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1, 2. ¿Qué obra de construcción realizamos, y por qué es esencial que estemos pendientes de la
calidad?
2El discípulo Judas habla de la construcción que cada uno realiza con su propia persona.
Fijémonos en el pasaje donde exhorta a los cristianos a “mant[enerse] en el amor de Dios”.
Allí indica que, para lograrlo, es esencial que hagan algo: “edifi[carse] sobre su santísima
fe” (Judas 20, 21). Ahora bien, ¿cómo podemos edificarnos y conseguir que nuestra fe
tenga la solidez necesaria para mantenernos en el amor de Dios? Veamos tres aspectos
de la construcción espiritual.
alta y resistente que nos cierra el paso a una sección muy agradable. A primera vista, la
cerca es un fastidioso obstáculo que coarta nuestra libertad. Pero, mirando a través de
ella, descubrimos un feroz león al acecho. Ah, ahora comprendemos para qué está la
cerca: para nuestra protección. Pero volvamos a la realidad. ¿Hay algún depredador
dispuesto a abalanzarse sobre nosotros? Sí, pues la Palabra de Dios advierte: “Mantengan
su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente,
procurando devorar a alguien” (1 Pedro 5:8).
5 Ciertamente, Satanás es un depredador muy cruel. Y para que no caigamos víctimas de
sus múltiples “maquinaciones”, Jehová nos da leyes que nos protegen (Efesios 6:11). Por
eso, cuando reflexionemos sobre ellas, esforcémonos por verlas como lo que son:
muestras del gran amor que nos tiene el Padre celestial. Vistas así, comprendemos que
están ahí para protegernos y hacernos felices. Con razón escribió el discípulo Santiago
que “el que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad, y persiste en
ella, [...] será feliz” al aplicarla (Santiago 1:25).
6. ¿Cuál es la mejor manera de fortalecer la confianza en las justas leyes y principios de Dios?
Ponga un ejemplo.
6La mejor manera de fortalecer la confianza en las leyes divinas y en Jehová, el Gran
Legislador, es aplicar sus mandamientos en la vida diaria. Esto incluye obedecer “la ley del
Cristo”, que abarca la orden de Jesús de enseñar “todas las cosas que [él nos ha]
mandado” (Gálatas 6:2; Mateo 28:19, 20). Los cristianos también tomamos en serio la
exhortación de reunirnos para adorar a Dios y disfrutar de sana convivencia (Hebreos
10:24, 25). Otro mandato divino es el de hacer frecuentes oraciones desde el corazón
(Mateo 6:5-8; 1 Tesalonicenses 5:17). Al obedecer estos mandamientos, nos
convencemos cada vez más de que son muy amorosos. En efecto, comprendemos que
nos proporcionan una alegría y una satisfacción que este mundo atribulado no puede
ofrecernos. Sin duda, nuestra confianza en las leyes divinas se fortalece cuando
meditamos en los beneficios que hemos conseguido obedeciéndolas.
7, 8. ¿Qué tranquilidad brinda la Palabra de Dios a quienes temen no mantenerse fieles con el paso
de los años?
7 En ocasiones hay quienes se inquietan pensando que no será fácil obedecer año tras año
las leyes de Jehová, y les entra miedo a fracasar. Si nos invadieran esos sentimientos,
recordemos las siguientes palabras: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para
que te beneficies [...], Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar. ¡Oh, si
realmente prestaras atención a mis mandamientos! Entonces tu paz llegaría a ser
justamente como un río, y tu justicia como las olas del mar” (Isaías 48:17, 18). ¿Nos
hemos detenido a pensar en lo tranquilizador que es este pasaje?
8 Aquí Jehová promete que, si le obedecemos, tendremos dos beneficios. Primero, nuestra
paz será como un río: serena, abundante y continua. Segundo, nuestra justicia será como
las olas del mar. ¿En qué sentido? Bueno, si nos quedamos mirando las olas desde la
playa, viéndolas venir una tras otra, nos invade una sensación de permanencia: sabemos
que seguirán rompiendo contra la costa a lo largo de los siglos. Por lo tanto, este pasaje
indica que nuestra justicia —nuestro modo de vivir de acuerdo con lo correcto— puede ser
igual de perdurable. Si nos esforzamos por ser fieles a Dios, él nunca permitirá que
fracasemos (Salmo 55:22). Ciertamente, al repasar estas alentadoras promesas se
fortalece nuestra confianza en Jehová y en sus justos requisitos.
“ADELANTE A LA MADUREZ”
9, 10. a) ¿Por qué es la madurez cristiana una excelente meta para todos? b) ¿De qué manera
contribuye la actitud espiritual a que seamos felices?
9 El segundo aspecto de la construcción espiritual se indica en las siguientes palabras
inspiradas: “Pasemos adelante a la madurez” (Hebreos 6:1). Mientras que la perfección es
algo que hoy está fuera de nuestro alcance, la madurez cristiana es una excelente meta
que todos podemos lograr. Y a medida que vayamos madurando, aumentará la
satisfacción de servir a Jehová. ¿Por qué?
