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Capitulo TI Reacciones psicopatolégicas a las rupturas involuntarias de la actividad profesional (jubilaciénsdespido, enfermedad, readaptacién)* Introduccién / Nada es més diversificado y hetergeno que las relaciones que estable- cen los hombres con su trabajo. Un andlisis global correrfa el riesgo de ser incompleto 0 erréneo. ;Actividad profesional? A partir de alt, se empiezan a constatar grandes dificultades. Probablemente nosotros no tengamos dere- ccho de asimilae desordenadamente las profesiones de arquitecto y de peén de la construccién, de cirujano y de enfermero, de escribano y de seeretaria dactilégrafa, de ingeniero y de obrero especializado, Por eso, procederemos a un anélisis en dos etapas: ta primera estard re™ ferida a las profesiones que necesitan una larga formacién y que conducen a tn ofic’o. La segunda etapa estaré referida a las profesiones descalificadas, ‘como Iss que podemos encontrar en la producci6n en masa. : 1. Las categorfas profesionales mas elevadas dela jerarquia sociocultural 1.1. Trabajo y deseo ‘A menudo, en estos casos, el deseo es el fundamento mismo de la actvi- | dad de trabajo: interviene sucesivamente en la eleccién de la profesién, en= "Ja formacién que a menudo sobrepasa los diez aifos una vez terminados los estudics secundarios y que tinicamente Hlega a término si se sostiene por un deseo tenaz en Ia especializacién, en el ejercicio de la actividad y en el per- * Contibacion reseniaéa en fas KXVI Journées de I'Hoplal Heari-Rouselle,organizadss por J. Aumey B. Jouve sobre “Travail et Psychiatrie”, Pars, 17-19 de noviembre de 1982, bajo lt ‘presidensia de D. Noe. Publicado oviginalmente en Psychologie Medicale, 1983, 15, 1: 1875- 1880, SFL. Buiter. 477 Trabajo y desgaste mental - Christope Dejours feccionamiento del saber productivo a largo plazo, Podemos comprendet fé- cilmente en esta coyuntura que{si el deseo esté presente en toda le vida de trabajo y su estructura, el trabajo, a su vez, puede ser un elemento clave del dispositivo mental que va desde el “deseo” hasta la “satisfaccién del deseo”) El trabajo se va enganchando entonces en forma compleja con la historia in fantil det sujeto, de manera tal que no solamente esté en armonfa con la his- tora y la personalidad del sujet, sino que sea también el soporte concreto e incluso la oportunidad para ampliar y precisar el deseo. Es fiicil comprender en este caso que, al romperse esa relacién privile-” ‘siada del hombre con su trabajo, se esté amenazando al mismo tiempo fa di ndmica del deseo y la dialéctica entre el sujeto y la realidad, Despido, jubi- lacién forzada o anticipada, accidente que produce invalidez y readaptacign oreconversién pueden amenazar ficilmente una economfa psiquica que has- ta entonces le debia su estabilidad al trabajo en sf mismo. 1.2, Debilidades e inmunidades frente a las rupturas de la actividad profesional ‘Tenemos derecho a preguntarnos, a partir de esta observacién, por qué todos los Syjetos implicados de tal manera con su empleo no sufren una des- compensacién cuando se jubilan o cuando son despedidos. Podemos constatar, con la condicién de emprender una investigacién psicopatolégica mas precisa, que no todos los trabajadores estén en una si- ‘tuacién psfquica equivalente, incluso cuando para todos e! trabajo tenga un papel psicoecondmico crucial. Entre las innumerables diferencias que pode- ‘mos poner en evidencia, destacaremos cuatro variables que nos parecen de- terminantes, a saber: el lugar que ocupa el trabsjo para cada sujeto con res- coy a las actuales relaciones afectivas. By trabajo con respecto a las sublimaciones La sublimaci6n es un proceso mediante el cual el sujeto renuncia direc tamente a satisfacer ciertas pulsiones para darles salidas sustitutivas por una actividad de carécter social. Es un proceso complejo sobre et cual no tene- mos todos la misma capacidad y un tema sobre el cual se ha escrito mucho sin legar a agotar todos los interrogantes que plantea, Freud insistié sobre el hecho de que la sublimacién se interesa primero en las pul “parciales”, es decir las que no estin correctamente enlazadas con la sexua- lidad genital y que, en ausencia de sublimacién, se manifiestan bajo Ia for-| rma de distintas perversiones (sadismo, masoquismo, voyeurismo, ex a7 Reacts scopes as ruptures ivelotai ea etd prt «Chrisp Dears rnisme, ete.) A pesat de conocer varias formas de sublimacién por