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.2.4.

La solicitud de liquidación de costas y costos deberá contener:


a) Los requisitos establecidos en los literales a), b) y h) del numeral 4.2.2 de la presente Directiva.
b) El número del expediente por infracción a las normas de protección al consumidor en el cual se ordenó
el pago de costas y costos.
c) Los medios probatorios documentales que acrediten el desembolso de las costas y costos solicitados,
debiendo tenerse en consideración la Directiva vigente de la Sala Plena del Tribunal del INDECOPI que
establece reglas aplicables a los procedimientos para la liquidación de costas y costos ante los órganos
resolutivos del INDECOPI.

a) Nombre (persona natural) o denominación social o razón social (persona jurídica), número de DNI o
RUC, domicilio real y, de ser el caso, domicilio procesal del denunciante y de su representante, en caso
no comparezca por sí mismo. En caso el denunciante se apersone mediante un representante, copia
simple legible de la documentación que acredite a este último como tal, o la identificación del expediente
administrativo, trámite o reclamo ante el INDECOPI en el cual fueron presentados los poderes.
Tratándose de poderes inscritos, bastará la declaración jurada sobre la designación del representante
legal y la vigencia del poder, y la identificación de la partida y oficina registral donde conste su inscripción.
En caso la denuncia sea presentada por una asociación de consumidores en representación de los
intereses individuales de uno o más de sus asociados, adicionalmente a lo antes indicado deberá
presentar copia de los documentos que acrediten que los representados son miembros de la asociación o
que se encuentran debidamente facultados para representarlos.
b) Nombre (persona natural) o denominación social o razón social (persona jurídica), número de DNI o
RUC, y domicilio del proveedor denunciado. En el caso que el denunciante ignore el domicilio actual del
proveedor, deberá adjuntar una Declaración Jurada señalando que ha agotado las gestiones destinadas a
conocer el domicilio del mismo y aceptando que, en caso la autoridad administrativa tampoco consiga
determinar su ubicación, asumirá el costo de las notificaciones que correspondan realizar por publicación,
conforme a lo establecido en la Directiva sobre régimen de notificación de actos administrativos y otras
comunicaciones emitidas en los procedimientos administrativos a cargo de los órganos resolutivos del
INDECOPI.
h) La firma del denunciante o de su representante.

3.2 Para tales efectos, la representación puede estar sustentada en un poder simple, en el cual
se señale expresamente la potestad de solicitar a nombre de un administrado la liquidación de
las costas y costos. Este poder puede ser concedido y presentado dentro del procedimiento
principal precedente, en cuyo caso bastará que se haga mención a dicho poder en el escrito de
solicitud de liquidación de costas y costos.

3.3 A efectos de solicitar a la autoridad competente la liquidación de costas y costos del


procedimiento, el administrado deberá presentar un escrito señalando claramente el expediente
administrativo o resolución donde se dispuso el pago de costas y costas, así como el monto
solicitado.

3.4 El administrado deberá adjuntar los documentos dirigidos a sustentar las sumas cuyo
pago solicite a título de costas y costos, así como el abono de los tributos respectivos de ser el
caso. En caso el administrado alegue que en su caso concreto no corresponde el abono de
tributos, retenciones tributarias o similares, deberá señalar y sustentar tal circunstancia.

Los honorarios de abogados (costos)

De lo hasta aquí expuesto se advierte el progresivo deterioro de las


condiciones laborales de los abogados en nuestro país. Hemos visto
algunas de las razones que han sido determinantes para llegar a esta
situación. Pero, si consideramos que este arrinconamiento de los
profesionales del derecho es suficiente, nos equivocamos: también se
cuestiona su legítimo derecho a cobrar honorarios.

La madre de este despropósito la encontramos en la anterior redacción


del artículo 414 del Código Procesal Civil. El texto de este artículo –hasta
antes de ser modificado por la Ley N° 30293, publicada en el diario oficial
el 28 de diciembre de 2014– era como sigue: “El Juez regulará los
alcances de la condena en costas y costos, tanto respecto del monto como
de los obligados o beneficiados, en atención a las incidencias del proceso,
fundamentando su decisión”.

Esta norma ha sido aplicada en los procedimientos seguidos ante


Indecopi sobre la base de que el Código Procesal Civil es aplicable a todos
los procedimientos administrativos en forma supletoria.

Esta antigua redacción del artículo 414 ha constituido durante mucho


tiempo un atentado al derecho de los abogados de pactar libremente sus
honorarios con sus clientes. Ha causado perjuicio a los abogados en su
derecho a fijar sus honorarios con sus clientes tanto en los procesos
judiciales como en los procedimientos administrativos. Pero no solamente
los abogados han sido afectados por la redacción del artículo 414 del
Código Procesal Civil, también lo han sido los justiciables (o sea, los
clientes de los abogados). Esto en razón de que, en muchos casos, los
clientes –basándose en lo establecido en el artículo 418 del mismo
código– presentaban los documentos que acreditaban el pago de los
servicios, pero, por decisiones controvertidas y contradictorias, no
recibían el reembolso de lo efectivamente pagado a su(s) abogado(s).

En efecto, el artículo 418 del Código Procesal Civil establece lo siguiente:


“Para hacer efectivo el cobro de los costos, el vencedor deberá acompañar
documento indubitable y de fecha cierta que acredite su pago, así como de
los tributos que correspondan. Atendiendo a los documentos presentados,
el Juez aprobará el monto”.

Así las cosas, los usuarios de los servicios de justicia tanto jurisdiccional
como administrativa que optaban por hacer prevalecer el principio legal
de que el vencido debe pagar los gastos incurridos por los vencedores,
veían frustrado este derecho porque los órganos de administración de
justicia no siempre reconocían las liquidaciones presentadas por los
vencedores sino que –aplicando con su criterio y discreción personal el
artículo 414 del Código Procesal Civil– regulaban los montos “en atención
a las incidencias del proceso”.

