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FONÉTICA Y FONOLOGÍA.
UNIDAD DIDÁCTICA I
I. PRINCIPIOS GENERALES
TEMA I: Fonología
Los tres primeros temas contienen los principios básicos de la Fonología y de la Fonética
sobre los que se establecerá prácticamente toda la teoría de la asignatura.
Partimos del proceso de comunicación, porque es el vínculo que se establece entre una o
varias personas cuando se dicen algo, cuando se envían un mensaje, bien hablando o por
cualquier otro medio.
Este mensaje está constituido por un sistema de signos que, en el caso de la lengua, hemos
heredado cuando la aprendimos, pero que también se puede crear, como en el lenguaje
matemático, donde, por ejemplo, el símbolo + indica que a una cantidad añado otra.
Los signos son el fundamento del lenguaje. De ahí que sea tan importante para nosotros
este concepto.
Por otra parte, Saussure distinguió en el conjunto que conocemos con el nombre de lenguaje
dos aspectos fundamentales: la lengua y el habla.
La lengua es el modelo general y constante, común a todos los miembros de una colectividad
lingüística.
El habla es la realización, la materialización de ese modelo en cada hablante, en un
momento y lugar determinados.
Si todos los hispanohablantes, por ejemplo, nos podemos comunicar es porque tenemos en
común el modelo de la lengua española, aunque, cuando hablemos, cuando realicemos actos
concretos de habla, manifestemos nuestros rasgos individuales o los de la región a la que
pertenezcamos. En el nivel de la lengua, puede existir una frase como Los patos son pocos, que
todos los hispanohablantes entendemos, pero un castellano pronunciará [los pátos sóm pókos],
manteniendo las [-s] finales; un canario, [loh pátoh sóm pókoh], aspirando las [-s], y un andaluz
oriental, [lo páto sóm póko], omitiendo las [-s], pero abriendo las vocales1[3], y, sin embargo, no
se interrumpe la comunicación entre ellos, porque es la lengua lo que los une.
Como indicábamos más arriba, la disciplina que se ocupa del estudio del nivel fónico del
lenguaje se divide en:
Es decir, la Fonología estudia los elementos fónicos, o unidades, de una lengua desde el
punto de vista de su función. En español, sabemos que hay una unidad /b/ en beso, porque si la
cambiamos por /p/ obtenemos otra palabra: peso, y si la cambiamos por /t/, teso; y, si la
sustituimos por /k/, queso, etc. En este caso, las unidades /b/, /p/, /t/, /k/, que están actuando en
el nivel de la lengua, o que son la forma de la expresión, se llaman fonemas.
Cuando hablo, realizo, materializo, pronuncio esos fonemas, y puede ser que esa
pronunciación varíe según el lugar que ocupe en la palabra, o según el dialecto o la forma de
hablar de la persona: la pronunciación de /t/ en teso no tiene variaciones importantes en español,
pero sí las tiene /b/: si digo un beso, pronuncio una /b/ diferente de la de ese beso: la primera será
[úm béso]2[4], la segunda, [ése éso]3[5]. Lo mismo se puede decir de las realizaciones de /-s/
que indicábamos antes: puede pronunciarse como [-s], [-h] o desaparecer. Estas pronunciaciones
o realizaciones de un fonema son los alófonos o sonidos. De su estudio, se ocupa la Fonética.
Partimos del hecho de que el habla, que es un fenómeno esencialmente psíquico (en la
primera fase, el cerebro envía impulsos nerviosos que originan la articulación de los sonidos, y en
la última es el cerebro el que también recibe esos sonidos y los convierte en unidades
lingüísticas), es, al mismo tiempo, un acto fisiológico (fonación y articulación), cuya realización
crea fenómenos orden físico (acústico).
IIIIIIIVV
Tenemos, por lo tanto, las tres fases que intervienen en el estudio de los sonidos del
lenguaje: la articulatoria (fonética articulatoria), la acústica (fonética acústica) y la perceptiva
(fonética perceptiva).
Advertencia
Es importante no confundir fonología con fonética o con ortografía, ni fonema con alófono o
sonido, o con letra. La letra es la representación, mejor o peor, de un fonema en la escritura. Por
ejemplo, el fonema /k/, y el sonido [k], se representa en español por medio de las grafías c, qu, k:
/kása/ [kása] casa, /késo/ [késo] queso, /kílo/ [kílo] quilo o kilo.
Los fonemas, y todo aquello que se refiere al nivel fonológico, se transcriben entre / /, mientras
que lo que se refiere al nivel fonético (alófonos o sonidos ) se transcribe entre [ ].
Utilizando un símil, podemos decir que los rasgos son como el nombre y los dos apellidos
de una persona. Supongamos que una persona A se llama Antonio Pérez López y que otra
persona B se llama Juan Pérez López: los rasgos que distinguen a ambas personas son Antonio
frente a Juan. Estos son los rasgos distintivos. Los otros rasgos (los dos apellidos: Pérez, López),
que sirven para identificar junto con el nombre a cada persona, son rasgos redundantes.
5
B Juan Pérez López
Ahora, si comparo a la persona B con una nueva persona C, Juan Pérez Martínez, en este
caso, los rasgos distintivos son López y Martínez, porque son los que distinguen B de C, y los
redundantes, Juan Pérez.
Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de rasgos redundantes o no pertinentes no
queremos decir que sobren o que no sirvan, no: todos los rasgos son necesarios, porque todos
son los que identifican una unidad (en este caso a una persona) concreta. Lo que ocurre es que
en ciertas circunstancias, cuando comparamos dos unidades determinadas (en este caso, dos
personas), funcionan como pertinentes o distintivos unos rasgos, y en otras circunstancias, otros.
Neutralización y desfonologización
Son dos conceptos que, a veces, se confunden: la neutralización se produce cuando dos
fonemas no funcionan como tales en un lugar determi- nado de la palabra, pero sí en otro u otros:
por ejemplo, r y rr diferencian unidades sólo en posición interior de palabra, antes de la vocal con
la que forman sílaba: pero y perro. En final de palabra, no: puedo decir mar o marr, y el
significado no ha cambiado; en este caso, se han neutralizado.