un cambio de ob- Jeto de la pulsién (sadismo subliminado en el cirujano, voyeurismo en el fo- {6grafo); no encontramos tan a menudo sublimaciones que involucren no s&- lo al objeto de la pulsiGn, sino también a su objetivo, Freud puso principal- mente de manifesto este proceso insitoenire los ereadores: artistas y pen- sadores. - + Lasublimacién es coimpleja pero sobre todo es frégil y no'se improvisa.? Es el resultado de un deticado trabajo psfquico. Es decir que, rompiendo una actividad de trabajo donde se han ido edificando las sublimaciones, corre ‘ios el tiesgo de, al mismo tiempo, destruir un edificio construido con pa- ciencia por el sujeto a su medida, y dé provecar un reflujo contra él de pul! siones por fata de inversién, to que en sf puede casionar, bajo ciertas con diciores qué no podemos detallar aqut, una situaciGn mental (y somética) peligrosa. - La economfa psleosontética ‘Tanto las sublimaciones com la actividad aboral en s{ misma implican ta existencia de la “economfa psicosomstiea”. La tarea, su organizacién, su ‘onienido, sw modo operatorio, implican restricciones Cognitivas, sensoria- les y motrices, en las cuales el sujeto hace trabajar sus misculos, sus érga- nos de los sentidos y su sistema nervioso. Esta intervencién es muy dificil de analizar. En cicrtos casos, es inadecuada y es fuente de fatiga y de sufr rmiento, En otros es, de por sf, una fuente de relajaci6n y de satisfaccién, Te- rnemos que saber que cada sujeto esta dotado de una estructura particular, ‘facics a Ja cual regula su economfa psicosomitica y que, por este hecho, no podemos hablar de “buena” 0 de “mala” tarea, En cada oportunidad se for- ‘ma una relacidn espectfica entre un hombre y las exigencias de su tarea que, en ciertos casos, es susceptible de acondicionamientos personalizados. Co- ‘mo ejemplo, ciertos sujetos solamente Ilegan a calmarse cuando realizan an- tes un cierto abajo muscular (deporte, trabajo de obra), mientras que otros precisan estimulos psicosensoriales (como los que podemos encontrar en las tareas de conduccién, en general de todo tipo de aparatos: autos, motos, gras, aviones, ete. en cambio, otros ticnen necesidad de exigencias cogni- tivas y s6lo pueden descansar cuando han realizado juegos sofisticados de matemética 0 han resuelto complejas palabras cruzadas. Pero hay que cui- darse de las generalizaciones. Entre los cirujanos, tenemos que hacer distin- cciones: hay tanta diferencia desde el punto de vista de la economia y de Tas estructuras psicosométicas entre tos ortopedistas para adultos —que a menu- do estin obligados a desplegar una actividad muscular intensa— y el neuro- ava ‘Trabajo y desgaste mental - Christophe Dejoure cirujano que diseca con fa ayuda de tn microscopio, como la que existe en- tre un caspintero y un relojero. La actividad profesional que responde mejor a la estructura del sujeto se encuentra, a menudo, al final de un camino cuyo trazado esté asegurado por el juego articulado de Ia eleccién profesional, la formacién y la especializa- cidn. Es facil entender que a una ruptura involuntaria con el trabajo no siem- pre le siga una recomposici6n satisfactoria de la relacién hombre-tarea, en el caso de que se asigne al trabajador a un nuevo puesto de trabajo. Es el pla- cer que proviene del ejercicio del cuerpo el que esté cuestionado, y esto pue- dea veces ocasionar una vivencia de agotamiento o de desborde por una ex- citacién que no puede ser ejecutada y, ms a menudo, des6rdenes somaticos centté fos cuales figura la aparicién de nuevas patologias fisicas o el agrava- tmiento de afecciones erdnicas que hasta ese entonces estaban compensadas. Por to tanto, se trata ante todo de tas descompensaciones psicosométicas provacadas por las rupturas de ta actividad de trabajo. ‘Trabajo e historia infantil En el mejor de los casos, el trabajo oftece “satisfacciones sustitutivas” a los deseos, tales como las que fueron forjadas por la historia infantil 0, en téeminos mis téenicos, por la “neurosis infantil” Las sublimaciones son un ejemplo de esto, Pero a veces et sujeto, para tratar de “conciliarse” con su pasado, opta por oponerle tuna desmentida, deserita én la teoria psicoanalitica con'tos términos de formacién reactiva, nogacién, rechazo 0 ruptura segiin los casos particularizados. La actividad de trabajo aparece entonces como separada de su pasado e incluso destina- daa mantener activamente esta separacidn para proteger al sujeto de un