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¿Qué es la morfopsicología?
La Morfopsicología es una ciencia clínica, humana, que estudia de manera muy precisa, el carácter, el modo
de conocer y comprender a las personas, sus actitudes y aptitudes por medio de la observación del rostro y
los elementos que lo componen. Se basa en un paciente trabajo de observación que de manera sintética
cubre tres campos: la biología, la fisiología y la psicología.
Debe recordarse que no hay ningún ser sin cuerpo, que el cuerpo expresa pues nuestra vitalidad, que el
cuerpo se acuerda de todo, que retiene las huellas del pasado y a veces las promesas del porvenir… Así las
heridas del cuerpo expresan un trabajo de duelo inacabado, una renuncia insegura que permite abordar
nuevos proyectos… Sin embargo, como la ostra que en su herida es portadora de una perla, el individuo al
conocer sus puntos perfectibles con sus puntos perfectibles es capaz de mejorar su destino. Dicho esto, el
cuerpo no es más que un aspecto de la realidad, la Morfopsicología es pues una herramienta rica pero
limitada, como todas las herramientas.
El primer mensaje que quisiera transmitirles es que la Morfopsicología fue creada por el Doctor Corman,
psiquiatra infantil, y que el lema de la SFM, sociedad que creó para impartir sus enseñanzas, es: “comprender
y no juzgar”. Así pues la Morfopsicología es una herramienta de desarrollo personal y no una herramienta de
exclusión, no permitirá nunca conocer nuestros secretos más íntimos. Hay que racionalizar nuestros miedos
hacia esta disciplina. La Morfopsicología nos permite conocer nuestras motivaciones, situarnos en un nivel
superior, en un conflicto, situarnos a un meta-nivel para no tomar la comunicación con el otro de manera
superficial.
El segundo mensaje es que el rostro, al contener la casi totalidad de los órganos de los sentidos, tiene un
significado y revela el funcionamiento del ser y sus intercambios con el mundo exterior. Cuerpo y espíritu,
fisiología y psicología están animadas por la misma fuerza, desde un punto de vista espiritualista podríamos
decir que es como si el individuo se precediera a sí mismo, como si la totalidad de la información se
encontrara codificada, de manera cuantitativamente igual, en la parte, según la teoría de los fractales. De esta
manera, el rostro nos permite descubrir nuestro interior, nuestros talentos, conduciéndonos hacia un excelente
comportamiento si tomamos conciencia de ello o hacia repetidos fracasos si los deseos que nos motivan
permanecen en el inconsciente. Esta toma de conciencia se ve favorecida por el hecho de que, a lo largo de
nuestra vida, las elecciones son repetitivas y están dictadas por nuestra estructura profunda. El destino no es,
en efecto, más que la forma que toman nuestros deseos. Además por la biología sabemos que la forma de
cualquier ser vivo, es la consecuencia de la información que le anima.
El tercer mensaje se refiere a que la imagen que nos hacemos del otro nos proporciona un mensaje.
Experiencias recientes sobre el estrés subrayan el hecho de que delante de un desconocido, nos preparamos
para atacar o para huir y que este tipo de reacción está gravada en nuestro cerebro desde tiempos
inmemorables. El rostro es un conjunto de huesos, músculos, nervios y piel. Es la puerta de salida de nuestro
cerebro y de nuestra interioridad, de nuestras emociones y de nuestros mecanismos de racionalización.
Pero ¿cómo interpretarla, como esta forma, “esta gestalt”, puede tener sentido? Distinguimos cinco grandes
conjuntos significativos, cinco partes a las que atribuiremos un significado:
El Tono que es como la gasolina para un motor o la electricidad para un motor eléctrico, nos informa si la
fuerza está activada, si hay un exceso de corriente, si está activada (corriente adecuada) o si está desactivada
(poca corriente eléctrica).
El Modelado del rostro, nos indica el grado de socialización y adaptación del sujeto, y cual es su actitud ante
la vida, intransigencia o adaptación.
Los Sentidos (ojos, nariz y boca) nos informan si somos introvertidos o extrovertidos, la capacidad de
concentración, de observación, y si malgastamos las fuerzas o las controlamos.
Seguidamente el rostro nos informa, en sus tres zonas, de cómo son nuestros tres cerebros (primitivo-
instintivo o reptil, emocional o neo-primitivo y el moderno pensante) y vemos el que domina o si hay grado de
armonía entre los tres: en estas tres zonas veremos las competencias o capacidades preponderantes y
puntos “perfectibles” o menos desarrollados.
La Zona baja (boca, mandíbula y mentón), corresponde metafóricamente, al funcionamiento del
sistema nervioso reptil que está unido al centro del encéfalo, el cerebro reptil, vinculado al sistema
nervioso endocrino, es el centro de los instintos primordiales.
A través de su receptor comunica con el sistema digestivo y reproductivo que están estrechamente
unidos. De esta manera, en la zona inferior, localizamos la fuerza de los impulsos, es decir, el anclaje con
lo real y la ambición de realizarse.