La desfonologización se produce cuando dos fonemas dejan de oponerse en todos los
contornos en los que pueden aparecer. Por ejemplo, en las zonas de seseo del español, la
oposición entre / c y /s/ s ha desapa- recido, dando como resultado de esta desfonologización
un solo fonema /s/: /kosér/ cocer y coser, /síma/ cima y sima.
Modelos fonológicos
El objeto de este epígrafe es presentar al alumno los aspectos más importantes de las
principales corrientes fonológicas actuales. Una excelente visión de conjunto puede verse en el
primer capítulo de la obra de Juana Gil Fernández, Panorama de la fonología española
actual8[10].
Como en casi todas las áreas de la lingüística, los dos modelos mayoritarios en fonología
son, por una parte, el estructuralista y, por otra, el generativo. En el libro recomendado para el
estudio de esta asignatura, el modelo adoptado es el primero. Sin embargo, existen otros puntos
de vista que interesa conocer, aunque sea brevemente.
La corriente generativa ha sufrido varias revisiones, que han dado lugar a diferentes
propuestas. Su comienzo en el nivel fonológico se remonta a la publicación de The Sound
Patterns of English, de Noam Chomsky y Morris Halle, en 1968. El objetivo central del módulo
fonológico dentro del paradigma generativo era entonces establecer la relación entre las
represen- taciones más profundas de cada unidad y sus representaciones finales en la superficie.
Y como el corazón de todo el sistema es la gramática, interesan las unidades fonológicas por su
relación con las unidades gramaticales (los morfemas). Pueden leerse, en las págs. 25 y 26 del
capítulo mencionado, los tipos de representaciones propuestos por Chomsky y Halle y la relación
entre ellas, que da lugar a la formulación de reglas.
Una de las primeras revisiones de la fonología generativa fue la fonología natural, de David
Stampe, que, a pesar de haber decaído con cierta rapidez entre los lingüistas,9[11] tuvo la virtud
de resaltar la importancia de una unidad de análisis que se convertiría en el eje de corrientes
sucesivas: la sílaba, tomada como punto de partida por los dos grandes herederos de la fonología
generativa: las llamadas fonología autosegmental y la teoría prosódica.
En las páginas 50-56, se dan los símbolos que se utilizarán en este libro, según el Alfabeto
Fonético Internacional12[14] (AFI) y el alfabeto de la Revista de Filología Española (RFE). Son los
más utilizados en España. Estos símbolos se irán aprendiendo poco a poco, pero el alumno sólo
debe aprender uno de los dos sistemas: o el AFI o el de la RFE. Solemos recomendar el primero
porque tiene la ventaja de ser un modelo internacional, pero el segundo cuenta con una larga
tradición investigadora en España, sobre todo en el terreno de la Dialectología.
También ofrecemos los cuadros con la clasificación articulatoria y acústica de los fonemas
y sonidos españoles, siguiendo los alfabetos indicados. Estas clasificaciones se irán aprendiendo
a medida que se avance en el estudio de la asignatura.
Producción del sonido articulado (57). Cavidades infraglóticas (57-58). Cavidad laríngea u órgano
fonador (58-62). Cavidades supraglóticas (62-65). Fenómenos relacionados con la fonación:
gasto de aire (65-66). Acción de las cuerdas vocales en la producción de diversos tipos de
articulación: 1. Sonoro, sordo y energía articulatoria; 2. Sonorización y ensordecimiento; 3.
Ataque vocálico (66-68).
Se empieza a estudiar en este tema la fonación o codificación del mensaje que queremos
enviar a través de determinados sonidos articulados. Conocer bien el aspecto articulatorio es
importante, porque a él se referirá una gran parte de la descripción fonética e histórica, no sólo
del español, sino de cualquier lengua.
La segunda parte de este tema (Fenómenos relacionados con la fonación y Acción de las
cuerdas vocales en la producción de las articulaciones) le permitirá conocer el porqué de
determinadas articulaciones o el proceso de evolución de los sonidos. Estos conocimientos les
servirán, posteriormente, en las asignaturas de Historia de la Lengua Española, de Dialectología
Hispánica, de Lingüística Románica, de Enseñanza del Español como segunda lengua, etc.
TEMA V: Fonética articulatoria
Clasificación articulatoria de los sonidos del lenguaje: 1. Por la acción de las cuerdas vocales; 2.
Por la acción del velo del paladar; 3. Por el modo de articulación; 4. Por el lugar de articulación
(69-7413[15]). Definición articulato- ria de un fonema o de un sonido (74-75). Integración de los
sonidos en la sílaba (75-76).
La clasificación articulatoria de los sonidos nos sirve para definir desde este punto de vista
un fonema o un sonido, es decir, para establecer sus rasgos, en este caso, articulatorios.
Base de articulación (76-79). Base articulatoria del español (79-80). Fenó- menos fonéticos
relacionados con la combinación de sonidos: 1. Asimila- ción (80-82); 2. Coarticulación. 3.
Diferenciación y disimilación (82-83); 4. Inversión y metátesis (83).
En este tema, los conceptos de los fenómenos relacionados con la combinación de los
sonidos son muy importantes porque aparecerán constantemente tanto en la descripción de
cualquier lengua, como en su evolución.
Coarticulación
UNIDAD DIDÁCTICA II
Acústica del sonido (84-85). Las ondas sonoras (85-91). La onda compuesta (91-96).
Resonancia y filtros (96-101). La producción de los sonidos del len- guaje desde el punto de vista
acústico (101-103). El sonograma o espectro- grama (104-110). Índices acústicos y rasgos
distintivos (110-111). Clasifica- ción de los rasgos distintivos (111-121). Predominio del análisis
acústico sobre el articulatorio (121-122). Definición acústica de un fonema y de un sonido (122-
123).