re- surgimiento inapropiado de su historia infantil, mas generalmente, de su inconseiente. En vez.de negociar con su inconsciente para Hegar a un com- promiso, como es la formacién sustitutiva, se sta deliberadamente en una probleiatica de relacién de fuerzas, donde el campo esti ocupado por el ‘mas poderoso de sus protagonistas. En este caso, el trabajo es esencialmen- te defensivo, Es una “contrainversidn”, mucho menos flexible y sutil que la sublimacién, No es raro que Ia interrupcin del trabajo por causa de un des- pido (0 incluso por jubilacién) nos muestre la rigidez de este sistema defen- sivo y'que el sujeto se encuentre, brutalmente y sin alternativa, frente a lo que siempre quiso désconocer de sf mismo. En ese momento, surge la crisis, acompatiada a veces por una descompensacién psiquidtrica como resultado (bajo la forma ansio-depresiva mal organizada o bajo ta forma de un senti- miento de persecucién y delitio). a y Reacts pcopatlcas lat rpturanvalantaas de acted pofsinal-Critphe Dejars La stuacién frente alos confictesafectivos actuales Noes excepcional que el sujeto utilice su trabajo para hbir, esta vez no solamente de su pasado, sino de la forma en que éste se actualiza en el pre- sente, por la superposicién de los confflictos afectivos que lo oponen a su pa- ej, asus hijos, a sus padres, etc. EL trabajo y la hiperactividad resultan ser, ‘en ese momento, una casién providencial para escapar de los contictos, De ahora en més, esta actividad de trabajo se beneficia con un contingente de cenergfa suplementaria cedida para su funci6n defensiva, Esta tiltima toma el fiombre de “comportamiento fobica” (y no de “faba” que, en su sentido pro- pio, hace referencia a una organizacién mental particular y a procedimientos, psiquicos especificos en direccién de ciertas representaciones sexuales), Los casos de interrupciones del trabajo por despido,jubilacién, acciden te, la éoiivalescencia luego de un infarto del miocardio, etc., pueden adoptar ina Ferma Eatastr6fica y amenazar el equilibrio mental o la salud som: del paziente, proyectindolo sin miramientos a una verdadera fosa donde tos Conflictos son tan temidos como los leones de los circos romanos. Los ejem- plos en esta materia son bien conocidos por los ejecutivos, y a propSsito de ellos se han publicado numerosos artfcutos. Notaremos, en forma un poco esquemitica, que los puntos I y 2, consa- grados a la sublimacién y a la economéa psicosomética, nos muestran un compromiso positive en el trabajo, donde se buscan salidas originales para el deséo del sujeto, su pasado, su historia y sw personalidad, Podemos enton- ces hablar del trabajo como inversidn, En los puntos 3 y 4, que tratan sobre la lucha contra el pasado y los coniictos, el trabajo se presenta, ante todo, como un medio de luchar contra si mismo. Ya no se trata de una salida per sonalizads, sino de una inversién en forma de “actitud reaccional”, Habla- remos entonces de! trabajo como defensa. Tenemos ta seguridad de que, en el campo predictivo 0 pronstico, los sujetos que se sirven sobre todo del trabajo como defensa son relativamente ‘mas vulnerables que los otros ante la ruptura de la actividad profesional. Los (que se sirven del trabajo como sublimacién nos muestran —a menudo, pero rio siempfe— aptitudes psiquicas mas flexibles, 1o que generalmente 8@ tra- duce en inversiones de calidad, fuera del trabajo. La ruptura es entonces me- nos peligrosa. Serfa inoportuno explayamos sobre generalidades més alli de esto. EI trabajo del psicoanalista consiste en hacer la investigacién de esta relacién compieja con el trabajo, y como siempre evitaré generalizar, para preservar Jo que hay de Gnico en el ordenamiento particular reclizado por cada sujeto con le realidad. 484 Trabajo y desgaste mei als Christophe Dejours 1.3. Aspecto semiolégico de la descompensacién. Habida cuenta de lo que se dijo hasta ahora, comprenderemos que la for- ma de Ia descompensacién mental o somitica no depende de la actividad de trabajo. Sino que depende, ante todo, de la forma en que fuera elaborada ia relacién del sujeto con su trabajo, Muchos ejecutivos han tenido infartos de! miloeardio, y no por causa del trabajo, sino porque entre ellos se encuentran ‘muchos sujetos que se comprometen con su tarea tanto mds enérgicamente en cuanto que ella es también una huida frenética de la angustia intrapsiqui- «a. Esto, por supuesto, es aprovechado por ciertos empleadores de tal mane- +a que realizan