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CUIDADO Y CULPA EN SER

Y TIEMPO DE M. HEIDEGGER

M. JlMÉNEZ REDONDO

Sobre la ambiguedad del momento del obra es ella misma una demostración de cómo
pensamiento contemporáneo que representa el abismo anida en el reverso mismo de la
Ser y Tiempo de M. Heidegger está casi todo posición ilustrada.
dicho.; no va a ser ése el objeto del presente Nada de sorprendente tiene lo que acabo
trabajo. Sin embargo, cualquier comentm·io al de decir, ni tampoco tiene nada de sorprenden-
aspecto que fuere de esa obra ha de ser bien te el que hoy se esté produciendo un retorno
consciente de tal ambigüedad e incluso de lo de Heidegger, si se repara en que su libro pro-
inquietante del libro. Quizá, como quiere A. viene ante todo y sobre todo de uno de los más
Wellmer, lo más inquietante de él, se debe no sólidos intentos de reformular el contenido
tanto a lo que el libro dice , como a lo que el normativo de la Ilustración europea en la crisis
libro calla. El libro revela abismos, pero a del orden liberal que se produce en el primer
penas hace una fugaz referencia a la ética; tercio de este siglo, en un momento, pues, que
pone en primer plano la sorda lucha por la guarda analogía con nuestro propio momento
visibilidad, por imponer distancias, por acor- histórico. O más exactamente, Heidegger pro-
tarlas, por la autoafirmación en suma, en la viene de uno de los dos intentos de ello que se
existencia colectiva, en nuestro ser-unos-con- producen en ese momento. Las dos grandes
otros, pero en vano buscará el lector una refe- corrientes del pensamiento que, con una supre-
rencia a la política, ni menos a un concepto ma exigencia de rigor, fundamentalidad, cien-
normativo de política. El autor de Ser y Tiem- tificidad, matematicidad y claridad, se enfren-
po queda definitivamente por encima de las tan a lo que entienden que es el delirio y
tareas "ónticas" concemientes a la proyección dislate, desde Nietzsche a Spengler, que en el
que representan los principios éticos y políti- pensamiento acompaña a la crisis de la civili-
cos que han inspirado a la modernidad política zación que representa el hundimiento del
y social, se sumerge a la búsqueda de dimen- orden liberal, son la Fenomenonología de E.
siones más profundas que las que representan Husserl, por un lado, y lo que hoy llamamos
tales superficialidades "ónticas". Y lo que Filosofía Analítica del Lenguaje, por otro.
señala Wellmer son sin duda aspectos decisi- Toda la filosofía de Husserl está al servicio de
vos de esa ambigüedad. Pero cuanto más vuel- la reconstrucción de los ideales de la Ilustra-
tas se dan a Ser y Tiempo, tanto más difícil le ción europea, precisamente en su más radical
resulta a uno escapm· a la impresión de que ese versión racionalista. Pues bien, Heidegger me
libro representa hasta tal punto también el parece, no es inteligible si no es bajo el tras-
reverso mismo del discurso ilustrado, que éste fondo de ese intento de radical reformulación
ha dejarse ilustrm· a sí mismo por Heidegger si del contenido normativo de la Ilustración, ante
de verdad quiere saber ele ese lado oscuro de sí cuya crisis, la receta de Husserl no es sino la
mismo y de su propia fragilidad. No es que Ser de más racionalismo, la de una ulterior radica-
y Tiempo de Heidegger venga contaminado ex lización de ese racionalismo, que recupere a
antecedente por la delirante posición política éste de una cierta parcialidad respecto a sí
que su autor abrazaría más tm·de, sino que esa mismo, de un cierto olvido de sí, que es en lo