La Zona media está constituida por la masa facial (hueso maxilar superior) pómulos, y por la anchura
y profundidad de la nariz. Esta zona, en los mamíferos, corresponde metafóricamente al desarrollo del
sistema límbico (alrededor del precedente, el cerebro límbico o inframamaliano, vinculado al sistema
vegetativo es el centro de las emociones y afectos). Esta zona comunica a través de sus receptores con
el sistema respiratorio y olfativo que condicionan la expresión de las emociones.
La Zona superior está formada por la frente que es la parte anterior de la caja craniana. Esta zona
nos da información sobre la vida mental.
De esta manera, el rostro es el resumen del cuerpo. Sus tres zonas representan las tres grandes funciones
biológicas de digestión, respiración y cerebralización, que, por predominancia, nos orientan, a tres tipos de
temperamentos (digestivo, respiratorio y cerebral) y tres formas de inteligencia (concreta, relacional y
abstracta).
El morfopsicólogo está capacitado para ver nuestras tendencias y competencias naturales y los puntos
perfectibles, siendo una ciencia pluridisciplinar para orientar hacia los estudios y profesiones donde la persona
desarrollará al máximo sus capacidades y competencias, en el campo de la orientación profesional; en la
mediación de conflictos, como herramienta para la detección y orientación de problemas estructurales de la
personalidad, conflictos relacionales padres-hijos, asesoramiento pre-conyugal, problemas y conflictos de
pareja; como coach, en la evaluación, configuración y cohesión de equipos de trabajo y competitivos, en la
identificación de talentos dentro y fuera de la empresa. Al ser un conocimiento integral de la persona éste, se
convierte en una herramienta pluridisciplinar para identificar el consciente e inconsciente de las personas y
para orientarlas en este mundo cada vez más complejo. Igualmente para diagnosticar psicopatologías y para
avizorar tendencias del individuo y orientarle en lo que debe hacer para erradicar los trastornos que le causan
su estructura o cómo mejorarlos.
Hasta ahora, la Morfopsicología había sido cuestionada porque se decía que era poco científica y porque era
difícil someterla al método estadístico y es cierto puesto que, como se ha dicho más arriba, no es una ciencia
matemática, pero es que lo humano, afortunadamente, no es matemático, es infinito, y por ello se deben
conocer las reglas o principios que lo animan, aunque el rostro no es un rasgo o una suma de rasgos, es una
composición que interactúa sincrónicamente en cada uno de nosotros con matices diferentes. En el libro El
Rostro y la Personalidad 4ª Edición se demuestran las conexiones entre cerebro, rostro y conducta.
Esta concepción negativa que la psicología oficialista y tradicional tiene de la Morfopsicología se debe a que,
tanto la medicina occidental como la psicología, se inspiran en el principio filosófico de Descartes, el cual
sostiene que cuerpo y alma (cuerpo y mente) son diferentes y la Morfopsicología, está inspirada en la filosofía
de Spinoza para quien cuerpo y mente (cuerpo y alma) forman una única realidad.
No es la psicología tradicional, algo acomplejada, la que está confirmando las leyes, fundamentos y estudios
empíricos de la Morfopsicología, es la moderna neurociencia y neuroimágen las que están dando unas
conclusiones irrefutables de la validez de la Morfopsicología, y ello la hace una herramienta trascendente en
el autoconocimiento, diagnóstico y consejo para todo lo relacionado con lo humano, convirtiéndola en un
conocimiento aplicado pluridisciplinar.
En tiempos recientes, la gente vivía sin sentir la necesidad de la psicología, se casaba, tenía hijos, y sobre
todo, vivía según las convenciones sociales.
La introducción del divorcio en la sociedad actual ha representado un terremoto del cual no hemos valorado
los efectos, todas las seguridades interiores se han derrumbado: ahora una pareja permanece unida si lo
desea.
En consecuencia, muchas familias se dividen y los hijos crecen en estructuras donde puede faltar el equilibrio.
Además, nuestra época tiene otra característica todavía más particular: hace no más de un siglo eran los
padres los que elegían la escuela para sus hijos, la profesión, el consorte: el individuo estaba resuelto a ser
prisionero del cuerpo.
En el trabajo, con la aparición de las empresas multinacionales y la economía global, el “patrono” tradicional
está desapareciendo, con él, desaparece la seguridad, y por lo tanto aparece la inestabilidad y el miedo, ya
que perdemos un valor referencial humano con el que podamos establecer una relación de confianza, de
admiración o de fidelidad, necesaria para el equilibrio.
Vivimos una revolución radical: una parte de este precio es llegar a un mejor conocimiento de sí mismo. Se
trata de una elaboración que considera la toma de conciencia de las propias debilidades a programar, por un
lado, y por otro lado, de las fuerzas con las que podemos contar.
Por todos estos motivos, el conocimiento de la psicología es una necesidad fundamental de nuestra época.
No se puede poner en marcha una máquina sin conocer sus mecanismos, por lo cual no podemos seguir una
dirección sin entender nuestro funcionamiento.
En este ámbito, la Morfopsicología es una disciplina que permite hacer visible la huella de la “psyche” en el ser
y pone el estudio al alcance de todos. Al contrario, la psicología oficial puede resultar, algunas veces,
abstracta.