insensiblemente, cn forma oculta, una verdadera seleccién en ciertas empresas aprovechando las fobias del comportamiento, que final- mente se destruyen bajo Ia accién de una insuficiencia coronaria (otros ejemplos de explotacién de los vicios y de los defectos por medio del traba- Jo, son bien conocidos) Ocurre lo mismo con las descompensaciones psiconeursticas y depre vas: cémo surgen y su forma dependen, ante todo, de Ia estructura del suje- toy de la manera en que haya utilizado el trabajo hasta ese momento. En ‘e80S casos, nunca encontraremos una patologia mental profesional que se aproxime al modelo de las enfermedades profesionales debidas a los dafios fisico-quitticos de los ambientes de trabajo, como el saturnismo, la sordera profesional o la silicosis Sobre Ia base de este anilisis, concluinios que el tratamiento de las en- fermedades de ta jubilacién y del desempleo, originadas en las categorfas so- cio-culturales més elevadas, no estén relacionadas con la competencia de ningtin especialista psiquidtrico, y en ningtin caso con un piscopatélogo del ‘trabajo que supuestamente seria competente en el tema. 2. Reacciones psicopatolégicas paradéjicas entre los trabajadores descalificados De ahora en més, la situaciGn es completamente diferente, y hasta ins6- lita, Esto se debe a que constatamos con bastante frecuencia que los obreros, empleados, ¢ incluso asalariados agricolas, aportan su contingente de victi. mas psiquistricas, no solamente a rafz de un despido, sino también después de jubilarse, cosa que no es excepcional ‘Sin embargo, el andlisis que propusimos anteriormente para los ejecuti vos y las profesiones liberales no es aplicable para estos trabajadores. Al mi ako Resse plop is rptras iat esti poe - Crise Deburs rar mis de cere, no sabernos dar una explicacidn simple a estos hechos que son de observaciGn comin. i profesiones descalificadas, es porque el trabajo se irae n radicalmente diferente en lo que se refiere a la ac- vidad psfquica. Entre las tareas descalificadas, tomaremos el ejemplo de las ‘areas repettvas (ales como is determinadas por la Organizaidn Ciena a del Trabajo -OGT— puesta a punto por F. W. Taylor), elegidas por su n frecuencia y por la continuidad de su despliege desde hace casi 100 ‘afios sin interrupci6n, Actualmente, la taylorizacién del trabajo sigue expan- digndose en el sector terciario y en los servicios (compafias de seguro, ban- 0s, correos, sedes sociales, efc.). En comparacidn con las tareas altamente calificadas, las tareas repetitivas se presentan como radicalmente diferentes respecte’ de Jas problemiéticas del desco, la sublimacién y la economia psi- cosomitica/ 2.1, Respecto del deseo Por mas que estemos pensando en la eleccién profesional, la formacién, laexperiencia el saber productive, constatamos que el deseo del sujeto tie- ne paca o ninguna cabida en este trabajo. En regla general, estos trabajado- +e no eligen trabajar en cadena, sobre una maquina-herramienta 0 frente @ ta pantalla de visuatizaci6n. Ningdn investigador encontré nunca como re- sultado de sus estudios, fa existencia de una vocacién de los obreros por el trabajo dividido. La formacién profesional no es més que una simple pala- bra, que a menudo se reduce a wna orden o a una consigna, Ocurre con bas- tante frecuencia en el taller que a un obrero se lo transfiera desde su puesto ‘ cualquier hora del dfa para reemplazar a un ausente 0 para solucionar un euello de botella” que se forma en la linea de produecin, sin un aprendi- 2zaje previo. Esto se realiza mny 2 enna y na tendefamas qjie sorprender- nos, ya que lo que busca explicitamente la OCT es precisamente esta faci dad en cuanto al uso de Ta mano de obra En lo que se refiere la experien- cia, a perfeccionamiento, al saber productivo, éstos se ven reducidos a una twisteearicatura: no hay capitalizacién posible pero ademés, por definicién, el obrero no debe tener “oficio”. No basta con hacer notar que el deseo no sostiene a la actividad de t bajo. hay que completar la investigacién con una segunda observacién: el trabajo no se realiza sin el deseo, sino contra el deseo, Para mantener su Dueso ls cadence obreo debe ella Sur dens, uel ndcaran ge- uramente otras alternativas, otros gestos, otros proyectos. Para poder pro- seguir con su tarea, generalmente el obrero debe luchar contra sus suefios, onira sus fantasfas y contra su fancionamiento mental har Trabajo y deegaste mental - Christophe Desours sf