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que la crisis consiste. A esto se enfreta Hei- necesariamente un falseamiento, y esto con-
degger con una ulterior radicalización de esa viene que quede muy claro desde el principio,
tesis. La crisis es desde luego síntoma de un pero que, pese a serlo, pueda aún ilustrar sobre
olvido, pero es el propio racionalismo occi- la obra. Pues bien, simplifiquemos. Y para ello
dental el que se funda todo él en el olvido que empecemos diciendo que Ser y Tiempo es una
Husserl trata de curar mediante la imposible petfecta articulación de tres cosas distintas, o
receta de una radicalización de ese racionalis- dicho de otro modo, Ser y Tiempo nos permite
mo. La crisis no es síntoma de una mengua , ver que las cosas en apariencia más dispares,
de falta de racionalismo, sino la consumación pueden, sin embargo, copertenecerse. Veamos
de él. En la posición de Husserl y en la posi- de qué tres cosas se trata.
ción de Heidegger están prefiguradas todas las
posiciones que se han registrado después, ati- J) El adiós al su,jeto moderno
nentes a la autocomprensión de la humanidad Implícitamente, Ser y Tiempo conecta en
ilustrada. Ambas posiciones embargan todo el primer lugar con la problemática a que la
pensamiento contemporáneo, incluso cabría "filosofía de la conciencia" se ve abocada en
decir que todo el pensamiento de nuestros días Husserl. O mejor diccho: Ser y tiempo se
no es sino una disputa en torno a ellas. En todo mueve enteramente en el contexto de esa pro-
caso pienso que Ser y Tiempo debe su carácter blemática, que Heidegger maneja a la perfec-
emblemático de obra capital del pensamiento ción.
contemporáneo precisamente al nudo que for- Evitando términos técnicos, esa problemá-
man en ella corrientes de pensamiento que tica podemos describirla de la siguiente
siguen determinando el presente. Y de esto va forma: la vida consciente, plenamente en su
a tratarse en este trabajo. Lo que en él pretento forma discursiva, es decir, nuestra vida cons-
es mostrar por qué, cómo y con qué concep- ciente, se caracteriza por tenerse indubitable-
tuación Heidegger se vio llevado a minar el mente a sí misma. La primera certeza, la cer-
suelo sobre el que reposan los dos grandes teza que no deja resquicio a ninguna duda, es
intentos de reformulación del contenido nor- la que acompaña al tenerme yo mismo a mí
mativo de la Ilustración que se han registrado mismo, a ese estar yo cabe mí mismo, la cual
en nuestro siglo, o mejor, mostrar por qué Hei- es fuente de toda certeza. es un ingrediente
degger puede pretender que ese suelo es un constitutivo de la clase de ente que soy. Pues
suelo minado. Y esto no puede hacerse, en bien, Husserl, en sus últimas obras y escritos,
efecto, sin mostrar el nudo de corrientes de cuales son, por ejemplo, el famoso artículo
pensamiento que representa Ser y Tiempo. Por sobre "Fenomenologfa" escrito para la Enci-
1() demás, sólo así cabe entender el papel que clopedia Británica, Lógica Formal, y Lógica
en el libro desempeñan los conceptos de "cui- Trascendental, las Meditaciones Cartesianas,
dado" y "culpa", que es en definitiva el objeto y Experiencia y Juicio, en todo lo escrito por
de este trabajo. Husserl en el período de maduración de Ser y
Antes de proseguir he de hacer una adver- Tiempo, a todo lo cual tuvo siempre acceso
tencia al lector. Sucede con Ser y Tiempo. y Heidegger, en todos esos escritos. digo, Hus-
por lo general también con otras obras de pare- serl fracasa a la hora de dar razón de esa
cido formato, que cuando se busca exponer estructura del sujeto, consistente en un tener-
sucintamente algunos de sus contenidos bási- se a sí mismo, que, cartesianamente, se carac-
cos, uno tiene la impresión de estarlas falsean- teriza por quedar por encima de toda duda. O
do. Y cuando, para evitarlo, se busca decir quizá, mejor que hablar de fracaso. habría que
muchas cosas en poco espacio, uno tiene por decir que Husserl hace la experiencia teórica
el contrario la impresión de no estar haciendo de que esa estructura en que el sujeto consiste
sino un bonón en el que nada se ve. Hay que es todo menos obvia, de que esa estructura se
optar por una simplificación, que habrá de ser vuelve cada vez más oscura, problemática y
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aún enigmática. Esa estructura arroja proble- teoría del conocimiento, la cual es la disciplina
mas que hacen cada vez más inviable el men- central de la filosofía moderna. Si el ser del
cionado modelo con que opera la filosofía sujeto consiste en ser ese "espacio", entonces
moderna, conforme al cual el suejeto sería es absurdo el problema de cómo el sujeto sale
una cosa que se cararacteriza por serse pre- fuera de la morada de la conciencia para dar
sente a sí misma, por serse presente a sí alcance a lo que hay en el mundo y volver des-
misma como condición y base de que le pués con la presa al castillo interior. Habrá que
pueda ser presente cualquier otra cosa. Pues decir más bien, o bien que el sujeto es el
bien, ya en el propio Husserl, ese modelo y la "fuera" en que las cosas supuestamente apare-
metáfora aneja a él, a saber, la del sujeto cen (es decir, que el "'mundo" no es sino una
como un espejo en el que se reflejan las cosas determinación de la existencia humana, una
a la vez que la propia cosa-sujeto, tienden a determinación del ser que somos, esto es, que
quedar sustituídos por algo así como una el "mundo" no es sino el "espacio" en que
metáfora espacial: el sujeto es el ''espacio" en consistimos), o que ese "espacio" en que las
el que el propio sujeto da consigo y con las cosas se muestran no es sino el "dentro que
cosas. O mejor: el "espacio" en que el propio constituye al sujeto, sin que haya entonces un
sujeto da consigo, dar consigo que es a la vez "'fuera" que se le contraponga, con lo cual toda
dm· con las cosas, forma parte, es lo determi- la metafórica ligada a la teoría del conocie-
nante y definitorio, del ser del sujeto. No es el miento se nos denumba. Y en tal caso, tam-
sujeto una cosa que quede ahí y que, estando bién resulta por entero inviable pretender dilu-
ahí, puede entablar relaciones con otras cosas cidar el ser del sujeto entendiéndolo como el
que también están ahí, sino que, dicho ya en ser de una relación de conocimiento de la
términos de Ser y Tiempo, el ser del sujeto cosa-sujeto consigo misma, como un serse
consiste en ser el "ahí" en que la existencia indubitablemente presente el sujeto así a la vez
humana da consigo, que es a la vez un dar con que le es indubitablemte presente a cualquier
el ente. El problema del ser del sujeto es, por otra cosa.
tanto, el problema de la estructura de ese Todos estos problemas cobran un particu-
"ahí". lar dramatismo cuando se tiene presente que el
Pero resulta que la filosofía moderna de la contenido normativo de la Ilustración europea
conciencia ( y es eso lo que se torna más visi- quedó articulado en términos de filosofía de la
ble en los mencionados escritos de Husserl, al conciencia: autoconciencia y autodetermina-
menos cuando se los mira desde Ser y Tiempo ción, atreverse a saber y a saberse para conver-
de Heidegger) da poco de sí a la hora de afron- tirse en fuente autónoma de decisión, para no
tar los problemas que su propio desarrollo tener a otro dueí'ío de sí que a sí mismo, para
consecuentemente arroja, da poco de sí a la tenerse y poseerse a sí mismo de verdad, para
hora de dar razón de la estructura de ese "espa- organizar la propia existencia desde sí y no
cio" en que consistimos, es decir, se topa con obedecerse sino a sí mismo, todo ello queda
que simplemente se había dado por obvio, por bajo sospecha cuando se torna problemática la
supuesto, el ser de la conciencia. Adviértase idea del sujeto como un ente que siéndose
que basta el sencillo desplazamiento que acabo .indubitablemente presente a sí mismo como
de seilalar para que resulte obsoleta toda la cosa, puede llegar a tenerse enteramente a sí
problemática del "dentro" y "fuera" que acom- mismo de verdad. De modo que por este lado
paí'íaba a la moderna "teoría del conociemien- tiene sentido preguntarse: ¿resiste el contenido
to". El problema de la "estructura del espacio" normativo de la Ilustración europea, resisten
en que el sujeto da consigo a la vez que con los ideales de autoconciencia y autodetermina-
las cosas, es previo al problema de cómo se ción, al desmontaje de la conceptuación de la
relaciona un sujeto con las cosas que quedan filosofía de la conciencia, en que ese conteni-
"fuera" de él, que es el problema típico de la do quedó articulado?