Prueba de esto lo encontramos en el auto del Tribunal Constitucional,


Exp. N° 02940-2013-PA/TC, del 6 de octubre de 2014. En esta resolución,
el TC convalida el criterio de la determinación del monto de los costos en
función a las incidencias del proceso, tal como se lee en el considerando
séptimo de su resolución:

“7. Se advierte también de la resolución emitida por la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima (f. 131), la cual confirma dicha resolución, que la causa no conlleva un mayor
grado de complejidad, habiéndose cumplido con el principio de equidad a la hora de aprobar la
liquidación de los costos del proceso”.

Y ¿cómo resolvió el TC lo dispuesto en el art. 418 del CPC que establece


que “atendiendo a los documentos presentados, el Juez aprobará el
monto”? Pues se saltó olímpicamente lo establecido en este artículo
haciendo una “interpretación sistemática”, tal como se expone a
continuación en los fundamentos 9 al 13:

“9. Al respecto, debe tenerse presente que los artículos 414 y 418 del Código Procesal Civil (CPC)
establecen que el juzgador debe regular el pago de costos, tanto respecto del monto como de los
obligados, en atención a las incidencias del proceso. Luego de ello, y una vez verificada la
existencia de determinados documentos, aprobará el monto.
“10. Aquello no significa que cuando el artículo 418 del CPC dispone que "el Juez aprobará el
monto" deba actuar de forma automática en el monto que fije la parte vencedora, interpretación
que resulta arbitraria en tanto desconoce que en tal operación hermenéutica debe considerarse,
además, el texto del artículo 414, que establece que "el Juez regulará los alcances de la condena
en costas y costos (...)".
“11. Teniendo en cuenta el criterio de interpretación sistemática, tanto el artículo 414 como el
artículo 418 del CPC deben interpretarse conjunta y sistemáticamente, como parte de un único
cuerpo normativo. Por ende, no debe desconocerse la facultad del Juez para "regular" (medir,
ajustar o computar algo por comparación o deducción) y asumir que el término "aprobar"
(calificar o dar por bueno o suficiente algo o a alguien) significa que el juzgador se convierte en
un ente mecánico que se limite a ordenar el pago del monto que la parte vencedora solicite.
“12. Siendo ello así, se advierte que la resolución que fija los costos procesales se ha regulado
teniendo en cuenta lo previsto en el artículo 414 del CPC (dicho con otras palabras, en función
de las incidencias del proceso), y que se ha fundamentado dicha decisión. Por lo tanto, la
resolución impugnada se ha sujetado a lo establecido en la citada norma legal.
“13. En consecuencia, y dado que la sentencia emitida por la Sexta Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima, de fecha 26 de octubre de 2011, (f. 40), se viene cumpliendo en sus propios
términos, el recurso de agravio constitucional debe ser desestimado.”
El TC tuvo, en este caso, la oportunidad de encontrar una solución
constitucional al dilema presentado por la redacción de los artículos 414 y
418 del Código Procesal Constitucional; sin embargo, la Constitución, es
lo que menos estuvo en la mente, al momento de resolver, de quien es el
máximo intérprete de la misma. (5)

III. Nuevos vientos en favor de la libertad de contratación

Por increíble que parezca, fue la justicia administrativa la que se acordó


que en nuestra Constitución existe una norma que consagra, al más alto
nivel, la libertad de contratar. En efecto, ha sido el Instituto Nacional de
Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual
(Indecopi) quien, a partir de 2014, sentó lúcidos lineamientos para
superponer la libertad de contratar de los usuarios y consumidores con
sus abogados defensores.

En efecto, la Sala Especializada en Protección al Consumidor, por medio


de la Resolución N° 1955-2014/SPC-INDECOPI del 18 de junio de 2014,
sostiene textualmente lo siguiente:

“20. En efecto, si bien el artículo 414° del Código Procesal Civil faculta al juez a regular los
alcances de la condena de costos en atención a las incidencias del proceso, lo cierto es que dicha
potestad no alcanza a la autoridad administrativa, a la cual no corresponderá graduar la cuantía
de los honorarios por servicios de asesoría jurídica, puesto que ello contraviene un presupuesto
básico del sistema de economía social de mercado consagrado constitucionalmente, que es el de
determinar libremente el precio de los servicios prestados bajo un sistema de libre competencia.
“21. La protección a la libertad de contratación garantía establecida en el artículo 62º de la
Constitución Política del Perú busca asegurar el intercambio de los particulares en el mercado,
teniendo como límites al orden público, las buenas costumbres y las normas imperativas,
evitando así que el Estado intervenga en la configuración interna del contrato [tal es el sentido
de las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional sobre la libertad de contratación.
Véase STC 2736-2004-PA/TC, FJ 9, STC 4788-2005-PA/TC, FJ 7, STC 8943-2006-PA/TC, FJ
2, entre otras.]. Asimismo, para nuestro ordenamiento jurídico, la libertad de contratar o
libertad de contratación no sólo constituye un derecho fundamental de la persona, sino también
configura un principio económiconormativo que guía todas las relaciones económicas entre
particulares.
“22. En este orden de ideas, la referida revisión discrecional de los costos demandados configura
en la práctica una fijación de precios por parte de la Administración, situación que se encuentra
manifiestamente reñida con los objetivos y fines encomendados al INDECOPI.
“23. Finalmente, cabe mencionar que si bien en anteriores pronunciamientos la Sala consideró
que la autoridad administrativa se encontraba facultada para graduar los costos en función a las
incidencias del procedimiento [Ver Resolución 297-2013/SPCINDECOPI]; en atención a los
fundamentos expuestos en la presente resolución, este Colegiado considera necesario
realizar un cambio de criterio (6) , a fin de establecer que no corresponde graduar
discrecionalmente (en función a las incidencias del procedimiento) la cuantía de los costos
solicitados por parte de los consumidores luego de haberse acreditado la prestación efectiva de
los servicios de asesoría legal que los sustentan".