¿Por qué un conocimiento tan trascendental para la humanidad no se ha desarrollado hasta ahora?
¿Porqué siendo un conocimiento trasversal sin igual no ha sido incorporado en el mundo universitario y
académico, en el desarrollo psicofísico del niño, en su educación, en su formación, en la superación de
trastornos de conducta de los adolescentes y adultos, en la orientación profesional, en la selección,
configuración y creación de equipos de trabajo complementarios, en el consejo de pareja y en todo el estudio
que la persona sea objeto y sujeto de estudio?
A partir del fracaso de la frenología que pretendía relacionar la psicología de los seres humanos por la forma
de las protuberancias craneales, el mundo de la psicología científica, ha considerado que las formas del
cuerpo físico no nos podían informar de la psicología del ser, lo cual, evidentemente excluía también las
formas del rostro. Se creía desde hace unas cuantas décadas, que las características psicológicas humanas
eran casi exclusivamente el resultado de las influencias ambientales. Decir esto equivalía a afirmar que el
hecho físico no nos puede informar del hecho psíquico. Esta desvalorización iba en contra de un credo
intuitivo público y mayoritario, que nos dice que la cara es el reflejo del alma, entendiendo el alma, como
sinónimo de nuestra psyche o si se prefiere, de nuestra conducta.
La aparición de le morfopsicología en el año 1937 junto a la predominancia de lo ambientalista de aquella
época, a que el nazismo estaba haciendo mal uso de los conocimientos de la fisonomía y a que el Dr. Córman
no tenía ni disponía de los conocimientos de la moderna neurociencia, genética y embriología y por lo tanto,
no pudo demostrar científicamente esta concepción dinámica de la morfopsicología, que siempre (sin ningún
fundamento) se relaciono con la frenología.
Ahora se sabe que esa creencia científica de la dominancia ambientalista era falsa: la gran mayoría de las
características psicológicas cuenta con una contribución genética, en ocasiones a un alto grado; inteligencia,
memoria, búsqueda de la novedad y nivel de actividad, la mayoría de enfermedades psiquiátricas e
introversión-extroversión, actitudes religiosas, todas, muestran cierto grado de influencia genética.
Las teorias tradicionales del desarrollo sostenían que las influencias genéticas tenían importancia durante la
lactancia y la primera infancia, pero que esta relevancia iba disminuyendo de manera importante a medida
que el niño maduraba; ahora, las investigaciones muestran que, en el caso de muchos rasgos, los efectos
genéticos aumentan a lo largo de la infancia y la adolescencia. Así también, se afirmaba que las influencias
ambientales de la conducta (p. ej., nutrición, educación, experiencias), eran compartidas por los miembros de
la familia, en lugar de ser experimentadas únicamente por los individuos: ahora se sabe que, al contrario de lo
que plantea esta teoría, para muchos rasgos, las influencias ambientales hacen distintos a los miembros de
una familia y que nuestra elección, modificación e interpretación de nuestros ambientes se encuentran muy
influenciados por nuestra genética.
También sabemos que el fenotipo, es una expresión morfológica del genotipo por las influencias de un
determinado ambiente. Los rasgos fenotípicos incluyen tanto rasgos físicos como conductuales. Por lo tanto,
si la “forma o estructura” del fenotipo, es el resultado de la interacción genes-ambiente, y “esta forma” nos
informa de la psicología del ser humano, indefectiblemente esta forma tiene que tener una representación en
la morfología de nuestro cuerpo. Por lo tanto, la estructura morfológica sí que nos informa de nuestra
psicología o si se prefiere de nuestra conducta.
Los que relacionaban la morfopsicología (sin conocerla) con el estatismo de la frenología y la fisonomía y la
posible mala utilización que hacía la el nazismo ha quedado desdibujado por los estudios de embriología y
genética. Hoy nadie piensa que un mundo tan interaccionado y evolucionado va a utilizar sus conocimientos
para deshacernos de personas con disminuciones psíquicas o físicas sino todo lo contrario sino para entender
y comprender y mejorar un neuro-desarrollo y fisiología de las personas y por lo tanto este aspecto también
está superado.
Por lo tanto la morfopsicología es un conocimiento que nos da una información capital para que desde la más
tierna infancia podamos comprender y contribuir a un mejor desarrollo psicofísico del niño, a orientarlo en sus
estudios y/o profesiones según sus competencias innatas, pero también para ayudar a superar la mayoría de
los trastornos psicopatológicos, a sí como para que podamos conocernos, comprendernos, aceptarnos y
realizarnos mejor y como consecuencia, para hacer un mundo más sano, justo, más libre y más humano.
Con estos antecedentes, la publicación de una obra sobre mofopsicología, que parece
seria, ha despertado mi curiosidad. Se trata de un nuevo libro de Julián Gabarre Mir,
diplomado en Morfopsicología y Profesor Agregado de la Société Française de
Morphosychologie, considerado uno de los mayores expertos del mundo. Reproduzco
la información que he encontrado en la red sobre este autor y sus indagaciones
morfopsicológicas.