mismo, contra su personalidad, contra su deseo, “Pera poder sobrevivir, 1 debe renunciar en parte a ser.” Los gestos estereotipados y repetides obligan al obrero a separar los actos y sus cuerpos de la vida fantasmética, Aparece .Aquf una ruptura trégica, que volvemos a encontrar en todos los trabajadores ‘n0 ealificados, entre la cabeza y el cuerpo. En casos extremos (trabajo por diezas) esta ruptura debe sumarse a una “represiGn” (en el sentido psicoanae Iitico det término, que no es sinénimo de inhibicién) de toda evasion men tal, ya que esta ltima se acompafa irremediablemente de una disminucisn de la cadencia, un aumento de los errores y de los tetogues, 0 por un gesto desafortunado que termina siendo sancionado con un aecidente de trabajo (es necesario precisar aguf que el funcionamiento mental no se refiere a un trabajo “intelectual” en oposici6n al trabajo “manual”, sino al funcionarnien- to del aparato psfquico). Esta lucha culmina en una especie de pardlisis del funcionamiento psi- quico, muy molesta, que es efectivamente vivida y percibida por los traba- Jadores como una despersonalizacién, una/alienacién y un empobrecimien- {o, cuando noes una destrucci6n. Sin embargo;estapanilisis es dificil de ob- tener; no es para nada espontdinea y exige por parte del trabajador un gasto de energia considerable. De muinera tal que existe una etapa de preparacién y.de lucha contra sf mismo que procede a su obtencién y que es todavia més dificultosa que Ta parétisis mental en sf misma. Hemos mencionado en otra parte que la vida fuera del trabajo esté atravesada por este imperativo y cé- mo es poco a poco estructurada por el trabajador para contribuir a esta auto- rrepresién y mantener el condicionamiento tan costosamente adquirido du- rante todo el dfa, 22, Respecto dela sublimacién Podemos entender. sin necesidad de explayarnas demasindo, ‘modo operatorio impuesto, rigidamente organizado, de donde précticamente on excluidas todas las posibilidades de acondicionamiento de la organiza- cci6n del trabajo, no puede haber espacio alguno para él juego de la sublima- cin. Es decir que, en la préctica, el trabajo no puede brindar ninguna aper- ‘ura a las pulsiones parciales, por lo cual el trabajador tendré, en el mejor de Jos casos, que buscar fuera de Ia situacién de trabajo para encontrarles una silida personalizada, La materializacién de las condiciones propicias al ejer- cicio de las sublimaciones fuera del trabajo es algo dificultosa por las razo- nes mencionadas acerea de la dependencia de la vida fuera del trabajo res- pecto del condicionamiento productivo y de sti mantenimiento. A éstas cabe ‘igtegar un carsincio debido no solamente a las condiciones de trabajo, sino también, como veremos més adelante, a una economia psicosomitica en si- tuaci6n vulnerable. Sin embargo, algunos obreros y empleadas (sobre todo lala Reseiesponpatgeas as opters avatars dela atid profesional - Christe Deja cuando todavia son jévenes) logran salvar una parte de su ser del laminador psiquico que es el sistema Taylor. Pero incluso en esos casos las horas en las que el cuerpo queda desvinculado de su jefe natural, que es el funcionamien- to mental, participan de una situacién anormal y costosa para la salud. 23, Respecto de la economia psicosomatiea ‘Lo que se dijo anteriormente bastarfa para mostrar los esfuerz0s que de- ten desplear estos trabajadores para salvar su equilibrio psiquico y somét co, La ruptura realizada por la OCT enire el funcionamiento mental y et cuerpo, como ya dijimos, es peligrosa; sin embargo, atenda la percepcién por parte del sujeto respecto de los riesgos que corre, acd y ahora, en este en: frentamiento trégico contra las condiciones y la organizaci6n del trabajo. El clivaje entre/psico” y “soma” y, en el caso limite, Ia pardlisis mental que de- Ja al cuerpo sin defensas frente a la organizacién del trabajo, evoca en for- nig Impactaaé Io que fue denominado con el nombre de depresién esencialS por los psicosomatstogos: estado destructor, donde el cuerpo se encuentra esprovisto de sus apoyos mentales y es la presa seleccionada por las enfer- medides sométicas. La depresién esencial s¢ ubica, en efecto, como punto de partida de las “desorganizaciones progresivas’™§ Concliimos entonces que el trabajo taylorizado provoca en la experiencia estados similares a las epresiones esenciales con una fragilizacién del cuerpo como consecuencia. ‘Cuando agregemos a esto que a menudo se trata de trabajadores que se ven enfrentidos a las peores condiciones de trabajo, entenderemos ficilmente su mayor morbilidad y su menor longevidad en comparacién con la poblacién en genital y, por supuesto, mas claramente todavia en comparacién con los jecutivos y los profesionales liberales. 