10 El cristiano maduro se esfuerza por ser espiritual y adoptar la óptica de Jehová (Juan
4:23). Pablo señaló que “los que están en conformidad con la carne fijan la mente en las
cosas de la carne; pero los que están en conformidad con el espíritu, en las cosas del
espíritu” (Romanos 8:5). Quienes tienen un punto de vista carnal, o puramente humano,
no pueden ser felices, pues viven con una actitud egoísta, miope y materialista. Sin
embargo, las personas espirituales disfrutan de muchas alegrías, pues toda su existencia
gira en torno a Jehová, el “Dios feliz” (1 Timoteo 1:11). Quieren agradarle y sienten gozo
incluso durante las pruebas de fe. ¿Cómo es posible? Porque saben que siendo fieles
probarán que Satanás es un mentiroso y complacerán a su Padre celestial (Proverbios
27:11; Santiago 1:2, 3).
11, 12. a) Explique qué recomienda Pablo que hagamos con nuestras “facultades perceptivas”, y
qué significado tiene el verbo traducido “entrenadas”. b) ¿Qué preparación tiene que recibir el
cuerpo para madurar y alcanzar la mayor destreza física?
11La madurez espiritual se consigue únicamente con la práctica. Así lo indica el siguiente
versículo: “El alimento sólido pertenece a [las] personas maduras, a los que mediante el
uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo
incorrecto” (Hebreos 5:14). Pablo señala que las facultades de percepción espiritual tienen
que ser “entrenadas”. Y utiliza un verbo griego que en el siglo I debía de ser habitual en los
gimnasios de Grecia, ya que literalmente significa “ejercitadas como un gimnasta”. Veamos
ahora qué implica esta preparación.
14. Para crecer espiritualmente, ¿qué apetito hay que abrir y qué actitud debemos evitar?
14Aunque hayamos alcanzado la madurez espiritual, nuestro desarrollo debe continuar.
Para no estancarnos, es esencial vigilar la nutrición. Ya vimos que, como señaló Pablo, “el
alimento sólido pertenece a [las] personas maduras”. De modo que para que la fe se
fortalezca, debemos tener una alimentación espiritual adecuada. Además, hay que adquirir
sabiduría, o sea, aprender a poner en práctica el conocimiento. Y eso es muy importante,
pues, como muestra la Biblia, “la sabiduría es la cosa principal”. Por lo tanto, abramos el
apetito por las maravillosas verdades que nos enseña nuestro Padre (Proverbios 4:5-
7; 1 Pedro 2:2). Sin embargo, por mucho conocimiento y sabiduría que tengamos, no hay
razón para presumir ni creernos más que nadie. De tiempo en tiempo debemos
asegurarnos de que el orgullo u otras debilidades no estén apoderándose de nuestro
corazón. De hecho, Pablo recomienda que nos pongamos “a prueba para ver si est[amos]
en la fe” y examinemos “lo que [nosotros] mismos [somos]” (2 Corintios 13:5).
18, 19. ¿Cómo demostró Jesús lo que significa mantener la esperanza, y cómo podemos imitarlo?
18 Jesús demostró a la perfección qué significa mantener la esperanza. Recordemos todo lo
que sufrió la última noche que estuvo vivo en la Tierra. Uno de sus amigos íntimos lo
traicionó por dinero. Otro dijo públicamente que ni lo conocía. Y los demás lo abandonaron
y salieron huyendo. Sus propios compatriotas se volvieron contra él y pidieron a gritos que
muriera torturado a manos de los soldados romanos. No es arriesgado afirmar que soportó
pruebas mucho más difíciles que las que afrontaremos nosotros. ¿Qué le permitió salir
airoso? Hebreos 12:2responde: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un
madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de
Dios”. Como vemos, nunca perdió de vista “el gozo que fue puesto delante de él”.
19 Pero ¿qué gozo era ese? El de saber lo que iba a lograr manteniéndose fiel: contribuir
hacerlo (Isaías 30:18; Malaquías 3:10). Le encanta conceder a sus siervos todo lo que
anhelan en justicia (Salmo 37:4). Por eso, centrémonos en la esperanza que tenemos por
delante. Nunca adoptemos las actitudes negativas, corruptas y retorcidas del viejo mundo
de Satanás. Si notamos que se nos están contagiando, pidamos con fervor a Jehová que
nos dé “la paz [...] que supera a todo pensamiento”, la cual protegerá nuestro corazón y
nuestras facultades mentales (Filipenses 4:6, 7).
21, 22. a) ¿Qué gloriosa esperanza tiene la “gran muchedumbre”? b) ¿Qué valora usted más de su
esperanza cristiana, y qué firme decisión debe adoptar?
21 ¡Qué esperanza tan maravillosa tenemos! Si formamos parte de la “gran muchedumbre”,
la cual saldrá de “la gran tribulación”, pensemos en todo lo que nos espera (Revelación
7:9, 14). Es difícil imaginar lo aliviados que nos sentiremos al vernos libres del influjo de
Satanás y sus demonios. A fin de cuentas, ¿quién ha vivido libre de las tentaciones del
Diablo? Cuando desaparezcan las presiones satánicas, será una delicia transformar la
Tierra en un paraíso bajo la dirección de Cristo y de los 144.000 que gobernarán con él
desde el cielo. ¡Y cuánto deseamos ver eliminadas las enfermedades, recibir a nuestros
seres queridos cuando resuciten y disfrutar de una vida tan agradable como Dios quería
originalmente! Cuando estemos cerca de la perfección, estaremos a un paso de alcanzar
una recompensa aún mayor: “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:21).
22 Jehová desea que usted se beneficie de la mayor libertad imaginable. Y el camino de la
verdadera libertad pasa por la obediencia. Por eso, ¿verdad que vale la pena esforzarse
día a día por obedecer a Jehová? Entonces, ¡siga edificándose sobre su santísima fe a fin
de mantenerse en el amor de Dios por toda la eternidad!