Este tema estudia la onda sonora y sus componentes para llegar a entender la constitución
acústica de los sonidos del lenguaje. Todo ello es necesario para comprender qué es un índice
acústico y un rasgo acústico. De este modo, así como a los fonemas y a los sonidos les
atribuimos unos rasgos articulatorios, en este caso, les podremos atribuir unos rasgos acústicos.
Es necesario entender bien los contenidos comprendidos desde la primera pregunta hasta
la página 103. El resto del tema conviene leerlo, pero se irá asimilando a medida que avance el
curso16[18].
Compacto/difuso
Las consonantes compactas o densas son las que presentan un predominio del resonador
anterior, es decir, las que se articulan en la parte posterior de la cavidad bucal: palatales y
velares.
Las vocales compactas son las que ofrecen una mayor sección de paso, una mayor
abertura: la /a/.
Sonoro/sordo
Nasal/oral
Interrupto/continuo
Como regla nemotécnica general, podemos tomar como referencia la división entre
consonantes fricativas (continuas) y oclusivas y africadas (interruptas). Sin embargo, las
nasales son continuas (porque el aire sale ininterrumpidamente por la nariz), lo mismo que las
laterales (la salida continuada del aire es por los lados de la boca).
Estridente/mate
Los únicos fonemas estridentes de nuestra lengua son /s/ y /ft/ (debido a su segmento
fricativo).
Grave/agudo
En los fonemas predominan las ondas de baja frecuencia, las ondas lentas. Esto se debe a
la presencia de una cavidad de resonancia amplia. ¿Cómo generar una cavidad amplia en la
boca? Por medio de articulaciones periféricas, en los extremos de la boca, ya sea el extremo
anterior (segmentos bilabiales o labiodentales), ya sea en el extremo posterior (vocales o
consonantes velares).
Este tema VIII del programa corresponde al primero de la Addenda. En él, tras una
introducción que sitúa la fonética perceptiva en el ámbito de los estudios sobre la comunicación
oral humana, se abordan las bases de los mecanismos y procesos que intervienen en la
descodificación:
segmentación
normalización
agrupación
- Etapas en la descodificación:
audición
percepción
compresión
el intercambio de claves
la redundancia
la “suplencia mental” o restauración fonológica
Concluimos con un apartado sobre las relaciones entre los sistemas de producción de
mensajes (estudiados por la fonética articulatoria) y los de descodificación (estudiados por la
fonética perceptiva): ambos están conde- nados a entenderse, a buscar un equilibrio entre el
menor esfuerzo articula- torio y la mejor audibilidad. El resultado de ese ajuste entre dos
exigencias contrapuestas es el repertorio de fonemas de cada lengua: el conjunto de sonidos
mejor adaptados es el que sobrevive al paso del tiempo.
1. Audición
Para los alumnos de Filología es posible que este apartado resulte sorprendente, incluso
puede que se sientan algo intimidados en un primer momento; sin embargo, confiamos en haber
conseguido una descripción accesible sin ninguna formación neurofisiológica previa (a costa de
una simplificación que esperamos no sea excesiva). Hemos intentado en todo momento
seleccionar sólo la información relevante desde el punto de vista lingüístico, la que tiene
consecuencias para el desarrollo posterior de este programa.
- qué son y en qué unidades se miden las tres categorías que definen un sonido,
frecuencia (Hz)
intensidad (dB)
duración (ms o c.s.)
- qué es una onda sonora, cómo se analiza y qué tipos hay (simples y complejas, periódicas y
aperiódicas),
- qué es un filtro.
Nuestra exposición comienza con la división fisiológica clásica entre oído externo, oído
medio y oído interno (con niveles crecientes de complejidad). Una vez traspasados los límites del
oído, nos ocuparemos de las siguientes tres etapas en el camino hacia el cerebro: el nervio
auditivo, las vías auditivas y la propia corteza cerebral.
1) En el oído, el órgano más importante es, sin duda, la cóclea, resguardada en su parte
interna. Antes de llegar a ella, tanto el oído externo (pabellón y canal auditivo) como el medio
(cadena de huesecillos y tímpano) tienen la función de proteger la cóclea y proporcionarle la
información más aprovechable posible, amortiguando los ruidos y reforzando las frecuencias
conversacionales, e incrementando, en general, la presión sonora, para compensar las
diferencias entre la ligereza del aire, de donde viene la onda sonora, y la densidad del líquido
interior de la cóclea. Una vez que llegamos a ella, tendremos que ir haciendo un “zoom”
progresivo, para detenernos en el funcionamiento de un pequeñísimo órgano, oculto en el
interior de la membrana que subdivide a la cóclea por dentro: es el órgano de Corti, el
encargado de codificar –a través de las diminutas células ciliadas– la información del sonido
exterior para enviarla a través del nervio auditivo. El interior de la cóclea es una sucesión
permanente de “olas”, cuya cresta depende de la frecuencia del sonido que le dio origen: los
sonidos graves generan olas que tardan mucho en alcanzar su punto más alto, y lo consiguen
ya al final –ápice– de la cóclea; los sonidos agudos, en cambio, llegan a su punto más alto
muy rápidamente, cerca de la entrada –base– de la cóclea. Las células ciliadas presentes en
cada uno de esos puntos se han especializado en el tipo de sonido que allí alcanza su cresta:
es lo que se conoce como organización tonotópica, origen de la selectividad frecuencial del
sistema auditivo.
Los dos fenómenos más significativos respecto a la fisiología del nervio auditivo son la
adaptación y el enmascaramiento17[19]. Ambos son muestra de lo que se ha calificado como
“no linealidades” del sistema: no estamos ante un simple transportador de la señal, sino ante
un conjunto complejo de mecanismos que incluyen y eliminan información. Esto, aunque
suponga una dificultad para su estudio, no necesariamente obstaculiza la descodificación de la
señal (cfr. nota 47).