24, La paradoja psicopatolégica Si todos estos elementos fueran considerados, padrfamos observar ruptu- sas de la actividad profesional, una verdadera liberacién. Primero una libe~ raci6n del funcionamiento mental y luego un alivio, Podemos encontrar és- ta posibilidad en la realidad y ciertos testimonios tienen, al respécto, un va- lor ejemplar.7 El obrero que resulta liberado de las exigencias organizacio- nales cuando se encuentra en situacién de desempleo parcial, experiments ‘en un corto plazo verdaderos reencuentros con su cuerpo y su vida mental. La explosién fantasmitica es vivida en una atmésfera eufdrica. Pero no es raro, paradéjicamente, que e despido 0 incluso Ja jubilacién estén acompafiados de una crisis psicopatoldgica tan sorprendente que me- 4185 Trabajo y desgaste men + Christophe Dejours rece integrarse en su mecanismo. {Cémo puede el efecto de la liberacién in Vert de este modo sus efectos? Podriamos invocar las consecuencias materiales y Ja amenaza concreta ‘que resultan de la ruptura del trabajo. Sin embargo, este argumento, a pesar de ser importante, es tal vez insuficiente; pierde su fuerza en el caso de que el despido no signifique inmediatamente el desastre (despido por causa de fuerza mayor o econémica) ¢ atin més cuando se trata de Ia jubilacién. Ade- ms, se observa que cuando hay reacciones psicopatol6gicas a estas circuns- tancias, ef discurso de los trabajadores no se refiere directamente al tema del selario. Predomina una sensaci6n de inutiidad, de absurdo, de falta de sentic do, al menos antes de que el cuadro de la depresi6n sea francamente supera- do en direccién de la patologia mental. Més allé de esto, si se produce una patologfa mental probada, nos encontramios frente a una vivencia de persecu- sin, de delirio, de fobias o de hipocondria..., donde, de todas formas, ya no encontramos el problema del trabajo enunciado simplemente como tal, en la palabra del trabajador enfermo. Solamente encontramos la ruptura de activi- dad en la anamnesis, como un hecho reciente, y generalmente se le atribuye la funcin sibitina “de factor reaccionat”, en Ia terminologia psiquidtrica 25. Andlisis de la paradoja Podemos dar al menos dos explicaciones que no son mutuamente exclu: yentes de las reacciones psicopatoldgicas en lugar de la vivencia euf la liberaci La primera de éstas se tefiere al funcionamiento psiquico en sf mismo, en cambio Ta segunda se refiere « las “ideologias defensivas del oficio”, _Elfuncionamiento mental liberado: en ta primera constelacidn psicopa- tolégica, el trabajador liberado de su trabajo constata con asombro que no sabe qué hacer con esa libertad. La investigacién clinica nos revela entonces ‘que por falta de una situacién desprovista de las habituales exigencias orga- cionales, el funcionamiento mental queda paralizado o, al menos, queda “‘tipoténico”. El tabajador se encuentra entonces frente a lo que temfa: no ser él mismo, ya que ha perdido su personalidad en la batalla del trabajo al ‘mismo tiempo que sus gustos, su energia su iniciativa y sus deseos. Es una situaci6n dramética donde el trabajador debe ahora afrontar, sin su acttal Coartada, el juicio implacable de su ideal del yo, Se abre entonces labrecha de una depresién narcisista que desemboca a menudo en un proce- s0 de somatizaci6n. Estos estados elfnicemente identificables plantean algu- has cuestiones de orden psicoecondmico, ZEI funcionamiento psiquico puede sobrevivir a la represién y volver a 186 Reaces spats as paras invoenaras ea atid prtesnal« Crip Drs reapareeer “ad integrum”? {Existe algin tiempo de represign més allé del cual algo fuera destruido irremediablemente en el funcionamiento psiquico? GExisten condiciones particulares que provocan el desencadenamiento de es- ta situacidn? No tenemos ninguna respuesta conereta para dar a estas tres preguntasy Sélo podemos relaciona eto con la observarin de que alos obreros y em-| pleados descalificadog, que estén sometidos a tareas repetitivas, les cuestal soportar el comienzo de las vacaciones y a veces pierden varios dias antes| e disfrutar de su tiempo libre. Tenemos la impresién de que al confrontar-| se brutalmente con la