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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

Universidad Nacional de la Amazonía Peruana


Facultad de Ciencias Económicas y de Negocios
Escuela Profesional de Administración
Filial Requena

“La política fiscal y la incidencia en el sistema financiero público”

PROFESOR : Fernando Aldo Vargas Alado

CURSO : Finanzas Públicas

NIVEL : III

CICLO : VI

INTEGRANTE:

 PASQUEL HUAYMACARI, Martín Antony

FECHA DE ENTREGA: Requena, 11 de Enero de 2018

REQUENA - LORETO - PERÚ


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2018
1. INTRODUCCIÓN

En los últimos cincuenta años, todos los países han hecho un uso y abuso abundante de la política
fiscal. A decir verdad, sin dedicar al gasto público una parte importante del PIB no es posible tener
un estado del bienestar, pero ello remite directamente al tema de su financiación y del déficit
público. Las consecuencias de déficit públicos importantes y persistentes son las subidas de tipos
de interés, inflación, efectos negativos sobre la tasa de crecimiento y la inversión privada,
acumulación de deuda pública, problemas en la balanza de pagos, etc.

También está bien documentada la erosión de la disciplina fiscal en muchos países durante la década
de los setenta y de los ochenta, así como los esfuerzos que realizaron muchos países para corregir
esta situación durante la década de los noventa.

La introducción de todo un conjunto de reglas relativas a un conjunto de indicadores fiscales ha sido


un factor importante a la hora de explicar el descenso en el cociente deuda pública/PIB de muchos
países en la segunda mitad de los años noventa.

Según el marco macroeconómico multíanual, el principio general que norma la orientación de la


política fiscal en el ámbito nacional es asegurar el equilibrio o superávit fiscal en el mediano plazo,
acumulando superávit fiscales en períodos favorables y permitiendo únicamente déficit fiscales
moderados y no recurrentes en períodos de menor crecimiento.

No cabe duda que la política económica es el argumento fundamental del estado para justificar la
función reguladora y estabilizadora que este cumple en las naciones que poseen economías
modernas; fijando las políticas impositivas, monetarias y cambiarias; y estableciendo reglas para
que los mercados actúen libremente.

En este tema comenzaremos a analizar y explicar de la forma mas sencilla como funciona la política
fiscal, cuales son sus objetivos (relacionadas con el empleo, demanda agregada, déficit-superávit,
etc), los mecanismos y sus funciones, en que consiste los tipos de política fiscal, el presupuesto, el
impuesto (como se calcula y para qué los estado recaudan), los tipos de impuestos y sus finalidades,
el gasto (tipos de gastos), y la problemática fiscal (caso peruano), etc. Alguno de los subtemas está
representado con sus gráficos para tener más conocimiento de cómo el estado ejecuta la política
fiscal (de manera positiva y negativa) en nuestro país.
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2. ¿Qué es la Política fiscal?

La política fiscal es una rama de la política económica que configura el presupuesto del
Estado, y sus componentes, el gasto público y los impuestos, como variables de control para
asegurar y mantener la estabilidad económica, amortiguando las variaciones de los ciclos
económicos, y contribuyendo a mantener una economía creciente, de pleno empleo y
sin inflación alta.

La política fiscal es una parte de la política económica y consiste en el uso del gasto público
y de la tributación para influir en la economía. En el Perú, la política fiscal está a cargo del
Ministerio de Economía y Finanzas.

También se le conoce finanzas públicas. Es la principal herramienta con la que cuenta un


Gobierno para financiar la adecuada provisión de bienes públicos e influir en la
estabilización del nivel de actividad económica en el corto plazo.

La política fiscal está integrada por las medidas referentes al gasto, la tributación y el
endeudamiento. Se produce un cambio en la política fiscal, por ejemplo, cuando el
Gobierno cambia sus programas de gasto o cuando altera las tasas de los impuestos que
cobra.