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U) El cuestionamiento del "logical point en la proposición. en el logos, donde se nos


of view" muestran las cosas en su ser o no ser de esta o
Hasta aquí nos hemos referido al primero aquella manera, en su ser o no ser tales o cua-
de los tres elementos que quedan articulados les, donde se nos muestras las cosas como son
en Ser y Tiempo. Pero es un segundo elemento y también, en caso de juicio falso, como no
el que proporciona al libro de Heidegger el son. Pues bien, en los pasajes de la Cl·ffica de
empaque, el aire. la pretensión de tratarse de la Razón Pura. en cuyo contexto hay que
cosa revolucionaria y nueva con que el libro se situar la mencionada aseveración. Kant proce-
presenta. Sorprendentemente, Ser y Tiempo de del modo siguiente: si es el juicio el lugar
debe esta novedad a algo bien viejo, pero que en que las cosas se nos muestran en su ser de
nunca desapm·ecicron de la tradición filosófi- esta o aquella manera. el saber emplear las dis-
ca, tampoco de la tradición de la filosofía tintas clases de juicio implica un saber acerca
modcma, y que sigue enteramente operante en de las dimensiones más generales en que las
la tradición de la Filosofía Analítica del Len- cosas son de esta o quella manera, un saber
guaje. Ser y Tiempo debe esa novedad al Aris- acerca ele las formas más geneníles de ser de
totcles graecun y al Aristotcles Iatinus. pues en las cosas. Para Kant. la "tabla de los juicios",
el medio que representa la Fenomenología de la clasificación de las formas de juzgar. nos
Husserl, Heidegger introduce temas y preocu- suministra información sobre las formas más
paciones teoréticas que trae de otra parte. a generales de ser de aquello sobre lo que juzga-
saber, de su formación escolástica en un scmi- mos; ésta es una de las líneas básicas de argu-
nm·io católico. Heidegger proviene en definiti- mentación de lo que en la Crftica de la Razón
va de la renovación que de la Escolástica se Pura se llama "deducción trascendental" de
produce en la segunda mitad del siglo XIX. Y los "conceptos puros del entendimiento" o
en este contexto, la obra de Franz Brcntano De categorias, es decir, de la deducción de la más
la pluralidad de sign(f'icados del ente según general "estructura del ser" (que diría Heideg-
Aristóteles se convierte para Heidegger en un ger) ele lo que en el mundo se nos ofrece. Pero
determinante punto de referencia. El problema resulta que esta idea no es esencialmente dis-
de qué queremos en realidad decir cuando tinta ele la idea subyacente en las consideracio-
decimos "ser" o "ente" o "es", es un problema nes de Aristóteles, no sólo en el tmtado sobre
que. tras el agotamiento de los esfuerzos que las categorías, sino en pasajes claves de la
hizo la ontología antigua por responderlo, un Metafísica. Las formas más generales del ser
esfuerzo que alcanza su punto culminante en del ente son vistas desde el mostrársenos este
la doctrina medieval de la analogía, y que ente en las formas del hablar de él, un punto
vuelve aún a resonar al comienzo de la Cien- de vista enteramente compartido por la Filoso-
cia de la Lógica de Hegel, quedó ahí sin resol- fía Analítica del Lenguaje. Porque. pensándolo
ver. Es lo que Heidegger nos dice en las pri- bien. ¿desde qué otro punto de vista cabría
meras páginas de Ser y Tiempo. obtener esas formas más generales de ser?
En la Crítica de la Razón Pura Kant señala Resulta, pues, que tanto el pensamiento anti-
en un determinado momento que tener un con- guo, como el pensamiento moderno. pese a
cepto (y en tener conceptos estriba nuestra todo el cambio de temática que se produce en
capacidad de pensar. es decir, estriba la clase éste último. quedan en det1nitiva centrados en
de entes dotados de pensamiento que somos) la proposición, en la oración, en el lógos, son
que tener un concepto, digo. por ejemplo el logocéntricos. Y nada hay. por cierto, de malo
concepto de árbol, es saber qué cae o no cae en un punto de vista que por lo demás parece
bajo ese concepto, es saber decir si esto o obvio.
aquello es un árbol o no es un árbol. Tener un Ahora bien, en montañas de páginas de
concepto es, por tanto, saber emplearlo en un cursos de Heidegger del periodo de gestación
juicio. con lo cual resulta que es en el juicio. de Ser y Tiempo que versan sobre filosofía

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griega y sobre el pensamiento antiguo y signitica que su pretensión es bien radical res-
medieval en general, en el centro de todos los pecto a esa tradición. Segunda: en tal preten-
cuales viene a quedar casi siempre de uno u sión Heidegger compite con, a la ves que
otro modo la doctrina aristotélica del juicio, representa un desafio para, la tradición de Filo-
Heidegger se hace insistentemente una pre- sofía Analítica del Lenguaje. Así fué percibido
gunta que en apariencia resulta inocua, pero tanto por Heidegger, como por conspicuos
que en rigor pocas veces había skto hecha en representantes de esa tradición. Testimonio de
la tradición filosófica. ¿cómo es que es el jui- ello es la respuesta de R. C::u·nap al escrito ele
cio, el lógos, la proposición, el lugar en que Heidegger "¿Qué es Metaffsica?", en el que
nos muestran las cosas en lo que son y en lo Heidegger se enfrenta a lo que había sido un
que no son? ¿porqué es precisamente esa supuesto ele (casi) toda la tradición filosófica:
estructw·a el lugar de tal mostrársenos, ellug::u· el supuesto de la irTebasabilidad ele lo lógico.
de la verdad? Cuando uno lee, por ejemplo Heidegger cuestiona, pues, también las bases
"Función y concepto" de Frege o el Tractatus de la Filosofía Analítica del Lenguaje.
/ogicus-philosophicus de Wittgenstein, uno se Pero observese que responder a la cuestión
percata de que ni siquiera en la tradición de la de por qué es precisamente la oración enuncia-
Filosofía Analítica del Lenguaje tal cuestión tiva simple el lugar más primario en que se
llega a plantearse en serio; en los mencionados muestran las cosas en lo que son o en lo que
escritos esa cuestión ap::u·entemente tan sencí- no son, responder a esa cuestión, digo, es res-
lla casi llega a emerger, pero al cabo queda ponder a la cuestión de la estructura del "espa-
tapada y eludida, o mejor aun, simplemente se cio", de la estructura del ''ahí" en la que el
da por supuesto que el juicío es el lugar del sujeto da consigo, un dar consigo que es a la
mostrárscnos el ente, el lugar de la verdad, y vez un dar con las cosas. La serie de proble-
se pasa a analizar su estructura, pero se pasa a mas concemientes a la estructura de ser ele lo
analizar su estructura a partir de ese supuesto, que en el lógos se nos muestra, que fueron los
casi nunca se trata de un análisis estructural problemas en torno a los que giró el pensa-
que se enderece a arrojar luz sobre él o que miento antiguo y medieval y que parecen per-
pueda <mojar luz sobre él. En cierto modo el derse al emerger la problemática moderna del
juicio, el logos, constituye entonces el hori- sujeto. queda puesta por Heidegger directa-
zonte que ese tipo de investigación no rebasará mente en conexión con la serie de los proble-
ya. mas concernientes a la forma de ser del sujeto,
Heidegger, con su pregunta ele porqué tiene pero esa conexión Heidegger la establece por
que ser precisamente en la estructura que vía de apunt::u· a cuestiones que se comportan
representa el juicio donde se produce el mos- como supuestos de las planteadas en toda tra-
társenos el ente en lo que es y en lo que no es, dición folosófica, incluidas las dos grandes
con su pretensión por tanto de ver emerger esa corrientes ele la filosofía contemporanea que
estructura, de averiguar su origen, procede ele quieren ser reformulación ele los ideales ilus-
modo bien distinto. Pues al cabo su pretensión trados, y que por tanto son cuestiones que
no tendrá más remedio que consistir en tras- resultan más radicales que las de esas corrien-
cender el "logical point of view" (la expresión tes.
ele W.v.O. Quine), que Heidegger considera Que la problemática del ser del pensamien-
determinante de toda la filosofía occidental, to antiguo, la cual culmina en la doctrina
para, por así decir, verlo emerger, es decir, medieval de la analogia entis, y la problemáti-
para ver su origen, y verlo imponerse incluso a ca moderna del sujeto, desembocan ambas en
ese su propio origen. Y basta lo dicho para Heidegger, a través de la problemática del jui-
percatarse ele dos cosas. Primera: si esa preten- cio, en una única problemática en la que las
sión es genuina, poca ayuda puede esperar dos anteriores quedan radicalizadas, puede
Heidegger ele la tradición filosófica, lo cual verse aún de otra manera. El sujeto es el