Esta lúcida y constitucionalmente arraigada resolución fue firmada por


los magistrados Julio Baltazar Durand Carrión, Alejandro José
Rospigliosi Vega y Julio Carlos Lozano Hernández. Tuvo el voto en
discordia de la magistrada Ana Asunción Ampuero Miranda, quien, sobre
la base de argumentaciones contradictorias entre sí, sostuvo:

“11. A mayor abundamiento, es importante precisar que el juez no puede ingresar a calificar la
calidad de la prestación profesional del abogado, pues ello no es objeto de la litis; sin embargo,
puede graduar el monto que se exige para el reembolso en atención a las incidencias del proceso.
Esto permitirá apreciar al juez el grado de intervención del letrado en el proceso para fijar el
monto del reembolso. De esta manera, la autoridad administrativa no se encuentra incurriendo
en prácticas de regulación de precios o limitación a la libertad contractual como señala el
denunciante, pues la fijación de los honorarios del abogado pueden pactarse libremente, siendo
potestad de la Administración, a efectos de ordenar el reembolso de los costos, regular los
mismos en atención a los parámetros establecidos en la norma.”

IV. Retrocediendo lo avanzado

Pero la lucidez del Indecopi no habría de durar por mucho tiempo. En un


caso patrocinado por el suscrito en Chiclayo (Gamarra vs Telefónica SAA),
la Sala Especial de Protección al Consumidor del Tribunal de Defensa de
la Competencia y de la Propiedad Intelectual, retrocedió todo lo que –la
misma institución– había avanzado a favor de los usuarios y
consumidores y de sus abogados.

Los hechos referidos a este retroceso se resumen a continuación:

• Con fecha 14 de noviembre de 2014 mi patrocinado presentó su


solicitud de liquidación de costas y costos del procedimiento por
INCUMPLIMIENTO DE PAGO DE COSTAS Y COSTOS tramitado bajo el
expediente 013-2014-ILCC-INDECOPI-LAM. Para esos efectos, presentó:
i) constancia de suspensión del pago del impuesto a la renta de su
abogado, y ii) recibo por honorarios electrónico E001-84 del 13 de
noviembre de 2014 por el monto de S/ 3,000.00.
• Mediante Resolución N° 0545-2014/PS0-INDECOPI-LAM del 18 de
diciembre de 2014, el órgano resolutivo de procedimientos sumarísimos
(ORPS) declaró fundada la liquidación de costas y costos de mi
patrocinado y ordenó a Telefónica que cumpliera con pagar a favor de
mi patrocinado la suma de S/ 72.00 por concepto de costas y S/
3,000.00 por concepto de costos.
• Telefónica interpuso RECURSO DE APELACIÓN contra la Resolución
N° 0545-2014/PS0-INDECOPI-LAM, logrando que la Comisión –por
medio de la Resolución N° 0134-2015/INDECOPI-LAM de 27 de febrero
de 2015– revoque la Resolución N° 0545-2014/PS0-INDECOPI-LAM y,
reformándola, ordenó que Telefónica pague ya no S/ 3,000.00 sino
solamente S/ 350.00 por concepto de costos.
• Con fecha 13 de marzo de 2015, mi patrocinado interpuso RECURSO
DE REVISIÓN contra la Resolución N° 0134-2015/INDECOPI-LAM.
• Con fecha 17 de junio de 2015, la Sala Especializada en Protección al
Consumidor (en adelante la Sala) declaró fundado el recurso de revisión
de mi patrocinado contra la Resolución N° 0134-2015/INDECOPI-LAM
y, en consecuencia –por medio de la Resolución N° 1925-2015/SPC-
INDECOPI– declaró la nulidad de la Resolución N° 0134-
2015/INDECOPI-LAM, ordenando a la Comisión que EMITA UN
NUEVO FALLO pues dicha Comisión “había interpretado erróneamente
el art. 414° del Código Procesal Civil, pues no corresponde a la autoridad
administrativa graduar los costos del procedimiento en atención a las
incidencias del mismo, luego de haberse acreditado la prestación
efectiva del servicio de asesoría legal solicitada, pues ello implica una
vulneración a la libertad de contratación”. Sin embargo –en el
considerando #37- de la Resolución N° 1925-2015/SPC-INDECOPI
EXHORTA a la COMISIÓN que TOME EN CUENTA EL CRITERIO
VIGENTE DE LA SALA EN MATERIA DE GRADUACIÓN DE COSTOS; y
ante la posibilidad de un ABUSO DEL DERECHO en la liquidación de
costas y costos (que es una “PREOCUPACIÓN DE LA COMISIÓN”), la
Sala le hace conocer que debe estarse a los criterios desarrollados por
ese Colegiado en la Resolución N° 0925-2015/SPC (7).
• Con fecha 28 de agosto de 2015, la Comisión –mediante la Resolución
N° 0529-2015/INDECOPI-LAM- REVOCÓ la resolución N° 0545-
2014/PS0-INDECOPI-LAM del 18 de diciembre de 2014, reformándola
in peius, y denegándole -ahora- completamente a mi patrocinado el
derecho al reembolso de los costos efectivamente pagados a su abogado,
fundamentándose en un supuesto EJERCICIO ABUSIVO DEL
DERECHO.
• Como es natural, el 11 de setiembre de 2015, mi patrocinado interpuso
RECURSO DE REVISIÓN contra la Resolución N° 0529-
2015/INDECOPI-LAM, señalando (reproduzco textualmente lo señalado
por mi patrocinado) que de confirmarse:
o “Me provocaría un daño patrimonial, pues mi persona tendría que
asumir el financiamiento de la totalidad de los honorarios ya pagados a
mi abogado.
o “Se estaría vulnerando la libertad de contratación.
o “Se estaría produciendo un grave retroceso en los nuevos lineamientos
establecidos por la Sala en materia de costos, retrotrayéndose a criterios
ampliamente superados por vulnerarse el art. 62° de nuestra
Constitución política.
o “Se estaría vulnerando mi derecho a un debido procedimiento pues la
resolución elevada en revisión no solo ha desobedecido lo establecido por
la Sala en su Resolución 1925-2015/SPC-INDECOPI que le ordenó emitir
un “nuevo fallo considerando lo expuesto en dicha resolución” insistiendo
(de manera subrepticia) en aplicar el art. 414° del C.P.C. sino que,
además, ha violado el principio de congruencia procedimental, que
implica, por un lado, que el funcionario no puede ir más allá del
petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos de los que han sido
alegados por las partes y, por otro lado, la obligación de los magistrados
es de pronunciarse respecto a todos los puntos controvertidos
establecidos en el proceso, a todas las alegaciones efectuadas por las
partes en sus actos postulatorios o medios impugnatorios. Asimismo, la
resolución elevada en revisión, ha violado el principio de correcta
motivación de las resoluciones pues ha pretendido fundamentar su
particular visión del “abuso del derecho” (y por consiguiente la
denegación del reembolso de los costos solicitados) sobre la base de: i)
una errónea interpretación del concepto abuso del derecho, ii) una
errónea interpretación del principio de buena fe y iii) la aplicación del
art. 414° del C.P.C., el que, claramente, ha sido excluido por el Tribunal
del Indecopi como norma para regular las costas y costos en sede
administrativa; y
o “Se generaría un clima de incertidumbre respecto de las decisiones de
Indecopi en materia de las relaciones contractuales entre los
consumidores y sus abogados, afectándose el principio de
predictibilidad”.
• Finalmente, con fecha 4 de noviembre de 2015, la misma Sala declaró –
por medio de su Resolución N° 3478-2015/SPC-INDECOPI–
IMPROCEDENTE e INFUNDADO el RECURSO DE REVISIÓN de mi
patrocinado contra la resolución N° 0529-2015/INDECOPI-LAM,
motivo por el cual, al haberse agotado la vía administrativa, mi
patrocinado ha interpuesto –el 9 de febrero de 2016– una acción
contencioso administrativa ante el primer juzgado civil de Chiclayo, a
efectos de que el poder judicial realice el CONTROL JURÍDICO del
comportamiento del Indecopi en el presente caso, que ha sido
vulneratorio del DERECHO AL REEMBOLSO DE LOS COSTOS de mi
patrocinado en un procedimiento de incumplimiento de liquidación de
costas y costos llevado contra la empresa Telefónica del Perú S.A.A.

