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La Comunidad: el espacio biopsicosocial de bienestar

Hablar de comunidad es hablar de un concepto muy utilizado en las ciencias sociales. Pero,
como ocurre con otras palabras que tienen amplio uso dentro de estas disciplinas, se trata de un
vocablo dotado de extensa polisemia, es decir, hace referencia a realidades muy diversas. Esta
multiplicidad de significados no se da sólo en el lenguaje científico, sino también en el lenguaje
corriente.

En su concepto mas burdo, el término “comunidad” hace referencia a un ámbito espacial de


dimensiones relativamente reducidas, en el que existía una compenetración y relación particular
entre territorio y colectividad. En un sentido lato, la palabra denota la cualidad de “común”, o bien
la posesión de alguna cosa en común. Alude, pues, a lo que no es privativo de uno solo, sino
que pertenece o se extiende a varios.

Sin embargo, hay otro concepto de comunidad que mejor alude al propósito de bienestar del ser
humano: la que hace referencia a la calidad de las relaciones que se entretejen entre las
personas y los grupos.

la comunidad supone relaciones, interacciones tanto de hacer y conocer como de sentir, por el
hecho de compartir esos aspectos comunes. Y esas relaciones no son a distancia, se dan en un
ámbito social en el cual se han desarrollado histórica y culturalmente determinados intereses o
ciertas necesidades; un ámbito determinado por circunstancias específicas que, para bien o para
mal, afectan en mayor o menor grado a un conjunto de personas que se reconocen como
partícipes, que desarrollan una forma de identidad social debido a esa historia compartida y que
construyen un sentido de comunidad, igualmente definido en mayor o menor grado entre los
componentes de ese grupo social, pero identificable en el pronombre personal de la primera
persona del plural: nosotros.

En este sentido se enfocar la comunidad como “sentimiento” y no la comunidad como “escena o


lugar”. Al trabajo comunitario no le interesa el sitio donde está la comunidad en tanto tal, sino los
procesos psicosociales de opresión, de transformación y de liberación que se dan en las
personas que por convivir en un cierto contexto, con características y condiciones específicas,
han desarrollado formas de adaptación o de resistencia y desean hacer cambios.

Esta posición ha sido calificada en la literatura especializada como “relacional” o “de la relación”.
En este ensayo nos referiremos como relaciones de bienestar, como resultado de las relaciones
psicosociales. El hombre debe ser considerado como un ente biopsicosocial, pero para hacer
esto primero se debe definir cada uno de los términos que se encuentran en esta afirmación:

El hombre es un ente, porque existe y su componente bio se refiere a que es un organismo vivo
que pertenece a la naturaleza. Su componente psico se refiere a que además de ser un
organismo vivo tiene mente, lo que le permite estar consciente de su existencia y de su bienestar.
El hombre es un ente social porque recibe influencias favorables y desfavorables como resultado
de la interacción con la sociedad (constituida por semejantes a él en una comunidad) que lo
rodea y con el medio ambiente físico, en el cual lleva a cabo su vida. Por lo tanto, se establecen
interrelaciones complejas de los seres humanos con los seres humanos y con su entorno, dando
como resultado que el hombre es un elemento más de la comunidad social.

Una comunidad, entonces, está hecha de relaciones, pero no sólo entre personas, sino entre
personas y un lugar que, junto con las acciones compartidas, con los miedos y las alegrías, con
los fracasos y los triunfos sentidos y vividos otorga un asiento al recuerdo, un nicho a la memoria
colectiva e individual. Un lugar construido física y emocionalmente del cual nos apropiamos y
que nos apropia, para bien y para mal.

El tal sentido, no se supone un criterio individual y particular puramente, sino que se hace
evidente cómo el bienestar (entendido como el conjunto de factores o elementos que participan
a la hora de determinar la calidad de vida) que se refiere la relación entre una realidad particular
y unos propósitos compartidos colectivamente desde una experiencia vital en la acción social
cotidiana. En este sentido se da mucho más valor a los tipos de experiencia de las personas
respecto de sus formas y condiciones de vida por ellas percibidas en comunidad, que a la
materiales y objetivas determinadas desde fuera.

El planteamiento es que como seres psicosociales el bienestar de vida, se define más


ampliamente incluyendo las descripción de las circunstancias de una persona (condición
objetiva), así como sus percepciones y sentimientos, considerados ambos como las reacciones
ante dichas circunstancias (condición subjetiva). Se refiere pues a la calidad de vida como las
percepciones, aspiraciones, necesidades, satisfacciones y representaciones sociales que los

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miembros de un conjunto social (comunidad) experimentan frente al entorno y su dinámica
coexistente.

En este sentido la comunidad, independientemente de cómo se defina o conceptualice, existe,


tiene una dinámica particular que le ha permitido a lo largo de los años existir y mantenerse,
generar cambios y crecer y ser un espacio psicosocial donde los individuos deben buscar su
bienestar de vida.

El bienestar de vida aquí entendido se refiere al, bienestar emocional que muestra la tranquilidad
de ánimo propio de aquel que se siente bien consigo mismo. Una persona que experimenta un
alto grado de bienestar emocional siente una mayor influencia de emociones agradables: alegría,
ilusión, gratitud existencial, entusiasmo.

Desde esta perspectiva la comunidad no es un conjunto de seres biopsicosociales individuales


y con bienestar individual que la definen, sino más bien, la comunidad como un espacio
biopsicosocial que promueve el bienestar social e individual.

El ser humano tiene una naturaleza gregaria, porque necesita estar junto a otros de su misma
especie para subsistir, su vida es una interacción permanente con otros individuos. Así mismo
durante su existencia el ser humano recibe influencias de la sociedad en que vive, a través de
los patrones culturales, las costumbres, la religión y las normas sociales (leyes) y el sistema
político. Pero sobre todo influencias emocionales que definen su bienestar personal.

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