Me pregunto que explicará el nuevo libro sobre el significado que atribuye a las
diferencias entre los rostros masculinos y femeninos. En otra obra El rostro de Daniel
McNeill (Tusquets, Historia-NF, 1999) se insiste en la importancia del mapa facial del
sexo:
El cantante de ópera china Shi Peipu, que se hacía pasar por mujer en la vida real,
inició en 1964 una aventura amorosa con Bernard Boursicot, un joven de veinte años,
contable de la Embajada francesa en Pekín, quien no sabía nada de tal suplantación.
Los esporádicos encuentros sexuales siempre se llevaban a cabo con
apresuramiento, en sitios oscuros y debajo de una manta, lo cual permitía a Shi Peipu
disimular sus genitales con las manos. En agosto de 1965, Shi Peipu le anunció su
embarazo, aunque luego le dijo que había perdido la criatura al abortar de manera
espontánea. Sin embargo, en diciembre volvía a esperar otro hijo, de cuyo nacimiento
se enteró Boursicot estando en el Amazonas. Boursicot no vio a la criatura hasta
1973, y en 1982 arregló todos los documentos para que Shi Peipu y el niño viajaran a
Francia. Allí las autoridades detuvieron a Boursicot y a Shi Peipu por espías, y
durante el juicio Boursicot se enteró, después de veinte años, que Shi Peipu era un
hombre. Estos hechos sirvieron de base al argumento de M Butterfly, que obtendría el
Tony a la mejor obra teatral de 1988.
Una historia como ésta plantea todo tipo de preguntas, y una sería: ¿cómo es posible
que Boursicot no viera los rasgos masculinizantes en el rostro de Shi Peipu? Por lo
general, solemos reconocer de inmediato a qué sexo pertenece un rostro. Para ello
usamos informaciones secundarias, como la longitud del cabello o el maquillaje,
aunque apenas las necesitamos. En un experimento, los investigadores enseñaron a
ciento ochenta y cinco voluntarios fotos de mujeres y de hombres afeitados, todos con
el cabello oculto debajo de un gorro de baño. El 96 por ciento de los encuestados
adivinó cuándo el rostro pertenecía a un hombre o a una mujer. Otros estudios han
proporcionado resultados similares.
Esta habilidad es clave, ya que los rasgos faciales definen el sexo que nos atrae, y
necesitamos conocerlos para perpetuar la especie. De hecho, el rostro del hombre y
el de la mujer se hacen más dispares cuando llegan a la pubertad, pero en la vejez
vuelven a cambiar hasta parecerse. Los genes exageran esas diferencias durante
los años fértiles.
Por otro lado, las mujeres tienen el rostro más pequeño, pues suele medir cuatro
quintas partes de lo que mide el del hombre. Además, su aspecto es más infantil, ya
que parece más ancho y los ojos mucho más grandes. Por ejemplo, los ojos de
Audrey Hepburn eran sólo un poco más grandes que los de William Holden. El tejido
que los rodea es más sensible a los cambios de la circulación sanguínea y se
oscurece con mayor rapidez, un efecto atrayente que las mujeres intensifican con el
rímel. Las pestañas son más largas y más gruesas que en el hombre. Pero las cejas
son más delgadas y se vuelven ralas con la edad, mientras que las del hombre crecen
densas y enmarañadas.
La nariz también ayuda a diferenciar los sexos. La nariz femenina es más pequeña,
ancha y cóncava, como la de los niños pequeños. La nariz masculina es más
grande y más protuberante, quizá porque el hombre necesita un sistema
respiratorio más potente, desde los pulmones hasta la nariz. En un estudio que
consistía en mostrar narices aisladas del resto, los encuestados identificaron mejor
las narices de los hombres de frente y de perfil, y las de las mujeres en posición de
tres cuartos. Los investigadores afirmaron que todas las narices tenían en cierto modo
una apariencia masculina vistas de frente, y que la visión de tres cuartos revelaba
mejor el caballete diferencial.
Las mujeres poseen otros rasgos indicativos. Tienen la boca más pequeña y el labio
superior algo más corto. Las mejillas sobresalen más que en los hombres, debido a
que su nariz es más pequeña y a la capa de tejido graso extra que las cubre.
La cara de las mujeres es más lisa que la de los hombres. Y no sólo porque sus
músculos faciales son más pequeños, sino porque la grasa que los cubre los
disimula mejor. Esto hace que sea más difícil detectar los movimientos faciales
de menor importancia. Parece que el rostro del hombre posee una mayor movilidad,
yalgunos investigadores piensan que asociamos
esto a la masculinidad, mientras a la feminidad
asociamos la contención facial.
Pero este efecto se obtiene sólo en los movimientos superficiales, ya que de
hecho las mujeres son, en conjunto, más expresivas. Su rostro responde con
mayor facilidad a situaciones de una gran tensión. Aseguran que experimentan
emociones más fuertes, que adecuan mejor la expresión de la cara en las fotos,
y que despliegan mayor alegría y animación en las entrevistas.