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"espacio" en que el ente que somos da consigo objeto, ni tampoco un distinto modo de seguir
a la vez que con las cosas. El juicio es el lugar diciendo lo mismo sobre el juicio. Se ha empe-
en que, o el medio como. las cosas se mues- zado, sí, hablando de esa relación, se ha empe-
tran en su ser, se muestran en su haberlas o no zado también hablando de juicio, pero al tiem-
haberlas. en lo que son y en lo que no son, se po se ha producido una socavación del
muestran en su ser tales o cuales y en su no ser lenguaje con que en la tradición se hablaba de
tales o cuales. En el juicio, por tanto, se plas- ello. Y esa efectiva y real socavación produce
ma un "diferir" (las cosas en su ser. el ente en el efecto de un extrañamiento que directamen-
su ser), sólo en el suceder del cual puede tener te nos pone ante el enigma que representan
lugar el mostrarse, el exibirse de las cosas. tanto la verdad proposicional. es decir, lo que
Pues bien. la estructura del "espacio"' en que el llamamos verdad de nuestros enunciados,
ente que somos da consigo y con las cosas, no como la estructura de la vida consciente dis-
parece que pueda conceptuarse sino en térmi- cursiva. en la que esa proposición reposa, que
nos de esa diferencia, como el "lugar"' en que nos pone, digo, ante el enigma de algo que por
esa diferencia acaece, como el "espacio" con- familiar. por no ser otra cosa que nosotros
figurado por el acontecer dicha diferencia. mismos. considerábamos próximo, lo más pró-
Ambas preguntas, la del origen y esencia de la ximo, y que Heidegger, no sólo retóricamente,
verdad proposicional, esto es, de lo que sino efectivamente. logra convertir en lo más
corrientemente entendemos por verdad, y la enigmático y remoto.
pregunta por la naturaleza del sujeto como
"espacio"' en que el ente que somos da consigo IH) El sentido del recurso a la filosofía
y con las cosas, como espacio en que nace el de la existencia
Jcnguajc y como ente que se caracteriza por su Y con esto podemos pasar al último ele-
capacidad de lenguaje. son obviamente la mento de los tres que según hemos dicho se
misma pregunta. Y si ello es así, la respuesta a compone Ser y Tiempo, elemento que es el que
la pregunta de qué queremos decir cuando más nos interesa en relación con nuestro tema:
decimos "ente, "ser"', "es"', sin que quepa espe- los conceptos de "cuidado" y "culpa" en Ser y
rar que la respuesta a esta última cuestión vaya Tiempo. Supongamos que Heidegger nos ha
a ser simple, sino complicada y prolija. convencido del sentido y centralidad de la
Puede que el lector se sienta escéptico ante cuestión de qué es lo que queremos decir cuan-
lo dicho y tienda a pensar que en realidad todo do en un enunciado pronunciamos "es" y de la
ello no es sino una alambicada (y quizá un indisoluble vinculación de esta cuestión a la
tanto necia) forma de hablar del juicio y de la cuestión del ser del sujeto. Se trata ahora de
vieja relación sujeto-objeto. Y pienso que en saber por dónde empezar la indagación corres-
efecto esa concreta forma de hablar resulta pondiente. Pues por de pronto ni siquiera sabe-
quizá rimbombante y un tanto necia; en mos cómo plantear adecuadamente las corres-
muchas ocasiones el retorcimiento ligüistico pondientes preguntas. Se trata de la "Cuestión
de Heidegger se vuelve insufrible por su del ser'', cuestión a la que, una vez radicaliza-
carencia de estilo, y se torna más insufrible das, parecen reducirse tanto la problemática de
aún cuando el segundo Heidegger adopta ade- fondo de la filosofía antigua como la de la filo-
más en cierto aire entre beato y franciscano, sofía moderna y contemporanea. Pero cuando
con el que parece pretender quedar eximido de decimos "ser", o "es'', estamos hablando siem-
la necesidad de argumentar. Heidegger empie- pre del ser de alguna cosa. o incluso del "ser"
za haciendo huir al lector que se acerca a un del "sujeto". Por tanto para plantear la "cues-
autor con la exigencia de que, a ser posible, tión del ser" habremos de empezar preguntan-
éste hable claro y bien. Pero pese a todo ello. do adecuadamente a alguna cosa acerca de qué
pienso que esta forma de hablar no es sólo un es eso de su "ser". Y lo más obvio es, en térmi-
distinto modo de referirse a la relación sujeto- nos exploratorios. empezar dirigiéndonos al