3) La función más importante de las vías auditivas es compensar la pobreza inicial del sistema
auditivo, en sus estadios anteriores: a medida que el estímulo, convertido en patrones de
excitación nerviosa, pasa por el núcleo coclear, la oliva superior, el colígulo inferior y el cuerpo
geniculado medio (aunque no todos pasan por los cuatro), se va incrementando el número de
neuronas dedicadas al análisis del sonido, hasta llegar a los 130 millones de la corteza
cerebral. Y es allí donde la información se integra y donde tienen lugar las funciones más
complejas.
Este apartado concluye con un epígrafe (2.2.5. La memoria y la descodificación del habla) que
no va a ser objeto de evaluación en esta asignatura. No obstante, le recomendamos su lectura,
porque contribuye a darle una visión algo más global de la percepción.
b) Psicoacústica
Terminamos el tema con el estudio de las respuestas subjetivas a los estímulos físicos. Para
ello, será necesario estudiar el apartado 2.3. (concep- tos generales) y 4.1. (la psicoacústica del
lenguaje).
Empezaremos por distinguir entre percibir, discriminar e identificar, tres tareas con muy
diferentes repercusiones. A continuación, nos ocupamos de las dos parcelas más importantes de
la psicoacústica: los umbrales y las diferencias mínimas perceptibles.
b.1.) En cuanto a los primeros, nos movemos entre dos extremos: el umbral de la audición, o
umbral absoluto, a partir del cual empezamos a percibir los estímulos, y el umbral del dolor. Pero
lo interesante es que ambos (especialmente el primero) dependen no sólo de las intensidades,
como es lógico, sino también de las frecuencias de los estímulos: un sonido de 1000 Hz requiere
muchísima menos intensidad física que otro de 100 Hz para producirnos la misma sensación
subjetiva de intensidad, la misma sonía. Evidentemente, no se trata de un hecho banal, sino que
tendrá grandes repercusiones para la comunicación oral.
b.2.) El umbral diferencial, la menor diferencia detectable entre estímulos, da lugar a las unidades
de medida psicoacústicas conocidas como diferencias mínimas perceptibles. En el apartado
2.3.2. de la Addenda, se encontrarán referidas a las tres dimensiones del sonido: frecuencias,
intensidades y duraciones. La conclusión general a todas ellas es que disfrutamos de un sistema
extraordinario para la percepción.
En este punto, el alumno puede avanzar hasta el tema 4, y estudiar su primer apartado, la
Introducción. En él, se trasladan a los sonidos del lenguaje algunas de las cuestiones más
importantes del funcionamiento del sistema auditivo. También se aplican las diferencias mínimas
perceptibles al habla.
2. Percepción
Nos ocupamos ahora de lo que ocurre una vez que los patrones de excitación originados
por el estímulo sonoro han llegado al cerebro: cómo se convierten en unidades lingüísticas.
Abordaremos en primer lugar el nivel fónico (percepción). Los niveles superiores, en los que
interviene el signifi- cado, se incluyen bajo el epígrafe de comprensión.
Continuaremos (§ 3.2.) resumiendo las posturas más conocidas de esas corrientes, los
modelos que explican el modo en que obtenemos repre- sentaciones abstractas partiendo de
patrones sonoros. La mayor parte de ellos se decanta por considerar la existencia de
representaciones interme- dias, para unos de origen articulatorio (la teoría motora), para otros una
simplificación del estímulo (la teoría del análisis por síntesis) y para otros una reinterpretación del
mismo (las teorías auditivas y el modelo WRAPSA). Algún otro modelo rechaza esta etapa fónica
intermedia, proponiendo un acceso directo entre el patrón de excitación sonora y la palabra
(LAFS).
3. Comprensión
El último apartado de este tema se relaciona con los niveles interme- dio y central de la
descodificación: la identificación de palabras, oraciones y discurso, y la asignación de significado
pragmático a los mismos. Su lectura es obligatoria, pero, como se trata de cuestiones que
superan el ámbito de esta asignatura, no será tenido en cuenta para las pruebas presenciales.
En cuanto a las realizaciones de los fonemas vocálicos en el español general, hay que
señalar que las diferencias que existen entre vocales abiertas y cerradas son muy pequeñas y
que, por otra parte, no aparecen en distribución complementaria.
Lo mismo puede decirse de las [a] oral y nasal de las figs. 5.5. y 5.8. Es muy importante fijarse
bien en los esquemas articulatorios de las vocales (págs, 146-147) para comprender la
clasificación según el modo y lugar de articulación, y el llamado tradicionalmente <<triangulo>>
vocálico articulatorio, como el de la pág.148.[22]
Asimismo, es necesario entender lo que se dice en las págs. 158 y 159, para conocer la
correspondencia entre la posición de los órganos articulatorios en la emisión de las vocales y su
estructura acústica, sobre todo en lo que se refiere a la posición de los dos primeros formantes.
Resumiendo, podemos decir:
1º. Hay una relación directa entre la abertura de la cavidad bucal y la altura del F1 o, dicho
de otro modo, cuanto más baja es la posición de la lengua dentro de la cavidad bucal, más alta es
la frecuencia del F1, y viceversa. Si vemos la anterior figura, o la fig. 5.5. de la pág. 147,
observamos que la articulación de [a] es la más abierta: la lengua ocupa la posición más baja de
entre todas las vocales, y en el esquema de la pág. 164, su F1 es el más alto, el que tiene mayor
frecuencia. Si volvemos a la figura anterior, o a las figuras de la pág. 146, vemos que las vocales
[i], [u] son las más cerradas: la lengua ocupa la posición más alta, y sus F1, en los sonogramas
de las págs. 154 y 155, o en el esquema de la pág. 164, tienen la posición más baja o, lo que es
lo mismo, la frecuencia más baja. En las vocales medias [e], [o], la lengua ocupa una posición
intermedia, y sus F1 lo mismo.
2º. Cuanto más anterior es la posición de la lengua (o lo que es lo mismo, cuanto más pequeño
es el resonador anterior) más alto es el segundo formante (F2). En la figura que aquí
reproducimos, y en la fig. 5.1. de la pág. 146, la lengua está muy adelantada, y el resonador
anterior es muy pequeño; su F2, según el sonograma de la pág. 154, o el esquema de la pág.