No existe una prueba del papel tornasolado para diferenciar el rostro de un hombre
del de una mujer. Rasgos como la longitud de la nariz o la protuberancia de las
mejillas se superponen en ambos sexos, y no son determinantes. Vicki Bruce, de
la Universidad de Stirling, en Escocia, enmascaró partes de un rostro y comprobó la
habilidad de los encuestados para diferenciar si pertenecía a un hombre o a una
mujer. «Obtienes una armoniosa degradación», explica. «Si cubres las cejas, la
habilidad no desaparece. Si borras información sobre la nariz y el mentón, la habilidad
sigue sin desaparecer. Es como si el sistema humano utilizara todas las piezas.»
Además, un estudio demostró que la gente no sólo es hábil en separar los rostros en
masculinos y femeninos, sino que clasifica sin dificultad la masculinidad o
feminidad de un rostro, una tarea del todo distinta. O sea, que pueden decir: «Esta
cara parece de un hombre, pero sé que es de una mujer». Percibimos aspectos del
patrón masculino aunque concluyamos que es femenino.
Fuente: http://www.tusquets-editores.es/lib_ficha_prn_lectu.cfm?Id=1178
Entrevista
Pues bien, Julián Gabarre acaba de editar en Flumen una obra que va a permitir a
quienes no dominan la lengua de Moliere introducirse por fin en una disciplina a la que
cabe augurarle un futuro prometedor. La obra -El rostro y la personalidad- es un
excelente manual plagado de ilustraciones explicativas que hacen realmente sencilla y
amena la comprensión de los fundamentos de esta nueva ciencia. Y por tal motivo
quisimos hablar con él.
-Porque la única parte del cuerpo que generalmente está siempre a la vista de los
demás es el rostro y éste es, además, la parte morfológicamente más diferenciada del
ser humano, la más delicadamente modelada, aquella en que la vida de la conciencia
aflora y se refleja en él pudiendo ser observado por los demás. El rostro es, de alguna
manera, la manifestación primaria del "yo".
-Vamos, que el antiguo dicho de que "la cara es el espejo del alma" ha resultado
cierto...
DESDE COLOMBIA
Un experto morfosicólogo español sostiene que el rostro revela con exactitud los
rasgos de la personalidad. Analizó las caras de cuatro colombianos y esto es lo que
descubrió. Sólo con una foto de un rostro de frente y una de perfil, Julián Gabarre
asegura poder deducir los rasgos sicológicos de una persona. Por eso a este español
acuden cientos de empresas para que les ayude a escoger gerentes, empleados de
confianza, futuros socios o por curiosidad, para conocerse mejor a sí mismos. Y al
parecer no falla pues con este método ha elegido a cerca de 300 directivos de
importantes compañías de su país, donde la morfosicología está de moda gracias a
su libro El rostro y la personalidad.
En 2004, Gabarre sorprendió a la policía científica de Barcelona al determinar con
base en sus fotos y con total precisión la sicología de 10 reclusos y los delitos por los
cuales habían sido condenados a prisión sin conocerlos previamente: "Dos por estafa,
cuatro por robos con fuerza, dos por robo con violencia y otros dos por lesiones". Un
alto mando de la policía científica corroboró todos los casos y quedó tan descrestado
que le expidió una certificación de esta hazaña.
"El rostro tiene un significado y revela el funcionamiento del ser y sus intercambios
con el mundo exterior. Es la puerta de entrada y salida de nuestro cerebro y nuestra
interioridad, de nuestras emociones y de nuestros mecanismos de racionalización, y
por eso nos dice todo", dijo a SEMANA Gabarra, quien estudió en la Sociedad
Francesa de Morfosicología. Esta disciplina parte de una teoría de los años 40 del
siquiatra francés Louis Corman, quien asegura que "la siquis determina la forma del
rostro".
Las claves del rostro.
Los pómulos anchos revelan necesidad de protagonismo, la boca y nariz grande,
derroche, y nariz encorvada hacia los labios significa atracción por el dinero. "Es el
sicoanálisis instantáneo", enfatiza Gabarre, cuyo exitoso libro llegará en algunos
meses a Latinoamérica. Aunque la mayor parte de sus clientes buscan conseguir
información privilegiada sobre los demás, el experto insiste sobre la gran utilidad de
esta disciplina para el conocimiento propio. "Con la morfosicología adquirimos
comprensión, seguridad, confianza y libertad. Nuestra propia cara nos informa de
nuestras fortalezas y debilidades y nos señala el camino para mejorar nuestras
relaciones y nuestro futuro".
Gabarre fundó una escuela de morfosicología en Barcelona que ya graduó a sus
primeros 24 alumnos y además ofrece información en su página de Internet
(http://www.julian-gabarre.com/). Así se ha convertido en el principal promotor en el
mundo hispanoparlante de una teoría que asegura que "el rostro nunca miente".
Idealista e innovador.