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ente que, primero, se caracteriza por tener una Habida cuenta, pues, de que tanto la con-
"comprensión del ser" y que, segundo, en lo ceptualización con que opera el pensamiento
que él es, tiene que ver con el suceder de esa antiguo como la conceptualización con que
"diferencia" a que nos hemos referido. Dicho operó el pensamiento moderno quedan ambas
de otro modo: la expectativa de poder aclarar- socavadas, ¿por dónde, digo, empezar la inda-
nos acerca de la cuestión del ser en toda su gación? Aquí es donde interviene ese tercer
generalidad, de poder al menos plantearla con ingrediente de Ser y Tiempo al que hemos
solvencia, empieza haciendo menester una pri- hecho referencia. En Ser y Tiempo Heidegger
mera orientación preparatoria acerca del ser de procede a ruticular sistemáticamente un tipo de
ese ente, en las dimensiones y aspectos que conceptuación que en la historia del pensa-
¡x>co a poco se nos vayan tornando relevantes miento sólo había aparecido con motivo de la
para la cuestión de partida. Se trata, pues, de expresión de un determinado tipo ele experien-
una explicación del ser de ese ente, del ente cias. Se trata de la conceptualización con la
que somo nosotros mismos, con la vista puesta que en la tradición había tratado de dar cuenta
en la cuestión básica, en la cuestión del ser. No y expresión de si la búsqueda de si por parte de
se trata de desrumllar una ru1tropología. nuestro un sujeto que se siente cuido, extrañado, perdi-
objetivo es bien distinto, nos dirigimos a otra do y disperso y que trata de recolectarse con el
cosa, si bien los resultados de este necesario fin de centrarse en lo más propio y genuino ele
análisis preliminar del ser del ente que somos, sí, que trata de estar de verdad cabe sí, de estru·
habida cuenta de la radicalidad de la perspecti- de verdad consigo, y que por tanto ha de empe-
va desde la que están hechos, habrán de ser zar buscándose, no sucediento, por así decir,
más relevantes para toda antropología posible y todo este periplo, sino en el propio "interior"
para toda ciencia del hombre. del sujeto; pues el sujeto es un ente que dentro
Con esto queda respondida también la pre- de si mismo puede no saber donde anda, no
gunta que sin duda habrá hecho ya el lector de saber propiamente donde está, qué tiene que
por qué no he empezado este trabajo introdu- salir a buscarse. El sujeto es una cosa que evi-
ciendo sin más los conceptos ele "cuidado" y de dentemente no consiste sin más en serse pre-
"culpa". La respuesta es que sino se entiende sente a sí misma como tal cosa, sino una cosa
bien a qué vienen esos conceptos, se los malin- que dentro de sí misma puede perderse a sí
terpreta radicalmente. Cuando se los expone misma y ha ele empezar encontrándose; el suje-
directamente y sin más, el lector puede tender a to es, pues, una cosa que es una rara cosa. Hei-
suponer que tales conceptos se tensan en un degger trata de articular sistemáticamente una
marco teórico sólido y asegurado, bien sea el conceptualización ligada a la experiencia de lo
del pensamiento antiguo, o el del pensamiento que podríamos llamar la estmctura "confesio-
moderno, cuando en realidad esos conceptos nal" del sujeto, la estructura de ra subjetividad
forman parte ellos mismos de una radical con- que se revela tanto en la práctica de la confe-
tenstación a tales mru·cos, de suerte que han de sión, como en los afanes por buscarse y encon-
sostenerse ellos solos, pues no tienen detrás trarse el sujeto a sí mismo, que se expresan en
nada que los sustente. Son ellos los que han de lorma de ''confesiones" o de una dramatización
suminisiJ·ru· el mru·co pru·a cuestiones que en rea- ele la búsqueda de sí por parte de ese sujeto que
lidad desbordan no sólo toda antropología, sino se siente perdido, desde San Agustín hasta Pas-
también los mmcos conceptuales en los que se cal, Gracian, Rousseau o Kierkegaru·d, pasando
movieron el pensamiento antiguo y el pensa- por Lutero. Heidegger procede dando a esa
miento moderno. Si no se entiende bien esto, se conceptualización (que en la tradición había
corre el riesgo de malentender Ser y Tiempo y ocupado un lugar incómodo y atravesado, o
por tanto también el papel que en él desempe- que incluso sólo había emergido en lo que
ñan los conceptos de "cuidado" y "culpa", los había constituido no más que un interesante
cuales resultan ambos centrales en la obra. subgénero dentro de, o al lado de, la tradición