relaciones afectivas, familiares y de amistad, pero sin, poder usar un funcionamiento mental que esté paralizado 0 retardado, estos, Sujetos se encuentran en cierta forma desarmados, desbordados e incluso traumatizados y buscan protegerse mediante el aislamiento y las teacciones de imritaci6n y de rechazo, que su entorno no comprenés. Acc se plantea entonces para el trabajo, y en forma un poco particular, la ccuestisn de la elasticidad del funcionamiento psiquico, En otra constelacién psicopatol6gice, podemos constatar que frente & la liberacién de las exigencias de trabajo él funcionamiento mental parece renacer de entre sus cenizas. Pero cen lugi de aportar placer, el reencontrarse consigo mismo anuncia més bien la angustia, La investigacién elfnica nos muestra entonces que el trabajador te- ie las conseciéricias, que traerd al cabo este nuevo despliegue de sf inismo. Y una vez que ef oreo logre liberarse de estas trabas menteles, e6mo encon- ward ésc la energfa y el gusto por buscar un nuevo empleo, necesariamente descalificedo (dada ia situacién econémica y Ia ausencia de formacién técni- co-profesional), es decir sin6nimos de un muevo desgarramiento, de una nue- va sujeci6n y de una nueva vida de sufrimiento. Asf, la liberaciGn inaugura un cconflicto muy grave entre, por una part, el deseo de dejarse llevar por Ia ale- aerfa de desear y de sofiary, por la otra, fa necesidad de reencontrar los esfuer- 208 orientados hacia la bsqueda del sufrimiento y de la despersonalizaci6, La liberacién empuja al trabajaclor hacia un conflicto dificil de resolver donde sé afrontan la “disciplina del hambre™ y el desco de ser él mismo. A ‘veces ocurre que la situacién’psfquica es todavia més temida en ese momen- to gic antes, cuando se planteaba la cuestiOn, mientras que el sujeto'Sé afo- taba en a parilsis mental y la alienacién, Entendemos también que ciertos trabajadores, presintiendo el peligro, cluso antes de dejar de trabajar Gubilacién o despido), reaccionen por anti- ccipado contra wna liberacién mental que saben que es ficticia y que con el tiempo tlega a ser peligrosa. EI carfcter absurdo de tal situaci6n es dificilmente sostenible, ide modo |: tal que entre los mis “razonables” de los trabajadores amenazados por el de. 187 Trabajo y desgaste mental - Christophe Dejours sempleo podemos observar la mayor cantidad de reacciones psicopatologicast. Tal situaeién desborda tambin los recursos mentales de certs obreros que estin por jublase, ya que temen que después de teint, cvarena o mas aos de represign del funcionamiento ps(quico, vuelva a resurgir et inconsciente con sus consecuencias (que sabemes no envejecen para nada) para constatar aque la vida ha pasado y sural ver que sus cuerpos ya no tienen veinte ais. [Los reencventios corten entonces el riesgo de sec demasiado brutales, la dis- crepanciay el balance pueden llegar a ser demasiado penosos, y as{entende- ‘mos que certs sujetoseviten con todas sus fuerzas desliarsefécilmente ha- cia la descompensacidn éepresiva, psiconeurdtca o psiccsomitica. Las ideologia defensivas del oficio Las ideologtas defensivas del oficio§ fueron descritas cuando se estudié alos trabajadores de la construccién y de las industrias de proceso. Consis- ten en actitudes y comportamientos parsdéjicos que a menudo son extrafios ¥y espectficos de cada oficio. Las mismas interesan a todo el colectivo de tr bajo implicado. Tienen como objetivo lanzar un desafio colectivo a los pel 10s y datios causaitos por et trabajo. gracias al cual, simbticamente, la po- i6n de los trabajadotes se revierte: de vietimas pasivas del riesgo se vuel- ven simbélicamente activos organizadores del peligro y de su control. Estos comportamientos van acompafiados de un sistema de valores y de prohibi- ciones, cuya coherencia y solidez. son notables. De este modo, ias ideologtas del oficio tienen una funcién defensiva respecto del miedo causado por el cenfrentainiento entre el hombre y ta nocividad de las exigencias del trabajo. Los obseros descalificados forjaron también una ideologfa defensiva del oficio que Harnamos ideologfa del suftimiento? 