“Este rostro, ligeramente retraído, tiene un tono energético global medio. Su zona
dominante es la cerebral y, como los ojos están activados, la actividad mental es
grande y es donde tiene los mejores recursos. Su frente se ensancha en la parte alta
del rostro, lo que nos muestra que su potencial intelectual es alto, dominando la
inteligencia abstracta e intuitiva, sobre la concreta que es media. Tiene la capacidad
para ver y dar soluciones globales, y otros aspectos del rostro nos dicen que canaliza
muy bien el pensamiento en acciones concretas, aunque al faltarle un poquito de
vitalidad de base (mandíbulas de frente y de perfil), algunas de estas soluciones
podrían quedarse sin plasmar y le podrían restar combatividad y determinación. El
examen morfosicológico del señor Uribe nos dice que él es abierto y flexible a nivel de
ideas y de planteamientos y algo idealista, con notable sentido de la innovación y
espíritu de empresa. Para él es más importante ‘ser’, que ‘representar’ y ‘tener’. Su
frente amplia e inclinada nos informa que es ágil en la comprensión, argumentación y
rápido en elaborar la respuesta. No obstante, la vitalidad media le da muy buena
capacidad para las relaciones interpersonales”.
Fuerte e intuitiva.
“De frente, este rostro es firme, enérgico y determinado, pero de perfil es más suave y
receptivo, lo que nos lleva a concluir dos aspectos importantes de su personalidad: en
su entorno profesional y social, muestra fuerza, determinación y lucha para conseguir
sus metas.
Pero, en familia, su comportamiento es más flexible y es menos combativa.
Metafóricamente podríamos decir que Shakira es más demonio fuera (hacia el
exterior, hacia el mundo) y más ángel en casa. Su frente indiferenciada, sus cejas en
acento circunflejo y sus ojos tónicos revelan que su tipo de inteligencia es intuitiva y
concreta, con notable capacidad de observación y memoria fotográfica.
Los pómulos anchos y las mejillas de frente aplanadas nos informan que tiene una
alta sensibilidad de defensa en lo sentimental, lo que significa gran dificultad para
expresar sus sentimientos y emociones. Tendrá que aprender a decirle a su pareja ‘te
quiero’, ‘me encantas’, etc.; de lo contrario, su pareja podría dejarla porque se podría
aburrir. Shakira tiene gran necesidad de ser querida pero su afectividad es más
receptiva que emisiva. También deberá aprender a ser más paciente y menos
expeditiva en sus relaciones afectivas”.
Egoísta y materialista
“Este rostro, de tipo dilatado, muestra un tono energético medio. En la zona instintiva,
las mandíbulas están indiferenciadas y muy carnosas, el cuello es ancho y corto y la
nariz vista de perfil es algo aguileña, lo que nos informa que el instinto de adquisición
es muy alto y que busca en todas sus relaciones el beneficio personal. Los ojos
pequeños, la nariz estrecha y aguileña penetrando en la zona de los instintos y el
labio superior fino, le convierten en un hombre nada generoso y bastante materialista
que actuará con extrema dureza y de forma impositiva para conseguir sus fines. Su
zona media (pómulos anchos y la nariz estrecha y aguileña) nos hablan de su gran
necesidad de protagonismo y de ser querido, pero él no ofrece nada para ser querido.
Por el contrario, será un hombre muy temido, por su extremada dureza”.
Obstinado y fanático
FUENTE: http://69.20.13.59/aspca/default.asp?
frmSiteId=48&frmPaginaSiteId=1348&frmCOTId=4058
El rostro y la personalidad
¿Qué tiene que ver el rostro con el carácter y la personalidad? Pues ese es un dilema
que ha interesado desde hace miles de años a filósofos, artistas y hombres de
ciencia. Sepa que el padre de la medicina Hipócrates, estableció cuatro
temperamentos básicos: sanguíneo, linfático, bilioso y nervioso, que aún se utilizan y
también se les ha buscado relación con el tipo de rostro.
El arte de la lectura del rostro en China data de hace más dedos mil años y se le llama
Siang Mien.
En Europa, durante la Edad Media y el Renacimiento hubo mucho interés por el tema.
El gran Leonardo Da Vinci estudió la expresión muscular de las emociones en la cara.
Hacia mediados de 1600, Charles Le Brun, mediante una teoría fisiognómica, intentó
demostrar que existía una relación entre los rasgos del rostro, los estados anímicos
que caracterizan la emoción y los movimientos de la sangre, lo cual afecta a los
músculos faciales.
Algunos, incluso, han querido demostrar que las diversas tonalidades del rostro tienen
que ver con las reacciones de los sentimientos.
Los Apasionados: Los contornos del marco facial tienen mucho relieve. Se alternan
los salientes que forman la mandíbula y los pómulos con los entrantes de las mejillas
y las sienes. Boca bien cerrada. De temperamento conflictivo en el que predominan
dos fuerzas vitales contrarias: expansión y conservación. Buena concentración e
individualismo acentuado.
Los Sedentarios: Líneas alargadas dominan sobre las anchas, el rostro es largo,
estrecho, boca pequeña, ojos unidos, hundidos y caídos. Pocas ganas de luchar,
débiles, sedentarios. Muy sensibles y delicados. Necesidad de afecto y de principios
rígidos. Distraídos.Los Impulsivos: Perfil angular con frente inclinada haciaatrás, las
sienes y mejillas aplastadas, pómulos salientes, nariz prominente, boca grande y
firme. Son dinámicos, audaces. Orientados hacia lo inmediato, de iniciativa, vigorosos.