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de la gran filosofía) procede, digo, dando a esa menos a plantear articuladamente la cuestión
conceptualización de la filosofía del sujeto y a de su estructura. Y a este respecto podemos
la conceptualización tradicional, en las que la resumir el análisis de Heidegger en dos pun-
expresión de esa estructura "confesional" del tos. Primero: hemos dicho que somos una
sujeto había quedado inserta y atrapada. clase de entes para los que en nuestro ser no se
Y, ¿cuál es la idea básica que quedó siem- trata en cada caso sino de una posibilidad o de
pre recogida en esa conceptualización? Esa posibilidades de nosotros mismos. El martillo
idea básica es bien simple: somos un ente para es para martillar; se martilla para clavar cla-
el que en su ser trátase de ese su mismo ser, un vos; se clavan clavos. por ejemplo, para con-
ser que es en cada caso el de cada uno, que es solidar una construcción de madera; se contru-
en cada caso precisamente el mio, un ser que ye, por ejemplo, un refugio de madera para
podemos acertar o errar. Somos, por tanto, una proveer la necesidad de guarecerse en caso de
clase de entes que no consistimos sino en esa tormenta; y se actua así porque la clase de
posibilidad de acertarnos o enarnos, una clase seres que somos necesita cobijo en tales casos;
de seres para los que en su ser trátase de una y es en ese "porque" final donde acaba la serie
posibilidad de nosotros mismos, posibilidad de "paras", la cual cuelga de ese "porque" y
desde la que nos entendemos y en la que con- viene sostenida por ese "porque". Pues bien,
sistimos y, por consiguiente. que no podemos martillo.clavos, la madera, la cabaña, la lluvia.
menos de conducirnos respecto de nosotros la tormenta. no se nos dan en lo que son sino
mismos, y conducirnos en el modo de ganar- en esa red de relaciones "para''. en la red de
nos o perdernos, de conducirnos con propie- remisiones, en la estructura de relevancias y
dad o sin ella, de ser con claridad respecto de significatividades que pende de ese "porque" y
nosostros mismos o de obnubilarnos respecto sin la que ese "porque". respecto del que nos
de nosotros mismos. Somos una clase de seres proyectamos como una posibilidad de noso-
para los que el ser con propiedad o sin ella, el tros, tampoco podría ser. Y es desde esa red de
ganarnos o el perdernos, el dar con nosotros significativídades desde donde se plantea tam-
mismos o no, no son sino formas de ser de bién la cuestión de es qué consisten las cosas
nosotros. Ese ganarnos o perdernos no puede en su estar-ya-ahí con la independencia de
consistir en dar o no dar con una especie de nosotros. Heidegger puede, pues. decir: La
punto-yo, o centro-yo, o cosa-yo. que ya estu- "existencia", por su propia estructura, tiene ya
viesen ahí, sino sólo en "modalidades de ser" siempre un "mundo" articulado como un espa-
nuestras. Apelando ahora a San Agustín y a cio de relevancias, remisiones y significativi-
Kierkegaard. con la misma radicalidad que dadcs, en que el ente se nos muestra en lo que
antes había apelado a Aristóteles y a Husserl, es, no siendo ese "mundo" sino una determina-
Heidegger puede decir: somos una clase de ción de la "existencia" misma. La "existen-
entes cuya forma de ser consiste en "existir". cia", el ente que somos, es por de pronto ser-
Por tanto, el análisis preparatorio del espacio en-el-mundo, habiendo de subrayarse y de
en que consistimos. del espacio articulado por insistirse en que "mundo" significa aquí una
el acaecer de la "diferencia ontológica", del determinación de la "existencia"; es la propia
espacio que viene articulado por tal diferir en existencia la que es esa red de relevancias en
que el mostrarse de las cosas consiste o en el que se desgranan la posibilidad o posibilidades
que mostrarse de las cosas se basa, habrá de de sí en que esa propia existencia consiste. Es
empezar consistiendo en un análisis de la exis- por tanto la propia "existencia" el espacio
tenciaríedad de la existencia, de las estructuras estructurado como sistema de relevancias y
que hacen posible algo así como "existir''. significatividades en que el ente puede apare-
Y en efecto, a lo primero a que en Ser y cer como siendo esto o aquello. Segundo: en
Tiempo ese análisis "existenciario" se endera- ese "ser en" el "mundo" en que la existencia
za es a la estructura de ese espacio. o por lo consiste, Heidegger señala dos "momentos" o

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dos aspectos. El primero de ellos es el "enten- representa nuestro existir, justo en forma de un
der"; el segundo, lo que Heidegger llama el aligeramiento de ella. Los estados de ánimo,
"encontrarse", es decir, el estado de ánimo, el esos elementos de conciencia tan difusos,
temple de ánimo, la "afinación" de ánimo, el cambiantes y fugaces, cobran en S'er y Tiempo
cómo "nos encontramos". Detengámonos en el de Heidegger una inusitada importancia y rele-
"entender". "'Entender" lo emplea Heidegger vancia ontológicas. En uno de ellos, en el que
en el sentido de entender de algo, de entender representa la angustia, la existencia se nos
una cosa o entender de una cosa, es decir, en el revela, según el análisis de Heidegger, en su
sentido de saber manejm·la. de saber qué hacer venir fundada en nada, en su caracter de vacío,
con ella, de saber hacerle frente, de estar a la en el caracter quebradizo y aun nulo de las
altura de ella, es decir, en el sentido de "saber redes de relevancia y significatividad; el
de", de poder y de capacidad, de poder-hacer, "espacio" que para nosotros mismos somos y
de poder-ser, del comportarse ya siempres res- en que consistimos, se nos revela en su cm·ác-
pecto de una posibilidad de sí estando en ello ter inhóspito, la existencia se aprehende asen-
y en ella, del haberse proyectado respecto de tada sobre la posibilidad de la absoluta imposi-
esa posibilidad, de no consistir sino en ese bilidad de sí, la de la muerte, y esa es la
proyectarse. Lo que Heidegger quiere decir posibilidad irrebasable y aquella en que cada
con "entender'' no es sino una explicación de uno no puede ser sustituido por nadie; aquí a
la idea de que somos una clase de seres para través de Heidegger habla Lutero.
los que en nuestro ser no se trata de otra cosa
sino de ese mismo ser, el cual, en tanto que IV) Los conceptos de cuidado y culpa
"existir", no tiene un contenido óntico previo, Tras el análisis que acabamos de esbozar,
sino que consiste en un "haber de ser", en un Heidegger se pregunta cómo cualiiicar la uni-
haberse proyectado ya siempre respecto de una dad estructural de estos momentos que inter-
posibilidad de sí, y esto implica, según hemos vienen en la estructura que hemos denominado
señalado al esbozar la idea de "mundo", la ser-en-el-mundo, cómo poner de relieve esa
apertura de un "'respecto a qué" de la proyec- unidad, de suerte que esos momentos se mues-
ción que hacemos de las cosas que nos topa- tren en su copertenencia quedando así de
mos como condición de posibilidad de ese manifiesto la clase de ser en la que consisti-
lopárnoslas. Ahora bien, y con esto pasamos al mos. La respuesta de Heidegger, y éste es el
segundo de los "'momentos" señalados, este primer concepto de que se trata en este trabajo,
entender que define lo que somos, es un enten- es la siguiente: nuestro ser es "cuidado" (o en
der que da consigo ahí en el propio "mundo" latin cura), es decir, la iactata proiectio en que
que no es sino proyección suya, o mejor, en el consistimos se configura como un "por delante
propio mundo que no es sino la proyección en de sí 1ser ya en un mundo/ en trato con el ente
que ese entender consiste. Es un entender que intramundano". La definición hace referencia
da consigo ahí, que se caracteriza por una al momento de proyección y al momento de
impenetrable facticidad, en la cual se nos reve- facticidad en que estriba la apertura del "espa-
la que somos una clase de seres que venimos cio" del mostrársenos las cosas. Y esto es lo
dejados a cargo de nosotros mismos, que veni- que en Ser y Tiempo se entiende por "cuidado"
mos abandonados a nosotros mismos, que como definición de la unidad de la estructura
estamos echados y arrojados al espacio en que "'existenciaria" de nuestro ser. Es por lo demás
consistimos. Es este lado de la existencia, de la en este contexto donde hay que situar el "por
existencia no como proyección, sino como clelanle ele sí" del deseo y el "a rastras de sí"
carga, el que se nos pone de manifiesto en los de la querencia, el apego y la adicción.
estados de ánimo, incluso en los estados de Ahora bien, ¿quien es el sujeto, quién es el
ánimo leves, pues también ellos quedan referi- selj~ quién es el quién de ese "por delante de si/
dos en su levedad a la carga que para nosotros ser ya en un mundo/ en !Tato con el ente que en