V. Hacia una reorganización general del Indecopi

Como se puede advertir, el comportamiento de la Sala Especial de


Protección al Consumidor del Tribunal de Defensa de la Competencia y de
la Propiedad Intelectual del Indecopi en el caso reseñado supra es
lamentable. Debido a que estaba constreñido por sus propias resoluciones
que despliegan el cambio de criterio de la institución en materia de costos
a favor de los consumidores y usuarios, esta vez, sacó una carta debajo de
la manga: el abuso del derecho. Y lo que es, aún, más lamentable, es que
esta írrita Resolución N° 3478-2015/SPC-INDECOPI del 4 de noviembre
de 2015, ha sido firmada por dos de los magistrados que firmaron la
resolución N° 1955-2014/SPC-INDECOPI del 18 de junio de 2014; me
estoy refiriendo a los magistrados Julio Baltazar Durand Carrión y
Alejandro José Rospigliosi Vega.

¿Por qué es negativa la Resolución N° 3478-2015/SPC-INDECOPI del 4


de noviembre de 2015 para los intereses de los usuarios y consumidores?
En primer lugar, porque representa un retroceso en los criterios de
Indecopi establecidos a favor de los usuarios y consumidores en el sentido
de no inmiscuirse en las relaciones contractuales de éstos con sus
abogados. En segundo lugar, porque atenta contra la seguridad jurídica al
ingresar un concepto –el abuso del derecho– para favorecer a la empresa
infractora sin que ésta lo haya argumentado en sus recursos impugnativos
y, además, recurriendo a la analogía, forma de interpretación que está
proscrita en nuestro ordenamiento jurídico (art. IV del Código Civil).

La vocación del Indecopi –contraria a sus nuevos criterios establecidos en


la Resolución N° 1955-2014/SPC-INDECOPI del 18 de junio de 2014– se
consolidó plenamente, cuando el 12 de junio de 2015 se publicó en El
Peruano la Directiva Nº 001-2015/TRI-INDECOPI, por medio de la cual
establece las reglas aplicables a los procedimientos para la liquidación de
costas y costos ante los órganos resolutivos del INDECOPI.
En esta Directiva, en el punto 5.2, Indecopi –en un lamentable retroceso–
retoma la facultad de fijar los costos, tal como se expresa literalmente:

“5.2 Concluida esta etapa, la autoridad competente procederá a analizar los documentos y
alegatos presentados por las partes, a fin de fijar la suma que se concederá al
solicitante (8) por concepto de costas y costos. Excepcionalmente, se podrá citar a las partes
para que informen oralmente antes de la emisión del pronunciamiento final.”

Lo curioso de esta Directiva que se cuida de no positivizar los criterios y


parámetros de fondo por los cuales Indecopi “fijará la suma que
concederá al solicitante”. Esto no hace sino empeorar la situación de
inseguridad jurídica.

VI. Reacción de las asociaciones de usuarios y consumidores

Como era de esperarse, la pésima actuación de Indecopi en materia del


derecho de los usuarios y consumidores a ser reembolsados por los
honorarios pagados a sus abogados (costos), originó la natural reacción
de las asociaciones de consumidores (AACC) que existen en nuestro país.