0, mejor dicho, ideologia de la resistencia, Consiste en un sistema colectivo mediante el cual {os obreros se defienden colectivamente contra los efectos nocivos del trabajo repetitive sobre su salud, Es una simple javersién que consiste en constatar el sufi tmiento psiquiéo generado por Ia OCT y sus consecuencias psiquicas y fisi- aS. EI sufrimiento es en’sf mismo denunciado, pero el hecho de aguantar, de quedarse en su puesto, de no enfermarse, de no terminar delinguienda o ‘meridigando, en dos palabras, de resistir, se eleva al estatuto de valor promo- vido por la colectividad obrera. Un valor que no slo se sostiene sobre la ma- terialidad de las cosas (obtener un salario, cubrir las necesidades familiares), sino tambign sobre esperanzas.compartidas por los trabajadores. Este traba- Joy esta produccién tendrian un valor potencial: mejorar el consumo de los hijos y de la sociedad, desarrollar {a economfa nacional, e incluso, de mane- ra no excepcional, servir a una empresa o a un patron. El empresariado su- o aprovechar a su debido tiempo esta dltima posibilidad en las empresas donde el patemalismo y el “espiritu de empresa” eran ventajosos. ie einstein eu Reais pogo ala aptras inveanari de acta prfesanal- hrsupheDjours Cuando, como ocurre actualmente, es la empresi la que se presenta ex] quiebra, el desempleo se acompafia con un derrumbe de todo ese dispositi- vo, el cual por més frégil que fuera, tenfa, sin embargo, cierta eficacia, co- ‘mo nos lo indican las rcacciones psicopatol6gicas observadas. De pronto, todo el sistema de valores se derrumba, Este sufrimiento no les servird a sus hijos ni a ta sociedad, ya que la empresa esti en quiebra, Ni si- ‘quiera sirve para enriquecer a un patrén, ya que él mismo debe renunciar allo. Cuando desaparecié lavilusi6n, una parte del dispositivo de defensa con- tra el sulrimiento ya no es utilizable y, a partir de ese momento, cada obre- 10 despedido debé arreglarselas por s{solo para suprimir la angustia y hacer frente ala realidad, Algunos de ellos, que poseen toda la fuerza propia de su ‘edad, se dafian tristemente. Tenenios qiie agregar a esto que la ideologfa defensiva duplica los valores relacionados con e! sufrimiento, con una cierta cantidad de prohibiciones te- naces que conducen a denunciar todas las formas de no-trabajo y de no-sufti- tmiento, no-resistencia, las cuales se ven afectadas por signos de holguzaneria, de pereza o de vieio. Se condenan ast, en forma desordenads, tas ausencias al trabajo, las licencias por enfermedad, ls invalideces... y el desempleo. En caso de despidos importantes en una regidn, los que conservaron su trabajo se replicgan alrededor de Ia ideologfa del oficio y condenan més enérgicamente a Ia exclusidn a fos desempleados que, a pesar de ellos, ile- van consigo Ja amenza que debe permanecer oculta. Et obrero desocupado debe entonces hacer frente al absurdo de un sistema defensive que ya dio prueba dé sit ineficacia y, ademés, a la respuesta social muy dura que se ‘welve contra él y, explicita 0 iniplicitamente, 1o sentencia, por intermedio de In vor. de sus propios camaradas, al anatema de la vergilenza. Ciertos trabajadores no sobreviven a esta conjugacién de ataques que ha- ‘cen cco a Ja depresién que se deseribicea previamente. Asf descrita, esta ideologia defensiva de los trabajadores descalificados parece ser anticuada. Sin embargo, todavia esté viviente, incluso si hoy en fa se fractura y se resquebraja. Fa realidad, las primeras rajaduras del edi- ficio ya se notaban antes de la crisis econdmica actual, y tenemos que pre- ver que los. préximos efectos de estas fallas modifiquen sensiblemente las observaciones clinicas que estamos dando hoy. 3. Conclusiones En esas circunstancias, existen medidas curativas particulares.o.una prevenci6n posible de los efectos de este sufrimiento causado por la organi- 489 Trabajo y desgaste mental - Christophe Dejourt n del trabajo sobre la vids mental y el equilibrio somético? ‘Al parecer, este asunto no incumbe a los médicos, a Jos psiquiatras ni al psicoanalista, Primero hay gue estudiar la realidad, para poder convencerse de que, por mai caricaturesca que sea la descripcién de los trastornos psfqui- os y somséticos ocasionados por la organizacién del trabajo segdn el siste- ma Taylor, no se trata de una anéedota sino que es tna realidad en la que es- tin implicadas millones de personas durante toda o parte de su vida. No tic- ne nada de sorprendente el hecho de que sea necesario hacer distinciones en- tre, por una parte, los oficios muy complejos de los profesionales situades. en Ta cumbre de la jerarqufa sociocultural y, por otra parte, las tareas no ca lificadas. Entre estas dos situaciones extremas de la relacién hombre-trabajo, don-

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