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ese mundo se muestra"? Bien, "primero y por Hegel convierte el miedo a la muerte, en el
la mayor parte", uno hace lo que Se hace, uno miedo al "amo absoluto" representado por el
actua como Se actua, uno viste como Se viste, señor ante el que el esclavo temió por su vida
uno piensa como Se piensa. uno lee lo que Se (y eso es lo que define a la conciencia escla-
Ice, uno escoge lo que Se escoge, y por lo va), Hegel convierte ese miedo, digo, en prin-
general uno tira por donde Se tira, e incluso cipio histórico de civilización y formación,
uno mucre como Se acostumbra a morir. El hasta la eliminación de la "figura del amo" que
quién, el protagonista de mi existencia, no soy define a la actitúd de la conciencia en la
en realidad yo mismo. ni tampoco dejo de modernidad. Para el hombre contemporaneo al
serlo; el quién de mi existencia es por lo gene- que va dirigido Ser y Tiempo todo el proceso
ral la modalidad de mí, consistente en ese civilizatorio acaba exibiendo su lado de ilu-
Uno/Se. no siendo el ser-yo-mismo-con-pro- sión, acaba mostrando su ambigüedad, acaba
piedad sino el modo de ser contrario al de ese próximo a quedar convicto de ser algo muy
Uno/Se. en el cual sin embargo yo mismo con- distinto a lo que dice ser, empieza a poder ser
sisto. Pero primero y por la mayor parte, la visto como una caída en el precipicio, acaba al
existencia da consigo en el modo en que lisa y menos exhibiendo su radical fragilidad, si la
llanamente tiene por protagonista a ese "figura del amo", del amo absoluto, de la
Uno/Se. en el modo de hallarse caída, en el muerte, acaba afinnado su incrradicable y no
modo de un hablar carente de suelo o que igno- disoluble centralidad en nuestra existencia,
ra el suelo que tiene. en el modo del aburri- sino la posibilidad de disolución semitcológica
miento y de una dispersión que se autopotcncia de que esa "figura del amo" es todavía objeto
sallando de una novedad a otra y que sube aun en Hegel.
más de tono cuando trata de buscarse a sí Y sin embargo, la propia existencia no sólo
misma cada vez más lejos de sí, en el modo de lleva inscrita en sí el momento ele huida, sino
una feroz pugna por acortar distancias y por también el momento de llamarse a sí misma,
parecerse unos a otros, en el modo de que toda esto es, en toda existencia resuena, a veces con
cosa es en definitiva cualquier cosa porque insistencia, a veces sólo en ocasiones, el "llega
nada es con propiedad. empezando por la pro- a ser lo que eres". Es lo que Heidegger pone
pia existencia de uno. En esta movilidad de la de manifiesto en una bien problemática inter-
existencia caída en el propio "espacio'' en que pretación del fenómeno de la conciencia
ella consiste, la existencia se convierte para sí moral. En tales interpretaciones Heidegger se
misma en un precipicio, en un despeñadero, sahe expresamente bien cerca del psicoanáli-
como dice Heidegger. Y por tanto, si es verdad sis. Pero Heidegger pretende siempre para su
que la existencia en tanto que "entederse- análisis existenciario más radicalidad que la
encontrante" representa la apertura en que las que podría alcanzar el análisis, en definitiva
cosas se exhiben, también es verdad que toda "antropológico", y por tanto sólo óntico, del
existencia en tanto que caída, representa el objeto "psique". Mas no podemos detenernos
lugar de la desorientación, el lugar de la confu- en esto, pues nuestro propósito ahora es sólo el
sión y el lugar del saber que ignora sus límites de aclarar brevemente qué se entiende en Ser y
y su suelo y que aumenta así su hondura del Tiempo por "culpa" y cual es su relación con
precipicio que él mismo contribuye a abrir. lo que hemos definido como "cuidado".
Y justamente en ese precipitarse, en ese En el contexto de lo que venimos diciendo,
huir, revélase el pavor ante aquello de que se ese "llega a ser con propiedad lo que ele ver-
huye que no es sino la inhospitahilidad del dad eres" sólo puede significar: proyéctate res-
propio ser. El lector familiarizado con la Feno- pecto ele la posibilidad más tuya, más irrebasa-
menologfa del espfritu de Hegel recordará que hle, más irrcferencial de tí. esto es, respecto de
en el capítulo de la sección "autoconciencia" la posibilidad en la que eres insustituible, y
que lleva por título "señorío y servidumbre" ésta no es otra que la posibilidad de la propia