En un informe firmado por los señores Ubén Atoche Kong (Presidente de


AINCUS, Coordinador Nacional de la CNP y Miembro titular por las
AACC en el CNPC) y Paulo Latinez Segura (Presidente de ASCUCH,
Coordinador Nacional de la CNPC y exmiembro titular por las AACC en el
CNPC), se puede leer lo siguiente:

“(…)
“Ya para fines del 2013 presentamos el problema al presidente Tassano
y la alta dirección del INDECOPI, en la reunión nacional de AACC en el
Club Arequipa, se comprometió en resolverlo para marzo del 2014, para
el día del consumidor. Por meses y meses las solicitudes formales de
reunión solicitadas para abordar el tema, para expresar la
problemática, no fueron atendidas y nunca se dio. Equivocadamente el
presidente del INDECOPI nunca atendió nuestra solicitud de reunión.
Para julio del 2014 en la siguiente reunión nacional de AACC, en el local
del INDECOPI, nos dio la promesa que mediante directiva del pleno se
resolvería el problema, muchos celebraron el gran logro en base a una
promesa. No es hasta casi un año después salió la directiva de la Sala
Plena del INDECOPI respaldado por 15 miembros de las Salas del
INDECOPI, donde se aborda el tema, pero se consolida la regulación de
las costas y costos al criterio de los funcionarios del INDECOPI. Así,
para enero del 2016, solicitamos atender el tema con la Sala Plena,
cuando ya a ACUREA de Chimbote se le reconoce que recibió auspicio
legal, pero se le desconoce los costos por razones carentes de sustento,
tanto absurdas como antojadizas por arbitrarias, propias del abogado
defensor del infractor, pero venían del INDECOPI de La Libertad.
“Ante la negativa de atender el tema con las Salas del INDECOPI, ya
estando en el Consejo Nacional de Protección al Consumidor – CNPC, se
pide su intervención para que se otorgue dicha reunión. Se da en marzo
con el presidente y el secretario de la Sala Plena, donde todos nuestros
argumentos han sido oídos y aceptados sin la menor oposición sino
aceptación, se convino la consulta en la Sala Plena para que se informe
al Presidente Tassano y se forme una mesa de trabajo para resolver el
problema, en consenso, en forma razonada y amigable, pero por meses
no se tenía respuesta, hasta ahora recientemente, fines de julio: la Sala
ha deliberado sobre la directiva y no se va a observar o perfeccionar.
Los funcionarios del INDECOPI se reservan, a su criterio, el regular las
costas y costos en base a la directiva del 2015. Así por discrecionalidad
ahora se usa la figura del abuso del derecho. La carta de respuesta de la
Sala Plena se adjunta a la presente.
“En consecuencia, al afectar los intereses de los consumidores, al artículo
65º y otras garantías constitucionales de las personas consumidoras, en
el CNPC, mayoritariamente, los representantes por las AACC ante el
CNPC hemos elaborado un comunicado en referencia que denunciamos
al INDECOPI, a la Sala Plena (15 miembros), pedimos se reconozca el
100% de las costas y costos (…)”.

El tenor de la respuesta dada por Indecopi a los requerimientos de las


AACC, se reproduce, a continuación, en su integridad:

"Año de la Consolidación del Mar de Grau"


"Decenio de las Personas con Discapacidad en el Perú"
Sala Plena del Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad
Intelectual
Anexo 7501

CARTA 03-2016/TRI-INDECOPI.
Lima, 21 de julio de 2016.

Señores
ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE CONSUMIDORES Y USUARIOS
DE
SEGUROS
Att. Sr. Ubén E. Atoche Kong
Calle Victor Velezmoro N° 697
San Boria.-

De mi especial consideración:
Por especial encargo de la Sala Plena del Tribunal de Defensa de la
Competencia y de la Propiedad Intelectual en mérito a lo dispuesto en la
sesión de dicho órgano colegiado llevada a cabo el 15 de junio del año en
curso, me dirijo a ustedes en atención a su escrito presentado el 12 de
mayo de 2016, mediante el cual solicitaron lo siguiente: (i) informar si se
ha coordinado con la Presidencia del Indecopi la creación de una mesa
de trabajo para la elaboración conjunta de una nueva directiva de
costas y costos a satisfacción plena de las partes; y, (ii) la aprobación
por parte de la Sala Plena del Tribunal de Defensa de la Competencia y
de la Propiedad Intelectual de una nueva directiva sobre la materia
antes indicada, cuyo contenido considere las observaciones y aportes
sugeridos por los representantes de diversas asociaciones de
consumidores.
Sobre el particular, cumplo con informarles que en sesión llevada a cabo
el 15 de junio de 2016, la Sala Plena del Tribunal de Defensa de la
Competencia y de la Propiedad Intelectual, por decisión unánime de
los vocales asistentes a dicha sesión, considera que la
Directiva N° 001-2015ArRI-INDECOPI, "Directiva que
establece reglas aplicables a los procedimientos para la
liquidación de costas y costos ante los órganos resolutivos del
Indecopi" no debe ser dejada sin efecto, ni requiere una
modificación de su texto, por cuanto el contenido de dicha
norma establece con claridad los criterios y parámetros en
base a los cuales corresponde que los órganos resolutivos
efectúen la liquidación de las costas y costos incurridos por
los administrados en los procedimientos a su cargo. (9)
Asimismo, la Sala Plena del Tribunal de Defensa de la Competencia y de
la Propiedad Intelectual reconoce el legítimo derecho que les asiste,
como a todo administrado sujeto a la normativa que regula los
procedimientos tramitados por los órganos resolutivos del Indecopi, a
expresar su discrepancia con el contenido de las reglas establecidas a
través de la directiva mencionada en el párrafo que antecede. Sin
embargo, dicho órgano colegiado también considera oportuno precisar
que, por las razones antes expresadas, la Directiva N° 001-2015/TRI-
INDECOPI es el resultado de un amplio debate llevado a cabo entre los
integrantes del Tribunal sobre los alcances que debe tener la liquidación
de costas y costos, cuya aprobación y publicación determinó, por tanto,
que constituya una norma de obligatorio cumplimiento para todos
aquellos involucrados en la referida actuación procedimental, sin
perjuicio de las acciones legales que pudieran ejercerse por parte de
determinados administrados para pretender la inaplicación de la norma
en cuestión.
Sin otro particular, quedo de ustedes.