El uso continuado de las recetas fiscales keynesianas provocó con el paso del tiempo el
aumento del peso del Estado en las economías occidentales con pérdida de posiciones
relativas para la empresa privada. Además, la política fiscal resultó inerme ante las
peculiaridades de la crisis de los años setenta, con la coexistencia de desempleo e inflación.

Keynes consideraba que la inestabilidad de la demanda agregada era el origen de problemas


de diferentes tipos y concibió la política fiscal como el instrumento universal capaz de
resolverlos todos. La inflación sería así la consecuencia de un exceso de demanda que podría
ser resuelto detrayendo mediante impuestos parte de las rentas familiares.

Pero la preocupación principal en los años treinta no era la inflación sino la deflación y el
desempleo. Fue aquí donde Keynes, recomendó el aumento de los gastos públicos, aunque
fuese en trabajos inútiles.

Hay tres formas de financiar el aumento de los gastos públicos mediante el:

 Impuestos: Aunque los impuestos cubran totalmente el aumento de los gastos, se


seguirá percibiendo un cierto efecto expansivo como consecuencia de la contracción
del ahorro agregado, pero ese efecto resultaría insuficiente y aparecerían fuertes
distorsiones en las pautas de consumo.

El mejor efecto expansivo se consigue mediante el déficit fiscal, es decir,


aumentando la diferencia entre los gastos y los ingresos públicos. En ese sentido
también resultaría expansiva la reducción de los impuestos.
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 Emisión de Dinero: Es facultativo del Estado imprimir billetes en cualquier


cantidad y de cualquier valor. La emisión incontrolada de dinero puede provocar
inflación por lo que actualmente se limita legalmente la capacidad de los gobiernos
de emitir dinero, dejando esa función en manos de los bancos centrales.
 Deuda Pública: Sería incorrecto que la financiación de los gastos mediante deuda
pública implica beneficiar a la generación presente con cargo a la generación futura
que deberá amortizar la deuda. De hecho siempre es posible amortizar deuda con
nuevas emisiones, como efectivamente suele hacerse. La transferencia de renta se
realiza al pagar los intereses, de los contribuyentes a los poseedores de títulos, y se
produce por tanto dentro de la misma generación. El efecto será simplemente
redistributivo mientras que la carga de la deuda en proporción a los gastos del Estado
se mantenga dentro de ciertos límites.

El final definitivo a la consideración del modelo keynesiano y la política fiscal como de


todos los males económicos se produjo en la década de los setenta al aparecer
simultáneamente fuertes tasas de paro e inflación. Esa situación resultaba inexplicable desde
los sencillos esquemas keynesianos y no podía ser resuelta exclusivamente mediante
medidas fiscales.

3. Objetivos de la Política fiscal


Como se ha expuesto anteriormente, los objetivos principales de toda política fiscal son:
 Acelerar el crecimiento económico.
 Plena ocupación de todos los recursos productivos de la sociedad, tanto humanos
como materiales y capitales.
 Plena estabilidad de los precios, entendida como los índices generales de precios
para que no sufran elevaciones o disminuciones importantes.

La manifestación principal de la política fiscal se materializa en los presupuestos del


Estado y consiste en el conjunto de medidas que toma un gobierno referente al gasto
público y a los ingresos públicos. En lo referente al gasto, se ha de determinar su cuantía
total, concretando la composición del mismo, y su destinatario, es decir, si son compras
directas de bienes y servicios por el Estado o transferencias de fondos realizadas a las
empresas y a los ciudadanos. En cuanto a los ingresos se debe consignar la previsión de
cuanto se espera recaudar, a través de qué impuestos, y como síntesis la relación entre
ingresos y gastos del Estado.