Falta de previsión y organización.
Los Inhibidos: Rostro estrecho, tipo triángulo u oval. Contorno huesudo y anguloso,
poco carnoso. Tez pálida o aceitunada, labios apretados, fosas nasales semicerradas.
Son de los que economizan vitalidad y la compensan viviendo muchos años. Poco
afables y de escasa vida social, se encierran mucho en sí mismos. Individualistas e
inadaptados.
Los Expansivos: Rostro redondo, ancho, líneas curvas y ángulos difuminados. Tez
rosada o roja. Receptores sensoriales (ojos, nariz, boca) están abiertos indicando
expansión. Ojos grandes, saltones y separados. Boca carnosa, tienen vitalidad
abundante, son sociables y amables. Necesitan vida social y compañía. Impulsivos.
ROSTROS FAMOSOS
Honorato de Balzac: (El Pletórico). Tenía un contraste notable entre la parte baja del
rostro (zona afectiva-instintiva y la superior, zona cerebral). Mucha corpulencia, cuello
de toro, rostro ancho y carnoso, doble barbilla, mucha vitalidad física. Ojos separados
y frente bien delineada. Todo refleja un tipo de expansión cerebral condominio
imaginativo, facultades de observación, reflexión, intuición, pero también ardiente,
apasionado, muy insertado en la vida social de su época.
Julio Verne: (Soñador). Mandíbula pesada, ángulo bien marcado, pómulos altos, ojos
ligeramente hundidos, frente amplia, rostro que muestra en lo general cierta
delicadeza. Muy idealista y cierta timidez, soñador, inventor y observador. Alguna
incomodidad para exteriorizarse.
Mahatma Gandhi: (El Pacífico). Mucho predominio de la zona afectiva que refleja
humanidad, además de sensualidad y ternura fuertes. Sienes estrechas y hundidas
aportan visiones limitadas muy selectivas y dinamismo. La frente de altura moderada
indica que no hay predominio de la imaginación, pero sí una elevación hacia lo
espiritual.
Juan Pablo II: (El Enérgico). Su rostro es ancho y redondeado, destaca por su
amplitud en la zona afectiva a nivel de los pómulos y por su firmeza en la zona
instintiva con una mandíbula sólida y prominente que refleja mucho dinamismo y
obstinación. Por lo contrario, la frente redonda, recta, cejas ralas, ojos y boca
pequeña, indican introversión, vida interior rica, tendencia al aislamiento
contemplativo. Zona cerebral amplia, temperamento que predomina la expansión
cerebral.
Dicen que la cara es el espejo del alma y, ciertamente, el primer contacto visual con
otra persona es el que nos ofrece los datos iniciales acerca de su personalidad. Esa
rápida impresión provoca actitudes tan definidas como atracción, repulsión o,
simplemente, indiferencia. Son las características de la fisonomía, cuya ciencia, la
Fisiognomía, desentraña.
Con el estudio de las tres ciencias, Fisiognomía, o el estudio del rostro y del cuerpo;
Quirología, o estudio de las manos, y Grafología o estudio de la escritura, se puede
llegar a diagnosticar el carácter del individuo. Aquí nos centraremos exclusivamente
en la morfopsicología de la frente, de la nariz, de los ojos y la boca.
Frente alta: la frente alta indica el poder de transformar las sensaciones en ideas. De
ello deducimos idealismo y sensualidad, serenidad del espíritu que juzga desde arriba.
Con frecuencia lo vemos operando para satisfacer y ver triunfar la lógica, el ideal. Se
le convence fácilmente si se emplean argumentos sólidos.
Frente baja: este individuo rechaza los pensamientos metafísicos y se siente inclinado
hacia el utilitarismo. Indica voluntad, obstinación, cólera, y con mucha frecuencia,
avaricia. Suele ir acompañado de un espíritu de iniciativa.
Ovalada: si la frente posee una forma ovalada, ello indica que se trata de un ser
soñador, imaginativo, que raras veces se detiene en lo concreto; aunque este
individuo se nos presente como un artista dotado de inspiración, como un poeta, su
producción es escasa y obra guiándose por la intuición. Ama la independencia y es
incapaz de someterse a cualquier disciplina.
Trapezoidal (ancha en la parte superior): esta frente suele mostrar sienes abultadas;
revela al artista que posee una imaginación creadora, aunque sus ideas pueden ser
confusas. Si las sienes se presentan deprimidas denotan un ser con un espíritu
sintético muy estrecho. Otras veces, la frente ancha y abultada en su parte superior
denota un ser dotado de una tremenda mordacidad, con la que pone en ridículo a los
demás.
Trapezoidal (ancha en la parte inferior): esta forma de frente nos presenta un individuo
poseedor de gran habilidad manual: puede ser un técnico preciso y un fontanero
mañoso. No carece de iniciativa y es un agudo observador; posee asimismo buena
memoria.
La nariz estrictamente correcta debe tener una altura igual a la de la frente, con una
ligera depresión en la raíz. Vista de perfil debe representar el tercio de su longitud.