ALDO BIANCHI AYESTA


Secretario Técnico
Sala Plena Del Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad
Intelectual

VII. Reflexiones finales

De todo lo hasta aquí expuesto se desprenden varios


problemas/necesidades que es preciso que la sociedad y el estado se
pongan de acuerdo para una solución consensuada y urgente, a saber:

1. El problema de la idoneidad profesional de los abogados en un contexto


de mayor exigencia profesional. Los colegios de abogados tienen aquí un
gran desafío. No es suficiente que estos gremios se contenten con cobrar
puntualmente los aportes de los abogados, que de vez en cuando se
organice uno que otro evento de capacitación o actualización jurídicas o
que para Navidad se repartan juguetes a los hijos de sus agremiados. Se
requiere que los colegios profesionales de abogados se internalicen de la
problemática laboral que afecta a sus miles de agremiados. Son pocos,
contaditos, los colegios de abogados que programan determinadas fechas
para dialogar con los abogados y escuchar sus problemas en el ejercicio de
su alta misión tanto en el poder judicial como en los órganos de justicia
administrativa. Son pocos los colegios de abogados que programan
reuniones con los presidentes de las cortes superiores o con algunos
jueces para transmitirles la preocupación del gremio ante un sinfín de
atropellos y obstáculos que se enfrentan en la diaria labor profesional.

Los colegios de abogados deberían tener un libro de reclamaciones –o


mejor, una oficina especializada– de modo que los usuarios de los
servicios profesionales de abogados puedan denunciar las malas prácticas
de los malos abogados. Los casos que se conocen –y no se denuncian– de
abogados que engañan deliberadamente a sus clientes son exponenciales.
Se sabe de abogados que, al ser requeridos por sus clientes para
patrocinarles sobre deudas en las instituciones administradoras de los
tributos centrales o locales, son engañados con sumas exorbitantes.
Abogados que cobran demás por los gastos en aranceles judiciales.
Abogados que solicitan dinero a sus clientes para hacer regalos o coimear
directamente a los auxiliares o magistrados, tanto en el poder judicial
como en la justicia administrativa. Abogados que no informan por escrito
a sus clientes del avance de sus procesos y solo se acuerdan de ellos para
solicitarles dinero. Abogados inhabilitados que están ejerciendo
ilegalmente la profesión. Abogados que se niegan a entregar copias del
expediente de sus clientes si no es cambio de una suma de dinero. En
suma, la lista de exacciones es interminable, y quienes salen perdedores
son los abogados que ejercen su profesión de manera honesta y
transparente.

2. El problema de la falta de ética de algunos medios de comunicación que


al generalizar el mal comportamiento de algunos profesionales generan
en la sociedad resentimiento y rechazo hacia todo un gremio profesional.
Este es un problema –como ya lo hemos dicho al comenzar este artículo–
que afecta a todos los profesionales en general. Los medios de
comunicación deben autoimponerse ciertos criterios de divulgación de la
información de modo que el público al que se dirigen esté en la capacidad
de discernir entre lo bueno y lo malo, entre el buen y el mal profesional,
entre lo general y lo particular. García Fernández (2010), sostiene que el
abogado como profesional individual, goza de una valoración positiva; no
obstante, junto con esta estimación [y gracias a los medios que no se
desempeñan con un sentido de la responsabilidad social], no puede
olvidarse la trivialidad que impera respecto de “los abogados en general”,
a los que, incluso cinematográficamente y desde antiguo, se les atribuyen
conductas compatibles con el ardid, el enredo y el beneficio económico
propio. Bergua Olavarrieta (1992), en su recopilación, dice que “solo ha de
acudirse al Refranero Español para confirmar lo dicho: ‘Buen Abogado,
mal cristiano’ ‘Buen Abogado, mal vecino’ ‘Cuando dos pleitean un tercero
se aprovecha’ ‘¿De qué viven los abogados? De tercos y porfiados’ ‘El
diablo antes de ser diablo fue abogado’ ‘Fuiste con el abogado y saliste
escaldado’”.

Aunque el fantasma de la pérdida de prestigio y respeto a la abogacía


campa a sus anchas en los círculos jurídicos, lo cierto es que la ciudadanía
valora muy favorablemente a “su abogado”. Dicha valoración no debe
defraudarse, y ha de suponer “el acicate en la superación y la eliminación
de los aspectos negativos que aún restan por superar” (Pérez Bustamante,
2004). La abogacía, a través de sus órganos de representación, ha de
buscar fórmulas eficaces para eliminar comportamientos contrarios a la
deontología y que manchen el prestigio de la profesión, especialmente ha
de cuidar del buen ejercicio de la misma ante los juzgados y tribunales
(Fernández-Culebras, 2011) (10) . Por nuestra parte, consideramos que la
raíz del problema de la corrupción de muchos abogados litigantes está en
la pobre formación académica, la que es suplida con la venalidad de otros
abogados que están en la administración de justicia fungiendo de
magistrados o auxiliares.