4. Tipos de política fiscal

4.1. POLÍTICA FISCAL EXPANSIVA O DE ESTÍMULO A LA ECONOMÍA

Cuando hay crisis y la demanda agregada es insuficiente, esto supone que hay
capacidad productiva sin utilizar y se genera desempleo. El Gobierno puede estimular
la demanda a través de:

 Aumentos del gasto público a través de la inversión en obras pública como


carreteras, hospitales, etc, o incrementando las ayudas a las familias y empresas
(transferencias). Esto se traduce en un aumento de la demanda agregada que
supone un incremento de la producción y el empleo. El efecto negativo que
pudiera ocurrir es el que al aumentar la demanda suban también los precios
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(aumente la inflación)
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 Bajada de los impuestos: así aumentar la renta que las familias disponen para
consumir y disminuyen los costes de las empresas -los impuestos son costes-. Por
lo tanto, las empresas tendrán más recursos para invertir, lo que supone un
aumento de la demanda agregada, que llevará a las empresas a incrementar la
producción y por lo tanto el empleo. El efecto negativo como en el caso anterior
puede ser un aumento de la inflación.

Esta situación, a su vez, generará unas expectativas favorables para las empresas, las
cuales, aumentarán su inversión.

Los mecanismos a usar son:


 Aumentar el gasto público, para aumentar la producción y reducir el paro.

 Bajar los impuestos, para aumentar la renta disponible de las personas físicas, lo que
provocará un mayor consumo y una mayor inversión de las empresas, en conclusión,
un desplazamiento de la demanda agregada en sentido expansivo.

 De esta forma, al haber mayor gasto público, y menores impuestos, el presupuesto


del Estado, generan el déficit. Después se puede decir que favorece el gasto fiscal
en el impuesto presupuestario.

4.2. POLÍTICA FISCAL CONTRACTIVA

Cuando hay inflación el Gobierno puede intervenir con el objetivo de controlar la


demanda agregada y así provocar un descenso de los precios. Por ello utilizará los
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mismos instrumentos que en la política expansiva, pero en sentido inverso. Actuará por
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tanto

 Disminuyendo el gasto público: si el Estado gasta menos en inversiones


públicas, transferencias o comprando menos contraerá la demanda y por lo tanto
los precios, el efecto negativo es que al disminuir la demanda puede también
afectar a la producción y al empleo.
 Subiendo los impuestos: disminuye así la renta disponible de las familias que
reducirán el consumo y las empresas al tener mayores costes disminuirán la
inversión. La reducción de ambos supondrá una disminución de la demanda
agregada y por lo tanto de los precios, pero puede afectar negativamente al
empleo.

Objetivo: es frenar la demanda agregada, por ejemplo cuando la economía está en un


período de excesiva expansión y tiene necesidad de frenarse por la excesiva inflación
que está creando. Como resultado se tiende al superávit.

En las fases expansivas del ciclo no existe el problema de desempleo pero sí de


inflación (subida generalizada y sostenida de los precios). En este caso, el Estado aplica
una política fiscal contractiva, aumentando los impuestos y disminuyendo los gastos
públicos. En esta ocasión los efectos en cadena que se van a producir serán al contrario
que anteriormente.

Las medidas adoptadas provocarán una disminución de la renta disponible de las


familias, en consecuencia, éstas consumirán menos. Esto dará lugar a malas
expectativas en las empresas, por lo que éstas disminuirán su inversión. Al bajar
consumo e inversión cae la DA (gráficamente se produciría un desplazamiento de la
misma hacia la izquierda), con lo que disminuirá la producción y el empleo
(consecuencias negativas) pero se habrá logrado contener la inflación (bajarán los
precios)

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Los mecanismos son los contrarios que en la expansiva:
 Reducir el gasto público, para bajar la producción.
 Subir los impuestos, para que la gente no gaste tanto y las empresas puedan invertir
menos, así la demanda agregada se desplaza hacia la izquierda.
 De esta forma, al haber menor gasto público, y mayores impuestos, el presupuesto
del Estado, genera un superávit.
 Aumenta la demanda: se le pone un impuesto a los consumidores para que esta baje.

5. ¿Quién se beneficiará de las políticas fiscales del gobierno?

La política fiscal del gobierno afecta de muchas maneras la economía de las familias. El
próximo año esto será evidente gracias a la reciente aprobación de la delegación de
facultades y la política de salarios reflejada en el presupuesto público.