164, ocupa la posición más alta o la de mayor frecuencia. Por el contrario, en [u], la lengua ocupa
la posición más posterior, por lo que el resonador anterior es más amplio, según la figura anterior
o la fig. 5.2. de la pág. 146; su F2 ocupa la posición más baja, como muestra el sonograma de la
pág. 155, o el esquema de la pág. 164.
Resumiendo: a medida que la lengua va retrocediendo dentro de la cavidad bucal o, lo que
es lo mismo, cuanto mayor volumen va teniendo el resonador anterior, el F2 va descendiendo en
la escala de frecuencias (se ve muy claramente en el esquema de la pág. 164).
Vocales cardinales
En la pág. 162, aparecen los triángulos articulatorios de las vocales cardinales, llamadas
así porque representan el promedio de muchas vocales de muchas lenguas. Su posición
articulatoria dentro de la cavidad bucal fue determinada por medio de radiografías. Las vocales
cardinales primarias son las que presentan una serie anterior no labializada y una serie posterior
labializada: sería el sistema vocálico español, el italiano, el inglés, etc. Las vocales cardinales
secundarias presentan una serie anterior labializada y la posterior deslabializada: el francés y el
alemán, por ejemplo, tienen las vocales cardinales primarias y la serie anterior de las
secundarias: fr. [pir] pire „peor‟, [i] cardinal primaria, y [pyr] pur „puro‟, [y] cardinal secundaria, por
ejemplo; el japonés posee la serie posterior deslabializada: su [u]21[24] no tiene la proyección
labial de la española, sino que se pronuncia con los labios pegados a los incisivos.
Las vocales cardinales sintetizadas en sus dos primeros formantes son las que aparecen
en la fig. 5.14. de la pág. 159.
Empecemos por la izquierda de la fig: la 1ª vocal es [i]; la 2ª, [e] cerrada; la 3ª, [ ]
abierta; 4ª, una a] palatalizada. El F1 de estas cuatro vocales va subiendo a medida que la
lengua va bajando; el F2 va bajando a medida que la lengua va retrocediendo. La 5ª vocal, [y], es
la u del francés ( i labializada); la 6ª, la [e] cerrada labializada; la 7ª, la [ ] abierta deslabializada;
la 8ª, la [a] semejante a la española.
Hemos dicho que la 4ª vocal es una [a] palatalizada: su F1 está a 720 Hz; la [a], 8ª vocal,
también tiene el F1 a 720 Hz. Ambas se diferencian por la posición de su F2: es mas alto para la
[a] palatalizada (1.680 Hz) que para la [a] (1.360 Hz) porque en la primera, la lengua ocupa una
posición más anterior, disminuyendo el volumen del resonador
Comparemos, por último, la u japonesa, 9ª vocal, con la [u], 13ª vocal: los primeros
formantes de ambas tienen la misma frecuencia (240 Hz); el F2 de la u japonesa está a mayor
frecuencia (1080 Hz) que el de la [u] (720 Hz), porque, al no haber labialización, ha disminuido el
volumen del resonador anterior.
Triángulos acústicos
Hemos hablado más arriba de los «triángulos articulatorios», pero del mismo modo también
se puede elaborar un «triángulo acústico».
Fijémonos en el fondo del papel sobre el que está dibujado este triángulo: no es un papel
cuadriculado, como el de un cuaderno, donde los lados de las cuadrículas miden lo mismo (es
una escala aritmética); en el caso del papel de la mencionada figura, las cuadrículas no tienen la
misma distancia, o, lo que es igual, no valen lo mismo: es una escala logarítmica. La razón es de
índole perceptiva: según la ley de Weber-Fechner, la sensación crece como el logaritmo de la
excitación. Relacionemos, pues, esta representación con lo que sabemos sobre percepción. Si se
observan las figuras 4, 5 y 6 de la Addenda de Fonética Perceptiva se verá una comparación
entre el peso de cada banda de frecuencias en la carta de formantes y en la cóclea.
Los números situados en el eje de ordenadas (el vertical), y en el eje de abscisas (el
horizontal), representan frecuencias.
En el eje de ordenadas, entre los 200 y los 300 Hz23[26], que son 100 Hz, hay 20
cuadraditos, luego cada cuadradito vale 5 Hz. Entre los 300 y los 400 Hz24[27], también hay 100
Hz, pero sólo 10 cuadraditos; aquí, cada uno de ellos, vale 10 Hz. Entre los 400 y los 600 Hz, hay
200 Hz y 20 cuadraditos, luego cada uno de ellos equivale también a 10 Hz25[28]. Y, por último,
entre los 600 y los 800 Hz, hay 200 Hz, pero 10 cuadraditos, luego cada uno de ellos corresponde
a 20 Hz.
En el eje de abscisas, la frecuencia más baja es la de 500 Hz. Entre los 500 y los 1000 Hz,
hay 5 líneas gruesas verticales: la 1ª, a la izquierda del 5 de los 500, equivale a los 550 Hz26[29].
La 2ª línea a la izquierda del 5 de los 500 son los 600 Hz. Entre 500 y 600, cada cuadradito vale
10 Hz. La 3ª línea a la izquierda del 5 de los 500 son los 700 Hz. La 4ª línea a la izquierda del 5
de los 500 son los 800 Hz. La 5ª línea a la izquierda del 5 de los 500 son los 900 Hz27[30]. Los
cuadraditos que están entre las cantidades mencionadas valen 20 Hz. Entre los 1000 Hz y los
2000 Hz, hay 20 cuadrados: cada uno de ellos, vale 50 Hz28[31]. La primera línea a la izquierda
del 2000 es el 2500, la siguiente 3000, y la siguiente 3500, etc.
En el eje de ordenadas, se llevan los valores del F1 de la vocal, y en el de abscisas, los del
F2 de la misma vocal; en el punto de coordenadas, se sitúa la vocal correspondiente. Por
ejemplo, la vocal [i] de la fig. 5.17., corresponde a los siguientes valores: F1 = 250 Hz; F2 = 2575
Hz.
