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Arnold Hauser (Budapest 1892-1978), hstriador de ste hingaro, En 1924 fundé en Viena, junto a von Max Dvorak, Ia Escuela de Viena para estudio histrico-ai- ticos, En 1938 emigré al Reino Unido, huyendo de los nazis. Su obra capital es Historia socal dea leraturay el arte (1957), en In gue, infuida por el merxism, vn cul a produccin aston alas diversas stuaciones 30. , est es, la disolucia de la forma plisticay lineal en algo movido, palpitante inaprensble; el borrarse los limes y ‘ontornos pare dar la impresién de lo ilimitado, inconmensurable « infinico; la eansformaciéa del ser peesonalmente rigido y objeti= ‘vo en un devenis, una fancién, un intereambio enre sero y obj to, consticuye ef rasgo fundamental de ls concepcién wolfiniana del Barcoco. La cendencia desde la superficie hase el fondo expre- sacl mismo sentido dindmico de la vida, la miss resistencia con- «ra lo permanente y conera todo lo fjado de una vex para siempre, contra lo delimitado; con ello, el espacio es concebido come algo aque se va haciendo in fr, como woa fancién, El medio prefeido por el Barroco para hacer sensible la profundidad espacial es el em- pleo de primerasplanos demasiado grandes, de figuras que se acet- can al espectador en reousir,y de In brusca disminucién en pers- pectiva de los temas del fondo. El espacio gens asf no sélo un caricer ye de por sf movido sino que et especeadorsiente, como consecuencia de la elecci6n demasiado cercana del punto de vist, 300 BL Barra {que ls espacialided es una forma de exstencis dependience de él y por él ceada. La ioclinaciéa del Bartoc a surticur lo sbsoluto por lo relativo, Jo mas estico por lo mis libre, se manifesta, sin em- Dargo, con la mésima incensided en Ia preferencia por Is forma sabiereas y atecténica. Ea una composicién cerrada, eclésica», lo representado es un fenémeno limitado en si mismo, cuyos elemen- es estn codes enlazados entre sy ceferidos unos otros en este sspecto nada parece set superluo, ni campoce falar. Las composi- cones atecténicas del arte barroco producen, por el contario, sempre un efecro més o menos incompletoe inconexo; parece que pueden ser continuadas por rodas pares y que desbordan de sf mis- ‘mas, Todo lo firme y estable enteaen conmoci6n; la estabilided que se expresa en las horizontals y verticals, la ides del equilibrio y de ls simetti, Los principios de superfices planes y justamiento al marco pierden su valor. Siempre un lado de la composicin es sms acentuado que el otro, siempre recibe el espectador, n lugar de os aspectos «puros», de frente y de peril, las vsiones aparente- mente casuals, improvisadas y efimeras. «En dleima iastancia “ice Welfin-existe la eendencia presenta el euadso no como un troz0 de mundo que existe por sf, sina como un especticalo transiorio en el que elespectador he tenido precsamence la suer- ‘ede parcicipar un momento... Se tiene inerés en hacer apaecer et conjunto del cuadro como no qurido»*, La intencin acistica det Barroco es, en otras palabras, ecinematogréfcay; los sucesosrepee- sentados parecen haber sido acechados y espiades; todo signo que puaiersdelaar interés por elespectador es borado, toda es repre- Sentado como si fuera aparente voluncad del aces. A ese cadctet ‘improvisdo corresponde también la selatva falta de clardad de Ia represenacidn. Las fecuences y 2 veces violenas superposciones, las difeencias de tamafioen desproporcionada perspectiva, el aban ‘dono de las lineas de oriencacin dadas por los marcos, la disconti- ruidad dela macerapiceéricayel tratamiento desigual de los mo- tives son oxos tantos medios de dificueat Is abarcabilidad de la represenaci6n, Una cerca paricipaién en el erecientedesviocon- TE oe. 136 301 iseoria social de a literacoray lace ‘a lo demasiado claro y evident lo trae sin dda consigo Is propia evolucién, dentro de uns culture artstica en continuo despiepue de lo seacillo a lo complicado, de lo claro a lo menes claro, de lo _manifiesto a lo ocuto y velado. Todo piblico que se hace més lus. ‘ado, més encendido en are, més pretencioso, desea este rece de excitanes. Pero junto al estimulo de lo auevo, dificil y complica. do se expresn aqui también, ance todo, el afin de despertar en ef ‘ontemplador el sentimiento de inagotabilidad, incomprensibilie dad, infiniud de la representacién,cendencia que domina en todo el arte barroc Bn todos estos rasgos se exteriorins, Fente al ate