3. La necesidad de fomentar el empoderamiento de los abogados a través


del reconocimiento de sus justas necesidades como tanto fuentes de
mantenimiento de sus hogares y como profesionales que requieren una
constante y permanente capacitación académica. Entre las muchas
soluciones que se proveen para enfrentar el problema de la corrupción de
funcionarios, la elevación de sus emolumentos está entre las primeras
propuestas que se hacen. Hay consenso en que, elevando los ingresos
económicos de los funcionarios públicos, éstos dejarán de ser proclives a
las malas artes y al peculado. Quienes piensan así no dejan de tener razón.
Elevar los ingresos de los funcionarios a niveles de decencia es una de las
muchas acciones que se tienen que desplegar para la consolidación de una
administración pública eficiente y confiable. ¿Pero qué sucede con los
abogados litigantes?

Si bien los abogados litigantes no son funcionarios públicos sino


profesionales liberales e independientes, lo cierto es que para ellos no se
maneja el criterio de elevar sus ingresos a fin de que sean menos proclives
a la corrupción (porque la corrupción no hace distinción entre públicos y
privados).

En el mundo globalizado de hoy, los abogados deben pagar sus impuestos


y llevar el sustento diario a sus hogares; deben pagar suscripciones a
servicios de internet, telefonía celular y revistas especializadas; deben
capacitarse constantemente asistiendo a congresos, certámenes y
simposios; deben incrementar su formación académica por medio de
diplomados, maestrías y hasta doctorados. Los abogados independientes
(es decir aquellos que trabajan en su propio estudio jurídico y no reciben
remuneración de alguna organización pública o privada), por el carácter
liberal de su profesión, tienen que pagarse sus propios servicios de salud y
de jubilación, los que son bastante costosos. A todo esto, se suma, que los
abogados independientes deben arrendar oficinas y pagar los servicios de
luz, agua, telefonía e internet. Y ni qué decir de los libros, revistas,
servicios de consulta de legislación y jurisprudencia, que los abogados
tenemos que pagar para mantenernos al día y ofrecer a nuestros clientes
un servicio actualizado y eficiente.

Como vemos, pues, los abogados –como cualesquiera otros


profesionales– tienen derechos y deberes que cumplir, por lo que
restringirles su área de acción y de servicios para trasladarlos a otros con
más poder económico e influencias (como los notarios) es un atentando
tanto a la propia supervivencia como al derecho a la actualización y
formación permanentes de este sector de profesionales del país.
Asimismo, desconocer la importancia que tienen los abogados en los
procedimientos administrativos en los que en la mayoría de casos se
discuten asuntos de puro derecho que son de desconocimiento de los
administrados, es, también, atentar contra el derecho de los
administrados a ser patrocinados eficientemente en la defensa de sus
derechos. Y, finalmente, inmiscuirse en la libertad de contratar que tienen
los abogados con sus clientes, reduciendo sus honorarios (en el mejor de
los casos) a cantidades irrisorias so pretexto de un supuesto abuso del
derecho de los infractores de la ley, o negándolos absolutamente (en el
peor de los casos), es reducir a la marginación y a la indigencia a ese
sector de profesionales que velan por la juridicidad y la justicia en la
sociedad.

Si hay alguna otra forma de proteger a los abusivos –tanto política como
económicamente– es arrinconando a quienes están en el deber de
defender las causas justas: los abogados. No hay mayor daño que se pueda
hacer a un sistema democrático de derecho que atacando y debilitando a
los abogados.

Como dice Fernández-Culebras (2011) los abogados “son libres e


independientes, se sujetan al principio de buena fe, gozan de los derechos
inherentes a la dignidad de su función y son amparados en su libertad de
expresión y defensa. (…) La garantía de estos principios, corresponde a los
poderes públicos que habrán de velar, especialmente, porque los
abogados puedan llevar a cabo el ejercicio de su profesión de manera tal,
que nunca vean coartada su actuación, pues ello implicaría un detrimento
de los derechos fundamentales de defensa y asistencia consagrados
constitucionalmente”.

4. La necesidad de que la administración pública modifique su actitud


respecto a la importancia de los abogados en la materialización del
derecho y la justicia. La Ley Orgánica del Poder Judicial, en los incisos 1, 2
y 4 del artículo 289, establece con meridiana claridad que son derechos
del Abogado Patrocinante: Defender con independencia a quienes se lo
soliciten en cualquier etapa del proceso, concertar libremente sus
honorarios profesionales, y, exigir el cumplimiento de la defensa cautiva.
Sin embargo, en “el ámbito del procedimiento administrativo no existe
una obligatoriedad de contar con abogado para realizar trámites, es decir,
no existe como en el ámbito judicial la ´defensa cautiva’ o la defensa
letrada obligatoria (con la excepción del ámbito de los recursos
administrativos, donde obligatoriamente se debe contar con la firma de
letrado). Por tanto, para cualquier trámite o procedimiento las
´autoridades no deben exigir el patrocinio de letrado a los
peticionantes´”. (11) (Huapaya Tapia, 2005)

Esta infeliz disposición de la normatividad administrativa sirve de


sustento a los infractores, en sus escritos y recursos, para enervar el
derecho de los abogados a pactar libremente sus honorarios con sus
clientes en los procedimientos administrativos que libremente
patrocinan. Así, sobre la base de que la intervención de abogado no es
necesaria en la tramitación ordinaria de los procedimientos, los
infractores pretenden, así, debilitar el derecho de los administrados a
solicitar el reembolso de los honorarios pactados con su(s) abogado(s)
cuando han sido justos vencedores.

Finalmente (es un decir, pues el tema está abierto y tiene muchas aristas)
hay en la normatividad administrativa una doble moral: el estado sí puede
“fijar” los honorarios de los abogados, reducirlos y hasta negarlos; pero
las multas que impone a los infractores sí son cobradas y no están sujetas
a ningún escrutinio. Al final, quienes resultan ganadores por las
denuncias que realizan los usuarios y consumidores son: el proveedor
infractor (que tiene quién lo defienda frente al “abuso del derecho”) y el
ente regulador (Indecopi, que cobra religiosa y puntualmente las
cuantiosas multas impuestas a los infractores vencidos). Esta es la forma
cómo en el Perú se incentiva la defensa de los derechos de los usuarios y
consumidores.