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imposibilidad de la existencia. Es, pues, desde dad original, esa "deuda/culpa" original que
esta latente posibilidad de sí, es desde este está a la base de todo hacerse culpable, es
esencial y constitutivo conducirse ya desde el decir, de poner al descubierto la negatividad
principio de la existencia respecto de la muer- que trasparece en el "cuidado".
te, es desde este conducirde de la existencia La existencia, la clase de ente que somos,
respecto a su propia facticidad, esto es, respec- se encuentra a sí misma arrojada al espacio
to a la posibilidad de la imposibilidad de sí, mismo en que consistimos siendo, nuestra
desde donde la existencia se llama a sí mima a existencia viene en cada caso definida por una
recogerse de la dispersión. Es echándose ade- posibilidad de sí, por un poder-ser que es en
lante adentro de esa posibilidad, no dedicándo-- cada caso el mio, que me lo he dado yo, pero
se a considerarla piamente, resignadamente o sobre una base que no he sido yo quien me la
edificantemente, pues eso no es sino un modo he dado a mí mismo en propiedad. Nos encon-
de huir de ella, de disponerse a neutralizar el tramos anojados a nuestro ser, pero no somos
trago que representa, como la existencia obtie- el promotor de él. Pero somos iactatª
ne su genuina y auténtica medida. proiectio, y por tanto en cierto modo sí que
Pero la voz de la conciencia viene siempre somos promotores de nuestro ser, pues ese ser
a consistir en un veredicto de culpabilidad. no consiste sino en nuestra propia proyección,
¿De dónde nace ese '"culpable", visto desde lo pero en la que damos con nosotros como arro-
que acabamos de señalar?, es decir, ¿cuál es la jados. "Como entes que, solamente arrojados a
raiz existenciaria de la culpa? Partamos de un nosotros mismos, podemos ser existiendo la
concepto bien simple de ser-culpable. Ser-cul- proyección que somos, somos el fundamento
pable significa ser base o fundamento o causa de nuestra proyección. Aunque no hemos
de una mengua que acaece indebidamente al puesto el fundamento, reposamos sobre su gra-
prójimo, de suerte que en ese "'indebidamente" vedad percibida como carga. No podemos ser,
se revela la propia deficiencia del fundamneto sino proyectándonos relativamente a posibili-
o causa de donsde esa mengua nace. Ser cul- dades a las que estamos arrojados. Por tanto, el
pable en este sentido es una ""forma de ser" del _s_elf, que como tal ha de poner el fundamento
tipo de este que somos. Y nos preguntamos de sí mismo, no puede adueilarse nunca de él.
por la raiz de ello. La respuesta de Heidegger Ser el propio fundamento de sí, pero arrojado,
viene a ser: esa supuesta "deficiencia" no ha es decir, ser el fundamento de sí, pero que
de considerarse solamente como privación, nunca puede tenerse ni poseerse a sí mismo, es
como el retlejo del deber-ser no cumplido. la el poder-ser de que se trata en el cuidado".
obligación no cumplida, tiene en el agente (Ser y Tiempo, par. 58) Es decir, ser el propio
t1onde ese no cumplimiento se origina, convir- fundamento de sf, pero fundamento del que
tiendo a ese agente en deficiente, sino que el uno no se puede apoderar, porque uno se
deber-ser no cumplido, la mengua causada al mueve ya siempre sobre ese fundamento que
prójimo, tiene su origen en una negatividad uno es, porque uno da siempre consigo arroja-
más original que no hace sino revelarse en esa do a aquello que funda, esto és, arrojado a
deficiencia-reflejo. Considerar, pues, el mal aquello respecto a lo que uno se proyecta,
como privación del bien, no es para Heidegger <mojado en el propio espacio de posibilidades
sino mantenerse en superficialidades ónticas. en que uno se proyecta y que no se convierte
El ser-culpable no deriva del haber incurrido en tal espacio de posibilidades sino en esa pro-
en culpas, sino que el incurrir en culpa o yección, en esa nihilidad, es la fisura, la rotura
deuda, el hacerse culpable, sólo es posible en que atraviesa a la existencia, el abismo que se
virtud de un ser-culpable, de un ser-deudor abre dentro de ella. Dicho de otro modo: no
más original, inscrito en la propia estructura somos sino como proyección ("por delante de
del "cuidado". Y para Heidegger se trata sí"), y sólo como la proyección que somos
entonces de poner al descubierto esa negativi- damos con nosotros mismos ("ser ya en");

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somos, pues, el fundamento de nuestra proyec- posibilidad más propia de uno, que es a lo que
ción, pero un fundamento que nosotros mis- la conciencia llama, es no huir de ese original
mos, que consistimos en él, no hemos puesto, ser-culpable o ser-deudor, un no huir que se
un fundamento que por su facticidad nunca revela como un "querer tener conciencia", un
puede tenerse, y que dentro de sí dista ele sí el proyectarse, por tanto, respecto a una posibili-
abismo que, por tanto, él mimo cs. dad de sí, la tmís [undante y original ele todas.
Pero no es sólo por el lado del "estar arro- La existencia, decíamos, es espacio de
jados" en el espacio que somos, también por el exhibición de las cosas en lo que son y en lo
lado de proyección en que ese espacio consis- que no son, en su ser o no ser tales o cuales;
te. la existencia revela transida de nihilidad. el ese espacio, en la huida que en el mismo acae-
existir es proyectarse relativamente a posibili- ce respecto de la inhospitalidad que lo caracte-
dades, precisamente a tales o cuales posibili- riza, acaba revelándose a sí mismo como des-
dades y no a otras. Esta exclusión, esta nihili- peñadero: pero incluso en la vuelta a sí, en la
clad, este "no a otras", portenece a la propia vuelta a la "razón", esa vuelta no puede serlo
estructura de la proyección, a la libertad que la sino sabiéndose fundada sobre un abismo que
define. Si por el lado ele ser-fundamento la constantemente la transe, sabiéndose por tanto
existencia se revela como un abismo, como un como un despeñadero siempre posible. Tanto
fundamento que no se tiene a sí mismo, como la filosofía tradicional como la filosofía
la "deuda" que el fundamento tiene consigo, moderna y contemporanea, en fonna del "pen-
como la deuda consistente en el que el funda- samiento de pensamiento" de Aristóteles, del
mento se recibe prestado a sí mismo como "saber absoluto" o del "saber absolutamente
fundamento, por el lado de proyección, por el que se sabe" de Hegel, del "tenerse el sujeto
lado ele aquello ele que el fundamento es fun- induhitablcmente a sí mismo" de Descartes y
damento, se revela transida también de nihili- HusserL o incluso en la forma aparentemente
dad. Y con esto tenemos el concepto que bus- finita (y aun escéptica) de pretender nuestra
camos. "Culpa" o "deuda" original llama razón una absoluta y definitiva claridad sobre
Heidegger en Ser y Tiempo a la estructura de sí misma en fonna ele un lenguaje bien constri-
nuestra propia existencia, por la que ésta es el do y perfectamente claro (Filosofía Analítica
fundamento, un fundamento en cuyo centro se del Lenguaje), habían supuesto ambas en defi-
abre el vacío, por la que ésta, digo, es el fun- nitiva un fundamento no transido ele finitud, o
damento ele una proyección tTansida ele exclu- habían proyectado al menos la idea de un fun-
sión y negatividad y que de por sí Tepresenta damento que fuese en definitiva ajeno a ella.
ya quebranto o posibilidad de quebranto para Es lo que Ser y Tiempo nos pone ante los ojos.
el ser del prójimo. Proyectarse respecto a la

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