En la fig. 5.15. de la pág. 161, aparece el “triángulo acústico” de las vocales sintetizadas
que examinamos en la fig. 5.14, de la pág. 159. En los ejes de abscisas y ordenadas, también
están señaladas las frecuencias, como antes indicamos.
Para la clasificación y definición acústica de las vocales, véanse las págs. 164-170 y §§
3.6.1.2.-3.6.1.2.1.3.; 3.6.1.2.2.-3.6.1.2.2.1. (págs. 112-116) y 3.6.1.2.2.-3.6.1.2.2.1. (págs.119-
120) del Tratado de fonología y fonética españolas.
En este tema, y en los siguientes, aparece siempre un apartado dedicado a los fenómenos
dialectales. Su estudio es muy importante en una lengua tan extendida y hablada por tantos
millones de personas, porque: a) los fenómenos fonológicos y fonéticos son los más rentables
para la caracterización de los dialectos y de las hablas, y el español no es sólo el que se habla en
Castilla, Méjico, Colombia o Puerto Rico, por ejemplo, sino el de los veintidós países que
constituyen la comunidad hispánica. b) En este curso, tratamos de explicar el porqué de esos
fenómenos29[32], muchos de los cuales se han producido también en la evolución del español.
Características acústicas de los diptongos y de los hiatos (186-188). Fenómenos fonéticos que
afectan a las secuencias vocálicas (188-189). Tendencia antihiática (189-192).
En la pregunta sobre los fenómenos fonéticos que afectan a las secuencias vocálicas, es
suficiente con saber que se puede dar la inversión, la disimilación, la asimilación, la pérdida de
uno de los segmentos del diptongo y, sobre todo, la tendencia antihiática por su presencia tanto
en la historia del español, como en el momento actual.
Con la práctica n.º 1, tratamos de reproducir las articulaciones de las vocales con el objeto
de fijarse bien en la posición del velo del paladar, de la lengua y de los labios. Pueden ver los
esquemas que están en las págs. 45-46 de El comentario fonológico y fonético, o en las págs.
146-147 del Tratado de fonología y fonética.
La práctica n.º 4 recuerda que sólo hay cinco fonemas vocálicos en español, /i/, /e/, /a/,
/o/, /u/, que se pueden realizar en distribución complementaria como orales u oronasales.
La práctica n.º 8 vuelve a recordar que sólo hay cinco fonemas vocálicos en español, /i/,
/e/, /a/, /o/, /u/, que se pueden realizar como semivocales o semiconsonantes, en función de su
posición silábica.
Práctica 46. En la figura de la pág. 158, la distancia desde la línea inferior al centro del F1
es de 17 mm, y al centro del F2, de 35 mm.
Características (194). Los fonemas oclusivos del español: bilabiales, linguodentales, linguovelares
(195- 201). Alófonos de /b/, /d/, /l/ (201-202). Oposiciones fonológicas (202-204). Neutralización
de los fonemas /p/, /t/, /k/, /b/, /d/, /l/ (204-206).
En este tema (págs. 202-204), y en los sucesivos, hay un apartado dedicado a las
oposiciones fonológicas, cuyo fin es mostrar la relación que un fonema determinado guarda con
los demás fonemas del sistema. Es conveniente que el alumno piense previamente cuál es el
rasgo que fundamenta la oposición de dos fonemas, y, luego, compruebe su resultado con lo que
figura en el libro.
En el § 6.5. de la pág. 206, aparecen tres conceptos nuevos, que se irán repitiendo y
desarrollando a lo largo del tema, pero que vamos a esbozar aquí:
En b), se habla de explosión; vayamos a la fig. 6.10. de la pág. 212: en la sílaba [ka], al
final de [k] y antes de [a] hay una barra perpendicular que corresponde a la explosión de [k], es
decir, es el momento en el que se termina la oclusión, y el aire sale al exterior: es la barra de
explosión.
En c), hay referencia a las transiciones; en la fig. 6.7. de la pág. 207, los F2 de la sílabas
[pé] y [bé] no son totalmente horizontales como lo son, por ejemplo, los F2 de las vocales de las
págs. 154-155; en las indicadas sílabas, los F2 presentan un movimiento ascendente, de
izquierda a derecha: ese movimiento es la transición.
En la fig. 6.8. de la pág. 209, las transiciones del F1 (T1) de las sílabas ba, da, ga son
iguales; lo mismo ocurre con las T1 de las sílabas pa, ta ka: indican oclusión o cierre bucal. Las
transiciones del F2 (T2) indican el lugar de articulación: es ascendente en ba, pa; descendente en
da, ta; descendente, pero con comienzo más alto, en ka, ga.30[33].
Para la clasificación y definición acústica de las consonantes oclusivas orales, véanse las
págs. 214-218, y §§ 3.6.1.2.-3.6.1.2.1.3.; 3.6.1.2.1.5.-3.6.1.2.1.8. (págs. 112-118) y 3.6.1.2.2.-
3.6.1.2.2.1. (págs.119-120) del Tratado de fonología y fonética españolas.
Práctica n.º 15: la grafía x representa los fonemas /Gs/, que, en el nivel fonológico, siempre
tienen que estar. En el nivel fonético, hay que distinguir: a) cuando se encuentran entre vocales o
en posición final de palabra, como en taxi o en clímax, se pueden realizar y transcribir como [ks],
[gs] o, lo más corriente, como [gs]: [táksi], [tágsi] o [tagsi] y [klímaks], [klímags] o [klímags]; b)
cuando se encuentran en posición inicial de palabra o antes de una consonante, se realiza, y por
tanto se transcribe, como [s]: [silófono] xilófono y [espulsár] expulsar.
