger (1967, p. 516)
devuelve, tanto a la caracterización de la moldura de la relación analítica, como
a la importancia atribuida al “análisis sistemático de la moldura en el momento
pertinente”, para la “desimbiotización de la relación analista-paciente”. Por su
parte W. y M. Baranger (2008 [1961-1962]) revolucionaron la práctica
psicoanalítica con el concepto de campo bipersonal”. En efecto, a partir de la
4

derivación de la “teoría del campo” de la física al psicoanálisis, mediada por la


adaptación previa a la psicología estructural de Kurt Lewin, a la psicología de la
escuela Gestalt y al pensamiento de Merleau-Ponty acerca de la
fenomenología de la percepción humana, los Baranger conceptualizaron un
campo bipersonal dinámico configurado por el contrato terapéutico de base, por
la percepción de la función del psicoanalista en el tiempo/espacio de la sesión y
por la fantasía inconsciente del par analítico, que estructura el campo y es el
objeto de interpretación en los “puntos de urgencia” de cada sesión.

Sobre la base de esta teorización revolucionaria, Donnet y Ferro también


desarrollaron propuestas enriquecedoras para la comprensión dinámica del
espacio de encuentro del par analítico. Por tanto, Donnet define una “situación
analisante” instituida por la actividad de co-pensamiento y por el juego
simbólico en un área psíquica compartida (“sitio/situación analítica”) que,
simultáneamente, une y separa las mentes de analista y analizando de acuerdo
con el “vértex” dinámico de la relación transferencial/contratransferencial entre
ambos. Por otro lado, Ferro (1999, 2009) propone ampliar el campo bipersonal
a la interpretación creativa de los contenidos proto-oníricos y oníricos
compartidos entre paciente y analista, debidamente transformados por la
capacidad de rêverie y la función α del analista y co-construidos en diálogo
psíquico entre ambos.

Con dichas contribuciones teóricas se hace posible establecer un campo


psíquico común entre analista y analizando, considerados como elementos de
un par, el par analítico, que comparte un espacio psíquico en “doble límite”
(Green, 1982), externo [ego/alter (ego)] e interno (Cs-Pcs/Ics), que se
construye ↔ transforma ↔ reconstruye en cada sesión en el área común y
compartida entre analista y paciente, es decir, en el encuentro intersubjetivo de
las subjetividades de sujeto (otro) y otro (sujeto) (fig. I). Sobre la base de esta
hipótesis, es posible formular la metapsicología de un “aparato psíquico en
común” a paciente y analista, cuya tópica está definida por 3 instancias:
objetiva/interpersonal, derivada de la metáfora relacional paterna,
diádica/intersubjetiva, derivada de la metáfora relacional intersubjetiva, y
monádica/intrasubjetiva, derivada de la metáfora relacional materna
intrasubjetiva (fig. II). Cabe destacar que las variaciones y ajustes de intensidad
5

en el juego de los instintos y contrainstintos y de las inversiones y


contrainversiones entre instancias, ya sea intrasesión, intersesión o entre dos
sesiones no seguidas, se traducen en la perspectiva económica, es decir, en la
dirección e intensidad de la corriente libidinal entre los polos narcísico y objetal
de la conjunción (variable) de las mentes de analista y analizando, tal como
ésta puede ser analizada por la colocación momentánea del eje “proximidad ↔
distanciamiento” en el interior del aparato psíquico en común al analista y al
paciente (fig.III).Por último, la perspectiva genética deriva del modo en que los
movimientos regresivos del componente psíquico del paciente están, o no,
contenidos y elaborados por el componente psíquico del analista, siendo el
equilibrio dinámico entre la actividad reguladora de ambos componentes del
aparato psíquico común que define su madurez psíquica (fig.III).

Balint, M. (1950). Changing therapeutical aims and techniques in psycho-


analysis. International Journal of Psycho-Analysis, 31, 117-124.

Baranger, M., & Baranger, W. (2009) “Insight” in the analytic situation. Em


Fiorini, L. G. (Ed.). The Work of confluence. Listening and interpreting in the
psychoanalytic field (1-15). Londres: Karnac (Trabalho original em espanhol
publicado em 1964).

Baranger, M., & Baranger, W. (1961-1962). The analytic situation as a dynamic


field. The international Journal of Psychoanalysis, 89 (4), 795-826.

Bleger, J. (1967). Psycho-analysis of the psycho-analytic frame. International


Journal of Psycho-Analysis, 48, 511-519.

Breuer, J. Freud, S. (1969). Estudos sobre a histeria. Sigmund Freud. Obras


Completas (Vol. II). Rio de Janeiro: Imago Editora (Trabalho original em alemão
publicado em 1893-1895).

Donnet, J.-L. (2001). From the fundamental rule to the analyzing situation. The
International Journal of Psychoanalysis, 82, 129-140.

Ferro, A. (2009) Transformations in dreaming and characters in the


psychoanalytic field. The International Journal of Psychoanalysis, 90, 209-230.
6

Klein, M. (1946). Notes on some schizoid mechanisms. International Journal of


Psycho Analysis, 27, 99-110.

Winnicott, D. (1989b). Objets transitionnels et phénomènes transitionnelles. Em


De la Pédiatrie à la Psychanalyse. Paris: Payot (Trabalho original em inglês
publicado em 1951).

Vous aimerez peut-être aussi