En particular, la reducción del IGV, la posibilidad de que las personas paguen


menos impuesto a la renta y el aumento de los salarios de los trabajadores públicos son
medidas que implicarán una ‘transferencia’ importante de dinero hacia las familias en el
2017. En conjunto, estas tres medidas podrían dar a las familias peruanas cerca de S/6.000
millones adicionales para gastar, lo que es equivalente a cerca de 1% del PBI.

La reducción de la tasa del IGV de 18% a 17% es la medida que más recursos podría liberar
para la población. Si, como espera el Ministerio de Economía, las empresas trasladan casi
toda la reducción del IGV a los consumidores a través de menores precios, entonces las
familias se ahorrarían cerca de S/3.000 millones por año.
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Luego están los aumentos salariales para militares, policías, profesores y profesionales de
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la salud, que en total implican un incremento de S/2.000 millones en la planilla estatal, en


favor de los trabajadores públicos mencionados. Y, en tercer lugar, los trabajadores formales
podrán pagar menos impuestos a la renta, si es que sustentan sus gastos en salud, vivienda,
educación, luz, agua, telefonía y servicios profesionales con comprobantes de pago. Se
estima que esta medida permitiría que en conjunto las familias ahorren cerca de S/1.000
millones anuales, que dejarían de pagar al fisco.

Cuánto se beneficie cada familia por estas medidas dependerá en buena cuenta de cuánto
ganan y cuánto gastan. Las familias que gastan un mayor monto en los bienes y servicios
gravados por el IGV serán las más beneficiadas, pues la reducción de un punto porcentual
en el IGV liberará un monto mayor. Del mismo modo, los trabajadores que potencialmente
se beneficiarán del menor pago del impuesto a la renta serán aquellos que tengan un empleo
formal y un salario mensual mayor a S/1.800, que son quienes efectivamente pagan
impuesto a la renta. Actualmente solo el top 7% de los trabajadores en el país cumple estas
dos condiciones.

Por ejemplo, un trabajador promedio en el Perú, con un salario de S/1.250 mensuales,


actualmente no paga impuesto a la renta, por lo que solo se beneficiaría por la reducción del
IGV. Se estima que el ahorro para este trabajador sería de S/50 al año. En cambio, un
trabajador formal que gana S/5.000 mensuales podría ahorrarse cerca de S/1.800 anuales,
gracias al menor pago de impuesto a la renta y de IGV en sus compras (ver tabla).

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Por estas razones se puede afirmar que las ‘transferencias fiscales’ del próximo año
beneficiarán principalmente a las familias de mayores ingresos en el Perú. De hecho,
aproximadamente 80% de los S/6.000 millones ya mencionados beneficiarán al 30% de las
familias de mayores ingresos. Con estos recursos adicionales, estas familias podrán pagar
deudas, mejorar sus balances familiares o aumentar sus niveles de consumo.
La justificación de estas medidas es conocida. El Ejecutivo está dispuesto a sacrificar
recursos fiscales en el corto plazo, apostando a que la reducción de impuestos permita
formalizar la economía. A su vez, esta mayor formalización generaría productividad y
crecimiento económico, que traerían mayores recursos fiscales. La línea lógica es clara, pero
aún está por ver si es que funcionará en la realidad. Y, como toda apuesta, también implica
un riesgo. Si es que los impactos sobre la formalización, el crecimiento o la recaudación no
son los esperados, entonces será necesario hacer ajustes como subir impuestos o bajar
gastos. Pero no solo eso: se habrían sacrificado recursos que podrían haber sido utilizados
para mejorar servicios públicos en beneficio de las familias más necesitadas.

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Página
CONCLUSIÓN

 Actualmente el Perú enfrenta una situación de crisis política, en la que nuestros


representantes y funcionarios han dejado de velar por el bien del país, enfrascándose en
complejas redes de corrupción que utilizan el dinero y las oportunidades que puede dar el
estado para favorecer beneficios propios y de terceros.

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