En la práctica nº 16, las figs. 10, 13, y 16 están en las págs. 48 y 49 de El comentario
fonológico y fonético de textos.Práctica nº 48 (págs, 168-173. Es el primer sonograma que se va a
analizar. Predominan las vocales y los sonidos oclusivos. Léase, en primer lugar, el texto del
COMENTARIO DE UN ESPECTROGRAMA de las págs. 160-161 de El comentario fonológico y fonético
de texto.
Compruébense las mediciones que se hagan con los valores dados en la pág. 168, y
léanse los Comentarios de la pág. 170. Se han medido las frecuencias de los formantes de las
vocales y de las [l].
Los valores obtenidos, que aparecen en la pág. 170, los llevamos a la carta de formantes
de la pág.119; el resultado está dado en la carta de formantes de la pág. 172. Léanse los
comentarios de las págs. 171 y 172.
Para la clasificación y definición acústica de las consonantes oclusivas nasales, véanse las
págs. 236-238, y los correspondientes epígrafes del Capítulo III (págs. 112-120) del Tratado de
fonología y fonética españolas.
Por otra parte, el fonema /s/, en una dicción natural, no enfática, se pierde cuando precede
a una /r/ múltiple[38]: [iraél] Israel, [larósas] las rosas, [dóreáles] dos reales. Si la pronunciación es
muy cuidada, el resultado del contacto de los dos sonidos es una consonante fricativa sonora algo
rehilado, extraña a la mayoría de los hablantes.
También, en relación con la grafia x (§ 8.2.3.4., pág. 251), es muy importante tener en
cuenta que algunos nombres geográficos de Hispa- noamérica, como México, Texas, Oaxaca,
etc., no deben pronunciarse con [ks], [ s] o [gs], como a veces se oye en España, sino con [x]:
[méxiko], [téxas], [oaxáka].
Los sonogramas de las figs. 8.12, 8.13, 8.17, 8.20, 8.21 están muy ennegrecidos para que
se vean mejor las consonantes fricativas.
Para la clasificación y definición acústica de las consonantes fricativas, véanse las págs.
271-275, y los correspondientes epígrafes del Capítulo III (págs. 112-120) del Tratado de
fonología y fonética españolas.
Sobre el seseo y el ceceo, del § 8.7.4. deben estudiarse: a) el primer párrafo (*Hemos
mencionado…muy revolucionario+); b) los dos primeros párrafos de la pág. 286.
Es importante leer con cuidado el § 9.8, dedicado a las realizaciones del fonema africado,
observando los sonogramas, para tener idea de los tipos de africadas que puede haber en
español. Las cifras sobre frecuencias, duraciones, etc., no es necesario aprenderlas, ni con
detalle su distribución geográfica.
En la parte derecha de las figs. 9.6. y 9.7. (págs. 300 y 301), se representa el sonograma
con los contornos de energía según las gamas de gris: a mayor oscuridad, más intensidad
(véanse págs. 108-110).
Prácticas nº 17, 18,19, 20, 21, 22, 23, 2436[41], 2537[42], 26, 2738[43], 28, 29 (págs. 98-
99), 42 y 43 (págs. 101-106) de El comentario fonológico y fonético de textos. Las soluciones
están en las págs. 142-145 y 153-154.
UNIDAD DIDÁCTICA V
Para la clasificación y definición acústica de las consonantes líquidas, véanse las págs.
342-343, y los correspondientes epígrafes del Capítulo III (págs. 112-120) del Tratado de
fonología y fonética españolas.
Evolución de las consonantes vibrantes: 1. Transformación, por pérdida de las oclusiones, en una
consonante continua (344-345); 2. Pérdida o vocali- zación de [r] (345); 3. Articulación velar de la
vibrante múltiple (346-347). Fenómenos dialectales relacionados con los fonemas vibrantes: 1.
Realiza- ción asibilada (347-350); 2. Realización velar (350-352); 3. Realización africada del
grupo [tr] (352-354); 4. Realizaciones de [-r] implosiva (355-358).
Resumen del § 10.4.9.5. (352-357). El grupo consonántico [tr], como en cuatro, tres, etc.,
se realiza en algunas zonas del español como africada, como muestra el sonograma de la fig.
10.17. En ella, la oclusión es mucho más larga que la fricación; si se compara esta africada con la
que aparece en cachos de la fig. 10.18., puede verse en ésta una oclusión más pequeña y una
fricación más larga. Esta africada procedente de [tr] se da en zonas de Chile, de la Argentina, del
Ecuador, de Bolivia, del Paraguay, de Méjico, Guatemala, Costa Rica y de los Estados Unidos. En
España, se produce en la misma zona donde aparece la asibilada, que hemos descrito antes.
Definición (360). Estructura fonética de la sílaba (361-362). Jerarquía de los fonemas en la sílaba
(362-365). Límites silábicos (365-366). Caracterización acústica de la sílaba (366-367). Sílaba
abierta y sílaba cerrada (367). Sílaba acentuada y sílaba inacentuada (368). La percepción de la
sílaba. Características de la sílaba española (368). La división silábica en español (368-370).
Frecuencia de los tipos de estructura silábica en español (370-371)44[49].
La percepción de la sílaba
3
Definición (372). Sirrema (372-374). Concurrencia de fonemas homólogos: 1. Vocales homólogas;
2. Consonantes homólogas (374-376). Pertinencia de la cantidad (376-377). Juntura (377-380).
Combinación de fonemas (381-38345[50]).
Prácticas nº 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37 (págs. 99-100), 44, 45 (págs. 107-110), 47
(págs. 113-116), 49 (págs. 117, 120-122) y 50 (págs. 117, 123-124) de El comentario fonológico y
fonético de textos. Las soluciones se encuentran en las págs. 145-148, 155-156, 157, 162-168,
173-179, 179-183.
Observaciones
UNIDAD DIDÁCTICA VI
V. EL NIVEL SUPRASEGMENTAL
Suprasegmentos o prosodemas (384-387). Definición del acento (388). Tipología acentual (388).
Función del acento (388-390). Palabras acentuadas y palabras inacentuadas en español: 1.
Palabras acentuadas; 2. Palabras inacentuadas (390-395). Acento enfático o de insistencia (396).
