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Qué es mejor, el colágeno

hidrolizado o la glucosamina
La efectividad de la glucosamina para mitigar el dolor originado por el desgaste
de las articulaciones es una cuestión sobre la que mucho se ha escrito en el
pasado más reciente.

¿Qué es la glucosamina?
Lógicamente, antes de abordar la veracidad de esta afirmación o desmentirla, es
inexcusable conocer de qué sustancia hablamos. La glucosamina es una molécula
de naturaleza mixta (proteica/azucarada), a su vez precursora de los
glucosaminoglicanos, cuyo origen encontramos en el exoesqueleto de
revestimiento de algunos crustáceos, en los que predomina como elemento de
constitución el polisacárido quitina, del cual se obtiene aquella.

Bajo su forma química genuina, el sulfato de glucosamina, y actuando en sinergia


con el sulfato de condroitina, parecer tener una sólida intervención en la
reconstrucción y prevención de la degeneración del tejido cartilaginoso presente
en las articulaciones. La explicación fisiológica a tamaña aseveración vendría
dada por su condición de sustancia limitante en la formación endógena del
colágeno, siendo fabricada por las células especializadas del tejido cartilaginoso,
los condrocitos, para cuya síntesis utilizan como sustratos la glucosa y el
aminoácido glutamina.

Testimonios
Pero si bien no puede negarse al sulfato de glucosamina la existencia de
reiterados testimonios de pacientes que avalan su eficacia en la disminución del
dolor producido por la inflamación de las articulaciones, hasta la fecha se carece
de estudios clínicos de reconocida solvencia que den soporte científico al poder de
esta sustancia para contribuir tan intensamente a la reconstrucción del cartílago
articular. Los citados testimonios deben ser analizados complementariamente a
aquellos otros emanados de los mismos pacientes que al parecen sufrieron un
retroceso en su evolución cuando abandonaron su tratamiento a base de
glucosamina.

Relevancia
La escasa relevancia de esta sustancia en términos porcentuales en la
composición química del cartílago (este se compone de un 67 % de colágeno y
solo un 1 % de glucosamina) pudiera ser el argumento que explicara esa aparente
contradicción, siendo la glucosamina una sustancia de relevancia cuantitativa
solamente en el líquido sinovial.

Esta realidad es la que nos hace pensar en una única aportación de la misma: la
lubricación de las articulaciones, más allá de una virtual faceta de reconstructor del
cartílago que sí cabe asignar al colágeno hidrolizado. Sobre este último existe una
profusa bibliografía que destaca por su contundencia en el poder de regeneración
global de la articulación englobando a todos sus integrantes: tendones,
ligamentos, cartílagos, músculos y cápsula sinovial.

Explotación
La glucosamina, de cara a su explotación comercial, se sintetiza mediante la
hidrólisis de los exoesqueletos de crustáceos, siendo utilizada frecuentemente en
el tratamiento de la artritis, a pesar de que su aceptación como sustancia con fines
terapéuticos siga siendo, cuando menos, conflictiva.

Ventajas
Una de las ventajas del sulfato de glucosamina es su excelente solubilidad en
agua, una condición siempre favorable cuando de procesos biológicos se trata.
Gracias a ella, se absorbe muy bien en el intestino delgado y es rápidamente
distribuido hacia los tejidos diana por agentes transportadores de la sangre.

Aparte de esta característica química, las ventajas del sulfato de glucosamina


obedecen a otras dos peculiaridades:

 Por un lado, su marcado tropismo positivo por el tejido cartilaginoso, de lo


que se deriva la elevada biodisponibilidad que alcanza a nivel articular.
 Por otro, su bajo peso molecular, gracias al cual la barrera hematosinovial
exhibe una alta permeabilidad hacia este compuesto, lo que le hace
capaz de atravesarla fácilmente experimentando una rápida y eficaz
difusión a nivel microarticular.

Quizá el mayor interés del empleo de la glucosamina en el tratamiento paliativo de


la artrosis estribe en que si bien es una enfermedad esencialmente degenerativa,
no está exenta de tintes inflamatorios; por otra parte, sabido es que la
administración sistemática durante periodos prolongados de antiinflamatorios no
esteroideos (como el ibuprofeno) suele acarrear sensibles efectos secundarios,
especialmente a nivel de mucosa gástrica y parénquima renal. En tales
circunstancias, la alta tolerancia del sulfato de glucosamina y sus aceptables
prestaciones en el tratamiento específico de la artrosis le confieren un papel
protagonista en este ámbito. De hecho, se está utilizando como suplemento
natural para combatir el dolor de la artrosis y otras alteraciones articulares
degenerativas asociada a complejos vitamínicos, comprobándose su contribución
a la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

Estudios recientes
Un reciente estudio llevado a cabo por una universidad de Bélgica reveló en
pacientes con osteoartritis de rodilla de intensidad moderada que fueron tratados a
base de 1,500 mg diarios de esta sustancia una reducción del dolor y la
limitación motriz de alrededor de un 25 % adoptando como muestra de contraste
un tratamiento de placebo. Adicionalmente quedó constancia en dicho estudio de
que se produjo una cierta disminución en la evolución el progreso degenerativo.
No obstante, la comunidad científica asume que se precisa un mayor elenco de
datos para cotejar fehacientemente la efectividad de la glucosamina en estas lides.

Efectos secundarios

En cuanto a su seguridad en materia de efectos secundarios, ya se ha adelantado


que es una sustancia sensiblemente menos lesiva que, por ejemplo, los AINEs,
pero así y todo se han registrado, con escasa casuística, manifestaciones de:

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