Como tal, se nos presenta de dos formas: la cóncava (o sea elevada o en trompeta) y
la convexa (aguileña). Los sujetos que poseen una nariz cóncava son considerados
tranquilos y sentimentales. Los que tienen una nariz convexa, se tienen al contrario
por tipos nerviosos y espontáneos.
Nariz larga: la nariz larga denota un individuo con pasiones serenas, con
predisposición, a veces, a la esquizofrenia, pero con una vida interior muy intensa. El
sujeto poseedor de nariz larga puede desempeñar trabajos que necesitan reflexión,
paciencia y perseverancia.
Nariz pequeña: esta nariz pertenece a una persona impulsiva, impaciente, colérica,
con frecuencia caprichosa. Es un ser que no analiza demasiado sus impresiones.
Nariz convexa: esta forma de nariz pertenece al ser activo, ambicioso, apasionado.
Los ojos que están situados normalmente deben presentar entre sí una separación de
31 milímetros.
Ojos de separación superior a lo normal: indica aptitud para reconocer sin esfuerzo las
fisonomías, así como para estudiar las cosas concretas; optimismo debido a la
satisfacción de representarse con facilidad al mundo exterior, teniendo la sensación
de dominarlo.
Ojos de separación inferior a lo normal: esta posición de los ojos indica pesimismo,
tristeza e inestabilidad.
Ojos saltones: indican una mente tardía en elaborar pensamientos, buena memoria
para las fechas y los hechos. Si, al mismo tiempo, la conjuntiva muestra pequeños
granitos de grasa, ello indica cierta debilidad intelectual y dudas morales.
Ojos grandes: los ojos que están bien abiertos y son armoniosos indican una
propensión hacia la espiritualidad elevada, una naturaleza positiva, soñadora, poética,
dada a pasiones ideales y abstractas.
Ojos demasiado grandes: indican exaltación del espíritu, así como temor intenso.
Ojos pequeños: estos ojos indican un espíritu constructivo, una naturaleza activa y
emprendedora, voluntad e inquietud intelectual.
LO QUE DICE LA BOCA.
LINEA DE LA BOCA.
Línea con las comisuras bajas: indica pugnas entre la espiritualidad y los instintos, así
como amargura y tristeza.
Línea con las comisuras elevadas: anuncian alegría, buen humor, picardía, presunción
y pedantería.
Cuando la boca es un poco saliente, ello revela mal humor y del individuo que
observa. La boca carnosa y saliente revela asimismo a los profesionales de la palabra
que se hallan siempre dispuestos a hablar.
El labio superior más grueso que el inferior es indicio de bondad, de dulzura, pero
asimismo de inteligencia ilimitada, de donde deducimos que esta forma de labio es
característica del temperamento linfático. Si, al mismo tiempo, el borde del labio
parece vuelto hacia atrás, podemos decir que el individuo será un sujeto ambicioso,
amante de la popularidad.
Si el labio inferior es más grueso que el superior y caído, indica disminución de la
vitalidad, bondad, sensualidad.
Los labios entreabiertos revelan un carácter poco combativo. Los labios gruesos
denotan la materialidad del instinto sexual; los apetitos gobiernan al espíritu. Carencia
de moralidad.
Cuando la boca está hacia dentro, puede ser indicio de astucia y de envidia.
Los labios cerrados, afectación, vanidad. Si los labios están apretados y crispados,
revelan un carácter muy enérgico, duro. Los labios blandos denotan debilidad.
Cuando apenas se distinguen las comisuras, es señal de orden y sangre fría. Los
labios mordisqueados, denotan un carácter angustiado, inquieto.
Estas son algunas de las características y sus significados, que cualquiera puede
evaluar con la simple observación, aunque la complejidad del ser humano seguirá
siendo siempre un misterio. gracias y ya sabesi ,besos para todas y un abrazo para
todos.
http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2006/356/1153241611.html
“Es un rostro joven en el que aún faltan por desarrollarse aspectos importantes de la
personalidad que se orientarán hacia un camino u otro en función del entorno. Por la
forma de su cara, se trata de una persona que tiene un carácter medianamente
abierto. En el conjunto del rostro dominan la parte cerebral y la instintiva sobre la
sentimental. Su frente de tipo solar (se ensancha en la parte superior) habla de una
persona con una inteligencia global, muy intuitiva y con gran capacidad de síntesis.
Ojos grandes y protegidos, cejas pobladas, rectas y pegadas a los ojos, las
mandíbulas anchas y el mentón sobresaliente...
Este conjunto de rasgos transmite que Alonso es una persona con mucha energía y
que, además, la administra equilibradamente. Posee una inteligencia abstracta,
concreta e intuitiva. Tiene una destreza especial para resolver problemas aportando
una solución global, estratégica y adaptada a la realidad. Los ojos, las cejas, la forma
de los superciliares –los arcos óseos que están encima de las cejas– como una “quilla
de barco”, y las orejas, más inclinadas en proporción a la verticalidad del rostro,
informan de su rapidez a la hora de tomar decisiones y de su habilidad para
simultanear la concentración con la capacidad de reacción.