La percepción del acento.
En este tema, tienen especial relieve los rasgos distintivos prosódicos (111-112). En
español, sólo funcionan los rasgos prosódicos de fuerza (§ 3.6.1.1.2.).46[51]
l
La percepción del acento
Cambios acentuales en español (397-398). Naturaleza fonética del acento español (398-400).
Frecuencia de los esquemas acentuales en español (400-403). Escala de intensidad de los
sonidos españoles (403-408).
La percepción de la entonación
Prácticas nº 38, 39, 40 (pág. 100), 51, 52, 53, 54 (págs. 125-138) de El comentario
fonológico y fonético de textos. Las soluciones están en las págs.149-152, y 184-200.
Estudie también los dos comentarios fonológicos siguientes: el § 9.1. de las págs. 201-209,
el § 9.2. de las págs. 210-223 y el § 9.3. de las págs. 224-243.
NOTAS:
[1] Entre paréntesis, señalamos las páginas correspondientes del Tratado de Fonología y
Fonética españolas de Antonio Quilis, indicado en la Introducción.
[3] Estos conceptos de aspiración, abertura vocálica, etc., se irán aprendiendo más
adelante. No representamos en este momento la [o] abierta con su signo adecuado.
[4] La pronuncio con los labios totalmente cerrados, porque está después de [m]: es una
[b] oclusiva, como veremos más adelante.
[5] Pronunciada con los labios sin cerrar totalmente porque está después de una vocal: es
una [ ] fricativa.
[6] Vid. Quilis, 1967. La bibliografía citada puede verse en la que aparece al final del citado
Tratado de fonología y fonética españolas.
[7] Este modo de operar se aplica a las lenguas conocidas o que ya tienen, de algún
modo, descripciones. Si se desconoce todo de una lengua que pretendemos estudiar
(supongamos, el huitoto de la Amazonia colombiana), habrá que partir del habla, del nivel fonético
para poder luego establecer su sistema en el nivel de la lengua.
[8] Los dos últimos renglones de la pág. 40, antes de las notas, por error, están repetidos:
aparecen de nuevo en la pág. 41.
[9] En la pág. 43, aparece la frecuencia de los fonemas españoles. Estos datos pueden ser
útiles a la hora de hacer estudios fonoestilísticos, comparativos con otras leguas, para
caracterizar la base de articulación, para el reconocimiento del habla, etc., pero no hay que
aprenderlos
[11] No así entre los psicolingüistas, que siguieron utilizando el modelo para explicar la
adquisición de la fonología por el niño.
[16] Vid. sobre este problema el importante artículo de Joseph A. Fernández, “La
anticipación vocálica en español”, Revista de Filología Española, XLVI, 1963, págs. 437-440, con
23 figuras de articulaciones y sonogramas.
[17] Vid., por ejemplo, Navarro Tomás (1918), Gili Gaya (1921), Malmberg (1948), Quilis
(1970 ) y Tratado de Fonología, págs. 337-342.
[20] Por pausa se entiende el silencio o la ausencia de voz que se produce entre dos
enunciados, no la separación ortográfica que pueda existir entre las palabras.
[21] En esta última palabra, /N/ representa un archifonema nasal. Ahora no nos interesa
saber más, ya lo estudiaremos en otra ocasión.
[22]El primero que ideó la representación de las vocales en forma triangular fue Hellwag, y
aunque los esquemas posteriores suelen ser pentágonos o trapecios, siguen recibiendo la
denominación de “triángulos”.
[23] Sobre todo del primer formante (F1) y del segundo formante (F2).
[26] Entre el 200 y el 300, aparece una línea horizontal más gruesa, que corresponde a
los 250 Hz.
[27] La línea más gruesa entre ambos valores corresponde a los 350 Hz.
[28] Entre el 400 y el 600, hay 3 líneas gruesas, que corresponden a los 450, 500 y 550
Hz.
[30] Es la línea que pasa a la izquierda del 0 de las unidades del 1000. La línea que
corresponde al valor de los 1000 Hz es la situada a la derecha del 0 de las centenas del 1000.
[32] Lo que no se suele hacer en los cursos de Dialectología, que persiguen otros
objetivos, pero cuya comprensión es muy importante para la formación de un filólogo.
[33] Al final del tercer párrafo de la pág. 208, ms son milisegundos o milésimas de
segundo.
[34] Para los símbolos nuevos que vayan apareciendo, pueden verse las págs. 51-53.
[37] No es necesario aprender los datos de los formantes que aparecen en la pág. 233.
[38] La transcripción de la [r] múltiple debería llevar una rayita horizontal encima, pero, por
razones tipográficas, no podemos reproducirla aquí.
[39] Por error de la imprenta, la fig. 8.10., de la pág. 261 está invertida de izquierda a
derecha, por lo que es muy difícil leerla.
[40] No es necesario estudiar el párrafo en letra pequeña de las págs. 289-290; léase
solamente.
[41] La sonorización se señala por medio de un angulito con el vértice hacia abajo,
colocado debajo de la consonante correspondiente.
[42] Compruebe las definiciones con las dadas en el Tratado de Fonología y Fonética
españolas.
[44] No es necesario aprender los datos de los formantes que aparecen en las págs. 313-
314.
[47] No es necesario aprender los valores de las duraciones ni de las frecuencias de los
formantes, que aparecen en la págs. 336 y 340. Tampoco es importante leer la nota nº 21, de la
pág. 338.
[48] Pueden aparecer otras realizaciones, como las señaladas en las págs. 358-359, de
menor importancia.
[49] No es necesario aprenderse las frecuencias exactas de cada tipo silábico, aunque sí
tener una idea general de su distribución.
[51] Los rasgos de tono son propios de las lenguas tonales, como el chino, el fang , el
bubi, etc.; los de cantidad son pertinentes en lenguas como el latín, el griego, el estonio, etc.
[53] Las notas n.º 1, de la pág. 409, y 2, 3 y 4, de la pág. 410, no es necesario estudiarlas.