Los usuarios & consumidores (ya sea en forma individual o a través de las
AACC que existen en el país) y los abogados (ya sea en forma individual o
a través de sus respectivos colegios profesionales), tienen la palabra para
poner fin a este estado de cosas arbitrario e inconstitucional que afecta la
libre contratación y el derecho de los usuarios & consumidores a
defenderse de los atropellos causados por las poderosas organizaciones
proveedoras de bienes y servicios.
Para que el administrado pueda exigir el reembolso total de los honorarios de su abogado
en un procedimiento ante Indecopi, deberá adjuntar la constancia del pago de tributos
o acreditar el uso de medios de pago. De lo contrario, solo podrá exigir como costo
un monto de 3 mil 500 soles o mil dólares americanos.

Así lo ha determinado el Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Protección de la


Propiedad Intelectual, mediante la Directiva que establece reglas aplicables a los
procedimientos para la liquidación de costas y costos ante los órganos resolutivos
del INDECOPI, Directiva N° 001-2015/TRI-INDECOPI publicada en el diario oficial El
Peruano el viernes 12 de junio de 2015.

La norma precisa que será de aplicación para las solicitudes de liquidación de costas y
costos que derivarán de un mandato contenido en un acto administrativo firme y emitido
por un órgano resolutivo del Indecopi dentro un procedimiento administrativo
precedente. También será aplicable para aquellas solicitudes que procedan de un
procedimiento previo en materia de protección al consumidor, pero en concordancia
con las normas que regulan el procedimiento sumarísimo.

La solicitud corresponderá ser efectuada por el propio administrado interesado o a través


de un representante con facultades debidamente acreditadas. Para ello, deberá presentar
un escrito señalando claramente el expediente administrativo o resolución donde se
dispuso el pago de costas y costas, así como el monto solicitado y no tendrá que pagar
tasa alguna.

El plazo prescriptorio para la solicitud será de 10 años (conforme al numeral 1 del


artículo 2001 del Código Civil) en la medida que se trate de una obligación
personal y no del ejercicio de una potestad sancionadora referida a la determinación de
una infracción administrativa.

El órgano competente para conocer las solicitudes en primera instancia será la comisión
ante la cual se tramitó el procedimiento y emitió el mandato de pago de costas y costos; y
en segunda instancia, la sala del tribunal correspondiente en función a la materia.

En caso de que las solicitudes deriven de un procedimiento previo en materia de


protección al consumidor, en primera instancia será competente el órgano resolutivo de los
procedimientos sumarísimos. En segunda instancia será de competencia de la Comisión
de Protección al Consumidor o la Sala Especializada en Protección al Consumidor del
Tribunal del Indecopi.
Recepcionada la solicitud, la autoridad notificará al obligado en el último domicilio procesal
fijado en el procedimiento principal que estableció la condena de costas y costos. En caso
no se verifique que el administrado obligado haya fijado domicilio alguno, se procederá a
realizar la notificación de acuerdo a las reglas establecidas en la Directiva N° 001-
2013/TRI-INDECOPI.

La decisión final a la que llegue la autoridad administrativa deberá señalar de forma clara,
expresa y diferenciada los montos liquidados y el plazo para que el obligado cumpla con
pagar la suma liquidada.

Criterios para determinar la suma a liquidarse

Califican como costas las tasas pagadas por el administrado solicitante al Indecopi con
motivo del procedimiento en cuestión, así como los gastos que haya asumido dicho
administrado con motivo de las actuaciones realizadas en el procedimiento como parte del
trámite del mismo, incluidos los honorarios de los peritos y/o expertos que hayan podido
respaldar su actividad probatoria.

Es así que para poder cobrar los costos del abogado deberá de adjuntar una
constancia de pago de tributos o de medios de pago. De no hacerlo, sea porque el
letrado patrocinante no se encuentra obligado a abonar los mismos o cuente con una
constancia de suspensión de retenciones y/o pagos de impuesto a la renta, solo podrá
percibir una suma que no supere el monto establecido a partir del cual las normas
establezcan la obligatoriedad de utilizar medios de pago, que hasta el momento es de
3,500 nuevos soles o 1,000 dólares americanos.

Asimismo, la autoridad deberá tener en cuenta la existencia de un mandato que contenga


una condena expresa de costas y costos, la sustentación del pago del monto solicitado y el
pago de los tributos correspondientes.

La resolución final podrá ser impugnada mediante apelación, la misma que se concederá
con efecto suspensivo. En el caso de los procedimientos de liquidación seguidos ante los
órganos competentes en materia de protección al consumidor, los administrados podrán
interponer los recursos administrativos establecidos en la normativa que regula los
procedimientos sumarísimos.

El plazo máximo de tramitación del procedimiento de liquidación es de treinta 30 días


hábiles por instancia; 5 para la evaluar la solicitud, correr traslado o efectuar el
requerimiento respectivo; 3 para verificar la admisión de la impugnación, 3 para elevar los
actuados de una instancia a otray 5 para que la segunda instancia traslado del recurso
administrativo.

En cuanto a las partes, ellas tendrán 2 días hábiles para subsanar, 5 para efectuar
observaciones, 5 para impugnar y 5 más para que absuelva el traslado del recurso
interpuesto por la otra parte.

Finalmente, la Directiva será vinculante para todos los órganos resolutivos del INDECOPI
comprendidos en el Título V del Decreto Legislativo N° 1033 que aprueba la Ley de
Organización y Funciones de la entidad. Asimismo, será observada por los órganos
resolutivos de procedimientos sumarísimos de Protección al Consumidor establecidos en
el Código de Protección y Defensa del Consumidor.

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