clisico, el ‘mismo impulso hacia lo suelo, lo ilimieado, lo caprichoso En una sola de as caraccerstics estlsica esti por Wlfin, en la Gel afin de unidad, se express una acrecda voluncad de sincesis,y con ello un principio mas estrcro de composicsa, Si el desstollo ‘ranscuriea segin una légica univoca, come supone Wolfln, la inclinaci6n a lo piceéreo, especialmente profundo,etecténico y no lato, esata igada e una cendencia alo vaio, ala acumulacign y ep la evolucia; se eleanza ‘una aleua y se sigue una inflexién cusndo las condiciones genera- les histicas, esto es, sociales, econémicas y politics, rerminan su desarrollo en una diteccién decerminada y cambian su tendenca, Un cambio estilisccos6lo puede ser condicionado desde fue existe ninguna necesidad incerna ‘Al ete clésica del paca bartoca no pueden aplicérsele la ma- yotia de las caregoias wélflinianas. Poussin y Claudio de Lorena ho Son ni «pictticose i woscuros», i la estructura desu arte es atcetnic, También la unidad de sus obras es discinea del exagera- do afin de unided, voluntariamence hipercenso, violentamence treba, de un Rubens. Pea es que puede hablacserodavis de {una nied esiltica del Barcoco? De un «estilo de época» unita- fio, que domine en coda ells, propiamence nose podfa hablar nun~ ca, pues en cada momento hay tantos esis diversos cuantes son fos grupos sociales que producen art, Incluso en épocas en ls que la produccién arisica principal se apoya en una Gnice clase cule ral, yde las que nada més nos ha quedado el arte de esta clase, habe que pregunta si as creacionesariticas de oes grupes noha bein sido sepuladas o perdides. Sabemes, por ejemplo, que en la sncigtiedad lsc, junto la elevada eragedia, habia un mimo po- pulat, capa importancia era seguremente mucho mayor de lo que se pode creer fundndose en los agmentos conservados. También cen la Edad Media las renciones del ate profane y popular deben dle haber sido més importanes, en comparacin con el eclesssi- 0, de lo que permien suponer las obras egadas a nosotros. La roducidn atistica no era, incluso en esta época de predominio no 304 EL Batra __ compart de una clase, del todo unieata, y mucho menos lo ea ‘en un siglo como el XVI, cuando ya existe varios cireulos culeu- tales orientados de manera completamente diversaen el aspecroso- ial, econémico y eeligioo, los cuales plancean al are tareas a me- ‘nude completamente diversas, Los objetivosariticos de la curia dde Roma eran esencialmente distngos de los de la core mondrqui- ca de Versilles, y lo que tenian entee sf de comin una y ocrs 90 puede en absolito ponerse al lado dela voluntad arciticn de la cal- insta y burguesa Holanda. Sin embargo, se pueden sear algu- ‘os rsgos comunes. Pues aparce de que el desarrollo que promue~ faciiar la difusi6n de los productos culrurales y las mutuas in- fluencias ence ls distineas zonas culeuales, una de las més im pporcantes cresciones dela époce barroca, la nuevecencia natural y | nueva flosofiaorienrada sobre esta ciencia er desde el primer ‘momento internacional el sentido general del mundo que en ella se expresaba dominé tambiga en las diferentes clatesen que se di- vidi la produc aecsice 1a nueva visién del mundo basada en la cencia narra parié el descubrimiento de Copérnico. La docrina de que la Tieta gira sleededor del Sol en lugar de considera, como hasta entonces, que cl mundo gira sleededor de la Terra, cambié definitivamence la tradicional pesicién sefalada por Ia Providencia al hombre en ef Univers, Pues tan pronto como la Tiera no se jurgase el centro el Universo, el hombre no podia ya sigaificar el seacdo y finali- dad de la cresci6n. Peco la docerina copernicana no sigoifiabs slo que el mundo cesara de giar alrededor dela Terra y de los bom- bees, sino que aquél ya no cena ningtin cent, y estaba constcui- do por oxea eaneas partes iguales y de igual valor, cay nidad se -mostrabs tinica y exclusivamente en la generl vale de las leyes de la nacuraleza. Bl Universo era, segin esta doctrina, infinio, , sin embargo, unitario; un sistema de muruasinfluencia; algo con- tinue, organiado segin un principio propio, para na conexi6a vi- tal orginica; un mecanismo ordenado y en buen funcionamiento; tuna méquina de reloj ideal, para hablar can a épocs. Con la con ‘cepeiga de a ley natural, que no conoce ninguna excepcién,surgi6 ve la diferenciacién espiriual siempre sirve a la integeaciéa, 305

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